Houellebecq y la eugenesia

elementales

Este verano he vuelto a leer «Las paríículas elementales» de Houellebecq, de la que ya había escrito en su momento un post más orientado hacia el tema de la New age.

Confieso que esta segunda lectura ha sido más provechosa (como suele suceder) que la primera, entre otras cosas porque me ha permitido profundizar un poco más sobre las ideas que vierte en este libro donde narra la vida abyecta de dos hermanastros traumatizados por el abandono precoz de su madre en manos de abuelas y padres ausentes y paganos. El espíritu de la liberación de los 60 se llevó por delante a toda una generación a través de la dislocación de los elementos más protectores de la sociedad: la familia y la religión.

Pero si he vuelto sobre Houellebecq es porque en este libro aborda el tema de la eugenesia sin que la palabra «eugenesia» aparezca en todo el texto. Un tema sobre el que ando reflexionando últimamente y que recientemente mereció que escribiera un post en mi otro blog a propósito de la lectura de un libro de John Glad.

Houellebecq es un escritor de ficción, vaya esto por delante pues sus ideas chocan con casi todos los valores democráticos en los que hemos creído, al menos en los que yo he creído, como casi todos los que cumplimos la mayoría de edad en los 60-70.

Pero el mundo en el que creímos no se parece en nada al mundo que tenemos, de manera que hay que atisbar la posibilidad de que Houellebecq sea un ser decepcionado por el rumbo que han tomado las cosas a pesar de aquellos ideales republicanos de «libertad, igualdad y fraternidad». La libertad se ha corrompido hasta llevar al hombre por el sendero de la autodestrucción, la igualdad ha dado lugar a un mundo profundamente desigual. pareciera como si cada ganancia de igualitarismo nos despeñara por la pendiente de una mayor desigualdad. Es como si la pornografía y el terrorismo hubieran vencido en esa batalla desigual que se libró entre unos y otros.

Houellebecq da al hombre (al sapiens) por amortizado. Es imposible liberarle sin someterlo a distintos yugos. Propone una refundación que llama una «mutación metafísica».

Una mutación metafísica es una especie de revolución espiritual, algo que divide al mundo en dos trozos: antes de y despues de. El cristianismo fue una mutación metafísica al dotar al hombre libre con una responsabilidad individual, es posible decir que el Yo es un invento del cristianismo, la subjetividad derivada de esa mutación es bien conocida por todos nosotros. cada uno de los individuos que pueblan nuestro planeta piensa de forma distinta, todo pareciera indicar que no hay forma de cohesionar a la especie humana de ninguna forma, ni religiosa, ni militar, ni económicamente. El mundo ha sido fragmentado y solo hay partes sueltas que guerrean unas contra otras por su propia supervivencia que les enfrenta a la supervivencia del vecino.

La naturaleza pugna por la diversidad mientras que la conciencia humana aspira a la unidad.

Es por eso que no tenemos más remedio que cortar nuestra dependencia de la selección natural.

Y eso es precisamente la eugenesia.

Para Houellebecq la raiz del mal es la sexualidad, más que la sexualidad el instinto reproductivo. Profetiza que llegará un momento donde se podrá disociar totalmente la sexualidad de la reproducción. Algo que ya podemos ver con las técnicas de reproducción asistida y los mecanismos de control de natalidad. Pero eso no es suficiente, lo que necesitamos es una mutación metafísica pero no a nivel mental como la que sucedió con el cristianismo, la escritura, la maquina de vapor o el invento de la imprenta. Lo que necesitamos es una mutación de verdad, una mutación genética.

Propone un mundo de clones con ADNs similares y solo asi podremos conseguir un mundo fraterno de forma universal, como si fuéramos hermanos gemelos. La ingeniería genética ha avanzado ya lo suficiente para pensar en un ADN artificial que elimine del panorama humano las enfermedades genéticas (en una primera fase) para abordar después el tema de la enfermedad, la invalidez y la muerte.

El mundo solo llegara a ser verdaderamente fraterno cuando seamos capaces de uniformizar la carga genética de sus habitantes, todo lo cual no supone renunciar a la sexualidad. Más allá de eso sugiere que los corpúsculos de Krause podrán ser seleccionados a la carta para habitar lugares del cuerpo exóticos que pudieran proporcionar placeres exquisitos.Algo que se conoce con el nombre de corpúsculos de la voluptuosidad.

Emergerá un hombre nuevo -tal y como profetizó Zaratustra- que coexistirá cierto tiempo con los sapiens que acabarán extinguiéndose como los neandhertales, no porque el hombre «ex novo» vaya a guerrear contra ellos, sino porque dejados a su libre albedrío terminarán por eliminarse unos a otros o bien sus indices reproductivos irán dejando sitio a esa nueva especie.

¿Dioses?

¿Y si los Dioses no hubieran existido nunca pero pudieran construirse gracias a la ciencia?

Aquí hay un buen post sobre la historia de las ideas eugenesicas

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