Los bucles melancólicos de España (I)

felipe V

España fue federal antes de que se inventara el federalismo.Y dejó de serlo en tiempos de Felipe V,, el de Anjou. Ese que se encuentra boca abajo en Játiva.

Para hacerse una idea, esta era España en tiempos de Carlomagno, obsérvese la frontera, la marca Hispánica que dividía (por encima del Ebro) la Europa carolingia de la España árabe.

alandalus

Y ahora obervese la hegemonia de Castilla en tiempos de Isabel I. Y la extensión del reino de Aragón por la misma época.

mapa aragon

La reconquista ya había terminado y los árabes habían sido desplazados el reino de Granada que más tarde seria conquistado por los Reyes Católicos.

Lo interesante es observar que eso que ha venido en llamarse España fue el producto de una estrategia política de enorme calado. Una idea de Castilla y más concretamente de Isabel I.

La unión -por matrimonio-  de los reinos de Aragón y Castilla, así como la de Castilla y Portugal fue una obsesión para varias generaciones de monarcas y no fue hasta el matrimonio de Isabel y Fernando que aquello terminó por cuajar. A medias, porque Portugal a pesar de múltiples bodas reales y diversos compromisos nunca llegó a pertenecer a Castilla y dejó a la estirpe de Isabel I una maldición. La maldición de la consanguineidad que acabaría por constelarse en Carlos II el Hechizado, el último monarca de la casa Austria.

Lo cierto es que España aun después de la unión entre Castilla y Aragón siguió siendo federal, pues cada reino tenia sus propias leyes, sus instituciones y sus costumbres. Pero Aragón tenia un problema sobreañadido: el problema catalán.

Los catalanes, pero también los valencianos tenían sus propias instituciones forales, algo así como las Autonomías actuales. Barcelona y Valencia tenían sus delegados monárquicos, vireyes o condes en Barcelona y algo similar en Valencia. Barcelona era un condado dependiente de la corona de Aragón igual que Aragón había sido condado de Navarra y ahora se enseñoreaba por el Mediterráneo lo que multiplicaba sus problemas, pues no sólo había un enemigo francés por el Norte -el Rosellón- que andaba siempre empujando a los aragoneses más acá de los Pirineos, sino que aseguraba también conflictos permanentes con la nomenclatura catalana, muy especializada en el comercio y que contaba con instituciones propias muy avanzadas para la época que continuamente entraban en conflicto con los intereses de la Corona aragonesa.

Mal que bien la cosa funcionó hasta que vino la debacle personificada en Felipe V y la llamada guerra de sucesión.

El último rey de la casa de los Austrias fue Carlos II llamado el Hechizado porque era estéril y enfermizo. Murió sin dejar sucesor, lo que aseguraba un conflicto que no era solo español sino europeo. Las potencias se dividieron entre el candidato borbónico, Felipe de Anjou (propuesto por Francia) y el archiduque Carlos heredero por parte austríaca. Ambos se declararon reyes y dieron comienzo asi a una guerra que hundiría a España en la miseria.

La guerra de sucesión tuvo muchas idas y venidas pero lo importante es retener sus consecuencias: El ganador fue Felipe el Borbón y el perdedor el archiduque Carlos que renunció a sus derechos en Viena en 1725.

  • España no pudo conservar sus posesiones más allá de la península: se perdió Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Se perdió Menorca y Gibraltar a manos inglesas.
  • Los territorios forales perdieron su derecho y sus instituciones, salvo Navarra y Vascongadas que habían permanecido fieles a Felipe V. Valencia y Cataluña perdieron su autonomía y no la recuperaron hasta 1978, en la constitución actual.
  • Hubo muchas venganzas contra los que habían manifestado su lealtad al archiduque Carlos, la más importante de las cuales fue la perdida de los bienes de los carlistas (partidarios del archiduque, no conviene confundirlos con los otros carlistas, del siglo XIX).
  • El ganador se lo lleva todo y eso fue lo que ganó Inglaterra, no sólo por Gibraltar, un punto estratégico de dominio del mediterráneo (que aun sigue siendo inglés) sino las ventajas que obtuvo en su comercio con las Indias y para su Armada.
  • España dejó de ser federal y se convirtió en un Estado centralizado, absolutista y debilitado.

Una debilidad que arrastraría durante todo el siglo XIX hasta la definitiva perdida del resto del Imperio: Cuba y Filipinas.

España se desangró no obstante antes, durante un siglo XIX «horribilis» para nuestros intereses, pero me interesa destacar en este momento una cuestión interesante: las tres guerras carlistas que tuvieron lugar durante el siglo XIX, son como fractales, repeticiones de la guerra de Sucesión que había tenido lugar un siglo antes y que tuvieron como escenario Cataluña y Valencia, las dos comunidades agraviadas por la perdida de los derechos forales. Curiosamente hubo otro Carlos (Carlos Maria Isidro de Borbón) que pugnaba por el trono con Isabel II.

Decía Carlos Marx que la historia se repite casi siempre dos veces y tenía razón.

Como siempre parece suceder en la historia de España, ganó la peor opción, la que apostaba por la centralización, la tiranía y el poder omnímodo de los reyes castellanos que ya no lo eran sino afrancesados borbones con vestidos liberales pero hábitos absolutistas..Lo cierto es que desde Felipe V han ido sucediéndose gobernantes cada vez peores en nuestro país.

Las guerras carlistas volvieron a dejar a Cataluña y Valencia arruinadas y sin instituciones propias, pero Navarra y las Vascongadas pudieron sobrevivir, igual que había sucedido 100 años antes. Hubo un abrazo de Vergara, antes y después.

La Cataluña actual.-

Una de las cuestiones clave que aparecen en la prensa en la actualidad es la siguiente pregunta.. ¿Pero qué quieren los catalanes? ¿Es que no tienen ya suficiente grado de autonomía? ¿No es Cataluña la región más autónoma del mundo?

¿Por qué quiere ser independiente Cataluña si ha recuperado las instituciones que perdió durante la guerra de sucesión?

Para contestar esta pregunta no sirve solamente la profesión de historiador, es necesario ser psiquiatra.

Ser psiquiatra o ser Borrell puesto que aquí en esta entrevista nos da alguna clave:

«Esto no va de euros, esto va de ethos. Esto no es un problema que se pueda arreglar con unos miles de millones más. Esto va de identidades. En Baviera, el 25% de la población preferiría un país independiente. Con un 25% se puede subsistir, con un 40% no. Hay que reducir la parte de la población que se siente tan agraviada que quiere irse de España sí o sí, aunque fuera haga mucho frío».

Efectivamente esto ha ido de euros durante mucho tiempo, toda la era Pujol se ha caracterizado por un intercambio de cromos y de cesiones por parte de los sucesivos gobiernos del PP o del PSOE. Y nunca han terminado de contentar a los catalanes. Y ahora viene el psiquiatra,

Pero no es eso, no es eso.

¿Si el problema no se ha resuelto devolviendo las instituciones forales, ni se ha resuelto con dinero, entonces qué es?

Es muy sencillo: los catalanes no quieren ser españoles, al menos la mitad de ellos. Es un problema de ethos, como dice Borrell.

El problema es que no pueden dejar de serlo, quieran o no, lo son.

¿Y ahora qué?

Continuará……