Los amores despiadados

Aquellos de ustedes que leyeron mi ultimo post ya habrán comprendido que el amor requiere de una plataforma especial donde poder escribir, reescribir e individualizar los gustos de cada cual y sabemos que esa plataforma es el amor parental que sirve de guía. Dicho de otra forma: amamos a nuestra pareja -pues estamos hablando del amor romántico- de una manera muy parecida a como amamos a nuestros padres y/o fuimos amados por ellos. Amor que contiene expectativas, gustos, preferencias y como no: fetiches.

Pero el amor no va en estado puro viajando por esa plataforma sino con un eterno compañero: el odio, el despecho, el rencor, o si se prefiere la decepción, posibilidades bien activas o colapsadas por la educación sentimental. Todos hemos sido decepcionados por el amor, o por algunos de ellos, tanto en el nivel romántico como en la amistad que es otra de las variables que se enredan en esa plataforma y que es a veces difícil de discriminar del amor romántico tal y como lo entendemos en occidente.

Como el amor es una emoción positiva y tranquilizadora  suele suceder que la depositamos en el interior de nuestro cerebro siendo como es una metaelaboración del apego y el nepotismo. Con los celos o la agresión -que son emociones negativas y que apelan la destructividad- lo que solemos hacer es no vestirlas con el ropaje simbólico que procede de nuestros circuitos externos y depositarla en algún lugar inaccesible y enajenado, más o menos defendido por ciertas racionalizaciones que tienden a eludir la responsabilidad de la propia codicia.

Que el amor es una locura, un estado de enajenación mental transitorio, o que funciona como una droga o una adicción, es algo que forma parte de la sabiduría popular desde hace siglos, y estas ideas las podemos encontrar en poesías, canciones y leyendas populares. También es muy vieja la idea de un remedio o cura para el amor, el intento de manipular el amor por medio de pócimas y filtros (tanto para producirlo, como para  borrarlo o eliminarlo). Pero, ¿Por qué íbamos a querer borrar el amor? ¿Es perjudicial el amor?

Se me ocurren varias formas de psicopatología en el amor, el amor delirante de la erotomanía, la violencia de genero, el homicidio de pareja intima seguido o no de suicidio, el suicidio romántico por amor del joven Werther, el amor pederástico, o el amor incestuoso y en un nivel menos letal, los celos.

Los celos.-

En este sentido, los celos son un sentimiento que no parece tener una única acepción e interpretación, sino un cluster de sentimientos, emociones y conductas relacionadas con un temor y quizá sea esta la razón por la que también en psiquiatría se encuentra desubicado, limitándose a una sola categoría clínica como emoción central: las celotipias delirantes de la paranoia o los trastornos delirantes. Sólo forzando la nosología podríamos teorizar los celos como una obsesión – una idea intrusiva-, más allá de eso no existe otra ubicación posible para los celos y los celosos. Ni existe otra referencia en los sucesivos DSMs a esta patología tan frecuente, reconocible y ubicua.

La razón de este enmascaramiento nosográfico es, tal vez, el hecho de que resulta difícil tratar una línea divisoria clara entre lo que consideramos celos normales de los patológicos (si es que existen celos normales) pues las parejas no son en ningún caso una propiedad y por tanto la amenaza de algo que nos pertenece no es compatible con el pensar de manera lucida. Pero este argumento es un poco débil porque también la pena puede ser normal y sin embargo existen múltiples ubicaciones nosográficas para la depresión: una forma de pena exagerada, incomprensible o extemporánea.

Los celos son un sentimiento poliédrico, cargado de simbología, no es una emoción simple de esas que se reconocen a primera vista; para tener celos es necesario creer que existe una propiedad que defender. Lo que hay en el cerebro es codicia, territorialidad, posesividad y destructividad, los materiales de los celos junto con el despecho de la amenaza de abandono. Y es eso precisamente lo que reconstruimos durante nuestra «educación sentimental», aprendemos a manejar estos sentimientos a través de la socialización y a renunciar a nuestra gratificación inmediata a cambio de acceder a otro nivel de complejidad: el compartir sin celos.

Y no cabe duda de que los celos son el principal sentimiento al que cabe apelar para entender no solo todas las formas de violencia sexual sino también las que apelan a los crímenes sexuales que suelen suceder ante la expectativa de abandono de la mujer hacia su pareja.

Una violencia que no puede explicarse a través de la fenomenología de los celos, puesto que los celos emergieron como una forma de vigilancia del hombre hacia la mujer con objeto de disuadir a los merodeadores y de presionar a las parejas femeninas a través de la amenaza de permanecer fieles por el temor ancestral al cucoldry. De manera que lo que seria de esperar es que los celos aumentaran los crímenes de hombre a hombre y no tanto los crímenes de hombre a mujer, pues la mujer en cualquier caso es el objeto a proteger.

Hace falta ir más allá en la teoría ontológica del desarrollo psicosexual para entender que la mayor parte de celosos en realidad son personas que no han superado la fase de destete, es como si estuvieran apabullados por la amenaza de abandono. Como si supusieran o anticiparan que su pareja va a abandonarles en un momento u otro incluso cuando no hay motivos para pensar en eso. Los celos en este sentido serian una especie de justificación ancestral para pasar a la acción. Una acción que no va dirigida al rival sino a la pareja. De ahí su ambigüedad que puede definirse de esta forma:

«De quien se tienen celos cuando se tienen celos»

Tomado de un hilo de Pablo Malo:

Similitudes del amor romántico con las adicciones.-

“Conceptualizar el amor romántico como una «adicción natural»no solo ayuda a explicar las características psicológicas del amor romántico, sino que permite comprender mejor los mecanismos subyacentes. Por ejemplo, un análisis del neurocircuito de la adicción, basado en estudios en humanos y animales, revela mecanismos de diferentes «etapas» de la adicción que tienen implicaciones para el amor romántico: atracón/intoxicación (que abarca la recompensa de la droga y la saliencia del incentivo), abstinencia/afecto negativo y preocupación/anticipación. Cada una de estas etapas está asociada a una actividad neurobiológica particular y cada una de ellas podría estar representada en el amor romántico.

Esto puede significar que los hallazgos de los estudios que investigan la neurobiología del amor romántico (que se basan principalmente en estudios en los que se presentan estímulos visuales de un ser querido) equivalen a la etapa de atracón/intoxicación de la adicción. Los hallazgos de los estudios que investigan el rechazo romántico pueden equipararse a la etapa de abstinencia/afecto negativo de la adicción. Los resultados de los estudios de RMf en estado de reposo pueden corresponder a la fase de preocupación/anticipación de la adicción.

El resultado es que los estudios de neuroimagen actuales pueden ofrecer una imagen más detallada de la neurobiología del amor romántico de lo que se podría suponer en un principio. Similitudes del amor romántico con la manía/hipomanía (trastorno bipolar): “De forma similar a las regiones cerebrales implicadas en el amor romántico, el área tegmental ventral se ha asociado con la manía, el estriado ventral se ha asociado con el trastorno bipolar” “De forma similar a los factores endocrinos implicados en el amor romántico, los pacientes bipolares en un periodo de manía también han demostrado un mayor nivel de oxitocina”

Similitudes con la depresión:

“Existen varias similitudes endocrinas entre el amor romántico y la depresión.” “En el amor romántico, sin embargo, la dopamina parece estar regulada al alza, especialmente en áreas de la vía mesolímbica. Esto podría explicar algunos hallazgos de que el amor romántico se asocia con una reducción de los síntomas de la depresión de manera similar a lo que ocurre en la ovulación. Sin embargo, estos hallazgos deben conciliarse con otros que indican que el amor romántico se asocia con un aumento de los síntomas de depresión y con pruebas que sugieren que la ruptura de una relación en personas que experimentan amor romántico se asocia con síntomas de depresión”.

Similitudes con la ansiedad:

“El solapamiento sustancial entre los mecanismos que regulan el amor romántico y los que causan la ansiedad y los trastornos de ansiedad brinda la oportunidad de investigar los efectos mecanicistas específicos sobre las características psicológicas del amor romántico.” https://ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8074860/

Guárdate del amor, es un asunto peligroso, recuerda que va siempre acompañado y que está relacionado con la precariedad. Así y todo el amor puro no está al alcance de todos pues está siempre infiltrado de necesidades insatisfechas, desamores infantiles, transferencias intensas, autovaloraciones perversas y una sexualidad proteiforme.

Tratamientos anti-amor: https://evolucionyneurociencias.blogspot.com/2014/05/tratamientos-anti-amor.html

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