Los amores despiadados

Aquellos de ustedes que leyeron mi ultimo post ya habrán comprendido que el amor requiere de una plataforma especial donde poder escribir, reescribir e individualizar los gustos de cada cual y sabemos que esa plataforma es el amor parental que sirve de guía. Dicho de otra forma: amamos a nuestra pareja -pues estamos hablando del amor romántico- de una manera muy parecida a como amamos a nuestros padres y/o fuimos amados por ellos. Amor que contiene expectativas, gustos, preferencias y como no: fetiches.

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Victoria y Hildegart

Ser para El sólo ojos

Verso sufí

chien

Fotograma del «Perro andaluz» obra cumbre del surrealismo. de Buñuel- Dali

Victoria Cirlot es una medievalista interesada en el misticismo y las experiencias visionarias y una experta en Hildegarda de Bingen uno de los personajes más atractivos del cristianismo medieval y que muy pronto será canonizada.

Llegué hasta ella a través de una recomendación de algunos amigos de Facebook que me pusieron en contacto con este video que cuelgo más abajo a partir de algunos de mis post donde abordaba la necesaria revisión del estatuto epistemológico de la alucinación. Una especie de sincronicidad.

Como ya conté aquí, para nosotros los psiquiatras, la alucinación ha sido siempre un fenómeno patológico y aunque muchos de nosotros ya sabíamos que cierto tipo de alucinaciones, como las que se producen al despertar (hipnopómpicas) y al dormirse (hipnagógicas) eran fisiológicas y muy frecuentes en los niños, lo cierto es que la alucinación -y me estoy refiriendo ahora a las visuales- siempre han estado impregnadas de una sospecha de patología y/o intoxicación y es cierto que en muchas ocasiones lo son. Lo que yo aprendí durante mi formación sobre esta cuestión es la siguiente idea:

«Las alucinaciones visuales o son orgánicas o son histéricas».

Ni que decir tiene que las otras alucinaciones, las auditivas por ejemplo siempre se han considerado patognomónicas de la esquizofrenia paranoide. Bien pues parece que ni siquiera esta idea es correcta después de las investigaciones de Jim Van Os de las que hablé aquí. Oír voces es más frecuente de lo que pensábamos, mantener conversaciones con ellas también y sabemos además otra cosa muy importante: la psicosis no es solo un estado sino un continuo en la población general. Todos podemos enloquecer y lo más curioso: la alucinación es en sí misma enloquecedora. Y más: la privación de sueño puede producir alucinaciones.

Una de las cuestiones que la Cirlot aborda en su conferencia es la diferencia entre alucinación y visión. En efecto alucinar es algo que le sucede a la percepción visual, una especie de avería de la misma. Lo que el alucinado percibe lo percibe en el exterior a si mismo, allí donde hay objetos visibles, en ese espacio conceptual que llamamos realidad, mientras que las visiones se perciben con el ojo interior.

Otra de las características que discriminan lo alucinatorio de lo visionario es el contenido de lo «visto». las alucinaciones son casi siempre terroríficas, con contenidos amenazantes, animales, parásitos, monstruos, muertos, una imagenería muy personal o personas con intenciones más que sospechosas, a veces son también «ingenuas» pues se limitan a reproducir un recuerdo, o una presencia deseada o una escena banal, una reminiscencia como decía Freud. Por el contrario las visiones siempre tienen un contenido noético, aportan algún tipo de conocimiento, a veces una conocimiento súbito y total de todos los misterios del universo. Una comprensión total, como una hipermnesia o mejor una hipercognición, un fenómeno quizá conectado con esas experiencias cercanas a la muerte y que tienen en común una intensa luminosidad, una especie de iluminación pentecostal que se describe como una lengua de fuego que calienta pero no quema.

El ojo interior.-

Las visiones se ven pues a través del ojo interior y no con los ojos (dos) que tenemos en la cara. Y es por eso que se muestran en sueños o en ensoñaciones, a través del éxtasis o directamente en estado de vigilia. Las visiones de Hildegarda pertenecían a este ultimo tipo, estando bien despierta.

El ojo interior es un concepto interesante, pues aunque es equivalente a lo que nosotros entendemos como imaginación, no se solapa con ella del todo. Para empezar «imaginación» no es lo mismo que fantasía, o lo que los psicoanalistas llaman «fantasma». Una de las características del fantasma es que es inconsciente y determina nuestro pensamiento y nuestros sesgos cognitivos pero no tenemos acceso a él, sin embargo la fantasia puede ser consciente y autodirigida. Sus contenidos son sin embargo de baja definición, no es lo mismo comer en nuestra fantasia que comer en la realidad. Los contenidos de la fantasia son casi siempre desdibujados y en cierta manera son controlados por la voluntad excepto en ciertas patologias donde se imponen en forma de compulsiones u obsesiones.

Lo que caracteriza al ojo interior es que realmente percibe imágenes (como sucede en los sueños) y no se limita a una recreación más o menos voluntaria de las mismas como sucede en la fantasía sino que nos viene impuesta «como si» se tratara de una alucinación invertida, hacia dentro y posee además una enorme definición. Se trataría de un proceso inverso al de la alucinación donde el contenido se expulsa al exterior. En la visión no habría expulsión del contenido «imaginado» sino que se trataría de un contenido que -proceda de donde proceda- se vive como de afuera adentro y de arriba abajo.

Os dejo aqui la conferencia de Victoria Cirlot en la catedra Edith Stein y espero que os cambie  la idea estereotipada de que las experiencias inusuales de la conciencia son siempre sospechosas de patología.

El infanticidio

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Y van ya 5 niños muertos durante este trágico y caluroso mes de Julio, 10 en todo el año.

Hoy ha saltado a la prensa el ultimo de ellos, una mujer domiciliada en un pueblo de Toledo y de nacionalidad colombiana, se dirige al cementerio de su pueblo y allí en una especie de capilla degüella a su bebé de 6 meses mientras mantiene a su otro hijo encerrado en el coche. Dice la noticia que se supone que esta mujer tiene problemas psiquiátricos, lo que para algunas personas incorpora algun sentido al sin sentido con el que nos asombran estas noticias.

¿Cómo es posible que una madre asesine a su hijo? Digamos que un poco más comprensible es el caso en que el autor del crimen es el padre. Es por venganza contra la madre, dicen, los que ignoran que fue Medea la primera mujer de la que tenemos noticia mítica y que se vengó de Jason en sus hijos.

La cosa se tuerce un poco cuando resulta que el padre asesina a sus dos hijas con una radial y no existía ese móvil de vengarse contra la ex dado que uno ha descubierto -quizá un poco tarde- que es homosexual y proyecta iniciar una nueva vida con un novio otoñal. Algo parecido suponemos qu está detras del crimen de la chinita de Santiago. Simplemente los niños molestan e impiden que los adultos sigan con su vida cuando deciden que es el momento para «liberarse» y vivir «su vida» a la que suponen tiene todo el derecho.

Hay muchas razones para asesinar a un niño pero al final todo se concreta en una conducta determinada: un delito conocido desde la antigüedad (y que no siempre ha sido considerado delito) que más abajo trataré de explicar y que nos parece de una una violencia que con o sin saña, a veces por pasividad o negligencia, otras por abandono en un estercolero y las más -las que han surgido este verano- con una violencia inusitada.

Con todo me gustaría añadir en este momento que el aborto es una forma de infanticidio encubierto, puesto que si existe lo que se llama «continuidad embriológica» (hasta el rabo todo es toro) es igual deshacerse de un niño a los dos meses que a los dos años, si bien es cierto que deshacerse de un niño de dos años es más difícil que de un embrión, pero y aunque jurídicamente no sean la misma cosa, desde el punto de vista de deshacerse de algo que se vive como un obstáculo es la misma cosa. La prueba de que aborto y infanticidio están relacionados es que en aquellas sociedades donde el aborto ha dejado de ser un delito, no es perseguido por la ley o el sistema sanitario se ocupa de estas cuestiones el infanticidio es muy raro. (Haig 1993,1999)

Digamos que el aborto con sus ambientes quirúrgicos y estériles ha logrado blanquear el mal, lo trágico del infanticidio. El aborto es pues la versión light del infanticidio. Tan es asi que la mujer que aborta apenas tiene conciencia de haberle quitado la vida a su hijo.

Pero la verdad es que el infanticidio (y también el aborto) fue históricamente un hecho bastante frecuente y siempre relacionado con la provisión de recursos y presente en toda la escala animal. Un hecho natural por asi decir.

Antes de hablar de la «naturalidad del infanticidio» me gustaría sin embargo apelar a algunas causas bien conocidas de esta conducta:

  • El infanticidio es más frecuente en determinadas sociedades y culturas, por ejemplo en toda Sudamérica es mucho más frecuente que en Europa. Sobre Africa no tengo datos.
  • Tiene que ver con la deprivación cultural, deprivación de recursos materiales, deprivación o ignorancia de métodos anticonceptivos, falta de pareja para afrontar las demandas de los bebés que sin duda consumen recursos.
  • Y después tenemos las causas psiquiátricas, entre ellas: la depresión y la psicosis post parto, la esquizofrenia aguda y los entornos de degradación que rodean determinados ambientes como los consumidores crónicos de drogas, etc.
  • Cuando es el hombre quien lleva a cabo el crimen, la causa más frecuente es la venganza o el suicidio ampliado.
  • En cualquier caso es necesaria además otra causa: la falta de apoyo social, la soledad y la sobrecarga existencial.

Pero hay más, me refiero a las razones evolucionistas, al por qué esta conducta ha sido seleccionada positivamente por la evolución natural

«El conflicto entre padres e hijos empieza ya desde el feto, como demuestra el caso de los “genes impresos” (parental imprinting) según el cual los intereses de los genes del padre y los de la madre no coinciden. Cuando se ha estudiado esto en el laboratorio con ratones los genes del padre producen fetos grandes con cabeza pequeña y los genes maternos fetos pequeños con cabeza grande. David Haig ha estudiado todo este tema del conflicto madre-feto, que no es mas que un resultado del conflicto entre los intereses (genes) de la madre y el padre. Un yo dividido es parte de nuestra naturaleza humana.

Pero vamos a ver otros ejemplos y consecuencias de esta dinámica tan simple. En especies como los ratones, en las que las hembras dan a luz varias camadas a lo largo de la vida, las madres administran sus recursos en función de la descendencia potencial que les queda por producir y de las condiciones del ambiente. Esta es la fría lógica de la evolución. Si es la primera camada y los tiempos son malos (no hay comida), no merece la pena invertir en esos hijos y es mejor esperar a otra estación más rica en recursos. Si es la última camada compensa echar el resto y poner toda la carne en el asador para intentar sacarlos adelante porque no habrá más oportunidades.

Entre los lobos marinos, muchas hembras dan a luz un segundo hijo mientras el anterior tiene de uno a dos años de edad. Puede ser una buena idea si es capaz de alimentar a los dos, pero en muchas ocasiones no es así y el segundo muere de hambre. Algunas especies de pájaros, como pelícanos y águilas negras, también producen dos crías por nidada de forma secuencia, con un tiempo entre una y otra. Para cuando nace la segunda cría, la primera está más desarrollada y lanza un ataque contra la segunda a picotazos, en lo que los biólogos llaman “fratricidio obligado”. En una observación de águilas negras el primero lanzó 1500 picotazos contra el más joven hasta matarlo, mientras los padres contemplaban impasibles. Pero las hembras de lobo marino que producen un segundo hijo rápidamente y dan con una época de bonanza van a tener éxito en el juego reproductivo de la vida y van a desplazar a las madres que esperan a tener la segunda cría después de destetar la primera». (Extraido de esta web)

Dicho de otra manera: el infanticidio o el fratricidio es una forma de previsión sobre los recursos que toda hembra (o todo hermano) ha de llevar a cabo a fin de maximizar su descendencia o supervivencia.

Los humanos no somos ajenos a esta lógica y compartimos con los animales los mismos principios y parámetros en el contexto del cuidado parental, como muestra la existencia del aborto y el infanticidio en tiempos históricos y actuales, o un hecho de actualidad en estos momentos como son los “asesinatos por honor”. Históricamente el infanticidio solía (y suele) ocurrir cuando el niño tenía signos de enfermedad, cuando la madre no tenía pareja que aportara recursos (y tener un hijo complicaba el hecho de que pudiera conseguir una pareja en el futuro), o en tiempos de hambruna. Dedicar recursos a un hijo enfermo, o en un frío invierno sin comida, suponía que ese hijo se iba a morir y que la madre habría gastado inútilmente fuerzas que no podría invertir en futura descendencia. La evolución no favoreció esas conductas. En las condiciones en las que nuestra especie evolucionó ni el infanticidio ni el fratricidio eran necesariamente aberraciones y serían desencadenados por condiciones extremas. Dado que los recursos paternos para invertir son limitados, dedicarlos a un hijo es retirarlos de otro, dedicarlos a un hijo actual es retraerlos de potenciales hijos en el futuro y la tendencia de los padres es optimizar esa distribución.

Naturalmente todas estas ideas no explican la totalidad de los infanticidios y solo nos sirven de matriz comprensiva -naturalíistica- del fenómeno. Hay que recordar ahora que los humanos actuales se rigen sobre todo por cuestiones simbólicas que han venido a sustituir o más bien a solaparse con las razones naturales (evolutivas) que gobiernan estas conductas. En mi opinión personal ciertos infanticidios (como los que este verano hemos contemplado a través de los medios) tienen un fuerte componente de «quitarse de encima los obstáculos» para cambiar de vida y no hay que olvidarse del fuerte sentimiento de mimetización que ejercen los medios de comunicación sobre estos sucesos.

Al final todo es espectáculo.

Y desesperación.

Y no hay que infravalorar el calor. El calor que ha hecho este verano ha hecho invivible la convivencia familiar de muchos hogares en España, del mismo modo que la Navidad anticipa suicidios, el calor ejerce un efecto diabólico en aquellos que ya de por sí acumulan muchas razones para la desesperanza.

Bibliografía.-
Haig D (1993). Genetic conflicts in human pregnancy. Q Rev Biol; 68: 495-532.
Haig D (1999). Genetic conflicts of pregnancy and childhood. In Evolution in Health and Disease, ed. S.C. Stearns, Oxford:Oxford University Press

Muy padre

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Recientemente he sabido a través de una amiga mexicana que allá tienen una expresión emparentada con la nuestra «de puta madre» que es como llamamos aquí  a una cosa muy buena. Los mexicanos sin embargo y quizá intoxicados por el azúcar de la coca cola y las hamburguesas o tal vez por una visión trágica de la vida no hablan de madres sino de padres.

Ellos dicen que algo es «muy padre» cuando una cosa es muy buena, muy guai como decimos ahora en castizo del guasap. A mi estas cuestiones antropológicas me gustan mucho, de manera que interrogué más profundamente a la centroamericana a este menester.

Quería saber por qué en Mexico a algo bueno, le llaman «muy padre» en lugar de apelar al puterío liberador de la madre. Mi interlocutora me contestó, «pues porque son los papás los que tienen el dinero, yo por ejemplo estoy en España gracias a que mi papá me ha pagado el viaje», contestó sin azorarse. Entonces averigüe otras cosas: que aquel iphone 6 plus que llevaba consigo era también un regalo de su papá y que un papá está para eso: para atender los gastos de sus hijos máxime cuando papá y mamá están divorciados que suelen ser la mayoría.

Los regalos a los hijos son así como un peaje revolucionario que los padres hacen a sus hijos, por aquello que «nada les falte» aunque lo más probable es que se trate de un residuo culpable por haberse buscado la vida con otra más joven..

Entonces, no se por qué me acordé de aquella canción de Seguridad Social que se titula «Adios papá», toda una declaración generacional «un poco de dinero más» . Es eso, los papás se divorcian y entonces han de pagar no solo pensiones a la abandonada sino los caprichos de sus hijos. Serán cosas del divorcio pensé y ahi lo dejé.

Pero a los pocos días y como si hubiera habido una especie de sincronicidad entre mi amiga y yo, cayó en mis manos este articulo, que se titula ¿Por qué es más importante tener papá que mamá?» escrito por Francesca Caregnato una psicologa clinica también mexicana  a juzgar por las expresiones castellanas con tintes de mañanitas.

En realidad el articulo puede ser entendido entre nosotros que no tenemos papás tan proveedores y un exceso de mamás como sexista pero si el lector supera las dificultades idiomáticas verán como tiene algo de razón.

Toda la razón diría yo que tiene la autora de este articulo  El argumento evolucionista es muy claro, no se trata de poner en una balanza el peso de las mamás y compararlo con el de los papás que es lo primero que nos viene a la cabeza en las comparaciones, sino entender que la maternidad y la paternidad son cosas muy distintas-

Para empezar, el maternaje es obligado, si usted es la mamá de alguien no tiene más remedio que serlo. Hay en ello una seguridad cien por cien. Usted sabe (si es mujer) que sus hijos son sus hijos. Es verdad que usted puede morirse, abandonar a sus hijos en un orfanato o bien practicar el machista «ahí te quedas» pero sus hijos siempre encontrarán una mamá suplente. Cualquier persona puede ejercer de mamás de sus hijos, incluso un hombre.

Esta posibilidad de reemplazo de la matenridad es una forma de aloparentalidad que se da con la función materna pero es muy rara entre los hombres. Si un papá desaparece de casa (cosa que al parecer es bastante frecuente en Sudamerica) es poco probable que otro hombre se haga cargo de los hijos de usted. ¿La razón? Los hombres estamos poco motivados a hacernos cargo de los hijos de otros.

No cabe ninguna duda de que es muy padre tener padre, mejor si está en casa que conviviendo con otra mujer, pero menos da una piedra.

Volviendo al articulo en cuestión son interesantes los argumentos que maneja la autora para ponerse del lado de la importancia de un padre en un hogar, algo que viene aderezado con algunos casos clinicos y los efectos que esta carencia tiene en los hijos.

Muchos de los problemas actuales de niños y adolescentes tienen su origen en una falta de atención o deficiente implicación de sus progenitores, especialmente de los padres (Calvo, 2014). En nuestra cultura cuando por la razón que sea un niño o una niña no cuentan con su madre biológica o ésta es marginal o ausente, inmediatamente se despliegan varias figuras maternas sustitutas que suplen esta carencia: abuela, tía, prima, vecina. E incluso cuando sí hay una mamá, parece que no basta y con frecuencia se crean alrededor del niño o niña una serie de “mamás extras” que quedarán tales para toda la vida.

Si no hay papá:por el contrario no hay despliegue de figuras paternas, hay un empobrecimiento del entorno y una ausencia de referentes que tienen distintas consecuencias según se trate de niñas o niños.

En el citado articulo se lee: “México es un país huérfano de padre”, y creo que es verdad. Muchos, demasiados hijos nacen sin padre; muchos, demasiados padres abandonan a sus hijos; muchas, demasiadas madres alejan a los padres de sus hijos.

El rol de la paternidad ha sufrido diversas modificaciones en la historia. Ha pasado de un modelo rígido y dominante a una estructura más flexible e igualitaria; de sólo proveedor económico los padres ahora pueden ser proveedores de cuidados, afectos, enseñanza y formación. La función paterna es entonces una función afectiva, sociocultural, relativizada por los momentos históricos (Aray, 1992).

Actualmente los hombres están en transición de un modelo tradicional a un nuevo modelo inacabado al cual adherirse y que han cambiado con respecto a la paternidad de sus propios padres. Hoy el rol paterno es más impreciso y menos establecido que antes, y sobre todo con respecto al de la madre. Además, el papel del padre está más determinado por factores individuales, familiares, y culturales que influyen en su práctica, lo que no ocurre con la maternidad. La función paterna en psicoanálisis funge como reguladora del deseo y el goce, que censura el incesto y la fusión madre-hijo. Es una función psicocultural que facilita el distanciamiento de lo biológico, de lo instintivo-pulsional favoreciendo el acceso a lo simbólico (Arvelo, 2000).

Consecuencias conocidas de la ausencia de padre.-

En un trabajo de investigación que se basó en un seguimiento de más de 70.000 adolescentes y adultos jóvenes de ambos sexos a lo largo de casi 20 años (McLanahan & Sandefur, 2000; en: Chouhy, 2000), se estudiaron las siguientes variables: 1) riesgo de interrumpir estudios secundarios 2) riesgo de permanecer sin estudiar ni trabajar por períodos prolongados (idleness) 3) riesgo de embarazo en la adolescencia, comparando a jóvenes que crecieron con un padre, con aquellos que crecieron sin un padre. Los resultados obtenidos fueron:

  1. El riesgo de permanecer sin estudiar ni trabajar por períodos prolongados es un 50% más alto para jóvenes que crecieron sin su padre.
  2. El riesgo de interrumpir estudios secundarios es un 100% más alto.
  3. El riesgo de embarazo en la adolescencia es también un 100% más alto.

Más de 500 estudios (sintetizados en el National Fatherhood Initiative, disponible en www.fatherhood.org/ soportan el mayor impacto del rechazo paterno versus el materno en relación a sus consecuencias.

Algunos resultados de este meta análisis arrojan que crecer sin un padre explica (pero no implica):

• 5 veces más propensión a ser pobres en la adultez

• 20 veces más propensión a los desórdenes de conducta

• 14 veces más propensión a violar a una persona

• 10 veces más propensión a adicciones

• 20 veces más propensión a la depresión

• 5 veces más propensión a cometer suicidio

• 32 veces más propensión a escapar del hogar

La conexión entre ausencia del padre y delincuencia surge de numerosos trabajos de investigación. En Estados Unidos por ejemplo, el 70% de los delincuentes juveniles, de los homicidas menores de 20 años y de los individuos arrestados por violación y otras ofensas sexuales graves crecieron sin padre. En la comunidad afro-americana, en la que la figura paterna ha virtualmente desaparecido, uno de tres menores de 25 años está preso o en libertad condicional. Un padre ausente es el mejor predictor de criminalidad en el hijo varón (Adams, Milner & Schrepf, 1984; Anderson, 1968, Chilton & Markle, 1972; Monahan, 1972; Mosher, 1969; Robins & Hill, 1966; Stevenson & Black, 1988; Wilson & Herrnstein, 1985; Bohman, 1971; Kellam, Ensminger & Turner, 1977. Todos en: Chouhy, 2000).

La falta de padre constituye además un factor de riesgo para la salud mental del niño, quien además presenta mayores dificultades para controlar sus impulsos, de ser más vulnerable a la presión de sus pares y de tener problemas con la ley (Angel & Angel, 1993; en: Chouhy, 2000).

Y así llegamos a lo importante: la paternidad no es una persona, es un síimbolo, un Gran Otro, por decirlo en términos lacanianos, algo vinculado a lo vertical, a la autoridad, de manera que el lector ya puede ir husmeando por donde andarán los conflictos de un adolescente sin padre: podrá identificarse pero no diferenciarse. Podrá parecerse a ese otro imaginario que nunca conoció pero no diferenciarse de él.

Terminaria este post diciendo con Virgilio que la patria es incierta y la maternidad inevitable.

En este articulo de Satoshi Kanazawa puede el lector conocer como la ausencia del padre precipita la menarquía en las chicas, es decir favorece la precocidad sexual. De manera que ya sabemos porque en algunas culturas ser «muy padre es algo que se asocia con lo bueno, con la suerte. Lo que no me queda claro es por qué para nosotros lo bueno es «de puta madre». ¿Será que tenemos un exceso de madres santas? ¿O será que las putas no son madres?

Psicología del terrorista

terror

Joe Navarro es un escritor americano de origen cubano que trabajó para el FBI como asesor en temas de terrorismo y más concretamente en temas de personalidades terroristas a pesar de ser más conocido como  experto en temas de lenguaje corporal.

Lo cierto es que cada día más aparecen nuevas investigaciones sobre los perfiles terroristas sobre todo después de la continua exposición de imágenes apocalípticas en los medios que nos llegan desde que ISIS optó por publicitarse a través del horror.

Sin embargo la mayor parte de las noticias que nos llegan desde la prensa de masas y en relación con estos perfiles terroristas son banales, cuando no anticuados y estereotipados. Lo que se nos suele vender es que los terroristas son psicópatas.

Para empezar la etiqueta «psicópata» es una antigualla del siglo XIX, algo que encaja mal con la maldad actual que está más relacionada con los idealismos morales que con la búsqueda rápida de beneficio propio. Decir «psicópata» equivale tanto a algo caracterial (en la terminología de Schneider), como a lo que hoy entendemos como antisocial, si bien el psicópata va un poco más allá de los entornos «antisociales» en los que suelen crecer la mayor parte de los delicuentes habituales. La psicopatía es una patología innata que debuta ya en la primera infancia con esa extraña manía de atormentar a los demás: hoy diríamos que un psicópata es una persona que no tiene en cuenta los sentimientos de los demás, que carece de empatía por así decir. El lector puede visitar este enlace donde escribí precisamente de psicópatas y de su relación con el mal.

Pero la definición de psicópata encaja mal con lo que sucede hoy en el mundo a escala global. Para empezar los psicópatas son una minoría en la población (1%) y no todos los psicópatas son sanguinarios, la mayor parte de ellos son simples aprovechados, egoístas o tramposos, por otra parte sabemos que las personas supuestamente normales pueden convertirse en peligrosos psicópatas -indistinguibles de los otros- a poco que el ambiente lo propicie como ya se demostró en el experimento Stanford. Existe una banalidad para el mal y no es necesario invocar a la patología mental. Nos es necesario pues abandonar esta socorrida etiqueta si queremos saber más sobre la maldad actual, sobre los crímenes en masa o sobre los genocidios más o menos televisados en directo. Nos es necesario comprender la relación que tiene este fenómeno con los idealismos morales.

Aquí hay un buen articulo (en inglés) sobre el que he basado este post. Se trata de un articulo firmado por el propio Joe Navarro.

Los elementos que constituyen un perfil terrorista son los siguientes:

1.- Narcisismo patológico. Para que el lector entienda de un modo gráfico qué es eso que los psiquiatras o psicólogos llamamos «narcisismo» (un termino propuesto por Freud, pero que hay que ocultar). les dejo aquí un dibujo de una mente normal: observarán que en la mente normal el «Yo» que es la primera instancia psíquica en aparecer en la mente, una vez se ha establecido un vinculo especular con el «Tu», ocupa un lugar elevado pero periférico, de tal modo que la mente está ocupada en casi toda su extensión por el «Nosotros» y el «Mundo». El «Mundo» es por así decir muy importante porque ahí reside la realidad con toda su complejidad y el «Nosotros» es también muy grueso porque ahí residen nuestros apoyos y nuestros recursos.

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Sin embargo en el narcisista lo que sucede es esto otro:

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Una ubicación central del Yo que expulsa hacia la periferia al Nosotros y al Mundo y que genera un conflicto de figura fondo. El «Yo» nunca llega a tener la suficiente perspectiva para computar la realidad, lo que nos viene directamente de los otros ni obviamente del «Tu» que pasa a formar parte de un cuerpo extraño. El narcisista no está loco pues no pierde el sentido de la realidad, sabe que el Mundo existe y tiene unas reglas que simplemente no puede acatar porque lo que en realidad teme el narcisista es su propia vulnerabilidad, algo sobre lo que ya escribí en Narcisismo normal, patológico y maligno.

2.- Lo paranoide.- La mejor forma de describir en que consiste esa constelación que los psiquiatras llamamos paranoide es señalar sus tres características principales: rencor, desconfianza/sospecha y hostilidad proyectada. El paranoide no delira, no hay que confundir la personalidad paranoide con sus rasgos de dureza anteriormente citados y el delirio paranoide que es una forma de psicosis. Naturalmente un paranoide puede acabar delirando pero en esencia una personalidad paranoide no es un enfermo mental por el hecho de serlo.

El paranoide es una persona corriente que se presenta como un coleccionista de ofensas, es por así decir un resentido con o sin razones objetivas para ello, las humillaciones que suponemos en su biografía pueden ser reales o simplemente imaginadas o sobrevaloradas, pero en cualquier caso conforman a una persona rumiadora, que anda siempre desoonfiando de todo el mundo, a la vez que es incapaz de deshacerse de su rencor o de su manera de inferir la realidad en busca de signos de ameneza contra su persona.

3.- Una ideología paranoide.- Naturalmente no todos los narcisistas o paranoides construyen o se hospedan en una ideología concreta que les sirva de refuerzo a sus temores. Lo que hace a un individuo peligroso dentro de este conglomerado de variables de personalidad es el hallazgo de ese algo que da carta de naturaleza a la propia paranoia. Es por eso que los paranoides suelen agruparse en sectas o en grupos paranoides y excluyentes. Mis enemigos son los que no piensan como nosotros. Se trata de un refuerzo, aparece el «Nosotros» como un soporte, como una muleta que lo justifica todo, incluso el exterminio del otro. Pero de lo que se trata sobre todo es de identificar al enemigo: los judíos, los comunistas, los yanquis, los infieles, los musulmanes, los homosexuales suelen ser las víctimas propiciatorias de este tipo de ideologías paranoides, peor aun si los gobernantes de un país abrazan este tipo de axiomas como forma de control político, algo muy socorrido y sobre lo que ya Hitler nos instruyó sobre manera apoyándose en su ministro de propaganda Goebbels. Un país entero puede ponerse a pensar y creer que los judíos eran el enemigo a exterminar (en aquel momento en Alemania).

4.- La violencia como arma política.- No cabe duda de que nuestra especie va evolucionando en el sentido de una menor agresividad del mismo modo que a una gracilización de las formas anatómicas que van abandonando la tosquedad de nuestros ancestros y virando hacia la neotenia y la feminización. Este proceso ha sido llamado «síndrome de domesticación». se trata también de una gracilización de las creencias.

Naturalmente no todas las religiones han seguido este proceso que es atribuible al cristianismo, algunas de ellas como el islamismo o el judaísmo ortodoxos se resisten a este cambio, algo que el propio Rudolf Otto ya predijo en su libro Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios. Pero Otto también reprocha que el racionalismo religioso no entiende el aspecto irracional de la idea de Dios, que llama «numen» o también «lo sagrado». Santo, sin embargo, es más que racional, y más que bueno. Es mysterium tremendum, pavor numinoso que trasciende las categorías morales y se resiste a los intentos de domesticación. En este sentido la vida humana es sagrada.

En realidad para hablar de terrorismo es necesario que se cumpla este requisito (el 4) pues terrorismo es «el uso sistemático del terror para coaccionar a sociedades o gobiernos, utilizado por una amplia gama de pseudoorganizaciones políticas en la promoción de sus objetivos, tanto por partidos políticos nacionalistas y no nacionalistas, de derecha como de izquierda, así como también por corporaciones, grupos religiosos, racistas, colonialistas, independentistas, revolucionarios, conservadores y gobiernos en el poder».

Dicho de otra manera: mientras que hay sociedades y culturas en las que la violencia es inadmisible e inmoral, otras siguen creyendo -basadas en esa idea irracional de Dios de la que hablaba Otto-, que cualquier medio es legitimo para imponer a los demás su verdad. Salirse con la suya está legitimado por sus propias creencias irracionales.

5.-El papel de las sociedades mediáticas.- No cabe duda de que el objetivo de un grupo terrorista es amedrentar a la población diana que ha escogido para amedrentar y no cabe duda de que la publicidad sirve a dos propósitos fundamentales, el primero para divulgar su razón y su causa. Sin propaganda nadie sabría siquiera cuales son los propósitos de estas personas y en segundo lugar, la publicidad sirve para captar nuevos seguidores, nuevos acólitos a su causa.

Pero la publicidad tiene a su vez un lado perverso pues puede generar actos terroristas por sí misma, del mismo modo que puede generar crímenes domésticos o gamberradas simples como podemos observar en algunos videos publicados en youtube. De lo que se trata es de epatar, de sorprender, de espantar si cabe, lo que nos lleva al ultimo item, el papel del grupo.

6.- El papel del grupo.- Todo acto violento tiene dos aspectos, uno relacionado con el propósito político, de simple depredación, religioso o publicitario que a un individuo concreto le inspira y que suele estar relacionado con el «sentido de misión paranoide» o con el mesianismo. No olvidemos que detrás de muchos actos violentos se esconde un sentido moral todo lo irracional que se quiera pero moral a fin de cuentas. Pero no debemos olvidar la función del marketing de grupo, uno comete actos atroces para ganarse el respeto de los miembros de su grupo, aquellos que comparten su finalidad paranoica. Publicitarse es una estrategia para ganar visibilidad y medrar dentro del grupo de iguales. A ver quien es el más malo, el más retorcido, el que consigue pensar y llevar a cabo el acto más monstruoso. Una competición de atrocidades para ganar reconocimiento.

En conclusión, no hace falta ser un psicópata para degollar infieles, basta con pertenecer a una cultura donde la vida humana carece de ese hálito sagrado y donde las ideas irracionales sobre Dios prevalecen aun en la población que pertenece a esa cultura. Por otra parte existe también un terrorismo de Estado, más fácil de explicar pues en cualquier caso trata de amordazar la disidencia y aun: existe otro «terrorismo de autor» que suele ser un modo de expresión de una persona que sufre alguna patología mental, me refiero sobre todo a los terrorismos xenófobos como este del noruego Brevik y otros más enloquecidos aun como este caso que cité en el antibatman.