El infanticidio

Matanza_inocentes_poussin

Y van ya 5 niños muertos durante este trágico y caluroso mes de Julio, 10 en todo el año.

Hoy ha saltado a la prensa el ultimo de ellos, una mujer domiciliada en un pueblo de Toledo y de nacionalidad colombiana, se dirige al cementerio de su pueblo y allí en una especie de capilla degüella a su bebé de 6 meses mientras mantiene a su otro hijo encerrado en el coche. Dice la noticia que se supone que esta mujer tiene problemas psiquiátricos, lo que para algunas personas incorpora algun sentido al sin sentido con el que nos asombran estas noticias.

¿Cómo es posible que una madre asesine a su hijo? Digamos que un poco más comprensible es el caso en que el autor del crimen es el padre. Es por venganza contra la madre, dicen, los que ignoran que fue Medea la primera mujer de la que tenemos noticia mítica y que se vengó de Jason en sus hijos.

La cosa se tuerce un poco cuando resulta que el padre asesina a sus dos hijas con una radial y no existía ese móvil de vengarse contra la ex dado que uno ha descubierto -quizá un poco tarde- que es homosexual y proyecta iniciar una nueva vida con un novio otoñal. Algo parecido suponemos qu está detras del crimen de la chinita de Santiago. Simplemente los niños molestan e impiden que los adultos sigan con su vida cuando deciden que es el momento para «liberarse» y vivir «su vida» a la que suponen tiene todo el derecho.

Hay muchas razones para asesinar a un niño pero al final todo se concreta en una conducta determinada: un delito conocido desde la antigüedad (y que no siempre ha sido considerado delito) que más abajo trataré de explicar y que nos parece de una una violencia que con o sin saña, a veces por pasividad o negligencia, otras por abandono en un estercolero y las más -las que han surgido este verano- con una violencia inusitada.

Con todo me gustaría añadir en este momento que el aborto es una forma de infanticidio encubierto, puesto que si existe lo que se llama «continuidad embriológica» (hasta el rabo todo es toro) es igual deshacerse de un niño a los dos meses que a los dos años, si bien es cierto que deshacerse de un niño de dos años es más difícil que de un embrión, pero y aunque jurídicamente no sean la misma cosa, desde el punto de vista de deshacerse de algo que se vive como un obstáculo es la misma cosa. La prueba de que aborto y infanticidio están relacionados es que en aquellas sociedades donde el aborto ha dejado de ser un delito, no es perseguido por la ley o el sistema sanitario se ocupa de estas cuestiones el infanticidio es muy raro. (Haig 1993,1999)

Digamos que el aborto con sus ambientes quirúrgicos y estériles ha logrado blanquear el mal, lo trágico del infanticidio. El aborto es pues la versión light del infanticidio. Tan es asi que la mujer que aborta apenas tiene conciencia de haberle quitado la vida a su hijo.

Pero la verdad es que el infanticidio (y también el aborto) fue históricamente un hecho bastante frecuente y siempre relacionado con la provisión de recursos y presente en toda la escala animal. Un hecho natural por asi decir.

Antes de hablar de la «naturalidad del infanticidio» me gustaría sin embargo apelar a algunas causas bien conocidas de esta conducta:

  • El infanticidio es más frecuente en determinadas sociedades y culturas, por ejemplo en toda Sudamérica es mucho más frecuente que en Europa. Sobre Africa no tengo datos.
  • Tiene que ver con la deprivación cultural, deprivación de recursos materiales, deprivación o ignorancia de métodos anticonceptivos, falta de pareja para afrontar las demandas de los bebés que sin duda consumen recursos.
  • Y después tenemos las causas psiquiátricas, entre ellas: la depresión y la psicosis post parto, la esquizofrenia aguda y los entornos de degradación que rodean determinados ambientes como los consumidores crónicos de drogas, etc.
  • Cuando es el hombre quien lleva a cabo el crimen, la causa más frecuente es la venganza o el suicidio ampliado.
  • En cualquier caso es necesaria además otra causa: la falta de apoyo social, la soledad y la sobrecarga existencial.

Pero hay más, me refiero a las razones evolucionistas, al por qué esta conducta ha sido seleccionada positivamente por la evolución natural

«El conflicto entre padres e hijos empieza ya desde el feto, como demuestra el caso de los “genes impresos” (parental imprinting) según el cual los intereses de los genes del padre y los de la madre no coinciden. Cuando se ha estudiado esto en el laboratorio con ratones los genes del padre producen fetos grandes con cabeza pequeña y los genes maternos fetos pequeños con cabeza grande. David Haig ha estudiado todo este tema del conflicto madre-feto, que no es mas que un resultado del conflicto entre los intereses (genes) de la madre y el padre. Un yo dividido es parte de nuestra naturaleza humana.

Pero vamos a ver otros ejemplos y consecuencias de esta dinámica tan simple. En especies como los ratones, en las que las hembras dan a luz varias camadas a lo largo de la vida, las madres administran sus recursos en función de la descendencia potencial que les queda por producir y de las condiciones del ambiente. Esta es la fría lógica de la evolución. Si es la primera camada y los tiempos son malos (no hay comida), no merece la pena invertir en esos hijos y es mejor esperar a otra estación más rica en recursos. Si es la última camada compensa echar el resto y poner toda la carne en el asador para intentar sacarlos adelante porque no habrá más oportunidades.

Entre los lobos marinos, muchas hembras dan a luz un segundo hijo mientras el anterior tiene de uno a dos años de edad. Puede ser una buena idea si es capaz de alimentar a los dos, pero en muchas ocasiones no es así y el segundo muere de hambre. Algunas especies de pájaros, como pelícanos y águilas negras, también producen dos crías por nidada de forma secuencia, con un tiempo entre una y otra. Para cuando nace la segunda cría, la primera está más desarrollada y lanza un ataque contra la segunda a picotazos, en lo que los biólogos llaman “fratricidio obligado”. En una observación de águilas negras el primero lanzó 1500 picotazos contra el más joven hasta matarlo, mientras los padres contemplaban impasibles. Pero las hembras de lobo marino que producen un segundo hijo rápidamente y dan con una época de bonanza van a tener éxito en el juego reproductivo de la vida y van a desplazar a las madres que esperan a tener la segunda cría después de destetar la primera». (Extraido de esta web)

Dicho de otra manera: el infanticidio o el fratricidio es una forma de previsión sobre los recursos que toda hembra (o todo hermano) ha de llevar a cabo a fin de maximizar su descendencia o supervivencia.

Los humanos no somos ajenos a esta lógica y compartimos con los animales los mismos principios y parámetros en el contexto del cuidado parental, como muestra la existencia del aborto y el infanticidio en tiempos históricos y actuales, o un hecho de actualidad en estos momentos como son los “asesinatos por honor”. Históricamente el infanticidio solía (y suele) ocurrir cuando el niño tenía signos de enfermedad, cuando la madre no tenía pareja que aportara recursos (y tener un hijo complicaba el hecho de que pudiera conseguir una pareja en el futuro), o en tiempos de hambruna. Dedicar recursos a un hijo enfermo, o en un frío invierno sin comida, suponía que ese hijo se iba a morir y que la madre habría gastado inútilmente fuerzas que no podría invertir en futura descendencia. La evolución no favoreció esas conductas. En las condiciones en las que nuestra especie evolucionó ni el infanticidio ni el fratricidio eran necesariamente aberraciones y serían desencadenados por condiciones extremas. Dado que los recursos paternos para invertir son limitados, dedicarlos a un hijo es retirarlos de otro, dedicarlos a un hijo actual es retraerlos de potenciales hijos en el futuro y la tendencia de los padres es optimizar esa distribución.

Naturalmente todas estas ideas no explican la totalidad de los infanticidios y solo nos sirven de matriz comprensiva -naturalíistica- del fenómeno. Hay que recordar ahora que los humanos actuales se rigen sobre todo por cuestiones simbólicas que han venido a sustituir o más bien a solaparse con las razones naturales (evolutivas) que gobiernan estas conductas. En mi opinión personal ciertos infanticidios (como los que este verano hemos contemplado a través de los medios) tienen un fuerte componente de «quitarse de encima los obstáculos» para cambiar de vida y no hay que olvidarse del fuerte sentimiento de mimetización que ejercen los medios de comunicación sobre estos sucesos.

Al final todo es espectáculo.

Y desesperación.

Y no hay que infravalorar el calor. El calor que ha hecho este verano ha hecho invivible la convivencia familiar de muchos hogares en España, del mismo modo que la Navidad anticipa suicidios, el calor ejerce un efecto diabólico en aquellos que ya de por sí acumulan muchas razones para la desesperanza.

Bibliografía.-
Haig D (1993). Genetic conflicts in human pregnancy. Q Rev Biol; 68: 495-532.
Haig D (1999). Genetic conflicts of pregnancy and childhood. In Evolution in Health and Disease, ed. S.C. Stearns, Oxford:Oxford University Press

La muerte y el pop

Anoche mientras veía «La noche temática» dedicada a los músicos de pop que murieron como resultado de excesos de drogas o bien de una sobredosis de sí mismos, me preguntaba -tal parecía ser la hipótesis del documental- si habría alguna relación entre la creatividad y esa compulsión por la muerte tan visible en Janis Joplin, Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Kurt Cobain, Amy Whitehouse, Robert Smith, Michael Jackson, Brian Jones,  Whitney Houston.

Y decidí escribir un post para que cada lector dejara aquí su opinión respecto a esta relación entre genio y locura, uno de los temas que aun se persiguen en la psiquiatría actual con datos que hablan tanto a favor y en contra de esta hipótesis.

Esta canción de Jim Morrison parece hablar de esta fascinación, «El fin»

Pero después me puse a pensar en los que sobrevivieron con igual o más genio que los anteriores, Paul Mc Cartney, David Gilmour, Crosby, Stills, Nash y Young, Sting, Peter Gabriel, Phil Collins, Jon Anderson, Steve Hacket, Ian Anderson, Jack Bruce o el mismisimo e incombustible Eric Clapton parecen desmentir que el genio esté destinado a la muerte precoz.

Nunca hubo en la historia del arte una explosión de talentos musicales como aquellos que nacieron entre 1943-1953 y durante mas de tres décadas lo hicieron casi todo en el arte de la canción popular, pero algunos de ellos aun gordos, sin voz y después de haber pasado por mil batallas contra la locura, la depresión o incluso la droga han vuelto para quedarse.

De aquellos que estuvieron en Woodstock aun quedan más o menos la mitad.

Son los que entendieron que el precio de la libertad consiste en resistir y en llegar y no tanto en correr, viviendo apresuradamente.