El otro lado de la vagina

“Probablemente, lo que pasará es que las mujeres se parecerán cada vez más a los hombres; de momento siguen muy apegadas a la seducción; mientras que a los hombres, en el fondo, lo de seducir se la suda, lo que quieren sobre todo es follar. La seducción sólo les interesa a algunos tíos que no tienen ni una vida profesional excitante ni ninguna otra fuente de interés en la vida. A medida que las mujeres presten más atención a su vida profesional, a sus proyectos personales, a ellas también les parecerá más sencillo pagar por follar; y se dedicarán al turismo sexual”

Pasaje de: Houellebecq, Michel. Plataforma“

No es sólo la opulencia la que ha estirado en los cerebros de las mujeres para convertirlas en hombres. Lo cierto es que hasta donde me alcanza la memoria las mujeres que he conocido en mi vida -salvo algunas excepciones- estaban poco motivadas para el matrimonio y si lo estaban era un poco por obligación.

Mi bisabuela estaba tan harta de su marido que se colocaba con vino peleón y se especializó en caerse por las escaleras, mi abuela era en realidad un hombre que desempeñaba con mejor oficio que su marido tales funciones y además criaba conejos, los únicos entes a los que amaba de verdad. Mi madre no sabia que podría haber sido otra cosa que madre y esposa de manera que se debatió toda su vida en una especie de decepción -mayor si cabe pues había elegido ella misma a su marido- que proyectó sobre sus hijos a la espera que la rescataran.

Del resto de mujeres que han poblado mi vida no voy a hablar sino para decir que mi condición de psiquiatra me ha proporcionado una perfecta atalaya para escuchar toda clase de chismes, reproches y decepciones, de riñas y de desencuentros. De separaciones, divorcios y «ahi te quedas». Unas veces son ellas y otras veces ellos los que permutan de hipoteca y de hogar si es que lo encuentran.

Y he llegado a una conclusión definitiva sobre esto.

No se trata de pensar en que el cerebro femenino haya podido cambiar tanto en pocas generaciones. Estoy tentado a pensar que Freud tenía razón cuando habló de aquello tan políticamente incorrecto como la envidia del pene. Las mujeres no quieren ser esposas aunque si rameras ocasionales, eso es todo.

Y lo cierto es que la evolución tiende cada vez más hacia una igualación de los cerebros si creemos a Baron-Cohen o a Crespi..

En el sentido de que las mujeres son cada vez mas masculinas en su forma -cognitiva- de pensar y los hombres más femeninos en su forma emocional de empatizar. Pero no es tan fácil. No se trata de eso.

Lo que creo es que las mujeres no están para nada interesadas en el matrimonio y si lo están es un poco forzadas, porque sus amigas o hermanas ya se han casado y eso. En realidad estábamos equivocados los que creímos que las mujeres lo que querían era casarse. Si, en un tiempo lo estuvieron cuando no tenían oficio ni beneficio y además tenían madres fisgonas e insoportables. Pero se acabó, ahora ellas tienen carreras que defender (como mi abuela) y es poco probable que se acoplen a lo que los los hombres buscan en el matrimonio.

Un lugar donde volver y ser el reyezuelo, donde espere una dulce geisha o hurí siempre dispuesta a ejercer tanto un sexo tántrico al menos como una cocina japonesa limpia y bien aderezada con salsas de jengibre. Se trata tanto de un ejercicio de músculos vaginales como del gusto de arriba, el de la boca. Que se ocupe de la casa, de la cama y de los hijos, claro.

El problema es que este plan es tan fascista que ni ellos mismos se atreven a pensarlo y es por eso que las putas no se extinguen, ni la pornografía de Internet, y casi que está mejor visto ser gay que machista de esa guisa, ah!. es por eso que existe precariedad sexual y es por eso que hay tan pocos niños.

Y es ahí donde aparece el turismo sexual y por qué no decirlo la pederastia. ¿No está todo relacionado con todo?

Pues si, de lo que se trata es de evitar a las mujeres. Una niña no es una mujer y todas las parafilias son eso: intentos de evitar a la mujer. Pues la mujer no es vista ya como «devoradora de hombres» tipo Marlene Dietrich (ojalá) sino como un hombre depilado como Clint Eastwood con el que no podemos competir sin ser acusados de fascismo machista. Por eso lo mejor es disimular y hacerse gay u tener un trastorno del deseo sexual hipoactivo, como se llama ahora a retirarse en orden militar u optar por la castidad.

PLATAFORMA

Menos mal que siempre nos quedarán las mujeres orientales -reserva espiritual-, esas que por cultura o por genética -quise decir raza- aspiran a ser simples mujercitas esperando a su maridito para hacerle friegas. De eso va precisamente «Plataforma» de estos desencuentros y de esas islas de orden que son los viajes a Tailandia organizados como escapadas de aventura. En realidad se trata de un viaje al otro lado de la vagina.

Allí donde no hay inmobiliarias sino solo músculos que absorben.