Victoria y Hildegart

Ser para El sólo ojos

Verso sufí

chien

Fotograma del «Perro andaluz» obra cumbre del surrealismo. de Buñuel- Dali

Victoria Cirlot es una medievalista interesada en el misticismo y las experiencias visionarias y una experta en Hildegarda de Bingen uno de los personajes más atractivos del cristianismo medieval y que muy pronto será canonizada.

Llegué hasta ella a través de una recomendación de algunos amigos de Facebook que me pusieron en contacto con este video que cuelgo más abajo a partir de algunos de mis post donde abordaba la necesaria revisión del estatuto epistemológico de la alucinación. Una especie de sincronicidad.

Como ya conté aquí, para nosotros los psiquiatras, la alucinación ha sido siempre un fenómeno patológico y aunque muchos de nosotros ya sabíamos que cierto tipo de alucinaciones, como las que se producen al despertar (hipnopómpicas) y al dormirse (hipnagógicas) eran fisiológicas y muy frecuentes en los niños, lo cierto es que la alucinación -y me estoy refiriendo ahora a las visuales- siempre han estado impregnadas de una sospecha de patología y/o intoxicación y es cierto que en muchas ocasiones lo son. Lo que yo aprendí durante mi formación sobre esta cuestión es la siguiente idea:

«Las alucinaciones visuales o son orgánicas o son histéricas».

Ni que decir tiene que las otras alucinaciones, las auditivas por ejemplo siempre se han considerado patognomónicas de la esquizofrenia paranoide. Bien pues parece que ni siquiera esta idea es correcta después de las investigaciones de Jim Van Os de las que hablé aquí. Oír voces es más frecuente de lo que pensábamos, mantener conversaciones con ellas también y sabemos además otra cosa muy importante: la psicosis no es solo un estado sino un continuo en la población general. Todos podemos enloquecer y lo más curioso: la alucinación es en sí misma enloquecedora. Y más: la privación de sueño puede producir alucinaciones.

Una de las cuestiones que la Cirlot aborda en su conferencia es la diferencia entre alucinación y visión. En efecto alucinar es algo que le sucede a la percepción visual, una especie de avería de la misma. Lo que el alucinado percibe lo percibe en el exterior a si mismo, allí donde hay objetos visibles, en ese espacio conceptual que llamamos realidad, mientras que las visiones se perciben con el ojo interior.

Otra de las características que discriminan lo alucinatorio de lo visionario es el contenido de lo «visto». las alucinaciones son casi siempre terroríficas, con contenidos amenazantes, animales, parásitos, monstruos, muertos, una imagenería muy personal o personas con intenciones más que sospechosas, a veces son también «ingenuas» pues se limitan a reproducir un recuerdo, o una presencia deseada o una escena banal, una reminiscencia como decía Freud. Por el contrario las visiones siempre tienen un contenido noético, aportan algún tipo de conocimiento, a veces una conocimiento súbito y total de todos los misterios del universo. Una comprensión total, como una hipermnesia o mejor una hipercognición, un fenómeno quizá conectado con esas experiencias cercanas a la muerte y que tienen en común una intensa luminosidad, una especie de iluminación pentecostal que se describe como una lengua de fuego que calienta pero no quema.

El ojo interior.-

Las visiones se ven pues a través del ojo interior y no con los ojos (dos) que tenemos en la cara. Y es por eso que se muestran en sueños o en ensoñaciones, a través del éxtasis o directamente en estado de vigilia. Las visiones de Hildegarda pertenecían a este ultimo tipo, estando bien despierta.

El ojo interior es un concepto interesante, pues aunque es equivalente a lo que nosotros entendemos como imaginación, no se solapa con ella del todo. Para empezar «imaginación» no es lo mismo que fantasía, o lo que los psicoanalistas llaman «fantasma». Una de las características del fantasma es que es inconsciente y determina nuestro pensamiento y nuestros sesgos cognitivos pero no tenemos acceso a él, sin embargo la fantasia puede ser consciente y autodirigida. Sus contenidos son sin embargo de baja definición, no es lo mismo comer en nuestra fantasia que comer en la realidad. Los contenidos de la fantasia son casi siempre desdibujados y en cierta manera son controlados por la voluntad excepto en ciertas patologias donde se imponen en forma de compulsiones u obsesiones.

Lo que caracteriza al ojo interior es que realmente percibe imágenes (como sucede en los sueños) y no se limita a una recreación más o menos voluntaria de las mismas como sucede en la fantasía sino que nos viene impuesta «como si» se tratara de una alucinación invertida, hacia dentro y posee además una enorme definición. Se trataría de un proceso inverso al de la alucinación donde el contenido se expulsa al exterior. En la visión no habría expulsión del contenido «imaginado» sino que se trataría de un contenido que -proceda de donde proceda- se vive como de afuera adentro y de arriba abajo.

Os dejo aqui la conferencia de Victoria Cirlot en la catedra Edith Stein y espero que os cambie  la idea estereotipada de que las experiencias inusuales de la conciencia son siempre sospechosas de patología.

Hellen Keller y el exocerebro

Deaf, dumb and blind boy, lives in a quiet vibration land.

(De la opera rock Tommy de The Who)

Al contrario de Tommy el héroe de The Who en la ópera-rock del mismo nombre, Hellen Keller fue una niña real que quedó ciega y sordomuda a raiz de alguna viriasis infantil o meningitis y que tuvo un feliz desenlace gracias a los cuidados de su pedagoga Ana Sullivan.

La historia de Hellen Keller es tan bella que ha merecido una novela por parte de William Gibson y una entrañable pelicula a cargo de Arthur Penn, pero si la traigo aqui no es para hablar de la ternura y ejemplaridad de la historia sino para señalar algunas cuestiones de interés neurocientifico que podemos extraer de ella gracias a que la propia Hellen aprendió a leer en Braille, escribir y pudo transmitirnos su experiencia.

Prácticamente desaferentizada sensorialmente desde corta edad Hellen vivió en un cuerpo que ella misma describe como un fantasma que sólo sabia hacerse de notar en su casa donde fue sistemáticamente malcriada y sobreprotegida por unos padres que no sabian como educarla hasta que contratan a Ana Sullivan que es a fin de cuentas quien después de un calvario de intentonas logra ejercer de mediadora entre aquel fantasma y la vida.

Lo primero que intentó Ana Sullivan es que Hellen le prestara atención, cosa dificil porque la niña no habia desarrollado ningún apego por nadie dando a veces la impresión de un autismo infantil. De hecho y tal como cuenta la Sullivan es sólo después de su «despertar» a los sentidos cuando le dio un beso por primera vez. Intentó Ana enseñarle el lenguaje de los signos, algo que habian inventado los monjes trapenses para comunicarse unos con otros sin necesidad de hablar y que más tarde se utilizó para los sordomudos, pero la Keller no estaba por la disciplina y antes hubo de enseñarle algo más importante: se pusiera como se pusiera tendria que tener en cuenta a la Sullivan. Para ello, la institutriz logra separarla de sus padres que retrasaban su maduración con sus continuas intrusiones y ocupar una cabaña contigua a la vivienda familiar en la rural y conservadora Alabama, alli llevó a cabo su «milagro».

Vale la pena ver esta escena memorable de cuando Hellen logra establecer un enlace entre los signos (el tacto), las palabras (el símbolo) y las cosas en sí, en este caso el agua.

Lo interesante es comprender que los signos o señales son cosas (cosas que están ahi) bien diferentes a los símbolos. Nuestro cerebro se comunica a través de señales -eléctricas y químicas- pero es incapaz de procesar símbolos tal y como hacen los ordenadores. Tambien sabemos hoy, mal que le pese a Noam Chomsky, que  no existe en nuestro cerebro una gramática generativa universal de palabras tal y como él propuso para explicar la rapidez con la que un niño aprende idiomas. Si nuestro cerebro no puede procesar símbolos (y las palabras lo son) no pueden existir palabras en las neuronas ni pueden existir embriones gramaticales en las sinapsis. ¿Entonces como es posible que un niño de corta edad maneje tan rápidamente el lenguaje?

Lo hace a través de la imitación, viendo y oyendo como le hablan y hablan otros entre sí. Es interesante recordar que el lenguaje hablado es bastante disitnto a los pensamientos o lenguajes interiores, aquel es muy rico en giros, prosodia (marcapasos o cuadricula), sintaxis y semántica y no nos olvidemos de la pragmática del lenguaje, una fuente de conocimientos enroscados en las palabras dichas.

Volvamos al signo o señal. Para Hellen y Ana solo habia un canal abierto para la comunicación y este no era otro sino el tacto. Es a través de las manos que la Sullivan intenta comunicar el lenguaje de signos a Hellen.

Pero Hellen que sabe mucho de manos (señales) no acierta a comprender que aquellos dibujos que su profesora traza en su mano tienen otro sentido más importante: representan palabras y las palabras son símbolos, esto es «cosas que representan a otra pero no son la otra».

Es bueno recordar ahora el tan citado cuadro de Magritte acerca de qué es una pipa. Una pipa es un objeto que sirve para fumar, de modo que lo que aparece en el cuadro de Magritte y tal como el artista afirma no es una pipa sino una fotografía de la misma (un símbolo que es a su vez señal), que la suplanta en su ausencia. Hellen Keller podia reconocer la textura de una pipa pero no podía saber que se nombraba con la palabra «pipa» y por tanto no podia pensar en una pipa, pues para pensar en algo necesitamos palabras (símbolos).

Es asombroso que Hellen Keller se refiriera a su experiencia íntima -antes de la adquisición de las palabras- como si un fantasma habitara en ella. Es seguro que fue asi, pues un cerebro sin canales sensoriales tan sólo puede recibir ciertas clases de estimulos no sociales: los que proceden del tacto, del olfato que es un canal poco importante en los humanos, del gusto y de la propiocepción. Es fácil reconocer qué es un fantasma. Un fantasma es un cerebro en estado puro o «salvaje» desaferentizado casi totalmente.

No es de extrañar que algunos investigadores como Ramachandran hablen de un fantasma en el cerebro (Ghost in the mind) cuando investigan sobre «miembros fantasmas» para referirse a eso que habita en los cuerpos humanos cuando sufrimos alguna clase de amputación y que trata de manifestarse a través de los canales convencionales a pesar de que estos canales ya no existan.

Pero volvamos al procesamiento de símbolos.

¿Si nuestro cerebro no puede procesar símbolos cómo se las arregla para construirlos y comunicarse a través de ellos?

Se trata de una pregunta crucial en las neurociencias y para contestarla no tenemos más remedio que acudir a la lectura de mi pasado post ¿Somos ciborgs? para entender la hipótesis de Roger Bartra sobre el exocerebro.

Bartra pone el dedo en la llaga cuando afirma que el error de las neurociencias ha sido calificar de «ciencias blandas» a las ciencias humanas y sociales, como la antropología, la lingüistica, la etnografía, la mitografía, la filosofia y la metafísica. La psicología -en su afán de cientificismo feroz-, desgraciadamente ha sucumbido al rebufo soberbio de las neurociencias y ya hace tiempo que quedó sin un epistemología propia tal y como ha señalado Gazzaniga.

El error de los neurocientíficos ha sido fiarlo todo a las conexiones neuronales, a la genética y a la neurofisiologia pasando por alto lo que ellos llaman el «medio ambiente» sin caer nunca en la cuenta de que el sapiens no habita un «medio ambiente», ni un nicho ecológico como los caracoles sino una cultura. Pero esa cultura no se limita a ser un contenedor o un entorno natural como sucede en los animales que forman grupos sociales a veces muy complejos (pero no una cultura) sino que además de ser un invento suyo -del propio hombre- y no algo que simplemente se encontraba ahi, nuestro cerebro se encuentra conectado a esa base de datos (por decirlo metafóricamente). Conectado a través del lenguaje y otros códigos. Unos discursivos como el propio lenguaje y otros no discursivos como el gesto, la música, las artes plásticas, la danza, etc.

La neurociencia es prisionera de una creencia casi mística en el principio de «clausura causal del mundo fisico» que impide creer en la evidencia de que el cerebro pueda mantener enlaces con su cultura y que estos enlaces a su vez intervengan de forma extrasomática en las redes neurales. Esta es la razón por la que los cientificos buscan siempre dentro del cerebro lo que podrían hallar mirando fuera.

Lo que plantea Bartra es que la mayor parte de sinapsis de nuestro cerebro no están dentro del cráneo sino fuera de él como una protesis externa. A semejante idea han llegado -por otros medios- otros autores, como Dawkins y Dennet con su teoria memética, Rupert Sheldrake con sus campos morfogenéticos y C. G. Jung con su concepto de arquetipos, tambien Penrose con una adaptación platónica de los universales. Todos estos autores a través de distintas especulaciones han tratado de explicar que se hace necesario suponer que la mayor parte de la información que nuestro cerebro maneja se encuentra en la cultura, entendiendo cultura de un modo extendido, desde la relación con el otro, la socialización, la compartición de creencias, ideas o códigos interpretativos hasta llegar a los conceptos más universales de tipo jungiano.

Lo cierto es que esta idea tiene una dificultad explicativa. ¿Cómo se las arreglan los símbolos para penetrar en el cerebro? ¿Cómo se convierten en corriente eléctrica? ¿Hay una especie de sintonizador como supone Sheldrake? ¿Se trata de una especie de virus como suponen Dawkins y Dennet?

Nada de eso: lo hacen a través de los canales sensoriales. Esos 5 sentidos y algún otro que llamamos sexto o intuición.

Ahora es necesario volver al caso de Hellen Keller, recomiendo el visionado de la escena del video que he colgado más arriba para entender el «insight» luminoso de la niña cuando es capaz de asociar, los signos de las manos a la palabra «agua» y a la identificación del agua en sí que mana de la fuente. ¿Cómo lo hizo Helen, cómo logra asociar estos tres niveles de definición, signo-simbolo-cosa en sí?

Lo hace espontáneamente y aunque en la pelicula no dice nada del asunto podemos especular que el destino de esos tres niveles de complejidad es encontrarse unos con otros, lo que si sabemos es que a partir de ese momento se abre para Helen la puerta de la vida y que comenzó precisamente entonces a  madurar tanto en el plano afectivo, como social y lingüistico-comunicacional.

Lo que significa que la información contenida en la cultura penetra en el cerebro individual a través de conexiones neurales extrasomáticas que discurren pos los canales sensoriales convencionales y lo hacen sin necesidad de un transductor de símbolo-señal.

Uno de los obstáculos que tiene esta idea es la especulación mistico-religiosa y la nostalgia de una dualidad cartesiana que tanto atemoriza a los neurocientificos. Pero enseguida advertiré al lector de que lo que anida en el exocerebro no es una res cogitans ambulante que espera encarnarse en algun ser material. La teoria de Bartra no apela a la dualidad, el exocerebro está constituido de producciones humanas y de relaciones de sentido propiciadas por la cultura humana que ha ido engrandeciéndose en número total de sinapsis, tantas que no caben en un cerebro individual y por eso las mantenemos fuera, en una nube, listas para ser usadas cuando las necesitamos. Un uso necesario para sobrevivir como humanos tal y como el ejemplo de Hellen Keller y otros niños salvajes nos ilustra.

Lo que hay guardado en ese exocerebro son pues signos y símbolos pero más allá de eso lo que alli existe son relaciones de sentido entre símbolos y simbolos de símbolos. Lo más importante de esto es que los sentidos son rabiosamente individuales, es decir no existen sentidos buenos y sentidos malos, aunque podemos hablar de consensos. Dicho de otra manera los simbolos son interpretados por cada persona de una forma distinta a los demás.

Estamos condenados a dar sentido a los símbolos y aqui está precisamente la tendencia al error, puesto que los consensos y los disensos pueden llevar a la patología. Del mismo modo que sucede en el interior del cerebro, un error en la señalización hará que una red neural no crezca en la dirección correcta y se ciegue el tránsito de flujo sináptico, de electricidad. Del mismo modo pueden existir errores en los enlaces entre el cerebro y el exocerebro y estos errores proceden de la ambigüedad del lenguaje, es decir de la multiplicidad de sentidos de las palabras.

Pero este es otro post.

Bibliografia.-

Sandra Blakeslee y V. S. Ramachandran: «Fantasmas en el cerebro»

Roger Bartra: “Antropologia del cerebro”. Fondo de cultura económica. Mexico. 2006.

Un post relacionado: La gaviota culta

El complejo de Eróstrato

Greta Garbo afecta de un sindrome de Erostrato invertido

Eróstrato fue un personaje de la Grecia antigua que ha pasado a la historia por un hecho infame: nada menos que por incendiar una de las maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa en Efeso. Lo curioso de este atentado es que tuvo como origen el deseo del fulano de ser famoso.

Es por ello que Artajerjes le condenó al ostracismo y al anonimato, aunque su sentencia -hay que reconocerlo- no llegó a cumplirse dado que hoy sabemos de su autoría.

Valerio Maximo y Teopompo en su papel de notarios de la actualidad -como dicen que hacen los buenos periodistas- se encargaron de transmitir a la posteridad la barbaridad incendiaria de Eróstrato y de paso de comunicar que las personas somos capaces de cualquier cosa con tal de ser famosos.

Y es que a nosotros los humanos nos encanta eso del famoseo, aun a costa de serlo a través de un hecho infame como éste y si no lo que se lo pregunten a los concursantes de Gran Hermano que aspiran a convertirse en estrellas del espectaculo haciendo «edredoning» o traicionándose entre sí que es la nueva carrera que la televisión basura ha puesto sobre la pantalla para regocijo de todos aquellos que no pudieron aprobar el bachiller y tienen más cara que espalda.

Algo así tambien les sucede a muchos políticos fascinados por la notoriedad. Aunque ustedes no lo crean hay personas que pagarían por ser presidentes vitalicios de escalera, aparecer en las procesiones o tragarse inmundos bodrios con tal de que les vean. A algunas personas les encanta que les vean, ser famosos, conocidos y visibles mucho más que ser ricos o poderosos.

Muchas veces me he preguntado a qué se debe este fenómeno que para mi resulta tan incomprensible.

La mayor parte de la gente cree que a los politicos lo que les mueve es el afán de poder o del lucro, pero no crean, la mayor parte de ellos se encuentra motivados por algo mucho más delicuescente, el famoseo. Que un cargo sea capaz de sacarles del anonimato y que puedan salir bajo palio (es un decir cercano a la metáfora) parece que a algun@s les pone y debe ser porque la imagen publica que un@ proyecta les permite sacarles de ese autismo insoportable que les enfrenta cara a cara con su inexorable estulticia.

Y es que sólo podemos soportar pequeñas dosis de nosotros mismos y el famoso lo que hace es someter a una sobredosis de ese sí mismo insoportable a los demás hasta que quedan hartos y la gente les liquida pronto o tarde por la via del voto o del empujón.

Les sacan a empujones porque de otra manera no se van y no es por el coche oficial o las prebendas del poder (que también) sino por aparecer con una vela al frente de una romería en homenaje a una virgen o santo cualquiera: hay vírgenes y cultos en todos los pueblos de España para todas las sensibilidades y es por eso por lo que los famosos parecen relevarse e incluso pelearse por un asiento de barrera en la plaza de toros o en el palco de autoridades en el fútbol.

Y es cierto que hay gente que con tal de tener su minuto de gloria es capaz de llegar hasta el crimen, dicen que eso que ha venido en llamarse «asesinatos en serie» es en realidad una nueva modalidad de crimen facilitado por la fascinación que los medios ejercen sobre los individuos concretos con tal de llegar a la fama. También dicen -tal y como ya comenté en este post– que algunas conductas pueden ser inducidas más allá del sentido común, me refiero al suicidio, al maltrato de género, a los secuestros-exprés, a los incendios y cosas asi. Y es que aun no hemos caido en la cuenta de que sólo somos simios imitadores, lo que nos gusta es lo que vemos que les gusta a los demás, queremos lo que tiene el vecino si es que lo que tiene el vecino parece de valor para los demás y despreciamos lo que somos porque tenemos la convicción de que «lo otro» siempre es mejor.

Lo que tiene el otro es siempre mejor pero tambien creemos que la maldad está en el otro lo que nos lleva hacia una paradoja que hace que sólo podamos imitar de los demás sus habilidades para el mal. Y asi.

Pero hay otros como cuentan en este articulo que lo que quieren es ser invisibles. De Rimbaud a Salinger pasando por Greta Garbo y Howard Hugues pretendieron después de ser famosos por una razón u otra -a veces incluso merecida- ser invisibles. Nadie sabe por qué Salinger despues de escribir un sobrevalorado libro que pretendia ser el banderín de enganche para la generación de la contracultura desapareció del mapa y se ocultó en un anonimato forzado por si mismo y dejó de escribir. Algo más sabemos del caso de Howard Hugues que parece que padecía un TOC muy grave, de Rimbaud se ha escrito mucho en el sentido de enfatizar sus múltiples roles vitales después de haber cambiado la historia de la poesia moderna antes de los 25 años.

Pero acaso Greta Garbo nos da la clave de los temores que abruman tanto a los que buscan la fama como los que reniegan de ella una vez alcanzada.

Hay algo insoportable en envejecer a ojos de los demás, en convertirse en una máscara de lo que se ha sido, en oscurecer el espejo que se pulió para brillar. Hay algo en el narcicismo que parece querer detener el tiempo en un caso y en el otro ganar tiempo a través de ese blanqueo artificial que ocupa la primera página de un periódico al menos una vez en la vida.

Greta y Eróstrato tenian algo en común: no se conformaron con estar vivos y pretendieron ser tambien mito: una vida matriz de otras, algo a imitar.

En estas reflexiones andaba yo hasta que cayó en mis manos un libro de un hombre de éxito, me refiero al mismo personaje del que hablé en el post anterior.

Ricardo Bellveser tiene un tratado sobre el éxito que se titula «Paradoja del éxito», un poemario.

En él leo, la clave:

Me gustaria ganar un premio literario: sólo por vengarte.

Los tres cerebros de Internet

Paul Mc Lean fue un físico norteamericano que ha pasado a la historia de las neurociencias por una idea revolucionaria: en el cerebro hay tres cerebros. Nuestro cerebro es pues trino como la Santisima Trinidad, cada uno de ellos correponde a un nivel evolutivo, asi poseemos un cerebro reptiliano responsable de la supervivencia y que soporta el control central de los 4 grandes (huir, aparearse, comer, luchar) y es además el tablero de mandos de las funciones fisiológicas acudiendo de oficio a las interfases entre sistemas: metabólicos, inmunológicos, mentales y nerviosos.

A cambio de eso el cerebro reptiliano trabaja con un sistema operativo que no permite demasiadas sofisticaciones y aunque  ha demostrado ser eficaz para sobrevivir gestionando esas respuestas arcaicas que tan bien domina, no hay que pedirle más: nuestro cerebro reptiliano no piensa, ni planea, ni anticipa, ni decide solo reacciona conforme a un plan preformado por la filogénesis de la especie de una manera ciertamente estereotipada y rígida.

Sobre él se encuentra nuestro cerebro mamífero, nuestro cerebro social, emocional o visceral como dicen otros. Este cerebro es un diseño evolutivo posterior y  prestaciones un poco más sofisticadas: tiene memoria individual y significativa y opera según su experiencia personal, tampoco piensa ni tiene palabras ni planea pero puede detectar amenazas, establecer vínculos y sentir emociones complejas, como amor, odio, apego, celos, envidia, codicia, ira, etc. Sincronizado con el cerebro reptiliano es ideal para ampliar un poco más la previsión de amenazas externas pudiendo anticipar y planear estrategias más complejas que la huida o la lucha. Del mismo modo es capaz de complejizar los vinculos sexuales y extenderlos más allá de la consecución de placer sexual inmediato: la tendencia monógama y la dependencia son residuos de nuestro paso por este sistema operativo mamífero.

Y luego apareció la corteza cerebral, una delgada capa de células enchufadas a los canales sensoriales que aumentaron su grosor en los primates y que permitieron al Sapiens un gran hallazgo: la emergencia de la coniciencia recursiva, saber que se sabe, de ahi que la aparición del lenguaje como sistema de señalización y comunicación entre individuos tuviera un enorme éxito adaptativo y nos hizos ser como somos. El sistema operativo que gobierna la corteza cerebral es un poco más sofisticado que los anteriores, pues nos permite codificar el mundo de forma semántica, es decir captando de él el significado y el sentido subjetivos y alejándonos del condicionamiento reptiliano o del emotivismo ciego del cerebro límbico (mamifero), nos alejó del determinismo puro y nos hizo más libres.

Estos tres estadios evolutivos, son en resumen el hallazgo de Mc Lean, pero el lector no debe entender que se trata de etapas aisladas que una vez superadas dan lugar a la emergencia de otra nueva. Todo parece indicar que se trata de estructuras jerárquicas anidadas es decir, que una está inscrita en la inmediata superior y que el cerebro cuando responde lo hace como un todo y no como agencias separadas o individuales que trabajan aisladas.

No hay borrón y cuenta nueva en la evolución sino que las tres etapas se solapan en una especie de sincretismo biológico.

Una estructura inscribe, contiene y trasciende a la inmediata inferior buscando siempre la mayor relevancia de contexto individual y adaptativo a cada una de las respuestas que nuestro cerebro emite contando entre estas respuestas a lo que no son sino simulaciones del mundo real, es decir a la propia autopoyesis de nuestro cerebro.

Recientemente andaba buscando por Internet información sobre la web 3. 0 y me encontré con este artículo donde me di cuenta de que en realidad Internet es como un ente vivo que tambien está sujeto a las leyes evolutivas que como estas de Escher emergen desde patrones mórficos elementales hasta el dodecaedro sagrado atravesando objetos cotidianos intrascendentes.

Aunque en realidad nadie sabe aun los desarrollos futuros de la red, existe una cierta deseabilidad de por dónde deberán andar estos desarrollos. Para mi la idea fundamental es ésta:

  • la web 1.0 contenia personas en red. Para mi equivaldría a un ecosistema natural que hiciera posible la vida reptiliana junto a estrategias de supervivencia en la red. No habia más que recursos dispersos e individuos que trataban de sobrevivir  aunque con poca o nula interacción entre ellos, el email fue su hallazgo.
  • la web 2.0, es la red actual, hay personas conectadas con personas y en red que utilizan redes sociales, paginas web, blogs, foros y chats. Los motores de busqueda aun son toscos y tendentes al error, no existe discriminación entre lo verdadero y lo falso, lo util de lo banal. La web 2.0 se caracteriza por la ausencia de jerarquias en el conocimiento, hay mucho pero sin codificar. La opinión del experto vale tanto como la del radical antisistema y todo depende del número de seguidores de cada cual. Las ciberrelaciones son el hallazgo evolutivo de la web 2.0
  • la web 3.0 es la red del futuro y todos los expertos coinciden en llamarla «semántica» e «inteligente» porque podria añadir sentido a las busquedas y jerarquizar sus hallazgos. Estará dotada de sentido y desaparecerán por inclusión las relaciones de persona a persona que parecen reproducir los conflictos de opiniones de la vida real, más que contactos entre personas se intenta que la web 3.0 ponga en contacto estados con estados mentales, expertos con expertos y permita trabajar en serie en proyectos que vayan más allá del individualismo mamifero. La afinidad entre identidades digitales será el paradigma de la web 3.0.

Si esto resultara ser cierto e Internet evolucionara en este sentido no sólo reproduciría al cerebro humano sino que lo superaría señalándonos la próxima etapa evolutiva. Lo cierto es que nosotros también tenemos corteza cerebral y a pesar de que somos muy listos e inteligentes no hemos conseguido hacer desaparecer ese egocentrismo patético que algunos creen es el obstáculo principal para que el mundo avance. La web 2.0 está aun muy preocupada -demasiado- por los derechos de autor, el lucro, los negocios o la publicidad. La web 3.0 demarcará un segmento de la red que sin interferir en los intereses de algunos podrá ser utilizada con otro tipo de presupuestos como la solidaridad, la innovación, el trabajo en red o la diversión compartida por personas afines más allá de los Egos y la simulaciones de los nicks. Su hallazgo evolutivo será una nueva conectividad con el nosotros todos.

La web 3.0 será el fin del narcisismo del hombre pues nos permitirá entender que «ir cada uno a lo suyo» es una estrategia anticuada, trasnochada y destinada al fracaso. Algo asi como una medicamento antiterritorial como el que soñó Arthur Koestler.

Es por eso que le deseo un buen futuro a Internet, pues es el futuro del Sapiens.

Nota liminar.-

Como siempre sucede en la vida esta idea que creia original ya se le habia ocurrido a un neurólogo que la publicó en el BMJ (Bristish medical journal). Para aquellos que la querais leer (en inglés) podeis bajarosla desde aqui en version pdf.

Aaron: el pintor inteligente

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Hace algun tiempo que queria escribir algo sobre este señor que se llama Raymond Kurzweil y que es un empresario que se ha hecho rico y famoso por la invención de un sintetizador del mismo nombre que es una especie de teclado doméstico y que sabe hacer acompañamientos inteligentes y cosas asi con mucho éxtito en ventas.

El caso es que el tal Kurzweil, es uno de esos estudiantes espabilados del MIT, que es donde estudian todos los que quieren ser ricos (otro lugar que no falla es Harvard) hoy es más conocido por ser uno de los popes que defienden la idea de un próximo futuro donde el hombre y la máquina se darán cita en una especie de simbiosis universal donde esa especie de hombres bionicos o cyborgs serán el futuro de la humanidad.

Fue Stevie Wonder el que lo hizo famoso en el campo de la música al utilizar su sintetizador en sus conciertos y discos, pero fue su libro «La era de las maquinas espirituales» el que lo lanzó definitivamente al mercado de la mistica new age en versión ciber-robotica transhumanoide.

En su pagina web hay un programita para descargar que da titulo a este post y que es una especie de pintor robótico; su autor Harold Cohen cree que emula a un pintor humano y le utiliza para apoyar su idea de que cualquier cosa que la mente humana pueda imaginar o crear está al abasto de cualquier programa de ordenador. Esta es la idea.

En la web citada cualquiera de vosotros puede bajarse de forma gratuita (sin funciona bien el link) este programita que en su versión free os permite tener un salvapantallas que mientras estaís trabajando o navegando en vuestro ordenador va dibujando cuadros bastante bien hechos y que sirven para que os sintaís presionados en vuestra apagada creatividad si es que la teneís.

Naturalmente el acceso al programa entero es pagando que para eso estudiaron en el MIT. Os aconsejo que os lo bajeís porque la gracia que tiene este programa es que es ideal para comparar lo que puede hacer una máquina y lo que puede hacer un humano y luego decidir cual es la diferencia.

Hay quien piensa que la actividad mental -la conciencia humana- puede compararse con la de un ordenador. Yo soy de los que creen lo contrario. Que hay algo en la conciencia humana que no es computable y una de esas cosas no computables es la creatividad.

aaron

Esta es una muestra de las prestaciones de Aaron

Pues en realidad la creatividad plástica supone la expresión de un sentimiento y las máquinas ni tienen comprensión ni tienen sentimientos ni por tanto expresan nada: se limitan a repetir movimientos estereotipados.

Otra cosa es que Aaron despues de miles de  intentos y debido al azar componga alguna cosa valiosa desde el punto de vista pictórico. Del mismo modo sucede en la naturaleza, ¿es que el vieneto o el agua a través de multiples intentonas no han logrado algunos resultados francamente valiosos -en las rocas o los árboles- desde el punto de vista plástico? Eso mismo sucede con Aaron, como carece de comprensión acerca de sí mismo solo puede intentarlo una y otra vez sin saber discriminar lo bello de lo feo, lo valioso de lo banal.

Lo que nos lleva al problema de fondo de la comprensión auténtica que sólo está disponible en la conciencia humana y no en las máquinas por muy sofisticadas que sean y por muy complejas que resulten en su capacidad de cómputo.

Porque la comprensión humana acerca de lo bello y lo feo es algo que no se puede computar y si no se puede computar no es posible transportar esta prestación a un máquina.

Eso no quiere decir que en el futuro no pueda haber vida no biológica, ni quiere decir que no existan máquinas tan sofisticadas dotadas de tal capacidad de cómputo que sean perfectas auxiliares nuestras en tareas complejas o repetitivas.

Soy de la opinión de que en el caso de que algun dia se consiguiera emular la conciencia humana -en su versión fuerte- en una máquina entonces deberiamos dejar de hablar de máquinas y comenzar a tratar a esos engendros como personas dotadas de derechos civiles, pues si una máquina tiene conciencia capaz de comprender y discriminar lo bello de lo feo entonces no es una máquina sino un humano.

Y sería un humano aunque estuviera hecho de una materia inorgánica, una especie de silicato-vida.

Pero eso no llegará porque en realidad no seria negocio y además es imposible, lo que si es posible que lleguen son estos robots enamorados de los que hablé aqui, esto si es negocio.

Pero para esto no son necesarias ni la comprensión, ni la inteligencia ni los sentimientos: se llama fornicar.

El negocio y las posibilidades fácticas suelen ir siempre de la mano y la cartera manda.