Morir y matarse no son la misma cosa
Dicen que en Bridgend un pueblo de unos cuarenta mil habitantes de Gales existe una epidemia de suicidios y dicen además que estos suicidios están conectados entre ellos puesto que todos los actores envueltos en tan trágicas circunstancias se conocian entre sí o bien pertenecian a una de esas redes sociales internauticas donde el personal se apunta para conocer gente o hacer amigos, más concretamente todos los suicidas estaban en la red Bebo. Tan inexplicables son estos suicidios que la policia inglesa ha echado mano de la psiquiatría para tratar de explicarse esta conducta y ponerle fin. Dicen que los políticos de alli están como locos temiendo que ese lugar acabe siendo más famoso que el lago Ness pero por su aspecto más cutre.
Se han lanzado varias teorías: la primera es la socioeconómica pero nada de nada, Bridgend es un pueblo como los demás, ni más ni menos, hasta tienen un centro donde enseñan taoismo, una fabrica de la Ford y empleo más que menos o sea que no es por ahi. Tambien han investigado las emanaciones telúricas, por si habia un nudo Harmann en los alrededores, pero nanay, que tampoco, tambien se investigaron las antenas de móviles -que ultimamente lo pagan todo- y hasta los hornos microondas de las casas de los afectados. La policia anda más despistada que los portugueses en el caso de Madeleine Mc Cann y nadie sabe a qué carta atenerse de manera que han recurrido a la psiquiatría.
Algo parecido sucedió hace miles de años en una ciudad griega de nombre imposible y que aparece en algunas crónicas médicas mezclada con la leyenda y con algún guiño de oráculo, de esos que han rescatado los terapeutas new age, pero todo parece indicar que estos casos de suicidios en serie han pasado siempre y sin que Internet mediara entre ellos. Decía que hace unos miles de años en una ciudad griega cualquiera comenzó una epidemia de suicidios entre jóvenes de sexo femenino de aquella ciudad. Las autoridades pusieron el grito en el cielo y antes que nada inmolaron unos cuantos corderos a todos los dioses, un poco por no saber a qué Dios se habría ofendido en aquel próspero enclave. Se recurrió incluso a la amenaza: a la paradójica amenaza de muerte a todas aquellas que lo intentaran y fracasaran en el intento. El asunto se puso feo, porque al parecer no habia supervivientes entre las muchachas que se despeñaban por las almenas, que era la manera como se contagió el suicidio glamuroso de aquella época. O sea que ni la amenaza resultó eficaz ni los métodos policiales. Fue entonces cuando se recurrió al sabio que vivía en la montaña y que por asi decir estaba fuera del mundo civil y de la política; propuso lo siguiente: «lanzad un edicto y decid que todas aquellas jóvenes que mueran de suicidio en los próximos años serán colgadas desnudas de las almenas más altas, sus familiares no podrán recurrir al boato funerario que marcan nuestras leyes y sus cadáveres no tendrán derecho a ser enterrados, sus restos serán esparcidos por la estepa para que las alimañas devoren sus restos putrefactos».
Y asi terminó la epidemia de suicidios griegos.
Y ahora viene la pregunta del millón de dolares, ¿Es que los suicidios de Gales se deben a una estúpida imitación adolescente de lo que otros hacen, sólo por el hecho de merecer una esquela en Bebo?
Pues claro. ¿Es que conocen ustedes un motivo mejor para suicidarse?
Sin duda las hay pero estas razones varían según la edad: en realidad cada uno de los suicidas se ha matado por una razón distinta aunque todos han muerto por lo mismo. Porque aunque morir y matarse no sean la misma cosa acaban en un mismo hecho fáctico: la muerte.
La mayor parte de la gente quiere lo que otros quieren, hace lo que otros hacen, adquiere valor aquello a lo que otros otorgan valor. Es la esencia de la publicidad, ¿por qué la publicidad no iba a funcionar en el caso del suicidio?
Eso es lo que han dicho los psiquiatras de Gales y tienen razón: del mismo modo como aconsejó el anacoreta griego: suprimid el boato de los entierros, la publicidad del acto heroico, el video de youtube y la propaganda mediática del asunto y la epidemia se disolverá como un azucarillo.
Se basa en algo elemental que parece que es un ídolo para los humanos y se llama «afán de notoriedad». las personas más que poder, dinero o amor a lo que aspiramos es a ser conocidos, admirados, reconocidos, famosos. Aparecer en los carteles, periódicos o papeles, mejor en la televisión o en los informativos, a lo que aspiramos es a ese erotismo que llamamos «ser conocido», eso es lo que pone, de verdad, aunque sea después de muerto, aunque sean solamente quince minutos.
Y si no me creen háganse la siguiente pregunta, ¿Qué es lo que hace que este señor que es registrador de la propiedad ande metido en politica?
¿Qué impulsa a una persona a perder dinero, salud, prestigio, vida familiar, el cariño de sus hijos y de su familia por andar metido en los devaneos detestables de la política?
¿Cómo es posible que una persona seria acepte formar parte de semajante circo de falacias, insultos, despropósitos y mentiras que es el juego politico?
El afán de notoriedad como pasa en Gales y pasaba en Grecia. No parece que las motivaciones humanas hayan avanzado mucho desde Platón y compañia pensaran sobre lo humano.
Saber más sobre el suicidio (según Durckeim)
O leer el texto de esta fuente
Se considera la imitación como el último factor psicológico a tratar antes de poder pasar a hablar sobre las causas sociales del suicidio.
El fenómeno de la imitación se puede dar entre dos personas sin que a estas les una ningún vínculo social, o relación de cualquier tipo, es un fenómeno puramente psicológico e individual, y si llegamos a establecer que contribuye a determinar la cifra de suicidios, resultará que esta cifra depende directamente, total o parcialmente, de causas individuales.
En primer lugar hemos de definir la palabra Imitación que se usa normalmente para designar los tres conceptos siguientes:
Ocurre en el seno de un mismo grupo social, cuyos elementos todos están sometidos a la acción de una misma causa o causas semejantes, en virtud de la que todo el mundo piensa o siente al unísono; en este caso la palabra designa la propiedad que tienen los estados de conciencia, simultáneamente experimentados por un cierto número de sujetos diferentes, y obrar los unos sobre los otros y combinarse, de modo que crean un estado nuevo.
Necesidad que nos impulsa a ponernos en convivencia con la sociedad de la que formamos parte y de este modo a adoptar las maneras de pensar o de hacer que son generales en los que nos rodean. Son un ejemplo muy claro de este caso las modas y las costumbres.
Finalmente puede ocurrir que reproduzcamos un acto que pasa delante de nosotros o que conocemos, únicamente porque ha pasado delante de nosotros o porque hemos oído hablar de él, se copia por el simple hecho de copiarla. Así bailamos, reímos o lloramos cuando otra persona lo hace, es la imitación por sí misma.
Estas tres clases de imitación son completamente diferentes las unas de las otras.
La primera no puede ser considerada como un hecho de reproducción, ya que esta no se produce sino que surge de una síntesis de estados diferentes.
Solo podemos considerar la imitación propiamente dicha cuando un acto tiene como antecedente inmediato la representación de otro acto semejante, anteriormente realizado por otro, sin que entre esta representación y en la ejecución se intercale ninguna operación intelectual, explícita o implícita, que se relacione con los caracteres intrínsecos de los actos reproducidos, esta es la definición que se debe emplear cuando se trata a la imitación como influencia en el suicidio.
Durkheim opina que no hay duda de que el suicidio se comunica por contagio, y relata numerosos casos en los que en lugares donde una persona se ha suicidado después otras de su alrededor lo han hecho también, pero es frecuente atribuir a la imitación cierto número de hechos que pueden tener otro origen, esta es la causa de los que se han tomado a veces pos suicidios obsesionales.
Estos suicidios en masa no parece que tengan por origen una o dos causas individuales, si no que más bien parecen resultar una resolución colectiva, más que una simple propagación contagiosa. La idea no nace de un sujeto en particular para extenderse a los otros sino, que es elaborada por el contingente del grupo que, colocado por entero en una situación desesperada, se sacrifica colectivamente a la muerte.
Generalmente para poder imputar la imitación no basta con comprobar que los hechos se produjeron en el mismo momento y en igual lugar bastante número de suicidios, que pueden ser debidos a un estado general del medio, y por lo tanto ser el resultado de una disposición colectiva del grupo, que se traduce bajo un suicidio múltiple. , por lo tanto hemos de distinguir también entre contagio y epidemia, esta es un hecho social producido por causas sociales; El contagio consiste en un encadenamiento más o menos repetido de unos hechos individuales.
Si la imitación es una fuente de fenómenos sociales se debe testimoniar su efecto sobre el suicidio, especialmente, puesto que no existe ningún hecho sobre el que tenga mayor imperio.
Si esta influencia existe debe de sentirse sobre todo en la distribución geográfica de los suicidios, hay pues que consultar el mapa, pero esto ha de hacerse a través de una metodología.
Para poder afirmar que una tendencia se extiende por imitación es preciso que se le vea salir de los ambientes donde ha nacido y extenderse en actos que por si solos no tengan capacidad para producirla.
Ante todo no puede haber imitación si no existe un modelo al que imitar, y no hay contagio si no existe un foco donde el fenómeno tenga su máxima intensidad.
Y lo que es peor: según los metempsicóticos, si te suicidas encima no te reencarnas ya jamás, ni siquiera en cucaracha…
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Una amiga mía se la jugó a cara o cruz con el gas. Y salió cara y sobrevivió. Claro que era muy joven, ahora no se la jugaría otra vez, dice.
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[…] un post anterior que llamé “Epidemia de suicidios” ya habia apuntado hacia la idea de que es posible que dos personas que no se conocen de nada […]
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[…] suicidio es otra de las conductas que tienden a mimetizarse tal y como conté en este post. O en este otro donde conté los supuestos efectos convulsivantes de una vacuna contra el […]
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[…] los individuos concretos con tal de llegar a la fama. También dicen -tal y como ya comenté en este post- que algunas conductas pueden ser inducidas más allá del sentido común, me refiero al suicidio, […]
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Magnifico post!
Pero, de verdad el afán de ser famoso llega al extremo de suicidarse en masa, la humanidad ha estado tan loca siempre?
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No, no, no debes interpretarlo asi Elena. Cada uno de ellos se suicidó por sus propias razones (no por ser famoso) pero la red actuó como un amplificador del acto en si a través de la imitación.
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«morir y matarse no son la misma cosa», ¿ de quien es la frase? ¿conoces el suicidio de Mishima? ¿ Has leído algún libro de él? Creo que te va interesar leer a ese personaje.
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[…] también de ideas, creencias, felicidad o desdicha y por supuesto también patologías y conductas contagiosas o inexplicables como el suicidio. Esas patologías sociales a las que más arriba me […]
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