Darwin y Gandhi

darwin

La evolución es un proyecto inconcluso.

M. Heidegger

Ahora que estamos en el año de Darwin es el momento de pensar en Gandhi y lo digo como ejemplo de lo va a ser este post: una especie de reflexión sobre lo innato y lo adquirido, una especie de paseo por ese paradigma científicamente correcto que es la idea de que todos nosotros procedemos de una intersección, de la interfase que componen medio ambiente y genética.

Esta idea que es muy buena y probablemente indiscutible tiene sin embargo varios problemas que proceden de la conceptualización de una cosa y la otra: ¿qué es medio ambiente, a qué nos referimos con esa palabra?¿Como encajan o dónde se encajan ambas condiciones? ¿qué es genética , que podemos esperar de esta ciencia? y una pregunta suplementaria: ¿es la genética siempre innata?

Comenzaré por intentar responder a esta última pregunta y lo haré recordando la posición de la ciencia sobre lo innato y lo adquirido: sólo pueden trasmitirse los rasgos innatos que lo hacen a través de los genes, es decir lo adquirido no es susceptible de ser trasmitido. Dicho de otra manera la ciencia se posicionó favorablemente a Darwin y en contra de Lamarck que pensaba que ciertos rasgos aprendidos podian trasmitirse a las siguientes generaciones. La ciencia, hoy por  hoy, sólo admite a los genes como vehículos de la herencia descartando otras posibilidades.

Piense usted en sí mismo para apreciar una realidad: su visión del mundo si es usted un adulto y ha vivido lo suficiente es un mar de aprendizajes, de estrategias, de cogniciones, recuerdos y de experiencias, todo ese océano en usted es en realidad un campo neurofisiológico -biocognitivo- que influye no solamente en la manera que usted piensa sino tambien va a influir en la manera en que enfermará. En realidad todo ese campo se manifestará en usted «como si» fuera genético. Si usted desarrolla una diabetes o un cancer de colón, no está enfermando su pancreas o su colon tan solo sino todo usted. Es usted el que enferma -su campo- más allá de un órgano.

Esto no es sólo una idea poética que induce a pensar en el hombre como una totalidad, es una realidad tan genética como la herencia que usted trajo al mundo cuando nació, dicho de otra forma existen inducciones del ambiente frente a determinados genes a través de algo que se conoce como epigenética, en realidad los genes son bastante tontos cuando se les deja solos, es necesario además que sus instrucciones se transcriban, se activen o se inhiban bien en un sentido o en otro.

Además de eso hay que contemplar otro asunto: si usted desarrolla un cáncer o una diabetes esta enfermedad lleva consigo un peaje emocional, un impacto que se transferirá no sólo a usted sino tambien hacia sus familiares que en adelante en su visión del mundo tendrán que contemplar forzosamente que usted tuvo un cáncer o una diabetes. Dicho de otra manera el impacto de la enfermedad suya tendrá consecuencias en la visión del mundo de su familia.

De forma que cuando decimos que usted tiene tal o cual tendencia a enfermar lo que estamos diciendo son dos cosas: que usted tiene un terreno genético que le predispone a esta enfermedad (y a otras muchas parecidas) y que además de eso existe un riesgo a padecerla en función del impacto que recibió de la enfermedad de sus familiar con independencia de su genética, el sólo impacto psiquico de esa enfermedad influyó en su vision del mundo y usted puede enfermar de lo mismo que su progenitor no por herencia sino por la influencia de aquella impresión y la preocupación constante que usted arrastre sobre aquella enfermedad.

Ya tenemos una forma de herencia lamarckiana que no es genética sino que procede de la influencia del estrés sobre sus genes, hoy diriamos epigénetica.

No cabe ninguna duda de que Darwin descubrió un enorme continente pero hay que decir que la teoria de la selección natural, la supervivencia del más apto tiene serias fisuras. En un post anterior que titulé «La selección natural explicada a un médico residente«, expliqué algunas variaciones de este axioma de la selección natural.

Si usted hace una búsqueda por Internet caerá pronto en la cuenta de que existe un debate entre creacionistas y evolucionistas y que a mi me parece una cortina de humo para no orientar el debate hacia los opuestos verdaderamente en juego ahora y aqui: los neodarwinistas radicales como Dawkins o los simbiogenetistas como Lynn Margulis o Stephen Jay Gould. Lo cierto es que no conozco a nadie que hoy niegue la evolución natural, ni siquiera la Iglesia católica la niega ya, pero existen serias discrepancias acerca de los mecanismos que utiliza la selección natural a la hora de construir nuevas especies (la especiación) y el por qué se mantienen serios hándicaps para la supervivencia y la reproducción como las enfermedades ¿como es posible explicar la supervivencia de las enfermedades con un mecanismo tan perfecto como la supervivencia del más apto?

Y sobre todo la idea de que existe tambien una evolución que no depende de la genética sino de un proceso que para entendernos llamaremos incorporación o introyección y que mas abajo explicaré.

No cabe ninguna duda de que los Sapiens somos muy listos y que hemos desarrollado nuestras capacidades cognitivas hasta el paroxismo, pero ¿qué ha sucedido con nuestras capacidades emocionales? ¿Estamos igualmente desarrollados ahi?. No y no lo estamos por una razón de selección -ahora si- natural.

Llevamos unos 50.000 años sobre la tierra y es evidente que las culturas que más han progresado proceden de sólo 5000 años para acá, la egipcia, la babilónica, la griega, la persa, la minoica, la maya, etc lo han hecho porque desarrollaron herramientas tecnológicas, culturales, civicas, agricolas, politicas, religiosas, literarias o plásticas especiales, incluyendo entre estas habilidades el arte de la guerra: hacer espadas fue una conducta seleccionada más selectivamente que el amor por el prójimo porque daba premio evolutivo. Tampoco tengo ninguna duda de que Europa hoy posee un estatus de vida más elevado que Africa o que cualquier civilización asiática descontando Japón. Es evidente que la selección natural ha seleccionado hegemónicamente los aprendizajes cognitivos sobre los emocionales. Es muy obvio que el hombre moderno, el hombre de hoy es un titán cientifico, tecnológico o filosófico tanto como un imberbe emocional. Es por eso que existen las neurosis, los sufrimientos emocionales, las enfermedades psicosomáticas y la locura.

Todas estas enfermedades contradicen en cierto modo la selección natural pero hay que entender que la evolución no ha presionado sobre estas conductas para preservar los genes que las sustentan puesto que la enfermedad por definición es inadaptativa. Todo parece indicar que la enfermedad mental es un subproducto de nuestro infantilismo emocional, es decir de la brecha que existe entre nuestras habilidades cognitivas y nuestras prestaciones emocionales.

Dicho de otra forma: la evolución presionó para que determinados genomas se extendieran quiza al precio de hacer que otros genomas quedaran suspendidos y otras habilidades amputadas. La enfermedad mental en este sentido seria un subproducto de estirar más en una dirección que en otra en el sentido de sacrificar las habilidades usualmente sociales que son un verdadero tampón protector contra la enfermedad mental.

La enfermedad pues no es algo que la evolución haya preservado activamente sino una consecuencia de haber puesto mayor énfasis en la parte cognitiva. Seria algo evolutivamente neutro.

En este momento me gustaria volver al concepto de incoporación o introyección que nombré más arriba como una forma de trasmisión no genética de algo.

Si usted hace algo de memoria convendrá conmigo en que hace poco más de 100 años las mujeres no tenian derecho al voto, ni siquiera tenian derecho a bienes subordinándose civilmente a sus maridos.¿Recuerda esa situación? Ahora piense en la mujer actual ¿que diferencias observa?

¿Que diria usted si le dijeran ahora y aqui que las mujeres no pueden votar?

Seguramente usted tendria un ataque de risa y no comprendería que hubiera detractores y partidarios de esta idea (que aun existen en determinadas culturas) Lo que diferencia nuestra cultura de esas otras que discriminan a la mujer es que ellos aun viven esta cuestión como opuestos enfrentados. Nosotros por el contrario la hemos interiorizado de tal modo que lo damos como un derecho natural de las mujeres. No pensamos más en el asunto y no lo vivimos como una contradicción.

Cuando se supera un opuesto ya no se piensa en ellos.

Hemos interiorizado la conducta de igualdad frente al voto y por lo tanto el mundo ya no está dividido entre detractores y partidarios del voto femenino.

Ahora piense usted en una conducta socialmente perversa como «pegar a alguien». ¿Cree usted que las personas que pegan a sus semejantes no saben que está prohibido pegar? Naturlamente que lo saben, hasta los asesinos saben que matar a alguien es algo que no debe hacerse y que está penado por la ley. ¿Y entonces por qué lo hacen?.

Pues porque ni saber ni deber bastan por sí mismos. Para inhibir algo es necesario interiorizar, que la prohibición de hacer daño a un semejante llegue a penetrar en nuestro campo biocognitivo de tal modo que ya no haga falta pensar más en ello, se trataria entonces de una conducta que ha pasado a constituirse en un tabú, en una prohibición que se acata en nombre de algo que no procede del código penal o de la moralidad o de la religión sino que es un mandato biológico.

Algo asi sucede con todos los tabúes, son parte de nuestro genoma extendido, se trata de inserciones culturales, son parte de algo que heredamos pero no por la via de la genética sino por la via de la cultura.

De forma que deben existir otras maneras de trasmitir información y que no proceden sólo de los genes. Los genes no son el único vehiculo de trasmisión de información relevante o util aunque esta información termine convirtiéndose en una información biológica.

No cabe ninguna duda de que la incorporación de valores (y vicios) es algo que no cabe ni se codifica en los genes sino que se encuentra en el medio ambiente, al menos en ese medio ambiente que llamamos familia o tradición. Existe una trasmisión de caracteres adquiridos a través de las familias que es transgeneracional y que desborda los aprendizajes individuales. La incorporación -la inserción- psicobiológica de un valor (o de un vicio) familiar precisa de tres generaciones al menos para poderse convertir en algo biológico. Si sus padres y abuelos ya no pegaban es muy poco probable que usted pegue a alguien, pero si algunos de esos ascendientes suyos era «pegón», usted tiene riesgo de serlo con independencia de sus genes y de si conoció o no al «pegón» en cuestión. Se trata de un aprendizaje que es posible que no haya sido interiorizado por algunos miembros de su familia y aunque usted sepa que no hay que pegar  a nadie puede usted caer en la tentación de hacerlo puesto que no se halla codificado como un no en su linaje.

Hay muchas personas que piensan que los valores morales y éticos proceden de la razón, somos morales y tenemos ideales éticos porque somos muy inteligentes y razonables. Los que así piensan están equivocados, lo moral, las aspiraciones éticas de los seres humanos no proceden de la razón ni son entidades cognitivas sino emocionales que vienen de la otra parte del espejo: se trata además de algo no computable. Si quisieramos construir un robot que pensara como un humano fracasariamos al intentar hacer de él un robot-ético del mismo modo que fracasariamos en conseguir que tuviera emociones y sentimientos. Pero quizá en la tercera generación de robots inteligentes pusieran aparecer atisbos de moralidad siempre y cuando esos robots tengan aseguradas sus necesidades primordiales (fueren las que fueren), si los tratamos como obreros sólo conseguiremos infantilizarlos y nunca adquirirán funciones morales. Pero si lo logran no será por haberlos programado para eso sino que sería una propiedad que emergeria de la tradición-robótica.

Es por eso que aunque sabemos reconocer los valores éticos en sí mismos o cuando se encarnan en alguien somos incapaces de saber ¿por qué es bueno ser bueno? Intente usted contestarse en privado esta pregunta y se encontrará de bruces con el mismo dilema que apresó a Kant y que por cierto no alcanzó a responderse más allá del «imperativo categórico» que no termina de responder la pregunta ontologica que me planteo.

Nuestra dificultad en contestarnos esta pregunta está precisamente relacionada con nuestro infantilismo emocional: sencillamente no existe ninguna razón racional para ser buenos más allá de que nos castiguen por ser malos , lo que señala en la dirección de que la bondad como valor universal -por ejemplo- no está los suficientemente interiorizado entre la población general o al menos no lo está tanto como el «no matarás» al que antes me referí. Lo que parece indicar que cada uno de estos valores ha seguido distinta suerte entre nosotros los humanos, algunas interiorizaciones parecen ser bastante fáciles de trasmitir mientras que otras son bastante dificiles, es como si pertencieran a un nivel distinto de complejidad emocional.

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Ahora le ruego que mire usted esta fotografia de aqui arriba. ¿Que es lo que usted ve?

Si, usted tambien la ha reconocido está usted frente a la bondad, la compasión, al altruismo y la humildad, está usted frente a frente a varios absolutos platónicos, frente a valores.

¿De dónde sacó Gandhi esos genes? ¿Cree usted que estos rasgos se computan y transfieren genéticamente?

Más allá del apego de las madres por sus crias y de los progenitores por los suyos, es dificil entender el altruismo como un rasgo genético. A pesar de que algunos evolucionistas han  teorizado sobre el tema es evidente que el apego o amor de uno por su descendencia no tiene nada que ver con el altruismo de este señor de aqui arriba que es un altruismo universal, algo que trasciende al tú y el nosotros tribal y que va en busca del nosotros todos.

Para mí está claro que esa clase de sentimientos-rasgos no se transfieren por la via genética sino que proceden de ideales, de qualia que si no se encuentran más distribuidos entre la población general es porque sólo muy recientemente la humanidad ha comenzado a valorar su parte emocional.

Primero efectivamente hay que comer y tener una guarida, después seguridad, más tarde comodidades y ciertos excedentes para el mañana. Cuando todo esto se ha cumplimentado es el momento de comenzar a plantearse otros objetivos e ideales.

Si Gandhi tuviera un hijo, es muy poco probable que ese hijo fuera tan grande moralmente como su padre, pero si este hijo creciera entre hermanos-gandhis, primos-gandhis, madres-gandhis o una sociedad gandhi lo que seria una rareza seria la maldad. No quiero decir que desapareciera del todo, ni la enfermedad, ni la miseria humanas pero estoy seguro de que disminuiría el dolor y el sufrimiento paralelamente a la nivelación del balance entre lo cognitivo y lo emocional.

Porque la felicidad no tiene secreto alguno: consiste en olvidarse de uno mismo y este argumento es muy poco asimilable por el egoísmo genético.

Es lógico, al fin y al cabo de no haber sido por ese egoísmo no estariamos ahora aquí escribiendo este post pues Internet no nació para alcanzar ideales aunque lo cierto es que el que lo inventó para uso militar no podia ni imaginarse como iba a contribuir al diseño de un hombre nuevo.

Aaron: el pintor inteligente

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Hace algun tiempo que queria escribir algo sobre este señor que se llama Raymond Kurzweil y que es un empresario que se ha hecho rico y famoso por la invención de un sintetizador del mismo nombre que es una especie de teclado doméstico y que sabe hacer acompañamientos inteligentes y cosas asi con mucho éxtito en ventas.

El caso es que el tal Kurzweil, es uno de esos estudiantes espabilados del MIT, que es donde estudian todos los que quieren ser ricos (otro lugar que no falla es Harvard) hoy es más conocido por ser uno de los popes que defienden la idea de un próximo futuro donde el hombre y la máquina se darán cita en una especie de simbiosis universal donde esa especie de hombres bionicos o cyborgs serán el futuro de la humanidad.

Fue Stevie Wonder el que lo hizo famoso en el campo de la música al utilizar su sintetizador en sus conciertos y discos, pero fue su libro «La era de las maquinas espirituales» el que lo lanzó definitivamente al mercado de la mistica new age en versión ciber-robotica transhumanoide.

En su pagina web hay un programita para descargar que da titulo a este post y que es una especie de pintor robótico; su autor Harold Cohen cree que emula a un pintor humano y le utiliza para apoyar su idea de que cualquier cosa que la mente humana pueda imaginar o crear está al abasto de cualquier programa de ordenador. Esta es la idea.

En la web citada cualquiera de vosotros puede bajarse de forma gratuita (sin funciona bien el link) este programita que en su versión free os permite tener un salvapantallas que mientras estaís trabajando o navegando en vuestro ordenador va dibujando cuadros bastante bien hechos y que sirven para que os sintaís presionados en vuestra apagada creatividad si es que la teneís.

Naturalmente el acceso al programa entero es pagando que para eso estudiaron en el MIT. Os aconsejo que os lo bajeís porque la gracia que tiene este programa es que es ideal para comparar lo que puede hacer una máquina y lo que puede hacer un humano y luego decidir cual es la diferencia.

Hay quien piensa que la actividad mental -la conciencia humana- puede compararse con la de un ordenador. Yo soy de los que creen lo contrario. Que hay algo en la conciencia humana que no es computable y una de esas cosas no computables es la creatividad.

aaron

Esta es una muestra de las prestaciones de Aaron

Pues en realidad la creatividad plástica supone la expresión de un sentimiento y las máquinas ni tienen comprensión ni tienen sentimientos ni por tanto expresan nada: se limitan a repetir movimientos estereotipados.

Otra cosa es que Aaron despues de miles de  intentos y debido al azar componga alguna cosa valiosa desde el punto de vista pictórico. Del mismo modo sucede en la naturaleza, ¿es que el vieneto o el agua a través de multiples intentonas no han logrado algunos resultados francamente valiosos -en las rocas o los árboles- desde el punto de vista plástico? Eso mismo sucede con Aaron, como carece de comprensión acerca de sí mismo solo puede intentarlo una y otra vez sin saber discriminar lo bello de lo feo, lo valioso de lo banal.

Lo que nos lleva al problema de fondo de la comprensión auténtica que sólo está disponible en la conciencia humana y no en las máquinas por muy sofisticadas que sean y por muy complejas que resulten en su capacidad de cómputo.

Porque la comprensión humana acerca de lo bello y lo feo es algo que no se puede computar y si no se puede computar no es posible transportar esta prestación a un máquina.

Eso no quiere decir que en el futuro no pueda haber vida no biológica, ni quiere decir que no existan máquinas tan sofisticadas dotadas de tal capacidad de cómputo que sean perfectas auxiliares nuestras en tareas complejas o repetitivas.

Soy de la opinión de que en el caso de que algun dia se consiguiera emular la conciencia humana -en su versión fuerte- en una máquina entonces deberiamos dejar de hablar de máquinas y comenzar a tratar a esos engendros como personas dotadas de derechos civiles, pues si una máquina tiene conciencia capaz de comprender y discriminar lo bello de lo feo entonces no es una máquina sino un humano.

Y sería un humano aunque estuviera hecho de una materia inorgánica, una especie de silicato-vida.

Pero eso no llegará porque en realidad no seria negocio y además es imposible, lo que si es posible que lleguen son estos robots enamorados de los que hablé aqui, esto si es negocio.

Pero para esto no son necesarias ni la comprensión, ni la inteligencia ni los sentimientos: se llama fornicar.

El negocio y las posibilidades fácticas suelen ir siempre de la mano y la cartera manda.

Seres vivos, seres humanos y cyborgs

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Fotografía original de Flor Garduño

Hubo un tiempo en que la psicopatologia y el sufrimiento humanos iban enroscados en la sexualidad, el personal se hacia preguntas como ésta: ¿es mi padre un putero? ¿Como sienten las mujeres? ¿Estará enamorado de mí mi cuñado? Y asi, hasta que las mujeres se quitaron el refajo y se liberaron por así decir.

Pero el problema no se resolvió sino que cambio de lugar, durante el siglo XX los problemas se trasladaron al eje del trabajo: a la identidad social, a lo que aparentamos ser. La gente dejó de sufrir por culpabilidades sexuales y se puso  a sufrir por no tener el rango laboral que les tocaba o las caderas que hubieran preferido o la visibilidad social que necesitaban y sentían merecer. El siglo XX fue el siglo de la visibilidad, las mujeres sobre todo adquirieron notoriedad y abandonaron sus hogares dejándolos vacíos y convertidos en lugares de paso, la pildora anticonceptiva añadió nuevas posibilidades sexuales y la gente de tan libre comenzó a caer en la cuenta de que no hacía falta emparejarse ni comprometerse ni tener hijos. Que lo único que valia la pena era el trabajo y el gimnasio, lo demás era prescindible.

La gente se hace esta pregunta hoy ¿por qué la miran a ella y no a mi? ¿Por qué yo no gano lo mismo que los mengano? ¿Por qué  me saldrán estas patas de gallo? ¿Por qué ella no engorda y yo si?

Durante el siglo XX la psicopatologia se enroscó en lo alimentario y en lo social, digamos en aquello que podia enseñarse, en lo demostrativo: aparecieron nuevas patologias relacionadas con la corporalidad y una juventud entera pasó a formar parte de adoradores de ayunos, dietas, retoques y gimnasias. Los cirujanos plásticos fueron mas consultados que los psicoanalistas quizá porque la culpa habia sido desplazada por la perfomance.

Y cuando más iguales éramos nacieron los ministerios de la Igualdad: con una misión fundamental, conseguir que hombres y mujeres fueran más iguales, es por eso que habia que conseguir que desaparecíeran las diferencias reproductivas, mientras hubiera mujeres paridoras la igualdad no podria conseguirse, es por ello que se inventó el aborto libre primero como reivindicación y luego como superficial derecho inalienable de la persona humana.

De lo que se trataba era de blanquear la verdad y eludir el debate moral, la mejor forma de hacerlo es acudir a la idea de que los embriones son una especie distinta a los humanos corrientes y molientes, son como otra cosa, una especie de cyborgs.

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Lo ha dicho la ministra de igualdad, Bibiana Aido: que los embriones son seres vivos pero no humanos. Lo que me ha hecho recordar al neolenguaje del que hablaba Orwell en 1994, de lo que se trata es de cambiar el lenguaje, mecanizarlo, retorcerlo para que coincida con las consignas del partido de turno. El PSOE quiere cambiar la ley del aborto y ya tienen el pretexto, ahora ya lo sabemos: los embriones no son seres humanos.

Lo cierto es que los que hablan de asesinato en el caso del aborto también se equivocan porque el asesinato es una figura jurídica, yo estaría más de acuerdo en decir que el aborto es «quitar la vida» a un ser vivo ahora que ya sabemos que los embriones son seres vivos pero no humanos.

Y me alegro mucho de que hayamos llegado a este punto porque  habrá que admitir a partir de ahora que «quitar la vida» no es lo mismo que asesinar a alguien, por ejemplo un pollo no puede ser asesinado, sólo pueden ser asesinadas las personas humanas, aquellas que tienen el estatuto juridico de personas que no alcanza a los embriones según la ministra de Igualdad.

El problema sin embargo no está resuelto porque no sabemos cuando un embrión se transforma en un feto humano. Por aproximación podriamos pactar esas 22 semanas de gestación, una especie de barrera o linea roja que se encuentra en las leyes de los paises de nuestro entorno: leyes de plazos, lo que significa que cualquier mujer puede abortar en ese lapso de tiempo de 22 semanas donde el embrión es un ser vivo pero no humano. Lo que no sabemos es que pasará con aquellos fetos que ya han dejado de ser embriones y ya han pasado a ser humanos porque eso seguro, seguirán abortándose como hasta la fecha. Lo mejor sería alargar esos plazos hasta los 7 meses de gestación y abolir la figura juridica del infanticidio.

Y que quepan todas las opciones: de lo que se trata es de no criminalizar a las mujeres que hayan decidido no llevar adelante sus embarazos aunque para legitimarlas debamos adaptar el diccionario de la RAE a nuestros objetivos y restringir las evidencias. Y la evidencia es que cualquier embrión es un proyecto humano, una continuidad embriológica, hasta que se transforma en un ser humano en el momento del alumbramiento. La distinción entre embrión, feto y bebé es descriptiva, igual que niño, adolescente o anciano.

Al pan, pan y al vino, vino. Y la verdad es que un embrión es un ser humano vivo aunque incompleto.

Pero el problema de la tecnología reproductiva no ha hecho más que empezar, poco a poco vamos a tener que pronunciarnos en cuestiones como ésta ¿Es ético tener un hijo-medicamento para que haga de donante de un hermano enfermo? ¿Es ético elegir los embriones a la carta?

Lo cierto es que la tecnología siempre va a ir por delante de la evolución moral de la conciencia humana y además da dinero, es por eso que según algunos las sociedades liberales son un mal lugar para plantearse estos dilemas que siempre serán soslayados por la posibilidad de poderse llevar a cabo, lo cierto es que con dinero estas tecnologías serán posibles como posible es ya de hecho en nuestro pais abortar electivamente con independencia de ser menor o mayor de edad.

Y lo que es aun más cierto: a la gente le importan un bledo los dilemas éticos, porque lo que les interesa es su propio bienestar.

Lo que nos lleva de cabeza a señalar hacia uno de los efectos secundarios de la libertad: la irresponsabilidad galopante que se nos viene encima, una irresponsabilidad egoísta que aliada con el dinero que hay para ganar en estas tecnologías permite predecir un claro crecimiento y abuso de ellas.

Lo cierto es que la gente aborta porque ante sí se les abre una amplia oferta de servicios a la carta de sus oscilantes deseos e intereses, la gente aborta por irresponsabilidad y una carencia de sensibilidad moral. Para empezar porque ejercieron una sexualidad que les iba demasiado grande, no será por falta de información por lo que quedaron embarazadas sino quiza por su exceso. Efectivamente, sabemos demasiado de todo y  es por eso que cada vez somos mas irreponsables, pues los adolescentes de ahora fueron criados por madres ausentes del hogar y padres desaparecidos que no pudieron ejercer su función cultural con normalidad y que sustituyeron información o bienes materiales por amor y dedicación. Lo normal en este siglo XX fue que la función paterna estuviera oculta o ausente, hay algo de la función paterna que desapareció definitivamente con la incoporación de la mujer al mundo del trabajo.

No es de extrañar pues que las hijas de esos hogares de paso sean irresponsables y se queden embarazadas aun viviendo en uno de los paises con mayor oferta anticonceptiva del mundo. Habría que dar una especie de carnet al personal para que se les permitiera copular del mismo modo que hacemos con los conductores. Una especie de carnet por puntos: quedarse embarazada llevaría aparejada la perdida de 10 puntos, primero por «burra», y luego otros 10 por copular sin protección propagando enfermedades.

La ignorancia activa deberia pagar peaje en las sociedades liberales.

Durante el siglo XXI el sufrimiento humano irá enroscado a la reproducción, no poder tener hijos cuando se quiere, la esterilidad: no poder concebir, no poder ser padres perfectos, o tener hijos perfectos, a la carta, ese será el sufrimiento de los ciudadanos del siglo, las preguntas que se hará el personal ya no procederán del descontento con el sexo, el poder o la visibilidad social sino con la incapacidad de algunos de aceptar el azar, el desorden de la naturaleza y que se  manifestará en la mente individual en un ansia titánica de buenismo y perfección: para entonces ya no existirán hogares sino manufacturas reproductivas.

Los hombres ya no vivirán con mujeres de su especie sino con robots enamorados., cyborgs diseñados al gusto de los hombres.

Y las mujeres seguirán con su mania reproductiva produciendo hijos fuera de su vientre: hijos perfectos.

Tener hijos dejará de ser una consecuencia de tener sexo y pasará a formar parte de una expectativa quasiquirurgica de la vida, una expectativa protésica.

¿Hijos o cyborgs? Esta es la cuestión.

¿Pero a quién le importa?

Libertad y libre albedrío

Se trata de uno de los debates más trascendentes, antes ocupación de la filosofía y la religión, hoy tarea de las ciencias de la mente o -como suele decirse- de las ciencias cognitivas. El asunto aun no se ha resuelto y sigue siendo tema de debate acalorado entre aquellos que defienden modelos deterministas y que suelen acusar de idealistas a aquellos otros que defienden que el ser humano es libre para elegir entre esto, aquello o lo otro. Es cierto que este debate entre idealistas y deterministas se parece mucho (si es que no es el mismo debate) que el que mantienen los reduccionistas y los espiritualistas.

De no haber sido por los ordenadores, la robótica y la ingeniería cognitiva este debate hubiera ya cesado sin acuerdo entre ambas partes, pero ha sido resucitado gracias a los problemas que plantea la inteligencia artificial y la tecnología que es posible desarrollar gracias a estos artefactos llamados a ser nuestros perfectos ayudantes en tareas que precisen tareas redundantes, automatizadas o complejas. Pero hay que añadir a esta evidencia el que los robots del futuro pueden emular de forma bastante similar a la inteligencia humana, si bien y tal como comenté en el post anterior será bastante dificil que adquieran emociones aunque es muy probable que pueda conseguirse un «como si» las tuvieran.

Gracias a los ordenadores las ciencias cognitivas avanzaron en dos o tres décadas lo que no consiguieron los filósofos de todos los tiempos después de discusiones y escisiones interminables, pero el empantanamiento en el que se encuentran las ciencias de la mente es bastante parecido al que alcanzaron los filósofos, el problema sigue siendo el mismo ¿qué relación hay entre la mente y el cerebro?

Y en el caso que impulsa este post, la pregunta concreta es ¿el hombre está determinado o es libre?.

A diferencia de los neurocientíficos los ingenieros cognitivos no hablan de libre albedrío sino de «grados de libertad de un sistema», lo que puede definirse como cuanto azar le vamos a permitir a un sistema determinado, qué limites le vamos a poner y sobre todo qué reglas, pues son las reglas las que van a delimitar «los movimientos» del robot. Sin embargo la libertad de la que hablan los ingenieros no tiene nada que ver con el concepto «libertad» que manejamos los humanos.

La libertad es una idea, una abstracción que sin embargo tiene también una connotación que no es nada abstracta. La libertad (la falta de libertad) del cautivo o prisionero no es una entelequia sino algo experiencial, algo corporal. De la misma manera la falta de libertad en un régimen autoritario no tiene tampoco nada que ver con el mundo de las ideas sino que es algo tangible: la policia irrumpe de noche en un domicilio y secuestra a los sospechosos. Eso no tiene nada que ver con las abstracciones, cualquier persona puede ser detenida por sus opiniones políticas y en ese sentido todos pueden experimentar esa falta de libertad.

Aquel que niega que el cautivo o el disidente politico de un regimen autoritario carece de libertad o es un cínico o es un idealista, es decir uno que cree que en realidad la única libertad que merece la pena ser tenida en cuenta es la libertad interna, la capacidad de elegir sobre opciones posibles sin atender a la falta de libertad objetiva que lleva a la cárcel a los disidentes.

Está tambien el extremo contrario: aquel que apela a la libertad como idea para conseguir sus fines -ajenos a la libertad en sí misma- pues ya no puede apelar a la coartación de la libertad. Es lo que sucede hoy con el nacionalismo vasco por ejemplo (aunque es un fenómeno común a los nacionalismos) un fenómeno emparentado con una forma de pensar la historia de forma idealista ¿qué le hace suponer a un vasco que en un Estado independiente iba a tener más libertad de la que goza hoy? Todo parece indicar que los nacionalismos apelan a la libertad como abstracción pero lo hacen casi siempre en un entorno de libertad que les permite cualquier tipo de manifestación de sus reivindicaciones políticas. Este fenómeno resulta cuanto menos paradójico, pareciera como si tuviéramos dos versiones distintas de la libertad (una abstracta y otra concreta) y las utilizáramos de forma reversible para que nos cuadren los argumentos. Se trata de la conocida falacia pre-trans descrita por Wilber y que consiste en tomar las abstracciones como realidades concretas y los hechos como abstracciones.

Si descontamos las excepciones que hacen de la libertad un hecho concreto, el estado de cosas que tenemos en nuestros entornos democráticos es el de que la libertad ha pasado a ser una idea que sólo se corporeiza -se encarna- con la falta de libertad y que al cesar estas condiciones nos quedamos a solas con la abstracción, la libertad ha dejado de ser algo tangible y se ha convertido en un ideal platónico. De la libertad solo podemos experimentar su falta. Es por eso que el mejor caldo de cultivo para aspiraciones secesionistas sean las dictaduras, aunque los separatistas no están en contra del autoritarismo sino que son su más firme aliado. Gracias a ellos las dictaduras se robustecen y si son ellos los que ganan al final se convierten en otra dictadura.

Este fenómeno politico bien conocido, en mi opinión no ha sido estudiado adecuadamente desde este punto de vista del conflicto entre determinismo e idealismo. Creo que no es suficiente con decir que «ambos contendientes se necesitan» o que «se retroalimentan». En realidad ambos comparten una misma cosmovisión histórica que es parte de la forma idealista o determinista de pensar la realidad.

Los idealistas por otra parte son más favorables a creer en el libre albedrio y tambien en Dios aunque suelen mantener conceptos superficiales sobre la libertad, por ejemplo la libertad no es tener una amplia paleta de objetos elegibles, sino saber que aquello que se eligió fue realmente y conscientemente elegido y aceptar sus consecuencias. Pero el libre albedrío en el que creen algunos no tiene nada que ver con la convicción profunda de que el ser humano es libre para elegir aun aceptando que existe en todos nosotros una determinación, en este sentido los psicoanalistas que han abordado este problema hablan de sobredeterminación: los síntomas están sobredeterminados decía Freud. Aquellos que no entienden a Freud suelen decir que era -a causa de esta afirmación- un pandeterminista y que en su psicología no hay lugar para el libre albedrío, pero es precisamente todo lo contrario.

El concepto de sobredeterminación freudiano significa que un efecto E no procede directamente de una causa C de un modo lineal. Significa que a una causa C, pueden seguirle multiples efectos E, E´, E´´, etc. y al revés: que un efecto E, puede deberse a una causa C, C´, C´´etc. Y una novedad que anticipa la causalidad circular: que un efecto E puede preceder a una causa C. Freud está introduciendo un factor causal que está más allá de la propia causa, este factor es el azar psicológico, algo distinto del azar en el que piensan los ingenieros como más abajo se verá. Esta manera de pensar la causalidad en Freud está muy cercana a nuestros conceptos actuales de no-linealidad o causalidad caótica. Hay que señalar ahora que en epoca de Freud no se habia establecido aun la teoria de sistemas ni se sabia una palabra de cibernética. Otra cosa es que se cuestione si toda causa ha de ser de naturaleza sexual que en mi opinión no contradice el fondo de la cuestión acerca de la no-linealidad en las relaciones causa-efecto.

Ahora bien esta no-linealidad no es tampoco asimilable al concepto de azar que manejan los ingenieros. El azar visto desde este punto de vista significa la cualidad de un fenómeno que no responde a una causa, orden o finalidad concreta y cómo psicólogos este tipo de azar no es tampoco el que nos interesa aquí pues lo humano está siempre presidido por la intencionalidad. Es verdad que todos los seres vivos podemos tener accidentes, una familia concreta, enfermedades, condicionamientos históricos, económicos y hasta climáticos que no tienen nada que ver con la libertad ni el libre albedrio, son asi y están determinados. Tampoco tenemos ninguna responsabilidad en estar en ese lugar donde una maceta nos cayó -por azar- encima de nuestra cabeza. En psicologia no entendemos el azar del mismo modo que lo entienden los matemáticos, en el sentido de aleatoriedad. Para nosotros el azar es aquello que no está determinado y si no está determinado, fijado, o pre-dado es porque nosotros podemos elegir qué hacer.

El azar asi visto es más bien un menú desplegable de incertidumbres, una especie de paleta de opciones que se abre ante cualquier itinerario vital. Ahora bien es necesario ahora realizar una matización, cuando usted va a un restaurante y elige un plato para comer está usted ejerciendo el libre albedrío, comer lo que le apetece. Este tipo de libertad está a su vez condicionada, por sus gustos y por su dinero, de manera que no existe un libre albedrío independiente de otros factores, todo está relacionado con todo. Del mismo modo las elecciones mentales que implican valores o proyectos de futuro, no se plantean tampoco en ausencia de otros condicionantes. Un hijo puede elegir ser médico como su padre porque existe una facilitación familiar para ello, aun en ausencia de toda intromisión parental. Las elecciones no se producen en el vacío sino que precisan de carriles, de guías que nos vienen de la tradición o de la mitología familiar por ejemplo. En este sentido el libre albedrío no es lo contrario del azar, sino los grados de libertad que los humanos tenemos en un contexto dado, instante a instante. El libre albedrio tiene dos limites: el azar en bruto por una parte y por la otra aquello que nos es imposible contemplar como opción elegible.

Esto nos lleva de la mano al siguiente argumento que reporté en este post sobre la causalidad kármica. La causalidad psíquica -el libre albedrío- es la capacidad de los humanos de elegir y operar dentro de ciertos limites, en un campo de elecciones que es al mismo tiempo terreno y kairós (oportunidad) dado que sólo podemos elegir lo que sucede en el presente pero no podemos cambiar el pasado ni el futuro, la causalidad kármica no excluye la causalidad ni tampoco el azar sino que supone una via de enmedio, asi la tradición budista en la autoría de Nagarjuna llamó a esta via la Madhyamaka bien estudiada por Francisco Varela y para lo que dirijo al lector interesado a estos post:

Enaccion, emergencia, sueño y creatividad

Flores y abejas: historia de un acoplamiento

Los enemigos del enjambre

La idea de Varela inspirado por esta tradición búdica es que cada elección construye una guía que facilita y restringe la paleta de elecciones siguientes como un desarrollo arboriforme o fractal de decisiones, este tipo de ideas compatibilizan el azar con la causalidad puesto que no nos es posible admitir ningún hecho sin causalidad y al mismo tiempo es tambien imposible pensar en una libertad individual por afuera de los limites de lo azaroso y de las propios condicionamientos con los que el sujeto viene al mundo.

El concepto que Varela llamó enacción y Humberto Maturana autopoyesis, es la tercera via que compatibiliza y resuelve en gran parte el dilema entre determinismo y idealismo. Eso si, el camino no es nada fácil porque nos obliga a construir un mundo sin fundamento último y también por tanto una ética sin Dios, ni castigos o beneficios individuales.

Robots enamorados

amorsexo

David Levy es uno de los gurus de la inteligencia artificial, profesor de la universidad de Maastrich y que vuelve al primer plano de la actualidad por un libro transgresor y provocador sobre el futuro que nos espera a través de las aplicaciones prácticas de la robótica. Un futuro que nos acerca a las predicciones de la ciencia ficción y a los amoríos de películas tales como la de «Blade runner», un futuro que ya parece estar aquí a través de un libro que acaba de publicar Paidós sobre «Sexo y amor con robots» y en el que hace la predicción de que en unos cuarenta años estarán ya disponibles los primeros robots para uso sexual.

Y yo estoy seguro de que será así y lo estoy porque la ciencia avanza en función del beneficio económico y no tanto de las necesidades más «elevadas» del pueblo llano. Es por eso que existe Internet -gracias a la pornografía y a los negocios- y no tanto por esa mística de la red global en la que algunos aun creen, aunque es cierto que gracias a la pornografía y a los negocios -aun militares- algunos podemos escribir blogs como este que no podríamos escribir en ningún otro lugar. Pero hay que despertar amigos y este post es un post-despertador, en él analizaré precisamente lo que dice Levy y lo que dicen también otros ingenuos que aun no han entendido en qué mundo viven.

Vivimos en un mundo donde no existe eso que se ha llamado «igualdad de oportunidades» y me estoy refiriendo ahora a las oportunidades sexuales, esa actividad que tanto tiempo y energias consume en los humanos. Las reglas de acceso de un sexo a otro son reglas no escritas, desdibujadas y ocultas en la trama de la sociabilidad, de la cultura y de las convenciones sociales. A ello hay que sumar las mentiras y la hipocresía que existe en los temas distributivos de hembras y hombres, las diferentes expectativas que los humanos tenemos del otro sexo y la ignorancia de las reglas que debemos poner en marcha para negociar una relación que nos satisfaga. Los feos y las feas, los bajitos, los pobres, los «mala patas» y de carácter difícil lo tienen muy complicado para agenciarse una pareja satisfactoria, como los enfermos, los viejos o los aburridos.

Un tema sobre el que el propio Marx hubo de pronunciarse cuando sus seguidores imaginaron el socialismo como un edén exclusivo para hombres: donde la libre accesibilidad a las mujeres sería su premio en la tierra a su proselitismo. Marx -y cito de memoria- salió al paso en sus «Manuscritos» de esta idea decepcionando a algunos sobre en qué consistía el socialismo e igualando a los que lo pensaban en clave de repartición de hembras con la codicia de los explotadores capitalistas. Marx no acabó de resolver el gran tema del ser humano ¿Por qué él si y yo no? o ¿qué tiene ella que no tenga yo?

Las reglas sobre las que se basan los intercambios sexuales son- para aquellos que aun lo sepan- estas dos: la belleza y el poder. Sin ninguna clase de belleza o poder está usted condenado a pasar la mano por la pared, amigo/a. Y además una contradicción: los hombres buscan el sexo anónimo y las mujeres el compromiso, una dificultad añadida para que el socialismo en el que pensaban las mujeres se asemeje en algo el socialismo inventado por los hombres.

Es por eso que han tenido tanto éxito las sexual dolls, las muñecas siliconadas e hinchables que dicen que están haciendo furor en China tal y como comenté en este post. Pero todo mejora y ahora estas muñecas están siendo perfeccionadas para que tengan espacios de su cuerpo vibrátiles e incluso que tengan voz propia para comunicarse aun con jadeos u onomatopeyas con su dueño. Todo es cuestión de tiempo y llegará a construirse una de esas muñecas hechas al gusto de los hombres que competirán con las mujeres «verdaderas» al menos en prestaciones. Y si no lo creen vean esta foto, ¿es real o una muñeca?

Es evidente que es una muñeca siliconada pero la ingenieria está avanzando a pasos agigantados tal y como predecía la ley de Moore y es esta predicción la que sirve de pretexto al libro de Levy que asegura un futuro de robots de quita y pon diseñados para cultivar nuestros deseos sexuales más abyectos.

El gran obstáculo que existe entre los humanos para una relación sexual satisfactoria es la existencia de dos subjetividades bien distintas, la del hombre y la de la mujer, que son difícilmente compatibles al menos en el largo plazo, es por eso que Levy prevee un gran futuro para la industria de la robótica con fines sexuales.

¿Se imaginan ustedes qué sucedería si pudieramos diseñar un robot con apariencia humana para nuestros escarceos sexuales?

El asunto que plantea Levy es que esos robots con apariencia humana serian tan parecidos a nosotros, los humanos de verdad que serian difícilmente reconocibles. La ingeniería robótica ya ha avanzado lo suficiente para saber que un robot necesita moverse para ser realmente inteligente, para tener una conciencia recursiva que es lo que diferencia al humano de una mascota. Mi perro tiene una mente pero no sabe que tiene un Yo independiente del mio, ni siquiera tiene una subjetividad, simplemente tiene instintos que llevan a repetir constantemente una serie de rutinas y a saber que soy yo quien le da de comer. Mi perro no me ama como un ser humano pero la palabra «amor» en un perro carece de sentido, tampoco es posible sustituirla por la palabra «interés» porque los perros no tienen intereses sino simplemente instintos y es su instinto gregario y territorial el que le lleva a reconocerme como macho alfa de su manada. Y me seguirá reconociendo como tal aunque lo maltrate, no le de de comer o le abandone.

El problema de las mascotas es que aprenden muy poco y no son capaces de sentir lo que yo siento, ni de adelantarse a mis deseos, son bastante torpes en eso y sobre todo son incapaces de tener sentimientos o emociones parecidas a los de los humanos. Lo que plantea precisamente Levy es que los robots del futuro tendrán sentimientos y podrán diseñarse con emociones concretas según el gusto del consumidor, al tiempo que los robots serán capaces de «leer» la mente de sus dueños o sea que tendrán una «teoria de la mente«. Evidentemente no se tratará de emociones genuinas, como sucede en los humanos, será un «como si», una simulación pero indistinguible de las emociones «verdaderas»que poseemos algunos de nosotros.

Lo que nos lleva a plantearnos qué es una emoción genuina y una emoción simulada.

La verdad del asunto es que no lo sabemos, ¿es el cariño de una prostituta genuino o ficticio? En este caso es muy fácil, pero ¿qué sucede en el resto de los supuestos humanos donde está en juego una emoción? Si descontamos el amor de una madre por sus hijos -amor egoísta donde los haya- ¿podemos estar seguros de que el cariño que alguien nos tiene es verdadero lejos de ese supuesto de la maternidad?, ¿existe algún supuesto que diluya esta duda? Y en cualquier caso ¿qué significa una emoción verdadera de una simulada? Pondré un ejemplo del corazón, ¿el amor de Carla Bruni por Nicolas Sarkozy es verdadero o simulado?

Nadie lo sabe pero lo peor de todo es que ni ellos mismos lo saben, están capturados por la incertidumbre. La condición de lo humano.

No podemos nunca estar seguros de que nos aman o amamos de verdad o de si se trata de un buen simulacro. Más allá de eso tampoco podemos estar seguros de que el amor no lleve adosado el peaje de los celos, de la envidia o de la codicia, esqueletos del armario que siempre andan merodeando por los senderos del amor, pues se puede amar a alguien para sí y en exclusiva coartando la libertad del otro, – el amor materno nos da buenas pruebas de ello- demostrando que se puede amar a alguien envenenando ese mismo amor con la peste de la envidia o la posesividad. De esos materiales están hechos los amores humanos, algo que conocemos en psicología con el nombre de ambivalencia, tan frecuente y homicida y a la que nunca prestamos demasiada atención imbuidos como estamos de la idea romántica de que el amor es desinteresado.

Los robots sexuales se instalarán precisamente en esa grieta de discontinuidad que preside las relaciones humanas y para muchos serán preferibles a las personas de carne y hueso debido precisamente a la certidumbre de nuestra relación con ellos. Las cosas serán como hayamos diseñado que sean según un menú desplegable donde podremos componer nuestros gustos y a veces descubrirlos si es que no los conocemos aún. Es posible que algunos de nosotros humanos deseemos, después de todo, ser robots.

Pero de lo que se trata no es que suceda una rebelión de robots como plantean algunas películas de ciencia ficción, ni de que se reproduzcan o de que creen versiones mejoradas de sí mismos sino de que nos sirvan, tanto para trabajar, como para hacer de policías o de amantes. En realidad estas películas plantean situaciones extremas que nos son esperables para esos cuarenta años de los que habla Levy, pero si que para entonces hayamos conseguidos robots tan parecidos a los humanos que se haga difícil la discriminación.

Porque ser robot tendrá algunas ventajas morales sobre el ser humano, para empezar y dado que no podrán tener emociones genuinas como nosotros, carecerán de libre albedrío. No podrán decidir salvo en aquello que les hayamos enseñado a decidir, podrán por tanto mostrarse enamorados si usted quiere un robot enamorado o como bailarines si lo que usted desea es un acompañante bailarín (el ideal de las mujeres). Sus emociones serán simulacros pero usted no podrá discriminar el amor verdadero del fingido de tan parecido que le resultará, además usted podrá acabar enamorado de uno de esos seres buenos, dóciles y sin subjetividad que terminará por hacerles la vida más fácil, sencilla y feliz y si usted lo desea podrá programarlos para hablar de filosofia o incluso para discutir si esa es su pasión.

Dicho de otro modo, los robots serán con total seguridad una realidad en el tiempo en que los ingenieros descubran como implementarlos de los circuitos necesarios y de hecho es muy probable que nos cambien la vida, ¿quién optará entonces por un humano? La ventaja metafísica de relacionarse con un robot es que al carecer de libertad el robot no podrá nunca ser ambivalente (amar y odiar al mismo tiempo a alguien), pero la libertad no debe confundirse con el concepto sistémico de «condiciones de libertad del sistema» que significa si el azar podrá o no contribuir a la conducta de la máquina. Podremos elegir el grado de incertidumbre que exigimos a nuestro robot pero él nunca será libre. No podrá odiarnos si no está programado para ello pero podrá enfadarse si nos apetece tener en casa una máquina parecida a lo que entendemos como «calor humano».

Solo hay que recordar el éxito que han tenido nuestras mascotas como dadores de «amor», esperen a la próxima generación de robots y los humanos nos tendremos que espabilar para competir con esos engendros.

¿Ventajas? Evidentemente se tratará de un precio prohibitivo (poco más que un Ferrari) pero ni comen, ni duermen, ni envejecen.

O sea la solución para la humanidad, Levy plantea que serán una solución para violadores y pederastas, para maltratadores y para las cadenas de producción.

Pero desde mi punto de vista lo que nos aportarán será un modelo nuevo y desinteresado de afecto ¿simulado?, un amor total y sin condiciones, así lo programaría yo, ¿y usted?

Y no me preocuparía demasiado de si ese amor era simulado, a fin de cuentas ¿cómo saberlo?

¿Podría usted discriminarlo en esta fotografía?