El complejo de Eróstrato

Greta Garbo afecta de un sindrome de Erostrato invertido

Eróstrato fue un personaje de la Grecia antigua que ha pasado a la historia por un hecho infame: nada menos que por incendiar una de las maravillas del mundo antiguo, el templo de Artemisa en Efeso. Lo curioso de este atentado es que tuvo como origen el deseo del fulano de ser famoso.

Es por ello que Artajerjes le condenó al ostracismo y al anonimato, aunque su sentencia -hay que reconocerlo- no llegó a cumplirse dado que hoy sabemos de su autoría.

Valerio Maximo y Teopompo en su papel de notarios de la actualidad -como dicen que hacen los buenos periodistas- se encargaron de transmitir a la posteridad la barbaridad incendiaria de Eróstrato y de paso de comunicar que las personas somos capaces de cualquier cosa con tal de ser famosos.

Y es que a nosotros los humanos nos encanta eso del famoseo, aun a costa de serlo a través de un hecho infame como éste y si no lo que se lo pregunten a los concursantes de Gran Hermano que aspiran a convertirse en estrellas del espectaculo haciendo «edredoning» o traicionándose entre sí que es la nueva carrera que la televisión basura ha puesto sobre la pantalla para regocijo de todos aquellos que no pudieron aprobar el bachiller y tienen más cara que espalda.

Algo así tambien les sucede a muchos políticos fascinados por la notoriedad. Aunque ustedes no lo crean hay personas que pagarían por ser presidentes vitalicios de escalera, aparecer en las procesiones o tragarse inmundos bodrios con tal de que les vean. A algunas personas les encanta que les vean, ser famosos, conocidos y visibles mucho más que ser ricos o poderosos.

Muchas veces me he preguntado a qué se debe este fenómeno que para mi resulta tan incomprensible.

La mayor parte de la gente cree que a los politicos lo que les mueve es el afán de poder o del lucro, pero no crean, la mayor parte de ellos se encuentra motivados por algo mucho más delicuescente, el famoseo. Que un cargo sea capaz de sacarles del anonimato y que puedan salir bajo palio (es un decir cercano a la metáfora) parece que a algun@s les pone y debe ser porque la imagen publica que un@ proyecta les permite sacarles de ese autismo insoportable que les enfrenta cara a cara con su inexorable estulticia.

Y es que sólo podemos soportar pequeñas dosis de nosotros mismos y el famoso lo que hace es someter a una sobredosis de ese sí mismo insoportable a los demás hasta que quedan hartos y la gente les liquida pronto o tarde por la via del voto o del empujón.

Les sacan a empujones porque de otra manera no se van y no es por el coche oficial o las prebendas del poder (que también) sino por aparecer con una vela al frente de una romería en homenaje a una virgen o santo cualquiera: hay vírgenes y cultos en todos los pueblos de España para todas las sensibilidades y es por eso por lo que los famosos parecen relevarse e incluso pelearse por un asiento de barrera en la plaza de toros o en el palco de autoridades en el fútbol.

Y es cierto que hay gente que con tal de tener su minuto de gloria es capaz de llegar hasta el crimen, dicen que eso que ha venido en llamarse «asesinatos en serie» es en realidad una nueva modalidad de crimen facilitado por la fascinación que los medios ejercen sobre los individuos concretos con tal de llegar a la fama. También dicen -tal y como ya comenté en este post– que algunas conductas pueden ser inducidas más allá del sentido común, me refiero al suicidio, al maltrato de género, a los secuestros-exprés, a los incendios y cosas asi. Y es que aun no hemos caido en la cuenta de que sólo somos simios imitadores, lo que nos gusta es lo que vemos que les gusta a los demás, queremos lo que tiene el vecino si es que lo que tiene el vecino parece de valor para los demás y despreciamos lo que somos porque tenemos la convicción de que «lo otro» siempre es mejor.

Lo que tiene el otro es siempre mejor pero tambien creemos que la maldad está en el otro lo que nos lleva hacia una paradoja que hace que sólo podamos imitar de los demás sus habilidades para el mal. Y asi.

Pero hay otros como cuentan en este articulo que lo que quieren es ser invisibles. De Rimbaud a Salinger pasando por Greta Garbo y Howard Hugues pretendieron después de ser famosos por una razón u otra -a veces incluso merecida- ser invisibles. Nadie sabe por qué Salinger despues de escribir un sobrevalorado libro que pretendia ser el banderín de enganche para la generación de la contracultura desapareció del mapa y se ocultó en un anonimato forzado por si mismo y dejó de escribir. Algo más sabemos del caso de Howard Hugues que parece que padecía un TOC muy grave, de Rimbaud se ha escrito mucho en el sentido de enfatizar sus múltiples roles vitales después de haber cambiado la historia de la poesia moderna antes de los 25 años.

Pero acaso Greta Garbo nos da la clave de los temores que abruman tanto a los que buscan la fama como los que reniegan de ella una vez alcanzada.

Hay algo insoportable en envejecer a ojos de los demás, en convertirse en una máscara de lo que se ha sido, en oscurecer el espejo que se pulió para brillar. Hay algo en el narcicismo que parece querer detener el tiempo en un caso y en el otro ganar tiempo a través de ese blanqueo artificial que ocupa la primera página de un periódico al menos una vez en la vida.

Greta y Eróstrato tenian algo en común: no se conformaron con estar vivos y pretendieron ser tambien mito: una vida matriz de otras, algo a imitar.

En estas reflexiones andaba yo hasta que cayó en mis manos un libro de un hombre de éxito, me refiero al mismo personaje del que hablé en el post anterior.

Ricardo Bellveser tiene un tratado sobre el éxito que se titula «Paradoja del éxito», un poemario.

En él leo, la clave:

Me gustaria ganar un premio literario: sólo por vengarte.

Avatares

Un avatar -en su acepción de la red-es una imagen que ejemplifica nuestra identidad digital pero es tambien una pelicula más que recomendable que se proyecta actualmente en los cines tanto en 3-D como en pantalla normal.

Pero en realidad la palabra avatar se refiere en el hinduismo a la encarnación terrestre de un Dios, usualmente Vishnu. Asi los dioses terrestres serian secuenciales encarnaciones o versiones de la deidad original.

Y es por eso que en la pelicula «Avatares» existen duplicados de personas concretas que pueden adquirir formas diversas. Se trataria de cuerpos que comparten una misma mente, una especie de trasplante mental hace las veces -en la ficción de la pelicula- de esta duplicación.

Todos tenemos un avatar porque todos tenemos una imagen de nosotros mismos. El lector puede visitar este post donde abordé el tema del doble cuerpo.

Y todos somos capaces de formar imágenes porque tenemos imaginación.

La imaginacion es una prestación de nuestra mente que aparece despues de la caida. Y la caida es aquel hito mental que nos hace darnos cuenta de que existe un otro, que la madre es el otro. Hasta este momento del desarrollo no existe imagen ni imaginacion y el bebe navega en un oceano beatífico de estupida euforia sin llegar a discriminar su cuerpo de su mente, su propio cuerpo del cuerpo de la madre, el tiempo y el espacio aun no existen y el niño sólo puede percibir eventos desconectados entre si.

La caida de Icaro

Pero después de la caida el niño no tiene más remedio que asumir que su madre y él están separados y que tienen cuerpos ditintos y más aun: que existen momentos de ausencia de la madre. Esta fluctuación entre presencias/ausencias -entre el está y no está- son los germenes de la imaginación pues el niño aprende poco a poco a guardar recuerdos de la imagen materna. Un buen dia descubrimos que ese niño busca con la mirada algo que recuerda, es entonces cuando obtenemos la prueba de que aquello que se busca es algo que se retuvo en la memoria y que la imaginación puede evocar. Recomiendo al lector la lectura de este post donde abordé la transición desde el Yo urobórico al Yo tifónico.

Naturalmente el desarrollo de la imaginación es un potente tranquilizante porque define el mundo en dos trozos de pastel de confianza/desconfianza o de certidumbre/incertidumbre. La dualidad acabará por imponerse a la mente infantil y escindirá su mundo en esas dos partes que fundarán el mundo real  e instituirán el principio de realidad. Pero además la imaginación es un potente estimulante del miedo tambien, la imaginación es el carajillo del alma. Pues el miedo es siempre el miedo a lo otro.

Con el tiempo la imaginación se hace más y más potente, incluyendo en ella al lenguaje, los escenarios temporo-espaciales precisos y la autodirección de la misma. El mundo de nuestra imaginación representa al mundo en su ausencia y nos permite sobrevivir en ambientes fuertemente precarios. Más allá de eso nos permite construir mundos a nuestro antojo y habitar en ellos. Pues nuestro cerebro procesa de la misma manera tanto aquello que procede de la realidad externa como aquello que procede de la realidad intrinseca de nuestra imaginación.

Con nuestra identidad digital pasa un poco lo mismo: está en nuestra mano configurar una identidad determinada que no necesariamente ha de ser una prolongación de nuestra identidad real, en este post escribí a propósito de esta cuestión.

Esto es un avatar 2.0 (lo que ya tenemos)

De momento los avatares que solemos usar en Internet son bastante primitivos y toscos: burdas imágenes que usamos como Logos de nosotros mismos, para publicitarnos u ocultarnos o bien fotografias de tamaño carnet de nuestra propia cara. Pero llegará un dia -tal y como barrunta la pelicula en cuestión- que nuestros avatares serán de carne y hueso o al menos entidades robotizadas que harán de bots de nuestra subjetividad según nuestros intereses. En la pelicula susodicha el individuo real se encuentra conectado mentalmente -comparte más bien- su mente con la de su avatar y puede asi explorar mundos sin poner en riesgo su propia identidad ni su porpio cuerpo.

El problema que plantea la pelicula es que la vida de un avatar puede ser más interesante que la vida real de su propietario y entonces elige pasarse al mundo de allá tal y como le sucedia a Alicia y también al héroe de «Bailando con lobos» que acaba haciéndose indio renegando de su pasado militar. Aqui en Avatar pasa algo muy parecido, la vida humana es insostenible para el soldado Jake Sully y se pasa de bando por amor y tambien por asco con los de su especie, un poco lo mismo que le pasó al teniente Dunbar que tambien estaba de vuelta de todo después de una herida de guerra y su consiguiente estrés postraumático.

La pelicula de Cameron (Alien, Terminator, Titanic) es un refundido de ideas donde prima el espectáculo no exento de reflexiones míticas, ecológicas, Gaianas, animistas y de la íntima conexión de lo humano y su medio ambiente -holisticas-, una feroz critica al militarismo, al lucro desmedido y a la maquinaria de guerra que acaba imponiéndose a cualquier otra consideración. El enfrentamiento entre la ciencia, la fe, las armas y los negocios parecen referirse al despojo de nuestro planeta más que a una metáfora de algo que sucede en un planeta lejano «Pandora» donde habita una civilización que se pretende desplazar de lugar por asentarse en una mina de un preciado mineral.

El dominio tiene dos partes, uno a través de la antropologia – que fracasa- dando lugar a la acción militar. Sin embargo el estudio de aquella civilización lejana por notables cientificos que buscan una forma de convencerles de que abandonen sus tierras parece calcada de lo que está sucediendo en la selva amazónica donde la maquinaria pesada avanza año tras año esquilmando la selva y desplazando amplias masas de población hasta entornos o reservorios precarios.

Y lo hacen a través de avatares, compuestos a medias de ADN humano y  ADN Navi (los antropoides habitantes de Pandora), para mi lo más conseguido de la pelicula es precisamente la conexión -el vinculo- que logran establecer los humanos con sus avatares y los avatares con todas las criaturas de su medio ambiente.

Hilos invisibels que comunican unos estados mentales con otros.

¿Serán asi los avatares del futuro?

Estado mental frente a estado mental.

¿Será asi la web 3.0?

Bella y bestia soy

A todos aquellos que aun se hagan preguntas sobre el amor -esa insondable decisión del ser- les recomiendo que vuelvan a ver King Kong, una película de esas que han sido versionadas un sin fin de veces y que ayer volvi a ver en su última versión -la del 2005-, llena de efectos especiales, una pelicula entre «El señor de los anillos» y la aventuras de «Indiana Jones» que pese a no contar con una rubia de nivel como Jessica Lange no puede eludir el enfrentar las grandes preguntas de la naturaleza humana: el enfrentamiento entre la pulsión biológica, descarnada y ciega y su domesticación civilizadora.

King Kong no es sólo un simio gigantesco sino una metáfora de lo instintivo más allá de la realidad del instinto animal, puesto que no existen simios de ese tamaño aterrador, King Kong sirve como andamiaje imaginario de lo que entendemos como pulsión, la trieb freudiana, parcializada, fragmentada, oscura y destructiva, King Kong representa pues a la pulsión humana y sus destinos no son más que dos:

  • el camino del mal
  • el camino de la civilización algo que sólo consigue transformar el amor.

El amor es pues la redención de la pulsión, su conversión en deseo proporciona a la pulsión ojos y oidos, tacto y palabras, un andamiaje para que se transforme en deseo humano. Algo así parece sucederle al monstruo cuando se «enamora» de la rubia de turno que en la versión de 1976 contaba con este animal erótico, nada menos que Jessica Lange en edad de merecer.

La historia de la redención de la pulsión a través de ese enlace entre sujeto y objeto que llamamos amor es bien conocida a través de la literatura: cuentos, leyendas y mitos, el más conocido de los cuales y parece ser el tronco comun de donde salió esta historia del mono enamorado, es «La bella y la bestia«, otro relato del que se conocen múltiples versiones y que probablemente es antiguo y presente en casi todas las culturas. De hecho se atribuye a Apuleyo en sus «Metamorfosis» tanto el relato de la bella y la bestia como el mito de Cupido y Psiqué que parece ser el antecesor común de estos cuentos sobre el alma y sus coordenadas relativas al deseo y los vericuetos del amor:el enlace entre el deseo y su objeto.

Todas las «bellas» de este universal relato tienen algo en común: todas son raptadas por alguien, son sacrificadas para salvaguardar el bienestar de su familia o se ofrecen voluntarias para el sacrificio. Es desde esta posición de fuerza que entran en contacto con la bestia y es desde esa posición que consiguen civilizarla perdiendo de paso su inocencia núbil. Todo parece indicar pues que las relaciones que se establecen entre el deseo y la pulsión son retrógradas, es decir fruto de un rapto o paroxismo, de un viaje hacia dentro que las bellas recorren contra los impulsos de su naturaleza, en efecto sólo los héroes recorren ese camino de descenso de arriba a abajo o desde la superficie al interior por propia voluntad. Pero es verdad que todo deseo obtiene su fuerza y su impulso vital de la pulsión y que todo deseo debe asomarse de vez en cuando a la pulsión para recargar las pilas y que resulte posible seguir deseando pues sin deseo el hombre cae en manos de la pulsión ciega o bien perece de acedia o de aburrimiento, de melancolía.

Otra de las versiones del mismo tema es la conocida obra de Gaston Leroux titulada «El fantasma de la ópera«, en ella Cristine opera como la incitadora del deseo del fantasma, un compositor que habita en los laberinticos sótanos de la opera y desde alli maneja asu antojo a los administradores del teatro imponiendo sus gustos y sus preferencias. Naturalmente Cristine forma parte de esa preferencia pues el fantasma está enamorado de ella.

Y es por eso que la rapta, nótese como la rapta del mismo modo como Hades rapta a Perséfone, por la fuerza y la lleva al mundo subterráneo, al infierno, en este caso a los sótanos del edificio, instalado sobre una laguna. Y lo hace a través del espejo

Disney también entró a saco sobre el asunto con una propuesta descafeinada sobre el asunto del deseo, pasando de puntillas para hacer de la historia un consumible para todos los públicos. En este video puede obervarse la versión de dibujos animados de mismo tema.

Pero la moraleja no es que Belle doma a la bestia a partir de su bondad como parece querernos decir el moralista Disney sino que deshace el sortilegio de la Bestia que estaba apresada en un monstruo merced a un hechizo anterior de una bruja. Es solamente cuando ella cede a sus intentos de seducción y pronuncia la frase mágica «Si quiero» cuando la Bestia deja de ser bestia y se convierte en un apuesto principe. Y este es el regalo al que toda niña sin pulsiones conocidas -es decir inocente- aspira, un principe azul, bello, tierno y rico si es posible claro. La pulsión se pierde en la transformación y solo queda el amor, ese amor del cuento que nos asegura una felicidad eterna y que tanto llama la atención de las niñas en esa edad de merecer.

Pero a veces el monstruo no puede ser derrotado sino por el ejército, esa es la propuesta un poco belicista que nos hace King Kong. Reducido a cautividad, a ser mostrado como un animal de circo, el gorila enamorado de una rubia es llevado a Nueva York con la intención de exhibirlo en plan circense. Pero King -la pulsión-es irreductible, es por eso que se encarama a sus rascacielos -simbolo fálico por antonomasia- y desde alli y después de encontrar a su amada es abatido por la fuerza aerea. Al final rubia y galán reencontrados de si mismos y a sabiendas de qué cosa es el deseo se funden en ese amor parejil que precisa del sacrificio de algo para remontar el vuelo, en este caso la muerte de la pulsión y la elección del camino del amor doméstico.

Las heroinas del «Fantasma» y de King Kong no resultan tan insoportablemente beatas como Belle, en efecto, al menos ellas se han asomado a ese pozo sin fondo de lo instintivo y se llevan un «rollo» de lo más ambiguo con sus bestias interiores. Cristine más que raptada por el fantasma se encuentra fascinada por la naturaleza de su relación con él que la distingue de todas sus competidoras y que de alguna forma la protege de sí misma y de los demás, el problema es que Cristine se cree señalada por el destino en forma de «Angel of music». Al final Raul se lleva su trofeo y el amor se impone, al fin y al cabo el fantasma no era más que eso, una imaginación de la propia Cristine: es por eso -que al menos en la versión del musical– desaparece cuando está a punto de ser apresado.

Un fantasma no puede enjaularse, pues no es más que un acicate del deseo y carece de vida real.

Y son los besos son que rompen el hechizo.