Sentirse enfermo sin enfermedad

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Sentirse enfermo sin enfermedad es la patologia mas prevalente de nuestro tiempo y es casi tan frecuente -al menos en la psiquiatria- como el caso contrario: negar la enfermedad que realmente se tiene.

Ambos fenómenos tienen algo en común: en el primer caso el individuo construye y le construyen teorias más o menos peregrinas acerca de su malestar, en el segundo caso el individuo disimula o niega las evidencias de su malestar y deconstruye teorias sobre su salud.

Y comparten además una misma ubicación: el cerebro, el cerebro nos engaña.

En realidad en el cerebro hay tres cerebros, de acuerdo con las edades evolutivas del hombre: uno humano, otro mamifero y otro reptiliano. Lo curioso es que el cerebro involucrado en el «sentirse enfermo sin enfermedad» es el cerebro reptiliano, mientras que el cerebro implicado en «sentirse bien en presencia de enfermedad» es el cerebro humano. Es por eso que a esta segunda estrategia se la conoce con el nombre de negación de enfermedad a la que se considera un fenomeno mental, es decir psicológico destinado a evitar el estigma, proteger la autoestima o- segun otros- una simple anosognosia (una incapacidad para autoevaluarse).

En este post hay un chequeo de las razones por las que los sujetos inventan salud alli donde hay en realidad enfermedad.

Yo no estoy muy seguro de que la negación de enfermedad sea un fenómeno mental puro,  pero creo que la conducta de «sertirse enfermo sin enfermedad» es un automatismo  diseñado por la evolución para ahorrar costes energéticos en situaciones de desventaja. Asi, desde el punto de vista de nuestro cerebro profundo sentirse enfermo, desanimado o deprimido es la misma cosa que sentirse dolorido, sin motivación, apático o fatigado.

En nuestro cerebro reptiliano existen al menos dos programas relacionados con esta cuestión, impresos a sangre y fuego en nuestro tronco cerebral: se trata de los conocidos fight or flight (lucha o huye) y el freezing (congelación).

Es interesante señalar que el fight or flight es el mismo programa. Dicho de otro modo: las órdenes que recibe nuestro organismo van a ser el mismo paquete de medidas tanto si huimos como si luchamos, en realidad la selección de una conducta u otra es un proceso cognitivo, basado en la decisión probabilistica, bien distinto a la cascada metabólica, neuronal y inmune que provoca el disparo del programa en sí.

Más concretamente este programa «freezing» o «congelarse» es el que está relacionado con este «sentirse enfermo sin enfermedad», el cerebro da la orden y pone en marcha una especie de congelación de todo el organismo en espera de mejores tiempos, algo asi como «estate quieto» y «guarda energias».

Es el programa que se activa en la fibromialgia, en la fatiga crónica, en el dolor neuropático y en la depresión, en este post hay una explicación relevante de la secuencia de procesos que se ponen en marcha hasta constituir un bucle diabólico que tiende a perpetuar el dolor o la depresión o las dos cosas a la vez.

Ahora bien esta orden la da el cerebro reptiliano y ahi no hay psicología sino simple y pura supervivencia, se trata de un cerebro muy tosco que opera segun las leyes del todo y la nada y no atiende a razones. El tronco cerebral va a la suya y no se sienta a deliberar con sus compañeros: el sistema limbico y la corteza cerebral, al menos no atiende sus argumentos, es un simple ejecutor de órdenes, no es un gestor ni un administrador, es el brazo armado del cerebro, en realidad un militar ocupado en la neurodefensa.

Y cuando pone en marcha el programa «sentirse mal sin enfermedad», manda al organismo un paquete de órdenes de las que no necesariamente el resto del cerebro tiene noticia (no informa al alto mando). En realidad el individuo no sabe porque se siente mal, no hay ninguna razón psicológica, simplemente el Yo, el organismo siente las consecuencias del dolor o de la fatiga pero no encuentra razones o amenazas externas o internas que lo justifiquen.

El programa se encendió espontáneamente, como esas alarmas caras e  inteligentes de las que hablé en este post.

Lo cierto es que el programa no se encendió espontáneamente sino sin razón, un programa de estas caracteristicas no se enciende solo, hace falta algun dispositivo que lo ponga en marcha, una llave.

Y esa llave no siempre es un acontecimiento detectable o identificable, en ocasiones responde a una evaluacion exagerada de un peligro o de una amenaza a un suceso simulado.

El detector de amenazas de nuestro cerebro está en nuestra parte mamifera, en el sistema limbico, más concretamente en la amigdala cerebral. Una estructura que pertenece al sistema de radares y detectores de peligros del neuroministerio de defensa cerebral. La amigdala es un órgano -una red neuronal- mucho más sutil que el tronco cerebral.La amigdala valora entonaciones en los sonidos, evalua las caras de las personas, adelanta hipótesis sobre intenciones ajenas, mapea la realidad interna en busca de fugas y el entorno en busca de amenazas pero sigue siendo afásica porque las emociones no precisan de etiquetas, están ahi solo para mostrarse  y no para nombrarse, asi la amigdala procesa el miedo y la rabia, adelanta la percepción de daños y señala su desconfianza cuando encuentra algo que no sabe interpretar, usualmente lo nuevo es para la amigdala peligroso.

Amígdala y tronco cerebral juntos sin embargo no son alarmas inteligentes, funcionan de una manera analógica, por aproximación, lo que hace realmente inteligente a nuestro sistema de alarmas neurobiológicas es la corteza cerebral, es decir nuestro cerebro moderno. Una vez conectada la amígdala a nuestra corteza ya tenemos una red de mando inteligente, todo el gobierno, ejercito y administración pasan a depender del poder civil, del parlamento de las ideas, del ejecutivo y del legislativo, como en una democracia formal.

Y las democracias tienen, como todo el mundo sabe, contradicciones. Una de ellas es que el parlamento no siempre detecta las necesidades de los ciudadanos y muchas veces viven de espaldas a ellas. En realidad son la prensa y los medios de comunicación los que se encargan de interpretar las necesidades del pueblo. El resultado es que en ocasiones los medios trabajan en su propio beneficio e identifican sus intereses con los intereses de los ciudadanos.

Asi sucede precisamente con nuestro cerebro. Aquellas conexiones de la amígdala con la corteza cerebral tiene consecuencias en el gobierno del organismo entero porque ahora nuestro cerebro ya no va a reaccionar sólo cuando sienta una amenaza real sino que además de eso va a depender de la construcción simbólica que procede de nuestro módulo cerebral humano, de  nuestra corteza frontal. La orden de «lucha o huye» o «congélate» puede llegar a producirse sin amenaza real sino a través de una prospeccion de amenazas, carestias y privaciones. Nuestro cerebro barre la realidad continuamente tratando de  valorar costes y perjuicios y desde ese momento ya no es una alarma tosca y antigua que salta cuando detecta merodeadores sino una alarma de tercera generación que interpreta y adelanta significados, algo que deja al cerebro necesitado de otra conceptualización, me refiero a la mente.

Algunas personas ponen en marcha el programa freezing si su cerebro cree que vienen malos tiempos o que es mejor quedarse en cama hasta que pase la tormenta.

Este quedarse en la cama, la quietud inducida por ese programa ancestral que hemos llamado «congelación» es una estrategia diseñada por la evolución para ahorrar costes energéticos destinados al fracaso o al despilfarro y es por eso que algunas personas lo ponen en marcha ante una evaluación de costes excesivos.

Y se ponen cuasienfermos.

Aunque no es detectable enfermedad alguna.

Lo cual encierra además otro dilema, éste: ¿si no tengo ninguna enfermedad por qué me siento enfermo?

La mayor parte de la gente y la mayor parte de los médicos entienden que sucede por razones psicológicas. Pero decirle a alguien que está enfermo por razones psicológicas es lo mismo que decirle que está enfermo por su culpa porque la mayor parte de la gente identifican psicológico con voluntario, es por eso que prefiero llamar a estos fenómenos «psíquicos» pero no psicológicos tal y como expliqué en este post. No es de extrañar que la mayor parte de la gente rechace esta explicación, que entre otras cosas es falsa, pues lo psiquico no equivale linealmente a lo psicológico. Las personas que se sienten enfermas sin enfermedad no tienen más problemas psciológicos que usted o yo. Su «avería» no es psicológica sino una avería de las alarmas que se encuentran mal reguladas, naturalmente determinadas personalidades son más alarmistas que otras.

Lo paradójico de toda esta serie de argumentos es que aunque la causalidad de «sentirse enfermo» no es psicológica, no hay más remedio que acudir a la psicologia si queremos penetrar en el disco duro de las alarmas y cambiar su sensibilidad.

A través de la mente, es decir construyendo una relación con significado.

Es desde ahi, implicando al significado, como podemos entrar en la sección de alarmas y desactivar algunas y regular otras, enseñando a los pacientes a graduarse ellos mismos sus propias alarmas.

Y recordando siempre que el cerebro es un simulador de acciones, pero no un simulador cualquiera de acciones sino un simulador de acciones intencionales.

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El cerebro construye todo el tiempo simulacros de amenazas, de placer y de aversiones y a veces engaña al organismo entero pues esa es su función: simular una realidad aun virtual.

Y es la mente consciente la puerta de entrada que nos permite mejorar a los que se sienten enfermos sin estarlo.

Del mismo modo que aprendimos a convencer a los negadores a aceptar sus enfermedades reales.

En este video Punset entrevista a Oliver Sacks a proposito de los engaños del recuerdo.

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3 comentarios en “Sentirse enfermo sin enfermedad

  1. «dos programas relacionados con esta cuestión, impresos a sangre y fuego en nuestro tronco cerebral: se trata de los conocidos fight or flight (lucha o huye)»
    ¿No estaba también la «vía de enmedio» (no hacer nada)?
    Ese video de que el cerebro nos engaña me ha recordado instantáneamente a ese post que puse hace mucho, http://trozosdenada.blogspot.com/2008/02/memorias-traicioneras.html
    Al parecer, como ya dijo alguien, si vemos una serie de puntos sobre un círculo inexistente, «vemos» un círculo (y no una serie de puntos sueltos): el cerebro rellena lo que no hay.
    Excelente, Maestro…

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  2. buenos dias..tengo en mi flia una persona enferma sin enfermedad alguna..aparte de la psiquiatria..de que manera en lo cotidiano se puede ayudar..? mil gracias…

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