¿Qué es el tiempo?

El tiempo no existe en el inconsciente

Sigmund Freud

Esta frase que Freud escribió a principios del siglo XX parece en una primera lectura algo esotérico y precisa de alguna aclaración al lector interesado.

Fíjese usted en esa palabra «tiempo» y caerá enseguida en la cuenta de algo muy importante: el lenguaje no es algo unívoco o unidireccional, sino en todo caso equívoco y multidireccional. Y es equívoco porque esta palabra tiene al menos tres o cuatro acepciones:

  • El tiempo, más conocido por todos, el cronológico, el que marcan los relojes. La hora como intervalo simétrico igual a si misma en todos los casos.
  • El tiempo atmósferico, es decir el que se refiere al clima (wheather en inglés, oratge en valenciano).
  • El tiempo como experiencia subjetiva, como tiempo vivido. Es esa extraña cualidad que hace que el tiempo transcurra más rapidamente cuando somos jóvenes y más lentamente cuando somos mayores o estamos aburridos, se trata de un tiempo asimétrico donde no es posible asegurar que los intervalos del pasado son o serán iguales que los del futuro.
  • El tiempo como momento oportuno, como momento justo. Estar en el sitio adecuado en el momento adecuado, algo que remite al sentido de oportunidad. El kairós de los griegos.

El tiempo al que se refiere Freud sin embargo no es fácil de identificar con los anteriormente mencionados. De lo que Freud hablaba era de la atemporalidad es decir de la eternidad. La flecha del tiempo en el inconsciente no señala necesariamente hacia el futuro y todos tenemos experiencias de esa realidad frecuentemente mientras soñamos, pareciera como si el cerebro humano poseyera un registro que permitiera a los humanos poner el tiempo del revés cosa que no es nada rara porque también podemos hacer otras cosas muy singulares cuando soñamos, volar, viajar a grandes distancias y recorrer escenas vividas o imaginadas sin necesidad de traspasar los muros de la lógica espacio-temporal. Algo semejante sucede con la contradicción: mientras soñamos no podemos decir «no» y es por eso que para negar algo necesitamos afirmarlo.

Siempre me pareció que la frase de Freud era más una intuición que algo científicamente demostrado pero estaba equivocado. Está absolutamente demostrado por algo más potente que la ciencia: la experiencia directa y personal, ¿quien no ha tenido un sueño donde el tiempo parece haberse quebrado, prolongado o torsionado por la narración onírica?

Helios Jaime es un lingüista de la Sorbona de origen argentino que recientemente ha publicado una monografia titulada «Ideosemántica de la inteligibilidad del universo»;  en ella Jaime sostiene una hipótesis personal: que existen correspondencias entre las palabras -sus raices semiológicas- y los hechos naturales de los que se ocupa la ciencia, es decir que entre el fenómeno y su aprehensión formal existe una palabra común para varias lenguas -con raices compartidas- que tratan de apresar esta idea.

Se trata de una hipótesis muy sugerente porque nos permite predecir aquello de que «si tiene nombre seguramente existe» y lo «que no tiene nombre es seguro que no existe». Parece una buena idea y en su trabajo pone ejemplos diversos acerca de estas correspondencias que existen entre determinadas palabras y realidades fácticas. Y que nos recuerda la máxima esotérica:

Lo que es, es, lo que no es ni ha sido ni será.

Se ocupa por cierto del tiempo, tal y como otro argentino ilustre -Jorge Luis Borges- hizo , en forma de ficción, con aquella obra titulada «Historia del tiempo». Cuando leí esta colección de cuentos me llamó la atención esta frase:

«El tiempo es una metáfora de la eternidad».

Confieso que esta palabra era entonces para mí algo más relativo a la poesía que a la ciencia pero después de leer la monografia de Helios Jaime he cambiado mi opinión, efectivamente existen al menos dos clases de «tiempo» de lo que los físicos  y los cosmólogos podrian decir más cosas que yo. Uno es eso que llamamos duración y que mide esa entelequia que llamamos horas una forma arbitraria de dividir el dia teniendo en cuenta lo que tarda la tierra en dar una vuelta completa sobre si misma.

Esta versión del tiempo que está relacionada con la duración de las cosas, de las cosas que están destinadas a desvanecerse o desaparecer fue en realidad un invento de los griegos. Ellos le llamaron Cronos y más tarde los romanos le pusieron el nombre de Saturno. Y de ahi viene la voz castellana «cronológico» con el que identificamos el tiempo en su versión de duración, ese que es una especie de plazo fijo para las vidas de los seres humanos y para todo lo vivo.

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Saturno devorando a sus hijos es una metáfora de que el tiempo acaba con todo lo finito, con todo lo que está sujeto a sus leyes.

Pero los griegos tenian otra versión del tiempo al que llamaron aion que en griego actual significa «siglo» pero que en su versión clásica nombraba la expansión infinita o eterna del impulso vital. De ella deriva la voz latina aevum (eternidad) y la castellana «eones» con la que denominamos hoy  una interminable cantidad indeterminada de tiempo y de ella procede también la voz francesa élan, impulso.

No deja de ser curioso que los clásicos de todas las culturas dispusieran de una palabra para designar el tiempo asimétrico, un tiempo vinculado al espacio tal y como sabemos hoy desde la enseñanza de Einstein. Y otra palabra para nombrar el tiempo como duración algo que siempre es simétrico lo que significa que una hora en el siglo X es igual a una hora del siglo XXI pues se trata de una convención, de algo consensuado.

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Observese la expansión en forma de campana del espacio-tiempo desde el momento del Big Bang.

Nada de esto parece suceder en el tiempo entendido como expansión permanente, desde el Big bang para acá nada hay de simétrico en el tiempo, el universo ha continuado su expansión lo que es lo mismo que decir que el espacio-tiempo se expande constantemente de forma infinita. Y equivale a decir que no existe una correspondencia simétrica entre cualquier instante del pasado y del futuro.

Significa que el tiempo contemplado de esta manera está relacionado con uno de los criterios fundamentales del la fisica cuántica, aquella que enunció Heisenberg con el nombre de principio de incertidumbre y que puede interpretarse de esta manera: aunque podamos atribuir duración (tiempo cronológico) a los fenómenos, a medida de que estos se alejan del presente hacia el futuro o el pasado, las previsiones son cada vez mas aleatorias. Una cuestión que todos podemos experimentar con nuestra propia memoria: simplemente no podemos asegurar que nuestros recuerdos respondan a la verdad vivida desde el punto de vista histórico, nuestra memoria nos engaña o dicho de otra manera no podemos asegurar que lo que recordamos responda a la verdad experimentada puesto que se rigen por los principios cuánticos de probabilidad, las previsiones son asi aleatorias.

El tiempo se puede medir pero esta medida no correponde con el tiempo propiamente dicho. El tiempo en realidad carece de duración.

Y este es precisamente el tiempo al que se refiere Freud cuando habla de la atemporalidad del inconsciente, va hacia adelante (futuro) y hacia atrás (pasado) y se rige por el prinicpio de Heisemberg , un principio cuántico más que por el determinismo clásico. Todo en él es probabilidad y aleatorio al menos cuando desconectamos la corteza cerebral y nos dormimos: no cabe ninguna duda de que si en el cerebro existe un representante del reloj (horlogue= horas+logos) es la corteza cerebral, una especie de delegación del tiempo como duración, del tiempo de Cronos, el que siega con su hoz la vida de los hombres.

Y todo parece indicar que en el interior o en las profundidades de nuestro cerebro existe una delegación abierta por la eternidad y que podemos observar fenoménicamente a través de nuestra imaginación, de nuestra interminable creatividad, algo que no tiene fin, que no tiene bordes y que se expande infinitamente.

¿Por qué comemos?

No hay pulsión sin impulso

K. Lorenz

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Uno de los hallazgos más importantes de Konrad Lorenz fue el elaborar una nueva teoria sobre el instinto. Se ocupó para ello de investigar sobre los cuatro grandes: huir, aparearse, comer y luchar. Uno de sus descubrimientos más importantes es la idea de que existe una separación entre causa y propósito, entre pulsión e impulso. Asi la causa del hambre no es la necesidad de alimentarse sin embargo el propósito del hambre es la alimentación. En términos comprensibles significa que por primera vez un etólogo aportó una nueva lectura del instinto que iba más allá de la causalidad o determinismo lineal, una lectura no teleológica. Los animales no comen o dejan de comer sólo porque tengan hambre o falta de apetito, sino que en el hambre intervienen otros factores que no tienen nada que ver con la alimentación. Por ejemplo el hambre puede inhibirse cuando un animal dominante merodea por los alrededores o puede excitarse a raiz de una ganancia de rango.

Lo cuatro grandes son programas filogenéticos que se inhiben o se excitan unos a otros y que se imbrican y confunden en una red intencional cuyo fin es la preservación del individuo y de la especie. Dicho de otra forma el instinto puede entenderse mejor si lo contemplamos como una especie de red neuronal, cuyos elementos compiten entre sí en una suerte de competencia darwiniana (darwinismo neuronal) por imponer unos criterios sobre otros, unos movimientos sobre otros: decisiones bayesianas – probabilisticas-que toman sobre la marcha mientras el individuo decide si huir o luchar, si aparearse o comer, si escapar o aparearse, lo que significa que el cerebro está haciendo continuamente un balance sobre sus posibilidades de éxito enmedio de una enorme incertidumbre que se convierte en decision conductual como una forma de liberarse de la insoportable incertidumbre que ese 50 y 50 % de posibilidades casi siempre impone la realidad a la supervivencia.

Huir y luchar son asi dos opciones sobre las que un individuo sometido a acoso debe resolver con el fin de activar una conducta destinada no tanto a eliminar al contrincante sino a ponerlo en fuga, de lo que se trata no es tanto matar sino de disuadir. Y para disuadir es necesario poner en marcha determinados mecanismos que hagan verosimil la amenaza. Pero el fin -el propósito- de la amenaza no es terminar con el contrincante sino pornerlo pies en polvorosa o de lo contrario huir si las opciones asi lo aconsejan.

La causa de la agresión no es pues un sadismo estúpido que la naturaleza ha puesto en manos de los individuos para hacerles disfrutar de su poder sino un mecanismo de supervivencia cuyo propósito no es casi nunca la muerte del contrario, salvo en los casos depredador presa, donde no hay esencialmente agresión sino conflicto de intereses, el mismo conflicto que tienen los pollos de mi corral con mis procesos energéticos, ellos pretenden seguir vivos y picoteando entre gallinas y yo pretendo comérmelos, no se trata de agresión sino de alimentación, unos sirven para que otros sigan viviendo.

Comer o no comer. ¿qué hay en juego en la comida?-

La opulencia alimentaria es un fenómeno que no por ser tan reciente y ubicuo en las sociedades occidentales, nos debe hacer perder de vista que hasta hace  poco tiempo las hambrunas consumían grandes partes de la población en nuestra hoy opulenta Europa. Es posible afirmar que el ser humano se ha enfrentado desde su origen como especie a las terribles consecuencias de la falta de alimento tanto por las condiciones climáticas adversas, como por la dificultad en acceder a los alimentos de un modo programado y previsible.

Aun hoy, el hambre es un azote para media humanidad y las enfermedades consuntivas que se derivan de ella la principal causa de muerte infantil tanto en Africa como en Sudamérica sin que hayamos sido capaces de articular estrategias globales para erradicar ese mal.

En un orden de cosas más novelesco es posible imaginarse al Homo Sapiens como un forrajeador constante en busca de frutas, vegetales, raíces, pequeños reptiles y huevos que debía andar varios kilómetros diarios para procurarse el alimento necesario para un solo día para volver después a su base de operaciones. Eso suponiendo que nos lo imaginemos instalado en un campamento o abrigo permanente, cuestión que hoy se pone en cuestión debido precisamente a esa necesidad nomádica que probablemente le hacia alejarse cada vez más dejando atrás paisajes esquilmados por él mismo: una actitud que el hombre sólo pudo abandonar haciéndose sedentario bien entrada la historia reciente y con ella la emergencia de la agricultura.

Las cacerías y la dieta carnívora fueron probablemente una excepción. Con o sin herramientas es difícil imaginarse un Sapiens cazador con la única arma de sus brazos, su resistencia para la carrera o sus trampas artesanales, con todo es posible imaginarse que puntualmente alguna bestia enferma o herida cayera en sus manos y con ella las proteínas necesarias para darse un festín o – en clave más actual – un atracón.

Más probablemente, los humanos se iniciaron como especie carroñera (Isaac, 1978) y probablemente caníbal de donde se procuraban las primeras proteinas que alternaban con sus constantes forrajeos, aunque ambas estrategias no resultaran evolutivamente estables y terminaran por extinguirse a favor de una dieta omnívora pero predominantemente vegetariana que compartieron tanto machos como hembras, aunque en este sentido no hace falta utilizar el verbo compartir en tanto que ese forrajeo necesario para la alimentación pudo ser individual y autónomo con la única excepción de la hembra y sus crías destetadas.

Las actividades a las que más tiempo debieron dedicar nuestros ancestros del paleolítico debieron ser la continua búsqueda para el consumo diarios de alimentos: una búsqueda que debió ir evolucionando desde ese forrajeo individual hacia otras formas de compartir alimentos cuando las estrategias de caza lograron ser más eficaces sobre todo con la invención de las primitivas armas de sílex

Compartir debió representar algo así como especializarse en algo que representó un cambio en la organización social de la horda: si unos se dedicaban a la caza, otros debieron dedicarse a la magia para invocar a la buena suerte, otras debieron seguir dedicándose al forraje y otras al cuidado de las crías. Este reparto de tareas ha sido señalado por Fischer (Fischer 1984) como el resultado de la ganancia de intimidad entre la pareja humana y probablemente lo fue.

Alimentarse, como beber o aparearse no necesitan explicación, simplemente suceden, se trata de la emergencia de un instinto, lo que cambia en los humanos es la organización social que modela este instinto, pero no el instinto en sí. Aunque para ser exactos los instintos necesitan alguna explicación dado que estamos acostumbrados a pensarlos como un fin en sí mismos, de un modo finalista: el instinto de alimentarse puede considerarse una pulsión autónoma, como sucede con los llamados «cuatro grandes» (huir, aparearse, agresión, comer) y toda pulsión precisa de un impulso. No hay pulsión sin impulso (Lorenz 1971) y en este caso, en el caso de la alimentación el impulso es el hambre.

Sin embargo el hambre no es la causa de la alimentación sino que es el propósito de alimentarse, si comemos es porqué existe la pulsión del hambre, pero no a causa del hambre. En la alimentación participan otras pulsiones que nada tienen que ver con el hambre, como por ejemplo la agresión, el rango,  la sexualidad y el gregarismo (otra de las pulsiones menores del instinto). En este sentido el carácter actual con el que se contemplan los instintos tiene en cuenta la necesaria disociación entre propósito y causalidad: el propósito del hambre es satisfacerse pero la causa de la alimentación no es el hambre sino una malla intencional que entronca con otras fuentes del ánimo, al menos con cuatro de ellas, la sexualidad, la agresión, el gregarismo y el altruismo ligado al maternaje.

Comer para los humanos no consiste solamente en el forrajeo individual, comer significa compartir, algo esencialmente humano emparentado con los instintos gregarios que viene a substituir a los rituales alimentarios de los animales, y que – no obstante- siguen manteniendo algunos vestigios derivados del comensalismo.

Comer para los humanos significa algo más que alimentarse tal y como se deduce de la propia etimología de la palabra comer (cum cudere) «estar o compartir algo con alguien». Basta con comer sólo para saber a que me estoy refiriendo: la mayor parte de las personas que comen a solas, comen de pie, rápidamente, comida fría o escasamente elaborada, picotean o apacientan, pero no comen en el sentido ampliado de la palabra. Comer significa sobre todo hablar mientras se come, comentar, educar o instruir, un placer que precisa ser compartido, comunicado y legitimado por alguien que es el que en definitiva opera la necesaria abreacción del resto instintivo que se vincula con el acto de la alimentación.

El comensalismo (Bilz 1971) es una conducta ampliamente representada en la naturaleza que viene a representar algo así como un turno en el acceso a la comida o por decirlo en palabras de Lorenz «un orden de picada», que viene a representar a la propia jerarquía o rango entre los animales. Lo usual es que los machos dominantes se alimenten primero y después las hembras y los cachorros. Un rasgo que es aun observable entre la forma en que se alimentan los grandes depredadores y donde el único altruismo que es posible reconocer es el ubicuo altruismo alimentario de la hembra con su cría. El comensalismo representa pues la alimentación social.

No todos lo animales se alimentan siguiendo estas reglas sociales de los leones, otros optan por otra conducta muy curiosa que se denomina «vagabond feeding» (alimentación vagabunda). Consiste en comer deprisa y a solas, esconder  o enterrar comida, robar comida y sobre todo hacerlo mientras se está de pie o de un modo furtivo. El «vagabond feeding» representa un modo individualista y «esquizoide» de alimentarse en cualquier caso una alimentación codiciosa y desocializada.

En ambos casos, tanto el comensalismo como el «vagabond feeding» están presididos por unas reglas de rango y territoriales no escritas que penalizan ampliamente sobre todo a los intrusos como sucede con la agresión en general, hecho del que se desprende una de las grandes reglas de la etología: «el que lucha en su territorio lleva siempre las de ganar», un aspecto modificado del cual sería «que aquel que conserva su territorio o su rango tiene más posibilidades de sobrevivir y de llevarse el mejor bocado»

En general la alimentación está presidida por grandes reglas que tienen que ver con el territorio, el rango y la agresión.

  • El mayor rango asegura una mejor alimentación.
  • La alimentación se inhibe con la presencia de individuos dominantes en las cercanias.
  • Es imposible alimentarse mientras se huye, luego la huida y la alimentación se inhiben entre si.
  • La agresion asegura un mayor rango y por tanto una mejor alimentación y oportunidades reproductivas.
  • Es imposible alimentarse mientras se lucha.
  • El altruismo alimentario es la conducta universal de madre a cria y a veces tambien- en algunas especies- de padre a cria.
  • En algunas especies el macho muere – es devorado- después de haber copulado con la hembra, la mayor parte de los machos son superfluos.
  • El canibalismo fetal es una conducta presente en muchas especies y que procede de dos supuestos: errores en la identificación de la camada o errores en la valoración de la extensión de la camada en relación con la provisión de recursos.
  • Las hembras aumentan su agresividad y disminuyen su apetito tras el parto.

La pregunta que da origen a este post por tanto tiene una dificil contestación: no comemos para vivir, ni comemos por instinto o porque tengamos hambre sino que comemos porque alimentarse forma parte de un programa participado y compartido con otras redes neuronales que tienen que ver con el precepto: creced y multplicaos y que seguramente mantienen entre si una relación de complicidad y amistad evolutivamente estable, es decir se trata de redes neuronales acostumbradas a salir de copas juntas y que cuando están de fiesta se invitan mutuamente.

Aun no sabemos por qué obedecemos ciegamente este precepto y una de las explicaciones que mejor se ajustan a la realidad es la hipotesis darwinista, es asi porque siempre fue asi, y porque existe una antiquisima tradición de ciertos grupos neuronales para velar por la integridad de los organismos vivos.

Y no porque exista una causa final que provea o diseñe de un modo teleológico tales conductas sino porque tales conductas emergieron conjuntamente en interacción con un medio ambiente hostil donde sólo esas conductas fueron seleccionadas como adaptadas y el resto perecieron sin oportunidad de trasmitir su genoma a las generaciones posteriores.

Comer no es pues la conducta observable de un instinto determinado: la alimentacion, sino una conducta que nos informa de como andan esas redes que se activan sinérgicamente en relación con la preservación y que contienen información sobre el rango, sobre la precariedad de recursos, sobre el altruismo y el gregarismo, sobre el compartir y sobre decisiones bayesianas que tienen que ver con la evaluación de un lugar tranquilo donde alguien cocinó algo para compartir, es decir un hogar.

¿Por qué hay manos con seis dedos?

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Newton y Huygens fueron contemporáneos y se pasaron la vida en una constante trifulca, cada uno de ellos defendía una teoría acerca de la naturaleza de la luz, uno pensaba que era una partícula mientras que el otro pensaba que era una onda. Al final los dos tuvieron razón cuando se supo que los fotones pueden comportarse de las dos formas, pueden ser a la vez partículas u ondas.

Años más tarde, la discusión se centró en la teoria evolutiva y tuvo como protagonistas a Darwin y a Lamarck, uno pensaba que los caracteres adquiridos eran intransmisibles de generación en generación y otro pensaba que ciertos rasgos podian transmitirse aun siendo adquiridos. El lamarckismo perdió la partida y la ciencia no admitió la trasmisión de rasgos por otra via que no fuera la genética.

Pero hoy se sabe que el discurso «o innato o adquirido» está obsoleto y que no divide las posibilidades hereditarias en dos, puesto que se sabe (aunque no todo el mundo lo acepta de buen grado) que el genoma no es lo único que se hereda o dicho de otra manera que existe una herencia que se situa más allá de la genética, más allá del ADN.

Asi , en esta web los autores del articulo dicen citando a Jablonka y Lamb (Evolution in 4 dimensions):

La idea de que una especie posea un rasgo determinado lleva consigo la idea de que este rasgo debe tener cierto soporte hereditario que lo transmita de generación en generación. Desde hace poco se está empezando a dejar atrás el error de pensar que el soporte es exclusivamente genético. Sin embargo, se está estableciendo la idea de que existen otras formas de transmisión hereditaria. Según Eva Jablonka y Marion Lamb, existen otras tres vías de evolución además de la genética: la vía epigenética, la vía conductual y la vía simbólica [Así, los rasgos no son genéticos o adquiridos, o genéticos al X% y adquiridos al (100-X)%, sino el resultado la interacción continua de dos tipos de información, la genética y la del entorno, donde el entorno se compone del entorno de cada célula del organismo (epigenético), el entorno del embrión, y el hábitat y el entorno social.

Aqui hay un buen artículo sobre el libro de Jablonka y Lamb.

Rupert Sheldrake es un biólogo muy citado pero poco comprendido que patentó la idea de «campos morfogenéticos» que serian campos portadores de información no energéticos , serian campos de forma; que generarian campos, patrones o estructuras de orden y que explicarían la tendencia natural de cristales y materia viva a la hora de organizarse a través de formas concretas, aqui hay una web que habla precisamente del extraño caso de los monos japoneses que aprendieron a lavar plátanos y que llegaron a universalizar  este comportamiento hasta toda su especie con independencia de sí había o no comunicación entre individuos de la misma especie. La idea de Sheldrake viene a explicar la velocidad con que determinados aprendizajes o descubrimientos se generalizan. Es muy citado el hecho de que determinadas síntesis de moléculas químicas dificiles de realizar en una primera tentativa, una vez obtenidos por un grupo de investigación se hacen mas fáciles de sintetizar por otros y viene a hacer recaer una sospecha sobre la idea de que existen formas de comunicación, que no dependen de la información que se comparte sino de la masa critica de sujetos que la utilizan.

Scheme-Jung

Carl Gustav Jung habló de un inconsciente colectivo, ocupado por arquetipos -símbolos universales- que eran similares en todas las culturas y que no podian considerarse heredables por la via genética a pesar de que consideraba que los arquetipos eran estructuras innatas y que estaban más allá del inconsciente indivual, hoy diriamos que los arquetipos jungianos pueden ser explicados a través de la teoria  morfogenetica de Sheldrake y que estos modelos serian invisibles pero omnipresentes representando una especie de registros akásicos de la humanidad. Los mitógrafos como Mircea Eliade o Joseph Campbell han rastreado las fuentes mitográficas de un gran número de culturas encontrando en ellas parecidas explicaciones acerca del origen -cosmogonia- y del periplo de la humanidad llegando a la conclusión de que «todos los héroes son el mismo héroe» , algo que Campbell escribió en su «Héroe de las mil caras».

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Fibonacci fue un matemático medieval descubridor de la serie que lleva su nombre y sobre el que ya escribi un post, cabe citarlo ahora porque sus números, 1, 2, 3, 5, 8. 13, 21 poseen cietas propiedades mágicas, pareciera como si el crecimiento natural de los seres vivos se articulara precisamente a través de esa sucesión, por ejemplo las ramas de un árbol crecen mediante esta progresión, asi como las espirales de este girasol siempre siguiendo la progresión de Fibonacci.

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Este girasol por ejemplo contiene 55 espirales en sentido antihorario y 89 en sentido horario y es el mas grande conocido hasta la fecha, segun cuenta aqui Martin Gardner. Tanto 55 como 89 son numeros de Fibonacci.

Y el 5 también ¿es por eso que nuestras manos tienen 5 dedos?

Pero para eso tenemos que preguntarnos primero ¿qué es una mano y para qué sirve?

Supongamos que no tuvieramos manos y que nuestros brazos terminaran en un muñón, naturalmente el brazo serviria para poco puesto que lo que confiere funcionalidad a nuestras extremidades es precisamente ese invento de la mano y más concretamente la oposición del pulgar que es la que permite realizar tareas de pinza con ella. Nuestras manos son instrumentos de un alta especialización y precisión, el número de dedos -que compartimos con todos los simios y con muchos mamíferos- es por un problema de simple aprovechamiento de espacio, puesto que una mano tiene que tener cierta proporción con el brazo si pretendemos que tenga esas propiedades tan queridas: fuerza, delicadeza y precisión. Los dedos deben de ocupar todo el espacio que el muñón deja y deben superarlo en anchura (la mano es más ancha que la muñeca) y al abrirse puede doblar su anchura y al mismo tiempo debe guardar una proporción de longitud con el antebrazo (una mano no puede ser más larga que el antebrazo). Brazo y antebrazo deben además guardar entre si una proporción cercana a la proporción aurea, como muslo y pierna.

Si solamente se buscara funcionalidad bastaría con tres dedos puesto que con ese número de dedos (otro de Fibonacci) estaría asegurada la pinza -la oposición del pulgar- que es el movimiento necesario para poder usar las manos para algo útil. En realidad si con tres dedos tendríamos suficiente para salvaguardar la funcionalidad, el hecho de que existan cinco dedos no es más que por la razón de que 5 es el mínimo número de dedos para dotar a la mano de aquellas propiedades anteriormente señaladas y que al mismo tiempo no haya espacios vacíos y desaprovechados en la mano. La razón es la misma por la que las abejas construyen panales en forma de hexágono: simplemente en el mismo espacio -aun siendo irregular- caben más hexágonos que cubos o pentágonos.

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Otra cosa es preguntarse cómo saben esto las abejas.

La respuesta es que no lo saben sino que esa tarea de construir panales hexagonales y la «abejitud» evolucionaron juntos tal y como ya conté en este post sobre las abejas y su medio ambiente floral y las instrucciones para construir panales hexagonales no están, desde luego, en su codigo genético sino que se trata de un aprendizaje innato que no puede explicarse a través del ADN sino a través del concepto de Sheldrake de resonancia mórfica: habría algo en el hexágono -como matriz de forma geométrica- que resonaría con las abejas y se habría expandido su uso por toda la especie por una via distinta a la genética aunque siendo sometida al mismo proceso de selección natural que cualquier otro rasgo: asi la evolución no sólo opera sobre rasgos genéticos sino tambien sobre rasgos conductuales, ambientales, mórficos y simbólicos.

Entonces cabe deducir que los cinco dedos que presentamos los humanos en cada dedo es una solución similar que la evolución encontró para rellenar huecos mientras aprovechaba al máximo el espacio de ese artilugio que llamamos mano. Y la razón no es sólo por el problema de resolver la funcionalidad de la mano sino tambien por el ahorro de espacio.

¿Pero entonces por qué existen personas que presentan seis dedos?

Lo curioso de este sindrome que conocemos con el nombre de polidactilia es que puede estar determinado genéticamente como no estarlo. Entre los casos de dedos supernumerarios determinados genéticamente hay otros hallazgos patológicos que configuran determinados sindromes raros. Pero lo más curioso es que podemos tener seis dedos sin tener ninguna anormalidad genética o cromosómica.

Más curioso aún: en aquellos casos donde los seis dedos se deben a una particular forma de herencia aberrante la mano es menos funcional que en aquellos casos donde los seis dedos sólo son una broma de la evolución. En el caso del individuo de seis dedos cuya radiografia se muestra arriba la mano era absolutamente funcional.

Dicho de otra forma se conocen casos entre determinadas etnias (los amish judios) que transmiten este rasgo a través de su carga genética pero en otros casos pareciera como si la evolución buscara y ensayara nuevas soluciones de compromiso para nuestra mano al azar.

Pero en mi opinión el número seis tiene pocas opciones para implantarse entre nosotros.

No es un número de Fibonacci y donde quiera que esos patrones mórficos se encuentren «saben», -como saben las abejas- que el cinco es la solución ideal para nuestras manos.

Seres vivos, seres humanos y cyborgs

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Fotografía original de Flor Garduño

Hubo un tiempo en que la psicopatologia y el sufrimiento humanos iban enroscados en la sexualidad, el personal se hacia preguntas como ésta: ¿es mi padre un putero? ¿Como sienten las mujeres? ¿Estará enamorado de mí mi cuñado? Y asi, hasta que las mujeres se quitaron el refajo y se liberaron por así decir.

Pero el problema no se resolvió sino que cambio de lugar, durante el siglo XX los problemas se trasladaron al eje del trabajo: a la identidad social, a lo que aparentamos ser. La gente dejó de sufrir por culpabilidades sexuales y se puso  a sufrir por no tener el rango laboral que les tocaba o las caderas que hubieran preferido o la visibilidad social que necesitaban y sentían merecer. El siglo XX fue el siglo de la visibilidad, las mujeres sobre todo adquirieron notoriedad y abandonaron sus hogares dejándolos vacíos y convertidos en lugares de paso, la pildora anticonceptiva añadió nuevas posibilidades sexuales y la gente de tan libre comenzó a caer en la cuenta de que no hacía falta emparejarse ni comprometerse ni tener hijos. Que lo único que valia la pena era el trabajo y el gimnasio, lo demás era prescindible.

La gente se hace esta pregunta hoy ¿por qué la miran a ella y no a mi? ¿Por qué yo no gano lo mismo que los mengano? ¿Por qué  me saldrán estas patas de gallo? ¿Por qué ella no engorda y yo si?

Durante el siglo XX la psicopatologia se enroscó en lo alimentario y en lo social, digamos en aquello que podia enseñarse, en lo demostrativo: aparecieron nuevas patologias relacionadas con la corporalidad y una juventud entera pasó a formar parte de adoradores de ayunos, dietas, retoques y gimnasias. Los cirujanos plásticos fueron mas consultados que los psicoanalistas quizá porque la culpa habia sido desplazada por la perfomance.

Y cuando más iguales éramos nacieron los ministerios de la Igualdad: con una misión fundamental, conseguir que hombres y mujeres fueran más iguales, es por eso que habia que conseguir que desaparecíeran las diferencias reproductivas, mientras hubiera mujeres paridoras la igualdad no podria conseguirse, es por ello que se inventó el aborto libre primero como reivindicación y luego como superficial derecho inalienable de la persona humana.

De lo que se trataba era de blanquear la verdad y eludir el debate moral, la mejor forma de hacerlo es acudir a la idea de que los embriones son una especie distinta a los humanos corrientes y molientes, son como otra cosa, una especie de cyborgs.

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Lo ha dicho la ministra de igualdad, Bibiana Aido: que los embriones son seres vivos pero no humanos. Lo que me ha hecho recordar al neolenguaje del que hablaba Orwell en 1994, de lo que se trata es de cambiar el lenguaje, mecanizarlo, retorcerlo para que coincida con las consignas del partido de turno. El PSOE quiere cambiar la ley del aborto y ya tienen el pretexto, ahora ya lo sabemos: los embriones no son seres humanos.

Lo cierto es que los que hablan de asesinato en el caso del aborto también se equivocan porque el asesinato es una figura jurídica, yo estaría más de acuerdo en decir que el aborto es «quitar la vida» a un ser vivo ahora que ya sabemos que los embriones son seres vivos pero no humanos.

Y me alegro mucho de que hayamos llegado a este punto porque  habrá que admitir a partir de ahora que «quitar la vida» no es lo mismo que asesinar a alguien, por ejemplo un pollo no puede ser asesinado, sólo pueden ser asesinadas las personas humanas, aquellas que tienen el estatuto juridico de personas que no alcanza a los embriones según la ministra de Igualdad.

El problema sin embargo no está resuelto porque no sabemos cuando un embrión se transforma en un feto humano. Por aproximación podriamos pactar esas 22 semanas de gestación, una especie de barrera o linea roja que se encuentra en las leyes de los paises de nuestro entorno: leyes de plazos, lo que significa que cualquier mujer puede abortar en ese lapso de tiempo de 22 semanas donde el embrión es un ser vivo pero no humano. Lo que no sabemos es que pasará con aquellos fetos que ya han dejado de ser embriones y ya han pasado a ser humanos porque eso seguro, seguirán abortándose como hasta la fecha. Lo mejor sería alargar esos plazos hasta los 7 meses de gestación y abolir la figura juridica del infanticidio.

Y que quepan todas las opciones: de lo que se trata es de no criminalizar a las mujeres que hayan decidido no llevar adelante sus embarazos aunque para legitimarlas debamos adaptar el diccionario de la RAE a nuestros objetivos y restringir las evidencias. Y la evidencia es que cualquier embrión es un proyecto humano, una continuidad embriológica, hasta que se transforma en un ser humano en el momento del alumbramiento. La distinción entre embrión, feto y bebé es descriptiva, igual que niño, adolescente o anciano.

Al pan, pan y al vino, vino. Y la verdad es que un embrión es un ser humano vivo aunque incompleto.

Pero el problema de la tecnología reproductiva no ha hecho más que empezar, poco a poco vamos a tener que pronunciarnos en cuestiones como ésta ¿Es ético tener un hijo-medicamento para que haga de donante de un hermano enfermo? ¿Es ético elegir los embriones a la carta?

Lo cierto es que la tecnología siempre va a ir por delante de la evolución moral de la conciencia humana y además da dinero, es por eso que según algunos las sociedades liberales son un mal lugar para plantearse estos dilemas que siempre serán soslayados por la posibilidad de poderse llevar a cabo, lo cierto es que con dinero estas tecnologías serán posibles como posible es ya de hecho en nuestro pais abortar electivamente con independencia de ser menor o mayor de edad.

Y lo que es aun más cierto: a la gente le importan un bledo los dilemas éticos, porque lo que les interesa es su propio bienestar.

Lo que nos lleva de cabeza a señalar hacia uno de los efectos secundarios de la libertad: la irresponsabilidad galopante que se nos viene encima, una irresponsabilidad egoísta que aliada con el dinero que hay para ganar en estas tecnologías permite predecir un claro crecimiento y abuso de ellas.

Lo cierto es que la gente aborta porque ante sí se les abre una amplia oferta de servicios a la carta de sus oscilantes deseos e intereses, la gente aborta por irresponsabilidad y una carencia de sensibilidad moral. Para empezar porque ejercieron una sexualidad que les iba demasiado grande, no será por falta de información por lo que quedaron embarazadas sino quiza por su exceso. Efectivamente, sabemos demasiado de todo y  es por eso que cada vez somos mas irreponsables, pues los adolescentes de ahora fueron criados por madres ausentes del hogar y padres desaparecidos que no pudieron ejercer su función cultural con normalidad y que sustituyeron información o bienes materiales por amor y dedicación. Lo normal en este siglo XX fue que la función paterna estuviera oculta o ausente, hay algo de la función paterna que desapareció definitivamente con la incoporación de la mujer al mundo del trabajo.

No es de extrañar pues que las hijas de esos hogares de paso sean irresponsables y se queden embarazadas aun viviendo en uno de los paises con mayor oferta anticonceptiva del mundo. Habría que dar una especie de carnet al personal para que se les permitiera copular del mismo modo que hacemos con los conductores. Una especie de carnet por puntos: quedarse embarazada llevaría aparejada la perdida de 10 puntos, primero por «burra», y luego otros 10 por copular sin protección propagando enfermedades.

La ignorancia activa deberia pagar peaje en las sociedades liberales.

Durante el siglo XXI el sufrimiento humano irá enroscado a la reproducción, no poder tener hijos cuando se quiere, la esterilidad: no poder concebir, no poder ser padres perfectos, o tener hijos perfectos, a la carta, ese será el sufrimiento de los ciudadanos del siglo, las preguntas que se hará el personal ya no procederán del descontento con el sexo, el poder o la visibilidad social sino con la incapacidad de algunos de aceptar el azar, el desorden de la naturaleza y que se  manifestará en la mente individual en un ansia titánica de buenismo y perfección: para entonces ya no existirán hogares sino manufacturas reproductivas.

Los hombres ya no vivirán con mujeres de su especie sino con robots enamorados., cyborgs diseñados al gusto de los hombres.

Y las mujeres seguirán con su mania reproductiva produciendo hijos fuera de su vientre: hijos perfectos.

Tener hijos dejará de ser una consecuencia de tener sexo y pasará a formar parte de una expectativa quasiquirurgica de la vida, una expectativa protésica.

¿Hijos o cyborgs? Esta es la cuestión.

¿Pero a quién le importa?

Verdades y falsedades de la teoria de la conspiración

29.Kennedy-Dallas-22nov1963

La teoría de la conspiración es una creencia que como todas las creencias contiene algunas verdades mezcladas con grandes falsedades que se intercalan con algunas evidencias que bien agitadas y divulgadas dan lugar a un teoria general de la sospecha que sorprendentemente captura a personas bien informadas como público consumidor.

Aunque existen muchas teorias conspirativas especificas, el término «teoria de la conspiración» agrupa a varias creencias que tienen como elemento comun la suposición de que existe en el mundo un plan o agenda dirigido por personas invisibles y ocultas que pretenden dominar tanto el mundo como las mentes de los ciudadanos -como si se tratara de aquel inolvidable «Gran Hermano» de Orwell- que desde alguna lejana atalaya manejan nuestras vidas  y destinos.

Hay personas que se dedican a divulgar como funcionan los mecanismos de este complot universal mezclando distintas disciplinas, politicas, neurobiológicas, teoría y místicas cuánticas, hipnosis, antibelicismo, espionaje, antimonetarismo, etc. Uno de estos divulgadores es David Icke una especie de showman o predicador al que no podemos negar sus dotes de comunicólogo algo que contrasta con su escaso rigor intelectual.

En este enlace hay una conferencia suya nada menos que en una de las instituciones más prestigiosas del mundo: la academia de Oxford. Es importante que el lector visione este video para entender como los conspiracionólogos combinan algunas versiones de hechos mal explicados por las versiones oficiales con otro tipo de hechos e interpretacioens inverosímiles. Y como, además, son capaces de combinar estos eventos para dar la impresión -demostrar- de que existe una trama destinada a ocultar las verdaderas intenciones de estas superélites que dirigen nuestra vida desde algun lejana torre de Manhattan.

Este post está destinado a ofrecer mi opinión sobre esta supuesta trama conspirativa en la que algunos de sus fundamentaciones son posibles por verosímiles, algo seguramente necesario para que lo mas dificil de tragar sea a su vez integrado sin critica.

Verdades y falsedades

Que el mundo está dominado por élites financieras y politicas, lobbyes periodisticos o intereses empresariales es algo que está fuera de toda duda. Otra cosa es suponer que esas élites están coordinadas entre sí obviando la evidencia de que cada uno va a lo suyo movidos por algo más intangible que una reunión de canallas: el Gran Lucro o el beneficio económico puro y duro. ¿Para qué inventar una secta de Illuminati si el concepto de Capital es suficiente para explicar el orden del mundo?

¿Por qué suponer que nos pretenden controlar si todos nosotros ya estamos capturados por el consumo y el beneficio económico o personal? La codicia ha logrado penetrar nuestros imaginarios convirtiéndose de hecho en nuestra motivación prinicipal Es verdad que los Illuminati se esconden en nuestra mente y en nuestras inclinaciones y deseos, se llama pasión por el beneficio, nosotros somos nuestros principales enemigos.

De lo que se trata es de aumentar las cuotas de mercado, y es por eso que el Capital pretende una globalización de los mercados, penetrar más facilmente y sin barreras administrativas o politicas aqui y allá como una célula cancerosa. Ahora bien el Capital sabe perfectamente (el capital no piensa pero tiene un discurso propio) que en un mundo empobrecido no ha lugar para vender nada de manera que el empobrecimiento de la población no es una estrategia eficaz para sus planes.

Otra cosa es que para construir algo haya antes que destruirlo y es por eso por lo que existe la guerra, los grandes negocios se hacen en ambientes bélicos y postbélicos. Tambien es verdad que la industria armamentística por si misma genera gasto y consumo de «bienes armamentísticos» que son tambien negocio para aquellos que los venden y tambien es verdad que el control del petróleo ha sido durante el siglo pasado y parte de este el gran objetivo de los sucesivos gobiernos USA que son los que han emprendido mayormente incursiones bélicas locales.

Tambien es verdad que los medios de comunicación difunden verdades parciales y apoyan aquellas versiones oficiales que los gobiernos concretos consideran más apropiadas para sus intereses. Los informativos se convierten asi en meros difusores de propaganda politica y de verdades a medias, no es de extrañar puesto que los medios de comunicación están casi todos controlados y financiados por los gobiernos lo que hace que la información que llega a los ciudadanos esté sesgada y contenga grandes lagunas o incertezas protegidas además por el sagrado derecho a la «información libre».

Es verdad, por ejemplo, que el asesinato de John F. Kennedy no estuvo bien explicado y que existe una sospecha razonable de que el gobierno de entonces ocultara datos a la opinión publica, algo muy parecido a lo que sucedió con el atentado del 11- M en Madrid: algunas versiones oficiales son un insulto a la inteligencia. Otra cosa es que se presente el 11-S como fruto de una conspiración venida desde dentro de los propios USA para justificar la invasión de Irak o que se asocie el atentado del 11-M con intereses electorales del PSOE, una cosa es que le fuera bien y otra cosa que lo perpetrara o lo planeara.

Personalmente no creo en las teorías que asocian directamente un evento con una lógica predeterminada aunque no pueda negarse cierta intencionalidad en la comisión de estos atentados. El 11-M cogió a todos con el paso cambiado: gobierno y oposición quedaron perplejos y tardaron en reaccionar, naturalmente cada uno intentó llevar el agua su molino, pero fue la paranoia ciudadana la que derrocó aquel gobierno y no un plan organizado desde alguna instancia politica, no habian Illuminati ni tampoco Al Qaedas detrás de la operación sino instancias de aqui y de allá que operaron descoordinamente aunque echaron mano de complicidades manifiestas que quedaron en evidencia durante el juicio.

Menos aun creo en la teoria que asocia el virus del SIDA a un complot para eliminar individuos «prescindibles», ni tampoco en la idea de que detrás del virus de la gripe porcina se encuentren capitostes de la última administración Bush intentando provocar el caos mundial. Dicho de otra manera hay motivos para mantener teorias conspiracionistas siempre y cuando tengamos un buen mapa del mundo pero no cualquier explicación resulta y es verosimil.

Los politicos no son fiables ni los medios de comunicación, los gobiernos menos aún pero no hace falta agrandar sus mentiras construyendo otras, pero los sujetos individuales estamos infiltrados por una mentira similar, de hecho incluso vamos a votar y votamos mas a gusto cuanto mas emparanoidizados estamos: la democracia solo cambiará cuando los ciudadanos nos cansemos de elegir entre lo malo y lo peor y el mercado no lo hará hasta que dejemos de consumir. Tambien es verdad que hay una constante intromisión de los Estados en las vidas privadas de los sujetos individuales pero este fenómeno es bilateral y no sólo procede del comprensible  deseo de los gobiernos en obterner control sino de la insaciable bulimia de seguridad de los propios individuos, consumidores constantes de entornos proteccionistas y tutelados. Sin renunciar a prestaciones sociales ¿quien se opondrá a este estado de cosas?

Los alimentos transgénicos, las vacunas. los microondas o la telefonia móvil no son más peligrosas que ser monja católica en Pakistan, la industria del frío o la láctea ni más que aventurarse un fin de semana en su propio automóvil, meter todos estos elementos en un mismo paquete desfavorece la causas criticas y mezcla churras con merinas descalificando a los abanderados del cambio que persiguen metas razonables o defienden simplemente otro modelo económico y social más justo y diseñado a una escala humana.

Como contraejemplo al video que anteriormente cité podeís visualizar este otro de la serie Zeitgeist sobre el nacimiento del dinero para que veais que hasta los gobiernos han echado mano de la conspiración para justificar muchas de sus acciones, utilizando los mismos argumentos que mantiene el susodicho Icke: que esos iluminatti proceden de una estirpe de reptiles.

Con eso está todo dicho acerca de su talante intelectual.

¿Y entonces por qué les creemos o resultan tan simpáticos y verosímiles para algunos?

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Aqui lo dice precisamente Richard Hofstaeder, el autor de «Godel, Escher , Bach». Es una necesidad nuestra de proyectar afuera lo que no es admisible tener dentro:

Algunos historiadores han señalado el elemento de proyección psicológica en el conspiracismo; es decir, la atribución a los supuestos «conspiradores» de características indeseables del ser. Richard Hofstadter, en su ensayo The Paranoid Style in American Politics, afirma que:

…es difícil resistir la conclusion de que este enemigo es en muchos aspectos la proyección del ser; los aspectos tanto ideales como inaceptables del ser se le atribuyen a él. El enemigo puede ser el intelectual cosmopolita, pero el paranóico lo excederá en el aparato de la erudición… el Ku Klux Klan imitó al catolicismo al punto de usar prendas sacerdotales, desarrollando un ritual elaborado y una jerarquía igualmente elaborada. La John Birch Society simula células comunistas y operación quasi-secreta a través de grupos «frontales», y reza una persecución sin piedad de la guerra ideológica a lo largo de líneas muy similares a las que encuentra en el enemigo comunista. Portavoces de varios «cruzados» anticomunistas fundamentalistas expresan abiertamente su admiración por la dedicación y disciplina que clama la causa comunista.

Richard Hofstadter
Tomado de la wikipedia