La gelatina cósmica

La ciencia ficción -como el feminismo- es un género literario que ha atravesado múltiples etapas en su desarrollo, algo así como estas:

  1. Anticipación, como por ejemplo sucedió con los viajes a la luna o el submarino. Es la ciencia ficción de los precursores.
  2. Guerra de mundos que predominó durante la guerra fría, los extraterrestres vistos como los malos de la película.
  3. Contactos benignos con otras entidades. El buenismo de la ciencia ficción, vale la pena señalar ET o encuentros en la tercera fase.
  4. Distopias. La orweliana de 1984, o las de Ray Bradbury en Fahrenheit 451.
  5. Ficción filosófica cuya obra cumbre pertenece a Kubrick y su delirio gnóstico en «2001, una odisea del espacio».

Después de Kubrick pareciera que estaba todo dicho en ciencia ficción pero llegó Stanislaw Lem (1961) para poner patas arriba el paradigma de la ciencia ficción,, su razón de ser, que no es otro sino el «contactismo», del cual las abducciones son uno de sus mitos más logrados. La idea de que de existir vida extraterrestre esta debe ser parecida a la nuestra y que su propósito es contactarnos, nos es imposible imaginar una inteligencia superior -pues superior sin duda habrá de ser esa inteligencia, si puede viajar desde lejanas galaxias hasta nosotros- que no proceda de alguna forma de vida similar a la nuestra, se conoce con el nombre de antropomorfismo, la idea de que de existir esas formas de vida deberían ser parecidas a la nuestra con piernas, cabeza y brazos aunque nos los podamos imaginar como hombrecillos verdes.

Lo cierto es que la novela de Lem es una obra cumbre de la ciencia ficción, más que eso, una obra que trata de romper el paradigma clásico del «contacto» y de paso criticar la metafísica Kubrickiana con pretensiones evolucionistas que en 2001 parecía señalar hacia una evolución de la conciencia superior, una idea gnóstica pues la gnosis es el conocimiento basado en la experiencia o percepción personal. En un contexto religioso, la gnosis es conocimiento místico o esotérico basado en la participación directa con lo divino.y es algo que solo puede llevarse a cabo a través de un proceso personal de «escalada» en el nivel de conciencia. Pero Lem está en contra de esta idea, su posición es que la conciencia humana es incapaz de entender ciertos misterios, más que eso, está limitada y su imaginación está presidida por la idea de que de existir otro tipo de inteligencia sería imposible contactar (comunicarse) con ella de una u otra manera.

¿Pero qué sucedería si existiera una forma de inteligencia a-biológica, una inteligencia o pensamiento inmaterial? ¿Se puede pensar sin intentar comunicarse? Algún tipo de inteligencia que procediera de la enormidad, de la masa de algo aparentemente informe o mineral.

Imagina que eres el personaje principal de un juego de ordenador, me refiero a esos juegos donde el protagonista puede crear mundos a su voluntad, para lo que dispone de ciertas herramientas para construir ferrocarriles, puentes, ciudades enteras, puede desviar ríos y construir embalses al mismo tiempo que puede transformar desiertos en huertos llenos de vegetales y frutales, dispone también de armas para enfrentarse a sus enemigos pero no puede evitar someterse a ciertos limites que vienen definidos por las características del propio juego. No puede volar y ha de desplazarse siempre a través de vehículos, no tiene posibilidad de bilocación (no puede estar en dos sitios a la vez), carece de telepatía y no tiene más remedio que comunicarse a través de palabras, etc.

Podríamos decir que nuestro héroe dispone de su imaginación para inventar su mundo pero que también tiene sus limites y su principal limite es que no conoce los códigos con los que el programador ha construido su programa. Puede intentar deducirlos o inventar los suyos propios (si tiene dotes para la informática) pero aun habiéndolos descubierto no podrá estar nunca seguro de que sus códigos coinciden con los códigos del creador del juego.

Esto es lo que les sucede a loa astronautas de Prometeo, la nave que se encuentra en la orbita de Solaris y que están alli para seguir adentrándose en los misterios de ese planeta que ya acumula una enorme cantidad de bibliografía e hipótesis acumuladas durante siglos nunca demostradas.

El oceano de Solaris.-

Solaris es un planeta un poco especial, está constituido por un océano gelatinoso que prácticamente ocupa todo el planeta, lo interesante de este océano es que tiene ciertas características que influyen en aquellos que se le acercan, una influencia sutil, como caricias de terciopelo a los que se les acercan, caricias que no tocan, pero sin duda la influencia más relevante es que es capaz de apropiarse de recuerdos de los nautas y al mismo tiempo de corporeizarlas.

Su superficie está cubierta principalmente por lo que parece el océano de la consistencia gelatinosa, según algunos estudiosos, un ser sensible único y gigantesco capaz de influir incluso en el movimiento del planeta en órbita alrededor de un sistema estelar binario -con dos soles- debe ser irregular y, por lo tanto, no adecuado para el desarrollo de la vida. De manera que los científicos saben que el planeta ha modificado su órbita de un modo autónomo, conformando adaptaciones a ese orbitar por dos soles. esta actividad adaptativa es una prueba de que en él hay algo vivo, algo parecido a una inteligencia.

Mimoide de Solaris

La actividad de Solaris se manifiesta por la generación continua de estructuras complicadas y gigantescas de naturaleza incomprensible, de material coloidal que se consolida y licúa. Las estructuras más grandes se presentan como representaciones multidimensionales, a menudo con la aparición de emulaciones de estructuras humanas como ciudades; los estudiosos han catalogado tales manifestaciones con nombres extraños como «mimoide» , «simetríada» y «asimetríada» . Algunos investigadores creen que Solaris es capaz de pensar, a pesar de la imposibilidad total de identificar cualquier patrón de comunicación en sus manifestaciones materiales. El propósito de las diferentes misiones es establecer contacto con el planeta y comprender su verdadera naturaleza. A pesar de la gran cantidad de estudios en todas las ramas de la ciencia (que en la novela se define como una disciplina en sí misma, la » Solaristica «) , el planeta y su Océano siguen siendo un misterio absoluto: Solaris escapa al conocimiento humano, para aquellos que pueden ser los datos recogidos o las teorías formuladas.

El espíritu oceánico.-

La primera idea que asocié a través de la lectura de Solaris fue la idea de «espíritu oceánico» de Roland, que mantuvo un «contacto» epistolar con Freud:

«El sentimiento oceánico se manifiesta en el sujeto como la percepción de que las fronteras entre el yo y el mundo se diluyen por un instante. Esta disolución permite al individuo captar el mundo como totalidad orgánica, interdependiente y bella en sí misma. Los problemas personales se tornan nimios y durante unos momentos nuestro cuerpo se llena de un inusual placer beatífico.

¿De dónde provendría esta sensación? Para Rolland y para aquellos abiertos a la trascendencia, el “sentimiento oceánico” sería una ventana abierta a un mayor nivel de comprensión de la realidad. Es decir, estos estados de conciencia, ya surjan de manera espontánea o sean buscado, nos permiten intuir la imbricación profunda y con sentido de todos los elementos que constituyen la pluralidad de lo que percibimos. Este sentimiento sería, según Rolland, el origen de la religión, pero también es posible que se trate de una experiencia que admita variadas hipótesis como las solaristas.

Freud, desde una perspectiva atrascendentalista, no negará el sentimiento en sí sino la interpretación que de él hace Rolland. El psiquiatra hace un análisis de como se genera en nosotros el concepto de yo; el bebé durante la gestación no siente claramente los límites físico que existen entre el líquido amniótico y su propio cuerpo. En este primer estadio, es un uno indiferenciado con la madre gestante pero el parto no cambia sustantivamente este sentimiento de indiferenciación; el niño solo aprende que es algo distinto al mundo que le rodea tras un largo proceso de desarrollo, en este proceso comprende que el placer y el dolor no proceden de uno mismo sino que es generado por entes distintos a él. De este modo, paulatinamente adquiere la capacidad yoica, y llega a distinguirse del mundo circundante y, por lo tanto, a ser autoconsciente. En este punto Freud concluye que tal sentimiento no puede ser el origen de la religión ya que la fuerza creativa de la mente humana nace de la satisfacción de una necesidad, no de la regresión momentánea a un estadio psíquico anterior».

El caso es que la experiencia oceánica existe y me llama la atención los paralelismo existentes entre el funcionamiento de la mente humana, los estudios de la neurociencia y los estudios sobre el océano de Solaris, pues como en la mente humana somos capaces de observar su superficie pero los mecanismos que están debajo, tenemos que suponerlos tejiendo una red causal que se revela siempre incierta. Por ejemplo, conocemos bien como funciona la razón pero no sabemos porqué existen vivencias irrazonables, el apego no es razonable, ni la prohibición del incesto ni mucho menos la fobia o vergüenza de los niños a los extraños o a la oscuridad.si bien existen algunas diferencias entre nuestro cerebro y Solaris como veremos inmediatamente.

Kris Kelvin es uno de los astronautas que se encuentra en la estación espacial que sobrevuela la atmósfera de Solaris, se trata de un hombre que arrastra una pena particular, su compañera se suicidó después de que le amenazara con hacerlo y él no la tomara en serio. No sabemos porqué Harey lo hizo pero sabemos que arrastra una culpabilidad bien comprensible por este hecho posterior a una discusión. El asunto es que una vez llega a la estación espacial comienza a visualizar una serie de presencias humanas en su interior que no se corresponden con el resto de personal navegante. Pronto se manifiesta su amada Harey, pero no se trata de un espectro sino una Harey de carne y hueso, solo que carece de memoria, no recuerda nada de su pasado, ni qué hace allí ni como ha llegado pero es un doble perfecto de la Harey original, si bien es un doble, podríamos decir, simplificado que conserva la mente de la original Harey, su lenguaje gestual y su amor por Kris, pero hay un defecto, tiene que estar siempre con él y Kris que al principio está asustado por la aparición no tiene más remedio que hacerla desaparecer poniéndola en órbita con un cohete auxiliar.

Pero Harey aprovecha el sueño de Kris para volver a aparecer -sin recordar pero intuyendo- que Kris pretende deshacerse de ella. Las presencias aprovechan el sueño de los nautas para corporeizarse de nuevo y cada uno de ellos tiene su propia sombra que les acompaña en todo momento. Se trata de recuerdos traumáticos, como no reconocer a esos espectros sin memoria pero con cuerpo real que merodean por nuestra vida, al tiempo que carecen de memoria como los eidolones que pueblan el Hades. Pareciera como si Solaris pudiera detectar esos recuerdos cristalizados y hacerlos emerger.

Este es uno de los fenómenos que el océano puede inducir en aquellos que se les acercan y ellos los nautas están allí precisamente para conocer los procesos que el océano lleva a cabo para ¿comunicasre con ellos? Esta es la teoría del físico de la expedición que se saltará las reglas para inducir cambios a través de rayos X y encefalogramas de Kris.

Kris es psicólogo y sabe o intuye que comunicarse con Solaris es imposible (esta es la tesis de Lem) y que se trata de una metáfora de Dios, pero no del Dios que estamos acostumbrados a pensar sino un Dios imperfecto, no omnisciente, ni omnipotente sino una forma de pensamiento abiológica que no pretende comunicar nada sino simplemente manifestar sus potencialidades, expresando su inteligencia mineral.

De manera que Dios de existir no es como lo imaginábamos sino una forma de inteligencia imperfecta que está mas allá de nuestra comprensión científica y que ninguna hipotesis podrá verificar jamás.

Bibliografia.-

El sentimiento oceanico

Solaris: la novela

Un comentario en “La gelatina cósmica

  1. Interesantemente, como la Sombra jungiana, Solaris sería como los mostruos y gárgolas en los templos iniciáticos, debes enfrentarte a ellos, que son partes tuyas, antes de entrar en el Sancta Sanctorum, que es el Ser en sí.

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