La gelatina cósmica

La ciencia ficción -como el feminismo- es un género literario que ha atravesado múltiples etapas en su desarrollo, algo así como estas:

  1. Anticipación, como por ejemplo sucedió con los viajes a la luna o el submarino. Es la ciencia ficción de los precursores.
  2. Guerra de mundos que predominó durante la guerra fría, los extraterrestres vistos como los malos de la película.
  3. Contactos benignos con otras entidades. El buenismo de la ciencia ficción, vale la pena señalar ET o encuentros en la tercera fase.
  4. Distopias. La orweliana de 1984, o las de Ray Bradbury en Fahrenheit 451.
  5. Ficción filosófica cuya obra cumbre pertenece a Kubrick y su delirio gnóstico en «2001, una odisea del espacio».

Después de Kubrick pareciera que estaba todo dicho en ciencia ficción pero llegó Stanislaw Lem (1961) para poner patas arriba el paradigma de la ciencia ficción,, su razón de ser, que no es otro sino el «contactismo», del cual las abducciones son uno de sus mitos más logrados. La idea de que de existir vida extraterrestre esta debe ser parecida a la nuestra y que su propósito es contactarnos, nos es imposible imaginar una inteligencia superior -pues superior sin duda habrá de ser esa inteligencia, si puede viajar desde lejanas galaxias hasta nosotros- que no proceda de alguna forma de vida similar a la nuestra, se conoce con el nombre de antropomorfismo, la idea de que de existir esas formas de vida deberían ser parecidas a la nuestra con piernas, cabeza y brazos aunque nos los podamos imaginar como hombrecillos verdes.

Lo cierto es que la novela de Lem es una obra cumbre de la ciencia ficción, más que eso, una obra que trata de romper el paradigma clásico del «contacto» y de paso criticar la metafísica Kubrickiana con pretensiones evolucionistas que en 2001 parecía señalar hacia una evolución de la conciencia superior, una idea gnóstica pues la gnosis es el conocimiento basado en la experiencia o percepción personal. En un contexto religioso, la gnosis es conocimiento místico o esotérico basado en la participación directa con lo divino.y es algo que solo puede llevarse a cabo a través de un proceso personal de «escalada» en el nivel de conciencia. Pero Lem está en contra de esta idea, su posición es que la conciencia humana es incapaz de entender ciertos misterios, más que eso, está limitada y su imaginación está presidida por la idea de que de existir otro tipo de inteligencia sería imposible contactar (comunicarse) con ella de una u otra manera.

¿Pero qué sucedería si existiera una forma de inteligencia a-biológica, una inteligencia o pensamiento inmaterial? ¿Se puede pensar sin intentar comunicarse? Algún tipo de inteligencia que procediera de la enormidad, de la masa de algo aparentemente informe o mineral.

Imagina que eres el personaje principal de un juego de ordenador, me refiero a esos juegos donde el protagonista puede crear mundos a su voluntad, para lo que dispone de ciertas herramientas para construir ferrocarriles, puentes, ciudades enteras, puede desviar ríos y construir embalses al mismo tiempo que puede transformar desiertos en huertos llenos de vegetales y frutales, dispone también de armas para enfrentarse a sus enemigos pero no puede evitar someterse a ciertos limites que vienen definidos por las características del propio juego. No puede volar y ha de desplazarse siempre a través de vehículos, no tiene posibilidad de bilocación (no puede estar en dos sitios a la vez), carece de telepatía y no tiene más remedio que comunicarse a través de palabras, etc.

Podríamos decir que nuestro héroe dispone de su imaginación para inventar su mundo pero que también tiene sus limites y su principal limite es que no conoce los códigos con los que el programador ha construido su programa. Puede intentar deducirlos o inventar los suyos propios (si tiene dotes para la informática) pero aun habiéndolos descubierto no podrá estar nunca seguro de que sus códigos coinciden con los códigos del creador del juego.

Esto es lo que les sucede a loa astronautas de Prometeo, la nave que se encuentra en la orbita de Solaris y que están alli para seguir adentrándose en los misterios de ese planeta que ya acumula una enorme cantidad de bibliografía e hipótesis acumuladas durante siglos nunca demostradas.

El oceano de Solaris.-

Solaris es un planeta un poco especial, está constituido por un océano gelatinoso que prácticamente ocupa todo el planeta, lo interesante de este océano es que tiene ciertas características que influyen en aquellos que se le acercan, una influencia sutil, como caricias de terciopelo a los que se les acercan, caricias que no tocan, pero sin duda la influencia más relevante es que es capaz de apropiarse de recuerdos de los nautas y al mismo tiempo de corporeizarlas.

Su superficie está cubierta principalmente por lo que parece el océano de la consistencia gelatinosa, según algunos estudiosos, un ser sensible único y gigantesco capaz de influir incluso en el movimiento del planeta en órbita alrededor de un sistema estelar binario -con dos soles- debe ser irregular y, por lo tanto, no adecuado para el desarrollo de la vida. De manera que los científicos saben que el planeta ha modificado su órbita de un modo autónomo, conformando adaptaciones a ese orbitar por dos soles. esta actividad adaptativa es una prueba de que en él hay algo vivo, algo parecido a una inteligencia.

Mimoide de Solaris

La actividad de Solaris se manifiesta por la generación continua de estructuras complicadas y gigantescas de naturaleza incomprensible, de material coloidal que se consolida y licúa. Las estructuras más grandes se presentan como representaciones multidimensionales, a menudo con la aparición de emulaciones de estructuras humanas como ciudades; los estudiosos han catalogado tales manifestaciones con nombres extraños como «mimoide» , «simetríada» y «asimetríada» . Algunos investigadores creen que Solaris es capaz de pensar, a pesar de la imposibilidad total de identificar cualquier patrón de comunicación en sus manifestaciones materiales. El propósito de las diferentes misiones es establecer contacto con el planeta y comprender su verdadera naturaleza. A pesar de la gran cantidad de estudios en todas las ramas de la ciencia (que en la novela se define como una disciplina en sí misma, la » Solaristica «) , el planeta y su Océano siguen siendo un misterio absoluto: Solaris escapa al conocimiento humano, para aquellos que pueden ser los datos recogidos o las teorías formuladas.

El espíritu oceánico.-

La primera idea que asocié a través de la lectura de Solaris fue la idea de «espíritu oceánico» de Roland, que mantuvo un «contacto» epistolar con Freud:

«El sentimiento oceánico se manifiesta en el sujeto como la percepción de que las fronteras entre el yo y el mundo se diluyen por un instante. Esta disolución permite al individuo captar el mundo como totalidad orgánica, interdependiente y bella en sí misma. Los problemas personales se tornan nimios y durante unos momentos nuestro cuerpo se llena de un inusual placer beatífico.

¿De dónde provendría esta sensación? Para Rolland y para aquellos abiertos a la trascendencia, el “sentimiento oceánico” sería una ventana abierta a un mayor nivel de comprensión de la realidad. Es decir, estos estados de conciencia, ya surjan de manera espontánea o sean buscado, nos permiten intuir la imbricación profunda y con sentido de todos los elementos que constituyen la pluralidad de lo que percibimos. Este sentimiento sería, según Rolland, el origen de la religión, pero también es posible que se trate de una experiencia que admita variadas hipótesis como las solaristas.

Freud, desde una perspectiva atrascendentalista, no negará el sentimiento en sí sino la interpretación que de él hace Rolland. El psiquiatra hace un análisis de como se genera en nosotros el concepto de yo; el bebé durante la gestación no siente claramente los límites físico que existen entre el líquido amniótico y su propio cuerpo. En este primer estadio, es un uno indiferenciado con la madre gestante pero el parto no cambia sustantivamente este sentimiento de indiferenciación; el niño solo aprende que es algo distinto al mundo que le rodea tras un largo proceso de desarrollo, en este proceso comprende que el placer y el dolor no proceden de uno mismo sino que es generado por entes distintos a él. De este modo, paulatinamente adquiere la capacidad yoica, y llega a distinguirse del mundo circundante y, por lo tanto, a ser autoconsciente. En este punto Freud concluye que tal sentimiento no puede ser el origen de la religión ya que la fuerza creativa de la mente humana nace de la satisfacción de una necesidad, no de la regresión momentánea a un estadio psíquico anterior».

El caso es que la experiencia oceánica existe y me llama la atención los paralelismo existentes entre el funcionamiento de la mente humana, los estudios de la neurociencia y los estudios sobre el océano de Solaris, pues como en la mente humana somos capaces de observar su superficie pero los mecanismos que están debajo, tenemos que suponerlos tejiendo una red causal que se revela siempre incierta. Por ejemplo, conocemos bien como funciona la razón pero no sabemos porqué existen vivencias irrazonables, el apego no es razonable, ni la prohibición del incesto ni mucho menos la fobia o vergüenza de los niños a los extraños o a la oscuridad.si bien existen algunas diferencias entre nuestro cerebro y Solaris como veremos inmediatamente.

Kris Kelvin es uno de los astronautas que se encuentra en la estación espacial que sobrevuela la atmósfera de Solaris, se trata de un hombre que arrastra una pena particular, su compañera se suicidó después de que le amenazara con hacerlo y él no la tomara en serio. No sabemos porqué Harey lo hizo pero sabemos que arrastra una culpabilidad bien comprensible por este hecho posterior a una discusión. El asunto es que una vez llega a la estación espacial comienza a visualizar una serie de presencias humanas en su interior que no se corresponden con el resto de personal navegante. Pronto se manifiesta su amada Harey, pero no se trata de un espectro sino una Harey de carne y hueso, solo que carece de memoria, no recuerda nada de su pasado, ni qué hace allí ni como ha llegado pero es un doble perfecto de la Harey original, si bien es un doble, podríamos decir, simplificado que conserva la mente de la original Harey, su lenguaje gestual y su amor por Kris, pero hay un defecto, tiene que estar siempre con él y Kris que al principio está asustado por la aparición no tiene más remedio que hacerla desaparecer poniéndola en órbita con un cohete auxiliar.

Pero Harey aprovecha el sueño de Kris para volver a aparecer -sin recordar pero intuyendo- que Kris pretende deshacerse de ella. Las presencias aprovechan el sueño de los nautas para corporeizarse de nuevo y cada uno de ellos tiene su propia sombra que les acompaña en todo momento. Se trata de recuerdos traumáticos, como no reconocer a esos espectros sin memoria pero con cuerpo real que merodean por nuestra vida, al tiempo que carecen de memoria como los eidolones que pueblan el Hades. Pareciera como si Solaris pudiera detectar esos recuerdos cristalizados y hacerlos emerger.

Este es uno de los fenómenos que el océano puede inducir en aquellos que se les acercan y ellos los nautas están allí precisamente para conocer los procesos que el océano lleva a cabo para ¿comunicasre con ellos? Esta es la teoría del físico de la expedición que se saltará las reglas para inducir cambios a través de rayos X y encefalogramas de Kris.

Kris es psicólogo y sabe o intuye que comunicarse con Solaris es imposible (esta es la tesis de Lem) y que se trata de una metáfora de Dios, pero no del Dios que estamos acostumbrados a pensar sino un Dios imperfecto, no omnisciente, ni omnipotente sino una forma de pensamiento abiológica que no pretende comunicar nada sino simplemente manifestar sus potencialidades, expresando su inteligencia mineral.

De manera que Dios de existir no es como lo imaginábamos sino una forma de inteligencia imperfecta que está mas allá de nuestra comprensión científica y que ninguna hipotesis podrá verificar jamás.

Bibliografia.-

El sentimiento oceanico

Solaris: la novela

¿Qué quieren los dioses?

Dios existe pero los dioses que adoramos son todos falsos (Freixedo)

Por alguna razón que no alcanzo a vislumbrar los dioses de todas las religiones conocidas decidieron mantener al hombre en la precariedad, esta es la razón principal que lleva a Freixedo a declarar en este libro, muy interesante no solo por lo que en él se revela sino aun más por lo que calla.

El mito de Prometeo.-

Prometeo no era un Dios sino un titán, es decir una especie de superhombre amigo de nosotros los mortales y a los que trajo el invento del fuego, necesario para calentarnos, cocinar y hacer sacrificios a los dioses. No cabe duda de que el invento del fuego y su administración supuso un antes y un después en la evolución de los homínidos. Pero Zeus no estuvo de acuerdo con esa maniobra del bueno de Prometeo y le condenó a vivir atado a una roca en el Cáucaso donde un águila iba comiéndole poco a poco su hígado mientras que por la noche se regeneraba.

Prometeo era mortal y en otras formas del mito se supone que fue él quien moldeó a su semejanza a los hombres y es por esta razón que es considerado un benefactor de la humanidad y su generosidad se tradujo en el hecho de ofrecerse a Zeus como recambio de la inmortalidad de Quirón herido en su parte animal por una flecha de Heraclés y sometido a grandes tormentos -inmortales- por ser su herida incurable.

De manera que hay que destacar la generosa conducta de Prometeo y compararla con la de un dios como Zeus, celoso, cruel, libidinoso y arbitrario en sus castigos cuando los hombres o los superhombres no obedecen sus designios.

Esta idea de dioses vengativos, celosos o viciosos no es privativa de la mitología griega y podemos rastrearla en el Yahvé bíblico. Recordar la manía de Yahvé por los sacrificios, la sangre y el tratamiento de los despojos de la carne de los animales. En el libro de Freixedó se explora esta debilidad de los dioses por la sangre, por determinadas vísceras (como el hígado o los riñones) y determinados procedimientos para llevar a cabo los sacrificios, usualmente por degollamiento a fin de aprovechar la sangre de la manera más útil para ellos. El resto de los despojos podía quemarse una vez apartados de las -digamos- zonas nobles.

Yahvé es el Dios de los judíos y de los cristianos y como en todas las religiones nos impuso una serie de restricciones sobre la comida, la bebida, los sacrificios y la vestimenta, el decoro y la conducta sexual. Los ayunos, abstinencias, la prohibición de comer carne, del alcohol, o los mariscos. La prohibición selectiva de comer carne de cerdo o de vaca está representada en todas las religiones y la prohibición de matar animales incluyendo a los insectos se encuentra aun activa en otras.

Del mismo modo todas las religiones imponen el culto colectivo en determinados templos erigidos a ciertos dioses, los sacrificios (holocausto) se suelen realizar en sus puertas y requieren la participación activa de todo el grupo de creyentes que están obligados no solo a acudir a esos lugares sagrados de forma obligatoria sino a participar en su liturgia con una frecuencia dispar según religiones. Nosotros los cristianos estamos obligados a oír misa una vez por semana, los Domingos, que fueron creados por Dios para descansar (aunque los judíos celebran el sábado). Todo parece indicar que a los dioses les gusta vernos reunidos, postrados ante ellos. es como si la cohesión y sincronización de los cerebros de los creyentes amplificara algo que para ellos es vital. La mente colmena es el sueño de todos los dioses conocidos y lo que más les gusta a los dioses son ciertas emociones excitadoras como el dolor, el miedo, la expectativa y la incertidumbre. Aunque lo cierto es que nosotros los cristianos hemos sustituido la sangre por el vino, vale la pena recordar que el vino es el sustituto simbólico de la sangre y lo es tanto por su valor calórico y energético, también por el color.

De modo que la creencia de que nuestros dioses son protectores es una verdad a medias. Lo son en un sentido podríamos decir infantil pero al mismo tiempo practican una especie de sadismo contra nosotros que se manifiesta en ordenes arbitrarias, castigos irrecurribles y cierta tiranía en su gobierno espiritual. Uno no acaba de entender que tiene que ver el amor con la sangre y los sacrificios. Es como si los dioses fueran adictos a algo que tenemos nosotros tanto los hombres como los animales. También los vegetales aunque en menor grado. Es por eso que los incendios también son del gusto de los dioses.

En conclusión Prometeo señala en la dirección de que no todos los dioses son benefactores de la humanidad y aunque estos existan los más frecuente es que los dioses inventaran las religiones imponiendo según cada cultura, su propio sistema exóterico, es decir las reglas por las que querían ser obedecidos y que van desde los sacrificios humanos de los aztecas hasta las prohibiciones alimentarias.

En este sentido hay muchos dioses (con d minúscula) pero un solo Dios con mayúscula del que apenas sabemos nada muy probablemente porque escapa a la comprensión de nuestro cerebro.

Las escaleras cósmicas.-

Del mismo modo que un teniente de la Guardia Civil puede llegar a ser general del mismo cuerpo es imposible que ese teniente sea almirante de la Armada. Este es el ejemplo que pone Freixedo para ilustrar la existencia de diversos planos, de un multiverso donde existen escalafones múltiples. En el nuestro están los vegetales, los animales, los hombres y los superhombres. Los dioses pertenecen a otro escalafón y son tan diferentes entre si como lo somos entre nosotros los individuos humanos. De manera que hay múltiples dioses, unos benefactores y otros malvados, si bien ellos nos contemplan del mismo modo que nosotros vemos a las gallinas: sirven para alimentarnos, ellos los dioses no nos quieren para comernos (excepción hecha del tema de la sangre) sino para imponernos su mandato. Lo que pretenden es dominarnos, sin más. Los malos dioses viven de nuestro dolor.

Entre una escalera y otra hay una separación que para nosotros es invisible e impracticable, no podemos convertirnos en dioses pero ellos si son capaces de trasplantarse a nuestra dimensión y por eso a veces se nos manifiestan, con apariciones, contactos, inspiraciones, conversiones y otros fenómenos emparentados con la maldad, la locura o la beatitud.

Según Freixedo estas manifestaciones han estado presentes en toda la historia de la humanidad y han ido tomando formas distintas según las creencias de cada tiempo y cultura. En la antigüedad estas apariciones estaban presididas por formas religiosas: un Dios se aparece a un pueblo a través de un profeta y le ordena usualmente una caminata hacia un lugar concreto: eso sucedió con los aztecas (desde Arizona hasta Mexico) y con el pueblo hebreo (De Egipto a Palestina), bajo la promesa de ser el pueblo elegido, caminatas largas y penosas a veces llevadas a cabo con cierta maldad que incluía dar vueltas y vueltas sobre un mismo desierto. Las apariciones marianas son la versión católica de estas manifestaciones y aunque hay muchas de ellas que han resultado fraudes otras están perfectamente documentadas como las apariciones de Fátima.

Ahora ya no se aparecen vírgenes (hadas) sino Ovnis.

El fenómeno ovni existe más allá de toda duda, no solo existen los testimonios individuales, sino apariciones colectivas, visualizaciones masivas, contactos personales, desapariciones de personas, matanzas de animales (para desangrarles), detecciones por radar, persecuciones aéreas e incluso conversaciones. Lo importante es comprender que según Freixedo, estas apariciones de objetos voladores no identificados representan el mismo fenómeno de los dioses primitivos que se aparecían trasvestidos de animales, de hadas, dragones, tormentas o  elfos.

La mayor parte de la gente interesada en el fenómeno Ovni cree que se trata de extraterrestres que pretenden contactar con nuestro mundo y que tienen intenciones pacíficas. Esta opinión es una novedad que no se dio durante la guerra fría: entonces las intenciones que atribuíamos a los extraterrestres eran siempre bélicas, hace falta ver películas de ciencia ficción de aquella época (años 50-60) para contemplar como han cambiado nuestras opiniones sobre esta colonización extraterrestre. parece que el buenismo de nuestras sociedades ha alcanzado a los extraterrestres.

Pero en realidad -según Freixedo- no son extraterrestres sino dioses que comparten con nosotros el mismo lugar. Están aquí, entre nosotros, solo que al habitar un distinto plano de realidad electromagnética, no podemos verlos. Pero ellos si pueden hacerse de notar cuando quieren y bajo cualquier apariencia como Proteus, aquel monstruo que aparece en la Odisea y que unía su capacidad de adivinar el futuro con una enorme capacidad para mostrarse de cualquier forma.

Los mitos hay que tomarlos muy en serio y de los dioses embaucadores hay que mantenerse alejados.

Un soneto de Borges sobre Proteus:

 

Antes que los remeros de Odiseo
fatigaran el mar color de vino
las inasibles formas adivino
de aquel dios cuyo nombre fue Proteo.

Pastor de los rebaños de los mares
y poseedor del don de profecía,
prefería ocultar lo que sabía
y entretejer oráculos dispares.

Urgido por las gentes asumía
la forma de un león o de una hoguera
o de árbol que da sombra a la ribera

o de agua que en el agua se perdía.
De Proteo el egipcio no te asombres,
tú, que eres uno y eres muchos hombres

El temple y el grial

temple

«Temple» es una palabra con varias acepciones, una de ellas, la más común apela a cierta propiedad de los metales y -metafóricamente- también a ciertas particularidades de la forja de un carácter. Pero aquí voy a hablar de otro temple, me refiero a una orden clerical-militar que tuvo mucha importancia en nuestra España medieval y cuya historia me parece interesante para todos aquellos que nos interesamos en el inicio y la decadencia de una idea.

Las ideas surgen casi siempre puras, todas las ideas son buenas -decía mi abuelo- pero con el tiempo sufren un proceso de degradación y de colapso que las llevan incluso a desaparecer. A veces mueren de éxito, ese parece ser el destino de «los caballeros templarios» una existencia que se prolongó durante tres siglos, hasta que fueron perseguidos y aniquilados por un papa, llamado Clemente V. Y que dieron lugar en nuestro país a un linaje de templarios que comenzaría con Jaime I.

Paisajes de la alta edad media.-

En torno al siglo XI había en Europa una gran igualdad: todos sus habitantes eran pobres, exceptuando al clero (que no podía tener descendencia y por tanto todos los bienes que un clérigo pudiera alcanzar en vida no podían legarse) y los nobles que eran los únicos que podían testar en favor sus hijos. Los vasallos que eran todos los demás no podían dejar a sus hijos ningún bien en herencia. Los esclavos habían dejado de existir en el momento en que los señores feudales cayeron en la cuenta de que adquirir y mantener esclavos les resultaba muy caro. La razón era que aunque trabajaran gratis, había que alimentarlos, guarecerlos y eventualmente enseñarles algún oficio. Era mejor y mas eficaz la servidumbre, al fin y al cabo del trabajo de estos siervos podía el señor cobrar impuestos y diezmos.

Es interesante saber que estos señores feudales vivían en castillos fortificados mientras que sus vasallos ocupaban las tierras mas bajas y fecunda o bien en pequeños poblados. El trato era que en tiempos de guerra el señor debía de protegerlos de sus enemigos. A cada vasallo se le daba un trozo de tierras para que lo administrara y una choza donde vivir. A cambio el señor cobraba una parte de la cosecha, al tiempo que extraía de este estrato social sus soldados en forma de levas o sus propios criados y criadas.

El problema era que estos señores feudales estaban casi perpetuamente en guerra con sus vecinos y si a esto unimos, las pestes y las malas cosechas extraeremos una buena consecuencia: que durante esa época no se rebasara nunca el dilema malthusiano. Se trata del conocido -desde Malthus- la disonancia que existe entre la población y los recursos. Dicho de otra forma: la guerras, el hambre y las pestes eran un regulador poblacional. Cuando las cosas iban demasiado bien o se dejaba de guerrear volvían las penurias impuestas por la maldición malthusiana.

Ora et labora.-

Una buena opción de medrar socialmente o quizá una de las pocas opciones que se abrían a los hijos de los vasallos e incluso a ciertos nobles venidos a menos era ingresar a sus vástagos en ciertas abadías o conventos desde niños. Entre ellos destacó la orden Cisterciense regida por la regla de San Benito y probablemente la más rica de la antigüedad, hay que recordar que las abadías también podían cobrar diezmos en connivencia con el señor feudal.

Allí entre aquellos muros donde se vivía bastante bien en comparación con la vida de un vasallo corriente se gestó la idea de Bernardo de Claraval: la idea de gestar un ejército «profesional». Hay que recordar que en aquel entonces las milicias se nutrían de mesnadas ( es decir de soldados sin ninguna preparación militar) y de mercenarios cuyo objetivo era la rapiña en sí misma.

Fue Bernardo de Claraval el que escribió las reglas de los caballeros templarios, concebidos como una especie de monjes (con votos de pobreza, castidad y obediencia) y al mismo tiempo soldados. Llama la atención que un monje pudiera a su vez ser soldado saltando por encima del mandamiento divino del «No matarás», pero los teólogos de la época resolvieron esa contradicción privilegiando la defensa de la fe por encima de cualquier otra consideración. Un poco lo mismo que hoy vemos con los yihadistas.

Hay que comprender que en el siglo XI y siguientes la gente estaba aterrorizada con la idea de morir en pecado y pasarse toda la eternidad ardiendo en el infierno. No se trataba de un temor metafórico, la Iglesia trabajaba mucho este temor que se convertía para aquellos campesinos rudimentarios en algo literal. Si a esta idea unimos la escasa probabilidad de pasar de los 40 años y la amenaza real de pestes (atribuidas siempre a los pecados colectivos) y las guerras y hambrunas, el resultado es que la vida no tenía entonces el mismo valor que tiene para el ciudadano de hoy.

Sin embargo, no fue Bernardo de Claraval el que inventó a los caballeros templarios sino que fue más bien algo que surgió de los caballeros europeos que acudieron a la llamada del papa para llevar a cabo la primera cruzada. Fue allí en Jerusalén cuando Hugo de Payns y otros caballeros fueron adoptados por un rey llamado Balduino como los verdaderos defensores de tierra santa a los que entregó la custodia del templo de Jerusalén.

Es importante señalar que el templo de Jerusalén estaba en ruinas y ya había sido triturado por anteriores sitios bélicos. De modo que si algún día albergó un tesoro es poco probable que Hugo de Payns y sus 8 caballeros volvieran a Europa con algo más que restos de pergaminos o alguna reliquia sin valor. Pasaron allí 9 años y luego volvieron a su casa habiéndose ganado una buena promoción a base de propaganda y leyendas propagadas por la idea de ser los guardianes de los caminos a tierra santa.

Poco más que leyendas puesto que el camino que conducía a tierra santa estaba lleno de peligros y todas las cruzadas (nueve en total) acabaron en un fracaso real y un éxito propagandístico para los templarios que como iconos del papa acaparaban cada vez más y más riquezas y notoriedad. Y en el pecado está la penitencia.

Porque los templarios acabaron estando más pendientes de acaparar territorios, honores y riquezas en Europa (comenzando por Portugal) que por defender a los peregrinos que viajaban a tierra santa, hasta el punto de que esta tarea con frecuencia la llevaban a cabo «empresas subsidiarias» como la secta de los asesinos que era paradójicamente sarracena.

El fracaso de las sucesivas cruzadas y quizá también la envidia que los templarios despertaron en reyes europeos, más concretamente en el rey de Francia, Felipe IV fueron el principio de su fin. Probablemente también ciertos cultos heterodoxos como el que profesaban a Maria Magdalena, una especie de prostituta para la Iglesia oficial. En mi opinión gran parte de su poder procedía del hecho de que se suponía que los caballeros templarios guardaban reliquias extraordinarias como el Santo grial, la copa de la que bebió Jesucristo en su ultima cena. De manera que esta publicidad, pues en aquella época poseer tamaña reliquia imponía un santo respeto y un enorme poder a quien la poseyera. Es por eso que la leyenda sobre el santo grial continua, pues todo aquello que no puede saberse con seguridad histórica llega a constituirse como leyenda o como diríamos hoy como un fake.

No deja de ser curioso que antes de Internet las noticias ya pudieran viralizarse durante siglos, al menos ha de admitirse que se trata de un meme muy penetrante y que ha levantado montones de teorías, libros y ficciones cinematográficas y novelescas. También me resulta curioso que ejércitos de la Europa medieval asolada por la miseria, el hambre y el frío acometieran la enorme tarea de cruzar toda Europa para atacar Jerusalén, un lugar sagrado que ha sido devastado más veces que Roma. Y luego nos parece raro que Bush invadiera Irak, al menos allí había petróleo pero en Palestina no había mas que arena. Nada que ganar. Quizá por eso los templarios cambiaron su estrategia y utilizaron la propaganda para hacerse tan grandes (y tan amenazantes) como cualquier reino.

De manera que es poco probable que el grial que hay en Valencia sea verdadero.

Juan Pablo II en el 2000 pidió perdón por todos los pecados que se cometieron durante las cruzadas.

Profanadores

Homo sacra res homini («el hombre es para el hombre cosa sagrada») Séneca.

Profanar es un infinitivo, por desgracia poco usado en nuestro idioma, se refiere a:

  1. Tratar sin el debido respeto una cosa que se considera sagrada o digna de ser respetada.
  2. «los que profanaren los cadáveres, cementerios o lugares de enterramiento con hechos o actos serán castigados; se alejó como si con su acecho temiese profanar algún misterio; (fig) el musgo frío profanaba la opacidad inerte de las lápidas»
  3. Dañar con palabras o acciones la dignidad, la estima y la respetabilidad de una persona o de una cosa, especialmente la honra y el buen nombre de una persona muerta.
«profanar la memoria de alguien; profanar el recuerdo de su padre»

De manera que no solo las tumbas pueden profanarse sino todo aquello que se considera sagrado, como la memoria de algo algunos lugares especiales y por supuesto la vida humana. ¿Pero qué consideramos sagrado hoy cuando hemos asistido a la secularización del mundo? ¿Existe un espacio para lo sagrado en el mundo de hoy?

Recientemente me llamó la atención una noticia que hablaba de la profanación de una tumba, concretamente la de una niña sueca que había sido asesinada en un acto terrorista y cuya tumba fue profanada en dos ocasiones, algo que me trajo a la memoria un episodio similar acaecido con uno de los geos que murieron en el atentado de Leganés. Profanar tumbas es algo así como condenar a una segunda muerte a alguien (en estos casos un enemigo de la fe), una segunda muerte que es en realidad un atentado contra la consideración de «lo sagrado» que mantenemos los demás. Dicho de otra forma, este tipo de profanaciones están dirigidas simbólicamente hacia la deshumanización del contrincante al que no se le reconocen -en cualquier caso- los honores de una persona humana, de este modo es disminuido a la categoría de un animal o lo que es lo mismo: un infiel. Profanar es la negación del carácter sagrado de toda vida humana y por supuesto de la muerte.

La muerte y los enterramientos son probablemente la actividad humana más conocida de la sacralización de ese tránsito que llamamos muerte. ¿Para qué enterramos a nuestros muertos, si, en definitiva, un muerto es un muerto y al cabo del tiempo no quedan de él más que huesos? ¿Es que el hecho de que los huesos sean tan perdurables asegura algo de eternidad a los cadáveres?

Si enterramos a los muertos es por tres razones, una utilitaria: 1) impedir que las alimañas o la intemperie disgreguen sus partes, otra psicologica 2) para ofrecer a su recuerdo un honor especial: saber donde están enterrados nuestros difuntos es una forma de preservar y asegurarnos del despliegue esencial de los mecanismos destinados a su pervivencia en nuestro recuerdo. No saber donde se encuentran los restos de nuestros difuntos añade una complicación esencial al trabajo de duelo. Y otra 3) espiritual, es decir la preservación del misterio de la vida y la muerte.

Otra forma de entender lo sagrado es por oposición a «lo profano»

Lo sagrado (por oposición a profano) es una autoridad que, aplicada a una creencia, permite a un grupo o una sociedad humana denotar una separación binaria espiritual o moral entre diferentes elementos que la componen, la definen o la representan (objetos, actos, ideas, valores…) La dicotomía sagrado-profano es la característica central de la religión para Émile Durkheim.

El término se utiliza en los grupos basados en la iniciación (rito de paso, sociedad secreta) o la revelación (religiones reveladas) para describir los elementos que los constituyen y fundamentan, así como todo aquello que está ligado a ellos (manifestaciones, organizaciones, etc.) Por ejemplo, en la mayoría de las religiones lo sagrado designa todo lo que atañe a lo más fundamental de su culto.

Esta noción se utiliza hoy en día de manera más general en otros contextos: una nación puede definir como sagrados los principios que la fundan; una sociedad puede definir como sagrados algunos de sus valores, etc. Los antropólogos contemporáneos dicen además que la noción de sagrado es demasiado borrosa para aplicarla al estudio de las religiones –aunque sigan trabajando en ello.

Los elementos de lo sagrado suelen considerarse inmutables: su manipulación, incluso con el pensamiento, debe obedecer unos rituales bien definidos. No respetar estas reglas, incluso actuar contra las mismas, se califica de ordinario como un pecado o crimen real o simbólico: es lo que llamamos sacrilegio. El peor de los sacrilegios es la profanación, que se define como la introducción de elementos profanos en un recinto sagrado (real o simbólico).

Nótese que la noción de lo sagrado se encuentra en todas las sociedades, se trata de un universal antropológico.

«Las cosas sagradas son las que las protegen y aíslan de las cosas profanas ,son a las que se aplican estas prohibiciones y que deben permanecer apartadas de aquéllas. La relación (o la oposición, la ambivalencia) entre lo sagrado y lo profano es la esencia del hecho religioso.» (Durkheim)

«Lo sagrado es el respeto a la vida. La espiritualidad es el respeto de lo esencial: amar la vida, amar todas las vidas.» (Bruno San Marco)

El término se emplea a veces por extensión, eventualmente por no creyentes, para calificar valores que aparecen como esenciales para una civilización (ejemplo: El respeto de la propiedad es una cosa sagrada, etc.).

En este sentido aparece en La Marsellesa:

Amor sagrado a la Patria
¡Guía, sostén nuestros brazos …
Libertad, libertad querida
¡Combate junto a tus defensores!

Lo sagrado no está ligado siempre a la represión violenta. Es Dios (o los dioses) el encargado de aplicarla, a través de quienes sean sus voceros. Aunque cualquier individuo puede atribuir cualidades sagradas a algo a lo que se le tenga mucho aprecio. Se evita así la profanación, que funciona como otra forma de violencia que, al no ser dogmática, amenaza a la cultura, ya que no ofrece la sustitución de todos los símbolos que implica. El sacrilegio (profanación o robo de algo sagrado) quita de la trama social los elementos simbólicos que protegen su orden (la paz interna).

Mircea Eliade interpreta la religión no solamente como «creencia en deidades», sino como «la experiencia de lo sagrado«, analizando la dialéctica de lo sagrado.4​ Lo sagrado se presenta en relación a lo profano.​ La relación entre lo sagrado y lo profano no es de oposición, sino de complementariedad, ya que lo profano es visto como hierofanía.

De manera que lo sagrado existe más allá de la religión y se conecta con lo Real lacaniano y con el noumeno kantiano. Lo sagrado es todo aquello que merece nuestro reconocimiento porque está vinculado al misterios de la vida y la muerte y que nunca podremos llegar a conocer en su intimidad más profunda. Sagradas son las mujeres, los niños, las memorias, los cadáveres, los lugares de culto, l​a propiedad privada (el domicilio sobre todo), etc. Es por eso que profanar y saquear no son la misma cosa: el cuerpo de una mujer o un niño se pueden profanar, también una tumba, un recinto sagrado o el propio domicilio. Todo aquel que haya sido «robado» en su propio hogar sabe qué se siente cuando uno descubre el latrocinio, algo así como si se hubiere profanado la intimidad de alguien y con independencia del valor de lo robado. A veces los profanadaores no buscan el saqueo sino solo el embrutecimiento abyecto.

Otra cuestión emparentada con lo sagrado es la pureza o la inocencia. Es por eso que consideramos a los niños como sagrados, también a las mujeres y por supuesto la vida humana:

Lo sagrado existe porque existe descomposición, degradación y corrupción en las cosas y hemos desarrollado profundas defensas de repugnancia frente a las mismas, incluyendo la repugnancia moral. Defensas que son inconscientes y fuera de toda lógica racional, se trata de una repugnancia que procede de las tripas y no de la razón, razones que buscan la recomposición, la integración de los restos y los detritus. Es por eso que a esta fundación se le conoce como ética de la divinidad o de lo sagrado, pues opera con entidades inconmensurables, invisibles, con algo que se sitúa mas allá de la reflexión o del raciocinio.

Y es por eso que existen profanadores: aquellos que atentan contra esa consideración por razones morales (de su propia moral). En este momento conviene discriminar que «lo moral» son una serie de normas que regulan la convivencia social, de la ética que trata de la preservación de los individuos. Aquí hay un conflicto entre lo grupal y lo individual. Lo que puede ser moral para un grupo puede ser letal para el individuo concreto u viceversa. Esto explica que hayan profanadores dedicados a desacralizar cualquier creencia sobre sobre todo si proceden de otra religión u otra ideología, en suma a otra creencia.

España tiene una larga tradición de cadáveres profanados y hace poco anduve indagando sobre la profanación de uno de nuestros prebostes: el papa Luna.

Benedicto XIII.-

Benedicto XIII fue sin duda el personaje eclesiástico y político más importante de este quatrocento valenciano, de esa entidad supranacional que ha sido siempre la Iglesia Católica. Lo que interesa destacar es su convicción legitimista, la idea de que era el papa legal de la Iglesia católica, hasta ser declarado antipapa por su misma Iglesia y su resistencia en el exilio de Peñiscola hasta edad muy avanzada.

Interesante es sin duda los manejos de San Vicente Ferrer para acabar con el Cisma que dividía Occidente en dos y hasta comprensible que al final optará por una solución que diera satisfacción al SacroImperio y al emperador Segismundo que se negaba a aceptar un papa francés o un papa aragonés. Así fue como en el concilio de Constanza se aceptó al  papa Martin V.

El caso es que San Vicente Ferrer se olía que el cadáver de Benedicto XIII podía ser profanado y fue por eso que sembró el camino de pistas falsas y aunque se admite que fue enterrado en su pueblo Illueca existen otras teorías como la que sostiene Juan Barea Espin que piensa que debido a que San Vicente tenia un hermano (Bonifacio Ferrer) que era el abad de un convento cercano a Castellon es muy posible que el entierro en Illueca fuera una pista falsa. De ser cierta esta teoría el craneo hallado y en poder de la Junta de Aragón seria falso.

Me gusta esta teoría aunque sea solo por darles a los profanadores un buen susto. Pero no me pidan el nombre de ese convento castellonense no sea que llegue a oídos de Pedo Sanchez y se le ocurra montar otra kermesse.

Los enemigos de la realidad

enemigos

Carátula del primer tomo (de 3) de Los enemigos del comercio donde Jesus expulsa a los mercaderes del templo en Jerusalén.

Antonio Escohotado es un profesor universitario, pensador y ensayista muy conocido entre nosotros por aquella obra titulada «Historia general de las drogas» que constituyó un verdadero escándalo cuando se publicó y una obra realmente provocadora que admitiría -aun hoy- un sin fin de polémicas, interminables. Sus convicciones son antiprohibicionistas como todo el mundo sabe hoy, y aunque podamos estar o no de acuerdo con él, lo cierto es que sus  argumentos son sólidos y muy bien articulados en su discurso. Una vida a medio camino entre la novela de acción y reflexión que poco a poco vamos conociendo mejor gracias a los videos que publica en youtube y donde mantiene una lucidez y sinceridad radical en sus explicaciones.

Una de las más queridas por mi es su conversión desde el comunismo de su juventud hasta el sentido común de su posicionamiento actual. Llega a preguntarse ¿cómo es posible que estuviera tan equivocado? ¿Cómo pude sostener que el comunismo es la solución para organizar la vida social de una sociedad?¿Como pudimos cerrar los ojos a los crímenes de Stalin, Lenin o Mao?

Dice que es su obra póstuma, esta «Los enemigos del comercio», pero yo le veo en plena forma a pesar de sus 77 años muy trabajados en las grietas de su rostro.

Los enemigos del comercio sostiene la tesis de que el progreso, la democracia, la libertad  todos los valores que sostenemos los demócratas proceden de dos hechos: la libertad de comerciar y la propiedad privada que legar a nuestros descendientes. Dicho de otra manera es un alegato contra todas esas formas de gobierno obsoletas, basadas en la idea de que el comercio es la base de la codicia humana, que los humanos hemos inventado para convivir y para organizar la vida social.

Para ello hace un recorrido desde la antigüedad hasta nuestros días y la acumulación de sus documentos es tan densa y sistemática que podemos hablar de un tratado universal sobre el comercio y que en mi opinión será de los más consultados en el futuro cuando alguien aborde estas misma problemática. Un tratado que se situará en el top de las bibliografías necesarias.

Y si, Jesucristo fue el primer comunista como solíamos decir en nuestra juventud, ya lo intuíamos. Sólo que Escohotado llama a esta vieja idea esenia, el pobrismo.

El pobrismo es la idea que se transmitió con el cristianismo y que llegó hasta la Reforma y Contrareforma, allí ya todo el mundo se puso de acuerdo en que ser rico no era pecado.

Pero aun hay quien lo cree.

Pero mejor es escuchar la conferencia que sobre este tema pronunció en la UAM, una verdadera clase magistral.