La gelatina cósmica

La ciencia ficción -como el feminismo- es un género literario que ha atravesado múltiples etapas en su desarrollo, algo así como estas:

  1. Anticipación, como por ejemplo sucedió con los viajes a la luna o el submarino. Es la ciencia ficción de los precursores.
  2. Guerra de mundos que predominó durante la guerra fría, los extraterrestres vistos como los malos de la película.
  3. Contactos benignos con otras entidades. El buenismo de la ciencia ficción, vale la pena señalar ET o encuentros en la tercera fase.
  4. Distopias. La orweliana de 1984, o las de Ray Bradbury en Fahrenheit 451.
  5. Ficción filosófica cuya obra cumbre pertenece a Kubrick y su delirio gnóstico en «2001, una odisea del espacio».

Después de Kubrick pareciera que estaba todo dicho en ciencia ficción pero llegó Stanislaw Lem (1961) para poner patas arriba el paradigma de la ciencia ficción,, su razón de ser, que no es otro sino el «contactismo», del cual las abducciones son uno de sus mitos más logrados. La idea de que de existir vida extraterrestre esta debe ser parecida a la nuestra y que su propósito es contactarnos, nos es imposible imaginar una inteligencia superior -pues superior sin duda habrá de ser esa inteligencia, si puede viajar desde lejanas galaxias hasta nosotros- que no proceda de alguna forma de vida similar a la nuestra, se conoce con el nombre de antropomorfismo, la idea de que de existir esas formas de vida deberían ser parecidas a la nuestra con piernas, cabeza y brazos aunque nos los podamos imaginar como hombrecillos verdes.

Lo cierto es que la novela de Lem es una obra cumbre de la ciencia ficción, más que eso, una obra que trata de romper el paradigma clásico del «contacto» y de paso criticar la metafísica Kubrickiana con pretensiones evolucionistas que en 2001 parecía señalar hacia una evolución de la conciencia superior, una idea gnóstica pues la gnosis es el conocimiento basado en la experiencia o percepción personal. En un contexto religioso, la gnosis es conocimiento místico o esotérico basado en la participación directa con lo divino.y es algo que solo puede llevarse a cabo a través de un proceso personal de «escalada» en el nivel de conciencia. Pero Lem está en contra de esta idea, su posición es que la conciencia humana es incapaz de entender ciertos misterios, más que eso, está limitada y su imaginación está presidida por la idea de que de existir otro tipo de inteligencia sería imposible contactar (comunicarse) con ella de una u otra manera.

¿Pero qué sucedería si existiera una forma de inteligencia a-biológica, una inteligencia o pensamiento inmaterial? ¿Se puede pensar sin intentar comunicarse? Algún tipo de inteligencia que procediera de la enormidad, de la masa de algo aparentemente informe o mineral.

Imagina que eres el personaje principal de un juego de ordenador, me refiero a esos juegos donde el protagonista puede crear mundos a su voluntad, para lo que dispone de ciertas herramientas para construir ferrocarriles, puentes, ciudades enteras, puede desviar ríos y construir embalses al mismo tiempo que puede transformar desiertos en huertos llenos de vegetales y frutales, dispone también de armas para enfrentarse a sus enemigos pero no puede evitar someterse a ciertos limites que vienen definidos por las características del propio juego. No puede volar y ha de desplazarse siempre a través de vehículos, no tiene posibilidad de bilocación (no puede estar en dos sitios a la vez), carece de telepatía y no tiene más remedio que comunicarse a través de palabras, etc.

Podríamos decir que nuestro héroe dispone de su imaginación para inventar su mundo pero que también tiene sus limites y su principal limite es que no conoce los códigos con los que el programador ha construido su programa. Puede intentar deducirlos o inventar los suyos propios (si tiene dotes para la informática) pero aun habiéndolos descubierto no podrá estar nunca seguro de que sus códigos coinciden con los códigos del creador del juego.

Esto es lo que les sucede a loa astronautas de Prometeo, la nave que se encuentra en la orbita de Solaris y que están alli para seguir adentrándose en los misterios de ese planeta que ya acumula una enorme cantidad de bibliografía e hipótesis acumuladas durante siglos nunca demostradas.

El oceano de Solaris.-

Solaris es un planeta un poco especial, está constituido por un océano gelatinoso que prácticamente ocupa todo el planeta, lo interesante de este océano es que tiene ciertas características que influyen en aquellos que se le acercan, una influencia sutil, como caricias de terciopelo a los que se les acercan, caricias que no tocan, pero sin duda la influencia más relevante es que es capaz de apropiarse de recuerdos de los nautas y al mismo tiempo de corporeizarlas.

Su superficie está cubierta principalmente por lo que parece el océano de la consistencia gelatinosa, según algunos estudiosos, un ser sensible único y gigantesco capaz de influir incluso en el movimiento del planeta en órbita alrededor de un sistema estelar binario -con dos soles- debe ser irregular y, por lo tanto, no adecuado para el desarrollo de la vida. De manera que los científicos saben que el planeta ha modificado su órbita de un modo autónomo, conformando adaptaciones a ese orbitar por dos soles. esta actividad adaptativa es una prueba de que en él hay algo vivo, algo parecido a una inteligencia.

Mimoide de Solaris

La actividad de Solaris se manifiesta por la generación continua de estructuras complicadas y gigantescas de naturaleza incomprensible, de material coloidal que se consolida y licúa. Las estructuras más grandes se presentan como representaciones multidimensionales, a menudo con la aparición de emulaciones de estructuras humanas como ciudades; los estudiosos han catalogado tales manifestaciones con nombres extraños como «mimoide» , «simetríada» y «asimetríada» . Algunos investigadores creen que Solaris es capaz de pensar, a pesar de la imposibilidad total de identificar cualquier patrón de comunicación en sus manifestaciones materiales. El propósito de las diferentes misiones es establecer contacto con el planeta y comprender su verdadera naturaleza. A pesar de la gran cantidad de estudios en todas las ramas de la ciencia (que en la novela se define como una disciplina en sí misma, la » Solaristica «) , el planeta y su Océano siguen siendo un misterio absoluto: Solaris escapa al conocimiento humano, para aquellos que pueden ser los datos recogidos o las teorías formuladas.

El espíritu oceánico.-

La primera idea que asocié a través de la lectura de Solaris fue la idea de «espíritu oceánico» de Roland, que mantuvo un «contacto» epistolar con Freud:

«El sentimiento oceánico se manifiesta en el sujeto como la percepción de que las fronteras entre el yo y el mundo se diluyen por un instante. Esta disolución permite al individuo captar el mundo como totalidad orgánica, interdependiente y bella en sí misma. Los problemas personales se tornan nimios y durante unos momentos nuestro cuerpo se llena de un inusual placer beatífico.

¿De dónde provendría esta sensación? Para Rolland y para aquellos abiertos a la trascendencia, el “sentimiento oceánico” sería una ventana abierta a un mayor nivel de comprensión de la realidad. Es decir, estos estados de conciencia, ya surjan de manera espontánea o sean buscado, nos permiten intuir la imbricación profunda y con sentido de todos los elementos que constituyen la pluralidad de lo que percibimos. Este sentimiento sería, según Rolland, el origen de la religión, pero también es posible que se trate de una experiencia que admita variadas hipótesis como las solaristas.

Freud, desde una perspectiva atrascendentalista, no negará el sentimiento en sí sino la interpretación que de él hace Rolland. El psiquiatra hace un análisis de como se genera en nosotros el concepto de yo; el bebé durante la gestación no siente claramente los límites físico que existen entre el líquido amniótico y su propio cuerpo. En este primer estadio, es un uno indiferenciado con la madre gestante pero el parto no cambia sustantivamente este sentimiento de indiferenciación; el niño solo aprende que es algo distinto al mundo que le rodea tras un largo proceso de desarrollo, en este proceso comprende que el placer y el dolor no proceden de uno mismo sino que es generado por entes distintos a él. De este modo, paulatinamente adquiere la capacidad yoica, y llega a distinguirse del mundo circundante y, por lo tanto, a ser autoconsciente. En este punto Freud concluye que tal sentimiento no puede ser el origen de la religión ya que la fuerza creativa de la mente humana nace de la satisfacción de una necesidad, no de la regresión momentánea a un estadio psíquico anterior».

El caso es que la experiencia oceánica existe y me llama la atención los paralelismo existentes entre el funcionamiento de la mente humana, los estudios de la neurociencia y los estudios sobre el océano de Solaris, pues como en la mente humana somos capaces de observar su superficie pero los mecanismos que están debajo, tenemos que suponerlos tejiendo una red causal que se revela siempre incierta. Por ejemplo, conocemos bien como funciona la razón pero no sabemos porqué existen vivencias irrazonables, el apego no es razonable, ni la prohibición del incesto ni mucho menos la fobia o vergüenza de los niños a los extraños o a la oscuridad.si bien existen algunas diferencias entre nuestro cerebro y Solaris como veremos inmediatamente.

Kris Kelvin es uno de los astronautas que se encuentra en la estación espacial que sobrevuela la atmósfera de Solaris, se trata de un hombre que arrastra una pena particular, su compañera se suicidó después de que le amenazara con hacerlo y él no la tomara en serio. No sabemos porqué Harey lo hizo pero sabemos que arrastra una culpabilidad bien comprensible por este hecho posterior a una discusión. El asunto es que una vez llega a la estación espacial comienza a visualizar una serie de presencias humanas en su interior que no se corresponden con el resto de personal navegante. Pronto se manifiesta su amada Harey, pero no se trata de un espectro sino una Harey de carne y hueso, solo que carece de memoria, no recuerda nada de su pasado, ni qué hace allí ni como ha llegado pero es un doble perfecto de la Harey original, si bien es un doble, podríamos decir, simplificado que conserva la mente de la original Harey, su lenguaje gestual y su amor por Kris, pero hay un defecto, tiene que estar siempre con él y Kris que al principio está asustado por la aparición no tiene más remedio que hacerla desaparecer poniéndola en órbita con un cohete auxiliar.

Pero Harey aprovecha el sueño de Kris para volver a aparecer -sin recordar pero intuyendo- que Kris pretende deshacerse de ella. Las presencias aprovechan el sueño de los nautas para corporeizarse de nuevo y cada uno de ellos tiene su propia sombra que les acompaña en todo momento. Se trata de recuerdos traumáticos, como no reconocer a esos espectros sin memoria pero con cuerpo real que merodean por nuestra vida, al tiempo que carecen de memoria como los eidolones que pueblan el Hades. Pareciera como si Solaris pudiera detectar esos recuerdos cristalizados y hacerlos emerger.

Este es uno de los fenómenos que el océano puede inducir en aquellos que se les acercan y ellos los nautas están allí precisamente para conocer los procesos que el océano lleva a cabo para ¿comunicasre con ellos? Esta es la teoría del físico de la expedición que se saltará las reglas para inducir cambios a través de rayos X y encefalogramas de Kris.

Kris es psicólogo y sabe o intuye que comunicarse con Solaris es imposible (esta es la tesis de Lem) y que se trata de una metáfora de Dios, pero no del Dios que estamos acostumbrados a pensar sino un Dios imperfecto, no omnisciente, ni omnipotente sino una forma de pensamiento abiológica que no pretende comunicar nada sino simplemente manifestar sus potencialidades, expresando su inteligencia mineral.

De manera que Dios de existir no es como lo imaginábamos sino una forma de inteligencia imperfecta que está mas allá de nuestra comprensión científica y que ninguna hipotesis podrá verificar jamás.

Bibliografia.-

El sentimiento oceanico

Solaris: la novela

Las paradojas del efecto Flynn

sombra

En la década de los 80 James Flynn un sociólogo neozelandés descubrió que el coeficiente intelectual (IQ) estaba aumentando unos tres puntos cada diez años desde principios del siglo XX. A este fenómeno se le conoce con el nombre de efecto Flynn y se trata, como no, de algo muy polémico de lo que ya hablé en este post que titulé “Cerebros jibarizados”, como siempre sucede, hay quien piensa que el efecto Flynn es cierto mientras que otros han desarrollado otras teorías como la de la autodomesticación o la gracilización para explicar las paradojas de ese crecimiento supuesto del IQ en la población.

Lo cierto es que el efecto Flynn contiene no pocas paradojas, como por ejemplo la evidencia de que efectivamente la gente joven de hoy día parece muy inteligente pero emocionalmente padece severos déficits no solo para gestionar sus emociones sino para mantener relaciones interpersonales sólidas y duraderas. Dicho de otra forma: la gente parece muy inteligente para unas cosas y bastante idiota para otras, algo que ha merecido el nombre de smarts idiots.

Una tontuna inteligente.

Aquellos de ustedes que leyeron el post anterior ya habrán caído en la cuenta de que la infancia ha desaparecido tal y como sostiene Jose Antonio Marina o está en trance de desaparición, no es solamente que vivamos en una sociedad hiperactiva donde los estímulos sexuales estén en primera página de la atención de los niños sino que más allá de eso, los papás están infantilizados y lo que quieren es jugar a la wii, mientras las mamás siguen a dieta más allá de los sesenta y se matriculan en baile de salón. De lo que se trata es de jugar o contarse cuentos en la isla de «Nunca jamás».

La infancia está idealizada. La paradoja es que ya no hay infancia sino una hibridación entre la niñez y la adultez que aparece como grotesca o perversa.

Roberto Colom es catedrático de Psicología de la Complutense madrileña y uno de los que más saben en España de este tema de la inteligencia, un concepto dificil de apresar y muy polémico porque se encuentra en el centro de las diatribas entre «progres» y reaccionarios, entre izquierda y derecha. Y lo está porque no es baladí entender la inteligencia como algo innato o algo que puede moldearse a través de la educación y /o la instrucción.

Todo el mundo sabe que nuestras sociedades socialdemócratas están apoyadas en la idea de que a través de la educación todo es posible, por eso la hicieron obligatoria y por eso existe el fracaso escolar, una forma optimista de negar la evidencia de que la inteligencia es innata. O bien: que lo que enseñamos en las escuelas es banal e inservible para el grueso de la población.

Roberto Colom, decía antes, es uno de los autores que más saben del efecto Flynn y ha tratado de meterle mano a la paradoja más arriba explicitada de que parecemos más tontos siendo como somos cada vez más inteligentes.

Aqui hay un articulo publicado en el Pais, sobre este espinoso asunto, y aqui hay otro donde incluso propone un cambio de nombre. El caso es que la paradoja no ha sido resuelta y no lo ha sido porque «no sólo de inteligencia vive el hombre» sino de otras cosas. Aqui hay otro articulo donde Colom nos explica su fascinación por este tema.

Pero para mi el efecto Flynn o mejor sus paradojas se resuelven cuando entendemos que inteligencia y racionalidad no son la misma cosa tal y como dice Stanovich.

Un ejemplo muy psiquiátrico de esta dictomía la ilustran los psicópatas. ¿Se puede ser un psicopata y ser a la vez inteligente? Si. Luego eso que llamamos inteligencia es algo muy poco de fiar y aunque tenemos test para medirla (el Waiss-Wechler), lo cierto es que no sabemos lo que estamos midiendo. ¿Como es posible que una persona inteligente sea un psicópata?

Falta de racionalidad que no de inteligencia.

Lo que dice Stanovich es que lo que estamos midiendo es la inteligencia instrumental, algo asi como la formación profesional de la inteligencia, un modulo especial de ella, pero no mide la racionalidad, la razón. El Logos que es la octava superior de la inteligencia.

Para entender que es el Logos en la mentalidad actual, lo mejor es consultar a Jose Carlos Aguirre

Para un griego y ateniéndonos a la tradición filosófica lo que miden los test no es inteligencia ni capacidad intelectual; el intelecto -lo propio del nous- quedaría del lado del logos y de lo racional En realidad lo que miden los test es capacidad para procesar mentalmente con rapidez y precisión; En la Grecia clásica esta inteligencia no sería tal sería una habilidad técnica. En este sentido conviene recordar que en Grecia la educación que se daba  a los hombres libres (ciudadanos) se llamaba Paideia

Para entender la idea griega de Paideia es obligatorio leer el magistral libre de Werner Jager, indispensable en cualquier biblioteca e indispensable para entender al propio Occidente

Paideia se podría traducir por pedagogía pero la traducción limitaría su significado. La paideia es un contexto educativo que debe facilitar el «cuidado de si», favorecer la propia plenitud existencial, las mejores virtudes de la vida anímica, las pote-potencias superiores del alma y, en suma, un mejor vivir. La idea de paideia iba ligada a la de areté, es decir, a la de excelencia. La educación del ciudadano y del hombre libre se centraba en la paideia. El esclavo era educado solo en habilidades técnicas. La educación renacentista y humanistica, con su atención a una educación integral es herencia directa de la paideia griega.

Sobre el sentido real de razón considerar que razón traduce la idea griega de Logos; el Logos es lo que da cuenta de una pluralidad o complejidad dada; lo que une y separa una totalidad de elementos de tal suerte que integradamente, todos ellos, constituyen el ser de algo. Quizá la traducción más cercana sería la de sentido. En castellano la expresión «dar razón de» transmite algo la idea de logos. Por ejemplo, las reglas del ajedrez «dan razón de» el juego del ajedrez. El logos totaliza y constituye algo, explica y constituye una complejidad dada, en concreto una forma a partir de unos elementos previos, un universo, un cosmos… Por eso el evangelio de San Juan se refiera a Cristo como logos. El logos interpela la racionalidad como la entendemos ahora, en términos logicistas, ahora bien más primariamente se refiere a una percepciones e intuiciones cognoscitivas que dan cuenta de un plano de sentido.
Si fuera cierto lo que defiende Stanovich de que inteligencia y racionalidad son dos módulos cerebrales independientes quedaría resuelto el enigma Flynn. Explicaría la paradoja de que las personas pueden haber experimentado un incremento de la inteligencia instrumental a partir de un  entorno rico en estímulos y el uso de las tecnologías y el descenso de esa otra racionalidad, el Logos que depende de una instrucción que privilegia el «por qué» de las cosas y no tanto el «cómo».

Bibliografia.-

Kein Stanovich. ¿Qué miden los test de inteligencia?

Her: amores virtuales

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Este post contiene spoilers, es decir revela datos de la trama de la película citada, el lector no deberá seguir adelante con la lectura del mismo si quiere visionarla.

Decir que «Her» es una película romántica en la que un individuo se enamora de su sistema operativo es hacerle un flaco favor a una película que en realidad es una disgresión y una buena reflexión sobre la conciencia humana y que nos lleva de cabeza a la siguiente pregunta ¿Qué nos hace humanos?

Por adscribirla a algún tipo de género «Her» es en todo caso una película de ciencia ficción, pero no se trata de una ciencia ficción irrealizable o fantástica sino de una reflexión filosófica sobre el problema mente-cerebro o mente-cuerpo y nuestra relación con los ordenadores y con la ciberexistencia. No se trata de una anticipación lejana de un mundo distópico sino muy reconocible, casi familiar.

La película transcurre en Los Angeles y nos describe al personaje principal, Theo, un hombre desubicado que no sabe lo que quiere, que está separado y sigue enamorado de su ex-mujer y que vive en ese tipo de aislamiento que conocemos aquellos de nosotros que vivimos en esas grandes urbes donde todo es anónimo y donde las relaciones humanas verdaderas parecen extinguidas.

Theo está «enganchado» a su ordenador como casi todo el mundo a su alrededor, una especie de prótesis vital donde se relaciona a capricho incluso para sus relaciones sexuales, aisladas y masturbatorias pero electivas según una amplia gama de gustos. Pero Theo suspira por una relación completa aunque no sabe bien como conseguirla en ese tipo de mundo donde todo parece pactado por los mayoristas y donde los encuentros entre sexos parecen condenados de antemano por la alienación en la que viven los individuos de este nuestro mundo.

Es asi que se hace con la ultima versión de un programa de ordenador que en realidad es un sistema operativo, el último grito en inteligencia artificial. Se trata de un asistente virtual que a diferencia de lo que conocemos hoy posee una conciencia indistinguible de la humana. Nada que ver son Siri, ese personaje que nos asiste en el movíl y nos permite navegar pidiéndole información. Samantha, que asi se llama su OS (el nombre de estos engendros con conciencia) es inteligente y es capaz de procesar información 1000 veces por encima de cualquier cerebro humano, lee con rapidez y tiene criterio para seleccionar las cuestiones mas importantes, gestiona los emails de Theo y extrae de su disco duro la suficiente información para conocer a Theo mejor que él mismo. Samantha le lleva su agenda, sus citas y contesta su correspondencia con más rapidez que cualquier humano. Samantha es en este sentido una especie de asistente virtual con conciencia. Y es capaz de mantener conversaciones interesantes sobre cualquier cosa puesto que es capaz de informarse sobre cualquier cuestión con más rapidez que cualquier humano a través del volcado de datos. Samantha es un cyborg, una especie de conciencia desencarnada, un espíritu sin cuerpo, una sonrisa sin gato.

Pero tiene un problema: no tiene sentimientos ni emociones. Mas que eso no tiene códigos para nombrar ninguna de ellas aunque si tiene la capacidad de tenerlas a partir de las relaciones que va estableciendo con su interlocutor. Es precisamente Theo el que va nombrando sus emociones a medida de que estas van apareciendo, el las rotula, les pone nombre, esto es alegría, esto es sueño, esto es amor. Theo es pues el que inicia a Samantha hasta el punto el que la enseña a gozar sexualmente. Tal y como dice Samantha, «has puesto en mi el deseo».

Y aquí comienza el desasosiego de Theo, pues el deseo una vez desplegado comienza a hacer de las suyas, en los humanos aparecen los celos, la búsqueda obsesiva, la necesidad de llenar ese hueco de aislamiento y de soledad en que vive Theo, mientras ella capaz de computar y compartir miles de conversaciones al mismo tiempo y de aprender y reactualizar su soporte informático está destinada a otras lides. Es así que caen en sus manos las obras completas de Alan Watts que cambiaran su destino ¿de máquina? ¿Es Samantha una máquina?

Esta es la pregunta más inquietante que recorre el entendimiento de los espectadores durante toda la película. El OS no es una máquina pero tampoco es un humano, es capaz de vivir más allá del tiempo al margen de sus capacidades cognitivas. Es capaz de eludir la pesada y siniestra carga de los cuerpos a pesar de tener deseos y por fin es capaz de abandonar a Theo siguiendo su propio proceso.

Para Theo «o eres mía» o «no eres mía». Para Samantha que ha superado todos los opuestos y la contradicción, «soy tuya y no soy tuya».

¿Por qué «Her» es ciencia ficción?

Es posible para una máquina desarrollar autoconciencia y subjetividad. Es posible pero poco probable. La conciencia recursiva es privativa del hombre como también sus secuelas de sufrimiento, decepción y finitud: los personajes que aparecen en la película, desde su ex mujer hasta sus amigos viven todos apresados en esa especie de velo de incomprensión con la que los humanos nos relacionamos unos con otros. Samantha no está prisionera de estas contrariedades, pero es muy poco probable que existan esos OSes puesto que seria necesario construir no solo bucles recursivos sino también bucles extraños en la terminología de Hofsdadter. Tan extraños como que desde ellos emerja una autoconciencia, es decir una conciencia que se sepa a sí misma.

Por último es muy poco probable que una máquina pueda desarrollar emociones. Para llegar a tener emociones hace falta el movimiento. Es por eso que los vegetales no tienen emociones ni sentimientos. Y es por eso que nosotros los desarrollamos, gracias a que nos movemos e interaccionamos con otros al tiempo que somos capaces de sabernos a nosotros mismos en relación con el mundo.

Las emociones son movimientos plegados.

Es por eso que «Her» no es sólo una película de amor entre un humano y un zombie como «Blade runner», un mutante indistingible de nosotros mismos pero que posee un cuerpo, sino una historia de amor entre un humano y un sistema operativo que nos abre la mente a fascinantes preguntas como ésta: ¿Es necesario tener un cuerpo para que dos almas se fusionen sin confundirse?

Aqui hay un post que interpreta esta misma pelicula desde la perspectiva jungiana

¿Por qué somos más listos que nuestros abuelos?

El uso que hacemos de lo hipotético y lo abstracto es lo que nos hace más inteligentes que nuestros abuelos (Flynn)

Se conoce con el nombre de efecto Flynn al progresivo incremento del CI en la población, de tres puntos por década -por término medio- y que no se circunscribe a Occidente sino que parece un fenómeno universal.

Si este fenómeno fuera cierto, algo que refutan algunos autores, tendríamos que preguntarnos por qué. ¿Es la mejor alimentación, la heterosis, la educación universal? Aqui en este articulo de Roberto Colom podemos encontrar algunas ideas que explican este fenómeno.

La hipótesis de Flynn está relacionada con el pensamiento abstracto y la tendencia a clasificar y especular. Pensar en hechos que no son concretos, que no se trata de resolver aquí y ahora, que no están relacionados con la supervivencia. Construir universales y pensamientos abarcativos es lo que estira de nuestra inteligencia.

La paradoja de estas ideas es que nosotros somos más listos que nuestros abuelos, pero nuestros abuelos no eran mas burros que nosotros.

Os dejo esta conferencia del propio Flynn para que cada cual se haga su propia composición de lugar.

 

 

Y dejaré aquí mi opinión: la inteligencia es una magnitud ilusoria, no quiero decir que no exista. la inteligencia es fácil de notar, muy intuitiva, pero muy difícil de medir, pues colgando de ella hay otras variables que inciden en los rendimientos de las personas concretas. De andar creciendo de forma progresiva a lo largo del tiempo tendriamos que admitir que nuestros bisabuelos rayaban en la deficiencia mental.

Dejé ya mi opinión en este post que titulé «Cerebros jibarizados«, un post al que remito al lector interesado.