El advenedizo

advenedizo

El advenedizo adviene

Esta es una palabra que me gusta mucho y que suele usarse poco para describir a un tipo de personas que usualmente describimos como «pillos» o «listillos». Pero lo cierto es que el advenedizo no es un simple listillo o un aprovechado , es algo más. Veamos: Dice la RAE que un advenedizo es:

1. adj. Extranjero o forastero, que no es natural u originario del lugar. U. t. c. s.

2. adj. Dicho de una persona: Que, siendo de origen humilde y habiendo reunido cierta fortuna, pretende figurar entre gentes de más alta condición social. U. t. c. s.

3. adj. despect. Dicho de una persona: Que, sin empleo u oficio, va a establecerse en un país o en un pueblo. U. t. c. s.

4. adj. ant. Gentil o mahometano convertido al cristianismo. Era u. t. c. s.

Dicho de otra forma un advenedizo es alguien que no viene, ni ha venido, ni vendrá, sino alguien que adviene, allí donde nadie le espera. No se trata de un simple adherido, sino alguien que está alli donde nadie le ha llamado, una especie de pelma. Un pelma que puede convertirse en alguien útil, porque el advenedizo lo que pretende es medrar, progresar, alcanzar algo que por sus propios méritos no podrían alcanzar, es por eso que los advenedizos pueden convertirse en rufianes, en una especie de criada para todo que funciona casi siempre a las ordenes de alguien,  de aquel que cree teledirigirle, sin saber que el advenedizo puede parecer muy leal cuando en realidad desprecia a su señor (como decía Ausías March) i solo busca las ventajas de sus servicios, dispuesto a trabajar con varias barajas en la mano. Todas las que haga falta, pues un advenedizo es sobre todo un impostor y un intruso, alguien que se hace pasar o que parece ser aquello que no es y que está allí donde no debe estar.

Como esos que van a una boda o a un cóctel con merienda incluida y que nadie conoce pero todos piensan que les habrá invitado otro, el novio piensa que es familia de la novia y viceversa. En las presentaciones de libros hay muchos advenedizos sobre todo si hay un buen canapé que llevarse a la boca, se trata de personajes bien retratados en la picaresca que siguió a la guerra española y a sus hambrunas madrileñas. Y esta es la versión ligera del asunto, la versión del «pillo». En un país donde el Lazarillo de Tormes es literatura universal no es de extrañar que haya muchos individuos dispuestos a hacerse pasar por quién no son para comer y ligar, menos frecuente es que se haga para medrar o cobrar comisiones.

Ryan O'Neal (Barry Lyndon)

La literatura y el cine están llenos de personajes de este estilo, estoy pensando ahora en aquella obra maestra del cine firmada por Stanley Kubrick llamada «Barry Lindon» que describe las andanzas de un «pillo» (¿por qué llamarle psicópata?) que consigue librarse de la miseria gracias a su gracia (valga la redundancia) para abrirse paso entre las damas y los ambientes más pulcros y corruptos de su época. Y lo cierto es que el retrato de Kubrick nos hace aparecer al pillo como alguien agradable e incluso simpático, un gran seductor. Hasta la belleza parece hacerse compatible con la usura sentimental. Sobre todo si interviene Schubert.

Dicho de otra manera el advenedizo es alguien que suele caer bien y si además es útil para los trabajos sucios, mejor aun. Es así como hace curriculum el advenedizo, naturalmente hasta que todo sale a la luz y entonces aparece la parte cutre de la cuestión, usualmente los latrocinios y la ruina como en el caso de Barry Lindon.

En nuestro mundo actual el lugar donde ponen sus huevos todos los advenedizos es por supuesto la política. ¿Existe algún lugar donde alguien pueda medrar sin ser nadie? Sin tener títulos, curriculums, habilidades u ostentar algun tipo de saber. ¿Conoce usted una manera más rápida de progresar sin méritos que la política?. Bueno, hay otras formas de progresar efectivamente: los negocios, y casualmente el negocio del ladrillo. Es por eso que la connivencia entre advenedizos, políticos y empresarios es un matrimonio de interés, que suele funcionar mientras haya para repartir. El advenedizo es el que lleva el maletín, en coche oficial o alquilado.

Ahora bien, usted se equivocará si pretende psiquiatrizar esta cuestión, el advenedizo no es un confabulador que rellena sus amnesias con falsos recuerdos, ni un mitómano que sabe que está siendo mitómano cuando habla de sus tierras en Cuba, ni mucho menos un delirante megalómano. No, un advenedizo es solamente alguien que adviene. Adviene a un lugar que ya está formado y plenamente vigente. El escenario existe.

Y que está donde no le correspondería estar por sus méritos.

El advenedizo es pues un simulador.

El problema que queda por dilucidar es ¿Por qué hay quien les legitima saliendo en la foto?

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