No cabe ninguna duda de que el mundo está en ebullición y todos tenemos la impresión de que detrás de la escena suceden cosas que solo algunos se atreven a imaginar, los conspiranoicos. En realidad nadie sabe qué está pasando por ejemplo en EEUU. ¿Dispone Biden del botón nuclear? ¿Y si no lo tiene quién dispone de él?
Se trata de problemas complejos, endemoniados donde proliferan las interpretaciones y las teorías delirantes, algo bien comprensible pues los individuos estamos sedientos de saber qué pasa, lo que nos mueve es ese deseo tan humano de tener algún tipo de certidumbre y lo que tenemos son indicios y sospechas pero pocos hechos que se interpreten por sí mismos.
El mundo es un espacio multilateral: significa que hay muchos actores haciendo de las suyas en su interés de llevarse el gato al agua, es decir dominar el mundo, algunos en clave comercial, otros militar, otros financiera. Y otros, los globalistas lo que quieren es cambiar el mundo, conseguir un mundo plano para ejercer un poder omnímodo que incluye naturalmente el enriquecimiento personal.
Los «globalistas» es una etiqueta informal que denomina a aquellos que buscan un único gobierno mundial, una religión única, una moneda única, una unidad de pensamiento uniforme con una nueva moral, sin embargo «globalista» es una denominación plural que no tiene un mando único, lo que les une es su proyecto financiero -el reseteo- que lleva incluidos ciertos cambios políticos, sociales, ecológicos y demográficos llamados Agenda 2030, que tiene hasta pagina web propia y que señala hacia lo que denominan eufemísticamente desarrollo sostenible. También tiene su pin, ese que lleva nuestro presidente Sanchez y hasta el Rey lo llevó durante cierto tiempo hasta que -sospechosamente- dejó de llevarlo.
La palabra «globalista» convoca sobre todo al mundo del dinero pero también convoca a otros actores empeñados en otras tareas más relacionadas con lo social, lo sexual, lo medioambiental y en suma lo demográfico y geoestratégico.
Naturalmente los globalistas desean destruir los estados-nación, esos son los principales enemigos, otros son algunas religiones como la católica, y sus querencias psicológicas que no son otras sino el individualismo. El mundo globalista es un mundo colectivista y sobran los emprendedores, los ascensores sociales, sobra toda la clase media. Destruyendo la clase media y los pequeños negocios, se da un fuerte golpe a las economías de los pueblos soberanos. La soberanía de los pueblos es veneno puro para los planes globalistas. También lo es la familia y el sexo reproductivo. La libertad para vivir donde uno quiera, viajar, divertirse está censurada por los globalistas, solo el consumo será permitido en esa nueva religión que llamamos en NOM, incluyendo las drogas recreativas.
De todos los países de nuestro entorno España es el más globalista, debe ser por eso que Pedro Sanchez se ha entrevistado más veces con George Soros que con el Presidente de la oposición, o con Macron o Angela Merkel. Es evidente que nuestro gobierno ha apostado fuerte por este plan que naturalmente le enfrenta a otros planes y agendas. ¿Quién se enfrenta a los globalistas? Pues los soberanistas, llamados patriotas en otros ambientes, empezando por China y Rusia y también los USA de Trump. Nada más y nada menos, esas tres potencias son enemigas del NOM. A Trump han conseguido descabalgarle, pero ni Rusia ni China tienen el mayor interés en hacerles el juego, ellos tienen su propia agenda. Informalmente se conoce con el nombre de «la Alianza» a este grupo de países soberanistas que contrariamente a estas ideas reseteras, proponen una vuelta a los ideales patrióticos. No existe entre ellos coordinación que yo sepa, pero no creo que sean con los intereses globalistas tan sumisos como lo hemos sido nosotros los españoles a través de nuestro gobierno entregado del todo a esa agenda 2030.
Ingeniería social globalista.-
Solo así se puede entender como es posible que en España existan brotes nacionalistas in crescendo en no pocas autonomías. ¿Si somos globalistas como somos al mismo tiempo foralistas? ¿No es una contradicción? Bueno, la mejor forma de desequilibrar un estado nación es hacer emerger todas las contradicciones latentes e inventar cualquier otra que rompa la concordia entre sus ciudadanos. Y cuando no haya razones nacionalistas de por medio se pueden incendiar las calles por motivos tan melifluos como la condena a prisión de un rapero bajo el pretexto de la «libertad de expresión». En realidad sus agentes son los mismos y sirven para sacarlos a la calle bajo cualquier pretexto como sucedió en USA con los BLM. Destruir económicamente a Cataluña era el principal objetivo aprovechando su querencia histórica de rebelión frente al centro casi siempre por motivos fiscales.
Separar a la sociedad con idiomas secundarios, guerra de sexos, leyes disonantes para cada autonomía y polarización ideológica es la mejor manera de desfavorecer la cohesión de un país. Todos estos elementos son utilizados para debilitar al estado-nación, el otro es una deuda impagable que hace que el deudor sea un siervo de aquellos a quienes obedece. Y es obvio que toda la UE es globalista si bien mirando desde la barrera y defiende las tesis de esos especuladores profesionales que llamamos élites. No es el Capital, es el metacapital el que fuerza las sinergías entre la extrema izquierda y el neoliberalismo más cruel.
De manera que cuando dentro de unos años los historiadores hagan una crónica de que sucedía en España en los años del COVID tendrán que emplearse a fondo para moverse en este oleaje de complejidad donde nadie parece ser quién es. Tendrán que explicar la connivencia del foralismo con el globalismo, del neoliberalismo con el comunismo, de la izquierda con el feminismo, el aborto o la eutanasia. Es poco comprensible si seguimos usando etiquetas antiguas, las ideologías han sufrido una transformación tal que ya no reconocemos a los comunistas originales, a los socialdemócratas o a los conservadores de toda la vida. Pareciera como si todos hubiéramos mutado hacia una ideología indefinida llamada por algunos «populismos» que es la que nos marca el paso a través de planes globalistas que carecen de ideología y les da igual favorecer a unos u a otros. En realidad pueden estar financiando a ambos bandos como siempre han hecho, por si acaso.
En mi opinión personal y a pesar de que el globalismo tiene recursos financieros infinitos (poseen la reserva Federal y Banco central Europeo), no podrán llegar al 2030 con su agenda y sólo llegarán a ganar ciertas batallas pírricas como ya está sucediendo en España.
El problema o mejor la barricada que tenemos en España para sus planes es la Constitución y la Monarquía, debe ser por eso que en la tarea de gobierno se bordea constantemente la ley a fin de implantar -por decreto ley- nuevos pasos en esa dirección y debe ser por eso que existan ataques feroces a la Monarquía y se ningunee la Constitución constantemente. Pero mi impresión es que la Constitución prevalecerá y la Monarquía resistirá.
Trump que era la bestia parda del globalismo ha sido removido de su puesto pero no podrán remover a esos millones que le votaron y que son «patriotas» y no están por políticas extremas. En el mundo hay muchos millones de personas que se oponen a esos planes y aunque la mayor parte de la gente o no los conocen o viven de espaldas a ellos, ya sienten en sus carnes donde nos ha llevado la pandemia que es efectivamente globalista. Y gran parte del malestar individual se manifiesta precisamente por las coerciones de la pandemia.
Y si llegamos a ver implantada GESARA, esos planes se derretirán como un azucarillo.
¿Aun no sabes que es GESARA?
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