El olvido del honor

Cuentan que el encuentro entre Luis Miguel Dominguin y Ava Gardner fue algo pactado y que aprovechando la intervención de la diva en una pelicula que se filmó en Madrid, ella pidió a alguno de sus secuaces que queria conocer al torero. Naturalmente el encuentro tuvo lugar en algún hotel de Madrid y hubo una noche de pasión y sexo. A la mañana siguiente el torero se levantó, se duchó y ella le preguntó en un español mal hablado:

– ¿Donde vas tan temprano?. A lo que el torero le contestó:

-¿Donde voy a  ir?, a contarlo.

Es la lógica del macho, con mucha testosterona y pocas entendederas.

Algo así le ha pasado a la concejala de los Yébenes, un pueblo de Toledo, llamada Olvido. Todo parece que ya se conoce: un portero de fútbol que al parecer era o fue su amante difundió a través de whatsapps un video que la concejala le mandó para su particular visionado. El caso es que el portero en cuestión- que se encuentra en este momento inculpado por un delito de difusión de la intimidad o algo así- lo pasó a sus amigotes del bar quienes a su vez lo difundieron a todo el pueblo y de ahi la noticia local pasó a ser noticia nacional, algo parecido a lo que sucedió con el «Ecce homo» de la abuela restauradora.

El caso es que Olvido fue puesta en un buen aprieto, no sólo porque era una figura pública (concejala del PSOE de su pueblo) sino porque era (es) maestra, estaba casada y además tenia dos hijos en esa edad de ser victimas de toda clase de bullylings y cachondeos. Asi que el portero la cagó bien cagada por alardear de tener contactos con el «poder» de aquel pueblo olvidado por todas las crónicas.

Personalmente tengo una enorme ternura por la concejal encoñada con un futbolista, al que le manda videos eróticos para favorecer sus erecciones, me parece algo heroico y que merecería -a tal heroína- una mejor calidad en su elección de parejas alternativas.

Es muy dificil explicar qué es el honor, aqui en la wiki, lo intentan. Pero todo parece un código anticuado, algo retórico que no tiene cabida en este mundo de hoy, donde casi cualquier cosa puede ser difundida en la red al poco de realizarse. Pero en realidad el honor es algo muy masculino, un valor que se ha perdido porque ya no existen hombres de verdad, ni siquiera Dominguín sabia nada del honor, ni el portero de los Yébenes. El honor es la salvaguarda de la intimidad de aquellas mujeres que se nos entregan y que nos concierne de por vida, pues cuando una mujer se entrega a un hombre no se está entregando a todo el personal sino solo a ése, con independencia de que mañana cambien de opinión. La lealtad, la confianza, la insensatez o la ingenuidad de Olvido es obvia en este episodio ibérico de machos que alardean en el bar.

Al honor le pasa lo mismo que al sentido común: o se está en él o fuera de él, no admite definiciones racionales y menos juridicas. En este caso los tribunales han entrado para dilucidar si la difusión del citado video es o no es un atentado a la intimidad. Al final todo quedará en nada, lo que es lo mismo que decir que la ley «no sabe no contesta». ¿Es delito difundir (replicar) un video que se ha recibido por Internet?¿Hasta qué punto se trata de una violación de la intimidad si fue ella la primera en difundirlo?

Claro, si lo vemos desde el punto de vista jurídico, todo queda a oscuras. Evidentemente todos tenemos derecho a que nuestras conversaciones, nuestros desnudos o nuestras erecciones queden en privado a no ser -claro está- que se difundan adrede para ser vistos (un goce poco conocido por la gente en general), pero todos tenemos derecho a que nuestros destinatarios sean de cartas, emails o mensajes sean los que hemos decidido que sean. Y esto no se resuelve con leyes sino educando hombres de verdad que entiendan que esto de honor es algo que está por encima de las leyes.

Si hay honor no hace falta contratos, ni compromisos, ni leyes justicieras. Se trata de una abstracción que está por encima de lo escrito, que es anterior al Estado y a los códigos mercantiles. Si hay honor no hace falta fidelizar, ni comprar, ni firmar letras o hipotecas. El honor salvaguarda todo aquello que es de ley salvaguardar: la intimidad del otro es un bien que se entrega y por tanto es sagrado, como es la palabra dada para un ganadero.

Una vez dicho esto, es cierto que mirar y ser mirado son goces que escapan de la comprensión puntual de las personas comunes y que pertenecen a la subjetividad del gusto de cada cual. En ningún caso deben ser expuestos como pretexto para justificar la escasez de hombría del que puso en circulación el citado video. Apelar a las leyes y a la justicia no es más que una sobreactuación, el mal ya está hecho y aunque el portero resulte incriminado o no en este proceso, su deslealtad quedará inscrita en su conciencia para más adelante ser juzgada por su propia moral.

Cometió una bajeza, con independencia de que Olvido no sea una santa y que todo será, pronto o tarde, olvidado

Ya no quedan santas, ni falta que nos hacen, pero el honor es algo que merece la pena ser rescatado y enseñado en las escuelas.

7 comentarios en “El olvido del honor

  1. Lo que no comentas es un porqué de lo más interesante e incisivo. Siendo el portero, seguramente, como lo describes, ¿por qué le gustó tanto a Olvido una persona, digamos, «así»? Ahí entran subjetividades oscuras que quizá sea mejor… olvidar. A Freud le hubiese encantado abordar el caso. Olvidó Olvido cosas que no se pueden (o no se deben) olvidar. ¿O no?

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  2. Sin duda. Es interesante esta fascinación de ciertas «ellas» por el humo de paja que emana de estos individuos. Lo aparente, aunque fatuo, tiene ese encanto. Incluso esas señoras del partido de la igualdad sienten su yuyu por la testosterona. Y es que no podría ser de otro modo. Respecto al honor, mucho dudo que vaya a enseñarse en las escuelas. Eso no mola a los pedagogos de la nada.

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  3. Así lo creo yo, justamente como usted, TBT. «Conmueve», revoluciona, subyuga. Hay que hacer esas «travesuras», pero con personas respetables. Sin embargo, lo no respetable consuena, a veces, con lo no respetable. ¡Pelillos a la mar! Como asegura el dueño de este ‘blog’, más temprano que tarde, olvido a Olvido y a su portero. De algo tienen que vivir los (re)porteros, ¿no les parece? Y valga este refrán: Cuando la edad aprieta ni las tumbas se resisten. Viene muy al caso y al pelo.

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