Intrucciones para engordar

Dicen que las autoridades sanitarias de todo el mundo opulento andan muy preocupadas con el tema del sobrepeso y de la obesidad y de sus riesgos sanitarios, debe ser por eso que existen tantas webs dedicadas a la alimentación y a las dietas adosadas a esloganes acerca de la «dieta sana», la «dieta ideal» o la «dieta sensata». A las dietas les pasa lo mismo que a los sueños, se sabe mucho del mecanismo del sueño pero casi nada de los ensueños, aun no sabemos para qué soñamos que es la pregunta clave en esta cuestión. Y digo yo que a los gordos lo que les interesa saber es cómo adelgazar y no tanto aprender a alimentarse bien que es una especie de tautología porque en un mundo donde no faltan alimentos ni diversidad es algo absurdo elaborar dietas, más allá de la variedad (comer de todo) y según las necesidades de cada cual que es donde nos lleva el sentido común.

Claro que ese «comer de todo» no es lo que hace la mayor parte de la gente, porque comer no es un acto mecánico que se realiza en ausencia de apetitos y preferencias: de hecho los humanos tenemos una cosa que usualmente no se llega jamás a pensar: tenemos gustos alimentarios, algunas veces estereotipias y casi siempre aversiones. Y todo por culpa del gusto que es esa especie de combinación entre tacto y olfato que nos lleva a diferenciar cinco sabores: el dulce, el salado, el amargo, el ácido y el picante. Lo curioso de todo esto es que nuestra lengua posee mapas especializados en cada uno de estos sabores, este es el mapa:

Y luego está la trampa de «según las necesidades de cada cual» que cada cual interpreta a su manera porque comer no es un acto que se realiza exclusivamente para alimentarse, sino para cosas tan diversas como para relacionarse, charlar, celebrar, tranquilizarse o distraerse. Y está el tema de las texturas de los alimentos, algo que va más allá del sabor, así las hay liquidas, pastosas, crujientes, duras o blandas, toda una paleta táctil en la que pocas veces pensamos y que requeriría una neoclasificación de los alimentos más allá de su valor dietético o calórico, por no hablar del olor o del color

Sobre gustos no hay pues nada escrito y sobre la falta de gusto menos aún como más abajo referiré.

Engordar no es tan fácil como parece a pesar de que el 60-70% de la población es portadora de un genotipo ahorrador, es decir poseen un gen que está relacionado con la insulinoresistencia tal y como expliqué en este post a propósito del libro «El mono obeso». Y lo digo por experiencia, nunca conseguí engordar a pesar de los esfuerzos de mi madre y debe ser porque no tengo ese gen y soy insulinosensible. Pero no sólo eso como verán a continuación.

Las señoras que vivieron su adolescencia en la guerra civil española y que pasaron hambre estaban obsesionadas porque a sus hijos no les faltara nada como ahora sucede con las madres postmodernas que piensan que si no les compran el móvil a los 7 años ya les crean un trauma. Mi madre pensaba que si no comía lo suficiente pillaría una tuberculosis como mínimo, una enfermedad endémica en aquella época, así que me sobrealimentó, con cerebritos de cordero sin resultado aparente, yo ni me inmuté. ¿Cual es mi secreto? Pues que nunca le hice caso a mi madre (en eso).

Si usted quiere saber los secretos del adelgazamiento lo mejor es preguntarse sobre los secretos del engorde. Y de eso va este post, les voy a explicar algunas cosas que ustedes no saben. Se trata de una pregunta con la que suelo iniciar mis seminarios sobre alimentación. Me dirijo a los presentes y les digo:

«Imaginen que ustedes tienen un hijo y que quieren ponerlo bien gordo, ¿como lo harían?»

Mi audiencia que suele estar compuesta por profesionales apuntan a esta respuesta:

1.- Darle una alimentación hipercalórica.

Esta respuesta es necesaria, pero no suficiente, porque el niño puede rechazar la comida -como hice yo mismo- y sentirse abrumado por la misma cuando no a desarrollar una aversión por su madre. Entonces viene la segunda respuesta:

2.- Elegir azúcares de combustión rápida, eso que se llama bollería industrial, gusanitos, madalenas, pasteles o helados. Una buena combinación de bollería y grasas insaturadas.

Es muy inteligente también esta respuesta pero tampoco es suficiente porque el niño puede seguir rechazando esos mismos alimentos en función de su textura. Con respecto a la preferencia sobre el dulce, suelo decir algo que es a mi juicio muy importante: no es cierto que los alimentos dulces creen adicción (como supone mas de uno) ni que sean antidepresivos por si mismos o combatan la ansiedad, sin embargo hay una cosa que si es cierta, el dulce es el sabor mas facilitado desde el punto de vista evolutivo, nuestra lengua (véase mas arriba) tiene un mapa del dulce en su punta, es decir se trata de un sabor inmediato, fácil de aprender por así decir y además enlazado con lo infantil, con lo próximo, lo familiar. Pero no es suficiente, falta algo.

Los mas sagaces del auditorio adelantan entonces otra hipótesis.

3.- Que los padres estén gordos también.

Esta respuesta es mucho más inteligente que la anterior, porque la mayor parte de nuestras pautas alimentarias se forjan por imitación. Es más fácil engordar a nuestros hijos si nosotros somos gordos que flacos, pero tampoco es suficiente porque todos sabemos que nosotros no somos clones de nuestros padres sino su diferencia, así que nos falta algo, la variable crítica.

Entonces alguien llama la atención sobre otro fenómeno concurrente sobre el acto de comer.

4.- Convertir la alimentación en algo caótico, irregular.

Quizá ustedes no hayan advertido que existen horarios para comer ¿Por qué someterse a horarios y no comer cuando se tiene hambre? Pues por una razón fundamental: comer es sobre todo un acto social, se come con alguien y se come compartiendo algo. Comer es un acto socializado pues de lo contrario no se trataría de comer sino de apacentar. Los humanos practicamos el comensalismo y no somos rumiantes, es por eso que nos sentamos alrededor de una mesa donde alguien oficia un rito a su alrededor, algo que se hace a unas horas determinadas cuando la familia está junta. Eso es comer.

En el fondo del salón, alguien levanta la mano y aporta otra prescripción para el engorde.

5.- Prohibir el ejercicio, hacer una vida sedentaria.

Aplaudo esta ultima intervención que se les había escapado al resto de la audiencia, efectivamente, el sedentarismo es necesario para engordar. Y además existe una relación entre la obesidad y no ya la falta de ejercicio (un mal endémico) sino con el aislamiento social. Un niño aislado es un niño que no juega con sus iguales, ni en la calle ni en el colegio y al revés: un niño que no juega está aislado constituyéndose en una causalidad circular, un niño aislado es un niño que termina por aprender a distraerse solo, cara al ordenador o la televisión, que contempla pasivamente mientras devora hidratos de carbono. Pero el aislamiento no es la variable critica, ¿cual creen ustedes que es lo más importante?¿Qué nos falta para completar el puzzle?

La parroquia espera a que sea yo el que les diga esa ultima variable, la más importante, aquello en lo que nadie pensó.

Lo que falta -suelo decir- es aquella variable que las contiene a todas, a esas cinco que ustedes han apuntado más arriba.

La variable crítica se refiere al condicionamiento, hace falta que el niño aprenda algo relativo a la alimentación. Y ese algo que el niño necesita aprender para convertirse en un gordo de por vida es que la comida debe ser su principal distracción. Comer sirve para evadirse, y no pensar, sirve para estar aqui y estar allá, sirve para resolver problemas y sirve para poner el cuerpo como excusa cuando uno no pueda saltar como el resto. Sirve para vivir en un tiempo acelerado sin pensar en uno mismo y para combatir el aburrimiento cuando el tiempo parezca discurrir de un modo lento. Comer es una solución para todo.

¿Pero cómo se llega a esta situación?, -pregunta alguien desde el margen derecho del salón-.

Es fundamental que los padres no estén en casa y que se encuentren a su vez cansados y desmotivados para estar con sus hijos, ellos son los que tienen que conseguir estos enlaces de condicionamiento y son ellos los que enseñan a sus hijos a hacerse gordos a través de su relación con la comida, es necesario que ellos recurran también a la comida para resolver sus problemas de desconexión consigo mismos y que ofrezcan en este sentido un buen modelo de tranquilización y de desconexión del gusto.

Porque hace falta desconectarse de este sentido (del gusto) para engordar ¿de otro modo como entender los atracones de comida cuando ya se ha alcanzado la saciedad? Parece a veces que los gordos tengan un buen apetito y que coman con interés, esto es así en algunas ocasiones (en los gordos vocacionales por así decir) pero no es la regla en los grandes comedores que son aquellos que han desplazado todas sus necesidades hacia la comida. Es verdad que los obesos son grandes consumidores de azúcares, pero ¿alguien de ustedes se ha preguntado alguna vez la razón de esta preferencia?

Silencio en la sala.

Los grandes consumidores de azúcares son nulos consumidores de amargos o ácidos. Ya lo dicen los médicos chinos que el ácido es el sabor que se opone al dulce. Dicho de otra manera: los gordos son aquellos que han restringido su paleta de sabores al salado y al dulce, o sea aquellos que han desconectado su sentido del gusto de la mayor parte de posibilidades de su paleta táctil y se han aficionado a lo conocido, a aquello que les conecta con su infancia, con lo conocido y con lo familiar. Una especie de neofobia.

El niño obeso es un niño miedoso y dependiente, excesivamente apegado.

Esta dependencia correlaciona con otros factores de la personalidad incluyendo el excesivo apego a lo conocido y la tendencia a aislarse en actividades frikis o solitarias, también con la ausencia de juegos compartidos con otros niños y con un escaso nivel de ejercicio.

Lo dicho, si ustedes quieren tener hijos gordos basta con que logren asociar en ellos la comida con una recompensa psicológica de ese tipo: un placer obtenido sin esfuerzo que tranquiliza y distrae, desconecta y combate el aburrimiento de un niño que pasa demasiado tiempo solo.

Por eso mi madre no lo consiguió, además de ser insulinosensible, no me conformé con ese placer y exploré el agrio, el amargo y lo picante, lo dulce nunca me supo seducir.

13 comentarios en “Intrucciones para engordar

  1. Tiene usted razón, con lo buenas que están las almendras saladas, y el Campari amargo, y otras cosas que alimentan y no engordan 🙂

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  2. Ahora que veo eso de las almendras me viene a la cabeza lo mucho que me gusta, aunque no sabría decir la razón por la que las prefiero a los cacahuetes, los pistachos, las nueces o las avellanas. Hay algo que está más allá del sabor, porque ¿en qué se diferencia el sabor de una almendra al de una avellana? ¿Por qué esas diferencias sutiles?¿las podriamos nombrar?

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  3. ¡Cierto! en lo personal nunca había tenido problemas de peso, desde niña hasta entrada la juventud es que empecé con estos problemas, al principio entré al «juego de las dietas» en donde al bajar a mi peso normal empezaba después a subirlo y es después de un tiempo cuando empecé a reflexionar y ver a las «dietas» como parte del juego para seguir la carrera del consumo.
    Comprendí que las dietas y la gordura y la flacura (pues en un tiempo también tuve problemas de bajo peso) están de la mano con el acto del consumo.
    Comprendí (por experiencia propia) que los carbohidratos (harinas y azucares) si causan adicción pues crean una especie de ansiedad post consumo del producto muy curiosa y silenciosa. No en balde los alimentos de mas bajo precio son aquellos saturados de carbohidratos, y son los que estan llenos los estantes del super mercado y los de los restaurantes también. Pues la idea no es la calidad si no la cantidad de consumo.
    Ahora sé que las «dietas» no son para curar la enfermedad de la alimentación (ya sea para subir o bajara de peso) si no para empezar a entender que esta pasando con el cuerpo propio y cómo funciona con los alimentos tanto de comida como de uso social de ellos en la psiquis.
    Entrarle a una dieta significa dieta en todos los sentidos: la dieta por la boca, la dieta por los ojos, la dieta por el tacto…

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  4. Lo importante es no pensar en la alimentación del mismo modo que no pensamos en la defecación, ¿sabeís lo que pasa cuando pensamos y nos preocupamos por nuestra heces o nuestra temperatura? ¿Alguien lo ha pensado alguna vez?

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  5. Paco se refiere a un gusano cienpiés a quien preguntaron cómo hacía eso tan complicado de coordinar cien pies y, desde que comenzó a pensar cómo lo hacía, ya no pudo caminar más.
    Lo difícil es no pensar en lo que hacemos pero a la vez poner mindfulness…

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  6. Las funciones corporales está automatizadas, si pensamos mucho en la temperatura nos viene fiebre y si pensamos mucho (pre-ocupamos) sobre la defecación se alterará. Esa es la idea, algunas cosas deben funcionar de forma automática sin pensar en ellas a través de conceptos: simplemente ocurren y es así como deben suceder.

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  7. Sin embargo el comer no es sólo una función sino que, como bien decía usted, es también un ritual. Y un ritual no se hace por sí mismo, interviene la conciencia y otras muchas cosas, ¿no? le añade sentido a lo corporal, con lo cual no queda reducido a lo biológico. Qué complicado…

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  8. si, porque los seres humanos no solo nos alimentamos al comer sino que hacemos otras cosas relacionadas con la socialización, por ejemplo compartimos algo con alguien (comensalismo viene de ahi de compartir).

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  9. Las almendras tienen esa cascarita que le da un gusto medio amargo, son muy ricas, ayer compré.

    Lástima que son caras las frutas secas.

    Los maníes tengo entendido que son una legumbre.

    Siempre me llamó la atención que alguna gente no comía cosas que en casa sí, y no lo hacían por evitarse el trabajo (los aburre deshojar un alcahucil) o por no agradarles el gusto por ser diferente. Algunos ejemplos: paltas, alcahuciles, berenjenas. O no comen la cáscara de las frutas.

    Algo que leí interesante es que a los niños (casi bebés creo) hay que ir exponiéndolos a los sabores. Parece coherente.

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  10. Ah ya que mencionaban a Sapolsky el otro día, hay un audio en el que dice que los chicos americanos engordan porque comen solos y comen carbohidratos.

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