Estoy seguro de que todos ustedes saben de qué hablo cuando hablo de copular, es eso tan divertido y que tantos recursos de nuestra vida nos consume. Pero lo que es seguro que ustedes no sepan es que el orgasmo no es obligado. En resumen el orgasmo está sobrevalorado, tanto como el voto de las europeas.
El tantrismo es una de las múltiples tradiciones esotéricas que usan el deseo y la actividad erótica y sexual para la realización personal. La vía sexual se utiliza no tanto para perfeccionarla en plan gimnástico sino para trascenderla.
Este verbo «trascender» es un verbo muy usado pero poco comprendido. Trascender es ir más allá de algo, hacer sutil lo grosero, espiritualizar lo material. Convertir lo denso en leve y aéreo; si estamos hablando de sexo, trascender el sexo sería algo así como alcanzar un plano de definición que borre las diferencias entre los individuos, que supere los antagonismos y los opuestos.
Y no hay nada tan opuesto como los sexos: masculino y femenino son pues opuestos y es por eso que se complementan entre si, se atraen como un imán, uno tiene lo que al otro le falta por así decir, no sólo en el plano genital sino en el cerebro y en lo arquetípico. Y no cabe duda de que la actividad sexual es una forma de superar estos opuestos, de situarse en un plano donde esos opuestos han desaparecido. Claro que esto no es nada fácil pues el sólo hecho de copular no liquida los opuestos sólo los pone en contacto. Saltar por encima de ellos -trascenderlos- no está al alcance de todo el mundo.
De lo que se trata es de llevar la cópula a un lugar de sutileza espiritual. El sexo tántrico no es una clase práctica de sexología donde se enseña a las personas a «disfrutar de su cuerpo», a través de una técnica concreta sino más bien enseñarles a prescindir del cuerpo usando el cuerpo como borrador.
Ahora es el momento de entrar en acción, y hacerlo con un mantra, algo que se repite hasta el paroxismo y que nunca es lo mismo, de ahí su cualidad casi hipnótica. El lector como ejercicio deberá seguir leyendo este post con este mantra de fondo.
Y ahora que has puesto en marcha el video ya podemos entrar en materia:
Y lo primero que has de saber es que el sexo tiene varios niveles de definición (como casi todo), así hay un sexo muy cercano a la animalidad donde reproducción, dominio y la indiferenciación entre amor y odio pueden solaparse. Después hay un sexo convencional, donde de lo que se trata es de llegar al orgasmo, si es posible en pareja, es un sexo tecnificado, mecánico, casi, casi, calcado de nuestras expectativas con respecto al placer: algo muy relacionado con las prestaciones de un electrodoméstico cualquiera, una pareja que nos guste, una pareja nueva de vez en cuando, una pareja que se acople a nuestras necesidades, etc. Por último hay una sexualidad sagrada, lo que los clásicos han llamado la hierogamia, una sexualidad espiritualizada donde lo que se busca no es el placer en sí mismo sino la fusión.
La fusión es ese más allá que antes llamé trascendencia, ese lugar donde ya no hay macho ni hembra, hombre o mujer, masculino o femenino. En ese momento, apenas un instante el Yo se disuelve y lo que aparece es una Unidad que con orgasmo o sin él provoca un enorme deleite, el deleite de lo inconmensurable. La eternidad en una brizna de hierba de la que hablaba Whitman.
Pues todo, incluso lo más grosero puede llegar a ser sutil, lo que es lo mismo que decir que el deseo sexual puede convertirse en aire, en un tipo de información tan leve que puede resultar en abducción.
Hay una iniciación tántrica para hombres (machistas) y otra para mujeres liberadas. Ambos se caracterizan por la gestión que hacen de la igualdad de oportunidades, los hombres creen que todas las mujeres están locas por su esperma y las mujeres creen que sin clítoris no hay paraíso. Ambos están equivocados, aquí puedes leer unas recomendaciones si eres mujer y aquí otras recomendaciones si eres hombre. Pero esto no es más que el libro gordo de Petete, un manual de práctica. Ninguna práctica tiene resultados sin una buena teoría que la acompañe y la abarque en todo su despliegue de sensaciones, es necesario comprender si bien no es necesario comprender en todas las etapas del mismo modo. En realidad si no somos capaces de encontrarle un sentido místico al sexo es porque no sabemos que tal cosa es posible, lo cierto es que no forma parte de nuestras expectativas racionales y es por eso que de aparecer algunos fenómenos sutiles durante el mismo, nuestro cerebro va a descartarlo por no encontrarles sentido. Nuestro cerebro está especializado en encontrar sentido a la realidad sensorial y el sentido que está acostumbrado a encontrar es el placer.
Pero el placer tiene un problema, apenas ha empezado a manifestarse se autodestruye, se disipa en el orgasmo. Es posible afirmar que nuestra sexualidad está condicionada a este bucle: excitación-orgasmo y periodo refractario. Esto es así en los hombres claro, no siempre es así en las mujeres que pueden tener sucesivos orgasmos o no tenerlos en absoluto sin que el placer disminuya por esta razón o entren en un periodo refractario. El problema es el hombre y ese condicionamiento es el que nos lleva instintivamente a una serie de movimientos coordinados que tienen como finalidad el orgasmo y la eyaculación. La evolución ha conspirado contra el hombre para que todo se consume en la eyaculación, momento en el cual el placer termina y la pasión se desvanece.
De lo que se trata pues -según algunas técnicas conductuales- es de retrasar todo lo posible el momento del orgasmo masculino. Y todo lo que he visto en Internet se basa en esta teoría mecánica y materialista de la hidráulica pasión de los machos. Aquí te cojo y aquí te mato. Esta es la mayor sofisticación que puedes encontrar en tu pareja si es demasiado joven y aun no ha sido iniciado en los misterios tántricos de sexo metafísico. Y ese retraso se puede llevar a cabo de muchas formas, la más importante y frecuentada es la respiración, la otra la inmovilidad, la tercera y la que más exige de la pareja femenina (que ha de estar iniciada) es facilitar sus orgasmos (tantos como pueda) antes de que el falo se venga abajo. Las mujeres primero.
Sobre la iniciación de la mujer existen textos esótericos muy interesantes, yo he leído algunos de ellos, sobre todo el que preside más abajo la bibliografía. De todas las ideas que he leído hay algunas que considero interesantes y que me propongo compartir aquí. Por ejemplo, las mujeres no saben que la desnudez femenina es algo sagrado, algo que por sí mismo no debe banalizarse, algo que debe ser dosificado y expuesto sólo en determinadas ocasiones. Una mujer no debe mostrarse desnuda salvo si su desnudez forma parte de su proceso de iniciación, para combatir su pudor. Algunas mujeres lo intuyen y se resisten a mostrarse desnudas incluso con sus amantes o maridos, suele decirse que es una inhibición neurótica. Puede serlo pero también tiene su interpretación sagrada, el misterio, puesto que la mujer no tiene sexualidad sino que es la sexualidad.
Pocas personas saben que ser algo no es lo mismo que poseer algo, es por eso que los hombres necesitamos poseer algo precisamente porque no somos nada. Es por eso que los hombres (machistas) creen que la mujer es una posesión suya, cuando en realidad es al contrario, son ellos los poseídos, no por una mujer en concreto sino por el arquetipo femenino. La puissance a la femme.
Durga es según la tradición hindú el arquetipo femenino, esa diosa que tiene tantas piernas y brazos cuando aun no se ha escindido en las múltiples formas que la femineidad contiene. Fundamentalmente tres: la semilla, Perséfone o la doncella, la espiga o Demeter (la madre) y el grano, Hecuba, Selene o la anciana sabia. Antes de tomar forma la femineidad sagrada, Durga o en las tradiciones mediterráneas la Gran madre, es la matriz que contiene completas todas las formas que posteriormente se constelarán en una mujer cualquiera, es un equivalente -en el Tarot- de la Fuerza, el arcano más poderoso y que compite en poder con otros arcanos de la virilidad como el Emperador o el Mago. Y la Fuerza de lo femenino procede del hecho de que no tiene más remedio que volver, en forma de semilla, espiga o grano siempre vuelve. De esa matriz proceden todas las mujeres que usted conoce y cada una según su edad o sus vicisitudes personales encarna un arquetipo u otro, pero todos están potencialmente entre sus recursos. En este sentido para el hinduismo Shakti es la energía o fuerza de Shiva y está encarnado en su esposa.
El poder de la mujer procede pues de su capacidad camaleónica que es lo mismo que Baumeister ha llamado la plasticidad erótica de la mujer, en cada mujer hay una Afrodita (diosa del placer), una madre (Demeter diosa de la maternidad), una Perséfone o doncella ingenua y una Hécate o anciana sabia pero también malévola o diabólica. La plasticidad de la mujer es algo que recientemente ha sido explorado por algunos psicólogos aunque era algo ya conocido por la filosofía perenne. Significa que una mujer aun sin instrucción alguna puede ser iniciada si es joven y aun su sexualidad no ha coagulado en una forma sexual cualesquiera. Aun así, señala Baumeister que esa plasticidad erótica para adaptarse a los gustos eróticos de sus parejas se mantendrá activa durante toda su vida, siempre y cuando los otros arquetipos no ejerzan demasiado influjo sobre los anteriores. Todo el mundo sabe que el principal enemigo de Afrodita es Demeter: la maternidad suele imponerse a la sexualidad, algo que todos los hombres que tenemos hijos sabemos por experiencia. Una transfiguración sucede en la mujer cuando tiene hijos y es por eso que en algunas doctrinas esotéricas no admiten mujeres con hijos, del mismo modo sucede en las religiones monoteístas: el voto de castidad de los religiosos no es sólo por evitar emparejamientos contra la comunidad religiosa, sino sobre todo para que no haya hijos ni tampoco ese nepotismo que llamamos herencias si atendemos al plano material.
La mejor forma de iniciar a una mujer en los misterios tántricos es elegir a alguien cuya sexualidad no haya tomado forma. Más difícil resulta encontrar un maestro varón que en cualquier caso habrá de ser reclutado entre los de mayor edad, aquellos en que la pasión carnal haya disminuido por el efecto del vigor físico.
Lo interesante de esta iniciación es que no es necesario el contacto físico, por ejemplo Santa Teresa (si, la de Avila) era una iniciada y no sostuvo relaciones sexuales con ningún hombre o al menos no está documentado. Ella nos habla de su iniciación entre sus obras que podeís ver en este post. Santa Teresa habla de su «engolfamiento»inicial y lo describe con una serie de imágenes sexuales calcadas de las relaciones reales entre hombre y mujer.
La relación física en cualquier caso no es un objetivo en sí misma tal y como nosotros nos hemos acostumbrado a sentirla. El iniciado no copula solo por alcanzar un determinado deleite físico, sino para ese más allá donde sentirá que su Yo se desvanece en ese misterio que es la Unidad a la que nuestra consciencia aspira desde que adquirimos el pensamiento dual y autorecursivo. Un anhelo permanente.
El engolfamiento es necesario para la iniciada y adquirir consciencia de esa fuerza que anida en su femineidad arquetípica, parte de ese engolfamiento lo podemos encontrar en la imagenería del Kamasutra, aunque este libro no sea ni de lejos una exposición de posturas más o menos pornográficas que es lo que a nuestros dias nos llega de su divulgación y vulgarización. es necesario saber que yoga es yugo y no hay yugo sin acción y sin posturas (asanas). La exploración de todas las formas posibles de «postureo» sexual es más una exploración metafísica que una variante renovada por la rutina. Ninguna rutina puede ser removida si no se modifica el objetivo.
Cuando se renuncia -sin renunciar simplemente dejándose fluir- al placer puramente profano y mecánico de los cuerpos, sucede algo realmente asombroso: lo que sucede es que el hombre es Shakti y la mujer es Shiva, los roles sexuales son intercambiables y es entonces cuando la fusión sucede y al suceder trasciende al modo genital de tal modo que el orgasmo ya no es una urgencia, ha dejado de ser un objetivo y se convierte en parte de la liturgia amorosa.
Pero el amor solo no basta es necesaria la entrega y la asunción por parte del macho de su virilidad sagrada, esa que retiene y no malgasta el esperma.
La mujer debe dejar de considerarse un sujeto sexual y convertirse en el Objeto sexual, la Durga.
Bibliografía.–
R. Baumeister: gender and erotic plasticity 2004.
Pagina web sobre la obra maestra de Julius Evola: La metafisica del sexo
Capitulo de las practicas sexuales tántricas y su peligro de Julius Evola.
Qué bien ha enhebrado los hilos de la sexualidad metáfísica, Sr. Traver!. Magnífico post!.
Dos aportes:
El primero es que para «conocer» y «vibrar» en este nivel superior de la sexualidad se requiere de cierto grado de apertura y flexibilidad fluyendo en cuatro niveles: corporal, emocional, psicológico y espiritual u ontológico. Este estado del Ser podría trasladarse, desde el punto de vista de la psicología, a lo que creo que se concibe como el «yo genital». Desde este punto de vista, los individuos que han transcendido «lo anal y lo oral» aunque poseen una coraza, ésta no los domina en el sentido de que aún en su solidez son lo suficientemente flexibles para entregarse a la experiencia sexual, para abrirse al mundo con tanta intensidad como también para ensimismarse y apartarse del mundo en otro momento.
Esto último es importante, porque en el encuentro metafísico se transciende las barreras de lo físico y se entra a un campo o pradera de sutilezas y de pequeñas interioridades y para que esta apertura y flexibilidad pueda «seguir» el impulso ontológico que está totalmente insertado en los tejidos de nuestro cuerpo, y que es parte del sí mismo corporal …
El segundo aporte que me gustaría hacer sigue los postulados sobre «la mujer absoluta» que Évola realiza, subrayando que sólo en ella se da la existencia espontánea y natural de contracciones ritmicas del útero y de la vagina y que se suceden como una aspiración o una succión, como un automatismo espasmódico que posee un peristaltismo especifico, basado en ondas tónicas especiales de ritmo lento …
Dice Évola que este comportamiento somático no puede observarse en la actualidad más que en mujeres que presentan un elevado grado de sexualización pues la «mujer absoluta» se ha ido atrofiando fisiologicamente y que unicamente las orientales serían las que han conservado de manera más regular (y natural) esta práctica fisiológica que produce en la mujer la «sonrisa espermática», al tipo sonrisa de Buda, un extásis ambiguo y de indefinible sonrisa, que posee la asombrosa cualidad de una succionante virilidad etérica debido a un control anormal (por excepcional) no sólo del constrictor cunni sino también de ciertas fibras lisas del órgano femenino que permite la intensificación del automatismo succionante …
Después de esto, es fácil ver que esta mujer absoluta no ha edificado su sexualidad en torno a su clítoris ni sobre «puntos G», porque no necesitaría de ningún «timbre» externo para que la puerta se abra, ya que ella ya habría realizado la apertura interior, que es la que despliega la flor …
El guerrero-Katriya JuliusÉvola, refiere así de «la mujer absoluta» estas palabras que ya conoce:
«La dureza del diamante, la dulzura de la miel, la crueldad del tigre, el frescor de la nieve, y el cálido esplendor del fuego ..»
El «summum» de todo este tema, es que el placer que la «mujer absoluta» obtiene en ser poseída es un rasgo principal y cualitativo en el sentido de que ella al ser poseída en realidad está absorbiendo; al acoger lo que hace es poseer … y absorber … y en esa acogida, gana … pues ella, la fuerza femenina que encarna, atrae al hierro y el hierro es atraído por el imán.
No es de extrañar que esto dé vertigo y miedo en muchos hombres pues lo perciben como una pérdida, como un des-membramiento de su ser. Lo que no pueden percibir de este «misterio» es que esa caída, ese perderse en la noche más profunda (algunos así lo llaman porque lo perciben como una pérdida) es que a lo que caen es realmente un colchón de plumas, que implica toda una conquista y toda una ganancia. La mujer gana al dejarse poseer, y el hombre también gana si decide saltar al vacío, pues operaciones muy complejas de tan sutiles que son, están realizándose dentro de ese atanor alquímico que es la mujer por excelencia, la mujer absoluta …
Es interesante remarcar en este tema la importancia del arquetipo de la Hetaira sagrada en contraposición a Eva pues como bien dice Évola: »
«En el amor-pasión el fuego devora, consume y no produce. Cuánto más ascendemos en la escala de los organismos, menor se hace la fuerza de multiplicación mientras en cambio sí aumenta la fuerza de la inclinación sexual. La pasión sexual implica un desviarse de lo instintivo que está ligado a la reproducción, es evitado en él casi siempre. Es frecuente la esterilidad de las mujeres más sensuales. Lo que excita y hace despertar a la mujer absoluta es la virilidad espiritual, la virilidad que supera el estado de guerrero y dominador, que se orienta resueltamente hacia lo sobrenatural, hacia el profeta, el asceta .. Y el asceta no busca el dolor, sino muy por el contrario, sabe que la única forma de acabar con él es “quemándolo” literalmente de raíz, es decir, agotando sus posibilidades existenciales en este mismo cuerpo y en esta misma vida. La ascesis, por lo tanto, tiene como objeto el dominio de ese “calor”, para ponerlo al servicio de la libertad existencial, del conocimiento efectivo, de la verdad metafísica …».
Como ya se sabe, hay todo un morir en el sexo profundo, porque es en realidad una preparación, un simulacro a la entrega última y final, que es la verdadera y que por ello mismo constituye una iniciación. En este línea, Robert Anton Wilson ya apuntaba que vivir con el misterio de la mente femenina era el mejor entrenamiento para relacionarse con los grandes misterios de la Mente Divina … 🙂
El arte de la entrega a esta pasión amorosa es el arte del morir, lo mismo que el que se entrega y se abandona al sueño … Detrás de muchos insomnios, de abandonarse al sueño, hay resistencias de claves muy profundas … Es el miedo a «arder» … 🙂
Así, en el esoterismo sufí, lo más delicado y sutil que hay en esta experiencia de profunda pasión amorosa (sea en cuerpo o en espíritu como la de Teresa de Ávila) es el desvelamiento espiritual (dhawq) ligado a ella y que se compone de un ardiente deseo (‘ishq), un deseo penetrante (hawâ), un pasión intensa (shawq), un anhelo de amor (garâm), y una debilidad total (nuhûl) …
Para terminar, decirle que me ha gustado mucho cómo ha recogido lo que el pudor y su falta conllevan … Casi merecería otro post, teniendo en cuenta que es la pornografía la que está actuando desde hace muchas décadas como maestra e iniciadora «en diferido» de los hombres a la sexualidad, y cómo este hecho conlleva importantes y profundas consecuencias no sólo en los hombres sino también en las mujeres … Aunque a lo mejor ya lo ha tratado en otro post. Si es así, ¿puede pasarme el enlace …?. 🙂
Le dejo con Angel Valente, que de «mandorlas» sabía un rato …
V
Cerqué, cercaste,
cercamos tu cuerpo, el mío, el tuyo,
como si fueran sólo un solo cuerpo.
Lo cercamos en la noche.
alzose al alba la voz
del hombre que rezaba.
Tierra ajena y más nuestra, allende, en lo lejano.
Oí la voz.
Bajé sobre tu cuerpo.
Se abrió, almendra.
Bajé a lo alto
de ti, subí a lo hondo.
Oí la voz en el nacer
del sol, en el acercamiento
y en la inseparación, en el eje
del día y de la noche,
de ti y de mí.
Quedé, fui tú.
Y tú quedaste
como eres tú, para siempre
encendida.
…
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LO que mereceria un post es tu comentario, igual lo hago si me das permiso. Hace tiempo escribí algo sobre la pornografía, creo que es esto:
https://carmesi.wordpress.com/2013/01/07/la-dopamina-en-llamas/
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No necesita de mi permiso para volar, Sr.Traver …
El comentario que hice está escrito precisamente con la rúbrica de «aportes» para que su intelecto planee a lo ancho y a lo alto de algunas ideas y conceptos y les sacuda el polvo …
Lo que consiga arañar al cielo en ese vuelo tráigalo hasta aquí como una especie de diario de a bordo y así compartir las coordenadas de ruta con otros pilotos … 😉
Gracias por el enlace al post «La dopamina en llamas» en el que están, sí, recogidos muchos frentes que la pornografía ha abierto … pero echo en falta la transcendencia que el pudor conlleva y cómo su anulación sistemática mutila a la sexualidad de ciertos misterios haciéndola más «ginecología» y «carrera de fondo» que otra cosa …
Las semillas sólo eclosionan en la oscuridad, y ciertas semillas sólo prosperan en ciertas penumbras donde el pudor (bien conceptualizado) no es un «aguafiestas» sino el conductor del umbral …
Haciendo una transposición analógica, fíjese que hasta bien entrado el siglo XX la parturienta daba a luz en habitaciones con las contras cerradas y a la luz de las velas aún si el parto ocurría de día … Se daba a luz en la oscuridad … y no sólo porque «sabían sin saber» que una luz intensa sería un choque para el bebé que estaba saliendo del vientre de su madre sino porque también sabían que era el propio Ser el que estaba emergiendo de las tinieblas del gran útero cósmico … y el saludo al Ser con la frase «bós ollos che vexan», era como un «Namasté» galaico, para que la mirada de la mujer que habría de ser su madre, «el soporte material» de la función materna, bien lo recibiera, bien lo recogiera, sosteniéndolo en su pecho, allí donde está su corazón, y en su mirada …
El término «Mater» hace referencia a materia … 😉
*Significado de Namasté: Es la forma de saludo en la India, y es una manera de honrar a la otra persona, de mostrarle respeto, reverencia y/o agradecimiento. La traducción literal de Namaste es compleja, pero su significado viene a ser:
“Yo honro el lugar dentro de ti
donde el Universo entero reside.
Yo honro el lugar dentro de ti de amor y luz,
de verdad, y paz.
Cuando tú estás en ese lugar en ti,
y yo estoy en ese lugar en mí,
somos sólo Uno”.
…
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Otra magnifica exposición, y sobre todo ese poema final. Me ha gustado sobre todoe sa idea de pudor-versus ginecologia. Hay quein cree que el sexo es eso, una clase de gine, benditos sean los medicos que ponen sabanillas en los vientres de las pacientes.
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Y benditos sean los «pudorosos» que las colocan en los muertos … 🙂
Todo tránsito ha de hacerse en la oscuridad, tanto para el que sale como para el que entra …
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