Peligros de ser un Buda

El cristianismo, por desgracia, nunca fue capaz de establecer tecnologías espirituales para sus seguidores, más allá de la oración o la liturgia, es por eso que el cristianismo fracasó en un mundo laico que encontró a la ciencia como un nuevo Dios al que adorar.
El espacio que dejaron vacío la catedrales fue ocupado inmediatamente por los Hospitales y los centros de Salud (ermitorios menores del nuevo culto) que en realidad ostentan su Vaticano Romano en las tecnologías radiodiagnósticas (TACs, resonancias magnéticas y PET). Ese es el nuevo ídolo al que adoran las multitudes después o al mismo tiempo que el consumo, el viaje o el sexo libre (es decir pagando).

El cristianismo perdió su batalla particular contra sus adversarios y no voy a referirme a él en este post salvo para señalar los peligros que rodean no tanto al budismo en sí sino a la conceptualización que de él hacemos los occidentales que no es ajena a como nos venden ese producto sus afines.

Por contra al cristianismo el budismo -casi tan antiguo- sobrevivió en lejanos altiplanos predicando una forma de religión que nada tenía que ver con nuestros dioses vengativos o amorosos y omnipotentes sino que lo libraba todo al buen hacer, desarrollando unas tecnologias espirituales que hoy están en el centro de aquella ciencia que no confía del todo en los métodos radiodiagnósticos y que se plantea la mente como una investigación personal. Ellos desarrollaron efectivamente tecnologías universales prescindiendo de un Dios externo que todo lo sabía y todo lo podía ver y algunos principios filosóficos que hoy ya casi nadie serio discute. Hasta la ciencia neurocognitiva ha empezado a utilizar algunos de sus constructos como el de «mindfulness» y han investigado sobre ese misterio que llamamos meditación. Al parecer ese es el camino que los cognitivistas han consensuado para el futuro.

Pero yo escribo este post precisamente para señalar sus riesgos.

Aunque el budismo no es una religión cada vez se le parece más, ese es un primer peligro que yo detecto cuando veo que al Dalai Lama le llaman su Santidad aunque bostece.

¿Santidad de qué? ¿Qué es una santidad?

¿Si un santo es aquél que participa de la divinidad y el budismo es una religión no teista (una religión sin Dios) qué sentido tiene apelar a la Santidad de un lider político que al mismo tiempo es el representante de un pais que aun no ha alcanzado su estatuto de libertad de su dependencia con China?

¿Es un santo o un político?

Porque en ninguno de los dos casos me interesa.

A mi lo que me interesa son las tecnologías ancestrales que los budistas han puesto a punto para que la mente se observe a si misma, asi como los conceptos filosóficos que las amplían y circundan. Me interesa el concepto de «vacuidad» y me interesa el concepto de atención plena o plenitud. También me interesa el concepto de karma porque eso entronca con la teoría de los sistemas y explica el por qué algunos aprendizajes precoces configuran un estado de cosas que son incompatibles con la expansión de la conciencia plena. Me interesa el concepto de dharma o aquello que no puede ser modificado porque está en las leyes de la naturaleza, me interesan -en fin- las tecnologias búdicas que pueden ser útiles para el hombre de hoy adaptado a un mundo difícil e imprevisible.

Cuando veo que el budismo posee una bandera me pongo a temblar ¡Y la tiene!, como un Logo, como una marca, ¿tiene algo que vender?

Pues parece ser que si, si atendemos a lo que venden aquí en esta fundación budista que tiene algunos monasterios ya en España: venden seminarios, retiros, cedés, mantras, molinillos, y toda clase objetos folclóricos para consumidores que seguramente aun no habrán entendido que de lo que se trata es que eso que llaman meditación no es un concurso de perfección ni un camino de salvación porque ese es el primer peligro que acecha al budismo: su asimilación a nuestra tradición que es teista, anticientifica, supersticiosa, jerarquizada, y sobre todo autoritaria y falsa.

Dios o el alma no existen pero tampoco existe la neurobiológia descarnada de la mente, de la experiencia directa humana. Pero los seres humanos buscan fundamentos y cimientos, unos lo encuentran en Dios y otros -los nihilistas- en los cerebros de las ratas descarnadas de lo humano. ¿Entonces qué hacer?

Todos necesitamos creer, y los que ya no creen en Dios están dispuestos a cambiar a su Dios infantil por un ritual cualquiera si lleva adosado el carácter de búsqueda espiritual o como dice Wilber trascendental, mejor si encima lleva adosada una dieta que le posibilite volver a aferrarse a algo. O una religión nueva hecha al estilo y decisión de cada fiel –el imperativo categórico kantiano ha muerto definitivamente-, y una nueva forma de adoración al Yo, a la conciencia, a la no agresión o a los vegetales emerge de entre los restos del cristianismo.

El buenismo vende y ese es el problema con el que se va a encontrar el budismo en su expansión europea.

En mi opinión el budismo conceptualizado como una religión carece de función en occidente más allá de una presencia formal o testimonial, la religión carece de futuro pero al mismo tiempo es necesaria para compensar los excesos de la ciencia y puede en esta dirección llegar a oscurecer hallazgos que distribuidos de forma democrática y accesible pudieran llegar a ser definitivos para el bienestar de los humanos, yo creo que los budistas conocedores de tecnologías cognitivas deberían especializarse en adiestrar profesionales de la mente y renunciar a todo el folclore que en el Tibet ha tenido cierto éxito pero que nunca lo tendrá en occidente. Y sobre todo deberían ser más generosos y publicar en Internet de forma gratuita todas y cada uno de sus hallazgos interesantes para la ciencia cognitiva, la psicología o la pisquiatría y no tanto publicidad para autofinanciarse de lo contrario cada vez se parecerán más al Vaticano.

Claro que no todo en el cristianismo ha sido malo, al fin y al cabo gracias a la caridad cristiana ha habido muchos que sobrevivieron a la adversidad, me da la impresión de que los monasterios budistas no practican ese mismo tipo de caridad. Pregunten ustedes cuanto cuesta permanecer en un convento budista y lo sabrán.

Ni comparación con nuestra tradición cristiana.

¡Vamos mal amigos!.

Demasiado marketing:

Los enemigos del enjambre

El espíritu de la colmena es una película de Victor Erice recientemente reestrenada (2004) y que vale la pena ver por tratarse de una de las obras maestras del cine español, sin embargo si la menciono en este post no es tanto para recalcar los méritos de actores, guión ,fotografia, dirección y narrativa de esta pelicula, ni para reflexionar sobre el mundo de la percepción infantil a través del inolvidable personaje de Ana Torrent, ni para hacer ver al lector la distancia que existe entre los mundos que habitan los adultos y sus niños, ni para hablar de la fotografía mágica de Cuadrado sino para reflexionar sobre su título.

Una idea que fue señalada por Maurice Metterlink para describir ese espíritu todopoderoso, enigmático y paradójico al que las abejas parecen obedecer, esa especie de estatuto cooperativo que las guía y que los hombres no llegamos a comprender porque ni es algo que tenga existencia propia ni tampoco algo que podamos descartar como inexistente, el enjambre no es sólo la suma de la comunidad de abejas, ni la unión de las abejas emparentadas entre si, ni es algo material que podamos medir o tocar, el enjambre es como la mente de las abejas.

Algunos biólogos han recurrido a la suposición genética para explicar este fenómeno donde el enjambre parece ser una propiedad común de todas las abejas, señalaron una estrategia evolutiva que consiste en priorizar el crecimiento rápido de una comunidad (de una especie) en lugar de asegurar una vida larga, efectivamente las abejas reinas pueden vivir tres años, pero el resto: obreras y zánganos viven solo tres meses, se trata pues de individuos prescindibles y de vida breve. Y además de eso clónicos, puesto que la reproducción entre ellas es sexual pero partenogenética, significa que los huevos fecundados son machos (zánganos) y los no fecundados hembras (obreras) lo que significa que todas las hembras son iguales genéticamente, son superhermanas.

Pero el enjambre no puede ser explicado sólo a través de la similitud de los miembros que lo componen, no se trata de una idea lineal con nuestros conceptos de cantidad o de autosimilitud, ni siquiera la igualdad genética de las obreras nos indica qué es lo que las lleva a compartir esa entelequia que es el enjambre. Entiéndase bien, lo misterioso no es la tendencia gregaria de los animales que les lleva a constituirse en manadas, bandadas, jaurías u hordas cooperativas o sociales, lo misterioso es la emergencia de una entidad que no puede tocarse, una entidad que va más allá de los individuos que la componen, algo que es inmaterial pero que tiene sus propiedades intrínsecas, algo que existe y a la vez no existe.

La mente de las abejas.

¿Pero cómo puede existir una mente fuera del cerebro de las abejas?

Precisamente esta debe ser la razón por lo que la ciencia tardó tanto tiempo en descubrir que el enjambre era una mente compartida por todas las abejas del panal puesto que las abejas carecen de corteza cerebral y resulta difícil imaginar una mente individual para cada una de ellas. Lo lógico es que pensemos que la mente está en el interior del cráneo, bien pegada al cemento de lo neurobiológico, anclada en lo material. Esta manera de pensar era bastante compatible con nuestra tradición occidental platónico-cristiana-cartesiana. De haber algo, esa espuma que se añadió durante siglos a lo material debía ser el alma y el alma era cosa de los teólogos, una especie de espíritu que pertenecía más a Dios que al cerebro, será por eso que nunca entró en contradicción con lo material, al menos desde el siglo de las luces hasta ahora. De hecho son muchos los científicos que trabajan en las neurociencias y que son, a su vez, creyentes, efectivamente ellos no sienten esa contradicción pues siguen siendo dualistas aunque renieguen del dualismo, alma y materia no entran en conflicto, pero mente y materia son entidades conflictivas. La razón es ésta ¿como explicar que fenómenos estrictamente locales como los que se producen a nivel molecular, a nivel de las neuronas den lugar a estados cognitivos, emocionales o conductuales? O dicho en términos más experienciales ¿cómo es posible que todos tengamos una conciencia de un Yo unificado a partir de aferencias fragmentadas que nos llegan desde nuestros órganos sensoriales?

Los que hayan leído un post que escribí hace poco y que se titula ¿Quien soy yo? ya habrán comprobado que nuestra experiencia del Yo es próxima, unificada e intuitiva y sin embargo tenemos una enorme dificultad para definirlo. Trate usted de contestarse a esa pregunta y descubrirá que todo lo que se le ocurre son recuerdos, fantasías, señas de identidad basadas en nombres, fechas, estados o circunstancias diversas, nadie sabe definir quién es porque ese ser en realidad no existe y sin embargo se trata de una experiencia universal ¿como puede explicarse esto?

Pues porque una cosa es preguntarse quién es uno y otra muy distinta es seguir siendo quien ya se es, en realidad no tenemos más remedio que seguir siendo, cosa bastante diferente a preguntarse quien es uno. Existe una discontinuidad, un salto entre eso que simplemente somos en nuestra vida cotidiana y esa pregunta que algunos llaman filosófica y que nadie en sus cabales puede ni sabe responder.

Necesitábamos una nueva categoría mental para conceptualizar ese salto, esa discontinuidad, algo que nos explicara cómo las abejas se reunen y forman un enjambre y que parece funcionar más allá de la voluntad de las abejas individuales, algo que nos diga como los cerebros construyen mentes individuales que se hacen preguntas sobre quienes somos. Ese concepto es lo que llamamos emergencia, algo que pudimos conocer a partir de los estudios sobre sistemas que nos permitió establecer una teoría que diera cuenta del funcionamiento de esos agrupamientos complejos donde dejan de regir las leyes físicas de lo lineal. La mente es una emergencia del cerebro, si, pero no está en el cerebro, ni está en parte alguna, porque no ocupa lugar o si ocupa algún lugar está en todos los lugares sin que al mismo tiempo podamos meterle el dedo en su esencia pues tampoco es material sino algo intangible, un trasfondo no-conceptual.

Pero al mismo tiempo que es algo intangible todos nosotros tenemos la experiencia de tener una mente e incluso somos capaces de intuir que nuestros congéneres tienen a su vez otra. La existencia de la mente es algo que no precisa demostración, es algo intuitivo que forma parte de la experiencia íntima de cada uno de nosotros, mente y alma son cosas bien distintas: la primera es una emergencia de lo material, la segunda un resoplido de Dios.

Pero el concepto de emergencia por si solo no termina de enseñarnos los vericuetos por los que los fenómenos locales se convierten en fenómenos unitarios allá en la mente ni como las abejas individuales construyen enjambres. Cuando me duele el pie, no me está doliendo un pie aislado de mi cuerpo, sino que me duele mi pie y todo mi Yo se encuentra afligido por la sensación de dolor, no es un pie que duela en las Ideas platónicas o que duela en suspensión en el aire, sino que me duele allí donde el pie se encuentra: en lo más cercano: a la tierra, allí donde moran los pies. Tenemos una experiencia del dolor de pie unificada con nuestra propia identidad, ¿cómo es esto posible?

Si nos imaginamos la mente como un espejo de la naturaleza -tal y como se la imaginaba Descartes- nuestra mente seria sencillamente una máquina que procesaría datos externos, los transformaría en símbolos que guardaría y luego recuperaría de nuevo para dar una respuesta dirigida hacia la realidad, pero este tipo de representacionismo de la mente se encuentra en franco retroceso. Hoy tendemos a pensar la actividad mental en términos de enacción o autopoyesis (Maturana y Varela), de manera que cuando percibimos un color no estamos representándonos ese color en nuestro cerebro sino que lo que estamos haciendo es adelantar una hipótesis perceptiva sobre lo que vamos a ver, de manera que la autopoyesis puede definirse como una percepción guiada por el movimiento, por la intencionalidad. En este sentido veríamos el color cuando nuestro cerebro previamente se ha movilizado en términos de percibir ese color concreto y no otro. Este es el concepto de autopoyesis que en parte se opone al modelo representacionista donde la mente-cerebro seria una especie de receptáculo pasivo de algo que nos viene pre-dado en la realidad. En este modelo de pensar la percepción la realidad es en parte una construcción de nuestra mente que percibe aquel mundo que su percepción puede guiar y no otra y digo en parte porque la realidad tiene leyes que escapan a nuestra intencionalidad como la existencia de la luz o la gravedad. Realidad y percepción sufren pues un acoplamiento (en este post puse un ejemplo de este acoplamiento entre abejas y flores) que es lo mismo que decir entre individuo y medio ambiente y en este caso de las abejas un acoplamiento entre abejas y su nicho ecológico, pues el citado acoplamiento sólo puede darse en ese lugar y no en otro.

Es en ese sentido pues que la abeja y el panal son la misma cosa o la abeja y su nicho ecológico. No pueden entenderse el uno sin el otro y lo mismo sucede con el cerebro ya la mente, ambos son la misma cosa tal y como sostiene la ciencia oficial en sus discursos políticamente correctos, ¿pero entonces por qué la experiencia humana ha sido fragmentada de la ciencia? ¿Por qué los científicos no ponen nada suyo cuando hacen ciencia o lo que saben en su entorno personal? ¿Por qué existe esa fragmentación entre los que investigan sobre la serotonina y los que leen a Paracelso, utilizan la homeopatia o hacen Reiki?

Los enemigos del enjambre son en realidad tanto los objetivistas, materialistas o reduccionistas como los subjetivistas, esotéricos o sanadores por la fe. Todos son nihilistas pues todos sostienen creencias a sabiendas de que son falsas, les sucede tanto a los materialistas como a algunos espiritualistas, la razón es que todos necesitan creer en algo y muerto Dios, el único sostén o fundamento que les queda es la materia para unos o un Dios new age inventado a la propia medida de otros.

Todos son enemigos del enjambre y de la idea de una mente y todos además son los principales enemigos de una redención del hombre por el hombre, de una autocuración científica desde la propia experiencia mental o de un pensamiento planetario que asegure o provea a los humanos de lo que queremos: salud, bienestar y longevidad.

Flores y abejas: historia de un acoplamiento

Los que hayan leido el post anterior seguramente habrán entendido que la enacción es una forma de emergencia que se opone al modelo representacionista del mundo que heredamos de Kant. En realidad la enacción tiene algunos límites y uno de ellos es la existencia real de algunas leyes naturales que conviene aclarar de antemano: la fotosintesis -por ejemplo- de las plantas existiría por si misma aunque no hubiera vida animal en la tierra o al menos una conciencia inteligente para apresar sus leyes. Del mismo modo la luz existe con independencia de los seres vivos aunque cada uno de ellos haya desarrollado distintas estrategias para hacerse sensible a un rango de esta radiación luminosa visible, especializándose en un determinado segmento de la misma, de manera que el idealismo de aquellos que defienden que la realidad carece de objetividad es tan falsa como los que proclaman que todo en nuestra mente es representación.

Existe otra clase de especialidad con respecto a las relaciones de la luz con los seres vivos, cada uno de ellos percibe distintas dimensiones del color, cada especie animal percibe el color en dos, tres (nuestro caso ) cuatro (las tortugas) e incluso cinco dimensiones (las palomas).

Nosotros los humanos compartimos una visión tricromática con las abejas, es decir percibimos tres colores, en nuestro caso, el azul, el verde y el rojo, siendo el resto de colores mezclas o combinaciones de estos tres colores esenciales, la diferencia que tenemos con las abejas es que ellas no pueden percibir el rojo (para ellas rojo y negro es el mismo color) pero a cambio tienen una ventaja evolutiva que consiste en que son capaces de distinguir la radiación ultravioleta. Siendo tan parecidas a nosotros son capaces sin embargo de distinguir colores que nosotros no vemos, decimos que su visión está desplazada al violeta.

En este esquema podemos ver las tres curvas de visión de la abeja y del espectro humano, puede observarse el corrimiento de la visión de la abeja hacia el violeta.

En esta presentación pueden observarse en color varios ejemplos comparativos de como ven el mundo las abejas y nosotros mismos.

La pregunta que ahora conviene hacerse a fin de entender bien el problema de la enacción-emergentismo es ésta. ¿Qué es primero la radiación ultravioleta de la luz solar o la visión del ultravioleta por parte de las abejas?

Naturalmente la radiación ultravioleta está pre-dada, en este caso la gallina sería anterior al huevo, sin embargo la aceptación de esta evidencia señala que la distinción de la visión ultravioleta de las abejas y la reflectancia ultravioleta de las flores evolucionaron simultáneamente. Nicho ecológico y especie animal se acoplaron perfectamente a fin de que las abejas distinguieran las flores y las flores -a su vez- fueran distinguidas por aquellas o dicho de otra forma: el medio ambiente que interesa a las abejas coevolucionó con la visión de las mismas.

La importancia cognitiva de esta idea es indudable: en palabras de Varela el adaptacionismo seria en biología lo mismo que el representacionismo en la mente, ambos esquemas conceptuales proponen un mundo o medio ambiente absolutamente pre-dado sobre el cual el individuo es arrojado, por lo que su supervivencia dependerá de la optimización de sus relaciones con ese mundo: de su grado de adaptación o mapeo que consiga hacerse de ese mundo. Para el adaptacionismo primero fue la gallina y después el huevo, siempre, sin excepciones.

Pero ¿entonces por qué somos tan imperfectos?

Ya vimos en el post anterior que el objetivismo cognitivo (representacionismo) está en crisis en tanto que no resuelve los problemas cognitivos con los que nos enfrentamos los humanos: el cognitivismo representacionista siempre se imaginó la inteligencia humana de una forma parecida a la del ordenador, en términos de solución de problemas. Al contrario de esto el cognitivismo enactivo se imagina la cognición como acción corporizada (guiada por la percepción) lo que plantea efectivamente un problema pero también define un camino, un canal para su solución: en el pecado está pues la penitencia o en la cognición la solución. De lo que se trata no es de encontrar una senda perfecta sino simplemente viable que de cuenta de la acción corporizada (autopoyética) del individuo en cuestión.

Un ejemplo concreto de esto seria el siguiente: imagínese usted que quiere comprarse una casa, la primera sinergia que encontrará es que existen muchos vendedores de casas que usted quizá interprete en clave de algun tipo de sincronicidad: vendedores y compradores siempre acaban encontrándose, un ejemplo de acoplamiento, pero se le abren a usted dos maneras de hacerlo, una es comprarse la casa del lado de la suya que ostenta un letrero de «se vende» que es cara pero muy bien situada, otra opción es recorrerse el mercado de inmobiliarias donde se exponen los vendedores de casas. Si usted optó por la primera opción es usted un adaptacionista (quizá porque quería aquella casa y no otra) pero si usted se patea la calle es usted un comprador enactivo que quizá ha optado por esa opción por el precio elevado de la casa vecina. ¿Cual de las dos estrategias tiene más posibilidad de éxito?

Si usted como comprador carece de gustos o de manías especiales o si solo busca invertir su dinero la mejor estrategia es comprar esa casa vecina tan interesante, pero si usted busca una casa con unas características especiales hará bien en patearse el mercado. Naturalmente lo que comprará al final tendrá algún defecto (no será optimo) para usted, su economía y sus gustos pero será viable.

Habrá pues un acoplamiento enactivo entre esa casa -que quizá no cumpla los deseos óptimos de sus sueños- y sus gustos.

Así opera la evolución y al parecer también la mente.

Este fenómeno pone patas arriba otra de las creencias que los biólogos han sostenido respecto a las relaciones entre los individuos y el medio ambiente: para los biólogos el medio ambiente está pre-dado y los individuos se adaptaban al mismo siendo la selección natural la encargada de despejar el camino liquidando a aquellos individuos mal adaptados.

Mal adaptados en este caso significaria señalar a aquellos individuos que se representaban mal la coloración de las flores, aquellos individuos que tuvieran averias neurobiológicas que les impidieran reconocer sus dianas alimentarias, alli donde se encuentra el néctar. Estos individuos simplemente morirían sin reproducirse, sus genes no se traspasarían a la siguiente generación y por tanto el fenotipo «astigmatico» de las abejas no seria viable y dando lugar a un gen que vería las corolas de las flores perfectamente violetas.

Esta es la versión oficial pero Maturana y Varela proponen en «El árbol del conocimiento» una hipótesis alternativa a la adaptación, la deriva natural y la autopoyesis de un sistema emergente, algo asi como la coevolución cooperativa de individuo y medio ambiente. Ambos se preguntan acerca de la visión tricromática de las abejas y llegan a la conclusión de que los colores de las flores coevolucionaron por una propiedad que no puede encajarse en los representacional, no es algo que estuviera allí esperando que los insectos lo descubrieran, al fin y al cabo la reproducción de las flores es desde el punto de vista de la flor más importante que cualquier otra cosa, tan necesaria como para las abejas encontrar el polen y esparcirlo de aqui para allá. Ambos propósitos debieron evolucionar simultáneamente lo que de alguna manera se opone a un mundo pre-dado absoluto y a la concepción definitivamente pasiva de la adaptación evolutiva.

Tiene que haber un engranaje, un acoplamiento entre los intereses de ambos para que emerjan de forma simultánea y cooperativa o dicho de otra forma: nuestra mente no se dedica solamente a representarse el mundo sino que lo modifica y lo cambia de forma cooperativa con cada nicho ecológico, la abeja ve el mundo como lo ve porque ese acoplamiento y no otro permitió -no de forma óptima pero si eficaz- la existencia de la abeja como especie pero no como una especie separada o aislada del medio sino de un canal de acoplamiento que pudiéramos definir como abeja-flores, ambos agentes serian inseparables entre si y no podrían concebirse el uno sin el otro, el medio ambiente es una creación de la abeja y la abeja es una creación del medio ambiente.

Esta idea tiene consecuencias sobre la mente humana que me gustaría comentar brevemente: las relaciones de un individuo con el mundo son cooperativas entre ambos, el mundo se encarga de dar sentido a las cogniciones individuales a través de unas guías que llamamos «cultura», una especie de almacén de «posibilidades de ser», creencias y expectativas. El individuo no es arrojado a un mundo indefinido o neutral sino a un mundo con sentidos múltiples donde escoger. El individuo pensante se insertará en ese mundo tratando de encajar con el lecho de Procusto de su cultura, ese encaje no ha de ser óptimo -lo que daría como resultado a un individuo sobreadaptado- sino simplemente viable y que además aun tiene otra oportunidad: inventarse una nueva guía que pueda servir como atractor de su propia u otras subjetividades, es así como la humanidad se expandió culturalmente gracias a algunos que inventaron nuevas formas de «estar en el mundo» quizá por no encontrarse demasiado conformes con lo que se les ofrecía.

Una forma de viajar a través de esa expansión de la conciencia humana es hacerlo a través de la mitología: una verdadera historia de la subjetividad humana y del acoplamiento individuo-cultura.

Bibliografia:

«De cuerpo presente»: Francisco Varela.

Articulo original de Menzel y Backaus en Sciencedirect

Enacción, emergencia, sueño y creatividad

Dedicado a Amanita que me recomendó un libro.

La palabra enacción es un neologismo (enact) propuesto por Francisco Varela para las ciencias cognitivas y la biología que podría traducirse como representación coemergente. Enact viene a significar dos acciones distintas: bien “promulgar” una ley (hacer la propuesta de ley, aprobarla y hacerla ejecutar, bien “representar” un papel teatral o declamar -haciendo vivir- un cuento, un suceso, etc). Hay que distinguirla del acting out que seria una especie de cortocircuito conductual que transformaria una emoción en una conducta sin pasar por el filtro de la reflexión. La palabra «enacción» está emparentada con el histrionismo y la ficción: con aquello que creamos a partir de roles.

La propuesta de Varela tiene que ver con una pregunta de interés inconmensurable para las ciencias de la mente ¿Es la realidad (el mundo) que vivimos algo que está ahí con independencia de nuestras percepciones acerca del mismo? ¿Está el mundo preconfigurado o pre-dado? Si esto fuera así nuestra mente no sería mas que un objeto arrojado al mundo con intención de convertirse en un eficaz espejo de la realidad y nuestras percepciones no serian más que una representación más o menos imperfecta de esa misma realidad.

El propio Varela en su libro «De cuerpo presente» propone un ejemplo para explicitar este problema ontológico que ha preocupado a los pensadores de todos los tiempos. El ejemplo es el conocido dilema del huevo y la gallina: ¿Qué es antes el huevo o la gallina? O preguntado en clave cognitiva, ¿qué es antes la realidad o nuestra percepción de la realidad.

* posición de la gallina: el mundo exterior tiene leyes fijas y precede a la imagen que arroja sobre el sistema cognitivo, cuya tarea consiste en aprehenderlo apropiadamente (sea en símbolos -cognitivistas- o en estados globales -conexionistas-)

* posición del huevo: el sistema cognitivo crea su propio mundo, y su aparente solidez sólo refleja las leyes internas del organismo.

Varela propone que nuestra fijación por imaginar a la mente como un sistema representacional y pasiva de la realidad-mundo es un error epistemológico que nos ha mantenido ocupados tanto tiempo precisamente por la endeblez de la realidad en mostrarse fija y también por la debilidad cognitiva de los constructos para apresarla como un Yo cuya existencia se nos escurre constantemente de entre las manos.

Varela propone una hipótesis muy osada, los contenidos mentales dibujan en su propia organización -autoorganización- un mundo sensible percibido que en parte es una emergencia, una creación autopoyética que procede del ordenamiento en clases de esos mismos contenidos mentales. Asi realidad-mundo y fenómenos mentales se encontrarían en un continuo dialogo tranformador. Varela opta por el punto de vista de enmedio: huevo y gallina serían coemergentes.

Los cognitivistas han abandonado ya -al parecer de Varela- la metáfora del ordenador para explicar los fenómenos mentales humanos, la causa de este abandono ha sido constatar la evidencia de que el cerebro humano no opera con símbolos del mismo modo que los ordenadores, esta idea es la que puso precisamente al representacionismo contra las cuerdas, nosotros no tenemos un disco duro, ni guardamos «mp3», ni documentos «pdfs» o imágenes «jpg» en nuestro cerebro y sin embargo somos capaces de recordar y de cantar canciones escritas hace mas de 40 años como la que más abajo propongo recordar. ¿Cómo hacemos esto si nuestro cerebro no guarda ni manipula símbolos como hacen los ordenadores?

Parece ser que nuestros sistema nervioso es altamente cooperativo y lo que guarda no son ficheros (símbolos) sino secuencias o «recuerdos» de disparos síncronos entre neuronas: significa que si podemos hoy recordar y cantar «Eleanor Rigby» no es porque ese fichero se encuentre guardado en una zona concreta de nuestro cerebro y se encuentre a nuestra disposición para evocarla a voluntad sino distribuido en toda la red neural, sin localización y que lo podemos evocar haciendo algo voluntario si lo aprendimos bien, repitiéndolo muchas veces. Todo parece indicar que existen rastros de nuestro aprendizaje y que estos rastros se activan simultáneamente siguiendo una serie de sendas, canales o caminos configurados de antemano.

Y yo creo que esto es cierto y voy a poner dos ejemplos que se cayeron de la computación cognitiva que proponían los gurus del ordenador y de la inteligencia artificial: me refiero a los sueños y a los procesos creativos, en este caso voy a tomar como ejemplo una conocida canción de los Beatles titulada «Eleanor Rigby», un ejemplo de la creatividad musical.

Efectivamente los sueños son difícilmente explicables desde una teoría de computación donde el cerebro manipula símbolos ¿Qué sentido tendría soñar para una máquina que manipula símbolos para representarse la realidad y obtener un mapeo imperfecto de ella debido a su absurdidad? Es esta la razón por la que los sueños son una «patata caliente» para los cognitivistas, carecen de explicación y lo mejor cuando no se encuentra una explicación es ignorar el fenómeno. Eso es lo que ha sucedido con el estudio científico de los sueños, nadie se ocupa de ellos y todo lo que sabemos se encuentra ciertamente anticuado pues data ya de 1900, el año en que Freud escribió su «Interpretación de los sueños» desde una posición representacional, intencional y simbólica.

La gracia que tiene el video que propongo como ejemplo es que se trata de un video donde se unen tanto la creación -en este caso musical- en dos tiempos (pasado-presente) y lo onírico que siempre evoca el pasado en el presente. Eleanor Rigby es una canción de los Beatles que fue escrita en 1966 mientras que la segunda parte (Eleanor dream´s) es bastante reciente, se trata pues de una recreación musical, una segunda parte. Los elementos que componen esta canción están descritos en la wikipedia pero lo que interesa señalar en este momento es que se trata de una canción melancólica con una letra que habla de una muchacha que muere en una Iglesia, una muchacha anónima a cuyo entierro no acude nadie y que invoca imágenes tétricas cuando no surealistas envueltas en pena o aflicción como sentimiento central .

En este momento quisiera proponer un concepto de la composición musical que tiene que ver con esos rastros que es posible observar en esos procesos mentales que Varela habia descrito como autopoyéticos y que vienen a configurar una nueva realidad. Me referiré al simbolo de la tonalidad, es decir a la tonalidad en que un tema está escrito (las alteraciones que contiene en su armadura), en este caso La menor (sin alteraciones) aunque la tonalidad en si misma importa poco pues cualquier tema puede ser interpretado en las doce tonalidades posibles en música (siete tonos y cinco semitonos). La tonalidad opera como un fractal en el sentido de la autosemejanza, cualquier tema puede ser escrito y interpretado en cualquier tonalidad sin perder nada en la transposición y sonar igual para el que escucha. Pero la tonalidad define un camino por donde las notas posibles transitarán puesto que lo que define una tonalidad son las notas posibles y las imposibles. Para el que escucha la tonalidad es inconsciente, se trata de un subagente que define las relaciones de las notas entre sí pero que carece de efectos para el oyente aunque no para el que interpreta que tiene que sujetarse (sujeto agente) a las normas dictadas por la tonalidad.

La tonalidad define además un canal (no tanto para el que escucha sino para el compositor) por el que serán concebidas y percibidas determinadas notas y las que quedarán excluidas, lo mismo sucede con el color: la percepción del color transcurre en canales que son especificos para cada color y donde el azul-amarillo y el rojo-verde se excluyen mutuamente, el amarillo se define por la ausencia de azul y el rojo por ausencia de verde perceptivamente hablando.

En la percepción auditiva sucede lo mismo, si estamos en tonalidad de la menor existen notas prohibidas que se definen precisamente por la tonalidad inicial de la partitura. Lo que es lo mismo que decir que existen innumerables combinaciones de notas posibles que no quedaron agotadas en la primera versión de ese tema y que comparten ese mismo canal. Recogiendo su atmósfera inicial, su melancólica cadencia y sus grupos rítmicos de notas se puede construir otro tema que es autosimilar a aquél. Eso es lo que precisamente hizo Paul Mc Cartney con esa reedición que tituló Eleanor´s dream.

El interés que tiene esta segunda parte es ilustrar algo que el proceso creativo nos puede enseñar con respecto a la enacción: esta segunda parte de la canción opera en los mismos rastros que la primera, utiliza algo así como los restos diurnos de los sueños que casi siempre se construyen sobre aquello que quedó pendiente de la vigilia. Dicho de otra forma Eleanor´s dream se sitúa encima de ese carril, de ese surco que quedó en la memoria y que llamamos karma, aquello que se repite bien con resultado siniestro o bien con ese resultado que llamamos «lo maravilloso» y ya visto (dejà vu) u oído.

Para aquellos que aun no hayan visto claro en qué consiste la enacción (enact) les propongo el visionado de este video. Se trata de la conocida canción de Paul Mc Cartney «Eleanor Rigby«, el video está dividido en dos partes, en la primera de ellas Paul Mc Cartney canta esa conocida canción acompañado de una orquesta de cuerda, en la segunda parte aparece una continuación del tema en clave onirica. Lo que interesa recordar ahora es que existen relaciones entre la primera y la segunda parte a la luz de lo que entendemos como emergencia y enacción.

Análisis del video:

Instante 1.- Paul Mc Cartney aparece en un instante actual, vestido de calle y en el estudio de grabación, canta el conocido y subrealista tema «Eleanor Rigby» acompañado de un conjunto de cuerda, los músicos también van vestidos de calle, parece que están ensayando bajo la atenta mirada de los que parecen ser los productores de la canción.

Letra de Eleanor rigby en inglés y español

Instante 2.– Paul Mc Cartney aparece vestido de etiqueta en un escenario majestuoso que parece a mitad camino entre un edificio neoclásico y un teatro presidido por una enorme escalinata. Los músicos tambien van vestidos de etiqueta dando a entender que están actuando en vivo y directo sin embargo el teatro está vacío salvo algunos palcos donde aparecen algunos personajes inquietantes que dan la impresión de ser espias industriales más que publico real, sus trajes son además actuales y sus gafas de sol dan a entender que se ocultan.

Instante 3 – En un determinado momento aparece un palco con personajes vestidos de época, dando un toque anacrónico. Un técnico de grabación parece que roba furtivamente la cinta de la canción, la canción de desvanece y aparece un fundido.

Instante 4.- Lo que parece ser el exterior del teatro se encuentra reflejado en un estanque donde unos cisnes pasean dando a la escena un toque romántico. El tema central de Eleanor Rigby ha desaparecido y comienza a sonar Eleanor´s dream la continuación natural del tema.

Instante 5.- De repente vemos a Paul Mc Cartney vestido de época y caracterizado como un personaje de otro siglo, contempla un carro de caballos donde unos personajes masculinos y femeninos parece que van de excursión. Inopinadamente Mc Cartney está encima de la calesa y son dos parejas las que se dirigen al lago, Mc Cartney parece que ha desplazado a uno de los viajeros y ha ocupado su lugar.

Instante 6.- Las dos parejas toman una barca de remos escoltados por otras dos barcas, de repente el tema musical toma un derrotero más intimo, el tema es expuesto por un chelo dándole a la escena un cariz intimo y de lo más romántico. Ringo Starr rema junto a Paul Mc Cartney mientras las dos muchachas reposan en sus asientos. Llegan a la otra orilla simultáneamente con otra barca que conducen dos hombres y que llevan de pasajera a una distante mujer. Existe otro grupo de excursionistas, hombres y mujeres divertidos que parlotean entre sí.

Instante 7.- Los excursionistas desembarcan y pasean, el tema es tomado esta vez por una guitarra que vuelve a ofrecer el tema central de un modo más jubiloso mientras los personajes brindan en copas de cava. Una cierta levedad recorre la escena.

Instante 8.- El tema vuelve al principio y alguien extrae de dentro de una bolsa un objeto brillante que nos recuerda al rollo de la canción que el técnico había robado en el instante 3. El rollo preside e ilumina al grupo.

Instante 9.– Linda la esposa de Mc Cartney en aquel momento (en la realidad) y que parece que es su pareja en el video les hace una foto al grupo que vuelve a brindar por el éxito de la excursión.

Instante 10.- El disparo de la foto coincide con el final del vídeo.

Lo onírico efectivamente parece como si reprodujera en otro escenario lo real sólo que sin los limites de las realidades fisicas (gravedad, tiempo, convenciones sociales, etc). Los personajes del sueño sin embargo son reales, Ringo su pareja, la esposa de Paul Mc Cartney y Mc Cartney mismo, los productores, los músicos, etc, la diferencia entre sueño y realidad está en el anacronismo, en la atemporalidad, no en vano el tema se titula el «sueño de Eleanora», como podemos observar el sueño no es un espejo de la realidad y si lo es resulta un malisimo espejo, más bien parece tratarse de una neorealidad creada para algún propósito que se nos escapa.

El sueño (y la segunda parte de la canción) es algo que coemerge con la realidad de la primera parte de la conocida Eleanor Rigby, algo que de alguna manera la prolonga, sin la primera parte del tema la segunda parte careceria de función o al menos de sentido: asi parece que funcionan los sueños que toman prestados elementos mnésticos (recuerdos) y los mezclan con realidades prácticas vividas durante el dia (restos diurnos). La pregunta en estos momentos es ésta ¿Qué tienen en comun los elementos del pasado con los elementos de la realidad del presente?¿Por qué se enlazan aquellos recuerdos antiguos con está realidad actual? ¿Qué es lo que hace de enlace o de puente?

Freud pensó que lo que hacia de enlace era el deseo y así concluyó que los sueños son realizaciones de deseos inconscientes, usualmente deseos censurados por el Superyó o la parte moral del individuo que escapaban de esa censura merced a disfraces diversos.

Es muy posible que Freud tuviera razón de refilón con este argumento pues cada deseo recorre un canal propio o «símbolo de la tonalidad» aunque en realidad los sueños son algo más que deseos, son agentes o conglomerados cognitivos a veces muy indiferenciados: emergencias de contenidos mentales que nos ayudan a prolongar la realidad, los sueños enactuan en lugar de representar la realidad, es decir complementan la realidad percibida a través de restos que se encuentran en el mismo carril que aquellos contenidos mentales que enactuaban en el estado de vigilia y que se encontraban en negociación con el mundo-realidad mientras anduvimos despiertos, es por eso que a veces los sueños nos dan claves sobre la realidad que no supimos percibir durante el día. Y además sin relación temporal entre ellos, lo que viene a señalar que los contenidos mentales se agrupan más en función de similitud de contenidos que por clusters temporales.

Si usted visionó el video habrá ya caído en la cuenta de que en ese sueño hay un ladrón que roba la cinta de la grabación de la canción y que en la segunda parte la susodicha cinta se transforma en un objeto brillante, una especie de tótem que preside la escena: para mi esa recuperación brillante representa la idea de la canción, la creatividad del compositor y su consideración de que existe una relación conceptual y temporal entre Eleanor Rigby y Eleanor´s dream. Mc Cartney reconoce que la segunda parte es una emergencia de la primera, una enactuación onírica y aun podría haber una tercera pues lo complicado y lo original, lo verdaderamente creativo es inventar ese primer surco, construir ese canal por donde discurrirán en el futuro nuestras propuestas estéticas similares o las de otros.

Como ésta de Areta Franklin

¿Le llamamos versión o enacción?

En conclusión, la creación musical nos ofrece un modelo de cómo opera la mente, efectivamente la música no representa la realidad pero es tan necesaria como los sueños: la recrea, la transforma y la suplanta.

Eso hace nuestro cerebro.

En las nubes

Estar en las nubes es una manera de decir que uno es o está distraído que es lo que estamos la mayor parte del tiempo por aquello que no practicamos la meditación que es el nombre vulgar de la mindfulness que es como se llama ahora a estar en el ajo que es como siempre se ha llamado a eso de tener presencia en la vida mental de cada cual pues el personal siempre está más interesado en la vida de los vecinos aunque esa costumbre no tiene aun un nombre científico más allá del cotilleo.

Lo asombroso de las nubes es que todas tienen nombre a pesar de que no tienen forma y debe ser por es manía tan humana de clasificarlo todo, así hay cirros, cúmulos, nímbos, estratos y otras que están en esta web de nubes. Todos tendemos a pensar que las nubes tienen formas definidas como aquellas figuras de la ciudad encantada de Cuenca pero no, las nubes tienen nombres científicos como el mindfulness y aunque nosotros tendamos a pensarlas en plan «estar en el ajo» ellas no están en ese plan y se esfuman apenas hemos empezado a darles un nombre.

O sea que las nubes son como los contenidos mentales, aparecen y desaparecen como el Guadiana y nadie sabe cómo empiezan aunque todo el mundo sabe que las nubes son agua pero nadie sabe de qué están hechos los contenidos mentales. Es algo parecido ¿por qué si las nubes son agua por qué no siguen esos patrones uniformes que define el agua en si misma?, ¿por qué adquieren esas formas caprichosas y caóticas y no se establecen de una vez como un rio?, es un decir.

Y todo es por el caos, es por ello que las nubes son asi:

:

O así.

Lo que es lo mismo que decir que las nubes carecen de forma y que lo único que tienen en común a pesar de ser agua es que comparten un trasfondo no-conceptual, eso que llamamos cielo y que para más confusión es igual de azul que el mar.

Que es la otra metáfora que podemos recuperar para hablar de la mente.

El mar.

Y es por eso que el personal en Agosto se viene al mar por aquello de encontrarse a si mismos pues es en Levante donde se puede disfrutar del mar y del cielo y de los eclipses que en Madrid no se ven por aquello de la contaminación lumínica y será por eso que hay tantos accidentes de tráfico porque la gente se busca a si misma a través de ese espejo que es el cielo o el mar según se de. O los astros eclipsados.

El caso es que siempre miran allí donde no hay nada, donde hay algo -si es el caso- es el interior de la persona, es ahí donde aparecen nubes y fenómenos climatológicos de interés psicológico, al menos para la persona humana que los sufre. Y digo sufrir porque no estamos acostumbrados al mindfulness, o sea a estar presentes ni cuando fornicamos de tan atolondrados que somos cuando estamos en acción. Claro que no podemos quitarnos de la cabeza aquello de la perfomance o de los rendimientos que es uno de los venenos de la mente según dicen los budistas. Compararse es no sólo odioso sino que uno siempre sale escaldado.

Y es que no sabemos mirar tal y como dice Krishnamurti, solo sabemos atisbar o espiar por aquello de imitar a nuestros gurus que nunca son filósofos sino chonis o vicentines.

Ahi está el problema que yo quería citar con aquello de las nubes.

Una forma de mirar aquello que carece de contenido.

Es por eso que les recomiendo que visiten este post gemelo en plan serio, al fin y al cabo La nodriza es sólo literatura.