El blanqueamiento del mal

baudrillard

¿Y si toda la publicidad fuera la apología no de un producto, sino de la propia publicidad? ¿Y si la información no remitiera a un acontecimiento, sino a la promoción de la propia información como acontecimiento? ¿Y si la comunicación no remitiera a un mensaje, sino a la promoción de la propia comunicación como mito.

 

Todo el discurso posmoderno de la diferencia, de la alteridad radical, del respeto al Otro y de la inclusión serían así una forma de desactivar a esa misma alteridad.

Jean Baudrillard.

Para conocer en profundidad los fenómenos extremos es bueno leer a Baudrillard, sobre todo este ensayo sobre «La transparencia del mal» y que dejo aqui en pdf para el que lo quiera leer.

De este libro he tomado la idea principal para ilustrar algunos fenómenos del atentado yihadista de ayer en Barcelona y Cambrils que me parecieron novedades sobre todo en la semántica de las redes, lo que Baudrillard ha llamado «hiperespacio» ese lugar donde suceden cosas que no son eventos. La idea siendo breves seria esta:  «Baudrillard dice que estamos ante una transición de fase en la cual el Mal es innombrable. Ya no es el Mal que Nietzsche rescató del olvido, ese mal del derrotado, del perdedor, ya no es tampoco el Mal sustantivado del judeocristianismo y la Ilustración. El nuevo Mal sería el Mal de los fenómenos extremos, de los fenómenos que desestabilizan el funcionamiento del sistema. Algo es malo porque es disruptivo. Algo es malo cuando rebasa nuestro fetichismo institucional. Algo es malo cuando la superficie se fractura» .

En el atentado de ayer hubo al menos dos novedades: los terroristas no acabaron suicidados, sino detenidos o abatidos por la policía, la siguiente novedad fue una campaña destinada a desincentivar las imágenes del terror. Twitter ayer ardió de mensajes donde la propia Guardia civil y la policía advertían de que tomar fotografías o vídeos del escenario del crimen representaba un peligro para la propia investigación policial, inmediatamente hubo otros agentes que se dedicaron a disuadir al resto de tuiteros de que «por respeto a las victimas» era mejor no distribuir imágenes del atropello, de los heridos y de los cadáveres que poblaban la acera. Así y todo no solo los tuiteros sino los medios de comunicación «amarillistas» en opinión de algunos hicieron caso omiso a las recomendaciones y hasta en televisión hemos visto vídeos de muertos sobre la calzada, incluyendo niños.

Personalmente nunca me he dedicado a distribuir vídeos ni fotografías que pudieran herir al buen gusto de nadie, de modo que me dediqué a explorar qué opinan sobre este asunto otras personas con criterio. Es verdad lo que dice Baudrillard, pues ¿de qué sirve un atentando terrorista que no salga por TV? Si nadie se entera de qué pasó, si nadie puede estremecerse, asquearse o -como dicen algunos- estimular su morbo el atentado carece de fundamento. Se atenta en una ciudad concreta, nótese que no se atenta en Badajoz o en Soria, llena de público, con medios de comunicación alrededor y con una gran resonancia mediática. Se atenta para salir en los medios, del mismo modo que algunos youtubers graban sus hazañas para medrar.

Baudrillard apunta a la manera en la cual vivimos el pasado cual futuro, en nuestros ideales, en nuestros diagnósticos, en nuestras estrategias mismas de lucha: no queremos reconocer que muchos de los referentes están perdidos, refutados o desacreditados. Habitamos en una crisis de significación. La información es autoreferencial y la publicidad es un simulacro que anuncia productos chatarra. Pero la misma política se volvió un simulacro, y la denuncia de esa política funciona de manera análoga. Baudrillard anticipó la miseria, no sólo de la prensa, sino de las redes sociales que critican la construcción mediática pero que despliegan el mismo estilo de argumentación en su construcción de héroes, villanos y senderos de lucha.

El problema es tratar  al pasado cual futuro y de ahí que el comunismo-populismo haya vuelto con fuerza. El problema de ver a los ismos estéticos como si todavía fueran vanguardia. El problema de seguir pensando en los viejos ideales comunistas, socialistas y feministas como si el siglo XX no hubieran pasado. La invitación al quietismo indiferente retorna reforzada. Baudrillard nos habla de esta situación post-orgiástica en la que vivimos los fracasos de esos humanismos y tenemos, empero, que pretender que no fracasaron. Tenemos que vivirlos como si no fueran un pasado sino como si apuntaran aún al futuro.

Pero si estos humanismos trasnochados vuelven después de haber demostrado su fracaso es porque no fue publicitada adecuadamente su barbarie. Y este es el argumento que utilizan otros, quizá los reaccionarios para dejar por escrito que:

¿Cuantas películas de nazis has visto en tu vida? ¿hay alguién que no conozca a través de documentales o del cine la barbarie nazi?¿Por que no sabemos nada de las matanzas de Stalin, los jemeres rojos o de Mao? ¿Por qué no se han hecho películas sobre las matanzas de los milicianos durante la II Republica española a pesar de tener al cine subvencionado por el Estado? ¿Qué pasó realmente en los Gulags? ¿Y sobre el genocidio armenio?

No cabe duda de que el Mal se ha blanqueado más en un sentido que en otro, los crímenes comunistas y de la izquierda en general no resultan tan obvios para la población en general y lo cierto es que no se han publicitado lo suficiente. Aun hoy los crímenes yihadistas cuentan con una comprensión general que para sí desearía cualquier dictador ya fallecido como Franco, que continuamente es rescatado de la historia para volver a ponerle sobre el tapete en un estúpido  recuento de muertos. ¿Quien mató más Hitler o Stalin?

Ninguna estadística vendrá a cambiar la opinión de toda una generación de jóvenes educados en la idea repetida hasta el paroxismo de que los malos son necesariamente unos y los buenos (Che Guevara, Castro, Maduro) otros. Todo depende de la propaganda. Nuestros conciudadanos creen que Trump es el mal y sin embargo nadie que yo sepa critica al coreano del norte que nos amenaza con un conflicto nuclear nada menos.

De manera que yo me manifiesto a favor de la publicidad de los muertos por el terrorismo yihadista, pues es la única manera de que aquellos que no tienen criterio se formen uno, al menos icónico y que recuerden que también mueren niños inocentes aunque sea en la Rambla de Barcelona.

Baudrillard tiene razón cuando afirma que hay una crisis de significación. Los jóvenes más comprometidos de hoy parecen ver y no ver las dimensiones mediáticas de la política y la economía, de los medios y las instituciones.

Ven eso y creen que ven al mal en su transparencia. Es un otro que camina, que tiene nombre y que puede ser identificado; hay veces que es persona, otras tantas es sistema o casta. Convocan a exorcizar a ese Mal, mayusculado. Pero parecen no darse cuenta de que ellos están entrampados en esa misma crisis de significación. Invocan para sí una legitimidad que ya no descansa siquiera en un formalismo democrático sino en la fantasía de la simulación de un compromiso ante un todo social que también es una simulación.

Esos mismos jóvenes de hoy están atrapados entre un diagnóstico ultra crítico y ultra cínico que exhibe la brutalidad kantiano-sadeana del Estado, por un lado, y una estrategia de lucha que presupone olvidar los fracasos del pasado. Parecen estar al tanto de ese infierno de lo mismo que despedaza toda diferencia. Están al tanto de la crisis de una legitimidad que ya no puede anclarse en las democracias formales cuando éstas son cómplices de la Razón de Estado qua Violencia de Estado. Los jóvenes de hoy están atrapados entre ese diagnóstico y una pronostico que apunta a un futuro como repetición del pasado. Es por eso que etiquetas como «fascismo», «nazi», «franquismo» «machismo» tienen tanto éxito en las redes y en las diatribas cínicas de la red. Los ingenuos no ven que esas etiquetas están muertas y no significan nada y lo peor: ellos tampoco tienen ninguna buena nueva que anunciar. (tomado de esta web)

Siguen pensando en La Revolución de un proletariado que Baudrillard ha declarado muerto. La masa no es el proletariado. No ya porque esté ideologizada o alineada y, por tanto, alejada de su conciencia de clase, la masa no es el proletariado porque jamás estuvo ideologizada y además porque el proletariado ya no existe, simplemente nos lo hicieron creer los marxistas. Nos entrampó en un simulacro de su propia teoría.

Y lo que queda son las buenas intenciones, el buenismo como nuevo ídolo al que adorar, la putrefacción de instinto de conservación y el entreguismo histerico de toda una civilización.

Pero no me gustaría despedir este post sin decir mi opinión sobre ese fenómeno extremo que conocemos con el nombre de terrorismo islámico. Personalmente creo que estos ataques no tendrán ningún efecto en los Estados europeos, solo podrán alcanzar a hacernos cosquillas. No habrá nazis ni xenofobos saliendo por las noches con cuchillos largos, ni habrá reacción contrafóbica de las clases medias contra las mezquitas. Hay demasiada indiferencia y bienestar en nuestra vidas. El islamismo se impondrá por la demografía no por el terror, pues toda ideología precisa de un extremo radical que haga bueno al moderado.

Y el plan de la islamización de Europa vendrá no por el terrorismo sino por la moderación de los que hoy callan.

6 comentarios en “El blanqueamiento del mal

  1. Me parecen interesantes tus textos aunque no esté de acuerdo (como en este caso) casi en nada con tu postura.
    A veces tenemos la sensación de «llegar» a conclusiones pero como lo daba a entender Gadamer, el entendimiento de un fenómeno y de un tiempo, requiere de posturas básicas de pre/comprensión, considero que es tu caso (bueno, el de todos)
    Te demuestro lo que expreso de la siguiente manera, en parte de tu texto dices, creo que recoges otro autor: «Es por eso que etiquetas como “fascismo”, “nazi”, “franquismo” “machismo” tienen tanto éxito en las redes y en las diatribas cínicas de la red. Los ingenuos no ven que esas etiquetas están muertas y no significan nada y lo peor: ellos tampoco tienen ninguna buena nueva que anunciar». Esto es muy llamativo porque , según tu postura, el fascismo ya no significa nada aunque se le nombre mucho pero resulta que cada vez se vuelven más visibles esos grupos en USA y tenemos (al 02/09/17) noticias de nuevos grupos de ese tipo que han aparecido en Canadá, y menciono esto sin contar con los grupos que ya existen en Europa central y algunos paises de sudamérica; mencionas también lo mismo respecto a la palabra «machismo» y sin embargo, son escalofriantes las cifras de crímenes y violencia al interior del ámbito de género (al menos para un sector de la población, ya sabemos que otro sector le llama a eso «reacciones histéricas» de las feminazis y de los «buenistas»)
    Esa falta de correspondencia entre lo que sostienes como oquedad terminológica y la realidad , al menos a mí, me parece negativo porque de una manera u otra ayuda al avance de esas posturas, ya que silencia la capacidad crítica de los demás, en caso de asumir tu discurso, que es exactamente lo que tú quieres criticar respecto al aparente predominio de cierta narrativa «progresista» , que supuestamente defiende ideales ya caducos, en tu punto de vista.
    Tu cierre me parece particularmente llamativo, dices que existe ¡¡¡un «plan para islamizar Europa» !!! , es una teoría conspiranoica que no tiene mayor asidero en la realidad, lo que digo es que , como lo demostró Zimbardo, hay pequeños guiones que poco a poco conducen a la violencia, inconcientemente, estás construyendo uno. Es como si los casos de pederastía de sacerdotes católicos, sean considerados por alguien como «pruebas» de un «plan» para hacer aceptable el comercio sexual con menores de parte del catolicismo, cuando un cura pedófilo no tiene NADA que ver con la prédica y vida de los religiosos comunes y corrientes.
    Ya no hablo de la poca publicidad de «los crímenes del comunismo» porque lo que señalas bien podría decirse de la ingeniería social que oculta los crímenes del capitalismo, pero hablar de eso,atizaría un intercambio como éste que ya está hecho, por el tema, de gasolina, saludos Paco.

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  2. Dicho de otra manera, mi forma de pensar la realidad que veo es peligrosa pues propicia ideas violentas. Eso es precisamente la violencia que amparas, buscas el silencio de los que no piensan como tú. El fascismo ya no existe en Europa ni en USA, lo que tú identificas como fascismos son grupúsculos irrelevantes de gentuza que hoy son fascistas y mañana antifas. El fascismo no existe muchacho, deberías encontrar otra palabra para nombrar esa neoviolencia y de paso otra para esa tendencia que tenéis de amordazar a los demás

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  3. Lo que he dicho es que propicias ideas violentas y lo haces sin querer , porque al decir que términos como fascismo ya no significan nada, le estás quitando realidad e importancia, cuando alguien sostiene lo que tú sostienes, el mensaje a los demás es: «miren para otro lado, aquí no hay nada de interés», para mí eso es peligroso porque permite su desarrollo sin miradas cuestionadoras. No intento amordazarte, es sólo una crítica, y es curioso que mientras vas exponiendo que existe mucha sensibilidad en la «delicada» cultura actual, te incomoda una crítica, bueno, no es que tampoco las críticas nos hagan felices pero es un tema de tolerancia. Debato ideas Paco, no es algo personal.

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