Paul Watzlawick es uno de los principales gurus de la mítica escuela de Palo Alto y uno de los principales impulsores de la teoria de la comunicación humana y del constructivismo radical, compartió mesa y mantel con Gregory Bateson y con los teóricos de la teoría sistémica, sociólogos como Ervin Goffman, de terapeutas familiares como Don Jackson y él mismo terminó dando clases de psiquiatría pues sus teorias alcazaron una gran influencia en múltiples aplicaciones de las psicoterapias tanto familiares como estratégicas y de la comprensión de las enfermedades mentales en el nivel de definición comunicacional.
Watzlawick publico en 1986 un libro que tituló «Lo malo de lo bueno» y que subtituló «Las soluciones de Hécate» que se encuentra disponible en castellano en Herder.
En ese libro acuñó el neologismo que da titulo a este post. Confiesa Watzlawick que «soluciones clarifinantes» se le impuso por el mal recuerdo que en Europa podria tener el rubro «solución final», pero en realidad se trata del mismo concepto. Una solución que no sólo termina con un problema sino con todos los subproblemas que cuelgan de él. Asi, las frases:
» Muerto el perro se acabó la rabia», o «La operación fue un éxito el paciente murió», son ejemplos de soluciones clarifinantes. Las soluciones que plantea la bruja Hécate y que a través de sus influjos es capaz de mantener sumidos a los sujetos en la convicción de que la ganancia de unos se basa necesariamente en las pérdidas de los otros.
Un embrujo que Hécate puede realizar a través de predicciones autocumplidoras, Watzlawick pone el ejemplo de Macbeth que imbuido por su convicción de que «ningún nacido de madre» podria vencerle se mete en lios hasta que la bruja termina con él a través de alguien que habia nacido a través de cesárea.
En realidad Watzlawick utiliza la metáfora de Hécate para ilustrar la convicción que está profundamente arraigada entre los humanos de que vencer pasa siempre por aplastar al contrario y que tiene algunas aplicaciones prácticas en la vida de las personas comunes.
Un dia un muchacho bastante negligente y rebelde se encontró en medio de un jardin que mostraba este anuncio:
«Prohibido pisar el césped»
El adolescente no podia tolerar las imposiciones de la autoridad y cuando lo hacia se sentia humillado y confuso, es por esta razón que cuando se encontraba frente a una prohibición se sentia impulsado a desobedecerla. Asi que se dispuso a pisar el césped y destruir las plantas del mismo una y otra vez que se encontraba con la dichosa prohibición. Fue descubierto múltiples veces por policias y vigilantes que le castigaron a diversas prestaciones comunitarias y multas, hasta que un dia contemplando las flores que crecian alrededor de los jardines y capturado por su belleza encontró la forma de salir de la trampa de Hécate. Habia encontrado una, su, razón para respetar el césped.
Ya no volvió a vivir el dilema en términos de humillación-desafío sino que encontró una razón interior para no pisotear las plantas, esa razón era que habia descubierto su belleza.
Este ejemplo explica bien como se puede escapar del dilema de «esto o lo otro», o de las soluciones clarifinantes que propone Hécate. Pues una vez encontrada la razón para no pisotear el césped -el tertium inter pares- el individuo queda a salvo de su dilema anterior y de la influencia de la bruja. Su problema se ha disuelto.
Esta mañana mientras conducía pensaba en que la mayor parte de los conductores respetan las reglas de tráfico, es algo bastante sorprendente que las personas ciculen por la derecha, no adelanten en linea continua, paren en los semáforos o cedan el paso a los peatones en los pasos cebra y que lo hagan a pesar de no ser vigilados por cámaras es decir por propia voluntad. Pero es más sorprendente aun que no se sientan humillados cuando alguien les adelanta por la derecha, circule a una mayor velocidad de la permitida o salgan de forma temeraria en un cruce. La mayor parte de las personas asumimos las normas de tráfico no porque seamos esclavos de la dirección general de tráfico sino porque hemos llegado a la convicción de que es bueno para todos que haya orden en la circulación. Pero hay quien se «pica» en la conducción, son precisamente esos que se sienten humillados si son adelantados u obligados a frenar en seco. ¿Qué diferencia existe entre unos y otros?
Pues que hay quien está poseído por Hécate y las soluciones clarifinantes, o «él o yo», aunque es cierto que a veces hay que parar y cederle el paso al «fitipaldi» de turno porque es la mejor solución y la que adoptamos todos los que cumplimos con las reglas.
Y lo hacemos porque sabemos que algunas cosas no tienen resultados de suma cero, es decir que lo que gana uno no es porque lo pierda otro (como en el fútbol, la loteria o la guerra) sino que en el tráfico todos podemos perder y hay poco que ganar. No es un juego de suma cero sino un juego de suma no cero.
Andaba yo pensando en estas cosas cuando me di cuenta de que la dificultad es la convivencia entre los capturados por Hécate y los que no optamos por soluciones clarifinantes. En el tráfico lo mejor es dejar pasar a los kamikazes de turno y esperar a que les pare la guardia civil pero ¿qué hacer en politica internacional por ejemplo?
Los teóricos de la «teoria de los juegos» entre los que se encontraba el genio matemático John Forbes Nash fueron los que inventaron la disuasión para hacer frente en la guerra fria a la amenaza nuclear. Aquello dio buenos resultados porque la disuasión y el convecimeinto de que después de una guerra nuclear no habria territorio o ganancia alguna que disfrutar mantuvo a ambos contendientes alejados del botón rojo.
Todos tenian que perder, el resultado final era un resultado de suma no cero y esta fue la razón por la que no hubo incidentes aunque si algunos simulacros como la crisis de los misiles en Cuba. Hécate anduvo mucho tiempo enfadada porque parecia que los humanos escapaban a su influjo.
Pero el escenario hoy ha cambiado, la amenaza ya no es un pais que tiene que rendir cuentas de una manera u otra a su ciudadania, sino el integrismo religioso que es más bien una multinacional del terror y que optan claramente por las soluciones clarifinantes «o tu o yo». ¿Como enfrentarse a ellos?
Las democracias tienen que rendir cuentas sus ciudadanos y se plantean la politica exterior como un reflejo de su politica interior: mantener una guerra en el exterior con bajas de soldados españoles es inasumible si alcanzara una cierta masa critica. Los politicos han de responder ante sus ciudadanos generalmente horrorizados por las guerras en el exterior de su propio pais a las que no logran encontrar sentido en sus propios términos y de las que tienen noticias a través de TV.
Sin embargo el poder de estos grupos terroristas se ha magnificado a raíz de 11-S y el 11-M, su capacidad organizativa y operativa es bastante menor a la que tenia la URSS en su momento de esplendor politico y armamentistico y tenemos además la «solución» a la que se llegó tan a la vista que no hace falta decirla:
La URSS cayó solita, igual como todos sus paises satelites, cayeron por su propia inoperancia en mantener un regimen de terror.
Jean François Revel fue un intelectual francés (padre de Mathieu Ricard el monje budista más famoso de occidente) al que se le considera uno de los teóricos más importantes del liberalismo.
En palabras del propio Revel:
«No hay vencedor sin vencido, y cuando no puede determinarse que el perdedor debe su derrota a inferioridad en los medios materiales, hay que explicarlo por el mal uso que hace de ellos o por alguna insólita desconfianza en sí mismo. […] El universo mental y moral de una civilización constituye la mitad al menos de la manera en que hace frente a una dificultad, comprendiendo la otra mitad las condiciones objetivas de su situación. La indolencia que vuelve tan fácil de engañar a las democracias deriva, en parte, de un fallo intelectual en la apreciación de los datos, la evaluación de las amenazas, la elección de las respuestas, la compresión de los métodos y la intuición de la naturaleza misma del adversario; y, por otra parte, esa debilidad resulta de la facilidad con la intimidación totalitaria subyuga el espíritu democrático hasta el punto de convencerlo de que ha perdido hasta el derecho a perpetuarse.» (el texto procede de esta web).
Cómo terminan las democracias, JF Revel (Planeta 1983)
Como puede observarse Revel opta por una solución clarifinante en su teorización acerca de cómo deberiamos oponernos a la vieja URSS.
Naturalmente Revel se equivocó, la solución de no hacer caso al kamikaze demostró ser mas efectiva que la de «o tu o yo».
Y tiene razón Revel en una cuestión: las democracias occidentales pagamos una alta comisión a los paises no democráticos en forma de dinero, y ciertas concesiones a su barbarie, tratamos de no molestarles demasiado y no ofenderles con chirigotas. Es por eso que el ciudadano común tiene la sensación de que el velo islámico tiene más tolerancia que el crucifijo o que los inmigrantes tienen mejor trato que los españoles de a pie, pero en el fondo de la cuestión y con todas las dejaciones en politica exterior que podamos recordar en este momento, hay un hecho:
Zara tiene más potencia que el programa nuclear de Irán, lo que significa que la colonización económica y cultural de esos paises no democráticos es imparable y es eso lo que nos deberia preocupar. ¿Qué mundo nos espera una vez que todos hayan sido uniformizados por el consumo, el fútbol y las marcas?
Mientras haya pobres y disidentes aunque sean integristas habrá esperanzas para la Humanidad porque ciertos problemas no tienen una solución económica ni politica sino ética.
Y de eso hemos de aprender todos.