La dopamina en llamas

Vías refuerzo

No cabe duda del éxito que la pornografía (tanto la gratuita como la de pago) ha tenido y tiene en Internet, tanto es así que según ciertas investigaciones es muy posible que los muchachos se inicien en esta actividad a partir de los 10 años y que esta actividad sea tan frecuente en hombres, por razones que más abajo explicaré.

Lo cierto es que hasta hoy no conocíamos nada de sus efectos sobre la salud psíquica, el rendimiento sexual y otras variables que interfieren en eso que llamamos salud sexual. Todos los argumentos que habia oido eran moralistas o bien procedían del feminismo pero no habia oido hablar de la neurociencia de la excitación sexual. Y de sus variantes según el género. Hasta que me topé con esta conferencia de Gary Wilson no tenia ni idea de que habia gente explorando esta relación entre el acceso fácil a la pornografía y el consumo de Viagra por ejemplo.

Parece ser que sí, pero esta vez los argumentos presentados me parecen más serios que aquellos que hablan de una adicción abstracta a Internet o a los videojuegos o una crítica -politica- a la cosificación de la mujer, argumentos para mí llenos de temor a lo nuevo (ciberfobia) cuando no de «moralina». Del mismo modo estaré alerta a partir de hoy respecto a la influencia de los videojuegos como una de las variables que pueden intervenir en la violencia juvenil por su carácter bélico o violento.

Comience usted por ver este video, está en inglés y la traducción al español no es muy buena pero puede entenderse y que se titula «El gran experimento porno».

Hay una razón por la que los chicos son mas vulnerables a la pornografía. La razón es que los chicos están más interesados por el sexo que las chicas. Los hombres se masturban más que las mujeres, rechazan menos ocasiones sexuales y están más motivados para el sexo casual (para una síntesis: Baumeister et al. 2001), especialmente con mujeres más jóvenes que ellos. Todo lo cual se traduce en que los chicos acumulan muchas más decepciones sexuales que las chicas, se encuentran subjetivamente más deprivados, recurren más al sexo mercantil, tienen más fantasias sexuales y tienen más temores relacionados con el rendimiento sexual.

Y consumen más pornografía.

La pregunta que tratan de responderse con estas investigaciones y que tratan de relacionar la pornografía con determinados sindromes psicológicos como la disfunción eréctil, es ésta: ¿Es perjudicial el consumo de pornografía para los chicos?

Es dificil contestar abiertamente a esta pregunta, pero algunos datos son interesantes de conocer: todas las adicciones humanas tienen algo en común, el uso de la via dopaminérgica de la recompensa (o refuerzo) tal y como aparce arriba en la figura cuyo centro de maniobra es el nucleo accumbens.

Es importante señalar ahora una cuestión: recompensa no equivale al placer sino que muchas veces se le opone. El cerebro busca la recompensa muchas veces por el método negativo (aversivo), para evitar el displacer. Las ganas de algo (craving) son muchas veces las ganas de desprenderse del malestar a través de aquello mismo que generó placer al principio de la adicción.

La relación que existe entre recompensa y placer es la misma que plantea el psicoanálisis con los conceptos de placer y goce.

No importa si desarrollamos una adicción a la cocaína o cualquier otra droga, la comida, el ejercicio fisico, el juego o la pornografía. Podemos hacernos adictos casi a cualquier cosa con independencia de que esa cosa sea una sustancia química, un acción motora o una conductua compleja. Y todas estas adicciones comparten una misma via química en nuestro cerebro, tienen el mismo soporte neurobiológico.

No importa si desarrollamos adicción a una actividad saludable (como el sexo o las carreras de fondo) como si se trata de drogas insaludables. En ultima instancia lo que se consigue es secuestrar recursos del cerebro que pasan a quedar inservibles para obtener placer de otra manera.

Lo que para Wilson explica que el uso de la pornografía entorpece las relaciones entre chicos y chicas mientras que el propio Zimbardo ha llamado a este fenómeno «el desfallecimiento de la masculinidad».

La pornografía puede ser nefasta para un muchacho por varias razones:

  • No existe ninguna mujer real que pueda competir con esas actrices del porno.
  • No existe ningun hombre real que pueda competir con las prestaciones sexuales y tamaños de los actores del porno.
  • No requiere ningun tipo de esfuerzo por parte del muchacho.
  • Se puede consumir a la carta y consumir asimismo grandes recursos de tiempo que se sustraen a otras actividades.
  • En la pornografía no hay embarazos, ni enfermedades de trasmisión sexual, ni riesgo alguno en el sexo.
  • Las mujeres están siempre dispuestas como si se tratara de muñecas articuladas en torno al deseo del hombre.
  • Las mujeres siempre salen satisfechas.
  • Todo sucede en una pantalla, es decir en lo imaginario. Su soporte es la imagen y no equivale al consumo literario de la pornografía que en cualquier caso impone una disciplina de lectura y de decodificación.
  • La excitación que se consigue a través de la pornografia secuestra recursos de la realidad y el sujeto puede acabar prefiriendo esta actividad al sexo real que en cualquier caso siempre llevará las de perder con la experiencia imaginaria.
  • Una vez desarrollada la adicción, la conducta se mantiene por sí misma como si de una droga se tratara al haberse incendiado a causa de ese combustible que llamamos dopamina todas las vias de la saciedad.

Por ultimo y como conclusión, la adicción o la disponibilidad de pornografia de forma gratuita y accesible puede ser disfuncional para los chicos al sustraer recursos que debieran destinarse a encontrar y mantener una pareja estable, puede correlacionar a su vez con las dificultades sexuales y el miedo a la mujer real, al tiempo que las evidencias que se acumulan señalan hacia un soporte evolutivo biológico como sostén de estas preferencias: el mayor interés sexual de los varones asi como su fascinación por la variedad de contactos sexuales.

Y una recomendación sanitaria: devolved a vuestro cerebro su capacidad de estimularse solo.

Bibliografía.-

Baumeister, RF, Catanese, R, Vohs, KD. (2001) Is There a Gender Difference in Strength of Sex Drive? Theoretical Views, Conceptual Distinctions, and a Review of Relevant Evidence. Personality and Social Psychology Review. Vol. 5, No. 3, 242–273

¿Evoluciona la moral?

La Evolución carece de planes

(Axioma evolutivo)

Kolhberg

Lo cierto es que la palabra evolución lleva a una cierta confusión: pareciera como si la evolución natural tuviera una meta final, un propósito. Lo mismo sucede cuando aplicamos la palabra evolución a cualquier otra cuestión, asi pensaba mientras leia este post sobre evolución de la moral.

El post en cuestión -que pertenece al blog El Caparazón- defiende una teoria «evolutiva» de la moral en el sentido de suponer que la moral humana tiene una teleología, es decir una dirección insoslayable. Se basa en la teoria de Kohlberg que es en cierta forma una aplicación wilberiana y que procede sin duda de la teoria conocida como «dinámica espiral» que se atribuye a Gebser y Beck. La citada teoría sostiene que la conciencia humana «avanza» saltando y superando una serie de fases -conocidas cada una de ellas por un color- y que arrastraran en su ascenso, una serie de memes de valores (v-memes) y de formas de pensamiento y otros patrones cognitivos y creenciales que peldaño a peldaño corren raudas a confluir en una especie de Nirvana donde supuestamente los humanos llegaremos a un consenso universal de amor y fraternidad, superando las rivalidades, los egoísmos, las guerras y las jerarquías.

Naturalmente esta idea aunque se llama «evolutiva» no tiene nada que ver la evolución.

La evolución no está presidida ni por una dirección, ni por una especie de voluntad que guíe a las especies hacia su «cénit evolutivo». No hay una cúspide evolutiva, ni podemos afirmar que nosotros los europeos estemos más «evolucionados» que los africanos del Senegal, podemos decir que estamos más civilizados y disponemos de más recursos. Pero la civilidad o la opulencia nada tienen que ver ni con la evolución ni con el pensamiento evolucionista. Ni siquiera se nos permite pensar que estemos más evolucionados que el caracol o el calamar. De hecho nuestra especie no tiene siquiera el genoma más complejo.

La teleología es una doctrina de la causalidad que supone que si B es la causa de A es porque hay en B algo que la impulsa a ir hacia A. De modo que es la doctrina de las causas finales. Averiguar algo sobre la causa final de la existencia humana seria algo asi como suponer que existe un propósito especial por el que el hombre puebla la tierra, es como si hubiera alguna misión oculta que es necesario descifrar.

El pensamiento teleológico está en la base de la idea de Kolhberg de que la moral supone una carrera de obstáculos, una progresión que se imagina como una escalera de logros. Lo que nadie sabe es que sucedería al llegar al ultimo piso de esa escalada de logros, salvo imaginarnos una especie de paraíso ciudadano que más bien parece el anuncio de una utopía que extrae su fundamento de la observación de la evolución de patrones pasados y de ahi deduce ingenuamente -de la observación de los progresos- que lo que nos espera es mejor que lo que ya ha sucedido.

Para mi la mejor manera de explicar esta cuestión es referirme al tema de la limpieza.

No cabe duda de que las sociedades avanzadas somos más limpios (parecemos ser más limpios) que nuestros abuelos o que los pueblos depauperados de Africa. Y no cabe duda de que en parte este «avance» al menos en comodidad procede del hecho de que tenemos agua corriente en nuestras casas y tambien agua caliente.

¿Entonces tenemos agua caliente porque somos más limpios o somos más limpios porque tenemos agua caliente?

Lo cierto es que una vez nos hemos acostumbrado a ese avance del agua caliente nos resultaría dificil prescindir de ella e incluso podriamos sentirnos mal si un día no podemos ducharnos porque han cortado el agua o se ha estropeado el calentador. El calentador ha cambiado nuestras vidas.

No somos más limpios que nuestros abuelos sino que nos limpiamos más porque tenemos calentadores. Lo que ha cambiado -en nuestra subjetividad- es que hemos desarrollado una aversión por la suciedad que no tenian nuestros precursores, pero eso no significa que hayamos mudado nuestras emociones para «ser más limpios». Lo que ha cambiado es nuestro medio ambiente y evidentemente eso crea un pseudo-telos, es decir un aparente propósito de limpieza que nos hace aparentar ser más limpios, como si hubieramos ganado un rasgo nuevo cuando en realidad todo sigue igual por dentro de nuestro cerebro. Que un nuevo Telos aparezca puede explicarse de forma muy sencilla: es como si ahora tuviéramos -como se dice vulgarmente- necesidades nuevas. La necesidad de ducharnos con una frecuencia superior a nuestros abuelos, cosa que hacemos impulsados por lo que se llama hábitos y costumbres.

Y a estos hábitos les llamamos buenos o saludables. Hay un consenso en que la gente limpia se ducha a diario (o casi) y que no es tolerable -socialmente hablando- que la gente ande por ahi descuidada, despeinada o sucia. ¿Es esto una evolución de la moral?

Para Kolhberg esta manía de ducharse seria una manifestación de la moral convencional, un escalón más arriba de las morales egoistas y guerreras de la moral preconvencional. Pues Kolhberg se imagina la evolución de la moral como una escalera de logros y no como adaptaciones al medio ambiente. Ducharse no es más moral que no hacerlo, simplemente vivimos rodeados de artefactos que facilitan esta cuestión y hacen de nuestra vida más comoda, y a salvo de la mugre, es decir más adaptada y coherente con nuestros logros.

Y pensaba todo esto mientras contemplaba absorto la versión de película de «Los Miserables», el musical recién estrenado y mientras la veia pensaba en los temas que Victor Hugo abordó en su ya universal novela: muchas cuestiones de actualidad, el amor, la redención, el compromiso, la culpa, la libertad y sobre todo la cuestión social.  Contemplando la película uno entiende aquello de la lógica de las revoluciones, incluso la mística de las revolucionarios, aquellos que morian de forma gratuita como esos héroes de la barricada que cantan «Red and Black». La explicación sencilla: no tenían nada que perder y todo por ganar; la mayoría de las personas vivían sometidos a unas condiciones de vida extremas y una minoría de nobles, burgueses y clero atesoraban toda la riqueza dejando al pueblo al pie del hambre, la tuberculosis, la prostitución y la ignominia.

Ahora bien, desde el punto de vista moral lo que se plantea es ¿Eran los burgueses menos morales que el pueblo llano? ¿Quien era el bueno y el malo en esta pelicula?. Naturalmente uno tiene tendencia a identificarse con los débiles y comprende sus razones aun sabiendo que en Paris se han dado cita las mayores matanzas de la humanidad y no siempre por razones sociales sino fundamentalmente religiosas. Dicho de otro modo, tanto los que mataban en un bando como los que mataban en el otro eran igualmente inmorales si es que matar es un buen índice para medir la moralidad.

Matar es algo implícito en la naturaleza humana, algo que nos viene de serie pero intolerable socialmente; es, desde luego, una manera eficaz de liquidar a los que se nos oponen y sin embargo y  aunque parezca lo contrario, cada vez matamos menos. Steven Pinker no es el único que lo ha dicho, pero las cifras cantan por sí mismas: el numero de homicidios disminuye desde que llevamos esa contaje estadístico. No hace mas que disminuir desde 1900 para acá. ¿Significa esto que somos más morales?

Significa que hemos encontrado formas más inteligentes de dirimir los conflictos, pues matar a alguien no deja de ser una solución poco inteligente y que no hace sino multiplicar las discordias. No cabe duda de que la prohibición del homicidio está calando profundamente en nuestra sociedad y que cada vez hay menos personas dispuestas a matar o dejarse matar y menos por las Ideas. Sin embargo la idea de la prohibición del asesinato parece modelar un campo nuevo, como si se tratara de un nuevo propósito social: el de dejar a los demás en paz y exigir que a su vez los demás nos dejen en paz a nosotros.

Las formas concretas no tienen un campo infinito de posibilidades y es por eso que un embrión de pollo no puede llegar a ser un lagarto. No se trata de un propósito de llegar a ser pollo por parte de los genes del pollo, sino de una restricción de las probabilidades de ser, un campo selectivo donde se manifestará, al desplegarse una vida de pollo. Algunos hablan de que nuestros genes en este sentido son teleológicos, pero yo prefiero hablar de un pseudo-telos, una posibilidad acotada de ser. Por la misma razón las sociedades no avanzan porque se hagan más morales sino porque encuentran nuevos órdenes de organización de las reglas que hagan a las sociedades más justas, libres, laboriosas y cooperativas.

Se trata en todo caso de un telos regulador, aunque arraigado en el caos y en cómo cada organismo puede desenvolverse creativamente en el caos (a su manera). Al final ese caos por ser creativo es potencia.

Y es por eso que no podemos predecir por donde circulará la moral y en cómo la conciencia humana se organizará en el futuro, pero lo que es seguro es que nosotros, los individuos somos capaces de definir las reglas que deberán controlar las conductas individuales y llegaremos a consensos que muy lentamente impondrán una nuevo comportamiento, hasta que lo nuevo haga irrupción y plantee nuevos enigmas que tendremos que abordar en consenso creativo.

Y estamos llegando a consensos irrenunciables, como aquellos de las barricadas.

No es posible ya renunciar al agua caliente.

De manera que no, la moral no evoluciona, sino que es la cultura humana, el vivir en grupo quienes cambian de idea respecto a lo tolerable o intolerable, según las novedades que presente nuestro entorno, pues lo moral no reside en el interior de nuestro cerebro sino en las redes, los nudos y vínculos que forjamos con los demás.

Nota liminar.-

Agradezco a Jose Carlos Aguirre sus aportes sobre el problema de la teleología, tan necesarios para entender algo de este post.