El aburrimiento como pasión

«Nuestro tiempo es tan excitante que a las personas sólo puede chocarnos el aburrimiento.

Samuel Beckett

Aburrirse no es cosa fácil, hace falta tiempo y cierto entrenamiento para gozar de él,  de joven me aburría mucho de tanta sobredosis que tenia de mí mismo y siempre fuí catalogado de vago, perezoso, indolente, autoindulgente e incluso tachado de inmoral por algún que otro tutor de aquellos que veian en la acedia vital que me consumía un peligroso vicio que sólo podia ser neutralizado por la diligencia como se decía entonces, una especie de fuerza de voluntad que se suponía un antidoto virtuoso de ese demonio que invadía a la juventud de cuando entonces. Huxley lo dejó escrito en este texto, la acedia era efectivamente un demonio. Mi demonio era pues Belphegor

Yo nunca consideré esta posibilidad de vivir habitado por un demonio y suponía inocentemente que mi aburrimiento procedía más bien del empobrecimiento de estimulos sexuales que me rodeaba que era por aquel entonces la única actividad que me sabía levantar, actividad furtiva y escudriñadora en las playas próximas, como dice Serrat entre Salou y Cambrils. Me sentía sin motivación y sobre todo sin energía y por eso me dedicaba a dormirla bien y a planchar la oreja más que menos convirtiéndome en un especialista de dormir, en un regenerador de melatonina endógena ahora que ya sabemos para qué dormimos, llegué incluso a competir con otros amigos frikis del sueño en estas lides: siempre ganaba yo, por mi exceso melatoninérgico.

Entonces creíamos que cada vicio se combatía con una virtud, aun las recuerdo de carrerilla:

  • Contra soberbia humildad
  • Contra ira paciencia
  • Contra envidia caridad
  • Contra gula templanza
  • Contra lujuria castidad
  • Contra pereza diligencia
  • Contra avaricia generosidad

Pero no crean que los pecados capitales han sido siempre estos siete. Son estos desde época del papa Gregorio el Magno que fue el que reinterpretó que la tristeza no es un vicio sino una desgracia, algo asi le sucedió a mi acedia que pasó a llamarse pereza sólo muy recientemente y definitivamente separada del aburrimiento que hoy tiende a considerarse como una «falta de motivación» más bien que como un vicio, algo que curan los psicólogos.

Pero no es cierto: el aburrimiento es una pasión, una defensa contra el marasmo, una rutinificación del deseo, una melancolia de ir por casa.

Lo sé desde que una persona lúcida me hizo esta confesión mediada por un suspiro:

– ¡Ah, que a gusto me aburro!.

Donde se evidenciaba que el aburrimiento lleva inscrito un goce invisible, algo doméstico, sosegado y práctico que separa al hombre del vértigo de desear cualquier cosa.

Y entonces comencé a sospecharme lo peor: era un vicioso yo, un insight de lo más turbador:-)

Es por ello, porque nos aburrimos, que se inventó el entretenimiento una verdadera industria que inventó Operación triunfo y cosas asi, hasta que pincharon en hueso y tuvimos que volver al desnudo que era lo que nos impulsaba de playa en playa mirándoles las piernas a las suecas, actividad que nunca debimos abandonar por mucha industria que nos propusiera zappear el canal.

Muchos años me separan de este cantante de Iggy Pop pero observen como a él le pasa un poco lo mismo que sucedía a mi a su edad, se aburre solemnemente y por eso lo dice cantando y se quita la camisa, pues es quitarse la camisa lo que precisamente neutraliza el vicio del aburrimiento y no la diligencia como decía el buen papa Gregorio aunque fuera Magno.

Y es que ahora se sabe la verdad sobre lo pecados capitales. Son pecadillos en realidad porque son como vicios incrustados en la naturaleza huamana y hasta los curas pecan con ellos, no hay que confundirlos con los pecados mortales como masturbarse o robar que nunca entendí porque eran mortales y no capitales siendo como son tambien parte de la naturaleza humana y con sentencia capital además.

Y se sabe que la lujuria no se combate con la castidad sino que ambas cosas discurren por senderos distintos, hay como una autopista para que pase la lujuria y otra autopista por donde pasa la castidad o sea la renuncia o el sacrificio, pero se trata de autovias sin enlaces entre ambas, el lujurioso no tiene mas remedio que ser lujurioso y por más que emplee la castidad al final la lujuria pasará por encima como un trailer. Lo mejor para la lujuria es que llegue a ser aburrida, que llegue a ser cotidiana, fácil, prescrita y formalmente administrativa, entonces es cuando se desvanece como por milagro.

Y le pasa como a Operación triunfo, se muere de éxito y de muermo porque el personal tiene tragaderas pero aburrirse en el entretenimiento resulta intolerable. Para muestra un botón:

Creep de Radiohead cantada por una tal Virginia (OT 2008)

Compárese con esta versión de Escondidos cantada por un tal Bisbal y una tal Chenoa

Lo dicho no hay como convertir el vicio en aburrimiento para quitarle hierro.

O el entretenimiento en vicio para convertirlo en pereza.