Dilemas reptilianos

solar

El hombre que no cambia de opinión engendra los reptiles del espiritu. (W. Blake)

El Sr Andréu heredó una propiedad de su padre que a su vez la habia heredado de su abuelo. Se trata de una especie de casa solariega que en su dia debió ser un reducto de la nobleza. Fue hotel, hospital en las guerras carlistas, balneario más tarde pero poco a poco fue dejando de ser algo más que un reducto veraniego de la familia del Sr Andreu, y asi hasta que fue abandonada por sus propietarios, demasiado fría y cara de calentar en invierno e incómoda, aislada y calurosa en verano.

Las tierras que la circundan dejaron de ser productivas hace ya mucho tiempo y los campesinos que otrora la cuidaran ya no pueden vivir de ella, de modo que la propiedad es una fuente de gastos de mantenimiento, impuestos y facturas que van acumulándose en los débitos de la familia.

Pero hay otro problema añadido, nadie quiere comprar aquella heredad y sin embargo el Estado la grava con unos impuestos elevadísimos que la convierten en una carga ya insoportable para la familia. La solución seria venderla pero ¿a quién?

Pero un día todo cambió: alguien decidió comprar todos los terrenos incluyendo a la casa solariega para construir una urbanización. Al Sr Andreu le comenzaron a llegar ofertas por su propiedad y aqui comenzó precisamente su calvario personal.

Primero le ofrecieron 100 pero le pareció poco, mas tarde 200 y le siguió pareciendo poco. La familia comenzó a sospechar lo peor: el Sr Andreu no quería vender. ¿Pero no era la mejor solución desprenderse de aquella finca que se habia convertido en una carga insoportable para la familia?

El Sr Andreu era presionado constantemente por su esposa, hijos, primos  e incluso por un yerno abogado que tenia en Bilbao. Pero no parecía atender los buenos consejos que le daban sus familiares. Echaba balones fuera, eludía las presiones, cambiaba de tema y utilizaba circunloquios de toda clase para evitar los sermones que su familia le lanzaba diario. ¡Tienes que vender!

Y los compradores a su vez no estaban dispuestos a ceder más ante el impasible Sr Andreu, interpretaban que queria presionarles para obtener un precio mejor, pero ellos ya estaban valorando la posibilidad de circunvalar su urbanización y dejar a la heredad del Sr Andreu aislada de lo que ellos entendian era el progreso del municipio.

Hasta el alcalde, el cura y el médico intervinieron para mediar en este conflicto que amenazaba incluso a los poderes locales, habia mucho que ganar y la tozudez del Sr Andreu no hacía mas que amenazar un buen negocio para todos. Todo fue inútil, el Sr Andreu no queria vender.

Un conflicto de escalada reptiliano.-

No cabe ninguna duda de que la opción más inteligente es vender y aprovechar la generosa oferta que el Sr Andreu tiene sobre la mesa. Una opción que le permitiria desprenderse de algo que sólo genera gastos y que resulta ya imposible de reflotar para el propio uso.

¿Por qué el Sr Andreu no vende?

Pues porque para el Sr Andreu aquella casa no es una casa sino su identidad, algo que establece su rango y su jerarquía social, por decirlo en terminos etológicos: su territorio. Y el territorio no puede venderse, se defiende con uñas y dientes, solo puede perderse o arrebatarse por la fuerza.

Asi piensa el reptil del Sr Andreu, pero sus familiares le entraron por lo mamifero, por lo emocional ¿Es que estás tonto? ¿A tus 85 años qué esperas? ¿Es que crees que tus  hijos lo van a conservar? ¿Y para qué lo quieren? «No es más que una carga imposible de manejar para una economia moderna». «La gente vivimos de un sueldo, ya no somos los capitostes del pueblo». «Eres un egoísta, una persona trasnochada». «Vives en otra época», etc.

Acusaciones promotoras de la culpa, humillación y vergüenza que poco a poco fueron haciendo mella en el ánimo del Sr Andreu y obligándole a desescalar.

Fue asi que el dia de todos santos accedió a vender.

Y todo fue sustituido por una pena informe, una nostalgia por aquello que se perdió definitivamente.

A la semana siguiente marido y mujer fueron al ambulatorio a vacunarse de la gripe.

Al cabo de unos dias el Sr Andreu contrajo la gripe para la que en teoría había sido vacunado.

Tuvo una complicación bronquial y sin saber cómo murió mientras se duchaba un dia soleado de Noviembre, aun no habia empezado a hacer frío de verdad.

El Sr Andreu murió de un disgusto y no de una neumonía tal y como rezaba el certificado de defunción. Cualquier cosa antes de cambiar de opinión.

Pues los reptiles no tienen opiniones.