¿Podemos mejorar la democracia? (I)

Winston Churchill decía que la democracia es el menos malo de los sistemas políticos, pero da la impresión de que cada día es “más” –y no menos– malo. 

Ya Aristóteles se preguntaba cual podría ser el mejor régimen de gobierno para el estado (en este caso las ciudades-estado), para lo cual mandó ojeadores a distintos lugares del orbe conocido a fin de que llevaran a cabo un «estudio de campo» de esta cuestión. Entonces habían aristocracias, tiranías, oligarquías y alguna forma de democracia que no era en absoluto lo que predominaba en el orbe. Grecia era una excepción aunque su democracia estaba muy lejos de la consideración actual: en Grecia no podían votar ni las mujeres ni los esclavos, era un modo «sui generis» de democracia que siempre acababa defenestrada ante el surgimiento de algún tirano o demagogo. Quizá por eso Sócrates estaba en contra de ella, y hasta Platón acabó por decepcionarse tras la ejecución de su maestro.

Aristóteles terminó concluyendo que no había ninguna forma de gobierno superior a otra y que la variable critica estaba en el gobernante. Aquellos que gobernaban para el beneficio del pueblo (que es el objetivo de la democracia) tenían más éxito que aquellos que lo hacían para aumentar su poder o su ambición. Hasta en Siracusa hubo un gobernante llamado Dionisio que durante cierto tiempo gobernó según los consejos de Platón, pero este régimen solo duró unos 10 años. Más allá de eso el gobernante, el que domina al pueblo demostró que carecía de autodominio, por lo que es de esperar que por bueno que sea éste siempre acabará por transformarse en un tirano si carece de controles externos.

Además había otro problema en la antigüedad que no era otro sino los vecinos belicosos, es por eso que Grecia terminó cayendo ante el poder militar de Esparta en la guerra del Peloponeso. La democracia es un mal lugar para vivir en tiempos de guerra.

«Contra la democracia» es un libro cuyo autor es Jason Brenan y que se inscribe en esa serie de pensadores que tratan de reflexionar sobre el funcionamiento de las democracias en el mundo actual.  El libro de Brenan se inscribe en una verdad que todos aceptarían de buen grado: la idea de que existe un malestar profundo en la población general con respecto al funcionamiento de nuestras democracias, fundamentalmente existe un divorcio entre la calle (lo que piensan los ciudadanos) y sus gobernantes. Brenan divide a los votantes en tres grupos: los hobbits, los hooligans y los vulcanianos. En esta entrevista podéis conocer mejor las ideas de Brenan y de su clasificación de la ciudadanía. En síntesis lo que propone es que no todo el mundo debería tener derecho al voto, pues la mayor parte de los ciudadanos no están capacitados para tomar decisiones complejas, y se dejan arrastrar por ideologías, simpatías o emociones mediadas por la propaganda, cuando no por el desinterés más radical.

Un ejemplo es el Brexit, ¿cuantos ciudadanos británicos están capacitados para entender las consecuencias de tal decisión? La mayor parte de las decisiones políticas son extremadamente complejas y exceden de la comprensión del ciudadano común y también a veces de los gobernantes profesionales. Un ejemplo es la independencia de Cataluña. ¿Alguien puede llegar a comprender en términos racionales en qué derivaría tal decisión? No se trata de una decisión baladí, se trata de una decisión que afectaría a la geopolitica global. ¿Alguien puede creer que no habría intereses supranacionales que se opondrían beligerantemente a una Cataluña fuera de la OTAN?

Lo que Brenan propone es lo que llama «epistocracia«, es decir  una especie de democracia por puntos donde los votos de los vulcanianos (el voto racional de personas informadas) valdría más que el de los hooligans o de los hobbits. Y que incluiría la formación de un gobierno de gente preparada y no solo de advenedizos como estamos tan acostumbrados a ver.

Yo estoy de acuerdo con la idea de que la democracia ha de mejorarse, solo que como el lector pronto advertirá creo que esta tarea es imposible y lo es básicamente porque los que pueden hacerlo no lo van a hacer. Es imposible esperar un cambio desde dentro del propio sistema que genera los problemas. Los políticos nunca van a acometer cambios que mejoren la democracia pero es posible que introduzcan arena en el engranaje para otros objetivos.

Pero antes de meternos en distintos modelos de los que han hablado politologos importantes vamos a por una definición: ¿qué es la democracia?

La democracia (del latín tardío democratĭa, y este del griego δημοκρατία dēmokratía)1​ es una manera de organización social que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es una forma de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen conforme a mecanismos contractuales.

La democracia implica tres cuestiones fundamentales:

  • El voto universal y secreto.
  • La prensa libre.
  • El poder judicial independiente.

Y naturalmente un Estado soberano, un Estado de derecho, donde los ciudadanos -solo por el hecho de serlo- sean depositarios de derechos y de deberes.

Esta es la teoría, claro, es una bella idea, lo que sucede es que no siempre (o casi nunca) sucede así , en nuestro país por ejemplo no se cumplen ni la condición 2ª ni la 3ª. Por otra parte la democracia tiene ciertas debilidades estructurales que son las siguientes:

1.- El tema de la representatividad no está resuelto. Una forma de resolverlo es «un hombre un voto», si esto se hiciera de este modo por ejemplo con una circunscripción única, el resultado sería lo más cercano a la idea que el pueblo busca, pero esto no se hace así (salvo en las elecciones europeas) y lo que gobierna nuestras elecciones es una división administrativa como son las provincias. Pero las provincias no tienen todas la misma población, de modo que para ello se introdujo una corrección llamada ley D´Hont. En teoría esta ley electoral sirve para que se puedan configurar mayorías y funcionó bien el principio de nuestra democracia pero hoy este efecto se ha pervertido con la aparición de minorías a las que favorece este sistema y mucho más cuando se agrupan para hacer oposición a la mayoría y que pueden llegar a dinamitar cualquier gobierno.

Este problema explica el porqué en Zamora o Teruel el coste en votos para un diputado sea más caro que en Barcelona o en Madrid y explica que un candidato tenga más votos que otros y esos votos no se traduzcan en más escaños. De manera que aquí tenemos un ejemplo de que la democracia no es igualitaria para los ciudadanos de distintas circunscripciones, lo que explica que la traducción de votos en escaños es muy engañosa y explica que unas minorías se impongan a la mayoría gracias al señor D´Hont.  La democracia debería girar en torno a los ciudadanos y no en torno a los territorios.

Una manera de resolver este problema -cuando no aparecen ganadores evidentes- sería la doble vuelta donde solo podrían presentarse dos candidatos, lo que garantizaría el gobierno sin necesidad de pactos contra natura.

2.- El segundo problema es lo que ha venido en llamarse partitocracia. En realidad los candidatos al Congreso, Senado, municipios o parlamentos autonómicos no representan al ciudadano sino a sus partidos. Ellos hacen listas cerradas y cuando votamos lo hacemos a un partido determinado que nos impone sus propias listas sin que podamos hacer nada para mejorarlas. No tenemos más remedio que votar por el pack entero.

Esta forma de plantear el funcionamiento de la democracia tiene un problema: los candidatos no le deben nada al ciudadano sino al jefe de su partido, quien le puso allí, en un buen lugar para salir elegido. Algo que desmiente la misma definición de democracia que en cualquier caso es una relación contractual entre el electorado y los gobernantes.

Una forma de resolver este problema podría ser el diputado por distrito, cercano a sus votantes y con una relación contractual más personalizada con su entorno. Y naturalmente ese diputado de distrito podría presentarse por un partido o en representación de cualquier otra cosa. Lo que nos lleva a otro problema:

4.- ¿Por qué partidos? ¿Por qué la política se deja en manos de los partidos políticos y no en manos de ciudadanos que libremente se asocien para llevar a cabo proyectos útiles para la colectividad?

En realidad dejar la política a partidos políticos es algo arbitrario y hubiera podido dejarse en manos de otros colectivos «naturales». ¿Por qué no familia, sindicato y municipio, como en la democracia orgánica? (ya me sabe mal decir esto)  En realidad me representa mucho más mi familia o mi ciudad que el partido al que voté en las ultimas elecciones.

Llevando el argumento al limite podríamos organizar la democracia votando a empresas. Se presentarían Vodafone, Iberdrola, Apple, Amazon, Mercadona, etc. ¿Por qué no? Podrá decirse que cada una de estas empresas no haría otra cosa sino velar por sus propios intereses. Bueno, ninguna novedad, eso es lo que hacen los partidos políticos, ¿no es así? Pues, ninguna diferencia. Otra solución será segmentar el voto por escalas de edad o intereses, así habría un partido de millenials que defenderían el botellón, el aprobado general y la legalización del cannabis, otro partido de pensionistas que defenderian sus pensiones, cada vez más dignas, otro partido de parados que reivindicarían trabajo y otro de feministas en busca de la igualdad y del aborto universal. Cada uno votaría según sus intereses y es cierto que no habría cohesión social pero los partidos tampoco la garantizan.

Es más, los partidos como su nombre indica se inventaron para partir a la población entre nosotros y ellos y no para cohesionar una sociedad y en una sociedad donde los partidos cada vez están más polarizados y más presentes en la vida privada de las familias, el mundo se convierte en invivible. ¿Cuantas familias se han roto en Cataluña a causa de la política?

3.- Los controles al gobierno brillan por su ausencia en nuestra democracia española, el gobierno no debe dar cuentas a nadie salvo en periodos electorales donde suelen mentir con respecto a sus intenciones y la propaganda suele anular los efectos de incumplimientos anteriores. Una democracia ha de tener controles donde cada uno vigile de cerca al otro pues los padres que inventaron la democracia ya sabían que el ser humano es susceptible de pervertirse y convertir a un demócrata en un tirano en poco tiempo. El poder emborracha.

Debe ser por eso que EEUU tiene una constitución tan complicada según hemos podido comprobar en estas ultimas elecciones con la candidatura de Trump-Biden y las dificultades para ordenar los procesos jurídicos en cada Estado y las denuncias de fraude generalizado. Por contra en Europa los Estados no tienen constituciones tan complejas y algunos como UK ni siquiera tienen constitución, pero los poderes -por lo que he llegado a entender- están mucho más engarzados que en el nuestro. Aquí en España no hay ningún poder, ninguna institución que pueda detener el rodillo actual que ha demostrado que se puede gobernar con decretos leyes y así hasta el paroxismo. El Congreso sirve de muy poco y el Senado -que podría ser una buena balanza- tampoco. Del rey mejor no hablar, se trata de una figura obsoleta que carece de poder alguno, tanto que me hace pensar en un Presidente de la República, alguien que pudiera para los pies a aquel gobernante que se extralimitara.

Un contrapoder esencial ha sido siempre el Ejército, pero sus intervenciones en política han sido siempre desafortunadas y en nuestro país, los pronunciamientos, alzamientos y asonadas han terminado casi siempre en matanzas y en guerras civiles, de manera que parece que los militares han aprendido la lección y más perteneciendo a la OTAN y a la UE, no parece que ellos ocupen ese contrapoder tan necesario que vigile los planes de los gobiernos. Para eso están la oposición política, los medios y los jueces que son como todo el mundo sabe un poder aparte como los medios informativos (el cuarto poder) ¿pero qué sucede si el gobierno controla la carrera de los jueces y la supervivencia de los medios?

En España ningún medio informativo subsiste por sus propios medios a pesar de ser entidades privadas, todos, diarios y televisiones subsisten gracias al Estado, lo que corrompe de hecho las relaciones entre poderes y les anula en su capacidad de ejercer de vigilantes del poder establecido. Lo mismo sucede con la oposición política, ¿qué pasa cuando la oposición tiene el mismo plan o agenda del gobierno salvo matices?

Lo cierto es que es más fácil pasar de una democracia a una tiranía que al contrario. Salvo Fernandez Miranda (de la ley a la ley) no se conocen casos de transiciones políticas desde una dictadura a una democracia. Sin embargo -de la ley a la ley- desde una democracia es cuestión de tiempo pasar a una tiranía, tenemos el caso de Venezuela o Irán. Y tenemos el ejemplo de Hitler, siempre mencionado para recordar a la gente que la democracia carece de anticuerpos cuando ha de enfrentarse a una amenaza de este tipo, la ley no es suficiente cuando nadie la respeta.

4.- ¿Qué sucede cuando no somos soberanos y dependemos de las políticas que nos dictan desde fuera? ¿Alguien puede creer que con nuestra deuda podemos ser independientes? Naturalmente que no. No es una conspiranoia cuando pensamos que estamos gobernados por poderes ajenos, lobbies, grupos de presión, intereses o esas extrañas élites que llamamos NOM, Bildelberg o Davos.

En mi opinión esta es la principal razón que explica ese divorcio entre ciudadanos  y gobiernos, más allá de las torpezas, las incapacidades o la estupidez de nuestro gobierno, lo cierto es que todos tenemos la impresión de que hay alguien que mueve los hilos y que ellos están a sus órdenes. Y cuando digo ellos, me refiero a toda la clase política.

De manera que hay muchas razones para intentar mejorar nuestra democracia.

En el próximo post revisaré algunas de las propuestas que se han hecho para mejorar la democracia y mientras tanto le daré la razón (aunque me duela) a Pablo Iglesias cuando dice que nuestra democracia es de muy baja calidad.

Aunque lo cierto es que por razones bien distintas a las que él piensa.

Parecido, mimesis y empatía

A menudo los hijos se nos parecen
Así nos dan la primera satisfacción
Esos que se menean con nuestros gestos
Echando mano a cuanto hay a su alrededor

(Joan Manuel Serrat)

Serrat pone en esta canción (Esos locos bajitos) el dedo en la llaga respecto al parecido que los niños presentan con sus padres. ¿En qué consiste ese parecido?. Naturalmente en principio, en algo visible, los niños no son pizarras en blanco y traen de serie algunos elementos fácilmente identificables con una u otra estirpe, según la dominancia de ciertos alelos. Así es frecuente que ciertas narices se hagan ostensibles ya en época fetal, ese tipo de narices que identifican a una familia chata. También los ojos, el pelo, la barbilla son elementos recurrentes en un linaje cualquiera . Pero hay otras cosas que no son tan visibles: la estatura que ese niño alcanzará en su edad adulta, su inteligencia y las enfermedades que padecerá de mayor son también señas de identidad, los hijos también se nos parecen en eso.

Y es verdad que así nos dan la primera satisfacción pues alguien ha pensado alguna vez si ¿sentiríamos empatía por un bebé que se parece a nuestro mas despreciable enemigo? A veces sucede que el niño no se parece, no nos recuerda a nadie, ni de la familia de él ni la de ella, entonces quedamos ciertamente pasmados, algo así debe sucederles a ciertos pájaros cuando se dan cuenta de que sus polluelos no son de su especie sino de un cuco tramposo.

Los hijos se nos parecen ya al nacer sin que haya mediado ninguna influencia medioambiental, más allá del útero pero aquí no termina la cosa porque el niño bien pronto comenzará una danza de gestos a través de ese espejo que es su madre: reaccionará a su semblante y se mirará en él compartiendo sus señales de alegría y de cualquier otra emoción. Es necesario recordar ahora que el «Yo es el otro», como decía Lacan pero también Rimbaud. Dicho de otra manera, nuestro Yo, nuestra identidad se forma a través de los materiales de la madre o el padre. Más concretamente lo hacemos a partir de los estados mentales que detectamos en la cara de ese Otro, en sus gestos y posturas, más tarde onomatopeyas y frases hechas.

Pero aquí no termina la cuestión del parecido porque venimos también de serie equipados para la imitación, para la mimesis que implica tanto la exterocepción como la interocepción. La mimesis no es sinónimo de imitación sino que requiere adoptar la actitud del modelo, postura, gestos y disposición de ánimo. No es algo que se aprende por imitación simple sino por aprehender los esquemas corporales de las acciones de los otros (Marino Perez, 2012). No es algo consciente ni voluntario, sino algo que acaece automáticamente, sin darse cuenta apenas, uno acaba -como el niño de Serrat- andando, riendo, gesticulando como lo hace su madre o su padre. Estamos en el campo de la mimesis pre-conceptual, de la mimesis pre-reflexiva. La mimesis es el soporte del estilo de un individuo, algo que va más allá del parecido e incluso podríamos decir que tiene más peso que el parecido físico: muchos niños adoptados acaban pareciéndose a sus adoptantes precisamente a partir de la mimesis que hacen de ellos y también de la necesidad de ellos de que sea así.

Del mismo modo la empatía está emparentada con la mimesis y supone «sentir con y cómo el otro» que nos afecta con su sentimiento, sea de malestar o bienestar. Es por eso que las madres deprimidas transmiten sentimientos de malestar a sus hijos o aquellas con baja empatía terminan por criar hijos similares. A veces solemos atribuir a la genética este tipo de parecidos, pero no tomamos en cuenta el juego de balanceo, la danza que se produce entre los semblantes de madres, padres e hijos para configurar estos estados que se activan automáticamente más allá de la voluntad. Y sin empatía no hay apego. Hablo de esa empatía caliente, pre-reflexiva que nos hace vibrar con las modulaciones del otro y que es la empatía verdadera, pues la otra, la empatía fría, racional la puede sentir hasta un psicópata o cualquier persona que haya desarrollado una hiperempatía quizá como resultado de un deficit de empatía caliente.

Es por eso que amar a nuestros hijos es la mejor forma de criar niños amorosos y sanos. Ahora bien, el amor es un sentimiento y un sentir es siempre un híbrido entre lo que se percibe y lo que se experimenta. Es por eso que pueden aparecer disonancias entre ambos campos. Podemos amar a alguien (experimentar) pero podemos percibir que no nos quieren o anticipar que no nos van a querer. Es por eso que el amor no es una pócima que todo lo cura, un bálsamo de Fierabrás sino un nudo que -en cualquier caso- hay que desenredar. Nadie sabe porque nos quieren los que nos quieren, ni podemos saber porque no nos aman los que deberían amarnos. tampoco sabemos las razones por las que amamos a quien no nos conviene como aprendimos en Anna Karenina. Algo de eso dice el conde Brodsky al ser preguntado por la Karenina que lleva su pasión amorosa hasta el borde de lo irracional, pues nada es más irracional que suicidarse por amor.

Ahí en esa irracionalidad encontramos a veces la pasión amorosa cuando se traspasan los limites que la sociedad impone en el caso de la Karenina, pero también cuando olvidamos que ese dipolo que el amor es un sentimiento para saltar la distancia entre objeto y sujeto y se convierte en una hazaña para desafiar un concepto. Karenina se enamora del amor (el concepto), en este caso romántico que inauguraría una era de mayor libertad para las mujeres, pero también de un mayor extravío. En este sentido la subjetividad de la Karenina inaugura la modernidad en Rusia como en Francia la inauguró Flaubert con su madame Bovary.

Amamos a nuestros hijos porque son nuestros y se nos parecen y empáticamente podemos sentir amor -en otro nivel de intensidad y definición- por los hijos de los demás. En realidad la ternura que experimentamos por los niños procede de su vulnerabilidad y de nuestra capacidad de empatizar con ellos. Los dipolos, ambos han de estar activados.

Con el tiempo entramos en una mimesis y en una empatía conceptuales, reflexivas. Ya no imitamos a nuestros modelos (con el tiempo aparecerán otros modelos) más que marginalmente. Lo hacemos siguiendo su estela, sus logros. El chico que quiere estudiar medicina porque su padre o madre son médicos aspira a un estatus similar al de ellos, lo que se mimetiza aquí ya no es un estado mental, ni unos gestos o una manera de moverse sino un estatus, una manera de ser-en-el-mundo, pues la elección de una profesión es precisamente eso, una forma de estar en el mundo que precisa de un complemento de habilidades para llevarla a término. Del mismo modo podemos hacer una elección inversa tratando de hacer todo lo contrario de lo que hemos observado, en cualquier caso se trata de una copia del original que se toma como referencia.

Lo interesante en esta cuestión es que no se mimetiza todo sino solo una parte, una parte que es suficiente para abrir el dipolo, pues la imitación de algo se hace para que pase la corriente entre un sujeto y un objeto pero no es necesario hacer una copia precisa al carbón del objeto en su totalidad. Hablamos entonces de identificación, una persona puede identificarse y suele hacerlo de una característica de su parentela no necesariamente benéfica. Un depresivo puede ser un depresivo como su madre, alcohólico y violento como su padre o un migrañoso como cualquiera de ambos. En este sentido la identificación se acopla y señala siempre en la dirección de la toxicidad que motivó el malestar, pues es también una forma de abrir el dipolo cuando todo ha fallado.

La enfermedad vincula al sujeto con su objeto perdido cuando no se pudo llevar a cabo de otra manera.

Debe ser esa la razón por la que abandonar ese habito, aun patógeno es tan difícil.

Razón de Estado

La razón de Estado es un concepto maquiavélico que viene a justificar que ese monstruoso Leviatán ha de defenderse no sólo de los enemigos externos sino también de los internos y que para eso -aun echando mano de la ignominia, la ocultación o el secreto-  está permitido todo, pues el Estado es incluso más importante que la Ley, la Constitución, el derecho a la libre expresión e información o incluso los derechos humanos de los ciudadanos. Es por eso que se inventaron las cloacas, la policía política y los servicios de espionaje que más que espiar se dedican a impedir el blanqueamiento de ciertas actividades turbias de los Estados.

Hay muchas películas que tratan este tema: el de los limites éticos que el Estado puede o no traspasar, baste señalar este film que trata el tema del trafico de armas consentido por todos en guerras promocionadas por ellos mismos. Pero lo cierto es que aunque todos estaríamos de acuerdo en que determinadas actividades de los estados son inmorales, sobre todo la colaboración en actividades sangrientas que buscan retorcer la opinión publica pero lo cierto es que hay otras actividades no tan evidentes de aquellos que «se ponen de perfil» para no abordar cuestiones realmente delicadas, como sucedió en España con el 11-M, un capitulo dramático cerrado en falso y que aun huele a poco que el espectador sensible mantenga su olfato.

Ponerse de perfil cuando uno ha de ponerse enfrente de la razón de Estado es algo complicado que requiere cierta heroicidad, casi nadie lo hace. ¿Podrían los jueces del supremo de EEUU haber admitido a tramite alguna de las querellas que se presentaron contra las elecciones del 3 de Noviembre? Para un juez enfrentarse a ese tipo de estafas electorales es poco menos que imposible pues no podría hacerse sin comprometer al Estado mismo, a sus servicios de información, a la policía, a determinados y poderosos lobbyes, a los políticos, a las instituciones y al mismo sistema. Es por eso que las elecciones nunca se cuestionan y es por eso que hasta los propios políticos -a sabiendas de que ha habido tongo-, callan, pues ellos están en el mismo sistema que tratan de denunciar, son insiders. Las denuncias han de ser minoritarias, de ciertos hombres de paja o provenir de un outsider como Trump y así y todo ya hemos visto como ha terminado todo. Trump estaba rodeado de insiders y ha terminado sirviendo de hombre de paja al sistema.

Trump apeló primero a los tribunales, luego al Supremo, luego a su partido y a su vicepresidente Pence y también a los militares: todos se pusieron de perfil y es muy posible que el segundo impeachment acabe con sus posibilidades políticas en un futuro, si es queda futuro para la democracia en EEUU.

La impresión que deja este episodio de los EEUU es que va a ser imposible ya garantizar unas elecciones libres en ningún lugar del mundo y eso atenta contra la democracia pero no contra el Estado que se preservará aun prescindiendo de la molesta democracia. Hasta que el poder global se haga cargo de nosotros. Es posible que el próximo en caer sea Putin, en eso andan algunos estos días: en desequilibrar Rusia.

Dejo aquí este video de Bertus que me parece muy sensato y comprensible para intentar alumbrar la oscuridad informativa que nos abruma durante estos últimos meses. En él queda muy claro que a pesar de la información y contrainformaciones falsas hay algo que no se moverá y son los valores de los que hoy han perdido las elecciones. Con Trump o sin Trump esos millones de seguidores no van a desaparecer de la noche a la mañana y si queremos volver a ese estado anterior que llamábamos democracia va a hacer falta un reseteo mucho más profundo que el sistema electoral. Es necesario un reseteo moral.

Pero como la vida tiene tanta ironía es muy posible que todo caiga en pedazos por otra cuestión, la más importante, la economía. Más que lo moral, el patriotismo o la democracia el mundo se encamina hacia una crisis global que ya viene anunciándose de muchas formas incluso en Europa y con todos nosotros dentro.

 

Pucherazos

Poca gente lo sabe pero en realidad el «pucherazo» es un invento de los españoles, entendiendo como «pucherazos» a la falsificación de los resultados de unas elecciones. Tan español como el jamón o la siesta. Algo que comenzó ya en la Restauración, aunque entonces el plan era asegurar la turnicidad del Gobierno, un invento que hubo que desechar por aquello de los «cesantes», es decir los que perdían su empleo a cada cambio de gobierno. Por eso se inventaron los funcionarios con plaza para toda la vida.

En realidad «el pucherazo» es la esencia de la democracia, sin pucherazos ninguna democracia existiría, lo que demuestra que el Sistema no confía nada en los ciudadanos que somos caprichosos y volubles. Lo que ha cambiado es la forma de darlos. Así, al principio se echaba mano de los caciques de los pueblos donde se agolpaba la mayor parte de la población. El cacique como distribuidor de prebendas y jornales «compraba» así los votos de sus conciudadanos, aquellos que dependían de él. La gente de Madrid no tenia más remedio que recurrir a ellos cuando venían elecciones. Aunque el caciquismo aun persiste en algunas regiones de España la II República tuvo que cambiar de estrategia pues no podía depender de ellos que eran casi todos de derechas, así se pasó directamente a la falsificación de las actas, formas muy ancestral de proceder si atendemos a las prácticas habituales que hoy se usan. Ideal para cuando no había teléfonos, ni Internet.

1.- El voto por correo, tiene poca importancia en España pero es muy tradicional en EEUU como hemos visto hace pocos días. Y más si hay una pandemia en marcha, la gente siempre preferirá no exponerse a votar en directo. Es ideal promoverlo con cartas marcadas pero es redundante si hay baja participación. La baja participación impide darle la vuelta a los pronósticos.

2.- El censo electoral es también manipulable, con empadronamientos masivos de ultima hora, los muertos-vivos, los que no votan nunca, y el doble empadronamiento.

3.- En España es imposible hacer trampas en las mesas que están vigiladas por apoderados de todos los partidos. Se cuentan los votos por correo de cada mesa después de los votos presenciales y luego se rellenan las actas que el Presidente acerca a Gobierno Civil o al Ayuntamiento. Allí los recibe un funcionario que entrega las actas a otro para que las introduzca en un ordenador que transmitirá los resultados a la sede central del gobierno.

A estas horas la TV ya está dando resultados reales de manera que han quedado ya obsoletas las encuestas a pie de urna que se hacían para tener con que entretener a los espectadores los días de elecciones hasta que llegaban datos oficiales. Naturalmente las encuestas a pie de urna y los datos reales no coincidían porque la gente puede mentir cuando les preguntan, de manera que el gobierno español dejó de hacer encuestas a pie de urna hace muy poco tiempo.

¿Entonces los datos que nos dan apenas han cerrado las urnas de donde proceden?

Pues de un sistema informático mágico que ya sabe anticipadamente lo que va a suceder.

Una de las cosas que han cambiado desde los pucherazos antiguos a los modernos es que la gente hoy conoce mejor a sus políticos y desconfía de ellos mientras que la gente del pasado era indiferente a lo que sucediera. Estoy pensando en esos trabajadores que dependían de los jornales para subsistir ¿Qué les importaba a ellos quien ganara? Lo que les importaba es que mañana el señorito les eligiera para un nuevo jornal en el campo al alba en la plaza de la Iglesia.

La gente se ha vuelto muy desconfiada y en las ultimas elecciones que hubo en España ya hubo muchos que comenzaron a denunciar irregularidades en el conteo de los votos y a no creerse el resultado de las elecciones que dieron ganador al PSOE. Hasta existe una plataforma llamada «Elecciones transparentes» que se dedica a monitorizar el asunto y a hablar de otras cuestiones «conspirativas».

Lo que es sorprendente es que estas denuncias proceden siempre de la sociedad civil y nunca de los partidos perdedores. Nixon no denunció a JFK cuando le arrebató Illinois gracias a la intervención de la mafia. Al Gore si denunció a Busch y llevó el asunto a los tribunales hasta que perdió la batalla y así lo anunció de buen grado. En España ni en Europa se ha dado el caso de que un perdedor denuncie irregularidades en las elecciones. ¿Por qué? Pues porque el perdedor forma parte del mismo sistema corrupto que pretende denunciar y también porque denunciar un fraude electoral llevaría a la gente a una situación prebélica, o al menos a una desconfianza absoluta en las instituciones o en la misma democracia. De manera que si alguien sabe o cree saber que ha habido un fraude a nivel nacional lo mejor es callar. No solo porque el Estado se echará encima con todas sus armas de propaganda y desprestigio sino porque callar hoy será recompensado mañana con el cargo de presidente como le sucedió a Nixon o a Rajoy que también ha callado mucho de todo lo que sabe.

Y esto es lo que está sucediendo precisamente ahora en EEUU, pero a mi me parece que los indicios de fraude son tan evidentes que habrá que preguntarse qué es lo que se pretende. Es decir qué pretende el Poder.

Pues lo lógico es que el fraude no se note. Lo que estamos viendo hoy es tan descarado que uno debe preguntarse dónde quieren llegar los que manipulan (si es que ha habido manipulación después de todo) este sistema de votación tan intrincado y laberíntico que es EEUU, un lugar llamado «dictadura de los abogados».

Y no sólo es descarado todo el sistema de contaje de votos, la lentitud y las apariciones bruscas de centenares de miles de votos después del cierre de las urnas y la aparición de sistemas informáticos mágicos capaces de calcular las desviaciones en un sentido y corregirlas sobre la marcha con un algoritmo concreto.

Pero lo más descarado para mi es presentar a un personaje senil como Joe Biden para competir con Donald Trump un monstruo del marketing político. ¿No es extraño que eligieran a un contrincante tan débil para una elección como ésta donde parece que el globalismo se la juega? ¿Es que el partido demócrata no tenía a nadie más presentable? ¿Y no es extraño que las encuestas le dieran ventajas de 10-12% a tal personaje tan poco atractivo?

¿No es extraño que twitter censurara los tuits de Trump? ¿No es extraño el comportamiento de las televisiones americanas cortando el discurso de su presidente y acusarle de que estaba mintiendo?

Es muy posible que estemos asistiendo a un simulacro. donde lo que interesa es enfrentar a los partidarios de uno y de otro candidato. Si gana Trump sacamos a los BLM pero y ¿si gana Biden qué hacemos?

Difícil lo tiene el tribunal Supremo si tiene que decidir sobre si ha habido o no algún fraude electoral, más allá del fraude que es el propio sistema. Diga lo que diga acabará provocando un enfrentamiento entre unos y otros, cuya gravedad está por dilucidar.

Pero si mira hacia otro lado, ya podemos despedirnos de eso que llamamos democracia, es decir eso que hacemos cada 4 años y donde se constituyen mayorías que creen que gobiernan porque son más.

Pero en realidad gobiernan porque los poderosos así lo han decidido.

Y ellos lo saben y ya no tienen vergüenza ni miedo a  exponerse.

Una nueva vuelta de tuerca.-

¿Y si todos fueran globalistas?

¿Y si Trump y Biden fueran del mismo equipo? ¿Y si el reseteo del NOM y el reseteo de Trump es el mismo?.¿Y si de lo que se trata es de polarizar la sociedad buscando un nuevo conflicto civil en EEUU?. Un conflicto que naturalmente daría al traste con la hegemonía militar y económica de EEUU y que se cobraría mas vidas que el COVID-19. Un conflicto donde los poderes económicos financiarían a ambos bandos (como siempre han hecho) hasta la hegemonía completa de China en todo el planeta.

Hace un tiempo escribí un post donde comentaba:

«Tengo mis dudas acerca de esta supuesta confrontación entre Trump y los globalistas, es todo demasiado teatral. Llevo varios meses investigando este asunto a través de youtube y los bulos, mentiras, exageraciones y infoxicación que existe me hace pensar que de lo que se trata es de confundir al personal haciéndole creer que hay una guerra entre pistoleros e indios como en las películas del oeste y donde se atribuyen a un bando todos los vicios como la pederastia, la corrupción, la traición, la programación mental (nadie sabe qué es esto) y a otro todas las virtudes, verdaderos benefactores de la humanidad que pretenden instituir un régimen económico ideal. Yo ya soy demasiado mayor para esto y aunque entiendo que haya confrontaciones comerciales entre bloques por ejemplo por el control del 5-G e intereses distintos entre diferentes agencias estatales o privadas, me inclino más por pensar que globalistas y soberanistas están conchavados o responden a intereses mucho más pedestres que lo que nos cuentan en los canales alternativos». 

 

La locura lúdica del Quijote y otras.

Para un psiquiatra la locura es una patología de la razón, pero la Psiquiatría clásica  ha sido de alguna manera parasitada por otras descripciones de locuras adyacentes que han venido para inyectar desorden en su epistemología: la locura moral, y la locura lúcida. Por no hablar de las parafilias, los trastornos alimentarios o las adicciones (locuras verdaderamente ligadas al juego). De todas he hablado largo y tendido en mi otro blog, de modo que no voy a repetir argumentos sino para señalar que se trata en este último caso de formas de locura donde el paciente parece razonar muy bien y estar bien adaptado salvo en algún aspecto de su conducta. Así el pederasta, el toxicómano o el psicópata, el asesino en serie, el narcisista patológico o el simple tramposo son personas que fingen perfectamente la lucidez y tal y como dice Jesus Maestro (en un video que colgaré más abajo) son los más peligrosos de todos, pues son capaces de fingir la normalidad mejor que las personas corrientes son capaces de fingir la locura. Y si, la locura se puede fingir. La cordura también.

Se trata de las formas lúdicas de la locura, omnipresentes hoy en Internet, en las redes sociales y en youtube. Son locuras que se clasifican con el nombre de ludopatías, esto es, una patología del juego. No me estoy refiriendo al juego de azar o a las apuestas tan solo sino a cualquier forma de juego.

D. Quijote es un personaje literario y basta echar un vistazo al buscador de google para darse cuenta que existen innumerables artículos psiquiátricos y psicológicos destinados a jugar con el diagnóstico, sin caer en la cuenta de que la locura de D. Quijote es un simulacro, es decir algo destinado a vivir una vida que en condiciones de lucidez no podría llevarse a cabo. Casi todos los especialistas que conozco y he leído estarían de acuerdo en la idea de que D. Quijote enloquece a partir de su obsesión por la lectura de novelas de caballerías. Su locura emerge pues del Yo, y aunque no sabemos sus antecedentes, sabemos -sin embargo- sus andanzas que son en este sentido andanzas públicas, pues la locura lúdica precisa oyentes, seguidores, una corte de acompañantes, un grupo, un nosotros que nos sirva para el espectáculo pues ningún espectáculo es posible sin público. Y hoy ese público está garantizado en Internet. Se trata de una idea que cualquier psiquiatra podrá usar para recordar hasta qué punto nosotros somos a veces ese público.

Es por eso que el loco lúdico deja de estar loco estando solo y lo cierto es que esta idea -que he escuchado por primera vez a Maestro- puede hacerse extensible a casi toda forma de locura. Estar sólo es simplemente inadmisible para algunos locos lúdicos, la soledad parece sentarle mal a casi todo el mundo, todos necesitamos en cierto modo espectadores para nuestras extravagancias, imposturas o cinismo. Claro que para algunos esta necesidad se convierte en una forma de vida como sucede en los pacientes limite, también llamados TLP. es bien sabido que en estos pacientes uno de sus síntomas nucleares es la incapacidad para estar solos..

Otra cosa que he escuchado a Maestro y que me ha hecho pensar es la idea de que el aislamiento (la soledad forzada) que se da en algunas situaciones de cautividad o de enclaustramiento oscurece la locura, la esteriliza, la disuelve, aun la locura de la razón. Me acordé inmediatamente de como los pacientes empeoraban cuando eran institucionalizados y se convertían en algo así como zombis. A esta situación le prestaron mucha atención algunos investigadores como E. Goffman que fue el que inventó la palabra «estigma».

El término fue acuñado en 1963 por el sociólogo Erving Goffman cuyas ideas han tenido una enorme repercusión en la psiquiatría moderna, cabe recordar que fue Goffman precisamente el que llamó la atención en su libro de culto “Internados” sobre los efectos dañinos de las instituciones totales sobre los individuos y de cómo los cuarteles, asilos, internados, hospitales, orfanatos o manicomios ejercían una presión normativizante sobre los internos generando nuevas patologías sobreañadidas a las que presentaban los individuos antes de su internamiento en esos lugares y que de alguna forma propició en los años 70 el desmantelamiento de estos siniestros entornos y su sustitución -cuando fue posible- por estructuras comunitarias diseñadas a escala humana.

Dicho de otro modo: el aislamiento manicomial o carcelario deteriora los enfermos mentales, casi tanto como criarse en un orfanato, vivir en una ciudad o consumir psicofármacos continuamente.

El juego de D. Quijote precisa de jugadores que sigan el juego al loco, y así es en toda la novela. Maestro da algunos ejemplos de cómo los sucesivos personajes que aparecen en ella son necesarios para legitimar la locura de D. Quijote pero -a su vez- ellos mismos son prisioneros de su propia forma de locura de jugar dando lugar a no pocas paradojas pragmáticas.

Y todo parece indicar que lo que comparten las tres locuras: la de la razón, la lúcida y la lúdica es una incompetencia total del individuo para hacerse compatible con la realidad. La normatividad enloquece a las personas y todo parece indicar que huir de esa realidad inaceptable o invivible forma parte de las posibilidades de cualquier ser humano si bien con distintos peajes.