Patrones, planetas y fenotipos

Un patrón puede definirse -aun siendo una palabra muy polisémica- como un conjunto de rasgos o sucesos recurrentes, esto es que se repiten, sean motivos geométricos como las teselaciones o los fractales o sean los relativos a la economía, el diseño o la climatología. Son también interesantes esos patrones dobles que aparecen en las ilusiones ópticas : ver o no ver un determinado patrón. En suma lo que hay que esperar de un patrón es que aparezca de nuevo, pues está sometido a la ciclicidad,

Existen también patrones psicológicos, asi existe patrones tipo A, tipo B, tipo C o tipo D que más bien remiten a la psicopatologia y han sido adoptados como predictores de salud. Existe pues una relación entre patrones de personalidad y la tendencia a sufrir determinadas enfermedades, por ejemplo sabemos que el patrón tipo A está relacionado con el infarto de miocardio.

Lo interesante de los patrones es que nuestro cerebro se afana en encontrar patrones -es decir repeticiones- a fin de orientarse en el mundo y es probable que nuestro hemisferio derecho se ocupe de emitir y leer patrones que -sin embargo- no puede relatar. De eso se encarga nuestro hemisferio izquierdo, que es el que construye relatos.

La idea de un hemisferio que emite y lee patrones y de otro hemisferio que los piensa, narra o ejecuta, se encuentra en muchos pensadores de la neurociencia y se apoya en ciertas evidencias que encuentran -por ejemplo- que las alucinaciones auditivas de los esquizofrénicos se producen en el hemisferio derecho y probablemente también los paroxismos vocales del síndrome de la Tourette.

Sin embargo las areas de Broca y de Wernicke existen tanto en el hemisferio izquierdo como en el derecho, sólo que con distinta función. Asi el area de Broca izquierda está relacionada con la emisión del lenguaje y el area del mismo lado de Wernicke lo está con la comprensión del mismo. ¿Qué funciones desempeñan estas mismas estructuras en el hemisferio derecho?

Las áreas relacionadas con el lenguaje en el hemisferio derecho son paradójicamente mudas y se ocupan de la expresión no verbal: creatividad, lenguaje corporal e intuición que han de ser puestas en palabras a través del hemisferio izquierdo (la corteza cerebral izquierda) que es la que narra la experiencia que procede de su costado derecho. Concretamente, sabemos que en el hemisferio derecho se ubican la percepción u orientación espacial, la conducta emocional (facultad para expresar y captar emociones), facultad para controlar los aspectos no verbales de la comunicación, intuición, reconocimiento y recuerdo de caras, voces y melodías. El cerebro derecho piensa y recuerda en imágenes de un modo fundamentalmente geométrico.

Diversos estudios han demostrado que las personas en las que su hemisferio dominante es el derecho estudian, piensan, recuerdan y aprenden en imágenes, como si se tratara de una película sin sonido. Estas personas son muy creativas y tienen muy desarrollada la imaginación y la expresividad artistica pero también las conductas apragmáticas que observamos en las enfermedades mentales donde es posible especular que el hemisferio izquierdo es incapaz de dotar de sentido las experiencias que remite el hemisferio derecho.

Leyendo el libro de Linden «El cerebro accidental» el autor nos lleva de viaje a través de la idea de que en realidad el cerebro humano no es una obra maestra de la ingeniería -o como suele decirse del diseño inteligente- sino una de las chapuzas más grandes de la historia evolutiva. Efectivamente el cerebro humano se formó a partir de retazos, de agregaciones y no de rediseños. Como bolas de helado superpuestas en un cucurucho pre-formado y cuyo volumen es imposible de rebasar por el tamaño de las caderas de las hembras humanas.

El hemisferio derecho es pues desde el punto de vista del lenguaje, admonitorio y el hemisferio izquierdo ejecutivo. Dicho de otro modo, el señor Broca derecho seria algo así como una emisora de señales preverbales, de patrones de acción fijos (diseñados por la filogénesis y la ontogénesis), el cerebro derecho gime, gruñe, ordena, grita, susurra, alude, insulta, apela de una forma más o menos tosca puesto que lee patrones fundamentalmente ratoniles (emocionales) pulsantes y repetitivos. La función del hemisferio izquierdo sería la de encontrar sentido verbal y narrativo -máxima relevancia de contexto- a aquellas señales que emergen del hemisferio derecho y para eso dispone de muchos recursos: la racionalización y la narrativa que muchas veces y como veremos a continuación raya en la fabulación.

Observen ahora estos dos patrones de personalidad: el patrón del señor R y el patrón del Sr F.

Señor R.

Es una persona con amplias habilidades sociales, con una gran facilidad para establecer amistades y contactos, es diplomático y agradable y tiene bastante éxito en su profesión. Disfruta de un alto estatus y tiene muchísimos amigos en todas partes que le ayudan a conseguir sus fines. Apenas tiene enemigos y tiene una habilidad especial para encontrar apoyos para sus planes y encontrar argumentos para halagar a todo el mundo que le rodea. No escatimará esfuerzos ni gastos para conseguir apoyos relevantes.

Señor F.-

Es una de esas personas que carecen de intereses sociales, sin ser un asocial no tiene demasiadas habilidades para relacionarse con los demás que le consideran un tipo raro, ensimismado y siempre distraído. Tiene buena reputación debido a que ha alcanzado un alto estatus en su profesión y porque todo el mundo admira su carisma personal y su nivel de conocimientos e inteligencia. Pero apenas tiene amigos y por otra parte no los busca, no encuentra placer en las relaciones sociales, si acaso solo de uno en uno y no con todo el mundo. Se trata de una de esas personas que parece un sabio distraído que apenas se preocupa de los quehaceres concretos de la vida y depende para su gestión diaria de otros, mientras sobrevuela sobre mundos que parecen cerrados para los demás.

Se trata de dos patrones bien conocidos, todos tenemos amigos o conocidos de ambos tipos. ¿No es así? El único problema es que R piensa que F es un holgazán y que no se esfuerza lo suficiente en mantener las relaciones sociales, mientras que F piensa que R es un «pelota», un adulador que ha progresado gracias a sus dotes para la manipulación de egos ajenos, Piensa también que está sobrevalorado en su medio y que su talento no es tan brillante como se le piensa.

A pesar de que los dos señores son Sagitario.

Obsérvese cómo cada patrón tiene además su interpretación: el hemisferio derecho capta el patrón de personalidad pero el hemisferio izquierdo construye un relato.

Leer patrones y conjugar relatos son cosas diferentes. A la ciencia le gustan poco los relatos y prefiere los datos, es decir identificar los patrones para luego relacionarles con otra cosa, sean enfermedades físicas, sean particularidades psicofisiológicas o sean rasgos psicopatológicos. A la ciencia le interesa predecir y no tanto describir.

De hecho esos dos patrones tan banales y frecuentes de los que he hablado más arriba no proceden de la psicología sino de la astrología.

Patrones en la astrología.-

La astrología no es una ciencia sino una pseudociencia pues solo consideramos ciencia a aquella disciplina de donde pueden extraerse predicciones. Si la astrología permitiera conocer el futuro de la vida de los examinandos entonces seria una ciencia. Y así fue -en realidad- como surgió: una forma de adivinación del futuro que vendría determinado por la posición de las estrellas y los planetas a la hora de su nacimiento y según su longitud y latitud, es decir de su posición en la elíptica en ese momento de su nacimiento.

En realidad ni el lugar, día o posición de los planetas determinan nada y tampoco la astrología puede adivinar el futuro de nadie y sin embargo en la astrología hay gotas de verdad. ¿Cómo se explica este fenómeno?

Se explica porque la astrología, al menos la astrología moderna -de inspiración jungiana- trabaja con arquetipos. El Sr R y el Sr F son arquetipos (el Emperador y el Mago) bien distintos a pesar de compartir el signo astrológico de nacimiento, Sagitario. Pero más allá de dónde estuviera el Sol el día que nacimos, lo que interesa en una carta astral son los aspectos, es decir donde están ubicados los planetas en la elíptica.

Para ello vamos a observar cómo ejemplo los aspectos de Mercurio que están relacionados con la sociabilidad que es el tema que exploré en ambos sujetos.

El Sr R tiene a Mercurio en Tauro (un signo de Tierra) y por tanto su concepto de lo social es muy terrestre, ligado a los intereses y ambiciones propias, mientras que el Sr F lo tiene en Sagitario (un signo de Fuego) y por tanto ligado a la búsqueda, al viaje interior. Ahora vamos a olvidarnos de los nombres de los planetas y vamos a pensar en genes.

A los genes del Sr R que se expresan en su cerebro y que están relacionados con el cerebro social les llamaremos Gen_R y a los genes del Sr F que están relacionados con lo mismo les llamaremos Gen_F. No importa si es un solo gen o un grupo de genes, lo cierto es que hay genes que se expresan en nuestro cerebro y que están relacionados con la sociabilidad y sus múltiples variaciones, pues lo importante es comprender que los genes constituyen un mosaico. No es una relación dicotómica, «o es o no es» sino que constituyen una escala analógica de «mucho a poco» y la peor noticia: ciertos genes operan en contradicción con otros, algo que la astrología interpretó como posiciones mal aspectadas, anticipando el hecho -bien conocido- de que algunos rasgos se contradicen con otros en un mismo individuo: lo que aquí es una ventaja, allí es un lastre. Lo que es obvio es que los Genes_R y los genes_F son bien distintos y las ventajas del Sr R son para el Sr F un producto de su manera de adular a los demás mientras que para el Sr R el lastre del Sr F reside en su falta de sensibilidad con los demás, en su rudeza. Ambos construyen un relato, como cualquier astrólogo hace, solo que no todos los relatos son de igual validez o profundidad y todo depende de la formación psicológica de cada cual. A mi me gusta mucho Liz Green una psicóloga jungiana que hace descripciones muy interesantes sobre los datos de cada patrón. Dicho de otra manera Liz Green construye relatos coherentes.

El relato sin embargo es el punto débil de cada patrón y todos podemos sentirnos concernidos por un relato cualquiera (efecto Forer), pues es difícil que un relato abarque toda la complejidad de un determinado rasgo y hay que recordar que el peligro más importante de la construcción de relatos es olvidar que son ficciones, es decir interpretaciones que pueden llegar a la confabulación.Y necesariamente cuando relatamos algo podemos confundir la traducción. No olvidemos que el hemisferio izquierdo ha de traducir lo que capta el derecho.

En realidad la carta astral carece de interés más allá de esa descripción de sucesos-rasgos. No importa cuando se nazca ni dónde, lo que sucede es que por algún sitio hay que empezar. Lo que la astrología describe son patrones, adobados necesariamente con el lenguaje, con relatos que vienen a acompañar a la posición de los astros, siempre cambiantes y de forma cíclica, No importa tampoco que acierte o no en sus predicciones sobre nuestra personalidad, lo que importa es el señalamiento que hace de esos patrones que se repiten indefinidamente.

La astrología del futuro tendrá que afinar mejor esos patrones y dejar de hacerlos interpretables por personas sin formación psicológica.

Dicho de otra manera: Lo que importa no es la carta astral de nuestro nacimiento, lo que importa es que cada uno de nosotros es portador de un grupo de genes que se expresan en nuestro cerebro y que determinan nuestra personalidad. Y que estos genes compiten entre sí para manifestarse y muchas veces pelean y derrotan a sus contrincantes. El cerebro es un lugar de conflicto parlamentario donde las mayorías imponen sus leyes.

En mi opinión la astrología contiene definiciones que la psicología podría aprovechar al haber dejado de lado en su práctica los relatos. fiándolo todo a las ciencias experimentales: a cuestionarios y test muy reglamentados pero que no contienen información relevante sobre los sujetos reales.

Bibliografia.-

Ringo JL, Doty RW, Demeter S, Simard PY (1994) Time is of the essence: a conjecture that hemispheric specialization arises from inter- hemispheric conduction delay. Cereb Cortex 4:331–343

Michel Gazzaniga: «El pasado de la mente».1999. Editorial Andres Bello

Julian Jeynes:»El origen de la conciencia en la ruptura de la mente bicameral». 1987. Fondo de Cultura economica.

David Linden: «El cerebro accidental: la evolución de la mente y el origen de los sentimientos» 2010.» Madrid. Kairós, transiciones.

Hacer cosas juntos

Hacer cosas juntos es algo bien complicado como sabrá cualquiera que alguna vez haya intentado implicar a alguien en un proyecto común, hay una multitud de razones para ello y este post es un intento de descubrir esta dificultad.

La primera razón, es que estamos persuadidos -debido a que hemos sido educados para el individualismo- de que las cosas funcionan cuando existe un liderazgo claro, es decir alguien que nos hace de guía. Sirve desde la política, hasta el mundo de la empresa o para gestionar una pequeña organización. Mas que eso: existe incluso en el nivel de la gestión de las comunidades de vecinos. Concretamente ayer estuve en una de esas reuniones (a las que casi nunca acudo) y me di cuenta de cosas que aunque ya había observado no había llegado nunca a reflexionar pausadamente. En esas reuniones hay siempre dos «partidos», más claros cuando hay dos bloques de edificios como es mi caso. Podríamos hablar de un partido A y un partido B. Naturalmente los del partido A privilegian los gastos que afectan a sus intereses, dado que los bloques no son exactamente iguales y el A tiene más vecinos que el B puede afirmarse que los del A siempre ganan. Ayer debíamos decidir sobre los gastos del año, y uno de los gastos más demorados (ya 5 años) es la sustitución del ascensor del bloque B que por supuesto tiene menos desgaste que el de los A que ya se ha sustituido. Pero me quedé estupefacto a la hora de votar porque en el bloque B hubo varios vecinos que votaron en contra y eso que viven aquí todo el año. Me llamo la atención que dos ancianos de unos 80 años son los menos proclives al cambio a pesar de vivir en un piso 12 y ser bastante dependientes. Ustedes podrán pensar que la oposición al cambio del ascensor -aunque no todo el mundo lo acepte- es por cuestiones económicas, pero no es el caso de los abueletes que son los más ricos de la urbanización con diferencia. La razón de este voto es pues comprensible: son rácanos.

Pero no hay solo razones económicas para oponerse a algo, de hecho observé que la mayor parte de los negativistas-oposicionistas lo son por vengarse de algo: «a mi no me dejaron hace años hacer tal cosa y ahora no te voy a dejar a ti». No importa el tiempo transcurrido, el rencor no desaparece y se manifiesta año tras año en las votaciones.

Votaciones que se deciden «a la búlgara» casi siempre. «¿Quien está en contra de» y a mano alzada, con lo cual siempre sale lo que propone el administrador que dicho sea de paso es una persona decente, educada, trabajadora y competente. El administrador trae una lista de obras y reparaciones inaplazables y trae debajo del brazo una solución. Casi todo el mundo hace aquiescencia a lo que dice el administrador siempre y cuando pueda manifestar su oposición a casi todo lo demás. Así nos quedamos otro año sin ascensor.

La ley de la propiedad horizontal parece estar pensada por algún jurista genial con tal de que arreglar algo sea imposible si no se cuenta con el quorum pertinente, así ciertas obras que podrían abaratar las derramas anuales no pueden hacerse sin mayorías preceptivas que a veces invocan la unanimidad y cuando estas decisiones son los del partido A o los del B hacen campaña para impedirlas.

Al terminar la reunión pasé revista a las razones ocultas de cada quién para impedir según qué mejoras y me di cuenta de que no siempre son los intereses los que gobiernan una decisión, a veces es el rencor y otras veces la oposición por sí misma. Pensé lo difícil que debe ser gobernar un ayuntamiento, una región o un país, donde las adhesiones ideológicas predominan y se presentan como un pack (o todo o nada), sin contar con las dificultades que no proceden de hacer una cosa u otra sino simplemente porque la mayor parte de las veces no se sabe qué hacer. Y esto es lo que les pasa a nuestros gobernantes, estos o cualesquiera otros: no saben enfrentar problemas complejos y ni siquiera saben qué es un problema complejo y tienden a simplificarlo cuando no a recurrir al pensamiento mágico. La mayor parte de los problemas que aquejan a nuestras sociedades actuales (las del siglo XXI) es que ya no responden a las recetas universales que el liberalismo o el socialismo (las dos ideologías alternantes en Europa) habían construido en el siglo XIX para explicar los dilemas sociales y proponer soluciones adecuadas. Por ejemplo la economía hoy ya no responde a lo que los economistas aprendieron en la facultad, existe un orden nuevo que impide navegar por ese océano sin haber meditado bien en las incongruencias de la vieja economía, no importa si es taylorista o hayekiena. Ya nada sirve, los expertos no nos pueden sacar de este atolladero.

Tal es la deriva interpretativa de nuestros gobernantes que a pesar del desastre que están provocando los incendios en este verano del 2022, solo se les ocurre atribuirlos al cambio climático, como si hubieran desaparecido los pirómanos y no supiéramos todos que la masa forestal se encuentra abandonada. No hay que fiarlo todo a la extinción de incendios sino a las políticas preventivas.

Sigo con este ejemplo:

¿Cual seria una política preventiva de incendios?

Para eso es necesario un diagnóstico del problema que desde luego no es atribuirlo al calentamiento global. Este es un argumento que fortalece una ideología concreta pero no es la verdad, al menos no toda la verdad. Es incluso posible que parte de los incendios hayan sido provocados por agentes contratados precisamente para fortalecer la hipótesis del calentamiento global. La tendencia a atribuir ciertos fenómenos a miasmas metafísicos es muy propio de las ideologías. Así, recordemos que los feminicidios se atribuyen al machismo, como si el machismo por sí mismo matara mujeres, sin contar con otros factores que ya han sido bastante bien identificados por los expertos. No, ni el machismo, ni el calentamiento global pueden explicar los fenómenos que las ideologías (de género o globalistas) les atribuyen.

Suele decirse que las actividades de pastoreo «cuidan» el monte al desbrozarlo de ramas secas y tambien suele atribuirse a la despoblación del mundo rural a que esta actividad ha cesado pero lo cierto es que en España los montes son de tres titularidades, privados, públicos y comunales. No hay que confundir un monte publico con uno comunal. Los montes comunales podían ser explotados en su madera por algunos lugareños como sucedía en Yeste hasta que la República vendió los montes a manos privadas. y desencadenó un problema grave de desordenes atajado a tiro limpio. Los sucesos de Yeste (Mayo de 1936, no, no fue Franco) ejemplifican lo que sucede cuando se interrumpe la forma de vida de una comunidad: el desencadenante fue que unos montes comunales pasaron a ser particulares.

Los campesinos no cuidan el monte porque no se les da nada a cambio salvo ecologismo y proteccionismo de especies exóticas, los bosques son para las alimañas y no para los campesinos. Una solución podría ser convertir en comunales -y no públicos- gran parte de la masa forestal que nos quede después de este año y conseguir reconquistar los espacios rurales que aun queden en pie.

Yo no soy un especialista en bosques y ni siquiera se nada de pastoreo ni de madera, por eso si fuera presidente del gobierno lo primero que haría es abrir un debate con los especialistas en el tema; quisiera soluciones prácticas y no aplicar mi rodillo ideológico a un problema ya dado. Este es el principal problema con el que nos enfrentamos: la supremacía de las ideologías sobre las soluciones prácticas. Aplicar una plantilla de ideas del siglo XIX no van a resolver ningún problema del siglo XXI.

Pero «el problema es la definición del problema». Y el problema entonces son las ideologías, pero ¿qué serian los políticos sin ideología? ¿Alguien les votaría? Pensar en un partido que no apelara a las emociones o sentimentalismos de la población qué resultado tendría?

Pero es inevitable y tal y como dice Amalio Rey en su libro que dejemos de pensar en los liderazgos mesiánicos y comencemos a pensar en una mentalidad cooperativa que en cualquier caso no deberá convertirse en una nueva religión new age, no hay que olvidar que hasta los científicos tienen su cosmovisión muy cercana a la ideología o a sus intereses y que en prevención de ello debemos empezar a pensar en las soluciones compartidas de ideas, (las ideas no son intereses, lo son las ideologías), de comunidad de pensamiento colaborativo o como dicen algunos, conectivo .

Al final un pequeño grupo de personas, una comunidad vinculada de forma local lograrán cambiar el mundo.

Los enlaces débiles

Un vinculo es una emergencia, algo nuevo que emerge entre dos personas o una persona y un objeto y que no es la suma, ni la agregación de características de ambos. Un vinculo entre dos personas es algo que tiene vida propia y que no obedece a las leyes de la simple interacción, más que eso es un ente que tiene sus propias reglas y su propia dinámica como si estuviera vivo.

Mi primer empleo me lo proporcionó un conocido. Terminada mi carrera de medicina no sabía qué hacer, qué especialidad comenzar, o si por el contrario debía ser médico rural. Estaba en mi pueblo, sesteando mientras esperaba alguna inspiración y fue así, por casualidad que me encontré con Vicente, un conocido de mi familia más que mío que me sugirió que de momento entrara a hacer guardias en una clínica que entonces regentaba alguien que era hermano suyo de leche y que por tanto se trataban de hermanos.

Y así lo hice, ese fue mi primer empleo. A partir de ahí todo comenzó a ir sobre ruedas, una cosa siguió a la otra y mi segundo empleo me lo proporcionó un compañero con el que compartía guardias en aquella clínica, al contarle que me gustaría ser psiquiatra, fue él quien me proporcionó la siguiente idea: acercarme por el Hospital Provincial que tenia una sección de Psiquiatria y pedir empleo. Estaba seguro de que me cogerían enseguida porque necesitaban vocaciones psiquiátricas. Así fue.

De manera que tiene razón Mark Granovetter cuando habla de que los enlaces débiles son los mejores para proporcionarnos trabajo o para progresar en nuestra carrera. Lo cierto es que fue un conocido -lo que hoy llamaríamos un contacto- quien me proporcionó mis primeros empleos y de alguna manera los que determinaron -por casualidad- los inicios de una carrera que en aquel entonces no era capaz de visualizar.

En este enlace podemos ver uno de los trabajos de Granovetter, la fuerza de los vínculos débiles.

Vínculos fuertes y vínculos débiles.-

Para entender bien las diferencias -no siempre fáciles de comprender pues existen interacciones- entre vínculos fuertes y vínculos débiles- tenemos que comenzar por entender las diferencias entre sociedad y comunidad. Sociedad es el conjunto de personas e instituciones que componen una unidad politica. Comunidad es la fracción blanda de esta sociedad, la más próxima en términos de intereses y de ayuda mutua. Podríamos decir que la comunidad es el precursor ancestral de sociedad y que no siempre precisa de vínculos fuertes, basta con que sus recursos estén disponibles.

La columna vertebral de una sociedad es la familia, de vínculos fuertes , después los amigos y también sus instituciones (un Hospital, una escuela, un parlamento).

Es ahí, en la familia donde vamos a encontrar los necesarios nepotismos para progresar socialmente, qué duda cabe, que es en la familia donde se encuentran las herramientas trufadas de interés que nos asegura apoyos incondicionales de por vida. También algunos amigos íntimos llevan a cabo este menester, sobre todo cuando los amigos ocupan el relevo de nuestros mayores en nuestras preferencias. Ser psiquiatra en mi caso fue una sugerencia de un amigo íntimo que a los 14 años me regaló un libro sobre la «Interpretación de los sueños» de S. Freud. Naturalmente no entendí nada pero alguna neurona dentro de mi cabeza se iluminó y guió mi deseo hasta la Facultad de Medicina. Podría decir que el que sembró -a falta de modelos familiares- en mi, la idea de ser médico no fue sino un amigo. Tanto mi familia como mi amigo formaban parte de esos vínculos fuertes que nos vienen con la socialización y donde unos y otros van alternándose en su influencia sobre nuestra personalidad y elecciones posteriores. Lo que uno quiere ser forma parte de la socialización, lo que uno llegará a ser más tarde forma parte de nuestros contactos, es decir de nuestros vínculos comunitarios.

Prestamos muy poca atención a este tipo de vínculos porque estamos imbuidos de la falsa idea de que los favores los hacen siempre los amigos o los familiares y esa es una verdad parcial, pues a poco que pensemos en nuestra vida nos encontraremos con la enorme cantidad de favores sin cash que nos han hecho desconocidos y de los muchos favores sin cash que hemos hecho a otros. Más que eso, los enlaces débiles nos proporcionan recursos pero no se trata de favores ortodoxos, no requieren contraprestación.

Como médico podría escribir un libro entero (si los recordara) de la cantidad de favores que he hecho gratis a personas que apenas conocía pero también he de reconocer que hemos recibido de otros a veces desconocidos, favores que en otro lugar se convirtieron en grandes hallazgos procedentes de otros, como el caso de Vicente. Sucede porque la mayor parte de las veces hacer esta clase de favores no tiene costos adicionales, no es lo mismo favorecer un trayecto a un empleo (como el que me hizo Vicente) que pedir dinero prestado. Eso queda para los vínculos fuertes, la mayor parte de los favores que nos hacemos entre amigos no tienen devolución, son sin costes, sin cash. Y es mejor así, gran parte de las amistades se rompen cuando existe un exagerado sentido de deuda o bien es un toma y daca demasiado exigente. «Hoy por ti mañana por mi», es un buen trato social pero no tiene nada que ver con lo que Granovetter llama vínculos débiles y de su poder. Comunidad no es sociedad. Y los vínculos fuertes son societarios, no generan comunidad, mas que eso se le oponen.

Los vínculos fuertes tienen mucho poder, qué duda cabe, pero lo tienen sobre todo en la formación de la personalidad y en la fijación de gratitudes y lealtades que pronto o tarde nos pasaran factura. Tienen tanto poder que son mimetizados por instituciones u otras organizaciones que tratan de emular lo familiar, la hermandad. La familia socialista, la familia madridista, la madre patria, son ejemplos de como los vínculos fuertes son plagiados por instituciones que buscan organizar socialmente a los humanos en algo mayor que pueda sentirse como parte de uno. Incluso las empresas tratan de fortalecer sus vínculos familiares tratando de emular a las familias en eso que se llama «cultura de empresa». De manera que esas instituciones son también sociedad y tejen en su seno ligandos que tratan de aumentar el perímetro de pertenencia de los individuos. Todos tenemos esa necesidad de pertenencia más allá de la familia, nuestro pueblo y vecindario y por eso existen instituciones que tratan de acaparar esos sentimientos aunque los cierto es que la mayor parte de las instituciones son impersonales o bien no alcanzan el propósito de constituirse en familiares.

Un ejemplo de ese fracaso son los colegios de médicos, una institución que ha ido perdiendo funcionalidad a medida de que el ejercicio publico de la medicina ha ido imponiéndose al privado o liberal. En un momento determinado esa institución era parte administrativa del propio Estado y le eran propias hasta medidas de sanción a los colegiados que cometían algún tipo de infracción. Hoy los colegios han dejado de tener estas funcionalidades que se remiten a los juzgados correspondientes y aunque existen comités de deontología lo cierto es que carecen de potencial sancionador. Hoy ni siquiera es obligatoria la colegiación y la institución ha quedado como interlocutora para algunos tramites políticos y como un lugar -poco frecuentado- para ciertos tramites administrativos o correduría de seguros. Dicho de otro modo, se trata de una institución trasnochada.

Lo importante es comprender que las reglas institucionales que rigen en estos lugares han sido copiadas de la familia, para fortalecer los vínculos fuertes que la gobiernan. Ahora bien, los vínculos fuertes son de doble filo, suelen ser lugares muy jerarquizados y lo muy jerarquizado puede ser un lugar incomodo para muchos y suelen generar rencor y competitividad y por supuesto muchos conflictos. La familia debe ser un lugar de acogida y no un lugar para los conflictos políticos o de reparto del poder, cuando es así deja de ser una familia y desplaza su eje hacia lo institucional. La mayor parte de conflictos familiares se dan por ir más allá de las competencias que la definen: un lugar de acogida y de validación de sus miembros. Es verdad que algunas familias pueden proveer de trabajo a sus miembros o de contactos vinculados por «el toma y daca». pero lo cierto es que la mayor parte de los empleos en los que trabajamos no han sido proporcionados por los familiares, exceptuando el caso de los «gobiernos familiares guiados por apellidos» propios de algunas oligarquías locales que suelen ser extractivos y están muy separados por tanto de la comunidad.

Pero la idea de Granovetter va más allá de la descripción de esos vínculos débiles:

Muchas nociones intuitivas sobre la «fuerza» de un vínculo interpersonal deberían verse satisfechas por la siguiente definición: la fuerza de un vínculo es una (probablemente lineal) combinación del tiempo, la intensidad emocional, intimidad (confianza mutua) y los servicios recíprocos que caracterizan a dicho vínculo.
Cada uno de estos aspectos es independiente del otro, aunque el conjunto esté altamente intracorrelacionado. La discusión sobre las medidas de operación y el peso con respecto a estos cuatro elementos queda pospuesta a futuros estudios empíricos.
Para nuestro propósito presente es suficiente con que la mayoría de nosotros esté de acuerdo , sobre una simple base intuitiva, si un vínculo dado es fuerte, débil o ausente.
Consideramos ahora a dos individuos cualquiera seleccionados arbitrariamente (a los que llamaremos A y B) y a un grupo de gente (S = C, D, E, …) relacionada con uno de ellos o con ambos.
La hipótesis que nos permite relacionar los vínculos duales con grandes estructuras es: cuanto más fuerte sea la unión entre A y B, mayor será el número de individuos del grupo S con los que ambos estarán relacionados mediante lazos fuertes o débiles. Esta dualidad en sus círculos de amistad suele ser mínima cuando no existen vínculos o lazos, máxima cuando son fuertes e intermedia cuando débiles.
Esta relación propuesta resulta, primero, de la tendencia (por definición) de los lazos más fuertes a terminar siendo compromisos a largo plazo. Si las relaciones entre A-B y A-C existen, el tiempo que C dedica a B depende (en parte) del tiempo que A dedica a B y a C, respectivamente. (Si los hechos «A está con B» y «A está con C» fueran independientes, entonces el hecho «C está con B y A» tendría una probabilidad igual al producto de sus probabilidades. Por ejemplo, si A y B están juntos el 60% del tiempo, y A y C un 40%,entonces C, A y B estarían juntos un 24% del tiempo. Esta independencia sería menos probable después que antes de que se conocieran B y C). Si B y C no tienen relación, los lazos comunes hacia A probablemente les hará generar una interacción. Queda implícita aquí la idea de Homans según la cual «cuanto más frecuentemente las personas interactúan las unas con las otras, más acertados serán sus, cada vez más fuertes, sentimientos de amistad»

Pero también de ello se desprende un corolario: cuanto más fuerte es el vinculo más parecidos serán A y B y sobre todo (harán lo mismo) y: que la intensidad de un contacto puede ser superior en personas que apenas interactuan entre si, pero lo hacen a través de un intermediario.

De aquí se desprende un hecho fundamental: las personas hard skills es decir especialistas, por ejemplo un cirujano digestivo va a beneficiarse mucho más de aquellos que son como él (cirujanos) y aprenderá habilidades fundamentalmente de sus iguales y casi nada de otros vínculos indirectos. Sin embargo un soft skills, es decir un generalista, como por ejemplo un psicólogo o un psiquiatra no va a aprender nada de sus iguales (salvo a competir por un determinado estatus) pero puede aprender y prosperar a partir de la ayuda débil que le presten sus contactos indirectos, sobre todo los que están alejados del núcleo de su profesión. Es por eso que recomiendo siempre la multidisciplinariedad en la resolución de problemas complejos que son los que se presentan en nuestra profesión a diferencia de los problemas complicados que tratan los cirujanos y que requieren herramientas bien distintas.

Lo interesante de la propuesta de Granovetter es que sin decirlo está proponiendo el desarrollo de estas soft skills al menos para aprovecharse conscientemente del poder de los vínculos débiles.

Características de los soft skills.-

Los soft skills están bien definidos en el mundo de la empresa y basta poner este sintagma en google para que aparezcan varias paginas destinadas a definirles pero siempre en un contexto positivista, empresarial. Yo tengo otra definición:

Es una persona sociable y de buen carácter y que es apreciado personalmente y profesionalmente por eso. Es decir es una persona con habilidades sociales y pensamiento critico.

Es de pensamiento flexible y está abierto a lo nuevo.

Se mueve bien entre distintas disciplinas y contextos.

No es conflictiva.

Sus amigos no están en su profesión. Sabe bien discriminar y manejar sus enlaces fuertes y los débiles. Los compañeros de trabajo no suelen ser buenos amigos pues comparten gran parte de los incentivos y lo más probable es que existan rivalidades incluso inconscientes.

Si eres así serán otros los que hablen bien de ti a sus contactos -desconocidos para ti- y de ese «boca a boca» saldrá gran parte de tu futuro, el resto depende de ti.

Psicopatología y delirio

Pocas veces se encuentra uno con un diálogo tan fecundo en los videos de youtube, se trata de esa importante intersección que llevan a cabo la psiquiatría y la filosofía. En este caso a cargo de Marino Perez y Iñigo Ongay abordan el tema del delirio. ¿Se puede decir siempre que un delirio es irracional? ¿Es lo irracional la esencia del delirio? ¿Son todas las creencias irracionales delirios?

Parece establecido que la función del delirio es la de estabilizar al paciente psicótico, como dice una máxima psiquiátrica del siglo XIX «Cuando el delirio aparece la psicosis es ya antigua». Ha pasado mucho tiempo de sufrimiento, mucho tiempo de confusión, muchas penalidades, pensamientos absurdos, cenestesias raras, incluso alucinaciones visuales. El delirio es la solución para liquidar todos estos molestos síntomas que a veces identificamos como «trema» o humor delirante, un estado mental insufrible e inimaginable a quién no lo haya sentido alguna vez: una sensación de que algo va a pasar pero un algo que no se puede definir ni identificar.

El problema es que no todos los esquizofrénicos son capaces de construir un delirio y más: no todos los delirios son esquizofrénicos, pueden aparecer en la manía, en la melancolía, y en la paranoia. Nosotros los psiquiatras solemos conceptualizar los delirios en sistematizados, es decir cuando existe un relato coherente sobre el asunto, un contenido que se puede leer como una narración. Decir «me persigue la CIA, porque tengo en mis manos un secreto que puede llevar al mundo a la catástrofe», no es lo mismo que tener una sensación de persecución, de complot, y les llamamos entonces no sistematizados: ciertos delirios comienzan así: con una atmósfera de conspiración hostil, otros fluctúan con el estado de ánimo: «Ayer era Eddy Mercx pero hoy soy Cruyff» como me contaba un paciente maniaco que traté hace años.

También nos guiamos por una cuestión práctica: los delirios esquizofrénicos son fantásticos e involucran acciones de substancias desconocidas o imposibles, rayos, telepatía, cables, ondas de radio: la conocida máquina de influencia. Mientras otros -como los maníacos- responden a estados de grandiosidad donde la identificación radical juega su papel mientras que en la paranoia los delirios son cosas que pueden llegar a pasar: se puede ser perseguido, envenenado, amado en secreto, o ser víctima de una infidelidad.

Lo que me llevo para mi consumo propio es esta idea de Marino Perez:

Existen dos clases de delirios: los delirios ontológicos y los delirios epistemológicos, el delirio ontológico no es propiamente una creencia sino una experiencia que involucra todo el ser, y es además inconmensurable y no puede ser sometido a la prueba de verdad o falsedad, no puede refutarse, mientras que en el delirio epistemológico existe un Yo y un Tu, un sujeto y un objeto: para que exista una creencia ha de haber un sujeto que cree en algo que está sucediendo fuera de él mismo: uno puede ser envenenado por otro, uno cree que puede ser engañado por su esposa con otro. Siempre hay un otro. estos delirios son típicos de la paranoia, pero en el delirio ontológico el paciente también a la larga puede llegar a identificar al autor de sus delirios, identificar a su perseguidor, que en cualquier caso se valdrá de tretas metafísicas para alcanzar sus propósitos siempre malvados.

Vale la pena tomarse una hora para escarbar en el torrente de ideas que fueron vertidas en este dialogo y tomarse muy en serio la idea de Marino Perez de que quizá estamos buscando las causas del delirio donde no hay nada. también vale la pena seguir la argumentación sobre los elementos que se utilizan para construir delirios y que Iñigo Ongay llama fulcros, una palabra que no conocía pero que significa el punto de apoyo de una palanca,
Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo /Arquimedes).

Os dejo el enlace de esta sesión

El efecto moiré y el cerebro

Hace unos días me encontraba leyendo un articulo sobre el grafeno y me llamó la atención que ciertos investigadores habían descubierto que sí aproximamos dos placas de grafeno emerge un patrón de moiré.

Me llamó la atención porque yo mismo había usado con anterioridad este concepto de moiré para explicarme ciertos fenómenos mentales a sabiendas de que el citado efecto es muy conocido sobre todo por su uso en los tejidos, en la confección de la ropa, también en el arte gráfico, en matemáticas. física y óptica dando lugar a ilusiones visuales como las que presiden este post.

En realidad el efecto moiré es una ilusión óptica que se genera cuando vestimos camisas de mil rayas como ésta. El lector podrá apreciar que esas rayas tan juntas provocan un fenómeno de sobreelevación o de arrugas en el tejido, por eso hay que andar con cuidado cuando estamos frente a una cámara -sobre todo en TV- de no vestir ciertos diseños como éste, si no queremos que la atención de los espectadores se vaya a la ropa y no a lo que decimos.

El patrón o efecto muaré (en castellano) o moiré (en francés) es una interferencia que se produce cuando se superponen dos superficies con líneas en determinado ángulo. El nombre proviene de un tejido de seda francés llamado moiré porque, al estar formado por patrones de líneas, daba la sensación de que se formaban olas de mar.

Al hablar del campo de la impresión, el muaré es el conflicto que se da entre dos motivos repetitivos. Si la relación de tamaño entre esos motivos varía, el muaré aparece o desaparece de forma poco predecible. En esta web podéis leer algunos conceptos sobre el asunto. Y en esta otra algunos ejemplos más.

Pero lo que a mí me interesó hace tiempo de este concepto es la relación que puede tener en neurociencias, más concretamente en relación con el efecto placebo, un tema más psicológico que abordé en un post que titulé «Ruido y señal».

¿Qué sucede cuando se superponen dos patrones similares y repetitivos sean acústicos, ópticos o informacionales?

Lo que sucede es que se genera un patrón que resulta de la interferencia entre ambos, lo podemos oír en dos patrones acústicos acoplados, ese ruido tan desagradable que se mitiga alejándose de uno de los emisores.

¿Es el efecto placebo un efecto moiré?

En términos cibernéticos ruido es todo aquello que no contiene información alguna, mientras que la señal es aquello que contiene información y por tanto es subsidiario de -sobrepasado un cierto umbral- ser decodificado en términos de información con sentido (significado), procesado y guardado en la memoria.

El problema es que en términos cibernéticos no existe información separada del ruido: vienen en el mismo paquete, es por eso que el cerebro no va a percibir señales limpias desde el exterior sino señales contaminadas que viajan galopando en una base de ruido que no contiene información por sí misma y que nos obliga al esfuerzo de discriminar constantemente lo relevante de lo irrelevante cuando no lo verdadero de lo falso. Y por eso lo importante es la relación, el cociente entre señal y ruido más que los valores absolutos del mismo.

Lo mismo le sucede a nuestro cerebro: posee una actividad intrínseca permanente que es ruido neuronal, es decir el ruido que genera la casi continua actividad de nuestras neuronas incluso cuando no hacemos nada. De manera que tenemos ruido afuera y ruido adentro sobre el que van acabalgadas las señales que contienen información relevante tanto en lo que percibimos de afuera como en lo que predecimos desde dentro.

Naturalmente ese ruido no implica audición puesto que no es una señal acústica que pueda llegar a ser audible por nuestros oídos, ni siquiera es una señal que podamos percibir puesto que no alcanza la suficiente intensidad como para traspasar el umbral de nuestra percepción.

Sin embargo es bueno saber que una señal relevante que comunica algo a alguien es siempre una onda que va montada sobre esos carriles que hemos llamado ruido, de tal modo que el aumento del ruido indefectiblemente dará lugar a una potenciación de la señal. O dicho de otra manera si queremos hacer que una señal traspase el umbral perceptivo una forma de hacerlo es aumentar el ruido del sistema. Otra forma es aumentar la redundancia de la señal, es decir repetirla y otra forma es aumentar directamente la intensidad de la señal.

Eso es lo que hacemos cuando damos a un paciente depresivo un antidepresivo, un analgésico al jaquecoso o damos sesiones de acupuntura a un paciente con dolor neuropático.

Sobre los efectos placebo de los antidepresivos ya hablé en este post pero me gustaría señalar a continuación que: el efecto placebo no solo puede curar las no-enfermedades sino las enfermedades genuinas y que seguramente lo hace a través del procedimiento señalado como incremento del ruido. No porque el ruido en sí mismo provoque cambios sino porque incrementa la señal (en este caso la expectativa de curación) y al aparecer esta nueva señal generada entre la expectativa y el remedio (efecto moiré) el cerebro no tiene más remedio que reorganizarse y esa organización suele tener lugar en el sentido de lo que el individuo espera de ella aunque también puede suceder lo contrario, entonces hablamos de efecto nocebo. Es por eso que los antidepresivos tienen efecto tanto si tocan la serotonina, la noradrenalina o la dopamina, de lo que se trata en cualquier caso es de que el cerebro se desorganice  para encontrar una nueva estabilidad , cosa que tendrá que suceder necesariamente pues ha de adaptarse al fármaco para lo que precisa cierto tiempo, es por eso que los antidepresivos tienen un periodo refractario en que carecen de actividad alguna. Y es por eso que debe repetirse su aplicación, pues no hay efecto moiré sin repetición.

Los políticos saben usar este mecanismo y lo usan con mucha eficacia, generalmente para lanzar cortinas de humo a través de emitir ruido y no prestar atención a otra señal más importante, dado que la información que obtenemos de los políticos nos viene sesgada y triturada por los medios de comunicación (hiperrealidad), no tenemos más remedio que perecer y atender donde el dedo señala en lugar de mirar a la luna. Un ejemplo de ruido emitido por una ministra del actual gobierno es algo así como esta idea:

«La ley del aborto favorecerá que las mujeres dejen de sentir vergüenza por ponerse un tampax y podamos hacerlo sin escondernos»

Naturalmente en la citada frase todo es ruido, no proporciona información sino una referencia -más que una señal-, la de la menstruación y la higiene intima de la mujer, pero esta frase comprensible en el siglo XIX pierde totalmente su vigencia en el momento actual, es algo así como un retorno a la vaca esférica y una buen forma de desviar debates más provechosos para los ciudadanos cada vez más empobrecidos.

¿Es la psicoterapia un subproducto del efecto moiré?.-

Si el efecto placebo puede explicarse a través del efecto moiré, cualquier tipo de interacción humana donde hay dos emisores y dos receptores participa también de ese efecto. ¿Qué queremos decir cuando decimos que tenemos afinidad, sentimos simpatía, buena onda o atractivo con alguien?¿Qué queremos decir cuando decimos que alguien sabe escuchar?

La psicoterapia puede definirse como una tecnología basada en la conversación entre un experto y un paciente que consulta a partir de unos síntomas de origen psicológico. En la psicoterapia no suelen usarse fármacos aunque también es posible una combinación de ambos. La idea de que la psicoterapia no es más que un placebo es una idea bastante antigua y no ha sido puesta a prueba por la mala fama que arrastra la palabra «placebo» siempre identificada con el engaño. Lo cierto es que sea como sea la efectividad de la psicoterapia es similar al tratamiento convencional con fármacos en las patologías psiquiátricas menores al menos en la población general.

Efectividad de la psicoterapia.-

1)Que la psicoterapia es igualmente de eficaz que los tratamientos médicos convencionales en una muestra aleatoria de pacientes con problemas mentales o emocionales si bien su eficacia aumenta con la repetición de las sesiones y la duración total del tratamiento.
2) Que la variable crítica de la psicoterapia no estaba en la técnica dado que orientaciones diferentes daban los mismos resultados.
3) Que las psicoterapias funcionan por cosas diferentes a las que sus defensores defienden.
4)Que las psicoterapias son más exitosas en un determinado grupo de pacientes y son ineficaces en otros, aquellos pacientes que tienen fácil verbalización, inteligentes, jóvenes, con un gran potencial de cambio y con gusto por el autoexamen, son los mejores candidatos para una psicoterapia. El potencial de cambio y el deseo del mismo son las variables criticas para el logro del cambio.
5) Que el sufrimiento mental no es la misma cosa que la enfermedad o los trastornos mentales reglados y que seguramente aquellos responden mejor que estos últimos.
6) Y que de entre todas la variable más importante de una terapia la personalidad de quien la imparte.

El tema quedó liquidado o casi con estas conclusiones y algo aun más insólito: las psicoterapias eran exitosas o fracasaban por algo que estaba más allá de sus concepciones teóricas. Dicho de otro modo: eran todas igualmente útiles o no lo eran fueran cognitiva, existenciales, dinámicas o conductuales. Y más probablemente el éxito de las psicoterapias se debía a factores comunes, es decir cuando funcionaban lo hacían por algo común a todas ellas y no por lo que los terapeutas especulan.

Y por último: hay algo en el inconsciente del terapeuta que cura y algo en el consciente del pacientes que quiere curarse. Dos plataformas que son complementarias entre sí y que muchas veces dan lugar a anclajes profundos y otras veces a anclajes débiles y burbujas ilusorias pues existe otra cuestión ajena al paciente y al terapeuta: los recursos disponibles.

El paciente lleva una camisa a rayas y el terapeuta otra camisa parecida, cuando se da cierto ángulo que en este caso es la proximidad y la escucha, sucede algo extraordinario: emerge un nuevo patrón que llamaremos vínculo y que es en realidad una negociación, una modificación cognitiva de lo vivido, un cambio en el relato que el paciente nos trajo. Un trabajo creativo llevado a cabo entre dos que pactan una nueva novela sobre lo que sucedió, lo que está sucediendo y lo que podrá suceder.

Esta forma de pensar la psicoterapia excede lo que en términos clásicos llamamos transferencia y contratransferencia. En realidad lo que se transfiere es el rayado de la camisa de cada cual que puede ser muy parecido o en absoluto concordante con la plataforma ajena. Simplemente hay rayados que son compatibles y rayados que no lo son, como sucede en el amor: ese otro encuentro mágico.

Si el lector quiere profundizar en los riesgos de la psicoterapia le aconsejo que visite este post