El poder de los símbolos

Símbolo es lo que une, diábolo lo que separa.

Hace algún tiempo publiqué un libro que titulé «Del mito a la clínica», donde traté de hacer ciertas equivalencias entre los relatos que una serie de pacientes me hicieron en terapia, con algunos mitos clásicos, fundamentalmente griegos, con la idea de reducir su complejidad, algo así como encontrar el meollo o el tema principal que suponía en el origen de sus malestares, una especie de factorización. Siempre me llamó la atención que las peripecias vitales de los individuos -contadas por ellos mismos- contuvieran pistas que remitían a ciertos relatos universales y alguna vez tuve la tentación de escribir un libro sobre textos directos que hubiera llamado algo así como «cosas que me contaron mis pacientes» a fin de clasificar y reducir su complejidad a algo más simple.

También sucede en el cine, donde los héroes por más modernos que nos parezcan en realidad remiten a epopeyas clásicas o a dilemas subjetivos que ya han sido tratados por la literatura universal. A pesar de que el hombre es un gran arquitecto de símbolos y de mitos, lo cierto es que no parece haber mucha originalidad en los nuevos planteamientos que se nos ocurren bien en nuestra rol de escritores, o bien en el rol de construir nuestra novela personal. No hay demasiadas diferencias entre Superman o Spiderman y el Jason clásico.

El libro de Jordi Balló y Xavier Perez, «La semilla inmortal» del que hablo aqui , es un buen ejemplo de esta repetición de temas con distintos finales, protagonistas y recorridos pero que no pueden evitar su parecido en origen con lo clásico, siempre a mitad camino de lo mítico y lo literario.

El mito es una narración de algo que nunca sucedió y es muy importante atender a este concepto de fantasía o de invención creada por la subjetividad humana; algo que nunca sucedió pero que pudo ser pensado y pudo ser contado. Usualmente un mito se cuenta por dos razones: para que no suceda en la realidad lo que allí acontece (como sucede en la tragedia griega) o con una inclinación pedagógica a fin de explicar fenómenos inexplicables -lo sagrado-, es por eso que el totemismo es un mito que pretende explicar el parentesco o la religión una forma de explicar fenómenos naturales amenazantes sin explicación racional.

Ultimamente mientras releía algunos párrafos de mi libro me ha llamado la atención la ausencia de un principio explicativo sobre el mito y el símbolo. La pregunta que me hice a mí mismo fue ésta: ¿Cómo hacemos los individuos para repetir mitos en nuestra vida personal, sin conocer mitología ni tener disposiciones especialmente eruditas sobre ese tema concreto? o ¿Cómo se inmiscuye el mito en la vida real?

Bueno, creo que es el momento para introducir el concepto de Bios y Zoé, sobre el que hablé aqui pero recupero un párrafo para orientar al lector sobre lo que quiero decir:

«Dicen que para aprender a pensar hay que conocer el griego antiguo y es verdad que algunos idiomas contienen más recursos cognitivos que otros, el alemán -aseguran algunos- es el ideal para filosofar. Si cuento esto es porque me ha llamado la atención que la palabra «vida» en nuestro idioma carece de matices, así o se está vivo o se está muerto, pero la verdad del asunto es que no es necesario estar vivo para estar animado, el sol, el viento, el agua, el fuego, lo volcanes y los tornados no están vivos pero están animados, del mismo modo en el relato de ciencia ficción de Stanislaw Lem.titulado «Solaris», aparece una entidad que parece estar viva aunque es de carácter mineral, en cualquier caso animada aunque inorgánica. Hablamos entonces de fenómenos naturales que nos muestran su poderío, su fuerza destructiva, su ambivalencia».

«Y es por eso que los griegos tienen dos palabras para nombrar a la vida. Una es «Bios» que se refiere a la vida de los seres individuales sean personas, animales o vegetales y otra es la palabra «Zoé» que se refiere a la vida colectiva, a la vida de la especie».

Cuando Zoé se convierte en Bios aparece la cultura, el símbolo y la comunidad. Pero como Bios sigue atravesada por la Naturaleza (Zoé) aparecen la guerra, el diábolo y los trastornos sociales que son la otra cara de esas producciones de la Bios, lo tanático. El símbolo pues, es lo que une Bios y Zoé y también lo que da cuenta de aquello que nuestro raciocinio rechaza, algo así como lo reprimido freudiano. El problema es que símbolo y diábolo, guerra y cultura, comunidad y anarquía van en el mismo pack, entrelazados como el ying y el yang, como Orden y Caos.

Un símbolo es por definición algo que no existe y que sin embargo tiene efectos materiales en nuestra vida, en nuestra Bios. Un símbolo no es sólo la representación de algo que está ausente sino algo que además de eso conecta Bios y Zoé, por ejemplo ese obelisco que hay aquí arriba ¿qué simboliza?. Simboliza el poder del sol -de una deidad solar- pero obsérvese que es una figura que apunta al cielo con una flecha en su punta, un arma peligrosa pero también el poder masculino fálico: el pene y la milicia.

Pongo un ejemplo que acabo de utilizar y que se usa mucho en psicoanálisis, la palabra «falo». Podemos pactar que esa palabra remite a otra, «el pene» que es un órgano que existe realmente. Pero pene y falo no son sinónimos, sólo lo son en cierta escala; uno pertenece al terreno de lo material y el otro es un termino conceptual, en realidad su significado es puramente semántico: «el símbolo de lo que falta o de lo que completa». Aqui hay un post donde hablo del falo y no voy a volver a repetirme salvo para decir que el falo no existe pero tiene efectos falizadores. No es desde luego un único ejemplo, hay más: por ejemplo la palabra «género», el género no existe salvo para la gramática, lo que existe es el sexo (o eres hombre o eres mujer) pero el género aun no existiendo generiza, es decir puede conseguir que un hombre se considere mujer o con gustos femeninos y al contrario, con una multitud de matices y combinaciones casi infinitas. ¿Cuantos géneros existen? Dicen que 112.

Lo mismo sucede con el mito del andrógino, mitad hombre y mitad mujer, algo que conocemos a través del Banquete de Platón. Lo cierto es que el andrógino o el hermafrodita (Hermes+Afrodita) no existen pero tienen efectos androgenizadores, masculinizadores en la mujer y feminizadores en el hombre.

La función del andrógino es terminar con la asimetría radical que representan hombres y mujeres, desfertilizarles, terminar con esa tensión erótica necesaria para fundar una unidad fértil, pues solo es fértil aquella union que se da entre dos polos asimétricos. Ninguna igualdad puede ser fértil.

La pregunta en este momento es la siguiente ¿Cómo es posible que algo que no existe tenga efectos materiales en la vida de los humanos? Nótese que los símbolos carecen de efectos en los animales, solo los tienen entre nosotros los humanos y lo tienen precisamente porque solo nosotros, los humanos podemos pensar en las cosas que no existen y más que eso: podemos inducir en los demás – a través de nuestro ejemplo escénico- modos de pensar las cosas que van más allá de la realidad. En este sentido el símbolo tiene más penetrabilidad que la percepción y sobre todo, más homogeneidad con el deseo.

Existe el hombre, y existe la mujer que piensan y tienen deseos, pero tanto uno como otro pueden estar falizados, es decir pueden pensarse a sí mismos como portadores de un extra simbólico que llamamos falo y que está relacionado con el poder. No es de extrañar que hoy se llame «empoderamiento» a la falicización de la mujer. Pues la mujer no tiene pene pero puede tener falo, pues el falo no está en el campo de lo sensible o de lo material sino en el campo de lo simbólico.

¿Pero si la mujer se faliza secundariamente qué sucede en el hombre cuando se faliza?

Lo que le sucede es que se convierte en un ser protésico, algo así como un golem, un ser sin alma, incompleto, que solo adquiere músculo al saberse portador de un ornamento que nadie puede ver pero que se manifiesta en algo relacionado con el poder. Dicho de otra manera, el falo se presenta en forma de síntoma, con frecuencia en forma de dominio, engaño o violencia.

Pero si un símbolo cualquiera puede manifestarse a través de lo carnal, es obvio que un relato, un mito puede manifestarse a través de la novela personal. Es por eso que repetimos el contenido de los mitos y es por eso que los reproducimos, a ciegas, sin saber porqué, como obedeciendo una lacra imponderable que suponemos que es algo que nos sucedió, sin caer en la cuenta de que estamos atravesados por la magia de un cluster simbólico del que somos víctimas pero también verdugos, pues al fin al cabo el que elige su mito, es siempre uno mismo.

Bibliografía.-

Del pene al falo Tesis doctoral de Sebastien Carrer, 2017.

El retorno de las Ménades

Dioniso era hijo de Zeus y de Semele, era por tanto un Dios inmortal, se le conoce con el nombre de «nacido dos veces», pues nació una vez de mujer y otra de hombre, pues Semele su madre murió cuando Zeus la mató con su rayo olímpico al dejarla deslumbrada y se incrustó al feto en uno de sus muslos hasta que estuvo listo para nacer. Fue criado y mimado por todas las ninfas a las que más tarde acabó poseyendo y pervirtiéndolas hasta el paroxismo. Posteriormente estas ninfas constituirían su séquito acompañándole constantemente en correrías, juergas y orgías. No en vano Dioniso es el Dios del sexo y del vino. Los romanos le adoptaron con posterioridad y le llamaron Baco y a sus acompañantes las Bacantes, aunque de alguna forma blanquearon el costado místico que acompañaba al Dios griego dejándole solo con el gobierno del vino y ese estado mental que llamamos embriaguez.

En realidad las Ménades son el alter ego de Dioniso, su parte femenina por así decir. Cada vez más femenina a medida de que iba helenizándose su cuerpo y su representación puesto que en realidad Dioniso no es un Dios griego sino tracio o frigio. Se trata de un coro de acompañantes que en su multiplicidad ocultan precisamente esa dualidad del Dios. Un protagonista múltiple es un recurso que podemos observar aun en nuestros sueños, en el mito representan la multiplicidad de voces de la conciencia aunque suelen operar de modo coordinado y coherente como una sola mujer.

Tal y como conté en un post anterior, los héroes y dioses de la mitología griega tienen múltiples caras y de ellos hay versiones diversas, pareciera como si esos protagonistas se fueran adaptando a culturas diversas y concretas. A veces un héroe está repetido y aparece con distintos nombres aunque su gesta sea similar. Otras veces el héroe tiene un opuesto, en este caso el opuesto terrestre a Dioniso es Orfeo aunque el opuesto celestial de Dioniso, su antagonista sea en realidad Apolo. De ahí la dialéctica eterna entre lo apolíneo y lo dionisíaco que me parece más acertado que hablar de contrarios en el caso de lo masculino y lo femenino.

Lo que caracteriza a las Ménades es su furor ctónico, su furor homicida, su crueldad y su amoralidad. Sus victimas son sobre todo niños, aunque su maldad mas conocida es la que ejercieron sobre Orfeo, un Dioniso bueno y apolíneo (era hijo de Apolo y Calliope), tan bueno era que incluso bajó al Hades a rescatar a su esposa Euridice. Quizá las menades sintieron celos de ese amor conyugal y terminaron despedazándole.

Ménade significa «las que desvarían» es decir se trata de mujeres inducidas precisamente por Dioniso a una especie de locura mística, un frenesí sangriento, una descomunal voracidad sexual y una incapacidad total para adquirir la compasión o como diríamos hoy la empatía que se le supone a cualquier mujer al menos con los niños.  Las Ménades son personajes terribles, histéricas en un grado psicótico, malvadas, exaltadas e ignominiosas. Las ménades son la naturaleza en estado bruto, la expresión de una locura primigenia, lo telúrico. Las ménades son la mujer antes de tener ojos para ver la belleza, la virtud y la cultura. Ese invento del patriarcado.

Las Ménades y en realidad todas las particularidades sanguinarias de las mujeres han sido reprimidas constantemente por la sociedad, las religiones, y los regímenes políticos y es bien sabido que el destino de lo reprimido es volver en forma de tragedia. Según Nietzsche, en la visión trágica del mundo, vida y muerte, nacimiento y decadencia de lo finito se encuentran entrelazados.

«El hundimiento de lo finito no significa la aniquilación total, sino la vuelta al fondo de la vida de donde surge todo lo individualizado. El pathos trágico se fundamenta en el saber de que todo es uno. Vida y muerte se encuentran profundamente hermanadas en un movimiento rotatorio misterioso; cuando una sube, la otra tiene que bajar; unas figuras se forman al romperse otras, cuando algo sale a la luz, otra tiene que hundirse en la noche. Pero la luz y la noche, la figura y la sombra, etc son sólo aspectos de una y la misma ola de la vida. El camino arriba y abajo es uno y el mismo, había dicho Heráclito exponiendo este tipo de sentir trágico. En la tragedia de los griegos, Nietzsche, cree descubrir la antítesis entre peras (lo finito) y apeiron (infinito), es decir, entre ser finito destinado a la aniquilación que se hunde en el fondo de lo infinito que hace surgir de nuevo otras figuras. Pues bien, a este vaivén entre lo finito y lo infinito lo denomina Nietzsche como la contraposición entre lo apolíneo y lo dionisíaco». (Extraido de esta web)

Niestzche nos lo contó en este libro en el que dedicó mucho tiempo a explicar las relaciones entre lo trágico, Dioniso y sus Ménades y las alternancias históricas entre los apolíneo y lo dionisíaco que como el día y la noche se suceden constantemente.

El infanticidio.-

El infanticidio ha sido practicado en todos los continentes y por gente de todos niveles de complejidad cultural, desde los cazadores nómadas hasta nuestros propios ancestros. Más que una excepción, ha sido la regla. (Williamson).

Dicho de otra manera, el filicidio es natural.

Aunque para nosotros sea hoy considerado como un delito de esos abyectos por incomprensibles no deja de ser natural, pero todo lo natural no es bueno como sostiene la falacia naturalista. Pues la naturaleza es fascista y no puede psicologizarse. El filicidio puede ser llevado a cabo por mujeres o por hombres, pero se considera que es más frecuente en mujeres, por la misma razón que el femicidio es más frecuente en hombres, pues cada uno solo mata a aquel que por su incapacidad física o dependencia puede ser asesinado. Tratar de explicar los casos puntuales que vamos conociendo por la prensa es una tarea imposible. ¿Qué es lo que impulsa a una madre (o padre o ambos) a deshacerse de un recién nacido? Podemos explicarlo psicológica o socialmente pero siempre resultará infructuoso. La naturaleza se resiste solo puede ser dominada, domesticada.

La pregunta a esta hora parece ser la siguiente: ¿Vivimos hoy en una época apolínea o dionisíaca?

Dejo al lector que analice esta creencia que ya es una consigna social: «El género es una construcción social». ¿Qué opina usted, se trata de una creencia apolínea o dionisíaca?

Obviamente es una hipertrofia de lo cultural y lo biológico, lo natural parece haberse desvanecido. Si adjudicamos a esta creencia el vector cultural de nuestro tiempo concluiremos que estamos en modo apolíneo. Ahora atienda a esta otra frase recientemente emitida por una feminista que es además profesora: «¿Qué pasaría si castráramos a todos los niños varones al nacer»? Esta posición es desmembradora y por tanto podría ser asumida por cualquier ménade moderna aun solo planteándola como un dilema mental.

La negación de la naturaleza lleva consigo un peaje de retorno de lo reprimido, de caos y desorden pero esto no es lo peor de nuestro tiempo: lo peor es que lo dionisiaco se disfraza a veces de ley apolínea lo que garantiza que lo recto no se imponga sobre la oscuridad y la sombra. Lo apolíneo nació para dominar la naturaleza y si no es posible para domesticarla pero no está preparado para ser sustituido solo por la apariencia de lo moral. El orden (cultura) divorciado de lo que se intenta ordenar (naturaleza). O peor, un orden que niega lo que pretende ordenar.

Dioniso siempre tiene a sus ménades disfrazadas para hacer la guerra sucia.

Bibliografía.-

El nacimiento de la tragedia de Frederich Nietzsche.

Williamson, Laila (1978), «Infanticide: an anthropological analysis», Kohl, Marvin, ed., Infanticide and the Value of Life, NY: Prometheus Books.

Afrodita desenmascarada

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Maria Blanco es una feminista atípica en el panorama español de feminismos utópicos, con ideas liberales y más parecida a Camilla Plaglia o Cristina Sommers que a Barbihijaputa y cuyo blog esta aqui. Recientemente ha escrito un libro que habla precisamente de sus ideas acerca del feminismo de tercera ola o como yo suelo llamarle «feminismo postmoderno» que naturalmente está en manos de la izquierda y la extrema izquierda. Se trata de una voz que hay que escuchar precisamente por su sentido común y por su versión naturalmente opositora a las tesis más conocidas y que tienen que ver con la idea de que el hombre y la mujer son enemigos por naturaleza, que en todo hombre hay un violador al acecho y que «la igualdad aun no se ha conseguido por culpa del capitalismo».

La verdad es que -como dice Arcadi Espada hoy en un articulo del Mundo-, la igualdad ya se ha alcanzado y la huelga de hoy no es sino una huelga contra la vida, ya no quedan leyes por hacer.

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Es por eso que la ampliación del campo de batalla se ha llevado a extremos tragicómicos pues ya no hay ninguna trinchera que conquistar en los derechos de género salvo violentando la naturaleza humana.

La elección de Afrodita para el titulo de este libro me parece muy apropiado, pero ¿quién era Afrodita?

Afrodita era una diosa griega anterior al orden olímpico, es en este sentido un principio primordial, una diosa solar, que no podía ser victimizada por los hombres, era una diosa «virgen» que no siente ninguna culpabilidad sexual y que solo se ocupa del placer, del arte y de la contemplación de lo bello. A diferencia de las diosas victimizadas por el orden patriarcal, como Hera, Perséfone o Demeter, Afrodita es por así decir una devoradora de hombres con los que mantiene una relación instrumental y a los que abandona cuando ya no la complacen en sus deseos. Dicho de una manera psicoanalítica: Afrodita es una mujer perversa en el sentido de que no ha asumido la castración simbólica, es decir su subordinación al orden masculino, a la Ley. Su equivalente en la Torá es Lilith a la que Yahvé castigó por no querer copular en la posición del misionero. Hathor es su equivalente egipcio.

Es decir se trata de un arquetipo universal-

Lo cierto es que la liberación de la mujer ha sido uno de los hitos más importantes y con mayor calado del siglo XX, no sólo liberó a la mujer de su dependencia económica del hombre, primero padre, luego marido a través del empleo remunerado sino que además tuvo correlatos importantes en la forma de vestir: Cocó Chanel fue sin duda una de sus  mediadoras: la que sustituyó los refajos por vestidos más cómodos y con la inclusión de los pantalones masculinos que dan más juego a las piernas que las fajas y corsés.

Algunos autores piensan que fue la tecnología capitalista y no las sufragistas quienes liberaron a la mujer, por ejemplo aquí en este articulo el autor propone que lo que verdaderamente liberó a las mujeres fue la lavadora y los electrodomésticos en general, se trató de una liberación de tareas domésticas lo que dejó tiempo para otras tareas en ausencia de servicio. La lavadora igualó a la criada con la señora.

Pero personalmente creo que ninguna liberación hubiera podido llevarse a cabo sin la liberación reproductiva, la «cruel atadura» que ata a los vivíparos a los productos de su vientre durante toda una vida. La píldora anticonceptiva permitió planificar los nacimientos de los hijos (a la baja) y dejó tiempo libre a las mujeres muchos años para trabajar fuera de casa, hacer carreras largas o competir para medallas olimpicas.

Pero la píldora anticonceptiva trajo otras liberaciones. La principal -después del dominio sobre la reproducción- fue la del sexo libre, o mejor del disfrute sexual. No cabe duda de que la sexualidad femenina restringida a labores reproductivas no gozaba de plenitud. Muchas de nuestras abuelas no sabían qué era un orgasmo: su sexo no era pues de calidad, sino una especie de débito conyugal que se hacia de mala gana para complacer al marido. Una ama de casa de los años 50 padecía una especie de anestesia sexual que en parte era provocada por el miedo a quedar embarazada y por otro por el «doble standard», es decir la creencia de que las mujeres no gozaban en el sexo. Muchas supieron por sus hijas y nietas que el sexo era divertido.

El dominio de estas técnicas reproductivas puso en manos de las mujeres la reproducción de los hombres, lo cual generó una inversión en el éxito reproductivo de hombres y mujeres que en estado natural funciona así: el éxito reproductivo de los hombres depende del numero de parejas sexuales que consiga en su vida, mientras que el éxito de las mujeres dependía del numero de óvulos que era capaz de producir. Es por eso que el éxito reproductivo de los hombres siempre fue superior al de las mujeres,pero ahora la situación se invirtió. Las mujeres controlan quién se reproduce con ellas y cuantas veces. La consecuencia de este fenómeno es que las mujeres tienen más éxito reproductivo que los hombres y lo que es peor: algunos hombres no se reproducirán nunca.

Algo que va acompañado de otro fenómeno curioso: hoy cuando una mujer llega al matrimonio ya tiene una amplia experiencia sexual: contactos esporádicos de corta duración que no acaban de dejarla satisfecha. Al fin y al cabo, casi todos queremos tener alguien a quién querer, que nos quiera y formar una pareja a largo plazo. Hasta el sexo puede llegar a ser de mayor calidad en una relación a largo plazo que en los breves escarceos puntuales.

El contrato sexual que había funcionado desde el Neolítico se rompió cuando la mujer se hizo propietaria del cuerpo reproductivo y del cuerpo sexual. ¿Pero qué hizo el hombre?

Los perdedores de la guerra de los sexos acabaron en la cuneta de la historia pagando las facturas de sus hijos después de costosos divorcios o abandonos no reglados, otros pasaron a la acción y espabilaron. ¿Cómo espabilaron los hombres?

Mientras son jóvenes los hombres no oponen demasiada resistencia a este estado de cosas del feminismo, puesto que el sexo fácil y gratuito entra en su catálogo de preferencias. Los contactos fortuitos de una noche pueden ser decepcionantes pero no contienen ningún peaje sobreañadido y son más baratos que los contactos con profesionales. El problema viene cuando ese tipo de contactos son decepcionantes para una sensibilidad concreta. Algunos no se conforman con eso, como este contertulio mío, soltero y que practica el «one night stand» con diversas parejas:

En parte es cierto… pero también necesito confiar, necesito intimar, necesito afecto de alguien conocido, necesito proyectar expectativas (como cualquier ser humano sano con capacidad de representarse el futuro y desear algo) y me he visto obligado a evolucionar para que el duelo propio de la cercenación de deseos y expectativas me dure lo mínimo posible y pueda salir rápidamente a la calle a seguir, o bailando, o follando o enamorándome, según se tercie. y también he evolucionado para aprender a no a hacer chantaje emocional si las expectativas son frustrantes, porque en el fondo, tuve la oportunidad de ver por dentro a esa persona, si mi deseo y mis expectativas no me hubieran cegado….

Pero han espabilado:

Espabilar también significa que una chica buenorra, con la minifalda por encima del ombligo, jugando con tu barba y sentida en tus rodillas, puede que solo signifique «una chica buenorra, con minifalda por encima del ombligo, sentada en tus rodillas», jugando con tu barba…. y que tal vez, yo luego me siente en las suyas, juegue con la gomita de su sujetador y la deje igualmente con las bragas calientes y me levante y me vaya y nadie tiene que reprocharle nada a nadie.

Eso es muy complicado de encajar, porque ambas partes se cabrean, aunque la mujer solo reconozca el cabreo del hombre cuando se frustra y no reconozca su propio cabreo cuando la frustran a ella y que únicamente reconozca su propio derecho a sentarse en las rodillas de quien les de la gana y levantarse cuando las de la gana; pero no reconozcan el derecho paralelo del hombre. Cierto, estoy de acuerdo con ellas, en que pueden sentarse tranquilamente en mis rodillas y levantarse cuando quieran y yo no las voy a acosar ni les voy a reír las gracias. Ok, tienen razón, pero paralelamente, me reconozco mi derecho a decirles que no se sienten en mis rodillas cuando a mi me de la gana decírselo y también me reconozco mi derecho a sentarme en las de ellas y juguetear con ellas, con su permiso, eso si y sin que se hagan expectativas ni sexuales, ni románticas. Esa es una de las perlas de empoderamiento que las he robado: Yo también quiero esa perla de empoderamiento para mi. Es cojonuda.

En realidad «espabilar» es la contraestrategia masculina al empoderamiento femenino y que consiste en no comprometerse para más allá de una semana. ¿Pues qué ventajas tiene para el hombre formar una pareja con una mujer que por un lado quiere un «hombre de verdad» y por otra pretende poner limites a esa relación, «dure lo que dure». Se pueden tener hijos e hipotecas con esas condiciones?

¿Y ellas?

Tengo algunas amigas que son buenas profesionales, guapas, independientes, que ganan dinero e inteligentes que no encuentran pareja. Muchas veces me preguntan ¿Es que ya no quedan hombres de verdad?. Yo suelo decirles que lo que ellas llaman «hombres de verdad» son hombres del viejo paradigma o bien algún alelado. Pero esta pregunta tiene trampa porque mis amigas no buscan cualquier pareja, sino una pareja que tenga ciertas características, tanto de personalidad como de ingresos y de masculinidad tradicional. Un imposible porque ese modelo isosexual (1) al que aspiran (el estilo suave de Johnny Depp) solo existe en el cine.

Y si dicen que un hombre simplemente juguetón, no es virii… pues la próxima vez que hagan una revolución, que midan las consecuencias.

En conclusión el feminismo de género es solo la versión extrema de otro feminismo que es continuador de los derechos que las mujeres alcanzaron durante el siglo XX. Derechos que una vez alcanzados han dado lugar a una búsqueda de nuevas trincheras donde encajar distintas reivindicaciones y malestares individuales que se constelan en ventajas a corto plazo para las mujeres en todos los ordenes de la vida. Sin embargo el éxito de estas políticas no es sostenible por falta de niños a quienes adoctrinar y por la previsible deserción de los hombres a mantener ese modelo.

Afrodita queda desenmascarada cuando habla de «hombres de verdad».

(!) El modelo isosexual de preferencia hoy es aquel deseo femenino que pretende encontrar un hombre con el que compartir todas aquellas cuestiones que antaño se compartían entre sí las mujeres, intimidad, complicidad, confianza, lealtad, etc. Es decir, la isosexualidad es el juego del deseo que las mujeres quieren que los hombres jueguen. Un modelo de igualdad en todo excepto en la cama.

Este es el modelo liberal de feminismo que preconiza Maria Blanco.

El conflicto de Geminis

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Paz era una muchacha que contaba con 15 años cuando ingresó en nuestra unidad para tratamiento por una anorexia mental que arrastraba desde hacía más de un año y que la mantenía 12 kilos por debajo de sus necesidades y 25 kilos con respecto a su hermana gemela univitelina. Paz tenía amenorrea desde los 14 años y solo había tenido el período durante unos pocos meses. Era una muchacha muy talentosa que sacaba muy buenas notas en el colegio y que además realizaba toda clase de deportes siendo una buena danzarina de rock acrobático que era al parecer lo que más le gustaba hacer.

Paz era inteligente pero esquinada, reservada y manipuladora, enseguida detectamos que se sometía pasivamente a todas nuestras indicaciones a fin de conseguir el alta hospitalaria, pero no habíamos logrado modificar de ningún modo su percepción interior, la hospitalización no había logrado esa iniciación que muchas veces se consigue simplemente con la exposición del cuerpo en un lugar estructurado y donde es posible contemplar el destino que espera a una anoréxica de seguir con sus malos hábitos alimentarios. Además Paz era dominante y se lograba imponer a sus padres, un hogar donde Paz reinaba sobre todos los demás debido al prestigio que había conseguido por sus esfuerzos y también debido a la escasa capacidad observadora por parte de los padres, cuyas limitaciones intelectuales contrastaban con la hipermadurez y capacidad de disimulo de Paz.

En cuanto consiguió llegar al peso acordado se le dio de alta y se decidió su tratamiento ambulatorio, pero apenas llegaba a su casa comenzaba de nuevo con sus medidas restrictivas llegando a perder el peso que había conseguido en el ambiente cerrado del Hospital. Paz llevaba camino de convertirse en una paciente resistente y decidimos ingresarla en el Hospital de día a fin de comenzar con ella el tratamiento cognitivo-conductual que prescribimos a todas las pacientes y que, en ese régimen, incluye además ciertas técnicas grupales y de tratamientos intensivos destinados a modificar sus hábitos y creencias alimentarias.

Pero Paz no mejoraba, apenas era dada de alta volvía a sus hábitos y resultaba difícil de manejar ambulatoriamente. Tampoco resultaba fácil abordarla a través de la conversación, donde se mostraba huidiza, casi hermética, contestado con monosílabos y sonrisas tímidas y escurridizas.

El equipo se reunió para hablar de ese caso y se decidió modificar algunas cosas en la técnica que estábamos aplicando. Mi opinión fue la siguiente: se trataba de construir un hipótesis narrativa que fuera capaz de rescatar a Paz y de acercarla al tratamiento que hasta ahora había sido rechazado, en mi opinión por estar demasiado alejado de sus intereses. Paz tiene una hermana obesa, la gemela que nació primero y que es lo opuesto de Paz: ella es torpe, obesa, dócil, indolente, obediente y conformista, mientras que Paz es lista, inteligente, rebelde y disciplinada. Es evidente que Paz no ha mejorado porque mantiene objetivos distintos a los nuestros: Paz sabe perfectamente cuáles son los riesgos de la anorexia, pero también sabe hacernos creer que está colaborando, ha renunciado a su rock acrobático pero mantiene su deseo de adelgazar y lo mantiene precisamente porque observa a su hermana y no quiere ser como ella, con la que por otra parte se identifica. Este es el problema de Paz, aseguré. El objetivo del tratamiento de Paz ha de centrarse en aceptar esa visión de las cosas, hay que legitimar a Paz en ese miedo y hay que ayudarla a no convertirse en un clon de su hermana, hay que ayudarla a diferenciarse de Beatriz.

La hiperrealidad de los gemelos.-

Los gemelos representan desde la antigüedad algo numinoso, siniestro que conecta con la ilusión del doble y que nos lleva de cabeza otra vez hacia el tema del cuerpo y el simulacro, la realidad y su representación. Aún hoy nos resulta fascinante ver a dos personas que pareciendo la misma persona no lo son. Los gemelos representan la polaridad de los opuestos y no es raro encontrar en la mitología un gemelo bueno y otro malo, uno varonil y otro afeminado, uno amado por sus padres y otro rechazado, uno guerrero y el otro poeta. Aún en los mitos de Afrodita y Atenea podemos rastrear esta polaridad; al fin y al cabo Afrodita era sensual y promiscua y Atenea una diosa virgen, no cabe una polaridad mayor aún sin ser gemelas. En la gemelaridad se produce además otro fenómeno, y es la incapacidad de poder escapar a esta misma polaridad más que sumergiéndose en la indiferenciación. No es de extrañar que ese miedo opere como polo en tanto que sirve como frontera del Yo amenazado por el gemelo (vale también hermano, esposa o marido), Usualmente las personas, cuando estamos en guerra con nosotros mismos, podemos proyectar nuestros problemas en otros y así atribuir a los demás lo que no son sino antagonismos propios. En los gemelos, este dinamismo de ida y vuelta, proyección-introyección, se hace imposible porque los antagonismos se han hecho carne huyendo del magma de lo común, amorfo o indiferenciado y cada uno de ellos asume el papel opuesto que ha quedado vacante en el reparto de papeles en la familia.

Pero además los gemelos comparten un mismo destino genético, de manera que cada uno de ellos se convierte en el espejo del otro y que incluye el compartir la tendencia a padecer las mismas enfermedades y las mismas o casi mismas peripecias médicas. Podríamos decir que cada uno de los gemelos en este caso contiene el remedio (y es a su vez el veneno) del otro. Así, Beatriz contiene el remedio (sus kilos de más) de Paz, y Paz el remedio de Beatriz (su disciplina para ponerse a dieta). Es muy frecuente que los gemelos no logren diferenciarse el uno del otro hasta la segunda parte de la vida, cuando se ven obligados a enfrentarse a su subjetividad y a los conflictos interiores; mientras son jóvenes lo usual es que se mantengan o bien muy indiferenciados o bien muy polarizados, una forma de obtener algún tipo de intimidad interna.

El arco que sostiene Paz está apuntando como en el caso de Quirón a su propia herida y está señalando en su hermana otro tipo de «enfermedad» que hasta ahora no se ha identificado: su sobrepeso, que es lo que en sí misma teme.

Hasta el momento hemos tenido oportunidad de tratar 3 pares de gemelas en nuestra Unidad, después de 700 casos tratados. Nuestras pacientes siempre eran anoréxicas restrictivas; en un caso la obesidad estaba en la hermana y en los otros dos en la madre. A pesar de los informes que enfatizan el hecho de que los trastornos alimentarios dependen de un gen o genes determinados que aumentan las probabilidades de padecerlo en una determinada población que se somete a regímenes hipocalóricos, es más que evidente que en estas familias coexisten casos de sobrepeso y casos de anorexia, lo que señala en la dirección de que ambas condiciones tienen un denominador común y que, probablemente, la incapacidad para mantener el peso o alcanzarlo sean distintos aspectos de la misma enfermedad mediados por lo mental, es decir, por las maniobras que una paciente realiza para no acabar convirtiéndose en obesa y que suelen ser mecanismos obsesivos – el autocontrol sobre todo– activados y mantenidos por el ayuno. Si esto resultara cierto, el tratamiento de una anorexia no debería interrumpirse después de haber alcanzado el peso adecuado y debería prevenirse el casi seguro viraje al abandono en manos del exceso, que seguramente es el polo que tiene mayor verosimilitud biológica.

Bibliografia.-

Francisco Traver: «Mito , narrativa y trastornos alimentarios»

El fraude del feminismo

Fue el otro dia leyendo un artículo de Margaret Mead que comprendí que era eso del sesgo de confirmación en ciencias sociales. Consiste en dedicarse a investigar algo a sabiendas de lo que vamos a encontrar. La Mead era una antropóloga que pretendia demostrar (aunque ella ya sabia las respuestas) que en ciertas tribus de Samoa la gente era feliz pues carecían de controles sobre la sexualidad. A Mead se le atribuye ese constructo tan guai que hoy llamamos «género» y que es como un sexo a demanda. O sea que uno puede tener un sexo y distinto género.

Para demostrar tal cosa la Mead se puso a investigar distintas tribus samoanas y no voy a aburriros con sus «hallazgos» (que resultaron ser un fraude), solo para decir que inspirada por el mito del «Buen salvaje», la Mead «demostró» que las sociedades eran más libres, menos agresivas y más felices cuanto más salvajes eran y más lejanas se encontraran de eso que se llama civilización.

Al mismo tiempo se planteó esa pregunta a la que hoy todas las feministas (menos algunas) dan por contestada: los roles sexuales son constructos sociales y de ellos el género (masculinidad y femineidad) se construyen socialmente. Nada de biologia, todo es cultura. Por eso a estos antropólogos se les conoce con el nombre de culturalistas.

Margaret Mead pertenece a eso que ha venido en llamarse «Feminismo de segunda generación». Las feministas de segunda generación más conocidas después de Margaret Mead son Simone de Beauvoir y Margaret Sanger que fue la primera feminista que hizo bandera del aborto libre y fundadora de Planet Parenthood. Y todas vinculadas por una misteriosa predilección por las mujeres jóvenes y el alcohol.

En realidad el feminismo habia comenzado como un movimiento en pro de la igualdad de derechos politicos, más concretamente fueron las sufragistas europeas (británicas) las que iniciaron la movida por el voto. Se trataba de una revindicación comprensible, sensata y razonable. Aquel feminismo comenzó a perderse en cuanto se alcanzó ese derecho. Los primeros paises en concederlo fueron Finlandia y Noruega, Nueva Zelanda y Australia. En España comenzaron a votar en 1933.

Pero el feminismo no se alimenta tan solo de «buenas y sensatas razones» sino también de deseos de revancha. Es por eso que una vez conseguida la igualdad de derechos politicos a través del voto,el feminismo siguió expandiéndose moviendo las trincheras a otras reivindicaciones.

Y les salió al paso un hallazgo tecnológico: la pildora anticonceptiva.

La tecnología química consiguió en pocos años anovular a las mujeres y con ello propiciar el acceso al trabajo fuera de casa. Es obvio decir que las tecnologías anticonceptivas supusieron un progreso para las mujeres que de ese modo pudieron librarse de «la cruel atadura» a la reproducción, sin embargo tuvieron una influencia perniciosa en cuanto a los índices de natalidad. Del mismo modo que los hombres consiguieron abrirse paso en todas las profesiones abandonando sus jaulas domésticas y convirtiéndose – a su vez- en individuos históricos.

De modo que no fueron las sufragistas con sus discursos  y los sermones de las bienintencionadas ligas antialcohólicas las que consiguieron la igualdad. La igualdad se consiguió interviniendo sobre la materia. Fue una tecnología y no la politica, ni los discursos o las manifestaciones las que lo lograron.

Pero la cosa no acabó aquí sino que una vez lograda la equidad en casi todas las profesiones siguieron manifestando un profundo rencor contra los hombres y denunciando continuamente los antecedentes históricos y exigiendo mayores indices de igualdad.

¿Pero qué igualdad quedaba despues de conseguir la equidad real? Quedaba la igualdad entendida como similitud con los hombres para lo cual era necesario borrar todas las diferencias entre hombres y mujeres. Llegamos asi al feminismo histérico de tercera generación, al llamado feminismo de género para lo cual es necesario hacer una negación: una negación biológica, todo es cultural. Las feministas volvieron a sus origenes pero mejor organizadas, lograron ser muy influyentes políticamente, consiguieron aprobar leyes inverosimilies como la LVG o la más reciente LGTV. Se consolidaron como colectivos gritones y amenazantes en alianza con grupos de gays y lesbianas que paradójicamente se les unieron en la reivindicación de la «diferencia» y la «diversidad» conceptos ambos de alta raigambre biológica. Se impusieron cuotas en todos los ámbitos de decisión y politicos. Los partidos políticos que nunca se ponen de acuerdo en nada y mucho menos en bajar el recibo de la luz se pusieron de acuerdo en defender a estos colectivos minoritarios, una claudicación que les costó el sometimiento a su dictadura. Hasta el PP con Cristina Cifuentes al frente aprobaron en sus comunidades rápidamente leyes LGTV para apoyar a minorias desorientando a las mayorías. Con lo que cuesta aprobar una ley. Y hay quien dice que los partidos políticos solo se ponen de acuerdo sobre aquello que no es verdad.

Todo el mundo acató la fe buenista sin rechistar, nadie quiere ser acusado de intolerante o machista. La socialdemocracia y la síntesis progresista lograron imponer su ley y su beneficio se concretó en lobbyes que con dinero publico o privado -procedente de lugares espúreos- consiguieron aumentar su influencia y su poder politico.

Pero la cosa no terminó aquí: quedaba el tema del aborto. El aborto como reivindicación del «derecho de la mujer a disponer sobre su propio cuerpo». Nadie sabe nada del derecho de su socio reproductivo, el hombre, ni del derecho del feto a sobrevivir, todo se  enredó cuando el aborto pasó a formar parte de ese supuesto electivo de la mujer a proseguir o interrumpir sus embarazos.

Naturalmente este tema del aborto supone una paradoja, pues ¿Cómo es posible que en un mundo donde la anticoncepción química es universal o casi, se reivindique el derecho al aborto como si en nuestro país, quedarse embarazada fuera un accidente? No será porque falte disponibilidad de métodos anticonceptivos o información sexual: cualquier niña de 15 años ya sabe lo que hay que hacer para evitar un embarazo a la vez que consume productos anticonceptivos bajo uno u otro pretexto. ¿Como compaginar el numero de abortos que existen en España con el numero de anticonceptivos que se consumen?

Solo existe una explicación: el aborto se ha amoralizado y se usa como método anticonceptivo en lugar de los métodos químicos o de barrera. Se ha banalizado e ideologizado y cuando algo se banaliza y publicita lo que hay que esperar es que  se incremente el numero de casos.

Pero una vez conseguido el aborto electivo casi libre como lo es en España, queda otra trinchera a la que acudir: los menores transexuales, una minoría tan minoritaria que uno queda perplejo de la urgencia y el casi consenso sobre sus derechos. ¿Cual será la próxima frontera? A mi no me cabe ninguna duda. Los derechos de los pederastas, tardará un poco más pero es posible que coagule si la sociedad civil no reacciona antes.

«Soy feminista».-

Es la nueva consigna, la mayor parte de mujeres que conozco meten esta frase cada dos por tres como prueba de su modernidad. ha calado tanto la idea de que es imposible discriminar a las mujeres comunes de estas «feministas» de nuevo cuño que en realidad viven como sus madres: a expensas de buenos matrimonios y cierto trabajo fuera de casa.

Todas son feministas y lo son porque existen muchos incentivos para serlo: cuotas, prebendas en la administración, trato de favor de la justicia y la policía con la aplicación de la LVG, ventajas económicas, ventajas en la custodia de los hijos y en el disfrute de la vivienda común, la presunción de inocencia de la mujer en cualquier conflicto y la ausencia de responsabilidad en cualquier tira y afloja . De lo que se trata es de proteger a Yocasta, el crimen siempre es de Edipo y de Layo, su padre.

No hay feministas moderadas, todas están subvencionadas.

Es por eso que a estas feministas de tercera generación les han salido competidoras como Cristina Sommers y Camilla Plaglia, feministas de cuarta generación que se han caído del caballo y han visto las orejas al lobo. ¿No se trata en cualquier caso de hacer a las mujeres mas dependientes del Estado que de su parejas? ¿No se tratará de un experimento de ingeniería social que tratará de hacer estériles a la mayor parte de la población para poder reemplazar a medio plazo a toda la población europea? ¿No se tratará de alejar a los hombres de su función de protección y proveedora, para darles lo que quieren: sexo sin compromiso? ¿No se tratará de hacerles vagos y dependientes para que la familia pase a ser una institución trasnochada?

Eros agoniza y la población femenina se encuentra infantilizada fluctuando entre la maldad perversa de Lilith y la falta de intereses reproductivos, ese era el plan. Los hombres abandonan el campo y se refugian el la wii y el futbol, el ultimo reducto de la masculinidad.

Retiradles el dinero y las subvenciones y no hará falta convencer a estos lobbyes de que ninguna igualdad podrá conseguirse aumentando la desigualdad con los hombres y otra cuestión que ignoran ¿La ignoran? y es que a mayor igualdad mayor brecha de género. Se trata de algo paradójico como el aborto en tiempos de anovulación, ¿cómo es posible que la brecha de género en personalidad entre hombres y mujeres aumente con la consecución de mayores tasas de igualdad?

Pues porque somos diferentes y cuando tenemos oportunidad de elegir, por ser libres, elegimos según nuestra naturaleza.

La paradoja noruega

El canal de youtube de Cristina Sommers (Factual feminist)