Hellen Keller y el exocerebro

Deaf, dumb and blind boy, lives in a quiet vibration land.

(De la opera rock Tommy de The Who)

Al contrario de Tommy el héroe de The Who en la ópera-rock del mismo nombre, Hellen Keller fue una niña real que quedó ciega y sordomuda a raiz de alguna viriasis infantil o meningitis y que tuvo un feliz desenlace gracias a los cuidados de su pedagoga Ana Sullivan.

La historia de Hellen Keller es tan bella que ha merecido una novela por parte de William Gibson y una entrañable pelicula a cargo de Arthur Penn, pero si la traigo aqui no es para hablar de la ternura y ejemplaridad de la historia sino para señalar algunas cuestiones de interés neurocientifico que podemos extraer de ella gracias a que la propia Hellen aprendió a leer en Braille, escribir y pudo transmitirnos su experiencia.

Prácticamente desaferentizada sensorialmente desde corta edad Hellen vivió en un cuerpo que ella misma describe como un fantasma que sólo sabia hacerse de notar en su casa donde fue sistemáticamente malcriada y sobreprotegida por unos padres que no sabian como educarla hasta que contratan a Ana Sullivan que es a fin de cuentas quien después de un calvario de intentonas logra ejercer de mediadora entre aquel fantasma y la vida.

Lo primero que intentó Ana Sullivan es que Hellen le prestara atención, cosa dificil porque la niña no habia desarrollado ningún apego por nadie dando a veces la impresión de un autismo infantil. De hecho y tal como cuenta la Sullivan es sólo después de su «despertar» a los sentidos cuando le dio un beso por primera vez. Intentó Ana enseñarle el lenguaje de los signos, algo que habian inventado los monjes trapenses para comunicarse unos con otros sin necesidad de hablar y que más tarde se utilizó para los sordomudos, pero la Keller no estaba por la disciplina y antes hubo de enseñarle algo más importante: se pusiera como se pusiera tendria que tener en cuenta a la Sullivan. Para ello, la institutriz logra separarla de sus padres que retrasaban su maduración con sus continuas intrusiones y ocupar una cabaña contigua a la vivienda familiar en la rural y conservadora Alabama, alli llevó a cabo su «milagro».

Vale la pena ver esta escena memorable de cuando Hellen logra establecer un enlace entre los signos (el tacto), las palabras (el símbolo) y las cosas en sí, en este caso el agua.

Lo interesante es comprender que los signos o señales son cosas (cosas que están ahi) bien diferentes a los símbolos. Nuestro cerebro se comunica a través de señales -eléctricas y químicas- pero es incapaz de procesar símbolos tal y como hacen los ordenadores. Tambien sabemos hoy, mal que le pese a Noam Chomsky, que  no existe en nuestro cerebro una gramática generativa universal de palabras tal y como él propuso para explicar la rapidez con la que un niño aprende idiomas. Si nuestro cerebro no puede procesar símbolos (y las palabras lo son) no pueden existir palabras en las neuronas ni pueden existir embriones gramaticales en las sinapsis. ¿Entonces como es posible que un niño de corta edad maneje tan rápidamente el lenguaje?

Lo hace a través de la imitación, viendo y oyendo como le hablan y hablan otros entre sí. Es interesante recordar que el lenguaje hablado es bastante disitnto a los pensamientos o lenguajes interiores, aquel es muy rico en giros, prosodia (marcapasos o cuadricula), sintaxis y semántica y no nos olvidemos de la pragmática del lenguaje, una fuente de conocimientos enroscados en las palabras dichas.

Volvamos al signo o señal. Para Hellen y Ana solo habia un canal abierto para la comunicación y este no era otro sino el tacto. Es a través de las manos que la Sullivan intenta comunicar el lenguaje de signos a Hellen.

Pero Hellen que sabe mucho de manos (señales) no acierta a comprender que aquellos dibujos que su profesora traza en su mano tienen otro sentido más importante: representan palabras y las palabras son símbolos, esto es «cosas que representan a otra pero no son la otra».

Es bueno recordar ahora el tan citado cuadro de Magritte acerca de qué es una pipa. Una pipa es un objeto que sirve para fumar, de modo que lo que aparece en el cuadro de Magritte y tal como el artista afirma no es una pipa sino una fotografía de la misma (un símbolo que es a su vez señal), que la suplanta en su ausencia. Hellen Keller podia reconocer la textura de una pipa pero no podía saber que se nombraba con la palabra «pipa» y por tanto no podia pensar en una pipa, pues para pensar en algo necesitamos palabras (símbolos).

Es asombroso que Hellen Keller se refiriera a su experiencia íntima -antes de la adquisición de las palabras- como si un fantasma habitara en ella. Es seguro que fue asi, pues un cerebro sin canales sensoriales tan sólo puede recibir ciertas clases de estimulos no sociales: los que proceden del tacto, del olfato que es un canal poco importante en los humanos, del gusto y de la propiocepción. Es fácil reconocer qué es un fantasma. Un fantasma es un cerebro en estado puro o «salvaje» desaferentizado casi totalmente.

No es de extrañar que algunos investigadores como Ramachandran hablen de un fantasma en el cerebro (Ghost in the mind) cuando investigan sobre «miembros fantasmas» para referirse a eso que habita en los cuerpos humanos cuando sufrimos alguna clase de amputación y que trata de manifestarse a través de los canales convencionales a pesar de que estos canales ya no existan.

Pero volvamos al procesamiento de símbolos.

¿Si nuestro cerebro no puede procesar símbolos cómo se las arregla para construirlos y comunicarse a través de ellos?

Se trata de una pregunta crucial en las neurociencias y para contestarla no tenemos más remedio que acudir a la lectura de mi pasado post ¿Somos ciborgs? para entender la hipótesis de Roger Bartra sobre el exocerebro.

Bartra pone el dedo en la llaga cuando afirma que el error de las neurociencias ha sido calificar de «ciencias blandas» a las ciencias humanas y sociales, como la antropología, la lingüistica, la etnografía, la mitografía, la filosofia y la metafísica. La psicología -en su afán de cientificismo feroz-, desgraciadamente ha sucumbido al rebufo soberbio de las neurociencias y ya hace tiempo que quedó sin un epistemología propia tal y como ha señalado Gazzaniga.

El error de los neurocientíficos ha sido fiarlo todo a las conexiones neuronales, a la genética y a la neurofisiologia pasando por alto lo que ellos llaman el «medio ambiente» sin caer nunca en la cuenta de que el sapiens no habita un «medio ambiente», ni un nicho ecológico como los caracoles sino una cultura. Pero esa cultura no se limita a ser un contenedor o un entorno natural como sucede en los animales que forman grupos sociales a veces muy complejos (pero no una cultura) sino que además de ser un invento suyo -del propio hombre- y no algo que simplemente se encontraba ahi, nuestro cerebro se encuentra conectado a esa base de datos (por decirlo metafóricamente). Conectado a través del lenguaje y otros códigos. Unos discursivos como el propio lenguaje y otros no discursivos como el gesto, la música, las artes plásticas, la danza, etc.

La neurociencia es prisionera de una creencia casi mística en el principio de «clausura causal del mundo fisico» que impide creer en la evidencia de que el cerebro pueda mantener enlaces con su cultura y que estos enlaces a su vez intervengan de forma extrasomática en las redes neurales. Esta es la razón por la que los cientificos buscan siempre dentro del cerebro lo que podrían hallar mirando fuera.

Lo que plantea Bartra es que la mayor parte de sinapsis de nuestro cerebro no están dentro del cráneo sino fuera de él como una protesis externa. A semejante idea han llegado -por otros medios- otros autores, como Dawkins y Dennet con su teoria memética, Rupert Sheldrake con sus campos morfogenéticos y C. G. Jung con su concepto de arquetipos, tambien Penrose con una adaptación platónica de los universales. Todos estos autores a través de distintas especulaciones han tratado de explicar que se hace necesario suponer que la mayor parte de la información que nuestro cerebro maneja se encuentra en la cultura, entendiendo cultura de un modo extendido, desde la relación con el otro, la socialización, la compartición de creencias, ideas o códigos interpretativos hasta llegar a los conceptos más universales de tipo jungiano.

Lo cierto es que esta idea tiene una dificultad explicativa. ¿Cómo se las arreglan los símbolos para penetrar en el cerebro? ¿Cómo se convierten en corriente eléctrica? ¿Hay una especie de sintonizador como supone Sheldrake? ¿Se trata de una especie de virus como suponen Dawkins y Dennet?

Nada de eso: lo hacen a través de los canales sensoriales. Esos 5 sentidos y algún otro que llamamos sexto o intuición.

Ahora es necesario volver al caso de Hellen Keller, recomiendo el visionado de la escena del video que he colgado más arriba para entender el «insight» luminoso de la niña cuando es capaz de asociar, los signos de las manos a la palabra «agua» y a la identificación del agua en sí que mana de la fuente. ¿Cómo lo hizo Helen, cómo logra asociar estos tres niveles de definición, signo-simbolo-cosa en sí?

Lo hace espontáneamente y aunque en la pelicula no dice nada del asunto podemos especular que el destino de esos tres niveles de complejidad es encontrarse unos con otros, lo que si sabemos es que a partir de ese momento se abre para Helen la puerta de la vida y que comenzó precisamente entonces a  madurar tanto en el plano afectivo, como social y lingüistico-comunicacional.

Lo que significa que la información contenida en la cultura penetra en el cerebro individual a través de conexiones neurales extrasomáticas que discurren pos los canales sensoriales convencionales y lo hacen sin necesidad de un transductor de símbolo-señal.

Uno de los obstáculos que tiene esta idea es la especulación mistico-religiosa y la nostalgia de una dualidad cartesiana que tanto atemoriza a los neurocientificos. Pero enseguida advertiré al lector de que lo que anida en el exocerebro no es una res cogitans ambulante que espera encarnarse en algun ser material. La teoria de Bartra no apela a la dualidad, el exocerebro está constituido de producciones humanas y de relaciones de sentido propiciadas por la cultura humana que ha ido engrandeciéndose en número total de sinapsis, tantas que no caben en un cerebro individual y por eso las mantenemos fuera, en una nube, listas para ser usadas cuando las necesitamos. Un uso necesario para sobrevivir como humanos tal y como el ejemplo de Hellen Keller y otros niños salvajes nos ilustra.

Lo que hay guardado en ese exocerebro son pues signos y símbolos pero más allá de eso lo que alli existe son relaciones de sentido entre símbolos y simbolos de símbolos. Lo más importante de esto es que los sentidos son rabiosamente individuales, es decir no existen sentidos buenos y sentidos malos, aunque podemos hablar de consensos. Dicho de otra manera los simbolos son interpretados por cada persona de una forma distinta a los demás.

Estamos condenados a dar sentido a los símbolos y aqui está precisamente la tendencia al error, puesto que los consensos y los disensos pueden llevar a la patología. Del mismo modo que sucede en el interior del cerebro, un error en la señalización hará que una red neural no crezca en la dirección correcta y se ciegue el tránsito de flujo sináptico, de electricidad. Del mismo modo pueden existir errores en los enlaces entre el cerebro y el exocerebro y estos errores proceden de la ambigüedad del lenguaje, es decir de la multiplicidad de sentidos de las palabras.

Pero este es otro post.

Bibliografia.-

Sandra Blakeslee y V. S. Ramachandran: «Fantasmas en el cerebro»

Roger Bartra: “Antropologia del cerebro”. Fondo de cultura económica. Mexico. 2006.

Un post relacionado: La gaviota culta

¿Somos cyborgs?

Pueden haber gatos sin sonrisas pero nunca una sonrisa sin gato.

(Alicia en el pais de las maravillas)

Cuando era un niño me llamaba mucho la atención tanto el oido como el olfato de los perros, ellos parecian conocerlo todo a través del olor, husmeando por ahi, y seguramente oian cosas imposibles para los humanos de modo que le pregunté a mi abuelo (mi abuelo parecia saberlo todo):

– ¿Abuelo, por qué los perros oyen y olfatean siempre y parecen reconocernos por el olor o la voz?

– Nosotros no necesitamos esas cosas y ¿sabes por qué? Porque nosotros somos muy inteligentes, más que ellos, por eso podemos hablar y ellos no.

Y ahi acabó la explicación.

De modo que me quedé con la idea de que inteligencia y lenguaje eran la misma cosa y que por eso nosotros casi no teniamos olfato y nos reconocíamos por la vista seguramente, que es poco de fiar.

Más tarde ya siendo estudiante de medicina y después de conocer la teoría de la selección natural de Darwin completé aquella pregunta con otro enigma: seguramente nuestra especie habia progresado tanto (en relación con los animales) a causa de nuestra inteligencia y de ciertos genes competitivos que habian hecho que nuestra especie ascendiera escalones evolutivos hasta situarse en el zénit de la pirámide de la vida.

Pero yo nunca las tuve todas conmigo por una razón: no entendí nunca como una especie como la nuestra mal dotada en la visión, oido y olfato habia tenido tanto éxito evolutivo, ¿como logramos sobrevivir a los constantes cambios de clima y hábitat?¿Como nos las arreglamos para comer, no morir de frío y reproducirnos a pesar de las condiciones ambientales adversas?.

Faltaba algo en la ecuación, pues nosotros los sapiens no tenemos la vista de las águilas, ni el olfato de los perros, el oido de las gacelas, la velocidad de carrera del puma, los cuernos de los búfalos, los dientes de los leones, el aparato digestivo de las cebras o las garras del halcón. ¿Cómo es posible que una especie tan mal dotada para sobrevivir hubiera tenido tanto éxito evolutivo?

Si la selección natural era una especie de lotería donde el más fuerte y el más dotado era el que lograba sobrevivir y por tanto transmitir sus genes a la siguiente generación, había algo en nuestra especie que no encajaba. Todo parece indicar que el sapiens no estaba demasiado bien dotado para sobrevivir a ambientes cambiantes y dispersos, amenazados por venenos y enfermedades, fenómenos naturales adversos y el constante acoso de las fieras.

Perseguí esta idea hasta que un dia me encontré con un articulo de un judio zoólogo llamado Zahavi (A. Zahavi, 1975). Alli el autor afirmaba que a veces el éxito de una determinada especie o rasgo no procedía de sus ventajas sino de sus hándicaps.

De modo que me propuse averiguar algo más sobre el asunto y me di de bruces con Roger Bartra.

Roger Bartra es un antropólogo de origen catalán  afincado en México que en el 2006 publicó un libro fundamental en la historia de la neurociencia y que se titula «Antropología del cerebro» ¿Qué hace un antropólogo escarbando en el cerebro humano si no sabe nada de neurobiología me pregunté?

De modo que comencé a leerlo. Hace ya algun tiempo publiqué algunos de sus hallazgos en sendos posts, de los que extractaré algunas de sus ideas principales, una de ellas procede de una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez:

¿Usamos todo nuestro cerebro?

Para contestar esta pregunta neceistaremos hacer una pequeña incursión evolutiva: el paso de un cráneo neanderthaliense a un craneo braquicefálico que ya mostré en este post. Y adentrarnos en un concepto planteado por Ian Tatershall y Jay Gould al que llamó exaptación. A diferencia de la adaptación, aquí se trata de innovaciones espontáneas que carecen de función o que juegan un papel muy diferente al que finalmente tienen. El ejemplo más conocido son las plumas de las aves que mucho antes de ser útiles para volar funcionaron como una capa para mantener el calor del cuerpo. Tattersall cree que los mecanismos periféricos del habla no fueron una adaptación sino una mutación que ocurrió varios cientos de miles de años antes de que quedaran circunscritos por la función de articular sonidos. Y posiblemente, según este científico, las capacidades cognitivas de que nos jactamos fueron también una transformación ocurrida hace 100 o 150 mil años que no fue aprovechada (exaptada) sino hasta hace 60 o 70 mil años cuando ocurrió una innovación cultural, el lenguaje, que activó en algunos humanos arcaicos el potencial para realizar los procesos cognitivos simbólicos que residían en el cerebro sin ser empleados.

Dicho de otra forma el lenguaje es una prestación basura o pechina que sólo se desarrolló cuando encontró en el medio ambiente y en la tecnología previa un entorno suficiente para que se desarrollara.

Los sonidos hablados no comenzaron a emplearse hasta que nuestra especie se vio sometida a retos que superaban los recursos normalmente usados. Lo importante en un proceso de exaptación es la refuncionalización de las modificaciones no adaptantes llamadas spandrels por Jay Gould, que toma un término de la arquitectura: esos espacios triangulares que no tienen ninguna función y que quedan después de inscribir un arco en un cuadrado (tímpano, enjuta) o el anillo de una cúpula sobre los arcos torales en que se apoya (pechina). Las pechinas cerebrales podrían haber sido circuitos neuronales abiertos a funciones inexistentes o desaparecidas, a memorias inútiles o a señales externas que no llegan, o bien a mecanismos no relacionados con procesos cognitivos.

Naturalmente esta idea no es baladí porque supone el modificar nuestro punto de vista sobre la evolución de nuestra especie. Siguiendo esta teoria de Roger Bartra sobre la conciencia tendremos que modificar nuestro punto de vista sobre la hominización: un proceso que no estaría relacionado tanto como saltos evolutivos provocados por mutaciones sino por evoluciones graduales lentas de cambios que ya estaban preinscritos en el cerebro como una prestación basura que no pudo ser utilizada más que a partir del momento en que se hizo necesaria.

En este sentido la evolución del Homo erectus o el Habilis hasta el Sapiens tendria menos saltos evolutivos de lo que los neodarwinistas suponen y más allá de eso: que el éxito evolutivo del sapiens estaría relacionado con sus hándicaps más que con sus logros cerebrales.

Efectivamente nuestro cerebro es una chapuza tendente a averias, tal y como dice otro neurocientifico del relieve como Robert Linden (Linden 2010). El problema del cerebro es que es un ente vivo y no un motor (que puede pararse) o un ordenador (que puede desenchufarse). Cuando se dan estas circunstancias -y esta es la idea fundamental de Bartra- se provoca sufrimiento. Nuestro cerebro no puede pararse o desenchufarse pero puede sufrir.

Y es precisamente cuando se sufre cuando echamos mano de las pechinas, es decir de esas reservas de conectividad que no usamos más que cuando ciertos gatillos las encienden.

Es seguro que nuestros ancestro sufrieron, frio, hambre, decepción y dolor y esta es precisamente la razón que encuentra Bartra como causa de la emergencia de la conciencia humana.

La conciencia humana emergió por la necesidad provocada por el sufrimiento.

El cerebro humano no puede desenchufarse o pararse como un motor pero puede hacer emerger propiedades autopoyéticas destinadas a aliviar su sufrimiento.

Puede construir prótesis que le permitan minimizar su dolor, por ejemplo el fuego, la idea de Dios, las herramientas, las armas, los  adornos, el pensamiento espiritista y sobre todo el entrelazado del clan: las reglas sociales del parentesco y sobre todas ellas la evidencia de que los otros seres poseian intencionalidad igual que nosotros mismos. Bartra llama prótesis tanto a la cultura, a los símbolos, al lenguaje y en suma a la sociedad, una vez creados nos hacemos dependientes de ellos. Un concepto que nada tiene que ver con el concepto clásico de medio ambiente o hábitat que ignora el hecho de que la realidad que percibimos es un constructo protésico de nuestra tecnología. A partir del momento en que se inventó la cultura nuestra especie dejó de ser «natural» y se convirtió en «cultural». Los saltos evolutivos de la cultura anteceden en millones de años al trabajo evolutivo. La cultura evoluciona más rápido que la evolución.

Para Bartra la conciencia es «aquello que sabemos de una forma compartida» y que incluye la recursividad, «una percepción que percibe que percibe». Una intencionalidad compartida con otros seres semejantes que a su vez tambien tienen intencionalidad.

Y aqui se inserta el concepto más interesante de su teoria: el concepto de exocerebro.

Tendemos a pensar que la conciencia humana reside en algun lugar de nuestro cerebro, del mismo modo tendemos a creer que nuestra actividad mental procede de ese órgano que reside en el interior de nuestro cráneo hasta tal punto que solemos pensar que cuando un sujeto delira -por ejemplo- ese delirio se encuentra en el interior del cerebro. No es cierto. Del mismo modo que es imposible pensar en el hombre en su forma «natural» es imposible aislar cualquier producto mental y reducirlo a un proceso cerebral. Antes de nada somos productos del feedback entre las prótesis que hemos creado y nuestro cerebro.

Nuestro cerebro no es inmune a ciertos feedbacks que proceden del entorno social que hemos creado puesto que se ve obligado a construir nuevas redes cognitivas para dar sentido a lo que le llega de sus propias prolongaciones. El cerebro del sapiens es una baratija que gracias al dolor fue capaz de crear ciertas muletas cognitivas que le dieron cobertura e hicieron su vida más soportable: lo hizo a través de la tecnología, la ciencia, el saber-compartido, el arte y la conversación. Pero estas prótesis a su vez tienen consecuencia sobre el entramado neuronal.

Pondré un ejemplo.

La idea de Dios es una formidable creación de la conciencia humana que surgió del terror, la soledad, el dolor, la incertidumbre y la ignorancia. No es que Dios estuviera ahi antes de la conciencia humana esperando a que el humano le reconociera, sino que más bien sucedió al revés. pero una vez creada la idea-representación de Dios, esta idea se abrió paso en el interior del cerebro, abriendo conexiones inexploradas e impulsando al sapiens hacia una busqueda espiritual hacia la divinidad que es otra manera de pensar en algo trascendente que está por encima del individuo mismo. El éxito de esta idea modificó el cerebro e impulsó al sapiens hacia otras búsquedas más abstractas, simbólicas y alejadas de lo material. No es extraño que la idea de Dios tuviera tanto éxito en nuestra especie, no sólo por lo protectora que resulta en cuanto a «qué debemos hacer» sino porque también nos impulsa hacia algo que se encuentra «mas allá de nosotros mismos» y que expande nuestros horizontes perceptivos.

La verdad es que el sapiens es efectivamente un cyborg pues gran parte de sí mismo se encuentra fuera de su cráneo en una especie de disco duro «compartible en nube por toda la humanidad». Son los órganos sensoriales los canales por donde discurre esta comunicación entre exocerebro y endocerebro y nuestra conciencia es la que hace de enlace, de psicopompo.

Bibliografia.-

Robert Linden : «El cerebro accidental. paidos. barcelona 2010.

Roger Bartra: «Antropologia del cerebro». Fondo de cultura económica. Mexico. 2006.

A. Zahavi: (1975) Mate selection – a selection for a handicap. Journal of Theoretical Biology. 53: 205-214

El limbo, la Nada y David Bohm

Escribo este post para protestar de que el limbo ya no existe por decreto papal. Fue precisamente ayer mientras daba una conferencia sobre Psiquiatria y espiritualidad que me enteré: resulta que el papa ha promulgado una especie de decreto suspendiendo de empleo y sueldo a una de las instituciones mas importantes de mi vida. Aun estoy indignado.

Fue asi como descubrí qué cosa era eso del limbo.

Tendria unos 5 años, le pregunté a mi madre

– ¿Mamá donde estaba yo antes de nacer?

Mi madre que no era experta en temas teológicos me espetó casi a bocajarro

– En el limbo, hijo.

Naturalmente le pregunté donde estaba ese lugar, pero mi madre me dijo que no era un lugar, como no tenia formación budista tampoco me dijo que era un estado mental, no se le ocurrió otra cosa que decir sino que el limbo era como el purgatorio: el lugar donde van los que sin ser malos no ha sido buenos del todo. Se trata pues de un lugar de paso, un lugar de perfección, pero como mi madre no habia leido a Schopenhauer, no fue capaz de aclarar las diferencias que habia entre el limbo y el purgatorio (ignoro si el papa tambien se ha cargado esa especie de AENA celestial por falta de controladores) pero lo cierto es que el purgatorio y el limbo nada tienen que ver entre si.

Tardé algunos años más en conocer la diferencia, al limbo -llamado de los justos o inocentes- iban los niños que no habian sido bautizados  y que venian de serie mortificados por el pecado original dicho en terminos mas actuales: la pena de la dualidad. En aquel lugar coincidian los no-natos como San Ramón y los niños que morian antes del bautismo. de modo que la siguiente pregunta a mi madre venia al pelo.

– ¿Y donde van los que se mueren?¿Vuelven al limbo?

Nótese como yo ya era bastante filósofo de pequeño y que en mi mente no cabian dos nadas sustanciales, si veniamos de la nada teniamos que volver a la nada, de manera que nunca me tragué eso del cielo o el infierno que me parecía un premio de consolación para ignorantes o seres de bajo nivel de entendimiento.

Tardé aun muchos años en acercarme a otros conceptos similares al del limbo, pero creo que el que más se la parece es el concepto gnóstico de pleroma. Un concepto rescatado por Garl Gustav Jung y que asimilaba a la Unidad primordial de la que todos procedemos.

De modo que ya se que es el limbo, y por eso lamento que el papa haya amortizado el concepto. El limbo es esa Nada primordial que como sabemos y por lo que dicen los fisicos no existe sino casi siempre llena de algo. El vacío-vacío es una entelequia metafísica pero no puede existir de manera que ya tenemos alguna pista de qué es el limbo.

Pero no tenemos ni idea de dónde está ese lugar, suponiendo que sea un lugar, claro está que hablar de lugares en la física moderna solo sirve para describir nuestro mundo sensible, aquel que percibimos a través de los sentidos, puesto que eso de los lugares (el espacio-tiempo) es al parecer la jaula cognitiva que nos mantiene entretenidos en este mundo de las hipotecas y de la reforma de las pensiones pero no tiene nada que ver con el Lugar consmológico primordial que explotó en el big bang.

De modo que la pregunta ¿qué explotó en el big bang? al decir de los fisicos carece de sentido puesto que un segundo antes de que explotara no habia tiempo es pues imposible cronometrar o ni siquiera pensar que sucedía antes de ese momento cosmológico. Los físicos zanjan el asunto diciendo que lo que explotó fue una singularidad, es decir una condición donde no se cumple ninguna de las leyes fisicas que rigen nuestro universo tal y como lo vemos hoy. Ni habia tiempo, ni luz, ni materia, ni masa, ni fotones, ni electricidad, ni soles, ni nada de nada. ¿Pero entonces qué habia?

Nada. Una nada creadora de seres, objetos , materia, luz y tiempo-espacio. Una tensión polar entre el ser y la nada manifestada en el orden desplegado.

Claro que si era creadora y expansiva nos resulta dificil de concebir esa Nada, lo más lógico sería pensarla como un Todo, pues un Todo sin Nada seria un Todo incompleto, pero yo propongo algo mejor pensarla como una Unidad (una unidad donde el Todo y la Nada fueran la misma cosa) o si viene al caso pensarla como una Simetria primordial (Huxley) o un orden implicado (David Bohm). (Aqui hay un buen post sobre el concepto de «orden implicado y orden explicitado»)

El orden implicado de David Bohm me parece un concepto solapado con el de Huxley y tambien con el concepto de pleroma gnóstico sin embargo el concepto de limbo me parece una chapuza inventada para dar avío a los niños que nacieron con ese pecado heredado pero que no tenian culpa alguna por falta de uso de razón para el pecado: un invento de los teólogos primitivos para salir del paso, algo asi como la chapuza del estado de alarma que nuestro gobierno ha puesto en marcha para terminar con una huelga sin sindicato que la promulgara.

Fascinante sin embargo es el concepto de David Bohm acerca de en qué consiste esa Unidad primordial que el llama el orden implicado:

«en cualquier elemento del universo se contiene la totalidad del mismo: la parte está en el todo, y el todo está en la parte. Detrás de la apariencia del orden desplegado existe un orden implicado, afirma Bohm»

Pero aqui no termina la cosa porque a escala humana,  la conciencia humana es el delegado terrenal de ese orden primordial sin desplegar y donde no existen ni el espacio ni el tiempo, ni la masa ni la materia:

la conciencia (pensamientos, emociones, deseos, voluntad, toda la vida mental o psíquica) está básicamente en el orden implicado como lo está la materia, y, por consiguiente, no es que la conciencia sea una cosa y la materia otra, sino más bien que la conciencia es un proceso material y está ella misma en el orden implicado, como lo está toda la materia, y que la conciencia se manifiesta en algún orden explicado, como hace la materia en general”. Según su hipótesis, la diferencia entre la materia y la conciencia se encuentra en el estado de sutilidad, “la conciencia es posiblemente una forma más sutil de materia y de movimiento, un aspecto más sutil del holomovimiento”.

Se trataría pues de un continuo de densidad, la máxima en la materia, la forma más sutil sería la conciencia y de entre ellas la humana seria su máximo exponente.

Si tanto la materia densa como la conciencia sutil están en parte en el orden implicado (la Totalidad) como en el orden desplegado (explicitado tal y como lo percibimos) lo que nos queda por saber es como se comunican ambos mundos. ¿Podemos percibir alguna traza de ese Totalidad?

Personalmente me gusta la idea del hipercubo del que ya he hablado mucho en este blog pues me parece una bella y elegante metáfora de como un objeto tetradimensional puede proyectarse en tres dimensiones, de la misma manera que hacemos cuando dibujamos en el plano (dos dimensiones) un cubo que en realidad posee tres dimensiones. La idea es que el hipercubo no puede representarse en nuestro mundo sensible de tres dimensiones pero podemos proyectar su sombra como podemos ver en la imagen animada superior.

No cabe duda de que se comunican a través de vórtices, a través de túneles que en algun lugar he llamado fistulas. Se trata de momentos especiales que carecen de interpretación, un fenómeno sobre el que escribí en el post anterior, eso que se nos cuela entre las grietas de la comprensión y que es al mismo tiempo la matriz de todas las comprensiones, algo que carece de explicación siendo como es profundamente explicativo, un Eureka, una comprensión súbita si es algo cognitivo, o una experiencia jubilosa si es algo emocional o una experiencia de la memoria (hipermnesia) o de la percepción (heautoscopia o desdoblamiento). Le llamamos éxtasis cuando se comparten elementos cognitivos, emocionales, conductuales y mnésticos.

Es como un triángulo de las Bermudas de la comprensión y suplico a su Bondad dárselo a probar a quien pensare que miento.


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Avatares

Un avatar -en su acepción de la red-es una imagen que ejemplifica nuestra identidad digital pero es tambien una pelicula más que recomendable que se proyecta actualmente en los cines tanto en 3-D como en pantalla normal.

Pero en realidad la palabra avatar se refiere en el hinduismo a la encarnación terrestre de un Dios, usualmente Vishnu. Asi los dioses terrestres serian secuenciales encarnaciones o versiones de la deidad original.

Y es por eso que en la pelicula «Avatares» existen duplicados de personas concretas que pueden adquirir formas diversas. Se trataria de cuerpos que comparten una misma mente, una especie de trasplante mental hace las veces -en la ficción de la pelicula- de esta duplicación.

Todos tenemos un avatar porque todos tenemos una imagen de nosotros mismos. El lector puede visitar este post donde abordé el tema del doble cuerpo.

Y todos somos capaces de formar imágenes porque tenemos imaginación.

La imaginacion es una prestación de nuestra mente que aparece despues de la caida. Y la caida es aquel hito mental que nos hace darnos cuenta de que existe un otro, que la madre es el otro. Hasta este momento del desarrollo no existe imagen ni imaginacion y el bebe navega en un oceano beatífico de estupida euforia sin llegar a discriminar su cuerpo de su mente, su propio cuerpo del cuerpo de la madre, el tiempo y el espacio aun no existen y el niño sólo puede percibir eventos desconectados entre si.

La caida de Icaro

Pero después de la caida el niño no tiene más remedio que asumir que su madre y él están separados y que tienen cuerpos ditintos y más aun: que existen momentos de ausencia de la madre. Esta fluctuación entre presencias/ausencias -entre el está y no está- son los germenes de la imaginación pues el niño aprende poco a poco a guardar recuerdos de la imagen materna. Un buen dia descubrimos que ese niño busca con la mirada algo que recuerda, es entonces cuando obtenemos la prueba de que aquello que se busca es algo que se retuvo en la memoria y que la imaginación puede evocar. Recomiendo al lector la lectura de este post donde abordé la transición desde el Yo urobórico al Yo tifónico.

Naturalmente el desarrollo de la imaginación es un potente tranquilizante porque define el mundo en dos trozos de pastel de confianza/desconfianza o de certidumbre/incertidumbre. La dualidad acabará por imponerse a la mente infantil y escindirá su mundo en esas dos partes que fundarán el mundo real  e instituirán el principio de realidad. Pero además la imaginación es un potente estimulante del miedo tambien, la imaginación es el carajillo del alma. Pues el miedo es siempre el miedo a lo otro.

Con el tiempo la imaginación se hace más y más potente, incluyendo en ella al lenguaje, los escenarios temporo-espaciales precisos y la autodirección de la misma. El mundo de nuestra imaginación representa al mundo en su ausencia y nos permite sobrevivir en ambientes fuertemente precarios. Más allá de eso nos permite construir mundos a nuestro antojo y habitar en ellos. Pues nuestro cerebro procesa de la misma manera tanto aquello que procede de la realidad externa como aquello que procede de la realidad intrinseca de nuestra imaginación.

Con nuestra identidad digital pasa un poco lo mismo: está en nuestra mano configurar una identidad determinada que no necesariamente ha de ser una prolongación de nuestra identidad real, en este post escribí a propósito de esta cuestión.

Esto es un avatar 2.0 (lo que ya tenemos)

De momento los avatares que solemos usar en Internet son bastante primitivos y toscos: burdas imágenes que usamos como Logos de nosotros mismos, para publicitarnos u ocultarnos o bien fotografias de tamaño carnet de nuestra propia cara. Pero llegará un dia -tal y como barrunta la pelicula en cuestión- que nuestros avatares serán de carne y hueso o al menos entidades robotizadas que harán de bots de nuestra subjetividad según nuestros intereses. En la pelicula susodicha el individuo real se encuentra conectado mentalmente -comparte más bien- su mente con la de su avatar y puede asi explorar mundos sin poner en riesgo su propia identidad ni su porpio cuerpo.

El problema que plantea la pelicula es que la vida de un avatar puede ser más interesante que la vida real de su propietario y entonces elige pasarse al mundo de allá tal y como le sucedia a Alicia y también al héroe de «Bailando con lobos» que acaba haciéndose indio renegando de su pasado militar. Aqui en Avatar pasa algo muy parecido, la vida humana es insostenible para el soldado Jake Sully y se pasa de bando por amor y tambien por asco con los de su especie, un poco lo mismo que le pasó al teniente Dunbar que tambien estaba de vuelta de todo después de una herida de guerra y su consiguiente estrés postraumático.

La pelicula de Cameron (Alien, Terminator, Titanic) es un refundido de ideas donde prima el espectáculo no exento de reflexiones míticas, ecológicas, Gaianas, animistas y de la íntima conexión de lo humano y su medio ambiente -holisticas-, una feroz critica al militarismo, al lucro desmedido y a la maquinaria de guerra que acaba imponiéndose a cualquier otra consideración. El enfrentamiento entre la ciencia, la fe, las armas y los negocios parecen referirse al despojo de nuestro planeta más que a una metáfora de algo que sucede en un planeta lejano «Pandora» donde habita una civilización que se pretende desplazar de lugar por asentarse en una mina de un preciado mineral.

El dominio tiene dos partes, uno a través de la antropologia – que fracasa- dando lugar a la acción militar. Sin embargo el estudio de aquella civilización lejana por notables cientificos que buscan una forma de convencerles de que abandonen sus tierras parece calcada de lo que está sucediendo en la selva amazónica donde la maquinaria pesada avanza año tras año esquilmando la selva y desplazando amplias masas de población hasta entornos o reservorios precarios.

Y lo hacen a través de avatares, compuestos a medias de ADN humano y  ADN Navi (los antropoides habitantes de Pandora), para mi lo más conseguido de la pelicula es precisamente la conexión -el vinculo- que logran establecer los humanos con sus avatares y los avatares con todas las criaturas de su medio ambiente.

Hilos invisibels que comunican unos estados mentales con otros.

¿Serán asi los avatares del futuro?

Estado mental frente a estado mental.

¿Será asi la web 3.0?

Copiones y bots

La red está llena de clones y un clon es algo asi como un replicante como aquellos personajes de Blade Runner que parecian humanos pero no eran sino máquinas. Máquinas tan parecidas a los humanos que en cierto modo eran indistinguibles, hasta alma parecian tener puesto que buscaban constantemente a su creador para saber algo acerca de su destino, se trataba de copias tan perfectas que pasaban por originales pero albergaban propósitos belicosos para la raza humana, es por eso que habia policia destinada a identificarlos.

El problema de Internet es que de tan democrático que es puede morirse de éxito y puede hacerlo porque aqui la policia solo persigue a los pederastas y la red está llena de copiones, plagiadores, bots y clones por no hablar de los males menores, publicidad, spam, informacion falsa y pornografia barata. Esta página por ejemplo que lleva un nombre tan de «crecimiento personal» como «yo evoluciono» se dedica a eso: a fusilar los articulos que escribe la gente que tiene ideas, copiar y pegar y luego le cambian el nombre, un tal Prophet (un bot de ciencia-ficción quizá) es el encargado de fusilar los articulos y de hacer desaparecer el autor original.

Muy profético, si.

Artículo de Bruno Gallo “Los replicantes no pueden tener correo electrónico” (El País, 20 de diciembre de 2002).
REPORTAJE

Los replicantes no pueden tener correo electrónico
Las compañía de mensajería en Internet han desarrollado tests especiales que todo usuario debe aprobar para tener una cuenta de ‘e-mail’, con el objeto de diferenciar a las personas de los robots
Un galápago yace boca arriba en el desierto, y usted no le ayuda, así que agoniza y muere abrasado. ¿Qué siente usted? Con ésta y otras preguntas, por ejemplo sobre su madre, unos agentes especiales llamados blade runner detectaban a unos robots idénticos a los seres humanos y los eliminaban. Así sucedía en el futuro imaginado por el director de cine Ridley Scott, y algo parecido ocurre ahora en la realidad, después de
que las compañías de correo electrónico hayan instalado un test para asegurarse de que usted, sí, usted, no es una máquina, y por tanto puede tener una dirección de correo en Internet.
Puede que haya intentado abrir una cuenta de correo en Hotmail (servicio de mensajería electrónica de Microsoft), Yahoo o Terra (de Telefónica). Habrá tenido para ello que dar su nombre, apellido, edad, número de teléfono y otros datos personales, y aceptar los términos del contrato. Pero también habrá tenido que pasar un pequeño test que quizá no le haya llamado la atención, pero sin cuyo aprobado no habría obtenido su cuenta.

El test en sí es muy sencillito. Bueno, es sencillo si es usted humano y no una máquina.
En el caso de Hotmail, se trata únicamente de transcribir en texto los números y letras generados al azar que aparecen en una pequeña imagen. Los caracteres alfanuméricos tienen rasgos de fantasía, con muchos oropeles, pero son fácilmente identificables.
Para abrirse una cuenta de correo de Yahoo la prueba es muy similar. Tras suministrar los datos personales, el usuario tiene que teclear la palabra que aparece en una imagen un poco distorsionada, con caracteres retorcidos o sobre un fondo psicodélico.
En el caso de Terra el procedimiento es muy similar.
Microsoft explica de modo sucinto el porqué de esta medida: “En la mayoría de los casos, sólo una persona (no un programa) puede reconocer los personajes de una foto.
Los piratas informáticos utilizan programas que causan muchos perjuicios para registrarse en varias cuentas con un servicio web. Con estas cuentas, los piratas pueden interrumpir el servicio y causar problemas a los usuarios. Por ejemplo, los piratas pueden utilizar las cuentas para enviar correo no deseado. También pueden utilizar programas dañinos para iniciar sesión automáticamente en varias cuentas al mismo
tiempo”.
Una idea genial contra la piratería
Pero la historia detrás de estas pruebas es mucho más atractiva (ver EL PAÍS del 18/12/2002). La iniciativa partió de Udi Manber, científico jefe de Yahoo, que quería contar con un modo de diferenciar las máquinas con las que algunos individuos se 11 creaban miles de cuentas de correo electrónico con intenciones piratas de los usuarios normales.
¿Pero cómo distinguir un hombre de una máquina? Hace 50 años, Alan Turing propuso que se podía decir que una máquina pensaba si un ser humano no podía identificarla como tal. El problema es que, a la hora de darse de alta en una cuenta de correo, no hay una persona al otro lado que compruebe si usted piensa para saber que no es una máquina, por lo que había que inventar un método automático de criba.

¿Sabe resolver este ‘captcha’?
La respuesta le llegó a Manber de Manuel Blum, un investigador de la universidad estadounidense de Carnegie Mellon, y sus colaboradores. Lo que inventaron estos tipos fue un rompecabezas como los descritos anteriormente, muy sencillos de resolver para un ser humano, pero inasequibles para una máquina, y los bautizaron como
Captchas, acrónimo en inglés de Prueba de Turing Pública Completamente Automatizada para Diferenciar a los Ordenadores de los Humanos.
Así, ha nacido una nueva carrera entre científicos buenos y piratas malos: mientras los segundos mejoran sus máquinas para que puedan pasar este moderno test del replicante, por ejemplo con escaneadores de texto más potentes, los primeros desarrollan nuevos
captchas cada vez más complejos pero a la vez siempre sencillos de resolver para los usuarios, que, como usted y como yo, para bien o para mal no tenemos un ordenador en la cabeza.

El mapa y el territorio (el original y la copia) no son la misma cosa

Ahora lo que falta es un software para identificar copiones, que quieren que les diga, a mi Internet me parece un invento revolucionario pero sus enemigos principales son esos que duplican mis post y los convierten en bots replicantes. Hacen falta unos blade runners que recorran la red para denunciar a esos depredadores.

Un post mio replicado, el verdadero.

El replicante. de Prophet.