Soy uno de los que me presenté como voluntario para un experimento que la empresa #carrymeback llevó a cabo para viajar en el tiempo, y cuyo slogan es «Solo se vive dos veces» que utiliza para su publicidad una canción que Nancy Sinatra cantaba en una pelicula del agente 007. Las condiciones generales vinieron descritas en el post anterior. Pero lo importante es que para ser aceptado como voluntario -al que nos presentamos unas 40 personas de todo el país-, hay que pasar una serie de filtros. Se trata de descartar a personas que pretendan algo más allá de lo que el viaje mágico puede ofrecerles. Se trata de despistar a aquellos que han sufrido abusos importantes, han tenido o tienen enfermedades intratables o simplemente presentan alguna discapacidad cognitiva que les impida comprender qué pueden y qué no pueden esperar de su viaje. Adversidades que en cualquier caso vinieron de afuera.
Conocí a Igor, nuestro instructor que fue el que hizo la elección de los viajeros, que después de varios cuestionarios y entrevistas personales nos dio el visto bueno a 12 viajeros, 6 hombres y 6 mujeres , los que fuimos elegidos para completar el curso que Igor nos impartió a lo largo de tres meses.
El curso obligatorio.-
El primer tema que abordó Igor fue el del libre albedrío. ¿Podemos elegir cualquier cosa o ya venimos de serie determinados? ¿pudimos hacer otra cosa bien distinta a la que hicimos en nuestra primera vida? Para comprender en qué consiste el libre albedrío Igor nos puso un ejemplo fácil de entender: cuando vamos a un restaurante elegimos qué vamos a comer según un menú donde se encuentran las especialidades de la casa. Esto es un ejemplo simple y sencillo de nuestra capacidad de elegir, sin embargo no aborda el filosófico problema del libre albedrío que es más profundo.
El tema del libre albedrío sirve para entender qué podemos y qué no podemos cambiar en esta segunda oportunidad que #carrymeback nos ofrece. ¿Qué significa elegir? ¿Qué cosas nos vienen de serie obligatoriamente y qué cosas podemos elegir? ¿Qué consecuencias tienen nuestros actos de elección?
Creemos en el libre albedrío porque sabemos que nosotros los humanos tenemos deseos y tenemos ademas facultades criticas para revertir las decisiones que en su día tomamos y que hoy no pasarían una critica racional. Es verdad que muchas veces no somos conscientes de que hayamos tomado una decisión pero esta inconsciencia no quita ni un gramo de responsabilidad en su gestión. Para ellos necesitamos saber que:
En #carrymeback tenemos una filosofia que tiene en cuenta al inconsciente: la mayor parte de nuestras decisiones no son racionales, es decir no proceden de nuestro raciocinio ni de nuestra voluntad. El problema es que hasta que no apareció la palabra «saliencia» no disponíamos de un verbo para sustituir al de «elegir» que suponemos siempre un acto consciente y voluntario. Y las cosas que suceden por fuera de nuestro control siguen siendo nuestras (del mismo modo que sucede en los sueños). Podemos ser agentes de algo sin ser conscientes de sus resultados pero eso no nos irresponsabiliza de nuestros actos. Y más aun: un acto inconsciente puede ser intencional sin ser consciente ni voluntario. Un ejemplo de ello puede ser un síntoma conversivo: es intencional (dice algo a alguien), pero es inconsciente (de su motivo) y es involuntario (el síntoma no puede ser dirigido a voluntad). Elegir no es solo una cuestión de voluntad sino un problema de agencia.
En cualquier tipo de conducta hay tres ejes, el eje voluntario-involuntario, el eje consciente-inconsciente y el eje intencional-no intencional, en el siguiente cuadro puede el lector observar las diferencias entre un síntoma conversivo, un síntoma psicosomático, un síntoma facticio como el síndrome de Munchausen y la simulación simple.

De manera que tenemos al menos cuatro formas de disimular que algo que hemos hecho no nos pertenece en realidad, como si alguien lo hubiera puesto ahí.
Nosotros en #carrymeback somos compatibilistas, es decir reconocemos que el determinismo causal es cierto (o puede serlo) pero creemos también que el libre albedrío es compatible con un Universo donde las leyes son deterministas. Lo cierto es que solo el pasado es determinista pero en el futuro se abren todas las posibilidades.
Creemos que el libre albedrío existe y no existe. No se trata de un ejercicio de equidistancia o de simple compatibilismo. Se trata de que tenemos un concepto bien distinto de la causalidad que se maneja como referencia. ¿Qué significa determinismo?
El determinismo puede existir en ciertos sistemas lineales pero no significan nada en relación con la vida que se rige por leyes bien distintas: se trata de sistemas no lineales dónde la determinación carece de contenido. Es cierto que toda conducta humana necesita un soporte biológico (no hay conducta, ni pensamiento ni subjetividad) sin un soporte pero el soporte es condición necesaria pero no suficiente, quien habla o piensa es una persona en una totalidad y no un trozo de su cerebro. Usualmente confundimos reaccionar (una célula puede hacerlo) con responder solo una persona puede responder a un otro que pregunta.
En mi opinión -explicaba Igor- es imposible defender la no-creencia en el libre albedrío y prescindir del inconsciente, si quitamos al inconsciente de esta ecuación y solo admitimos la racionalidad como motor de nuestro psiquismo entonces si existe el libre albedrío: podemos elegir, lo que nos conviene, la mejor opción o la que tiene menos riesgos, también podríamos elegir de quién nos enamoramos o nuestra orientación sexual, pero ¿cómo explicar la continua caída en decisiones estúpidas o peligrosas?, ¿cómo explicar que a veces decimos cosas que no creemos o que no quisimos decir, que cometemos estupideces que sabemos que no nos traerán nada bueno?, ¿cómo explicar los síntomas neuróticos que suceden siempre más allá de la voluntad?¿Por qué no podemos dejar de fumar usando la voluntad o la razón? ¿Por qué caemos siempre en el mismo patrón que ya sabemos -por experiencia- que nos lleva al fracaso? ¿Por qué tenemos actos fallidos?
Es en la clínica donde vamos a encontrar cientos de ejemplos que demuestran que los síntomas neuróticos no están ahí porque los hayamos elegido y la vida cotidiana nos da ejemplos bien conocidos que parecen apoyar esa idea.
Ahora bien, el debate entre el libre albedrío sufre en mi opinión de varios adyacentes que superan el problema filosófico en sí mismo. Algunos autores plantean el tema de la libertad pero lo llevan a extremos metafísicos cuando se preguntan ¿Podemos elegir dónde nacemos? ¿Pedimos acaso nacer? Obviamente no, se trata de una pregunta absurda, ningún feto puede tomar decisiones y nos llevaría demasiado lejos en los planes de la vida si es que la vida tiene planes después de todo. Más enjundia tiene cuando se plantea si somos libres para elegir haber nacido en este o aquel país, en un barrio determinado, en un tiempo determinado.
Somos una empresa española y nuestro director general es español, pero no somos españoles por azar, nuestro director nació en Castellón y tampoco lo fue por azar, sus padres y sus abuelos y hasta donde yo se eran españoles y es el producto de una fusión de gametos que se dio en Castellón y no en el Congo. Es imposible que cualquiera de nosotros naciera en el Congo, imposible.Dicho de otro modo, somos el producto de la regeneración de una estirpe concreta, algo que está en otro lugar bien distinto a la libertad individual.
Mezclar el libre albedrío con esa concepción inalcanzable de libertad me parece que no aporta nada al debate sobre si somos o no libres para elegir. Y ahora me gustaría decir algo más sobre la determinación.
¿Qué es determinación y en qué soporte se encuentra tal cosa?¿Es algo biológico, genético, psicológico, social, metafísico?
Supongamos que eso que llamamos inconsciente es la determinación, hay algo en nuestro inconsciente individual que habla en nosotros (por ejemplo en los actos fallidos o en las alucinaciones auditivas), hay algo que nos impulsa a hacer lo que no queremos hacer (por ejemplo lavarnos las manos compulsivamente) o algo que nos impulsa a hacer algo que no queremos hacer (por ejemplo dañar a otro). ¿Por què lo hacemos entonces?. ¿Puede un terrorista no hacer estallar la bomba que llevaba incrustada en el cuerpo?¿Puede ese tirador de Kansas que se llevó por delante a tanta gente haber tomado otra determinación?
Para eso tenemos que saber más de los síntomas, un síntoma es un significante (S) y un significante puede ser una palabra, un objeto pero también un síntoma neurótico, psicopático o psicótico. Un síntoma es en cualquier caso algo forzado, algo que aparece como impostado, algo sin sentido. «No pude hacer otra cosa», suelen decir los asesinos apragmáticos y también dicen la verdad cuando afirman «No se por qué lo hice» o «No puedo hacer nada por detenerlo» dicen los obsesivo-compulsivos». O «no puedo dejar de amarle» dicen las histéricas maltratadas.
De manera que para hablar de determinismo necesitamos meter en la ecuación ese significante vacío: un determinismo vacío. Necesitamos cambiar nuestro punto de vista sobre el determinismo, no hay una teleología para lo determinado sino que se encuentra sobredeterminado y por eso los síntomas son diferentes en las distintos personas. Si el significante tuviera un significado único todos tendríamos el mismo síntoma neurótico o el mismo acto fallido, eso que habla en el lugar del hablante:
Yo quiero (lo que digo) decir.
Yo quiero decir algo pero digo otra cosa ¿pero qué culpa tengo yo de que «ternura» y «ternera» se distingan por una letra? Yo quise decir que eres una persona muy tierna pero lo que dije es que eres una ternera.
Pues el lenguaje nos atraviesa desde antes de nacer, tiene más años que nosotros y necesitamos usarlo para formular nuestras demandas, siempre a través de un código (lengua con sus leyes gramaticales) dirigido a alguien , un otro que lee nuestro mensaje y nos atiende en nuestro pedido (en el mejor de los casos) pero que también formula las prohibiciones pertinentes. El receptor del mensaje puede o no satisfacernos pero en la necesidad existe algo que siempre cae fuera del campo semántico, así:
Necesidad- Demanda=Deseo
Hay algo pues del deseo que queda como un significante vacío en el inconsciente, como un fisura, un agujero, sin contenido, sin significado.
Ya sabemos pues algo más: el soporte de la determinación no es biológica, ni psicológica sino lingüistica. Estamos determinados por campos semánticos.
Es por eso que el debate entre si el libre albedrío existe o no carece de solución sin meter al inconsciente en la ecuación. Ese que habla en nosotros.
Y de ahí viene mi idea de que el libre albedrío existe y no existe como el gato de Schrodinger, depende del observador.
En #carrymeback creemos en el cambio, es decir sí creemos en cierto potencial para elegir. Y parece que no hay mas remedio porque El libre albedrío parece necesitar del determinismo, porque de lo contrario el agente y la acción no estarían conectados.
¿Cuantos de ustedes después de hoy siguen apostando por el viaje?
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