Aristóteles fue uno de los primeros en utilizar este término, en el 300 antes de Cristo, para designar esquemas jerárquicos orientados a la clasificación de objetos científicos. El botánico Carlos Linneo (1707-1778) designó con el término taxonomía a la clasificación de los seres vivos en agrupaciones jerárquicamente ordenadas de más genéricas a más específicas (reino, clase, orden, género, y especies). A partir de esta concepción clásica, se desarrolló la taxonomía como un subcampo de la biología dedicado a la clasificación de organismos de acuerdo con sus diferencias y similitudes. De acuerdo con Grove, los principios que proporcionaban una guía rigurosa para la construcción de taxonomías eran la base lógica, la observación empírica, la estructura jerárquica basada en la herencia de propiedades, la historia evolutiva, y la utilidad pragmática.
Las taxonomías son la base sobre la que se ha edificado la ciencia y como no la medicina a fin de construir esquemas comprensibles de elementos dependientes unos de otros, aun hoy clasificamos las enfermedades según un listado de síntomas, estas clasificaciones son nosotaxias y siguen el enunciado de la taxonomía: un sistema jerarquizado donde los elementos se ordenan según su importancia tejiendo una especie de árbol siempre orientado de arriba-abajo.
Lo que nunca había leído o considerado es la idea de que las ideas políticas y con ellas las ideologías podían también representarse de ese modo arborescente donde cada una de estas ideologías tiene un precedente y un consecuente que le es similar pero no idéntico. Fue al leer este libro de Gustavo Bueno donde empecé a considerar la taxonomía como un buen principio para orientarse en el mundo actual donde los conceptos políticos y las ideas a ellos ligados son siempre banalizados por el pathos social y que en mi opinión explican tambien la orfandad en que la mayor parte de los ciudadanos sienten a la hora de situarse en el arco politico.
Hoy mismo en una conversación con un grupo de amigos he caído en la cuenta de que la mayor parte de la gente se define de centro, como si el centro fuera una ideología, cuando solo es un punto geométrico equidistante de los extremos, mientras que otros simplemente se declaran socialistas sin caer en la cuenta -la mayor parte de ellos no han leído a Bueno- de que hay muchos socialismos. Y esta es la idea central del libro de Gustavo Bueno, no solo hay muchas izquierdas, sino también muchas derechas.
A la hora de organizar esta taxonomía, Bueno acepta la idea -nacida en la Asamblea francesa- de izquierda-derecha, un eje de una sola dimensión que ha sido muy criticado por carecer -según algunos de relevancia hoy. Sin embargo agrega otros dos ejes: el eje Antiguo-Nuevo régimen y el eje del derecho natural. Ahora tenemos pues una figura tridimensional con la que podemos empezar a entendernos mejor.
Del eje izquierda-derecha poco voy a decir sino nombrar las ideologías que proceden de una u otra. El socialismo, el comunismo soviético, el comunismo asiático y el anarquismo son de izquierdas, mientras que el liberalismo, la democracia cristiana, los nacionalismos, el carlismo, el falangismo, el nazismo y el fascismo son de derechas junto con las teocracias arabes.
El trono y el altar.-
El segundo eje que trata Gustavo Bueno en su obra es precisamente un punto de corte histórico, que en Inglaterra fue en 1688 (La Gloriosa), en Francia en 1786 (La Ilustración) en España en 1808 (Constitución de Cadiz) en Rusia en 1917 (la revolución bolchevique) y en China la revolución cultural de Mao Tsé Tung en 1966. En todos estos casos se trató de romper el nudo entre monarquías y Dios, que compusieron un dueto prolongado durante siglos. Así los monarcas estaban inspirados divinamente al ejercer su dominio absoluto sobre casi todos los asuntos de Estado mientras que el clero era el aliado necesario para imponer este dominio. A esta situación se le llama Antiguo Régimen o feudalismo y es usual que el Nuevo régimen se refiera -entre nosotros- a lo ocurrido en Francia durante la llamada revolución francesa.
Bueno interpreta que aunque la nación política es inaugurada precisamente durante esta revolución en Francia a través de la izquierda (los opositores jacobinos), lo cierto es que todas las ideologías que conocemos pueden interpretarse en esta clave de pugna de intereses entre una clase social aristocrática heredera del Antiguo régimen y que hoy en día apenas existe junto con su hijos: la burguesía y el proletariado, las clase sociales emergentes después de la práctica desaparición de aristócratas, reyes absolutistas y clero representantes del orden feudal del antiguo régimen.
Es por eso que Bueno clasifica a las distintas ideologías en este segundo eje, dependiendo de la nostalgia o apego que exista alrededor de este antiguo régimen. Por ejemplo el nazismo alemán y el fascismo italiano son de derechas pero no congruentes con esta idea de trono y altar, sin embargo los tradicionalistas carlistas españoles son de derechas y además muy congruentes con esta idea foralista de tradición, monaquía y religión. Contrariamente a esta idea, Franco, que era de derechas y tradicionalista católico no era fascista, pues el fascismo es incompatible con la religión. En la opinión de Santiago Armesilla, Franco como El General primo de Ribera y Antonio Maura, eran de derechas socialistas (ver este video), una derecha alineada con el antiguo régimen pero orientada hacia una sociedad postindustrial, con una ideología contrarevolucionaria que a través de una cierta implantación de un estado del bienestar con mejoras en el trato a los trabajadores y múltiples inversiones sociales y laborales -que posteriormente fueron copiadas por los partidos socialistas tipo PSOE- trataban de oponerse a la revolución comunista. En este sentido Ramiro Ledesma Ramos era el más fascista de todos los lideres de aquella época mucho más que Jose Antonio Primo de Rivera que en cualquier caso representaría una transición desde el fascismo hacia el catolicismo político. Franco al final reunificó a ambos con la Falange española y de las JONS que al final terminaron por diluirse como el mismo régimen de Franco, pues las derechas socialistas suelen tener este fin, un final anunciado pues no pueden trascender la figura que lo encarnó (en palabras de Santiago Armesilla).
El derecho natural.-
El tercer eje que nos permite clasificar y distinguir unas ideologías de otras es la idea de que existe – o no- un derecho natural que preside la vida de los hombres y que es previo al derecho positivo que emerge del Estado. Los que así piensan y que están tanto a la derecha como a la izquierda, están convencidos de que el fundamento de las decisiones políticas emergen de forma natural del individuo y no tienen en absoluto en cuenta la idea de que el sujeto político es el estado, que todo derecho procede del estado y que no hay ninguna potestad por parte de un individuo o un partido de ejercer ese poder contra la totalidad de los ciudadanos que componen esta colectividad política. El derecho de autodeterminación que propugnan los llamados por Bueno -derecha extravagante- es un buen ejemplo de esta derecha extravagante que componen tanto Bildu, como PNV, PdCat y en nuestro país y Milei en Argentina. En realidad todos aquellos que creen que en virtud de sus sentimientos compartidos con una colectividad tienen derecho a segregarse de toda una comunidad sin contar con la opinión del resto, en este sentido no son partidos (pues los partidos se llaman así porque forman parte de un todo) sino «enteros». Señalar ahora que esta derecha extravagante comparte ciertas características con la izquierda indefinida, por eso algunos partidos se denominan de izquierda sin serlo y por eso se asocian en determinados momentos y para ciertos temas.
De manera que a los que aseguran que Podemos es un partido comunista ya podéis decirles que repasen las lecciones de Santiago Armesilla. Podemos es izquierda indefinida y carecen de un proyecto de Estado , la única izquierda que hoy permite el capitalismo.
Y vale la pena recordar que la nación política es un invento de una izquierda coherente con sus origenes, es decir el socialismo socialdemócrata. La cuarta izquierda definida.
Por eso: porque son muchas izquierdas no es imaginable una coalición entre ellos.
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