La alianza siniestra

Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres. (Lucas 12:52)

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Es bueno saber la diferencia que existe entre una alianza y una coalición. Una alianza es algo que llevan a cabo al menos dos agentes contra otro, una especie de mobbing contra un tercero, Una coalición es un suma de al menos dos agentes que en principio no van contra otro sino a encontrar alguna ventaja en la simple suma.

Un ejemplo de coalición podría ser cuando dos partidos optan por concurrir a unas elecciones juntos con el fin de que el computo general les beneficie al hecho  de presentarse solos. Un ejemplo de alianza es cuando dos o más partidos suman sus votos para desplazar a otro (usualmente el ganador de unas elecciones) para impedirle que gobierne. Es el caso de lo que ha sucedido en las recientes elecciones municipales de toda España, se trataba de quitar al PP de los ayuntamientos y Comunidades y eso ha llevado a extraños compañeros de cama.

Ni que decir tiene que las alianzas siempre terminan mal y las coaliciones sólo tienen éxito en situaciones extremas pues no solo hay que contar con las sinergías y proximidades ideológicas sino también con las contradicciones internas. Algo así está ya sucediendo con los independentistas catalanes de «Junts pel si» y la «CUP», no acaban de ponerse de acuerdo como tampoco se puso de acuerdo la izquierda en la República española. Anarquistas, socialistas, comunistas y socialistas tenían distintas versiones de España y al final la que se impuso fue la otra. Perdieron la guerra civil por sus propias contradicciones.

Y si cuento todo esto es para hablar de otras alianzas en este caso siniestras como las que llevaron a Basterra-Porto a asesinar a su hija Asunta. Un hecho que ha provocado en la opinión publica una intensa conmoción como casi siempre que un niño o niña muere a manos de sus propios padres. De este tipo de alianzas siniestras va este post.

Una alianza siniestra es el nombre con el que se conoce en psicoanálisis cuando los progenitores confabulan contra uno de sus hijos para destruirlo. Es verdad que este caso que nos ocupa es un caso extremo pero no se trata en absoluto de una excepción. La mayor parte de los padres que conspiran consciente o inconscientemente contra sus hijos no acaban matándoles, se conforman con enloquecerles.

Claro que no se enloquece a cualquiera, quienes llevan la peor parte son los niños adoptados -ya de por sí vulnerables- frente a los hijos biológicos, debería haber una especie de carnet por puntos para adoptar hijos, la mayor parte de niños que asistimos en nuestros dispositivos de salud mental son adoptados por familias incompetentes que buscan en la adopción de ese niño una especie de resucitación de la pareja. Hay muchas razones para adoptar niños, y la mayor parte de ellas no son humanitarias (aunque también existen) sino espúreas, concretamente en este caso parece ser que la razón fue la de complacer a un abuelo ricachón. Una niña dulce y asiática para que engatuse al abuelo.

Forma parte de esta cultura nuestra de adquirir bienes, como el que se hace con una mascota pare tener compañía, se consumen niños como el que consume cualquier artefacto que pueda comprarse con dinero, «porque todos los tienen» y queremos lo que vemos que los demás tienen. ¿No es cierto?. El altruismo con el que viene rotuladas estas conductas siempre me ha parecido sospechoso como por otra parte me parece sospechosa la abnegación. Adoptar niños se ha convertido en una floreciente industria que convoca las pasiones mas amargas e irreconocibles de nuestra naturaleza.

Y es bueno recordar que Asunta no era hija de Basterra-Porto. No quiero decir que el homicidio o el infanticidio no sea posible con los padres biológicos, pero el nepotismo parental por sí mismo opera como un inhibidor frente a los deseos de quitarse de enmedio un estorbo. Pues efectivamente los niños provocan o mimetizan las discordias de sus familias y son los causantes de las desavenencias de sus padres que hay que sumar a las desavenencias que vienen de origen.

Dicho de otra forma: los niños son un engorro, y es por eso que la gente no los tiene.

Y efectivamente un adolescente es un estorbo plus. Los niños pequeños son dóciles y nos alegran la vida (aunque también dan mucho trabajo), pero es un trabajo que se puede delegar en otros si se tiene dinero. La cosa se pone fea cuando el niño deja de ser un niño y se convierte en un adolescente rebelde, perezoso, gamberro o ingobernable. ¿Qué suelen hacer los padres adoptivos en estos casos? Pues tirar la toalla y abandonar a sus hijos en manos de alguna instancia estatal, cuando no en convertirlos en carne de cañón para la Psiquiatría.

Pero la pequeña Asunta les salió superinteligente al parecer, de modo que el crimen no estuvo motivado por el trabajo que les daba a sus padres su crianza sino por algo mucho menos tangible. Ambos la vivian como un obstáculo para sus planes, para su felicidad, ahora que el abuelo ya habia muerto ya no habia necesidad de seguir con la farsa. Se podian deshacer de la niña.

La estúpida maldad.-

De todas las elecciones que la pareja tenia abiertas optaron por la peor, lo cual ya habla de su escasa inteligencia, el plan que urdieron era una chapuza, no hay más que pereza mental en ese plan homicida, ni un mínimo de creatividad, ni un mínimo de rigor criminal.

La mayor parte de la gente con la que he hablado de este caso duda de su culpabilidad y lo hacen porque para ellos falta el motivo principal: el móvil.

Para la gente común, un móvil es el dinero, el sexo o la venganza pero no se representan un móvil banal como el engorro de criar un hijo. Creen que no es suficiente y lo creen porque saben que ellos no llevarian a cabo un crimen asi por un motivo tan banal. Pero el mal es asi de banal y la mayor parte de nosotros nos resistimos a creerlo.

Y además de la falta de móvil creíble señalan las contradicciones: testigos que cuentan relatos contradictorios entre si, cámaras que captan escenas poco claras, cuerdas que no coinciden, ADNs que no aparecen, así como el extraño caso de la contaminación por esperma de la ropa de la niña, un extremo que no se ha aclarado en el juicio.

Pero los escépticos pasan por alto lo principal: El Orfidal, las señales inequívocas de intoxicación en la niña ya detectadas por sus profesores, los guasaps donde Asunta revelaba a alguna amiga sus sopechas, la extraña presencia de un encapuchado en la casa. Todo parece indicar que fueron los padres quienes fueron tanteando las dosis de loracepam y haciendo pruebas, hasta que dieron con la dosis mortal. Y también se equivocaron y necesitaron aplicarle alguna maniobra de estrangulamiento para asfixiarla.

Es precisamente este “sin sentido”- el vacío- lo que nos resulta tan dificil de metabolizar y es por eso que construimos ficciones. No podemos saber la verdad sobre Asunta pero podemos construir una y mil teorías sobre lo sucedido y tratar de adivinar lo que pasó por la mente de sus padres y que les llevaron a asesinarla.

Nuestros cerebros se baten entre dos instancias bien definidas, por una parte las pruebas, los hechos comprobados. Po otra la narrativa, el relato.

Es por eso que existen al menos tres verdades, por una parte está la verdad mediática. Lo cierto es que los medios ya sentenciaron a los padres antes de que se llegara al juicio,  «había agua en la calle y en el alfeizar luego había llovido». Por otra parte está la verdad juridica que no atiende demasiado a la narrativa sino a las pruebas. La Justicia necesita pruebas y con esas pruebas se condena a la pareja. Pero es verdad que falta un trozo de la verdad, eso que llamamos la verdad histórica. ¿Qué fue lo que realmente pasó aquel dia».

Ahi esta el problema, nunca lo sabremos y nuestro cerebro intuitivo (O tipo I de Kahneman) se queda con la miel en la boca. Falta algo nos dice.

Pero lo cierto es que realidad y ficción mantienen entre si una extraña relación de complicidad y de solapamiento. Y más: la realidad es inexplicable en términos de sentido.

Es por eso que existen los expertos y existe la heurística. Véase:

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¿Tiene este hombre un doctorado por Harvard?

Hay una heurística vulgar y cotidiana que nos sirve para usar en nuestra vida diaria y que nos permite apenas pensar en el procedimiento propiamente dicho. La heurística vulgar se caracteriza por las siglas WYSATI, un acróstico en inglés propuesto por Kahneman a fin de dar a entender que esa heurística atiende tan solo a un principio: “lo que ves es lo único que hay”, Pero este tipo de heurística tiene sus limitaciones, es por eso que podemos hablar de una heurística mejorada o una heurística del experto.

Es la forma en que piensan los policías, los jueces, los ingenieros y por supuesto los médicos. El diagnóstico médico es un buen paradigma para hablar de la heurística del experto. Pero antes de abordar como nos las arreglamos los médicos vamos a hacer una incursión en un procedimiento de Sherlock Holmes.

Taxis verdes y azules.-

En una ciudad cualquiera, una noche cualquiera un taxi atropella a un peatón y se da a la fuga. La policía comienza con sus indagaciones.

1) En la ciudad existen dos clases de taxis, unos verdes y otros azules.

2) Hay un único testigo poco fiable -según la policía- que asegura que el taxi era de color azul.

3) La policía averigua que los taxis verdes en la ciudad representan el 80% del total, siendo los azules solo un 20%.

¿Era el taxi, de color verde o como asegura el testigo era azul?

El lector puede hacer aquí su propia predicción.

Y ahora contemplemos el asunto visto de otra manera.

Y añadamos una información más:

“La mayor parte de los taxistas verdes son unos imprudentes, extranjeros y en su mayor parte ilegales”

¿Variaría en algo su predicción anterior?

Lo cierto es que la mayor parte de nosotros daríamos a esta segunda versión más peso de verosimilitud que a la primera. La razón de esta predilección es que mientras en la primera versión sólo tenemos tasas estadísticas frías que no informan de nada, en las segunda hay un dato causal: si es verdad que los taxistas verdes son imprudentes entonces ya tenemos una hipótesis causal, existe una historia, un relato, una narrativa. En realidad el primer supuesto -puramente estadístico- informa mucho más que el segundo, pero atendemos más al segundo al considerarlo más plausible. Sin embargo lo más probable es que el taxi fuera verde si atendemos a las tasas de frecuencia de taxis de la ciudad.

Dicho de otro modo es mejor echar mano de las tasas que de los estereotipos. Aunque la mejor estrategia es una combinación de ambos.

Los estereotipos.-

En realidad los estereotipos nos parecen detestables, cuando señalan razas, nacionalidades, sexo o religiones. Son una especie de prejuicios incompatibles con nuestra idea de la democracia, pero los estereotipos existen y representan atajos en el razonamiento de manera que un buen policia no debería negarlos o subestimarlos. Entre otras cosas porque aun habiendo estereotipos que son falsos, como este:

“Las mujeres que se perfuman son unas fornicadoras”

No todos son falsos sobre todo cuando se combinan con el pensamiento de tasas.

Naturalmente, el caso de  “las fornicadoras” es un estereotipo falso, las mujeres que se perfuman no son más fornicadoras que las que no usan perfume suponiendo que fornicar signifique adulterio, que es al parecer la asociación-generalizacion que llevó a cabo el imán de Ceuta.

Pero hay otros estereotipos que son en todo caso inciertos y en algunos casos refuerzan el pensamiento en forma de tasas. Un policia haría mal en no sospechar -ante el asesinato de una mujer- en que el criminal es su marido o una pareja o ex-pareja. Aunque la “violencia machista” es un estereotipo contiene cierta verdad en relación con un pensamiento bayesiano. Efectivamente la mayor parte de crímenes contra las mujeres los cometen parejas agraviadas. Es poco probable el asesinato de una mujer por otra mujer.

Piensa estadísticamente aunque no concuerde con los relatos de la mayoría. Pero lo optimo es pensar de una forma mixta siempre intentando que un buen relato no oscurezca los datos.

 

¿Es la homeopatía un placebo?

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La mayor parte de los informadísimos lectores que usan la red estarían dispuestos a contestar «si» a esta pregunta. Algunos de ellos irian más lejos y dirán que es un timo. Otros se conformarán con atacar la idea de que en una dilución infinitesimal de un preparado homeopático no puede haber moléculas de una sustancia activa, por tanto en la homeopatía no hay nada mas que agua y sacarosa como excipiente.

El problema de todas estas opiniones es que casi nadie sabe qué es un placebo o lo que es peor: el placebo es casi siempre visto como un obstáculo o un engaño, una especie de sombreado que oculta la verdad con intenciones espúreas.

La verdad no es otra -según este modo de pensar- que los medicamentos verdaderos tienen efectos verdaderos mientras que los placebos operan por sugestión. Y la sugestión es cosa de tontos, de personas crédulas, desesperadas o ingenuas intoxicadas por falsa información.

Lo que se enfrenta con el hecho muy conocido ya de que el público -generalmente el mejor informado- recurre a las terapias alternativas con más frecuencia de lo que seria de esperar en un mundo medicalizado y materialista con una medicina que nos ha traido bienestar y longevidad pero tambien cronicidad y efectos secundarios severos.

Y en realidad el placebo es un obstáculo para la industria farmacéutica que debe demostrar -antes de comercializar un determinado medicamento- que su efecto terapeutico es superior al placebo. Es por eso que en investigación de nuevas moléculas es necesario pasar por una prueba -que la ciencia admite como el paradigma de la verdad- y que se conoce con el nombre de doble ciego.

En el doble ciego ni el médico que administra el medicamento sabe si está usando el medicamento verdadero o el placebo (la sustancia inerte), pero ahora les contaré donde está la trampa.

Pero el uso del doble ciego en estos ensayos ya nos permite reconocer que los placebos curan y a veces de una forma muy parecida a los fármacos que pretenden comercializarse.

La trampa es ésta: el medicamento verdadero tiene efectos secundarios y el placebo no. Tomemos por ejemplo la fluoxetina (Prozac), da trastornos digestivos, sexuales y quizá dolor de cabeza. Estoy seguro que cuando se midió su efecto antidepresivo, tanto los pacientes como los médicos supieron quien tomaba el fármaco verdadero y el falso. Efectivamente los que tomaron placebo no presentaron tanta incidencia de efectos secundarios (aunque el efecto nocebo tambíen se presenta en los placebos).

Lo cual no hace sino agrandar la distancia entre la efectividad de la fluoxetina y el placebo. La mayor parte de la gente sabe que la fluoxetina es un fármaco verdadero porque provoca malestar al menos los primeros dias. Dicho de otra manera: los efectos secundarios son el mejor placebo que existe al señalar al paciente que lo que está tomando tiene un efecto biológico. Y también: no podemos descartar que en un medicamento verdadero no exista además un efecto placebo sobreañadido.

En conclusión, el método doble ciego es un coladero que en ciertas enfermedades no discrimina al placebo-placebo del placebo-medicamento. Una de estas enfermedades es la depresión, una de las que más y mejor responden al placebo.

Lo que nos lleva al otro aspecto de la cuestión: No todas las enfermedades  responden al placebo. Algunas mucho, otras muy poco y algunas son absolutamente refractarias al mismo. Como ejemplo de refractariedad me gustaria nombrar la anorexia mental y las adicciones, como ejemplo de una escasa respuesta el cáncer en todas sus formas. Como ejemplo de sensibilidad, el dolor neuropático, la migraña y la depresión.

Y aun más: no todos los placebos son iguales. Y esta es una propuesta que me gustaria dejar aqui, supongamos que usted padece migraña y que me pregunta qué tratamiento le puede ir mejor. Esta es una pregunta inteligente (que es la que la gente se hace o hace al médico). La pregunta mala es si tal medicamento es superior al placebo (evidencia), pero al paciente no le interesa esa demostración, de modo que lo mejor seria no comparar un medicamento concreto con placebo sino comparar los distintos tratamientos entre sí. ¿Es mejor la acupuntura, la PNL, la homeopatia, la cirugía o la dieta para la migraña?

Se trataria de cambiar el paradigma del «doble ciego» por el método de comparación entre distintas terapias que se atribuyen la capacidad de curar una determinada patología.

Lo que nos permitiria ir un poco más lejos porque podríamos no sólo comparar terapias entre sí, sino tambien terapeutas, y por supuesto un ahorro en medicamentos cada vez más caros y donde la innovación brilla por su ausencia.

En resumen, antes de afirmar que algo es placebo tratando de descalificar este mecanismo natural de sanación es mejor tratar de averiguar qué entendemos como placebo porque «no importa que el placebo sea un acto de sugestión, lo que importa es saber como aprovecharlo mejor voluntariamente».

¿Es la respuesta al placebo un acto de sugestión, de creencia, de fe?

¿Y si fuera así, cómo podríamos aliarnos con esos mecanismos neurobiológicos subyacentes para ponerlos a trabajar en favor de la salud de nuestros pacientes?

En resumen:

1.- Sabemos poco de cómo funcionan los mecanismo de reparación de nuestro cuerpo.

2.- Sabemos poco sobre los mecanismos con los que opera el placebo.

3.- Los medicamentos convencionales no descartan el fenómeno placebo.

4.- Los placebos no son todos iguales.

5.- Las enfermedades no responden igual al placebo.

6.- Los terapeutas muestran una amplia variabilidad de respuesta a sus influencias.

Y una consideración final sobre el concepto de simulacro: todo simulacro es verdadero. Asi de tonto es nuestro cerebro, pero a veces nuestra mente es mas tonta que él al rechazar lo placébico como falso o lo peor: como un fraude.

Post relacionados.-

Mas allá del placebo

El Tao del placebo

Placebo, sugestión e intención

Placebo y causalidad no lineal

Un buen articulo publicado en Lancet sobre el placebo

El uso del placebo en ensayos clinicos

El efecto Werther

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Fue Phillps el que pidió prestado a Goethe esta conceptualización sobre los efectos miméticos de los suicidios que comenzaron a ser conocidos a partir del éxito editorial de una novela «Las penas del joven Werther» cuya popularidad y lectura hizo estragos entre los adolescentes de cuando entonces desatándose una verdadera epidemia de suicidios.

Desde entonces se enseña en las facultades de periodismo que no hay que hacer demasiada publicidad a este fenómeno ante la evidencia de que la publicidad incrementa los imitadores. de hecho los periodistas andan con mucho cuidado cuando informan de esta clase de cosas que en realidad contrastan con otros fenómenos que no obtienen el mismo tratamiento pero que también se contagian como la violencia de género, las agresiones contra niños y las andanzas de pederastas en la red o fuera de ella.

Recientemente parece que se ha abierto la veda sobre este asunto o al menos así lo reclaman algunos que se fundan en los siguientes argumentos:

  • El suicidio es la primera causa de muerte violenta en nuestro país
  • Dicen y es posible que en los últimos años haya habido un repunte de el numero total de casos debido a la crisis económica
  • Hay una relación (esto no está demostrado) entre los deshaucios y ciertos suicidios.
  • El ultimo tabú de nuestra sociedad debe caer y ser sustituido por información, aquí en este post el lector puede seguir los argumentos politicos en clave «progre» de este autor

Naturalmente hablar del suicidio en plan abstracto no perjudica a nadie, ni las estadísticas sobre el mismo o las teorías psicológicas sobre sus causas pero personalmente estoy convencido de que informar sobre el suicidio de tal persona en particular o los suicidios mediáticos incrementarían el número de víctimas de manera que les adelantaré mi posición sobre el asunto: los periodistas harán bien en mantener en secreto todo lo que sepan sobre esta conducta irreversible, su divulgación no haría sino seguirse de una oleada de imitadores, naturalmente teniendo en cuanta la popularidad de la víctima principal. ¿Se imaginan ustedes uno de esos programas de tertulias de telebasura añadiendo detalles morbosos al suicidio de una estrella del deporte o del rock?

Lo que dice Phillips en el efecto Wherter es que lo que seguiría a ese suicidio mediático seria una epidemis de suicidios y lo más sorpendente: de accidentes de tráfico que son  a veces suicidios encubiertos.

Como el lector puede observar la ratio de suicidios en España ronda los 10/1000.000 habitantes año y nos situamos en la segunda linea de una serie de paises que superan los 14/100.000 habitantes, naturalmente ciertos países no tienen estadisticas y es imposible conocer la incidencia de suicidio en ellos.

Lo interesante es que podriamos compararlo por ejemplo con este mapa donde se mide la edad de una primera relación sexual, observen:

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Y también podríamos hacerlo en relación al consumo de alcohol y los accidentes de tráfico, etc. Lo que encontraríamos es que los países occidentales y opulentos (incluyendo a la antigua URSS) presentan diferencias con respecto a sus vecinos del sur, pero si observamos solamente la vieja Europa nos encontraríamos con ciertos solapamientos entre todas y cada una de las variables que nos ocupan, por ejemplo Escandinavia y Centro Europa parecen a la cabeza tanto del suicidio, como de cualquier otra distopía social (alcoholismo, violencia de género, etc).

Lo único que parece afectarse a través de la información y de la prevención (que siempre se percibe como un abuso de autoridad) son los accidentes de tráfico y los accidentes laborales. Dicho de otra forma, las multas y el castigo.

Causas del suicidio.-

Lo primero que hay que saber es que el suicidio no es una enfermedad sino una conducta que no siempre va destinada a perder la vida, de manera que hablar de causalidad lineal es una ligereza. Morir y matarse no son la misma cosa, en las intenciones de un suicida pueden haber ocultas segundas intenciones como vengarse, dejar una buena indeminización a la viuda, la vergüenza (la devotio de los romanos o el harakiri de los japoneses) huir, dejar de sufrir o coaccionar a alguien, por ultimo es necesario recordar la función de «matar a otro» en la imagen interna de esa persona. De manera que es una conducta heterogénea que no debemos observar con la lupa de la causalidad ni de la psicopatología (en cuanto conducta). Por otra parte se sabe que ciertas enfermedades mentales como la depresión grave o el trastorno bipolar junto con ciertos trastornos de la impulsividad como el trastorno limite de la personalidad son grupos de riesgo para el suicidio, del mismo modo otras condiciones sociales como la edad avanzada, el alcoholismo y la soledad son condiciones que favorecen el suicidio. De modo que en cuanto prevención, hay que decir que el consumo de antidepresivos en una sociedad cualquiera minimiza el numero de suicidios de esa misma comunidad, del mismo modo la asistencia a estos colectivos más desamparados es también una buena estrategia de prevención.

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Pero la mejor estrategia para prevenir el suicidio es evitar su mimetización, pero para eso hemos de hablar de una cuestión de la que ya hablé aqui a propósito del libro «Conectados» de Cristakis y Fowler»: la difusión hiperdiádica.

La difusión hiperdiádica es un concepto calcado del concepto «difusión de la identidad» de Erickson, que se utiliza para describir los problemas de identidad que arrastran ciertos pacientes como los border-lines pero no solamente ellos. Estas personas tienen dificultades para sostener un proyecto de vida que encaje con sus preferencias, habilidades y posibilidades y por contra se pegotean a los demás como proveedores de afecto, control y estimulación, también como objetos frustrantes y  quizá enemigos a la larga. Se supone -según la idea de Erickson- que estas personas carecen de una identidad concreta y autónoma y se refugian en las identidades de las que toman como partes con las que ahora se funden y más tarde repudian. Erickson llama difusión a este proceso de porosidad o de volatibilidad de la propia identidad.

En este mismo sentido Cristakis y Fowler proponen este mismo concepto de difusión para explicar que la mayor parte de nuestras preferencias, gustos, aficiones, sentimientos, emociones, proyectos, deseos, etc que no se cuecen en el interior del cerebro sino en los vínculos que establecemos con nuestras relaciones sociales, así concluyen que:

Más que saber cómo estamos hechos lo que interesa es cómo estamos conectados, con qué materiales, intensidades y coloridos.

Volviendo ahora al tema central de este post, el contagio de algunas condiciones o conductas como ponerse a dieta, comer en exceso, fumar cigarrillos o dejar de fumar, la obesidad e incluso la felicidad o el suicidio se contaminan a través de la red social propia según ciertas características que viene definidas por los grados de aproximación. entre cada nodo de la red.

En realidad todas estas ideas no representan ninguna novedad pues ya fueron expuestas por Durkheim en el siglo XIX. Hace algún tiempo hice un post a propósito de una cadena de suicidios que se dio en un lugar de Gales y que se propagó como un virus a través de la red social de Bebo. El lector puede leer allí, las ideas del que hasta la fecha más ha aportado sobre el suicidio.

De manera que me manifiesto a favor de la contención periodística de tales informaciones sobre todo cuando:

  • Se dan detalles sobre la manera de suicidarse.
  • Se dan detalles sobre la ausencia de alternativas en la búsqueda de soluciones a un problema dado.
  • Se dan hipótesis psicológicas no probadas como causa del suicidio.
  • Cuando se trata de una persona mediática que podría arrastrar a muchos seguidores en su contagio.

La dopamina en llamas

Vías refuerzo

No cabe duda del éxito que la pornografía (tanto la gratuita como la de pago) ha tenido y tiene en Internet, tanto es así que según ciertas investigaciones es muy posible que los muchachos se inicien en esta actividad a partir de los 10 años y que esta actividad sea tan frecuente en hombres, por razones que más abajo explicaré.

Lo cierto es que hasta hoy no conocíamos nada de sus efectos sobre la salud psíquica, el rendimiento sexual y otras variables que interfieren en eso que llamamos salud sexual. Todos los argumentos que habia oido eran moralistas o bien procedían del feminismo pero no habia oido hablar de la neurociencia de la excitación sexual. Y de sus variantes según el género. Hasta que me topé con esta conferencia de Gary Wilson no tenia ni idea de que habia gente explorando esta relación entre el acceso fácil a la pornografía y el consumo de Viagra por ejemplo.

Parece ser que sí, pero esta vez los argumentos presentados me parecen más serios que aquellos que hablan de una adicción abstracta a Internet o a los videojuegos o una crítica -politica- a la cosificación de la mujer, argumentos para mí llenos de temor a lo nuevo (ciberfobia) cuando no de «moralina». Del mismo modo estaré alerta a partir de hoy respecto a la influencia de los videojuegos como una de las variables que pueden intervenir en la violencia juvenil por su carácter bélico o violento.

Comience usted por ver este video, está en inglés y la traducción al español no es muy buena pero puede entenderse y que se titula «El gran experimento porno».

Hay una razón por la que los chicos son mas vulnerables a la pornografía. La razón es que los chicos están más interesados por el sexo que las chicas. Los hombres se masturban más que las mujeres, rechazan menos ocasiones sexuales y están más motivados para el sexo casual (para una síntesis: Baumeister et al. 2001), especialmente con mujeres más jóvenes que ellos. Todo lo cual se traduce en que los chicos acumulan muchas más decepciones sexuales que las chicas, se encuentran subjetivamente más deprivados, recurren más al sexo mercantil, tienen más fantasias sexuales y tienen más temores relacionados con el rendimiento sexual.

Y consumen más pornografía.

La pregunta que tratan de responderse con estas investigaciones y que tratan de relacionar la pornografía con determinados sindromes psicológicos como la disfunción eréctil, es ésta: ¿Es perjudicial el consumo de pornografía para los chicos?

Es dificil contestar abiertamente a esta pregunta, pero algunos datos son interesantes de conocer: todas las adicciones humanas tienen algo en común, el uso de la via dopaminérgica de la recompensa (o refuerzo) tal y como aparce arriba en la figura cuyo centro de maniobra es el nucleo accumbens.

Es importante señalar ahora una cuestión: recompensa no equivale al placer sino que muchas veces se le opone. El cerebro busca la recompensa muchas veces por el método negativo (aversivo), para evitar el displacer. Las ganas de algo (craving) son muchas veces las ganas de desprenderse del malestar a través de aquello mismo que generó placer al principio de la adicción.

La relación que existe entre recompensa y placer es la misma que plantea el psicoanálisis con los conceptos de placer y goce.

No importa si desarrollamos una adicción a la cocaína o cualquier otra droga, la comida, el ejercicio fisico, el juego o la pornografía. Podemos hacernos adictos casi a cualquier cosa con independencia de que esa cosa sea una sustancia química, un acción motora o una conductua compleja. Y todas estas adicciones comparten una misma via química en nuestro cerebro, tienen el mismo soporte neurobiológico.

No importa si desarrollamos adicción a una actividad saludable (como el sexo o las carreras de fondo) como si se trata de drogas insaludables. En ultima instancia lo que se consigue es secuestrar recursos del cerebro que pasan a quedar inservibles para obtener placer de otra manera.

Lo que para Wilson explica que el uso de la pornografía entorpece las relaciones entre chicos y chicas mientras que el propio Zimbardo ha llamado a este fenómeno «el desfallecimiento de la masculinidad».

La pornografía puede ser nefasta para un muchacho por varias razones:

  • No existe ninguna mujer real que pueda competir con esas actrices del porno.
  • No existe ningun hombre real que pueda competir con las prestaciones sexuales y tamaños de los actores del porno.
  • No requiere ningun tipo de esfuerzo por parte del muchacho.
  • Se puede consumir a la carta y consumir asimismo grandes recursos de tiempo que se sustraen a otras actividades.
  • En la pornografía no hay embarazos, ni enfermedades de trasmisión sexual, ni riesgo alguno en el sexo.
  • Las mujeres están siempre dispuestas como si se tratara de muñecas articuladas en torno al deseo del hombre.
  • Las mujeres siempre salen satisfechas.
  • Todo sucede en una pantalla, es decir en lo imaginario. Su soporte es la imagen y no equivale al consumo literario de la pornografía que en cualquier caso impone una disciplina de lectura y de decodificación.
  • La excitación que se consigue a través de la pornografia secuestra recursos de la realidad y el sujeto puede acabar prefiriendo esta actividad al sexo real que en cualquier caso siempre llevará las de perder con la experiencia imaginaria.
  • Una vez desarrollada la adicción, la conducta se mantiene por sí misma como si de una droga se tratara al haberse incendiado a causa de ese combustible que llamamos dopamina todas las vias de la saciedad.

Por ultimo y como conclusión, la adicción o la disponibilidad de pornografia de forma gratuita y accesible puede ser disfuncional para los chicos al sustraer recursos que debieran destinarse a encontrar y mantener una pareja estable, puede correlacionar a su vez con las dificultades sexuales y el miedo a la mujer real, al tiempo que las evidencias que se acumulan señalan hacia un soporte evolutivo biológico como sostén de estas preferencias: el mayor interés sexual de los varones asi como su fascinación por la variedad de contactos sexuales.

Y una recomendación sanitaria: devolved a vuestro cerebro su capacidad de estimularse solo.

Bibliografía.-

Baumeister, RF, Catanese, R, Vohs, KD. (2001) Is There a Gender Difference in Strength of Sex Drive? Theoretical Views, Conceptual Distinctions, and a Review of Relevant Evidence. Personality and Social Psychology Review. Vol. 5, No. 3, 242–273

¿Es la ideología politica una adicción?

Jimenez Losantos, Nestor Szerman y Raul del Pozo el viernes pasado en el Congreso de patología dual.

Ayer sábado terminó en Madrid el XIV congreso de patología dual al que asistí para conocer las novedades que se cuecen entre aquellos que las tejen, los clínicos. Lo cierto es que no hay ninguna novedad, más allá de la progresiva demonización que persigue al tabaco y al hábito de fumar que ahora si, dispone de un tratamiento farmacológico –la vareniclina- que por cierto no está financiado por la seguridad social y que funciona también como ansiolítico. De modo que si no es usted rico y quiere dejar de fumar lo mejor es optar por la vieja y castiza fórmula de «por mis huevos»que tan buenos resultados daba antes de que se supiera tanto sobre los receptores nicotínicos.

Pero no es de tabaco, ni de drogas ni de receptores sobre lo que voy a hablarles en este post sino de la dualidad, un poco homenajeando al congreso de Madrid.

Lo primero es pues definir ¿qué es esto de la patología dual?

Pues la patologia dual es cuando una persona tiene una adicción que se solapa con una enfermedad psiquiátrica cualquiera. Se trata pues de un artificio creado por los clínicos para dar visibilidad a algunas personas que se encuentran en los guettos del sistema, me refiero a los toxicómanos o drogadictos que -por si ustedes no lo saben- tienen una red asistencial propia: la red de toxicomanías, segregada de la red sanitaria convencional. La patologia dual es pues un invento para señalar la obviedad de que los drogadictos también pueden enfermar de otras cosas junto con otra obviedad: un enfermo mental puede también consumir sustancias (de hecho es lo más frecuente). De lo que se trata es pues de convencer al personal de la politica y al personal médico de que lo mejor sería tener una sola red y no dos, de ahi lo de dualidad.

Pero por lo que hablé en Madrid con otros colegas procedentes de distintos sitios de España las cosas aun están muy verdes en lo de la integración, de modo que aun hay servicios financiados por ayuntamientos arruinados, diputaciones fantasmales y sobre todo recursos muy dispersos, mal coordinados y sobre todo redundantes.

España sigue pues estando invertebrada y aqui no parece haber gobernante que le eche mano al tema de las vértebras. Es por eso que necesitamos urgentemente un buen ortopeda.

De manera que no hay sitio mejor para hablar de dualidad que en un congreso de patología dual siempre que nos olvidemos de aquello de la comorbilidad,  de la evidencia de que ciertas enfermedades pueden coexistir y de hecho lo hacen no solamente en psiquiatría sino en toda la medicina y que si hay dualidad no es tanto por inventarse un nexo de unión sino porque la separación crea dicotomias y aqui la dicotomia nos viene de serie.

Pero lo más interesante en un congreso donde el único interés procede de la dualidad es que se hable de dualidad y no tanto del tabaco y la ansiedad, cosa que todo el mundo sabe que existe y por eso fuma. Lo mejor del Congreso, digo, fue una conferencia que dieron a alimón Federico Jimenez Losantos Raul del Pozo, dos periodistas, tertulianos, pensadores, intelectuales, agitadores de conciencias, comunicadores ilustrados que platican  a diario y que saben bastante más que nosotros de adicciones y de adictos al menos a la politica  y por tanto interlocutores ideales para responder a la pregunta que titula este post y de paso ver si esta adicción -de existir- coexiste con la locura, que me da a mi que si. Uno de izquierdas y otro de derechas que enseguida se metieron en harina para tratar sobre la manía que el personal tiene de ser de derechas o de izquierdas, ser dual, en definitiva.

La intervención de Jimenez Losantos fue desde luego antológica, pues empleó en su argumentario a Freud y a Lacan para refrescarnos algunos conceptos que unos habian olvidado y otros sencillamente nunca oyeron hablar. Nos habló del ideal de Yo y del Yo ideal, de la forclusión y del repudio (verleugnung) hasta en alemán se lo sabía el culto radiolocutor, una audiencia estupefacta asistía a un insólito hecho: por primera vez en un congreso de esta naturaleza se hablaba de psicoanálisis. Esta desde luego fue una de las guindas de Jimenez Losantos. Nos habló de Zapatero, de Cataluña y de Convergencia, de Más, de Rajoy, de Mugica y de Gallardón y les puso como ejemplo para que entendieramos que el Yo ideal es siempre de izquierdas, reducto de las utopías, de los ideales y preñado de narcisismo instintivo, de principio del placer y por contra el ideal del Yo es un constructo bien distinto relleno de lideres, cultos carismáticos y teístas, instrumento de la dependencia, principio de realidad y de la tradición. En realidad ambos constructos -segun Freud- forman parte de una estructura de mayor nivel de definición y a la que conocemos con el nombre de Superyó.

Lo cierto es que me pareció de lo más acertada esta idea para señalar que el ideal del Yo y el Yo ideal son ejes de crecimiento de la personalidad politica entendiendo que los constructos «izquierda» y «derecha» son imaginarios, es decir no existen, sino que nos vienen determinados culturalmente. Pero es verdad que a las personas nos orientamos políticamente a través de rasgos caracteriales de estirpe biológica, asi unos son más conservadores mientras que otros son mas «progresistas» lo que en terminos biológicos tendría que ver con el apego y con la orientación con respecto a la autoridad.

Unos serian más obedientes o conformistas y otros más rebeldes, unos más apegados y otros más desapegados, es lógico pues nuestra estirpe evolucionó como consecuencia de haber mantenido grupos sociales de un tamaño entre 80-100 individuos, mas allá de este tamaño los recursos se hubieran consumido antes y es por eso que la evolución dispuso que algunas personas obedecieran ciertos estímulos a fin de segregarse de sus comunidades de origen. Pero no bastaba con la segregación, hacía falta además que otros les siguieran, pues de nada hubiera servido que uno o dos iluminados se desgajaran de la comunidad sin arrastrar en su fuga a otros. Y de ahi que nuestro instinto gregario tenga además otro resorte: nos encanta seguir a otros, a esos que parece que saben donde van. Desde la caverna pues que existe la política, la inventó aquel que optó por la bifurcación, alejarse o tomar este camino y no aquel que ordenaba la tradición establecida.

Las utopías desde luego no llevan a ninguna parte pues de lo contrario no serán utopías sino topos sin descubrir, y como no hay manera de saber el camino sin andarlo (al menos en tiempos ancestrales) es lógico que el personal haga equivaler su utopía personal con algun lugar o estado felicitario que está en alguna parte y que sólo hace falta descubrir.

De manera que nuestra especie no tiene adicción alguna a las derechas o las izquierdas sino ciertos cultos ancestrales que cada uno trata de una forma: «Dios, la patria y el rey», como dice el slogan carlista y que hoy podriamos traducir por religión, estado y gobernantes. Lo más peligroso es cuando estos tres poderes se confunden y toman prestados elementos del otro, algo que sucede en el fundamentalismo o integrismo, pero no menos peligrosa es la hipertrofia de uno de esos poderes como sucedió en la Alemania nazi con el culto casi religioso al lider. Todo parece indicar que la mejor manera de gestionar estas tendencias al abuso de poder -que este triunvirato de pulsiones lleva a cabo en la vida de los individuos- es llevarlos a un bajo perfil.

Algo así como si dijéramos el mejor gobernante es el que no se nota, la mejor religión la que no tiene fieles civiles, el mejor Estado el que no tiene ni busca tener amenazas externas. Estoy pensando ahora en los paises nórdicos, ¿alguien sabe cual es el primer ministro de Finlandia? ¿Alguien sabe cual es la religión mas practicada en aquel pais? ¿Alguien se sabe la estructura del estado de Finlandia?

Esta es la razón por la que Raul del Pozo sentenciara que Rajoy es un buen gobernante porque no hace nada. ¿se imaginan ustedes el lio que podría armarse en España si anduviera de primer ministro algún iluminado, prisionero del Yo ideal como Gallardón (aun siendo de derechas)?

Jimenez Losantos terminó su intervención dando el turno a las preguntas de los asistentes (algo de agradecer) y tambien para señalar que la catatonia de Rajoy no es una buena estrategia para los tiempos que corren y que ni tanto ni tan poco.

En conclusion no existen adicciones a la politica, solo existen adicciones a nosotros mismos, o dicho de otra manera: que una vez establecida una manía nos dedicamos a seguirla y perseguir a las contrarias.