Porque desde ahora en adelante, cinco en una casa estarán divididos; tres contra dos y dos contra tres. (Lucas 12:52)
Es bueno saber la diferencia que existe entre una alianza y una coalición. Una alianza es algo que llevan a cabo al menos dos agentes contra otro, una especie de mobbing contra un tercero, Una coalición es un suma de al menos dos agentes que en principio no van contra otro sino a encontrar alguna ventaja en la simple suma.
Un ejemplo de coalición podría ser cuando dos partidos optan por concurrir a unas elecciones juntos con el fin de que el computo general les beneficie al hecho de presentarse solos. Un ejemplo de alianza es cuando dos o más partidos suman sus votos para desplazar a otro (usualmente el ganador de unas elecciones) para impedirle que gobierne. Es el caso de lo que ha sucedido en las recientes elecciones municipales de toda España, se trataba de quitar al PP de los ayuntamientos y Comunidades y eso ha llevado a extraños compañeros de cama.
Ni que decir tiene que las alianzas siempre terminan mal y las coaliciones sólo tienen éxito en situaciones extremas pues no solo hay que contar con las sinergías y proximidades ideológicas sino también con las contradicciones internas. Algo así está ya sucediendo con los independentistas catalanes de «Junts pel si» y la «CUP», no acaban de ponerse de acuerdo como tampoco se puso de acuerdo la izquierda en la República española. Anarquistas, socialistas, comunistas y socialistas tenían distintas versiones de España y al final la que se impuso fue la otra. Perdieron la guerra civil por sus propias contradicciones.
Y si cuento todo esto es para hablar de otras alianzas en este caso siniestras como las que llevaron a Basterra-Porto a asesinar a su hija Asunta. Un hecho que ha provocado en la opinión publica una intensa conmoción como casi siempre que un niño o niña muere a manos de sus propios padres. De este tipo de alianzas siniestras va este post.
Una alianza siniestra es el nombre con el que se conoce en psicoanálisis cuando los progenitores confabulan contra uno de sus hijos para destruirlo. Es verdad que este caso que nos ocupa es un caso extremo pero no se trata en absoluto de una excepción. La mayor parte de los padres que conspiran consciente o inconscientemente contra sus hijos no acaban matándoles, se conforman con enloquecerles.
Claro que no se enloquece a cualquiera, quienes llevan la peor parte son los niños adoptados -ya de por sí vulnerables- frente a los hijos biológicos, debería haber una especie de carnet por puntos para adoptar hijos, la mayor parte de niños que asistimos en nuestros dispositivos de salud mental son adoptados por familias incompetentes que buscan en la adopción de ese niño una especie de resucitación de la pareja. Hay muchas razones para adoptar niños, y la mayor parte de ellas no son humanitarias (aunque también existen) sino espúreas, concretamente en este caso parece ser que la razón fue la de complacer a un abuelo ricachón. Una niña dulce y asiática para que engatuse al abuelo.
Forma parte de esta cultura nuestra de adquirir bienes, como el que se hace con una mascota pare tener compañía, se consumen niños como el que consume cualquier artefacto que pueda comprarse con dinero, «porque todos los tienen» y queremos lo que vemos que los demás tienen. ¿No es cierto?. El altruismo con el que viene rotuladas estas conductas siempre me ha parecido sospechoso como por otra parte me parece sospechosa la abnegación. Adoptar niños se ha convertido en una floreciente industria que convoca las pasiones mas amargas e irreconocibles de nuestra naturaleza.
Y es bueno recordar que Asunta no era hija de Basterra-Porto. No quiero decir que el homicidio o el infanticidio no sea posible con los padres biológicos, pero el nepotismo parental por sí mismo opera como un inhibidor frente a los deseos de quitarse de enmedio un estorbo. Pues efectivamente los niños provocan o mimetizan las discordias de sus familias y son los causantes de las desavenencias de sus padres que hay que sumar a las desavenencias que vienen de origen.
Dicho de otra forma: los niños son un engorro, y es por eso que la gente no los tiene.
Y efectivamente un adolescente es un estorbo plus. Los niños pequeños son dóciles y nos alegran la vida (aunque también dan mucho trabajo), pero es un trabajo que se puede delegar en otros si se tiene dinero. La cosa se pone fea cuando el niño deja de ser un niño y se convierte en un adolescente rebelde, perezoso, gamberro o ingobernable. ¿Qué suelen hacer los padres adoptivos en estos casos? Pues tirar la toalla y abandonar a sus hijos en manos de alguna instancia estatal, cuando no en convertirlos en carne de cañón para la Psiquiatría.
Pero la pequeña Asunta les salió superinteligente al parecer, de modo que el crimen no estuvo motivado por el trabajo que les daba a sus padres su crianza sino por algo mucho menos tangible. Ambos la vivian como un obstáculo para sus planes, para su felicidad, ahora que el abuelo ya habia muerto ya no habia necesidad de seguir con la farsa. Se podian deshacer de la niña.
La estúpida maldad.-
De todas las elecciones que la pareja tenia abiertas optaron por la peor, lo cual ya habla de su escasa inteligencia, el plan que urdieron era una chapuza, no hay más que pereza mental en ese plan homicida, ni un mínimo de creatividad, ni un mínimo de rigor criminal.
La mayor parte de la gente con la que he hablado de este caso duda de su culpabilidad y lo hacen porque para ellos falta el motivo principal: el móvil.
Para la gente común, un móvil es el dinero, el sexo o la venganza pero no se representan un móvil banal como el engorro de criar un hijo. Creen que no es suficiente y lo creen porque saben que ellos no llevarian a cabo un crimen asi por un motivo tan banal. Pero el mal es asi de banal y la mayor parte de nosotros nos resistimos a creerlo.
Y además de la falta de móvil creíble señalan las contradicciones: testigos que cuentan relatos contradictorios entre si, cámaras que captan escenas poco claras, cuerdas que no coinciden, ADNs que no aparecen, así como el extraño caso de la contaminación por esperma de la ropa de la niña, un extremo que no se ha aclarado en el juicio.
Pero los escépticos pasan por alto lo principal: El Orfidal, las señales inequívocas de intoxicación en la niña ya detectadas por sus profesores, los guasaps donde Asunta revelaba a alguna amiga sus sopechas, la extraña presencia de un encapuchado en la casa. Todo parece indicar que fueron los padres quienes fueron tanteando las dosis de loracepam y haciendo pruebas, hasta que dieron con la dosis mortal. Y también se equivocaron y necesitaron aplicarle alguna maniobra de estrangulamiento para asfixiarla.
Es precisamente este “sin sentido”- el vacío- lo que nos resulta tan dificil de metabolizar y es por eso que construimos ficciones. No podemos saber la verdad sobre Asunta pero podemos construir una y mil teorías sobre lo sucedido y tratar de adivinar lo que pasó por la mente de sus padres y que les llevaron a asesinarla.
Nuestros cerebros se baten entre dos instancias bien definidas, por una parte las pruebas, los hechos comprobados. Po otra la narrativa, el relato.
Es por eso que existen al menos tres verdades, por una parte está la verdad mediática. Lo cierto es que los medios ya sentenciaron a los padres antes de que se llegara al juicio, «había agua en la calle y en el alfeizar luego había llovido». Por otra parte está la verdad juridica que no atiende demasiado a la narrativa sino a las pruebas. La Justicia necesita pruebas y con esas pruebas se condena a la pareja. Pero es verdad que falta un trozo de la verdad, eso que llamamos la verdad histórica. ¿Qué fue lo que realmente pasó aquel dia».
Ahi esta el problema, nunca lo sabremos y nuestro cerebro intuitivo (O tipo I de Kahneman) se queda con la miel en la boca. Falta algo nos dice.
Pero lo cierto es que realidad y ficción mantienen entre si una extraña relación de complicidad y de solapamiento. Y más: la realidad es inexplicable en términos de sentido.
Es por eso que existen los expertos y existe la heurística. Véase:
¿Tiene este hombre un doctorado por Harvard?
Hay una heurística vulgar y cotidiana que nos sirve para usar en nuestra vida diaria y que nos permite apenas pensar en el procedimiento propiamente dicho. La heurística vulgar se caracteriza por las siglas WYSATI, un acróstico en inglés propuesto por Kahneman a fin de dar a entender que esa heurística atiende tan solo a un principio: “lo que ves es lo único que hay”, Pero este tipo de heurística tiene sus limitaciones, es por eso que podemos hablar de una heurística mejorada o una heurística del experto.
Es la forma en que piensan los policías, los jueces, los ingenieros y por supuesto los médicos. El diagnóstico médico es un buen paradigma para hablar de la heurística del experto. Pero antes de abordar como nos las arreglamos los médicos vamos a hacer una incursión en un procedimiento de Sherlock Holmes.
Taxis verdes y azules.-
En una ciudad cualquiera, una noche cualquiera un taxi atropella a un peatón y se da a la fuga. La policía comienza con sus indagaciones.
1) En la ciudad existen dos clases de taxis, unos verdes y otros azules.
2) Hay un único testigo poco fiable -según la policía- que asegura que el taxi era de color azul.
3) La policía averigua que los taxis verdes en la ciudad representan el 80% del total, siendo los azules solo un 20%.
¿Era el taxi, de color verde o como asegura el testigo era azul?
El lector puede hacer aquí su propia predicción.
Y ahora contemplemos el asunto visto de otra manera.
Y añadamos una información más:
“La mayor parte de los taxistas verdes son unos imprudentes, extranjeros y en su mayor parte ilegales”
¿Variaría en algo su predicción anterior?
Lo cierto es que la mayor parte de nosotros daríamos a esta segunda versión más peso de verosimilitud que a la primera. La razón de esta predilección es que mientras en la primera versión sólo tenemos tasas estadísticas frías que no informan de nada, en las segunda hay un dato causal: si es verdad que los taxistas verdes son imprudentes entonces ya tenemos una hipótesis causal, existe una historia, un relato, una narrativa. En realidad el primer supuesto -puramente estadístico- informa mucho más que el segundo, pero atendemos más al segundo al considerarlo más plausible. Sin embargo lo más probable es que el taxi fuera verde si atendemos a las tasas de frecuencia de taxis de la ciudad.
Dicho de otro modo es mejor echar mano de las tasas que de los estereotipos. Aunque la mejor estrategia es una combinación de ambos.
Los estereotipos.-
En realidad los estereotipos nos parecen detestables, cuando señalan razas, nacionalidades, sexo o religiones. Son una especie de prejuicios incompatibles con nuestra idea de la democracia, pero los estereotipos existen y representan atajos en el razonamiento de manera que un buen policia no debería negarlos o subestimarlos. Entre otras cosas porque aun habiendo estereotipos que son falsos, como este:
“Las mujeres que se perfuman son unas fornicadoras”
No todos son falsos sobre todo cuando se combinan con el pensamiento de tasas.
Naturalmente, el caso de “las fornicadoras” es un estereotipo falso, las mujeres que se perfuman no son más fornicadoras que las que no usan perfume suponiendo que fornicar signifique adulterio, que es al parecer la asociación-generalizacion que llevó a cabo el imán de Ceuta.
Pero hay otros estereotipos que son en todo caso inciertos y en algunos casos refuerzan el pensamiento en forma de tasas. Un policia haría mal en no sospechar -ante el asesinato de una mujer- en que el criminal es su marido o una pareja o ex-pareja. Aunque la “violencia machista” es un estereotipo contiene cierta verdad en relación con un pensamiento bayesiano. Efectivamente la mayor parte de crímenes contra las mujeres los cometen parejas agraviadas. Es poco probable el asesinato de una mujer por otra mujer.
Piensa estadísticamente aunque no concuerde con los relatos de la mayoría. Pero lo optimo es pensar de una forma mixta siempre intentando que un buen relato no oscurezca los datos.
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