El contenido reprimido debe hacerse consciente para producir una tensión de opuestos sin la cual es imposible avanzar. La mente consciente está encima, la sombra debajo, y así como lo alto y lo caliente siempre anhelan lo bajo y lo frío respectivamente, toda conciencia, quizás, sin darse cuenta, busca su opuesto inconsciente, sin el cual está condenada al estancamiento, a la congestión y a la osificación. La vida nace sólo de la chispa de los opuestos.
C. G. JUNG
Apuleyo fue un romano-bereber que vivió en el sigo II de nuestra era y que nos legó una obra satírica «El asno de oro» donde cuenta el mito de Eros (Cupido) y Psiché (Psique o alma). Casado con una rica noble de su época, una tal Pudentilla, Apuleyo dedicó su vida a la especulación, la retórica, la religión, la ciencia y la magia, también a la literatura, actividad con la que ha llegado hasta nuestros dias. En esta web podeis leer completo el mito de Cupido (Eros) y Psyché en versión de Apuleyo: uno de los mitos más bellos de la mitografia clásica que nos habla de las tribulaciones, las metamorfosis del alma femenina en busca del amor -y tal y como dice Jung- en ese trabajo humano que a todos nos compete de fundir los opuestos, tarea sin la cual no existe vida psiquica, ni crecimiento o emergencia de una nueva conciencia. Toda tarea humana no es sino un trabajo donde se intentan refundir los opuestos, aquello que siendo uno -habiendo estado fundido- la conciencia humana egoica separó.
En sintesis el mito señala las dificultades de Psyché para encontrar marido a pesar de ser la más bella entre sus hermanas que habian accedido a matrimonios con reyes, representando los matrimonios convencionales. El padre de Psyché decide consultar al oráculo para saber cual era el destino de su hija. El resultado de la consulta es desesperanzador y parece anunciar para ella un destino complicado. Cumpliendo las instrucciones del oráculo Psyché es abandonada a su suerte en un acantilado a la espera de su trágica muerte, pero Eros pasa por alli y la rescata.
Pero hace algo mas que rescatarla, la lleva a un palacio lleno de riquezas y sirvientes y la concede el derecho de vivir alli siendo su esposa, con dos condiciones: la primera es no mirarle nunca a la cara, la segunda es no preguntar. Eros aparece cada noche en el talamo nupcial a cumplir con sus deberes. Es necesario señalar que estamos en este momento frente al amor carnal y que la imposición de Eros, de no ver, no preguntar equivale a un desconocimiento, a una ignorancia, no ver es un equivalente a un no saber. En este lienzo de Waterhouse podemos ver como Psyché se introduce -furtiva- en su nueva condición de esposa.
Y aqui se le plantea a Psyché un dilema que se confronta con su opuesto: el deseo de saber. Una mujer desea ser protegida y dominada por su esposo pero sólo mientras mantiene oculta la otra parte del deseo: proteger y dominar a su pareja. Pero Psyché aun no sabe de la naturaleza dual del poder y esa es la parte que entrará en escena a partir de ese momento, Psyché no podrá sino obedecer a su pulsión de saber y mirarle a la cara a su esposo inducida, sobre todo, por los consejos de sus hermanas que movidas por la envidia de la buena suerte de Psyché la inducen a descorrer el velo de la sabiduría.
El castigo no se hace esperar y Eros desaparece del palacio y vuelve con su madre Afrodita que enfurecida disuelve el sortilegio volviendo a confrontar a la desobediente Psyché a un nuevo periplo trashumante. Entonces ella decide afrontar la suprema humillación para una mujer: encarar a su suegra y suplicarle el perdón. Afrodita es sin embargo una diosa intolerante cuando se ponen a prueba los dones del amor, es entonces cuando decide someter a su aspirante nuera -la inocente Psyché- a las tareas que son el titulo de este blog y le ordena el cumplimiento de cuatro trabajos dificiles y arriesgados.
Cree el alma humana que basta con formular un deseo para que este se cumpla, de manera que el aprendizaje de Psyché estará orientado hacia el esfuerzo, la necesidad de que entienda que es necesaria una metamorfosis, un trabajo consigo misma a fin de llegar a refundir esos opuestos que duermen en el incosnciente de cualquier alma ingenua. Del mismo modo sucedió con Heraclés y sus doce trabajos, necesarios para congraciarse con Hera la atribulada y celosa esposa de Zeus que le habia maldecido al conocer que era hijo natural de su marido. Los doce trabajos de Heraclés representan -en otro orden distinto-, las tarea del héroe en busca de reconocimiento y un lugar en el mundo que comienza con la separación de su propia madre y de todo lo femenino que hay en él para llegar al final del viaje a la reconciliación con Hera (con su parte femenina y maternal) que sólo podrá darse después de haber cumplido con la totalidad de estas pruebas de iniciación que toda alma humana ha de recorrer para transformarse y eludir su destino casi siempre fatal. El periplo del héroe es siempre ciclico y termina donde empezó en una nueva vuelta de la espiral.
Las pruebas que Afrodita impuso a Psyché fueron estas:
1.-Primera tarea: Separar los granos
Afrodita, «entonces, tomó granos y semillas de maíz, cebada, mijo, girasol, chícharo, lenteja y frijoles, las mezcló en un sólo montón, y dijo: no concibo que una sirvienta tan hedionda como tú, pueda
atraer algún amante… por lo tanto, demuestra tu capacidad. Clasifica las semillas, aparta los granos según su especie y fíjate que la tarea esté finalizada para esta tarde.» Psique, estupefacta y sobrecogida ante semejante tarea, se sentó en silencio, pero una tropa de hormigas le ayuda, y de esta manera pudo cumplir con el mandato y mostrar a Afrodita, que regresó de una fiesta de bodas, adornada y perfumada, que había terminado lo que se le ordenó. Afrodita comentó: «Esto no es obra tuya, vil plebeya, no es el trabajo de tus manos, sino de aquél cuyo corazón conquistaste para tu propio sufrimiento, sí, y también para su dolor». «Entonces las hormigas, las pequeñas hormigas que habitan los campos, entendiendo la dificultad de tan descomunal tarea, se apiadaron con dolor de la novia del gran dios, y después de haber distribuido y apartado los granos desaparecieron de su vista».
Toda mujer precisa rescatar la actividad de su hormiga interior, un recurso psicológico que le será de enorme valor (disciplina, organización, cercania a la tierra) en su trasiego con el mundo, un aliado natural frente al desorden de su mente, de ese jardin sin podar que es el alma femenina donde es necesario aprender a discriminar lo verdadero de lo falso, lo importante de lo irrelevante. Son precisamente esas hormigas, aliados naturales que la ayudan frente a esa tarea inacabable que parece ser el ordenamiento de las semillas, uno de lo símbolos primigenios de la maternidad, una mujer es precisamente eso, un semillero guardado por hacendosas hormigas.
2.-Segunda tarea: robar el vellocino dorado de los carneros salvajes
Apenas salió la aurora del cielo, Afrodita llamó a Psique y le dijo: «¿Ves ese grupo allá a lo lejos, en los bancos de ese brillante río, cuyas profundas aguas corren y desaparecen en las montañas? Allí habitan unos carneros cuyos vellones destellan como el brillo del oro y ningún hombre las cuida cuando crecen. Te ordeno tomar un mechón de su preciosa lana, y traérmelo con prontitud.»
Psique fue hacia allá, y sintiéndose incapaz de cumplir con su tarea, pensó que lo mejor sería lanzarse al río desde el acantilado para no sufrir más. Pero un verde junco, que se hallaba a la orilla del río, murmuró gentilmente en su oído, con esta melodiosa profecía: no ensucies mis sagradas aguas arrojándote en ellas. «No te acerques a esta hora a esos terribles carneros, pues ellos, con el bendito calor del sol, no sólo adquieren fuerza, sino que una violencia salvaje se apodera de tal manera en ellos, que sus afilados cuernos y duras frentes se tornan como piedras. Algunas veces, incluso, ventilan su furia con mordidas venenosas para destruir a los hombres. Espera hasta el atardecer, ya que el calor del sol haya desvanecido su intensidad y las bestias, con la suave brisa del viento, se preparen para dormir. Una vez que los carneros hayan abatido su locura y calmado su rabia, acércate, sacude las hojas de los árboles y de manera indirecta, toma la lana dorada
que encontrarás colgando en las ramas por aquí y por allá.»
Una mujer extrae su fuerza no tanto de su femineidad sino de su animus, su parte masculina, es precisamente por eso por lo que Afrodita le encomienda aqui una tarea arriesgada, de hombres, pues no será renunciando a su parte fálica como la mujer alcanzará sus objetivos. El desvalimiento y la victimización son el esultado de las mujeres que han ignorado su masculinidad, algo que como todo lo demás debe integrarse en una nueva conciencia. Sin animus y sin Logos, una mujer crece desordenamente como un jardin sin podar. Afrodita pone aqui a prueba sus recursos masculinos y su valentía, algo que Psiché conseguirá gracias al concurso de otra fuerza elemental: la flexibilidad y astucia de los juncos y el sentido de la proporción o de la medida: efectivamente enfrentar al carnero cara a cara y a destiempo hubiera sido una mala solución para una mujer, pero Psyché vuelve a salir airosa gracias al concurso de otra fuerza vegetal primordial, los juncos que bordean el rio.
3.Tercera tarea: sacar agua del río Styx
Afrodita, levantando la ceja y con una amarga sonrisa en sus labios dijo: «Yo estoy muy consciente de quién es el autor secreto del éxito de tus pruebas, pero ahora te impondré a una tarea tan difícil, que rebelará si tienes un corazón valiente y eres prudente, más allá de la prudencia de la mujer. ¿Ves el pico de aquella alta montaña que corona el pronunciado acantilado, de allí brotan oscuras olas que surgen de la corriente de aguas negras. Ve, toma agua helada de la cresta del manantial, de las olas más distantes, y tráela en esta pequeña vasija de cristal, a la brevedad «La amenazó aún más, si no lograba su cometido.
La vasija se refiere al contenedor. Es un símbolo femenino que señala cómo relacionarse con el espectro de la vida. Psiché recoge sólo la porción de agua que en ella cabe. La vida plural y plena de estímulos y opciones provoca con facilidad un estado de dispersión que propicia el deseo de abarcar más de lo que «cabe», y lo que se consigue es «desparramar» el contenido. Llenar una vasija con agua que sólo aparece en las alturas y desaparece en las profundidades imposibilita contener sus aguas. Lo hará con ayuda de un águila, otro de los simbolos con que Zeus aparece en el imaginario humano y que representa la solidaridad masculina. Los misterios de la vida, las proezas y las tareas dificiles no pueden hacerse a solas, Psyché necesita de la ayuda del águila, otro de los recursos con que el animus dota al alma femenina.
Hay que vivir en el presente, soltar lo que ya se marchó, aprender a desprenderse y a no fiar las soluciones para el futuro
4.Cuarta tarea: ir al inframundo y pedir a Perséfone una cajita con un ungüento de belleza
«En verdad creo que eres una poderosa hechicera pues que con gran ahínco has obedecido mis difíciles órdenes; pero querida mía, aún debes hacer este último servicio. Toma esta cajita y desciende directamente al inframundo, presenta esta cajita a Perséfone y dile: Afrodita te suplica que le envíes una pequeña porción de tu belleza, ya que ésta se desvaneció al ver a mi hijo enfermo. Asegúrate de volver con toda prisa, pues debo aplicármela antes de asistir al teatro en el Olimpo .
Psique intuye la descomunal dificultad, y parte persuadida de que no ha de volver. Al encontrar en el camino una vieja torre, decide arrojarse desde allí. Más la torre tenía el don de la palabra y le indica a Psique sobre la manera de descender al Hades.
«No puedes ir a través de las tinieblas con las manos vacías, debes llevar en tus manos dos tortas de cebada envinadas y en tu boca llevar dos monedas. Después de haber recorrido un buen trecho de tu viaje mortal, encontrarás un burro cargado de madera, el arriero te pedirá que le ayudes a recoger unos leños que se le han caído. No pronuncies ni una palabra, sigue tu camino en silencio. Más adelante, verás el río de los muertos donde Caronte, el barquero, te pedirá la cuota para transportarte en su desagradable barca, a la lejana orilla. La avaricia vive también entre los muertos y, ni Caronte ni el gran dios, que es el rey del inframundo, hacen nada sin recibir algo a cambio. Por lo que el hombre sencillo, al morir, debe disponer de dinero para su viaje, pues si no dispone de una moneda de bronce, nadie le ayudará en su último respiro. Recuerda, él debe tomar la moneda de tu boca con sus manos. Un hombre flotando en la superficie del ríote rogará que lo subas en tu barca, no demuestres piedad. Cuando hayas llegado más lejos, te toparás con unas viejas hilanderas, te rogarán que les ayudes con tus manos, pero no toques el tejido. Todas las artimañas de los elaborados planes de Afrodita, se volverán en contra tuya y tratarán que alguno de los pasteles caiga de tus manos.
Si pierdes más de uno, con él, perderás la luz del día. Un salvaje y enorme perro de tres cabezas, que ladra estruendosamente a los muertos, aterrándolos, cuida los salones oscuros de Perséfone. Calma su rabia con una de tus tortas. Perséfone te va a recibir con cortesía, te va a ofrecer asiento y te va a invitar a una animada fiesta. Siéntate en el suelo, pide pan corriente y cómetelo, toma lo que te sea dado.
Al regresar, calma la ira del perro con la otra torta. Que el ambicioso barquero tome la otra moneda. Una vez que cruces el río, regresa por el mismo camino hasta que alcances a ver las estrellas en el cielo. Sobre todo, ten cuidado de no abrir la cajita, el tesoro de la divina belleza, resguardada en su interior, te está prohibido mirarlo».
Bajar al inframundo, al Hades es una metáfora de una busqueda interior, Psyché, Demeter, Ulises, Hercules y Orfeo descienden al inframundo cada uno de ellos en busca de algo, concretamente Psyché desciende en busca del poder de seducción de la femineidad, parece su última tarea, pues en el cofre de Persefone se encuentra el ungüento que la hará irresistible y atractiva, pero hay una condición: el cofre no debe abrirse. Bajar al Hades es un viaje iniciático, aqui Psyché no debe enfrentarse a plantas, animales o elementos sino al propio Yo, a los propios fundamentos de la personalidad, abandonar la luz y sumergirse en las tinieblas, cruzando ese umbral que sólo los héroes osan atravesar es el momento critico del crecimiento personal, ahi podemos perderlo todo.
Más adelante, un cojo le solicita ayuda. Ella a punto de ceder, recuerda los consejos que en esta ocasión le dará una torre (un fundamento solido del Yo con la elevación de una emergencia: la conciencia) y frena su impulso femenino de socorrer a quien lo solicita. Guardar silencio y evitar cualquier forma de comunicación simboliza la necesidad de no divagar con las distracciones de la vida. Cuanto más desciende al centro de la tierra, más desciende al fondo de su propio centro interior. Las hilanderas tejen (tarea muy femenina que está relacionada con el destino) y la pueden atrapar en sus telares. Psiché, asertiva, rechaza acercarse y ayudarlas. Continúa hacia su meta en soledad y profundo silencio interior. Después tiene que lidiar con el cancerbero, ella tranquila, porque se ha preparado para ello, le da la torta de cebada y el furioso can de tres cabezas se apacigua.
Finalmente llega a su objetivo: Perséfone, a quien debe ver y, al mismo tiempo, desconfiar de su dudosa hospitalidad. No aceptar alimento alguno, sólo pan y agua, es símbolo universal de ayuno.
Cuando uno se encuentra en lo más interior de uno mismo, no está para tomar vino ni ricos panes; la forma exterior refleja el estado interior.
Naturalmente la infeliz Psyché tal y como ya habia hecho al mirar la cara de su esposo vuelve a caer en la tentación y abre la dichosa cajita sumiéndose en un sueño eterno del que sólo podrá salir a través del beso de Eros, aqui hay dos versiones escultóricas que nos recuerdan a todas las bellas durmientes que no han logrado alcanzar la esencia de su propia femineidad. (En este vinculo existe un magnifico ensayo sobre el despertar de la femineidad según Psyché y que he tomado como fundamento para la elaboración de este post)
Pero al final todo acaba bien porque de nuevo Eros admirado por su valor pide clemencia a su madre Afrodita que termina perdonando y aceptando a Psyché como nuera, Eros a través de ese beso resplandeciente devuelve a Psyché a la vida y se pierden en la inmensidad del cosmos. De su unión nació al menos un hijo conocido llamado Voluptuas . El placer o la voluptuosidad es pues el heredero de aquella unión del alma que se enamoró del amor pero que tuvo un dificil tránsito hasta merecerlo.
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