Muros y paredes

muro

The wall (El muro) es  un álbum doble de Pink Floyd que terminó por convertirse en una película protagonizada por Bob Geldof en el papel de Pink en 1982.

Este disco doble es un álbum conceptual que nos retrata la vida de una estrella ficticia del rock llamada Pink, basado en las vivencias del mismo Roger Waters, convirtiéndolo así en una especie de álter ego antihéroe. Descrito por Roger Waters, Pink se reprime debido a los traumas que la vida le va deparando: la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, la sobreprotección materna, la opresión de la educación británica, los fracasos sentimentales, la presión de ser una figura famosa en el mundo de la música o su controvertido uso de drogas sumado al asma, entre otros, son convertidos por él en «ladrillos de un muro metafórico» que lo aísla, construido con el fin de protegerse del mundo y de la vida, pero que le conduce a un mundo de fantasía autodestructiva.

Vale la pena ver este video, una escena donde Pink en un estado comatoso probablemente debido a una sobredosis de drogas es rescatado por un equipo sanitario que irrumpe en su casa para salvarle la vida y llevarle a un Hospital. La canción que acompaña esta escena es «Confortably numb» que significa «atontado pero confortablemente» y es probablemente una de las mejores canciones dee la historia de rock progresivo que practicaba Pink Floyd.

En realidad existe una historia paralela de locura, drogas y éxito indigerible en la persona de Syd Barret que tuvo que retirarse del mundo del espectáculo por los problemas mentales que padeció. A él le dedicaron sus compañeros el tema «Shine on you crazy diamonds». La historia de «The wall» en realidad recorre todos estos tópicos, de traumatización que la generación británica de postguerra tuvo que sufrir. Casi todos los grandes genios del pop británicos nacieron entre 1947 y 1952, una explosión de talento.

Hay muros literales como el de Berlin y simbólicos como esos que vamos construyendo en nuestro interior con el objetivo de aislarnos del mundo exterior y librarnos de las consecuencias de una vida penosa o irrelevante. El muro de Pink Floyd habla de ese tipo de muros que no tenemos más remedio que ir derribando si queremos integrarnos en una vida plena que necesariamente es social.

Pero si  escribo este post no es para celebrar el aniversario de la caída del muro de Berlin, sino para enlazar esta historia de los muros interiores con las paredes arquitectnicas reales y contestar a este pregunta: ¿existe alguna relación entre entre las construcciones actuales -que preservan nuestra intimidad-y la emergencia de una subjetividad concreta? ¿Es el Yo un efecto secundario de las paredes?

Esta es una idea que tomé prestada de un post de Pablo Malo que puedes leer aqui y que contiene algunas claves para entender qué demonios es eso que llamamos intimidad. ¿Son las enfermedades mentales una secuela de una hipertrofia de nuestra subjetividad? ¿Son las enfermedades mentales el peaje que hemos de pagar por nuestro individualismo?

En realidad la intimidad es algo bastante reciente, aun recuerdo como eran las casas de mi infancia al menos en el medio rural, apenas habían áreas individuales, cocina y comedor eran lugares comunes para toda la familia y los dormitorios usualmente se compartian. La idea de tener una habitación para cada miembro de la familia, con puerta cerrada y toda clase de distracciones en su interior es algo que hemos ya olvidado que es un invento de la modernidad. No deja de ser curioso que actualmente haya corrientes de educación infantil que propugnen el «colecho» como una forma de mantener contacto físico entre padres e hijos, quizá hemos olvidado que el «colecho» fue la norma en nuestra infancia, al menos en los que vivimos en entornos rurales. Hoy pareciera como si el colecho se hubiera moralizado y sus defensores se cuentan por decenas entre las clases más ilustradas de nuestra sociedad.

Frente a ellos hay quien sostiene otra idea bien diferente: que el colecho es malo para los niños debido a la excitación sexual extra que procura, y los defensores del psicoanálisis no se ponen de acuerdo sobre si recomendar o no el dichoso colecho entre padres e hijos.

Y lo cierto de todo esto es que sin paredes no habría fisgoneo, ni espionaje de los desnudos familiares ni existiria eso que Freud llamó la escena primaria. Sencillamente seria algo tan común que ni nos fijariamos en ello. Aunque la verdad sobre todo esto es que desde siempre hemos sabido que la contemplación de la escena primaria tiene efectos bien distintos según la clase social. Y parece tener más efectos secundarios en el imaginario de los niños que tienen paredes que en aquellos que tienen menos obstáculos para convivir.

A propósito de las paredes dice Pablo Malo:

«Las paredes era una nueva tecnología que paradójicamente amenazaba la seguridad de los grupos humanos, porque quitaba de la vista y de los oídos material que era esencial para mantener la paz y la moralidad del grupo. Pero con la agricultura y la ganadería empezó a tener sentido para los pueblos hacerse sedentarios y construir casas con paredes. Pero la gente se resistió en muchos sitios de Asia, Australia o Sudamérica a construir casas, lo que lleva a Amos Rapoport a concluir que construir casas no es un acto natural y que no es universal. En algunos sitios se construyeron casas, pero la gente no vivía en ellas. Lo que se resistía era el final de la transparencia de la vida social, la vida privada originaba curiosidad y sospecha. Entre los Sakalava de Madagascar estar solo en casa se consideraba un signo seguro de maldad, de estar tramando algo. El secreto y la separación se veían como falta de generosidad y como una conducta antisocial o de superioridad o de distinción, y generaba rechazo».

Y:

«Pero hay más que esto. Cuando el ser humano se mete dentro de las paredes ya no es el mismo que el que estaba a la intemperie. La pared, como cualquier otra tecnología, nos cambia. Es en algunos sentidos como cuando vestimos una máscara, que también nuestra psicología cambia. Aparece la vida privada, diferente de la pública, este producto de la domesticación que es la pared, y detrás de la pared el hombre empieza a hacer cosas que no podría hacer a la vista de los demás, cosas que antes no podía permitirse. De hecho, privado viene del latín «privatus y privare» (privar). Hanna Arendt escribe en The Human condition: “Llevar una vida completamente privada significa sobre todo estar privado de cosas esenciales para una vida humana: estar privado de la realidad que viene de ser visto y oído por los demás, ser privado de la relación objetiva con ellos que viene de estar a la vez relacionado y separado de ellos por el intermediario que es un mundo común de cosas, estar privado de la posibilidad de conseguir algo más permanente que la vida misma. La privación de la privacidad consiste en la ausencia de los otros”.

Y probablemente este es el origen de las perversiones  sexuales, algo que se vió o se oyó, o algo que debería estar a la vista y estaba escondido u oculto. Algo que se fisgoneó, algo que era tabú. Pues no hay privacidad sin tabú.

De manera que ya tenemos una clave para la armonía y la felicidad: Menos paredes aseguran la otredad aunque la renuncia a ese bien tan grácil que hemos venido en llamar «intimidad personal» no es fácil. De manera que al menos con nuestra pareja tendremos que empezar por recordar aquella frase de John Wayne a Maureen O´Hara en «El hombre tranquilo»:

«Entre nosotros no habrá puertas ni cerrojos»

¿Somos cyborgs?

Pueden haber gatos sin sonrisas pero nunca una sonrisa sin gato.

(Alicia en el pais de las maravillas)

Cuando era un niño me llamaba mucho la atención tanto el oido como el olfato de los perros, ellos parecian conocerlo todo a través del olor, husmeando por ahi, y seguramente oian cosas imposibles para los humanos de modo que le pregunté a mi abuelo (mi abuelo parecia saberlo todo):

– ¿Abuelo, por qué los perros oyen y olfatean siempre y parecen reconocernos por el olor o la voz?

– Nosotros no necesitamos esas cosas y ¿sabes por qué? Porque nosotros somos muy inteligentes, más que ellos, por eso podemos hablar y ellos no.

Y ahi acabó la explicación.

De modo que me quedé con la idea de que inteligencia y lenguaje eran la misma cosa y que por eso nosotros casi no teniamos olfato y nos reconocíamos por la vista seguramente, que es poco de fiar.

Más tarde ya siendo estudiante de medicina y después de conocer la teoría de la selección natural de Darwin completé aquella pregunta con otro enigma: seguramente nuestra especie habia progresado tanto (en relación con los animales) a causa de nuestra inteligencia y de ciertos genes competitivos que habian hecho que nuestra especie ascendiera escalones evolutivos hasta situarse en el zénit de la pirámide de la vida.

Pero yo nunca las tuve todas conmigo por una razón: no entendí nunca como una especie como la nuestra mal dotada en la visión, oido y olfato habia tenido tanto éxito evolutivo, ¿como logramos sobrevivir a los constantes cambios de clima y hábitat?¿Como nos las arreglamos para comer, no morir de frío y reproducirnos a pesar de las condiciones ambientales adversas?.

Faltaba algo en la ecuación, pues nosotros los sapiens no tenemos la vista de las águilas, ni el olfato de los perros, el oido de las gacelas, la velocidad de carrera del puma, los cuernos de los búfalos, los dientes de los leones, el aparato digestivo de las cebras o las garras del halcón. ¿Cómo es posible que una especie tan mal dotada para sobrevivir hubiera tenido tanto éxito evolutivo?

Si la selección natural era una especie de lotería donde el más fuerte y el más dotado era el que lograba sobrevivir y por tanto transmitir sus genes a la siguiente generación, había algo en nuestra especie que no encajaba. Todo parece indicar que el sapiens no estaba demasiado bien dotado para sobrevivir a ambientes cambiantes y dispersos, amenazados por venenos y enfermedades, fenómenos naturales adversos y el constante acoso de las fieras.

Perseguí esta idea hasta que un dia me encontré con un articulo de un judio zoólogo llamado Zahavi (A. Zahavi, 1975). Alli el autor afirmaba que a veces el éxito de una determinada especie o rasgo no procedía de sus ventajas sino de sus hándicaps.

De modo que me propuse averiguar algo más sobre el asunto y me di de bruces con Roger Bartra.

Roger Bartra es un antropólogo de origen catalán  afincado en México que en el 2006 publicó un libro fundamental en la historia de la neurociencia y que se titula «Antropología del cerebro» ¿Qué hace un antropólogo escarbando en el cerebro humano si no sabe nada de neurobiología me pregunté?

De modo que comencé a leerlo. Hace ya algun tiempo publiqué algunos de sus hallazgos en sendos posts, de los que extractaré algunas de sus ideas principales, una de ellas procede de una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez:

¿Usamos todo nuestro cerebro?

Para contestar esta pregunta neceistaremos hacer una pequeña incursión evolutiva: el paso de un cráneo neanderthaliense a un craneo braquicefálico que ya mostré en este post. Y adentrarnos en un concepto planteado por Ian Tatershall y Jay Gould al que llamó exaptación. A diferencia de la adaptación, aquí se trata de innovaciones espontáneas que carecen de función o que juegan un papel muy diferente al que finalmente tienen. El ejemplo más conocido son las plumas de las aves que mucho antes de ser útiles para volar funcionaron como una capa para mantener el calor del cuerpo. Tattersall cree que los mecanismos periféricos del habla no fueron una adaptación sino una mutación que ocurrió varios cientos de miles de años antes de que quedaran circunscritos por la función de articular sonidos. Y posiblemente, según este científico, las capacidades cognitivas de que nos jactamos fueron también una transformación ocurrida hace 100 o 150 mil años que no fue aprovechada (exaptada) sino hasta hace 60 o 70 mil años cuando ocurrió una innovación cultural, el lenguaje, que activó en algunos humanos arcaicos el potencial para realizar los procesos cognitivos simbólicos que residían en el cerebro sin ser empleados.

Dicho de otra forma el lenguaje es una prestación basura o pechina que sólo se desarrolló cuando encontró en el medio ambiente y en la tecnología previa un entorno suficiente para que se desarrollara.

Los sonidos hablados no comenzaron a emplearse hasta que nuestra especie se vio sometida a retos que superaban los recursos normalmente usados. Lo importante en un proceso de exaptación es la refuncionalización de las modificaciones no adaptantes llamadas spandrels por Jay Gould, que toma un término de la arquitectura: esos espacios triangulares que no tienen ninguna función y que quedan después de inscribir un arco en un cuadrado (tímpano, enjuta) o el anillo de una cúpula sobre los arcos torales en que se apoya (pechina). Las pechinas cerebrales podrían haber sido circuitos neuronales abiertos a funciones inexistentes o desaparecidas, a memorias inútiles o a señales externas que no llegan, o bien a mecanismos no relacionados con procesos cognitivos.

Naturalmente esta idea no es baladí porque supone el modificar nuestro punto de vista sobre la evolución de nuestra especie. Siguiendo esta teoria de Roger Bartra sobre la conciencia tendremos que modificar nuestro punto de vista sobre la hominización: un proceso que no estaría relacionado tanto como saltos evolutivos provocados por mutaciones sino por evoluciones graduales lentas de cambios que ya estaban preinscritos en el cerebro como una prestación basura que no pudo ser utilizada más que a partir del momento en que se hizo necesaria.

En este sentido la evolución del Homo erectus o el Habilis hasta el Sapiens tendria menos saltos evolutivos de lo que los neodarwinistas suponen y más allá de eso: que el éxito evolutivo del sapiens estaría relacionado con sus hándicaps más que con sus logros cerebrales.

Efectivamente nuestro cerebro es una chapuza tendente a averias, tal y como dice otro neurocientifico del relieve como Robert Linden (Linden 2010). El problema del cerebro es que es un ente vivo y no un motor (que puede pararse) o un ordenador (que puede desenchufarse). Cuando se dan estas circunstancias -y esta es la idea fundamental de Bartra- se provoca sufrimiento. Nuestro cerebro no puede pararse o desenchufarse pero puede sufrir.

Y es precisamente cuando se sufre cuando echamos mano de las pechinas, es decir de esas reservas de conectividad que no usamos más que cuando ciertos gatillos las encienden.

Es seguro que nuestros ancestro sufrieron, frio, hambre, decepción y dolor y esta es precisamente la razón que encuentra Bartra como causa de la emergencia de la conciencia humana.

La conciencia humana emergió por la necesidad provocada por el sufrimiento.

El cerebro humano no puede desenchufarse o pararse como un motor pero puede hacer emerger propiedades autopoyéticas destinadas a aliviar su sufrimiento.

Puede construir prótesis que le permitan minimizar su dolor, por ejemplo el fuego, la idea de Dios, las herramientas, las armas, los  adornos, el pensamiento espiritista y sobre todo el entrelazado del clan: las reglas sociales del parentesco y sobre todas ellas la evidencia de que los otros seres poseian intencionalidad igual que nosotros mismos. Bartra llama prótesis tanto a la cultura, a los símbolos, al lenguaje y en suma a la sociedad, una vez creados nos hacemos dependientes de ellos. Un concepto que nada tiene que ver con el concepto clásico de medio ambiente o hábitat que ignora el hecho de que la realidad que percibimos es un constructo protésico de nuestra tecnología. A partir del momento en que se inventó la cultura nuestra especie dejó de ser «natural» y se convirtió en «cultural». Los saltos evolutivos de la cultura anteceden en millones de años al trabajo evolutivo. La cultura evoluciona más rápido que la evolución.

Para Bartra la conciencia es «aquello que sabemos de una forma compartida» y que incluye la recursividad, «una percepción que percibe que percibe». Una intencionalidad compartida con otros seres semejantes que a su vez tambien tienen intencionalidad.

Y aqui se inserta el concepto más interesante de su teoria: el concepto de exocerebro.

Tendemos a pensar que la conciencia humana reside en algun lugar de nuestro cerebro, del mismo modo tendemos a creer que nuestra actividad mental procede de ese órgano que reside en el interior de nuestro cráneo hasta tal punto que solemos pensar que cuando un sujeto delira -por ejemplo- ese delirio se encuentra en el interior del cerebro. No es cierto. Del mismo modo que es imposible pensar en el hombre en su forma «natural» es imposible aislar cualquier producto mental y reducirlo a un proceso cerebral. Antes de nada somos productos del feedback entre las prótesis que hemos creado y nuestro cerebro.

Nuestro cerebro no es inmune a ciertos feedbacks que proceden del entorno social que hemos creado puesto que se ve obligado a construir nuevas redes cognitivas para dar sentido a lo que le llega de sus propias prolongaciones. El cerebro del sapiens es una baratija que gracias al dolor fue capaz de crear ciertas muletas cognitivas que le dieron cobertura e hicieron su vida más soportable: lo hizo a través de la tecnología, la ciencia, el saber-compartido, el arte y la conversación. Pero estas prótesis a su vez tienen consecuencia sobre el entramado neuronal.

Pondré un ejemplo.

La idea de Dios es una formidable creación de la conciencia humana que surgió del terror, la soledad, el dolor, la incertidumbre y la ignorancia. No es que Dios estuviera ahi antes de la conciencia humana esperando a que el humano le reconociera, sino que más bien sucedió al revés. pero una vez creada la idea-representación de Dios, esta idea se abrió paso en el interior del cerebro, abriendo conexiones inexploradas e impulsando al sapiens hacia una busqueda espiritual hacia la divinidad que es otra manera de pensar en algo trascendente que está por encima del individuo mismo. El éxito de esta idea modificó el cerebro e impulsó al sapiens hacia otras búsquedas más abstractas, simbólicas y alejadas de lo material. No es extraño que la idea de Dios tuviera tanto éxito en nuestra especie, no sólo por lo protectora que resulta en cuanto a «qué debemos hacer» sino porque también nos impulsa hacia algo que se encuentra «mas allá de nosotros mismos» y que expande nuestros horizontes perceptivos.

La verdad es que el sapiens es efectivamente un cyborg pues gran parte de sí mismo se encuentra fuera de su cráneo en una especie de disco duro «compartible en nube por toda la humanidad». Son los órganos sensoriales los canales por donde discurre esta comunicación entre exocerebro y endocerebro y nuestra conciencia es la que hace de enlace, de psicopompo.

Bibliografia.-

Robert Linden : «El cerebro accidental. paidos. barcelona 2010.

Roger Bartra: «Antropologia del cerebro». Fondo de cultura económica. Mexico. 2006.

A. Zahavi: (1975) Mate selection – a selection for a handicap. Journal of Theoretical Biology. 53: 205-214

Holocausto y complejidad

Divide y vencerás

(Julio Cesar)

Paul Preston es un historiador inglés que pertenece a una larga lista de ingleses (Gibson, Thomas) fascinados por nuestra guerra civil que recientemente ha escrito un libro titulado «El holocausto español» dedicado a escarbar en las responsabilidades de unos y otros en aquella masacre civil y militar que tuvo lugar en España durante 1936-1939 y sobre la que los historiadores siguen sin ponerse de acuerdo, lo que de alguna forma invalida a la historia como ciencia. Y pretendiendo desvelar entre otros a quien corresponde la mayor responsabilidad en los crimenes que tuvieron lugar en la guerra y entre la población civil, prestando especial atención a la escabechina de Paracuellos y en ultima instancia responderse a esta pregunta ¿Cuales fueron las causas de la guerra civil española?.

Una pregunta clave puesto que en este post voy a hablar precisamente de las causas no lineales de los fenómenos sociales.

Aunque lo cierto es que los crimenes en nuestro pais comenzaron antes de 1936 y ya desde la proclamación de la Republica emergieron focos de criminalidad y de desestabilización dirigidos sobre todo a curas, monjas y patrimonio nacional por no hablar de las asonadas de Casa Viejas o de la revolución de Asturias. Esta es precisamente una de las razones esgrimidas por los defensores del Alzamiento como pretextio para justificar el golpe de Estado del general Franco que terminó como todo el mundo sabe en una espantosa guerra que dejaria más de un millón de muertos e incontables secuelas como carga colectiva para dos o tres generaciones.

A raiz de la matanza perpretada por ese noruego llamado Breivick he reflexionado sobre una cuestión que se halla implicita en esta noticia aparecida esta semana donde se cargan las tintas sobre la ultraderecha escandinava y donde el primer ministro noruego declara que hemos de vigilar más de cerca a la extrema derecha. Darle la culpa a la extrema derecha -como a la masoneria o a la conspiración judia- del crimen de Breivick me parece un argumento tan falaz como los siguientes:

  • Todos los vascos son de ETA.
  • Todos los musulmanes son terroristas.
  • Todos los alemanes son nazis.
  • Los comunistas son todos unos asesinos,
  • Los curas son pederastas.
  • Los gitanos son todos ladrones, etc.

El dilema consiste en separar y desagregar unas cosas de otras aun sabiendo que nuestro cerebro -por defecto- tiende a establecer equivalencias entre ambos fenómenos. Este post está pues dirigido a escarbar en esas correspondencias que son falacias cognitivas y tratar de arrojar luz sobre como combatirlas.

Nuestro cerebro está diseñado para lo categorial y por tanto es de esperar que de modo automático enlace unas categorías (gitano,comunista,utraderechista, etc) con las etiquetas que vengan dadas por la propaganda, el prejuicio o la generalización: la estereotipia.

Los sapiens somos adictos a las etiquetas estereotipadas,  sólo tienes que observar como la gente piensa lo mismo sobre los mismos temas casi sin pensarlos. Hay como una adherencia gelatinosa a lo que piensan los demás y un horror a desviarse de esa senda mayoritaria.

¿Qué relación tiene la ultraderecha con los crímenes de Breivik? ¿Qué relación hay entre Bildu y ETA? Más lejos aun: ¿Son los alemanes responsables de las matanzas de Hitler? ¿Somos los españoles responsables de la desaparición y genocidio de los incas? ¿Son los serbios culpables de las atrocidades cometidas contra la población musulmana en Srebrenica?

La evidencia señala en la dirección de que no todos los ultraderechistas son criminales, no todos los islamistas cometen atentados suicidas, ni todos los serbios participaron en las atrocidades recientes de Srebrenica, ni nosotros los españoles de hoy tenemos nada que ver en ciertas matanzas cometidas en el siglo XVI, pero tampoco la Iglesia en su conjunto tiene la culpa de la pederastia de algunos sacerdotes ni  todos los musulmanes estuvieron implicados en el 11-S.

Pero entonces ¿qué relaciones de correspondencia existen entre un acto criminal como el de Breivick y su «caldo de cultivo«? En este caso la existencia de una ultraderecha racista. ¿Qué clase de extraños enlaces de causalidad existen entre el vasquismo y ETA? ¿Cuales son las reglas causales que explican el fenómeno con sus raices aparentemente causales?

Naturalmente existen ciertas correlaciones o correspondencias entre un «caldo de cultivo» y la ejecución de actos criminales pero no siguen las reglas de la causalidad lineal con la que estamos acostumbrados a juzgar los hechos naturales. Las ideas por sí mismas no matan a nadie, para matar hace falta una persona con la intención de matar con ideas o sin ellas.

Pues las correspondencias entre un crimen y su caldo de cultivo son correlaciones pero las correlaciones no son causas.

Y las reglas de la causalidad no lineal son las mismas que podemos utilizar para explicar este tipo de actos como las que explican la emergencia de la psicopatologia individual. Se trata de la psicologia del caos.

En psiquiatria estamos acostumbrados a hablar de «estados» y de «rasgos». Las relaciones entre ambos no son lineales, lo que significa que aquella persona que tienen más rasgos (más puntos) para desarrollar una determinada enfermedad no necesariamente la desarrollará, asi una persona con una personalidad paranoide no necesariamente desarrollará una paranoia o un esquizoide una esquizofrenia, un obsesivo-compulsivo no desarrollará necesariamente un TOC, pues no existe una relación lineal entre rasgos (personalidad) y estados (enfermedades o trastornos). La emergencia de la patología está presidida por la incertidumbre. No sabemos quién, cómo, ni cuando o por qué desarrollará una patologia cualquiera. Incluso es muy posible que quién la desarrolle no posea ninguno de esos puntos objetivables para explicarla.

Por la incertidumbre y por la discontinuidad.

Incertidumbre significa que no podemos predecir algo sólo con conocer los estados anteriores del fenómeno y discontinuidad significa que entre un rasgo y un estado hay un escalón, una discontinuidad, una ruptura, un descosido que no nos permite ni adivinar ni predecir que después de un escalón viene el otro o que será igual de alto o bajo que el anterior: los sucesivos pasos entre una cosa y otra se pierden en una entelequia que solemos llamar azar. Estado y rasgo pertenecen a niveles de definición bien distintos. Entre un musulmán corriente y un terrorista islamico hay una discontinuidad. Del uno no puede predecirse o deducirse el otro ni aunque se sepa el Corán de memoria.

Algo asi como esta discontinuidad escheriana:

Lo curioso de esta arquitectura imposible diseñada por Escher es que me parece ideal para ilustrar ciertos fenómenos no lineales que al aparecer ante nuestras narices nos impiden entender que estamos ante un fenómeno que no obedece a una sola causa lineal o a una suma (pluricausalidad) de ellas sino a una ruptura de la lógica formal donde el individuo cree que está subiendo una escalera cuando en realidad la está bajando y al contrario y lo peor: los planos de las escaleras se cruzan en modos formalmente imposibles en una concepción de lógica formal del espacio. A  no procede de B sino que A puede preceder a B pues A es entrada (causa) y es salida (efecto). Según donde se sitúe el observador su perspectiva será formal o no formal, existen escaleras inversas que van en el sentido opuesto a la mirada del observador.

Ejemplo de una correlación.-

Se trata de una verdad estadística, es decir un dato, después este dato ha de ser interpretado a base de alguna teoria coadyudante o una heuristica.

«»Los trastornos alimentarios son más frecuentes en las sociedades opulentas, pero no por la opulencia en sí misma sino que altos índices de divorcios y bajos indices de natalidad predicen un alto número de casos»

¿Significa este hallazgo que es el divorcio o la baja natalidad la causa de la alta prevalencia de casos en occidente?

No, es solo una correlación, algo que sucede simultáneamente en las mismas sociedades donde se detectan altas prevalencias, puede que sea una causa o puede que sea un epifenómeno, es decir algo inespecífico compartido por todos los que viven en una misma sociedad.

¿Es pues Breivick el resultado del odio sembrado por ciertas ideologias ultraderechistas?

No, es solo una correlación pues se olvida lo más importante: las ideologias no existe en la nada sino que unas son consecuencias de otras, colisionan, se enfrentan, se mantienen operativas como antinomias de un discurso prevalente. ¿Si existe un terrorismo islámico por qué no va a existir un terrorismo de signo contrario?

En realidad el enemigo común que comparten ambos tipos de terrorismo es la democracia y la tolerancia. Es lógico, no existe amenaza mayor para los nacionalismos sean de derechas o teocráticos que la democracia occidental. Con todos los fallos y defectos que todos les reconocemos a nuestras democracias es evidente que representa para algunos una amenaza importante a su manera de concebir el mundo. Pero el problema no se solventa importando la democracia a paises subyugados por la tiranía. Nadie puede liberar a nadie en contra de su voluntad.

Y por la misma razón nadie va a integrarse si no quiere ser integrado.

La distancia que existe entre un «caldo de cultivo» y un fenómeno execrable como el que hemos visto en Noruega es tan compleja como la distancia del gen (una instruccion para sintetizar proteinas) con la conducta individual: no existe un solo paso y lo peor: no sabemos que dirección adquieren estos pasos en relación con el medio ambiente.

Y sobre todo: minimizamos el impacto del azar. No queremos saber nada de él.

Evidentemente existe una relación (una correlación) entre el «caldo de cultivo» y ciertos fenómenos de violencia fanática, pero no hay que fiarlo todo al caldo de cultivo y ponerse manos a la obra persiguiendo a los disidentes, sean comunistas, ultraderechistas o musulmanes.

Sean cuales sean las ideas de unos y otros, la mayor parte de nosotros no somos asesinos en masa y hay que recordar que el objetivo del terrorismo es acabar con las ventajas que da ser terrorista en un pais democratico.

Esa es su paradoja y la nuestra.

Y es por eso que perderán la batalla, pero muchos de nosotros perderemos la vida si no somos capaces de entender que no vale con perseguir a la ultraderecha sino vigilar a sus elementos más activos y violentos.

¿Estaba Breivick considerado como un elemento peligroso?

¿O tan solo la ultraderecha noruega -como entelequia- lo estaba tal y como vaticinó Stieg Larsson?

La tensegridad

buckminster-fuller

Es curioso que haya sido precisamente un arquitecto al que debamos una de las ideas que amenaza con convertirse en el nuevo paradigma de la nueva medicina que se está gestando. Me refiero a Richard Busckmister Fuller un arquitecto al que debemos algunos conceptos -algunos de ellos muy conocidos-como sinergia y otros menos conocidos como el concepto de tensegridad.

needle tower

La tensegridad es un concepto de ingenieria que tiene que ver con la proporción (la integridad) entre determinadas fuerzas de compresión y de tracción. Precisamente la Needle Tower (la Torre de aguja) es una estructura que ilustra perfectamente este concepto sobre el que volveré más abajo.

Buckmister Fuller y sus estructuras más conocidas como las geodésicas representan un punto de encuentro entre la ciencia y las humanidades, entre el saber experimental y el saber empírico y es uno de los profetas de lo que hoy se conoce como «tercera cultura» es decir la fusión de saberes entre disciplinas científicas y disciplinas artísticas. Hace algun tiempo hablé de él precisamente en este post donde tambien nombré de pasada uno de los libros de culto de esta tendencia a refundir saberes de unas disciplinas con otras ,me refiero al libro de Ersnt Peter Fisher, «La otra cultura».

Convencido de que determinadas estructuras se repiten de un modo demasiado tozudo en la naturaleza, Buckmister se pregunta por qué. Una pregunta que procede de ser un convencido activista medio-ambiental y probablemente el que inició este movimiento. El tetraedro (del que ya hablé en este post), los triángulos, las cúpulas geodésicas, la espiral son estructuras que se repiten en los cristales, los virus, las moléculas, el ADN y en toda forma de vida y de ahi que Buckmister se preguntara qué clase de secreto habia en esas formas que parecian acoplarse mejor que otras a los planes de la vida.

Suele decirse desde un punto de vista nihilista, postmoderno o neodarwinista que la vida carece de planes (y por ende tampoco la evolución) sin embargo Lynn Margulis ha argumentado espléndidamente en su libro «Captando genomas» que la evolución si tiene un propósito.

Lo cierto es que la palabra «propósito» es bastante mala para iluminar lo que quiero decir pues nadie somos capaces de imaginarnos un propósito que no proceda de un plan imaginado por una mente humana o sobrehumana. Al hablar de propósito parece que estuvieramos invocando a Dios, pero no cabe duda de que la evolución tiene propósitos (usaremos esta palabra a falta de otra mejor), el propósito de la evolución es crear una complejidad creciente.

¿Para qué necesitamos una complejidad creciente?

Pues para disminuir los gradientes que la propia biosfera genera continuamente. O dicho de otra forma: para conseguir que ese gran sistema llamado por algunos Gaia no se aleje demasiado del equilibrio, es por eso que existen fenómenos naturales terribles para el hombre pero benéficos para Gaia como huracanes, tempestades, erupciones volcánicas, terremotos o inundaciones. Es la forma que tiene Gaia de conseguir volver al equilibrio anterior: todo tiende al equilibrio, es decir a la ganancia de entropia, lo que entendemos como enfermedades sean atmosfericas, terrenas o humanas, no son sino estornudos de Gaia en busca de recuperar el equilibrio perdido, la simetria rota.

Espejo2

Todo lo cual nos lleva a una deducción lógica, ese propósito que parece dirigir la evolución hacia formas de vida más y más complejas tiene un selector natural y se llama Gaia. O si lo prefieren decir de este modo menos poético: la biomasa o biosfera.

Determinados hallazgos o conceptualizaciones que hoy damos como ciertas y comprobables cientificamente proceden y suelen estar precedidas de especulaciones filosóficas, iluminaciones artisticas con o sin pretensiones esotéricas ¿hubiera sido posible el psicoanálisis sin Dovstoievsky? ¿Turner sin Maxwell? ¿Degas sin la teoria corpuscular de la luz? ¿Newton sin la alquimia?

Algo así sucede con un concepto creado precisamente por nuestro arquitecto místico Buckmister que creó el concepto de tensegridad que hoy es necesario para entender nuestra constitución celular y mas allá de eso la estructura de la matriz extracelular conocido como tercer sistema de Pischinger.

El sistema de Pischinger o matriz extracelular es una estructura tridimensional que comunica entre sí todas las células de nuestro cuerpo. Se trata de un espacio donde se dan cita nervios (terminaciones nerviosas) y neurotransmisores, células conectivas como los fibroblastos, las celulas cebadas, algunos adipocitos y macrófagos, alimentos y nutrientes procedentes de la sangre y elementos inmunitarios. En palabras de Tomás Alvaro que recientemente ha escrito un articulo monumental sobre el asunto (y que está aqui), la matrix es:

(..) un filtro biofisico a través del cual las células se protegen, se nutren y se inervan. Estructurada sobre la base de un colágeno firme y una elastina flexible, accesibles al estudio in vivo mediantemicroscopia multifotónica (…)

(..) Constituye el lugar de encuentro  para las diversas subpoblaciones celulares que constituyen la respuesta inmune, el proceso de angiogénesis, la fibrosis y la regeneración tisular.

(..) Y representa el medio de transmisión de fuerzas mecánicas a la membrana basal y a! todo el aparato de mecanotransducción celular, que a través del sistema de las integrinas pone en marcha el sistema de tensegridad y la activación de los mecanismos epigenéticos celulares. (..)

Como podemos observar Alvaro toma prestado de Buckmister Fuller su concepto de tensegridad. ¿Por qué un patólogo toma este concepto que en realidad tiene que ver con estructuras arquitectónicas?

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Pues por qué el cuerpo humano está sometido a esas mismas fuerzas de tensión-compresión y tracción. Por eso tenemos huesos, músculos, ligamentos, articulaciones y  sensores mecanotrasductores para la vibración porque muy probablemente la integridad de esa matriz extracelular tenga que ver con ese concepto que Buckmister Fuller llamó tensegridad, algo que podemos imaginar como un hilo tirante: efectivamente para que la matriz extracelular sea permeable y cumpla su función tienen que suceder dos cosas:

  • Una que mantenga sus diferencias de potencial (que se encuentre constantemente polarizada), pues una de las funciones de esta matriz es la de ser reservorio de electrones que nos protegen de los radicales libres (de la oxidación) y del calcio que continuamente emana del interior de la célula. Si la matriz se convierte en un dieléctrico (un no conductor de electricidad) enfermará a su medio ambiente. Es decir la matriz tiene un latido propio que se modifica segun los ritmos circadianos y que oscila segun la alcalinidad o la acidosis del microambiente.
  • La matriz tiene que estar tirante como el sedal de una caña de pescar, de lo contrario las macromoléculas que la pueblan se enredarian entre ellas y los filamentos o cilios -el andamiaje- que sirven de autopistas de información, asimilación y excreción resultarian obstruidos.

Como vemos el concepto de tensegridad precisaba primero ser formulado por un visionario y más tarde aplicado a la ciencia, es asi como podemos avanzar más rápidamente, unos imaginan y los otros -años o siglos más tarde- demuestran o refutan.

Pero mientras esas demostraciones suceden ya están emergiendo nuevas ideas que se plantearan en el futuro como hipótesis verificables, valga como ejemplo este post donde me planteaba si la anorexia mental no sería una enfermedad de la matrix. Otro ejemplo de ese segmento de tiempo (el que va desde la formulación de una hipótesis hasta su demostración) que parece vacío está en realidad plagado de un saber oculto en las bibliografías malditas y que no detiene los nuevos tratamientos -aun no verificados- pero que apuntan a convertirse en el futuro en verdaderos tratamientos de la matrix extracelular y que aportarán muchisimas oportunidades a enfermedades que hoy no sabemos como tratar .

El ejemplo más conocido por todos es la osteopatia. O la quiropráctica.

¿No es la osteopatia una manipulación del sistema de compresión (huesos) y del sistema de tracción (ligamentos, musculos).

Se trata de manipuladores-rehabilitadores de la tensegridad perdida en la enfermedad.

No es de extrañar que en el futuro las jaquecas, el dolor de espalda, las alergias, la fibromialgia, la osteoporosis, la obesidad, la anorexia mental, el colon irritable, el asma y todo eso que llamamos a veces enfermedades psicosomáticas las traten los fisioterapeutas.

Al fin y al cabo ya existen ensayos más o menos esotéricos en esa dirección como pueden ver en esta web.

¿Y si alguien demostrara cientificamente que todas estas técnicas tienen un fundamento más allá del doctrinal que emerge de su propia práctica?

¿Será la tensegridad un nuevo paradigma médico?

Estoy sin embargo seguro de que las terapias corporales ganarán la batalla a las terapias basadas en la palabra. Al fin y al cabo está demostrado que tocar, acariciar, masajear o besar son mas terapéuticos que hablar.

Tocar a alguien es tocarle el genoma.

A través de ese andamiaje que comunica la matriz extracelular, con la citoplásmica  y la nuclear.


La risa

Un amigo mio inmunólogo suele decir que la risa estimula el sistema inmune.

Si es por eso es seguro que mi sistema inmune está muy fortalecido porque yo soy de las personas que mas ríen de este país. Debe ser por eso que tengo alergia a los ácaros, una especie de respuesta exagerada a un parásito que convive con nosotros desde los albores de la humanidad y que nos enseñó a rascarnos.

Y es que todo me hace gracia pero admito que lo que mas gracia me hace y de donde extraigo cientos de anécdotas para reir son los informativos de televisión, eso que llaman los telediarios.

Una constante fuente de inspiración, la vida es muy graciosa y uno acaba por encontrarle la gracia a cualquier cosa, es por eso que no me pierdo ninguno. Soy un adicto a los informativos: una verdadera fuente de hiperrealidad.

Y cuando eso falla, está la vida y sus adversidades, vean el siguiente ejemplo, un ejemplo verdadero que me sucedió el otro dia.

Estaba yo en la terraza de mi apartamento de verano  tratando de escribir un post cuando de repente oí un gran estruendo en algun lugar cercano a mi terraza. Como si un muro se hubiera caído, como si se viniera abajo la finca entera, un ruido así oí.

Pensé que se había caído alguna silla de algun vecino o alguna mesa por el viento ( a veces sucede), y me dirigí raudo a investigar.

Me encontré con una enorme grieta en la pared del tabique que separa mi dormitorio del comedor, abombada y amenazando resquebrajarse. Era una pared la que se había caído, mejor dicho agrietado porque el tabique seguía en pie gracias a la gota -según sabría mas tarde- que opera como un pegamento.

Lo primero que pensé es que había habido un terremoto y miré hacia abajo por si ya había cundido el pánico y los vecinos se habían atrincherado en el jardín.

Nada.

Así que bajé a preguntar al portero si habían oído el estruendo mientras le proponía que subiera a mi casa a ver el estropicio.

No había sucedido nada, ningún vecino se había quejado.

Así que me propuse averiguar si había habido un corrimiento de tierras (Benicasim es una zona que registra terremotos de vez en cuando) y no se me ocurrió otra cosa que llamar al 112.

Llamé para preguntar si ellos (en emergencias) tenían noticia de que hubiera habido un terremoto) me dijeron que no, me tomaron la filiación y he aquí el desastre:

A los 5 minutos se habia activado no se qué protocolo y tenia en mi casa a la Guardia civil, a la poclicia municipal y a un par de bomberos.

Pensé que esa velocidad de respuesta no podía ser cierta dado que todo el mundo se queja de la lentitud de respuesta de este tipo de protocolos, pero lo cierto es que en mi casa de repente habían 7 o 8 personas husmeando en la grieta y tratando de diagnosticar su causa.

Naturalmente -y aunque todos me hicieron saber que no sabian su causa- no lograron tranquilizarme sino todo lo contrario. Claro es que yo no necesitaba tranquilidad porque no estaba nervioso sino soprendido del lio que habia armado con aquella llamada.

No había habido ningún terremoto -eso era seguro- según diagnosticó el guardia civil que parecía estar al mando de aquella incursión y que sin dejar de hablar por su móvil, dictaminó:

– ¡Que venga el arquitecto municipal!. No las tenía todas consigo.

El tiempo fue pasando y los vecinos acabaron haciendo campamento en el rellano a la espera de noticias pues algunos de ellos esperaban un dictamen oficial para saber qué hacer, si irse a dormir a su casa o quedarse.

Fueron las horas mas divertidas, escuchando los pronósticos de toda aquella marabunta de personas, algunas de las cuales ni conocía y adelantando hipótesis a cual más alarmista.

La policía municipal les tomó el nombre a todos los que pululaban por mi casa por aquello del informe, alguien experto pensó si no seria que en el piso de arriba habría obras o algún mueble muy pesado tratando de conspirar contra mis tabiques.

De manera que entraron en ese domicilio vacío tratando de encontrar pruebas.

No las encontraron. Todo seguía igual que de costumbre: vacío.

– El problema es que no sabemos si esto es un tabique o un muro de carga, dijo un policía con pinta de espabilado.

– Este edificio no tiene muros de carga, dijo un vecino listillo, ante la cara de estupefacción del policía.

– Esperaremos al arquitecto municipal, dijo otro con más galones.

Y mi casa llena de gente observando la grieta que amenazaba con derribar el edificio según la opinión de un vecino que nunca había visto en la piscina.

Dudé que el arquitecto municipal viniera a ver mi grieta con tanta celeridad pero me equivocaba: a la hora lo tenia en mi casa, eso si con bañador y camiseta.

– ¿Y usted quién coño es? dijo el sargento que en realidad era cabo primero.

– Soy el arquitecto municipal, aunque vaya en bañador -añadió solemne el enjuto arquitecto-.

Miró la grieta con cara de experto y como si fuera la ministra de sanidad me dijo:

– Para que  me entienda señor. Los edificios tienen vida, se mueven y vibran, ¿me sigue?.

– Sube el nivel muchacho que soy psiquiatra.

– Ah, perdón, bueno, lo que ha sucedido no tiene ninguna importancia, es una grieta.

– Ah!

– O sea que pueden seguir durmiendo aqui como si nada, no corren ningún peligro. Mi propuesta es que usted se tranquilice.

– No, si yo estoy muy tranquilo, sólo un poco sorprendido de lo bien que funcionan en este país las emergencias, estamos muy protegidos. ¡Zapatero tiene razón!

– Ese es el problema, aseguró el municipal de turno.

Conté una 18 personas, entre técnicos, municipales y guardia civiles, pero aun no se había dicho la ultima palabra, faltaban los bomberos.

Vinieron los últimos, acompañados por otra patrulla de la guardia municipal, ocuparon la calle y la bloquearon y es por eso que al llegar mi mujer y no poder pasar preguntó a un vecino:

– ¿Qué es lo que sucede, no se puede pasar?

– Creo que están evacuando la finca, dijo el enterado de turno.

Mientras yo despedía al oficial bombero rezagado que habia visto y fotografiado la grieta sin decir ni pio yo añadía este toque de humor:

– Sólo nos ha faltado la SAMU.

– Está en camino, dijo el bombero.

– ¡No por favor, que igual me operan!.

Y me dio la risa, una risa vertical en sentido opuesto a la grieta y asi hasta hoy.

Para saber qué es una grieta