El malestar de las muchachas

Hace pocos días me invitaron a un foro de esos donde el organizador lleva a un profesional añoso, ya retirado como yo que sirva de contrapunto a las ideas de otros miembros más jóvenes a fin de que surja -como se dice ahora- un debate sabroso. El tema era la salud mental así en general, de manera que aproveché la primera pregunta que me hizo en organizador para centrar el tema, que no era otro sino en qué han cambiado las patologías mentales -las de entonces- comparándolas con las de ahora.

Les dije que en mi opinión, el dato más preocupante y al mismo tiempo más fascinante desde el punto de vista de la investigación era la explosión de trastornos mentales en la infancia-adolescencia. Preocupante sobre todo, era la enorme cantidad de niñas (y digo niñas por no hablar de menores) que presentan patologías severas que años atrás o bien no se conocían (o eran muy raras) o bien se producían en los adultos. Se trata de niñas de la ESO es decir de educación secundaria, que en nuestro país abarca las edades de 13-16 años. De manera que ha habido un adelantamiento, una especie de precocidad en la manera de presentarse los problemas psiquiátricos y psicológicos y al mismo tiempo tenemos la impresión de que estos problemas en gran parte se «contagian» y más que eso: tienen más que ver con el modelo de sociedad en el que viven estas muchachas que en causas que pudiéramos llamar intrapsíquicas. Dicho de otro modo, se trata de problemas más contextuales que morfológicos, mas sociodependientes que psicodependientes y donde sin embargo la psicologización de nuestra sociedad tiene mucho que ver con su aparición y los conceptos que manejan los pacientes, aprendidos de memoria, de un modo dogmático.

«Yo lo que quiero es estar bien conmigo misma»

«Soy un hombre atrapado en un cuerpo de mujer»

Obsérvese cómo estas frases contiene no poco de esa psicología pop -en realidad metafísica- que circula por las redes y que suelen decir las chicas que padecen un trastorno alimentario o aquellas que sienten disconformidad con sus cuerpos y se identifican como trans, una vez han decidido que lo que les sucede es que su esencia no coincide con su cuerpo sexuado.

Como el lector sabrá este problema ha explotado recientemente y el lector puede leer este post sobre el libro de Abigail Shrier, donde podrá ponerse al día del fenómeno.

Pero si pongo el ejemplo de los TCA y del fenómeno trans es porque estoy convencido de que se trata de fenómenos emparentados, se contagian ambos y además -entonces no lo sabíamos- los TCA son la punta del iceberg de una serie de malestares de las muchachas en nuestro tiempo. Una forma de vehiculizar malestares inespecíficos.

La siguiente pregunta que me hizo el entrevistador fue esta: ¿Y a qué se debe ese malestar?

El escape de la femineidad.-

Naturalmente existe una continuidad entre lo que pasa hoy y lo que pasaba hace unos 10-15 años. Entonces lo que sucedía era algo invertido a lo que pasa hoy. Había muchos chicos que sentían que no encajaban en los modelos masculinos y llegaban a la conclusión de que eran homosexuales. Lacan habló de un empuje hacia la mujer (la puissance a la femme), es decir una atracción por lo femenino que no se manifestaba en una atracción física sino en una identificación con lo femenino muchas veces convertido en farsa. Este fenómeno no ha desaparecido sino que se ha normalizado al mismo tiempo que la conducta homosexual ha pasado a formar parte de «lo normal y aceptado» en una sociedad.

Del mismo modo, en los problemas de disforia de género había un predominio de chicos que iniciaban su transito a chicas, si bien la casuística era muy baja, tanto que solo he visto dos casos en mi vida. Sin embargo en los últimos años se ha invertido la prevalencia y las chicas son mayoría tanto que Suecia que fue pionera en estos tratamientos de transición de genero ha levantado todas las alarmas al declarar que en los últimos diez años las consultas y peticiones de transición de género han aumentado de forma espectacular, un 1500% en niñas de 13-17 años.

Naturalmente este fenómeno está emparentado con la prevalencia de los trastornos alimentarios con una diferencia: estos trastornos son considerados trastornos y reciben atención médico-psicologica mientras que la disforia de género o demandas de transiciones en esta población no son consideradas patologías y reciben un tratamiento afirmativo, tal y como podemos ver en este post sobre la disforia.

En mi opinión estamos asistiendo a un escape de la femineidad en estas niñas que se manifiesta de este modo y aunque hay autores que lo achacan a una masculinización de las niñas –Lola Lopez Mondejar habla del modelo Tinder y la adopción por parte de las chicas del «one night stand«- pero yo creo que es algo más profundo, un malestar que roza un vacío: ¿Qué es una mujer?

Y lo cierto es que no existe un modelo atractivo de mujeres para las niñas que han de escoger – una vez liquidada la identificación maternal- entre la mujer «empoderada», para las que la mayor parte de ellas no están preparadas o la «mujer florero» que enseña las nalgas en Instagram, algo a lo que la mayoría de chicas ni pueden acceder y probablemente tampoco quieran. Mientras tanto las feministas siguen empeñadas en combatir los estereotipos de genero, pero parece que están más interesadas en combatir los modelos masculinos que los de ofrecer a las muchachas un modelo atractivo que incluya la función social de la mujer que sigue siendo la maternidad: el eje vertebral de la sociedad.

En el citado debate que mantuvimos sobre las causas del malestar me gustaria destacar la clase de argumentos predominantes: los que sitúan la causa en los hombres o el patriarcado o el machismo, la desigualdad y etc. De entre ellos me gustaría citar algunas perlas:

-«Porque ser mujer es ser esclava de una opresión».

-«Los hombres no nos tratan como iguales, yo tardé mucho tiempo en darme cuenta de ello».

– «Las miradas de los hombres me ponen enferma, gente que podía ser mi padre o mi abuelo me miraban de un modo asqueroso».

-«O eres objeto o eres víctima».

-«La femineidad no es practica».

-«La femineidad es como quieren los hombres que sean las mujeres».

-«Porque ser mujer es incomodo, tacones, prendas apretadas, peluqueria, cosmeticos, sostenes», etc.

Bueno, la mayor parte de las opiniones que recibí proceden de estos ámbitos que podríamos llamar casi traumáticos, la visión de las relaciones en forma de opresión, las miradas indiscretas, la victimización, etc. De tal forma que siguiendo ese protocolo casi que lo mejor seria que chicos y chicas hicieran la ESO de forma segregada. ¿Mejoraría esta segregación la situación de las niñas? No lo creo, pues la mayor influencia de una niña son las otras niñas y no los niños.

Lo importante es señalar que estas respuestas son de mujeres adultas, no proceden de esas niñas que sufren ese tipo de problemas que más arriba dibujé, de manera que no tenemos más remedio que especular y hacerlo teniendo en cuenta de forma simétrica lo que les pasa a los chicos de hoy que también presentan ese desquicio -aunque manifestado de otras formas- trataré ahora de dar mi opinión sobre la procedencia de este malestar:

La hiper-psicologización.-

Una de las características de la crianza de hijos actual en las sociedades opulentas, es la idea de que cualquier malestar, enfado, discrepancia, sufrimiento, comparación o conductas inapropiadas de nuestros hijos son debidos a una patología. Los padres actuales están muy involucrados en la crianza de sus hijos y no toleran la mínima adversidad en su trato ofreciendo continuamente explicaciones psicológicas a su malestar y consultando todo tipo de especialistas en edades muy tempranas. Hay un horror al TDH, a los trastornos del aprendizaje o del espectro autista, al bajo rendimiento escolar o a los deficits de crecimiento y maduración de los niños. Los padres aspiran a que sus hijos sean felices y que tengan éxito, sobre todo éxito. Estas niñas con frecuencia no hay tenido escarceos sexuales, ni se han masturbado nunca y por supuesto no fuman. Sin embargo son capaces de declararse del otro sexo sin saber muy bien cómo llevar adelante su propio proceso de identidad o bien iniciar una dieta sin tener en cuenta las consecuencias y negando sus efectos sobre su salud.

La identificación negativa con la madre.-

Las niñas no quieren ser como su madre, cada una de ellas por una razón. Y ninguna de estas niñas se plantea ser madre y no dudan en castrarse (La anorexia es una forma de anovulación natural), o bien transicionar de género no tanto para ser hombres sino para dejar de ser mujeres. Parece que el contagio es la forma que puede explicar este aumento explosivo de casos en ciertas sociedades.

El contagio procede de la socialización.-

Los chicos y las chicas tienen distintas formas de socializar pero tanto para ellas como para ellos, ser aceptados por el grupo es vital.

Para una niña de esta edad es muy importante ser miembro de un grupo. ser aceptada por él y evitar la exclusión. es vital para todos los niños esa aceptación pero para las niñas lo es aun más.

Lo cierto es que el contagio es más potente en ciertos sexos (el femenino) y en ciertas edades (la adolescencia) y los psicólogos que estudian la influencia de pares se preguntan porque la histeria por ejemplo se contagia y se propaga tan fácilmente entre las muchachas. Amanda Rose ha estudiado este fenómeno y explica: «A diferencia de los chicos cuando escuchamos a las chicas hablar entre sí es mucho más probable que respondan con declaraciones de validación y apoyo más que con cuestionamientos». Las chicas socializan hablando, hablan de sus cosas, construyen relatos pormenorizados de su vida interior, pero no solo eso sino que encuentran en sus oyentes justificaciones para seguir sintiendo lo que sienten. Por esta razón las adolescentes son más propensas a asumir la depresión por la que está atravesando una amiga y a deprimirse ellas mismas.

A Amanda Rose le debemos el concepto de co-rumia que ha detectado en las relaciones entre pares femeninos. Se trata de la discusión excesiva de una dificultad, una especie de sobrecalentamiento argumental de un problema, lo que hace que las relaciones entre chicas sean más fuertes y sobre todo más peligrosas a la hora de asumir las dificultades de la otra.

Otro fenómeno descrito por la Dra Rose es la persecución excesiva de consuelo y la búsqueda de retroalimentación negativa en la que alguien mantiene una sensación de control al procurar confirmar con los demás su baja autoestima. Hay que recordar ahora que la mayor parte de las personas necesitan mantener el control sobre sí mismas y la conducta ajena y que siempre será preferible sentirse culpable o con una autoestima baja si no se pierde el control.

Y no cabe ninguna duda de que la anorexia mental es un ejercicio de control radical. Mantener el control de la situación es muy importante para las chicas.

La rivalidad intrasexual.-

La rivalidad intrasexual es una variable que procede de la psicología evolucionista y a la que se le da muy poco valor en los estudios psicológicos o sociales sobre estos problemas que abruman a la población adolescente. Hay que recordar ahora que una niña cuando sale de Primaria y se integra en la Eso transiciona de un entorno maternal a un entorno donde ha de vérselas no solo con compañeros y compañeras de su misma edad sino también con todos los que son mayores que ella. A los 13 años puede empezar a sentir los dardos de los chicos sobre su cuerpo, las burlas sobre su peso o la crueldad con todo aquellos que la estigmatice, sea peso, acné, ropa, tetas, psoriasis, orejas de soplillo, etc.

Cualquier cosa que la señale tiende a estigmatizarla, del mismo modo sucederá si es la más guapa, o la mas fea, la más popular o la más desvergonzada, la «empollona» o la retraida. Los grupos siempre presionan hacia la mediocridad (el termino medio) y se trata de un hecho que sucede no solo en las chicas sino también en los chicos.

Pero lo importante es señalar que la exclusión procede del grupo de iguales, es decir son las chicas las que excluyen a las chicas y lo hacen movidas por la rivalidad intrasexual.

Para una adolescente ser aceptada por el grupo y al mismo tiempo ser atractiva para el sexo opuesto es más que un deseo comprensible, es vital, una cuestión de supervivencia cuyos aprendizajes cada vez más precoces y relacionados con el galanteo y el apareamiento tienen un singular parentesco con los desordenes alimentarios. Algunos autores como Abed han llegado a proponer la hipótesis de que la competencia sexual entre mujeres es la causa de los trastornos alimentarios.

Una forma de desbordamiento que procede de la incapacidad de mantener sinergias entre dos deseos aparentemente contradictorios: ser aceptada por el grupo y ser atractiva.

Naturalmente el tema no está resuelto pues la complejidad de las relaciones junto a los malestares que proceden de la propia familia forman un entramado de causas y efectos circulares que oscurecen la realidad de cada caso. Lo importante es comprender que cada niña es un caso único y aunque con fines de investigación hablemos de los malestares de las muchachas, es obvio que el grupo de iguales tiene a su vez varios subgrupos, por ejemplo no es lo mismo las chicas que tienen exito con los chicos y que gracias precisamente a ese éxito son capaces de construir complicidades con las menos atractivas.

¿Quién no ha sido o ha querido ser amiga de la guapa de la clase?

Pero al final la suerte de la fea la guapa la desea.

Si llegas a los 18 sin traumas escolares graves podrás empezar a madurar.

Y madurar significa darse cuenta de que tu malestar es utilizado políticamente en tu contra.

¿Qué quieren los dioses?

Dios existe pero los dioses que adoramos son todos falsos (Freixedo)

Por alguna razón que no alcanzo a vislumbrar los dioses de todas las religiones conocidas decidieron mantener al hombre en la precariedad, esta es la razón principal que lleva a Freixedo a declarar en este libro, muy interesante no solo por lo que en él se revela sino aun más por lo que calla.

El mito de Prometeo.-

Prometeo no era un Dios sino un titán, es decir una especie de superhombre amigo de nosotros los mortales y a los que trajo el invento del fuego, necesario para calentarnos, cocinar y hacer sacrificios a los dioses. No cabe duda de que el invento del fuego y su administración supuso un antes y un después en la evolución de los homínidos. Pero Zeus no estuvo de acuerdo con esa maniobra del bueno de Prometeo y le condenó a vivir atado a una roca en el Cáucaso donde un águila iba comiéndole poco a poco su hígado mientras que por la noche se regeneraba.

Prometeo era mortal y en otras formas del mito se supone que fue él quien moldeó a su semejanza a los hombres y es por esta razón que es considerado un benefactor de la humanidad y su generosidad se tradujo en el hecho de ofrecerse a Zeus como recambio de la inmortalidad de Quirón herido en su parte animal por una flecha de Heraclés y sometido a grandes tormentos -inmortales- por ser su herida incurable.

De manera que hay que destacar la generosa conducta de Prometeo y compararla con la de un dios como Zeus, celoso, cruel, libidinoso y arbitrario en sus castigos cuando los hombres o los superhombres no obedecen sus designios.

Esta idea de dioses vengativos, celosos o viciosos no es privativa de la mitología griega y podemos rastrearla en el Yahvé bíblico. Recordar la manía de Yahvé por los sacrificios, la sangre y el tratamiento de los despojos de la carne de los animales. En el libro de Freixedó se explora esta debilidad de los dioses por la sangre, por determinadas vísceras (como el hígado o los riñones) y determinados procedimientos para llevar a cabo los sacrificios, usualmente por degollamiento a fin de aprovechar la sangre de la manera más útil para ellos. El resto de los despojos podía quemarse una vez apartados de las -digamos- zonas nobles.

Yahvé es el Dios de los judíos y de los cristianos y como en todas las religiones nos impuso una serie de restricciones sobre la comida, la bebida, los sacrificios y la vestimenta, el decoro y la conducta sexual. Los ayunos, abstinencias, la prohibición de comer carne, del alcohol, o los mariscos. La prohibición selectiva de comer carne de cerdo o de vaca está representada en todas las religiones y la prohibición de matar animales incluyendo a los insectos se encuentra aun activa en otras.

Del mismo modo todas las religiones imponen el culto colectivo en determinados templos erigidos a ciertos dioses, los sacrificios (holocausto) se suelen realizar en sus puertas y requieren la participación activa de todo el grupo de creyentes que están obligados no solo a acudir a esos lugares sagrados de forma obligatoria sino a participar en su liturgia con una frecuencia dispar según religiones. Nosotros los cristianos estamos obligados a oír misa una vez por semana, los Domingos, que fueron creados por Dios para descansar (aunque los judíos celebran el sábado). Todo parece indicar que a los dioses les gusta vernos reunidos, postrados ante ellos. es como si la cohesión y sincronización de los cerebros de los creyentes amplificara algo que para ellos es vital. La mente colmena es el sueño de todos los dioses conocidos y lo que más les gusta a los dioses son ciertas emociones excitadoras como el dolor, el miedo, la expectativa y la incertidumbre. Aunque lo cierto es que nosotros los cristianos hemos sustituido la sangre por el vino, vale la pena recordar que el vino es el sustituto simbólico de la sangre y lo es tanto por su valor calórico y energético, también por el color.

De modo que la creencia de que nuestros dioses son protectores es una verdad a medias. Lo son en un sentido podríamos decir infantil pero al mismo tiempo practican una especie de sadismo contra nosotros que se manifiesta en ordenes arbitrarias, castigos irrecurribles y cierta tiranía en su gobierno espiritual. Uno no acaba de entender que tiene que ver el amor con la sangre y los sacrificios. Es como si los dioses fueran adictos a algo que tenemos nosotros tanto los hombres como los animales. También los vegetales aunque en menor grado. Es por eso que los incendios también son del gusto de los dioses.

En conclusión Prometeo señala en la dirección de que no todos los dioses son benefactores de la humanidad y aunque estos existan los más frecuente es que los dioses inventaran las religiones imponiendo según cada cultura, su propio sistema exóterico, es decir las reglas por las que querían ser obedecidos y que van desde los sacrificios humanos de los aztecas hasta las prohibiciones alimentarias.

En este sentido hay muchos dioses (con d minúscula) pero un solo Dios con mayúscula del que apenas sabemos nada muy probablemente porque escapa a la comprensión de nuestro cerebro.

Las escaleras cósmicas.-

Del mismo modo que un teniente de la Guardia Civil puede llegar a ser general del mismo cuerpo es imposible que ese teniente sea almirante de la Armada. Este es el ejemplo que pone Freixedo para ilustrar la existencia de diversos planos, de un multiverso donde existen escalafones múltiples. En el nuestro están los vegetales, los animales, los hombres y los superhombres. Los dioses pertenecen a otro escalafón y son tan diferentes entre si como lo somos entre nosotros los individuos humanos. De manera que hay múltiples dioses, unos benefactores y otros malvados, si bien ellos nos contemplan del mismo modo que nosotros vemos a las gallinas: sirven para alimentarnos, ellos los dioses no nos quieren para comernos (excepción hecha del tema de la sangre) sino para imponernos su mandato. Lo que pretenden es dominarnos, sin más. Los malos dioses viven de nuestro dolor.

Entre una escalera y otra hay una separación que para nosotros es invisible e impracticable, no podemos convertirnos en dioses pero ellos si son capaces de trasplantarse a nuestra dimensión y por eso a veces se nos manifiestan, con apariciones, contactos, inspiraciones, conversiones y otros fenómenos emparentados con la maldad, la locura o la beatitud.

Según Freixedo estas manifestaciones han estado presentes en toda la historia de la humanidad y han ido tomando formas distintas según las creencias de cada tiempo y cultura. En la antigüedad estas apariciones estaban presididas por formas religiosas: un Dios se aparece a un pueblo a través de un profeta y le ordena usualmente una caminata hacia un lugar concreto: eso sucedió con los aztecas (desde Arizona hasta Mexico) y con el pueblo hebreo (De Egipto a Palestina), bajo la promesa de ser el pueblo elegido, caminatas largas y penosas a veces llevadas a cabo con cierta maldad que incluía dar vueltas y vueltas sobre un mismo desierto. Las apariciones marianas son la versión católica de estas manifestaciones y aunque hay muchas de ellas que han resultado fraudes otras están perfectamente documentadas como las apariciones de Fátima.

Ahora ya no se aparecen vírgenes (hadas) sino Ovnis.

El fenómeno ovni existe más allá de toda duda, no solo existen los testimonios individuales, sino apariciones colectivas, visualizaciones masivas, contactos personales, desapariciones de personas, matanzas de animales (para desangrarles), detecciones por radar, persecuciones aéreas e incluso conversaciones. Lo importante es comprender que según Freixedo, estas apariciones de objetos voladores no identificados representan el mismo fenómeno de los dioses primitivos que se aparecían trasvestidos de animales, de hadas, dragones, tormentas o  elfos.

La mayor parte de la gente interesada en el fenómeno Ovni cree que se trata de extraterrestres que pretenden contactar con nuestro mundo y que tienen intenciones pacíficas. Esta opinión es una novedad que no se dio durante la guerra fría: entonces las intenciones que atribuíamos a los extraterrestres eran siempre bélicas, hace falta ver películas de ciencia ficción de aquella época (años 50-60) para contemplar como han cambiado nuestras opiniones sobre esta colonización extraterrestre. parece que el buenismo de nuestras sociedades ha alcanzado a los extraterrestres.

Pero en realidad -según Freixedo- no son extraterrestres sino dioses que comparten con nosotros el mismo lugar. Están aquí, entre nosotros, solo que al habitar un distinto plano de realidad electromagnética, no podemos verlos. Pero ellos si pueden hacerse de notar cuando quieren y bajo cualquier apariencia como Proteus, aquel monstruo que aparece en la Odisea y que unía su capacidad de adivinar el futuro con una enorme capacidad para mostrarse de cualquier forma.

Los mitos hay que tomarlos muy en serio y de los dioses embaucadores hay que mantenerse alejados.

Un soneto de Borges sobre Proteus:

 

Antes que los remeros de Odiseo
fatigaran el mar color de vino
las inasibles formas adivino
de aquel dios cuyo nombre fue Proteo.

Pastor de los rebaños de los mares
y poseedor del don de profecía,
prefería ocultar lo que sabía
y entretejer oráculos dispares.

Urgido por las gentes asumía
la forma de un león o de una hoguera
o de árbol que da sombra a la ribera

o de agua que en el agua se perdía.
De Proteo el egipcio no te asombres,
tú, que eres uno y eres muchos hombres

El conflicto de Geminis

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Paz era una muchacha que contaba con 15 años cuando ingresó en nuestra unidad para tratamiento por una anorexia mental que arrastraba desde hacía más de un año y que la mantenía 12 kilos por debajo de sus necesidades y 25 kilos con respecto a su hermana gemela univitelina. Paz tenía amenorrea desde los 14 años y solo había tenido el período durante unos pocos meses. Era una muchacha muy talentosa que sacaba muy buenas notas en el colegio y que además realizaba toda clase de deportes siendo una buena danzarina de rock acrobático que era al parecer lo que más le gustaba hacer.

Paz era inteligente pero esquinada, reservada y manipuladora, enseguida detectamos que se sometía pasivamente a todas nuestras indicaciones a fin de conseguir el alta hospitalaria, pero no habíamos logrado modificar de ningún modo su percepción interior, la hospitalización no había logrado esa iniciación que muchas veces se consigue simplemente con la exposición del cuerpo en un lugar estructurado y donde es posible contemplar el destino que espera a una anoréxica de seguir con sus malos hábitos alimentarios. Además Paz era dominante y se lograba imponer a sus padres, un hogar donde Paz reinaba sobre todos los demás debido al prestigio que había conseguido por sus esfuerzos y también debido a la escasa capacidad observadora por parte de los padres, cuyas limitaciones intelectuales contrastaban con la hipermadurez y capacidad de disimulo de Paz.

En cuanto consiguió llegar al peso acordado se le dio de alta y se decidió su tratamiento ambulatorio, pero apenas llegaba a su casa comenzaba de nuevo con sus medidas restrictivas llegando a perder el peso que había conseguido en el ambiente cerrado del Hospital. Paz llevaba camino de convertirse en una paciente resistente y decidimos ingresarla en el Hospital de día a fin de comenzar con ella el tratamiento cognitivo-conductual que prescribimos a todas las pacientes y que, en ese régimen, incluye además ciertas técnicas grupales y de tratamientos intensivos destinados a modificar sus hábitos y creencias alimentarias.

Pero Paz no mejoraba, apenas era dada de alta volvía a sus hábitos y resultaba difícil de manejar ambulatoriamente. Tampoco resultaba fácil abordarla a través de la conversación, donde se mostraba huidiza, casi hermética, contestado con monosílabos y sonrisas tímidas y escurridizas.

El equipo se reunió para hablar de ese caso y se decidió modificar algunas cosas en la técnica que estábamos aplicando. Mi opinión fue la siguiente: se trataba de construir un hipótesis narrativa que fuera capaz de rescatar a Paz y de acercarla al tratamiento que hasta ahora había sido rechazado, en mi opinión por estar demasiado alejado de sus intereses. Paz tiene una hermana obesa, la gemela que nació primero y que es lo opuesto de Paz: ella es torpe, obesa, dócil, indolente, obediente y conformista, mientras que Paz es lista, inteligente, rebelde y disciplinada. Es evidente que Paz no ha mejorado porque mantiene objetivos distintos a los nuestros: Paz sabe perfectamente cuáles son los riesgos de la anorexia, pero también sabe hacernos creer que está colaborando, ha renunciado a su rock acrobático pero mantiene su deseo de adelgazar y lo mantiene precisamente porque observa a su hermana y no quiere ser como ella, con la que por otra parte se identifica. Este es el problema de Paz, aseguré. El objetivo del tratamiento de Paz ha de centrarse en aceptar esa visión de las cosas, hay que legitimar a Paz en ese miedo y hay que ayudarla a no convertirse en un clon de su hermana, hay que ayudarla a diferenciarse de Beatriz.

La hiperrealidad de los gemelos.-

Los gemelos representan desde la antigüedad algo numinoso, siniestro que conecta con la ilusión del doble y que nos lleva de cabeza otra vez hacia el tema del cuerpo y el simulacro, la realidad y su representación. Aún hoy nos resulta fascinante ver a dos personas que pareciendo la misma persona no lo son. Los gemelos representan la polaridad de los opuestos y no es raro encontrar en la mitología un gemelo bueno y otro malo, uno varonil y otro afeminado, uno amado por sus padres y otro rechazado, uno guerrero y el otro poeta. Aún en los mitos de Afrodita y Atenea podemos rastrear esta polaridad; al fin y al cabo Afrodita era sensual y promiscua y Atenea una diosa virgen, no cabe una polaridad mayor aún sin ser gemelas. En la gemelaridad se produce además otro fenómeno, y es la incapacidad de poder escapar a esta misma polaridad más que sumergiéndose en la indiferenciación. No es de extrañar que ese miedo opere como polo en tanto que sirve como frontera del Yo amenazado por el gemelo (vale también hermano, esposa o marido), Usualmente las personas, cuando estamos en guerra con nosotros mismos, podemos proyectar nuestros problemas en otros y así atribuir a los demás lo que no son sino antagonismos propios. En los gemelos, este dinamismo de ida y vuelta, proyección-introyección, se hace imposible porque los antagonismos se han hecho carne huyendo del magma de lo común, amorfo o indiferenciado y cada uno de ellos asume el papel opuesto que ha quedado vacante en el reparto de papeles en la familia.

Pero además los gemelos comparten un mismo destino genético, de manera que cada uno de ellos se convierte en el espejo del otro y que incluye el compartir la tendencia a padecer las mismas enfermedades y las mismas o casi mismas peripecias médicas. Podríamos decir que cada uno de los gemelos en este caso contiene el remedio (y es a su vez el veneno) del otro. Así, Beatriz contiene el remedio (sus kilos de más) de Paz, y Paz el remedio de Beatriz (su disciplina para ponerse a dieta). Es muy frecuente que los gemelos no logren diferenciarse el uno del otro hasta la segunda parte de la vida, cuando se ven obligados a enfrentarse a su subjetividad y a los conflictos interiores; mientras son jóvenes lo usual es que se mantengan o bien muy indiferenciados o bien muy polarizados, una forma de obtener algún tipo de intimidad interna.

El arco que sostiene Paz está apuntando como en el caso de Quirón a su propia herida y está señalando en su hermana otro tipo de «enfermedad» que hasta ahora no se ha identificado: su sobrepeso, que es lo que en sí misma teme.

Hasta el momento hemos tenido oportunidad de tratar 3 pares de gemelas en nuestra Unidad, después de 700 casos tratados. Nuestras pacientes siempre eran anoréxicas restrictivas; en un caso la obesidad estaba en la hermana y en los otros dos en la madre. A pesar de los informes que enfatizan el hecho de que los trastornos alimentarios dependen de un gen o genes determinados que aumentan las probabilidades de padecerlo en una determinada población que se somete a regímenes hipocalóricos, es más que evidente que en estas familias coexisten casos de sobrepeso y casos de anorexia, lo que señala en la dirección de que ambas condiciones tienen un denominador común y que, probablemente, la incapacidad para mantener el peso o alcanzarlo sean distintos aspectos de la misma enfermedad mediados por lo mental, es decir, por las maniobras que una paciente realiza para no acabar convirtiéndose en obesa y que suelen ser mecanismos obsesivos – el autocontrol sobre todo– activados y mantenidos por el ayuno. Si esto resultara cierto, el tratamiento de una anorexia no debería interrumpirse después de haber alcanzado el peso adecuado y debería prevenirse el casi seguro viraje al abandono en manos del exceso, que seguramente es el polo que tiene mayor verosimilitud biológica.

Bibliografia.-

Francisco Traver: «Mito , narrativa y trastornos alimentarios»

Sexualización precoz

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Soy freudiano, lo que significa que siempre he creido, -al contrario de muchos de mis colegas- en la sexualidad infantil. Nunca he creido que los niños fueran criaturas angélicas o que no poseyeran pulsiones sexuales, si bien esas pulsiones no son exactamente como las nuestras, como la de los adultos.

El lector interesado deberá repasar ahora la teoria de la libido de Sigmund Freud para entender el concepto de sexualidad infantil.

¿Pero existe hoy la infancia?

En esto andaba yo pensando el otro dia después de haber visto el caso de una niña de 14 años que más que una niña parecia una de aquellas histéricas de la época de Freud con un cuadro conversivo del siglo XIX y que añadía al mismo toda la parafernalia clinica de la postmodernidad: la anorexia, el trastorno límite, las amenazas (creibles) de suicidio, la manipulación de su ambiente, la mortificación de sus padres y la coacción a su terapeuta. Todo en el mismo pack.

Con todo, lo que llama la atención en esta paciente es su edad, ¿Cómo es posible que una niña de 13 años presente un cuadro psiquiátrico tan complejo, abigarrado y proteiforme? Y sobre todo, ¿Cómo es posible que en el rapport con esta paciente pareciera como si estuviéramos hablando con una adulta con tantos recursos manipulativos interpersonales?

Para entender este fenómeno hemos de echar mano de otras ciencias humanas distintas a la psiquiatría, debemos echar un vistazo a la Sociologia y sobre todo a un fenómeno que para mi es muy relevante, el fenomeno de la sexualización precoz de niños y niñas, una sexualización hipérbolica, exagerada y en cierto modo obsesiva y consumista.

La mayor parte de las niñas que atendemos en nuestros dispositivos comenzaron sus trastornos a raíz de escarceos sexual-afectivos precoces en el instituto. Es interesante señalar que la ESO, la educación secundaria obligatoria, es una fábrica de trastornos psiquiátricos, alguien debería dedicarse a investigar qué es lo que está pasando en los institutos.

Jose Antonio Marina es un filósofo con intereses educativos y buenas intenciones que escribió un articulo precisamente señalando la misma idea que yo: la sexualización precoz y ¿forzada?. Dejo aqui el enlace para quien lo quiera leer.

Lo que sugiere Marina es que este fenómeno puede y debe atajarse a través de la educación. No deja de ser paradójico que un problema que emerge en un contexto educativo vaya a resolverse precisamente a través de la educación. ¿Qué educación?

¿Como vamos a convencer a los adolescentes para que renuncien a ver pornografia, al guasap, a las revistas donde dan consejos verdes, a la mitología de las dietas, al sexo como mercancía de consumo? ¿Cómo vamos a convencer a las chicas de que lo que importa es el curriculum académico y no la figura atractiva, que renuncien a ser la más deseada, que se preocupen más de valores interiores y no tanto de la apariencia?

¿Alguien sabe como se consigue esto?

No, no lo sabe nadie, porque el mal está incrustado en la sociedad, es un mal sistémico y no se cura con educación, ni con pastillas, ni con psicólogos. Se cura cambiando la sociedad.

¿Y qué habría que cambiar en la sociedad?

Para responder a esta pregunta el lector debe recordar ahora un cuento infantil titulado «Peter Pan». Y si quiere profundizar más sobre este caso puedes visionar este post que lleva incrustado este video.

Si no te apetece ver el seminario completo conformate con saber que Peter Pan era un niño que no quiso crecer y consigue vivir una vida de juego, aventuras y diversión habitando una isla llamada «Nunca Jamás.

Hoy se conoce con el nombre de sindrome de  Johnny Depp a esa manía que les ha dado a los adultos por parecer niños y que afecta por igual a hombres y mujeres. El lector puede echar una ojeada a la foto que preside este post para darse cuenta de que madre e hija, parecen hermanas y solo la altura parece señalar alguna distancia entre ellas. No es sólo que las niñas se sexualicen precozmente sino que sus mamás aparentan menos edad de la que tienen: a todas las iguala el peso. Todo pareciera indicar que se han borrado las diferencias de edad con lo que la infancia parece haberse diluido en un campo de Campanillas de bajo peso.

Las niñas simulan ser adultas simétricamente a la simulación que llevan a cabo sus madres.

La neotenización del mundo occidental.-

El aspecto externo de los humanos ha sufrido presiones evolutivas muy importantes y no sólo relativas al desempeño sexual o al tamaño de los individuos sino tambien relacionadas con el atractivo. Estos cambios relativos a los gustos y preferencias individuales se conocen con el nombre de selección sexual.

Los que leyeron este post ya conocen la deriva genética que acaeció en Europa central durante la última glaciación que aisló en aquel nicho geográfico a una población que se tradujo en mutaciones específicas para esa población. Hablábamos alli de que la neotenia era producto de una selección sexual muy intensa que se llevó a cabo en aquella población pero no necesariamente en otras latitudes geográficas o no a la misma velocidad.

La selección sexual es la forma en que la evolución introduce novedades guiada por los gustos y preferencias de los sexos y sobre todo por la precariedad, es decir la falta de parejas.

Algo asi parece que sucedió en el paleolitico y en Europa central que quedó aislada por los hielos. Las mujeres derivaron hacia rasgos neótenicos guiadas precisamente por la falta de machos de su especie y sin pretenderlo favorecieron la monogamia.

La neotenia, es decir la persistencia de rasgos infantiles en los individuos tuvo premio evolutivo y una característica psicológica ligada a ella: el retraso de la maduración hace a los individuos más plásticos y con mayor apertura a la experiencia. El cierre de la ventana plástica que regula los aprendizajes y que llamamos “maduración” tienen sus pros y sus contras, asi las personas más maduras o que maduran más precozmente tienen ventajas sociales pero menos ventajas cognitivas. Por decirlo de una manera mas gráfica: los aprendizajes se endurecen y se hacen más rígidos a medida que maduramos.

La selección dependiente de la frecuencia.-

De manera que ya sabemos que los rasgos neoténicos se consolidaron porque daban ventajas a sus portadores, las mujeres con rasgos infantiles, delgadas, de piel clara, ojos azules o coloreados, largas cabelleras, y esqueletos gráciles envueltas en una atmósfera de inmadurez tuvieron ventajas en aquellos entornos donde encontrar una pareja fiable resultaba difícil debido a la escasez de machos.

¿Pero, y ahora sucede lo mismo?

Los que leyeron este post ya saben que si bien ahora los machos ya no mueren en accidentes de caza, el mercado sexual se encuentra comprometido por otros factores, lo que nos lleva de igual modo hacia la precariedad. Hombres y mujeres tienen muchas dificultades para acceder a parejas interesantes, comprometidas y deseables.

Los hombres por su parte también siguen procesos de neotización parecidos si bien en otro sentido: los gustos femeninos se orientan hacia hombres masculinos y viriles si bien aprecian los caracteres masculinos empáticos, hipermentalísticos y blandos, algo que ha venido en llamarse el síndrome de Johnny Depp.

Lo que importa pues es que haya de todo pero según el gusto (a veces imposible) del otro sexo, por ejemplo es imposible ser delgada y tener grandes pechos, como es imposible ser viril y mentalistico. Y nada es eterno aunque si observamos la dirección evolutiva que ha tomado nuestra especie lo que hay que esperar es que ese proceso de neotenización siga su curso, que los embarazos sean más cortos y por tanto el periodo de aprendizaje se alargue.

La edad de la inocencia ya ha desaparecido.

No me cabe duda de que vamos en la dirección de una infantilización del mundo. Una infantilización del mundo que requiere un borramiento de caracteres entre niños y adultos. Todos somos sospechosos de ser Peter Panes o Campanillas, mientras Wendy trata de cosernos nuestra sombra que no es  otra cosa sino el mandato de madurar.