Noticias e hiperrealidad

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¿Amor u odio?

Los diarios y los informativos televisivos son una fuente inagotable de hiperrealidad. Pero a veces la hiperrealidad no está en una noticia suelta sino en la agrupación de varias noticias simultáneas que aparentemente no tienen relación unas con otras. Pongo como ejemplo las siguientes y dejo al intrépido y sagaz lector que haga su composición de lugar y que encuentre entre ellas -si hubiere lugar- la conexión.

Inspírese mirando este cuadro de Escher titulado «Tres mundos», ahi está el mundo de arriba, la superficie que lo refleja y el mundo de abajo simbolizado por el pez.

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  1. Segun esta web la principal causa de mortalidad en españa es el aborto. 80000 abortos se contabilizan en España por año.
  2. Cada vez hay mas casos de niños con enfermedades mentales tradicionalmente padecidas por los adultos. El diagnóstico de trastorno bipolar en niños se dispara entre los niños españoles
  3. 66 españolas han muerto en lo que va de año a manos de sus parejas o exparejas.
  4. La moda del rejuvenecimiento vaginal se dispara e inquieta a los ginecólogos por sus posibles complicaciones.
  5. Un estudio plantea que la mujer tiene próstata y que es capaz de eyacular.
  6. Todos los dias se suicidan 3000 personas en todo el mundo. En españa se suicidan 10 personas por cada 100.000 habitantes y año.
  7. El matrimonio es un mecanismo de protección de salud en el hombre pero no en la mujer. Para la mujer es protector sin embargo el trabajo fuera de casa. Paradójicamente hay más viudas que viudos, lo que viene a significar que las mujeres casadas viven peor pero más años.
  8. En España hay 600.ooo parejas estérilespareja.jpg

¿Hechos el uno para el otro?

Lo dejo al albedrio del lector.

Verdad e hiperrealidad

madeleine.jpegHay tantas verdades como lobbys ganan dinero con ella, por una parte está la verdad jurídica, no conviene confundirla con la Verdad absoluta platónica, porque la verdad jurídica no es la verdad, sino aquella parte de la verdad que puede demostrarse en un juicio, una verdad formal por asi decir, aquella que sólo sirve para condenar o absolver a alguien de una responsabilidad que se le imputa. Tampoco hay que confundirla con la verdad histórica, porque la historia puede escribirse y borrarse a gusto del poder de turno, es mudable y reversible como Orwell contó en 1984, una verdad que se reescribe en los ministerios de la verdad inventados para gestionar las mentiras.

De la verdad mediática más vale no hablar porque los medios no sólo no alcanzan jamás la verdad sino que están diseñados para subvertirla de tal modo que podemos afirmar sin miedo a equivocarnos que cuando un acontecimiento pasa al dominio de los medios ya nunca sabremos la verdad.

Sólo hay que ver lo que sucederá con el 11-M que se encuentra en fase de redacción de la sentencia y aún no se sabe toda la verdad del asunto tal y como la propia fiscal del caso ha declarado recientemente. Y es que hay algo peor que los medios o la justicia, la política. Cuando se juntan medios, política y justicia, ya podemos dar por zanjado el asunto, nunca sabremos la verdad, salvo la jurídica, es decir la formal.

Ese ha sido el error de los señores Mc Cann, ellos creyeron que haciendo una campaña mediática iban a recuperar a su hija Madeleine. Pobres ingenuos, no sabían que conseguir publicidad gratis para una causa privada iba a llevarles de cabeza a convertirse en blanco de la opinión publica y es evidente que la opinión publica ya les ha condenado en base a evidencias tan claras como estas:

  • «Ella es fría y sólo piensa en su imagen»
  • «Tiene una cara que delata su maldad»
  • «¿A quién se le ocurre dejar solos a sus hijos?»
  • «Bebían demasiado»
  • «Daban sedantes a sus hijos, Madeleine murió de una sobredosis»

La antipatía de la prensa ha ido in crescendo incluyendo a la prensa española. Después de esta escena donde el Sr Mc Cann abandona a su entrevistador de tele 5 su destino de sospechoso quedaba perfectamente sellado y legitimado.

madre.jpegEn algunos blogs ya se ha desatado una caza de brujas que da por sentado que la Sra Mc Cann es culpable, incluso hay algunos aficionados que tejen y destejen teorías novelescas sobre el asunto. La verdad mediática ya se ha manifestado: Los Mc Cann son culpables, son unos criminales. El problema es que aunque se demostrara que no lo son ya nunca podrán quitarse de encima esa lacra de verdad que los medios como en una venganza edípica han tejido contra ellos.

josegarcia.jpegEso mismo le paso al padre de Miriam aquella muchacha de Alcaser que murió asesinada por dos compinches que raptaron a tres chicas en una tarde valenciana. El Sr Garcia también orquestó una campaña mediática movido por una ocurrencia: «había una trama de pederastas detrás del rapto de su hija», descontento con la hipótesis oficial se lanzó a una campaña mediática morbosa tratando de convencer al público de su verdad. Al final la maquinaria mediática se lo zampó y le dejaron sólo cuando el tribunal se pronunció. El espectáculo había terminado y el Sr Garcia ya se hacía pesado.

Los Mc Cann han sido victimas del mismo error, una web, una recaudación de dinero, visitas al papa. Demasiada publicidad gratis, son culpables y además son médicos, cabrones……….

También está la verdad policíaca que es de todas la más peligrosa y la menos fiable, ¿Cómo se puede negociar con alguien para que se declare culpable de algo que no ha hecho? Bueno pues ya sabemos algo más, la policía portuguesa ha tratado por todos los medios de que los padres de Madeleine se confesaran culpables llegándoles a ofrecer 2 años de pena. La tesis de la policía portuguesa es que fueron los padres de la niña los que la asesinaron accidentalmente con sedantes, y en poco más de media hora decidieron esconder el cadáver antes de volver a la cena de la que se ausentaban cada 30 minutos para vigilar a los niños. La policía portuguesa cuente con una prueba «definitiva» un perro olió a cadáver en un osito de peluche y en unos vaqueros de la madre. Se trata desde luego de pruebas definitivas, inapelables.

Para terminar de decepcionarles les diré que la verdad absoluta no existe, no hay ningún limbo habitado por aquellos absolutos, aquellos engendros que Platón inventó. La realidad es una representación humana, una categoria abstraída. Por eso sólo podemos aspirar a una verdad subjetiva y aplicarla en cada caso siguiendo el rastro de lo posible, de lo verosímil, se trata de un compromiso ético individual con la verdad. Se reduce así:

  • En el caso del 11-M busquen a quien se benefició del cambio de la intención de voto inducido por la guerra mediática y los SMSs.
  • En el caso de Alcaser la verdad oficial es más creíble que la versión del padre y de algunos medios, el padre trataba de demostrar que su hija no habia subido en aquel coche por su propio albedrío.
  • En el caso de Madeleine no se fíen de las propuestas de la policía portuguesa, están demasiado obsesionados en cerrar el caso, les quema. Pero si encima hemos de fiarnos de los perros olfateadores estamos perdidos,

¿Interrogará el juez a los perros británicos traídos a Portugal para tal investigación?

Sigan el caso porque ya verán como no les imputan. Pero eso si: les han arruinado la vida doblemente.

Humor e hiperrealidad

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Lo satírico ha desaparecido de la prensa diaria, ya apenas existen publicaciones como aquellas de «La codorniz», «El papus», «Hermano Lobo» o «El jueves», parece que lo satírico sólo tiene éxito en épocas de represión política y desaparece cuando se levantan los controles sobre las ideas aunque las ideas ya no existan como ahora y no necesiten por tanto ser perseguidas.

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Del mismo modo los que hacen chistes tambien han pasado a la clandestinidad como si ya no hiciera falta reirse de nada o quizá porque su función de denuncia haya pasado de moda, quizá ya nadie los contrata. Algo de eso debe de haber porque vivimos en un mundo tan irreal que basta con ver el telediario para contemplar el esperpento que otrora demandaba talento literario y que ahora protagonizan personajes reales, como si la ficción se hubiera instalado en lo cotidiano. Los informativos de televisión son el lugar más risible de toda la programación aunque anuncien desgracias o tragedias. El último reducto de lo satírico y quizá el embrión de su renacimiento es Internet, es en la red donde subsiste el discurso satírico, el más cercano a la verdad de todos los discursos.

En estos chistes de Borges que he subido en formato pps, hay una serie de temas recurrentes de la postmodernidad. Para reirse a carcajada limpia si usted aun no ha sido capturado por «la ilusión de seriedad» de una vida cada vez más irreal y ha llegado a creerse que eso que ve por televisión es la realidad es decir la verdad.

Sólo el cómico y el poeta está liberados de la cadena de lo demostrable y saben que la Verdad pertenece a un orden superior a la demostrabilidad. Si los chistes de Forges nos provocan risa es porque lo trágico que en ellos se nos plantea lo conocemos y lo damos por bueno, como si despertarámos de un sueño y la risa aplacara nuestro desvarío.

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Enfermos de hiperrealidad

Las neurosis clásicas se baten en retirada frente a la avalancha de trastornos causados por la hiperrealidad, la anorexia y la bulimia, las adicciones con y sin droga, la alienación, la soledad, el pánico y el estrés, el dolor sin causa orgánica que lo justifique, los trastornos de impulsividad: se trata de las enfermedades de la postmodernidad, enfermedades que nos trae la hiperealidad.

Tal y como ha sido definida por la wikipedia la hiperrealidad es una “realidad que viene definida por intermediarios”, es decir no se trata de una experiencia perceptiva directa sino mediada por alguien, usualmente los medios de comunicación, las drogas o el arte. En este sentido postmoderno ya no hay simuladores porque ya no hay realidad sino un constructo pactado y decodificado por los operadores mediáticos. Significa que la realidad-real ha sido penetrada por la función simbólica, diluyendo la realidad fenoménica y convirtiéndola en un remedio de nuestra imaginación, una imaginación que ha sido hurtada a la mente individual y depositada en casa de aquellos que trafican con la realidad, por eso Baudrillard dice que la guerra del golfo nunca existió. No existió en el sentido de que la vimos por televisión lo que de alguna manera convierte la guerra en una hiperrealidad.

Nada de lo que nos cuentan en los informativos televisivos existe en realidad puesto que ya viene filtrado, escindido, triturado por los medios de comunicación.

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Esta es la imagen, la evidencia mediática de que aquella guerra tuvo lugar.

 

La Psiquiatría ha sido clásicamente obligada a interceder y discriminar sobre las enfermedades verdaderas y las enfermedades falsas, a dictaminar sobre lo falso y lo genuino sobre todo desde que existen indemnizaciones. Es posible afirmar que gran parte del conocimiento psiquiátrico acumulado a lo largo de estos últimos dos siglos procede de la manía clasificatoria de la psiquiatria inducida por la justicia muy interesada en diferenciar las enfermedades “reales” de aquellas imaginadas, fingidas o inventadas.

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La histeria puede ser considerada como un paradigma de este tipo de dolencias ¿se trata de una enfermedad genuina o de una enfermedad imaginada? ¿Los dolores, convulsiones y parálisis de los enfermos histéricos son verdaderos o fingidos? Las verdades y las mentiras que se cuentan en el ámbito de lo privado, sobre lo verdadero y lo falso, en la patología, en los conflictos entre las familias, en los pleitos laborales , en los juicios por crímenes y hasta en los conflictos conyugales son los campos donde la Psiquiatria ha sido llamada a dictaminar sobre lo patológico y lo fingido cuando no a pronunciarse sobre otras cuestiones mucho menos objetivas.

Baudrillard no distingue entre el fingimiento y la simulación o entre lo genuino y lo falsificado, se pronuncia directamente sobre los subtipos de la simulación omnipresente en este gran teatro del mundo, habla de simulacros de 1, 2 y 3º orden. Por ejemplo si un niño finge un dolor de vientre para no ir a la escuela eso es una mentira simple, una simulación de primer orden, fácil de detectar y corregir y que no compromete en ningún caso el sentido de realidad. No poder mover un brazo es una simulación de segundo orden, ya no es una simple mentirijilla, ahí hay algo más que remeda a una enfermedad real y que precisa una negociación, una decodificación. Si uno se cree iluminado por Dios eso es una simulación de 3er orden, y es muy probable que esté muy cerca de la pseudología fantástica, si, un delirio compensatorio, pero aún estamos cerca de las neurosis. ¿Cómo ha cambiado la clínica en un mundo presidido por la supremacía de las imágenes, en un mundo simulado?

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En este sentido me gustaría acercaros un texto de una psicoanalista que he encontrado por Internet y que hace referencia a los efectos secundarios del orden de simulación que vivimos desde los 70 para acá, para los que no hayan leído a Baudrillard os lo resumiré en una frase: Baudrillard cree que los medios de comunicación -sobre todo ellos- han generado cambios en la percepción acerca de la realidad, a este tipo de percepción se le ha llamado «hiperrealidad» y consiste en el desdibujamiento entre las diferencias entre la realidad fenoménica y su representación mental. Dicho de otro modo el hombre moderno se caracterizaría por poseer un defecto en la simbolización que le llevaría al «acting» (acción) “silencio se rueda” por una parte y a ser invadido por la realidad puesto que su capacidad para establecer limites entre lo real y lo imaginario han sido truncados por la repetición y exposición continua al bombardeo de los medios.

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Sonia Abadi dice:

Omnipresencia de la información, imperativos mediáticos, violencia cotidiana. En un nuevo estilo de subjetividad característico de la sociedad de la comunicación y el consumo, el sujeto, enfermo dehiperrealidad, urgido a vigilar sus fronteras, evoca la imagen de un sí mismo centrifugado hacia sus bordes y vacío en el centro, arrinconado a una modalidad de rasgos fronterizos aun si ésta es transitoria, defensiva y funcional. Este sujeto siente como principal objetivo la necesidad de frenar cantidades de excitación.
El efecto del uso abusivo de la escisión como defensa de la frontera del sí mismo es la dificultad para construir la galería de representaciones y objetos que sirven para poblar el mundo interno. El espacio intrapsíquico, así desolado, es incapaz de absorber y ligar los impulsos, que son expulsados hacia la acción, representada con frecuencia por el consumo compulsivo, versión apenas metaforizada del robo y el saqueo. O bien el robo y el saqueo a secas, sin ninguna metáfora, en los márgenes del sistema, cuando faltan los recursos materiales y las redes socioculturales.
Bajo el apremio de la hiperrealidad, las patologías parecen constituirse a contramano de las neurosis; en todo caso, en una contracorriente que enfrenta o refuerza a la de la formación de síntomas. La imagen, como nueva versión de la subjetividad, origina trastornos en la mentalización del cuerpo y diferentes modalidades de patología somática. En la frontera psique/soma, el cuerpo se adueña de lo psíquico y lo distorsiona. La imagen corporal, en una suerte de hipocondría crónica, invade y parasita la psique. El sentido de la conversión se ha invertido. El cuerpo vacío y mudo, incapaz de hacer oír su necesidad o su sufrimiento y de hacerse eco de los deseos reprimidos, sólo logra su reinvestidura a través de la imagen. Ante las vivencias de desintegración, el hecho de ocuparse compulsivamente de lo estético opera a la manera de una restitución, en el mismo sentido en que lo es el delirio.
En el área del pensamiento, en vez del síntoma obsesivo cargado de significación, aparece un pensamiento despojado de su función metafórica, un pensamiento que se libera del afecto, apenas operatorio.

Pierre Marty y Michel de M’Uzan, en un texto ya clásico («El pensamiento operatorio«, Revista de Psicoanálisis, APA, 1983), se detienen en el diagnóstico diferencial entre el trastorno grave caracterizado por el pensamiento operatorio y la neurosis agravada por las condiciones del medio. Afirman que existen formas de pensamiento operatorio -carente de simbolización- en personas neuróticas expuestas a elevadas exigencias de adaptación por una presión externa y actual, ya que el sujeto, condenado a recurrir casi exclusivamente a esta modalidad de funcionamiento automático, pierde la capacidad para elaborar y fantasear y para toda expresión creativa y liberadora.
Las fobias clásicas por proyección han dejado lugar a los llamados ataques de pánico, por intrusión de la exterioridad, que lleva a vivencias de despersonalización. En un círculo infernal, la disociación opera como una defensa de alto costo que impide al sujeto la construcción de la trama psíquica necesaria para absorber y neutralizar las nuevas experiencias.
Motivos de consulta tan distintos convocan a una clínica diferente: actuaciones compulsivas, depresión, trastornos psicosomáticos, ataques de pánico, estrés, derrumbes en personalidades narcisistas, soledad y desamparo. También las alteraciones de las funciones vitales: anorexia, bulimia, insomnio, perturbaciones de la sexualidad. Y la adicción a variadas formas de «estimulantes»: alcohol y psicofármacos, trabajo, situaciones de riesgo, actividades competitivas, juegos de azar, etc.

Sueño, ficción e hiperrealidad

No cabe ninguna duda de que el proceso creativo guarda cierto parentesco con los procesos oníricos. Ambos utilizan el lenguaje, la imágen, el símbolo y la metáfora como herramientas de construcción. Nuestros ensueños son procesos creativos.

No cabe tampoco ninguna duda de que los ensueños son simulaciones de la realidad y que se desarrollan siempre en una atmósfera de realismo, a veces con tintes dramáticos, puesto que en ellos -además- estamos inmóviles y por tanto somos extremadamente vulnerables, la única forma de escapar de un sueño -de una pesadilla es despertándose-, mientras que la única forma de escapar de la realidad, de la vida es la locura o muriéndose.

No cabe ninguna duda de que los sueños están hechos con imágenes pero no cualquier tipo de imágenes sino aquellas que son significativas (Sinn Bild) y que expresan sobre todo nuestras emociones y sentimientos. Los sueños no significan nada pero expresan emociones, las nuestras, ante ellos cabe cualquier interpretación, puesto que el símbolo o la metafora no son unidireccionales sino creaciones significativas individuales. También es cierto que los sueños son filogenéticamente hablando una ganancia evolutiva que sólo nos compete a los animales de sangre caliente y que tal y como decia Freud «dormimos para soñar», lo más importante del descanso nocturno son esas salvas de 90 minutos de duración que llamamos sueño paradójico y cuya privación es enloquecedora. Paradójico es efectivamente que el Yo no duerma, que no descanse del todo como podriamos pensar que es la función del sueño. Dormimos para soñar y el ensueño es el guardián del dormir.

Pero además en los ensueños se pervierten las relaciones espacio-temporales de la realidad-real. El tiempo deja de ser sucesivo y se convierte en esos «senderos que se bifurcan» de los que hablaba Borges, el tiempo vuelve a parecerse a su arquetipo la eternidad, lo de antes puede ir después y de lo de mañana ayer. Al espacio le sucede algo muy parecido a eso que denominamos hiperrealidad y que podemos contemplar en determinados entornos de ordenador como «Second life» o más genéricamente en el metaverso o la realidad virtual: podemos volar desafiando las leyes de la gravedad o trasladarnos a miles de kilometros desde una escena a otra.

Nuestra mente es un simulador intencional y dentro de nuestra mente hay la posibilidad de simular hiperrealidades, lo hacemos durante el sueño y durante los procesos creativos, también durante la fantasía diurna y sobre todo y más elaboradamente en eso que llamamos ficción: el proceso mediante el cual moldeamos el lenguaje para adaptarlo a una narrativa que siendo, a su vez, leida, oida o visualizada por otra persona le llevará hacia otro universo ficticio recreado por él mismo en una caida perpetua e infinita de sueños donde cada cual sueña en el sueño del otro, en una sucesión de muñecas caucasianas que van desde lo infinitamente menor hasta lo colosal pero que todas pertenecen a un orden perfectamente establecido: el lenguaje, el supremo amo.

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Todo aquel que sueña está contenido en otra cosa un poco mayor que le sueña mientras él duerme.

 

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Y que nos vigila como esta gheisa mientras es leida