Lo más probable es que usted crea que lo contrario del machismo es el feminismo pero está usted equivocado, el feminismo -al menos el feminismo realmente existente- es una especie de machismo protagonizado por ciertas mujeres hembristas, como más adelante veremos. En realidad lo contrario, lo opuesto al machismo es la hipergamia.
Es también posible que usted crea que hipergamia es sinónimo de promiscuidad, pero siento decirle que está también equivocado. La hipergamia es un emparejamiento hacia arriba, el acto o práctica de buscar pareja o cónyuge de mejor nivel social y/o económico o de una casta más alta que uno mismo. distinto de la promiscuidad donde no se mira con quién se copula, lo importante es copular con muchos. Así descrita la hipergamia es la conducta sexual preferida por la mujer occidental, es decir de las mujeres que habitan el mundo opulento y liberal en el que vivimos en Europa, USA y Canadá y Australia-Nueva Zelanda.
Machismo e hipergamia representan pues opuestos o contrarios y mantienen entre si relaciones dialécticas. Para saber qué demonios es eso de las relaciones dialécticas lo mejor es que el lector lea antes este post que dediqué a la Aufheben hegeliana. Pero si usted cree que ese concepto es demasiado complicado puede conformarse con mi explicación para dummies.
Si existe Podemos ha de existir Vox, si existe derecha ha de haber izquierda, si existen partidarios de aborto ha de existir detractores, si existe Dios ha de existir el diablo, si existe el bien ha de existir el mal etc. Esto es dialéctica.
Este mes de Diciembre ha sido un mes «horribilis» para el ministerio de Igualdad, pues 11 asesinatos de mujeres en un mes ha levantado todas las alarmas, máxime cuando estos asesinatos han sido terriblemente crueles llevándose la vida de una mujer embarazada a termino bien descrito por la prensa amarilla, o sea toda. Las declaraciones de nuestra adolescente ministra de Igualdad son más un berrinche pidiendo más policías, más protección y más recursos para las previsibles (solo ella sabe quienes son las beneficiarias de esa predictibilidad) víctimas de la violencia machista. Pero ningún intento de repensar las cosas, de modificar el hábito del pseudodiagnóstico y de ponerse a trabajar más allá de favorecer los chiringuitos de género que se llevan las inversiones de ese gran negocio que es la ideología de género.
Para entender mejor las causas de este estropicio que ha generado la LVG y la ideología de género, es necesario recurrir al pensamiento dialéctico y plantearse algunas preguntas:
¿Qué quieren los hombres? ¿Y qué quieren las mujeres? Me refiero en general, no a las activistas de género o a los asesinos (hombres) y a las asesinas (mujeres) potenciales. Para ello es necesario plantearse una pregunta en clave evolucionista con la ayuda de Hegel.
El machismo existe realmente -es un extremo de la masculinidad- aunque no tiene nada que ver con el patriarcado, tiene que ver con la testosterona y la manera que entendemos cada uno de ser hombre, sin embargo es un estado mental y físico muy similar a la hipergamia. El hombre anhela fuerza, determinación, competencia, dominio y subordinación, mientras la mujer quiere estatus, coacción de la potencia masculina, y obediencia del hombre a la seducción a través de la exhibición de caracteres sexuales secundarios. Y sobre todo protección, una mujer aun la más empoderada y autónoma lo que busca en un hombre o en un gremio es protección para ella y sus hijos. Como puede verse machismo e hipergamia son cosas que parecen distintas e incluso incompatibles. Lo parecido y lo diferente sin embargo guardan ciertas similitudes: ambos persiguen un fin vinculado al sexo de cada uno de los contendientes. Dicho de otra forma: son fenómenos de distinta naturaleza pero enredados en un mismo caldo social e incluso en una misma matriz. Se refuerzan el uno al otro o por decirlo en términos cibernéticos: se retroalimentan.
Significa que en una sociedad donde haya muchos elementos hipergámicos habrá mucha rivalidad intrasexual femenina y es previsible que haya también muchos «incels» o MGTOW-likes, es decir hombres opuestos y combativos con el feminismo que acumulan grandes decepciones en su vida sentimental y que por supuesto acumulan rencor hacia las mujeres.
También es cierto que existen mujeres que acumulan rencor hacia los hombres, pues ¿cómo discriminar al protector del depredador? Muchas mujeres han tenido experiencias sentimentales muy frustrantes y/o se han sentido discriminadas o maltratadas por hombres concretos, por padres abusivos o ausentes, por humillaciones en el trabajo o por exclusiones sociales que por alguna razón u otra han sido adjudicadas a su género.
Los hombres tienen un miedo ancestral a la mujer, un miedo que procede de la posibilidad de que la mujer le engañe, Y terminar haciendo cuckoldry (cuernos), es decir cargar con los hijos de otro, es por eso que los celos masculinos y la vigilancia controladora de la mujer están bien definidos entre los jóvenes que aun no han tenido el suficiente aprendizaje social o bien madurez. Hay ciertas diferencias entre los celos de hombres y mujeres y lo que sabemos es que los celos son mucho más perturbadores psicológicamente en los hombres.
Podríamos decir entonces que el feminismo es en realidad un grupo de autoprotección que las mujeres adquieren para defenderse de este maltrato que o bien han sufrido o bien esperan en algún momento. Pero lo cierto es que al mismo tiempo que buscan protección en ese entorno niegan la mayor a los hombres. es decir niegan sus deseos de protección, lo de llegar a casa «sola y borracha» no es más que un deseo infantil. En realidad irse de noche a casa sola y borracha tiene muchos riesgos para las mujeres. Riesgos que niegan de forma «naif» como si la seguridad fuera un derecho que tenemos solo por el hecho de ser mujeres. En realidad los hombres también tenemos muchos riesgos, si volvemos solos a casa y borrachos, peleas, drogas y accidentes de tráfico son las penalidades nocturnas de los padres que tienen hijos varones. Existe mucho más riesgo cuando se niegan los peligros y la vulnerabilidad. Lo realmente sorprendente es que las mujeres en realidad lo que hacen es identificarse con lo peor de los hombres, así se muestran descaradas, desafiantes, obscenas o agresivas como si fueran machitos sin civilizar. Este es el modelo de mujer empoderada que vemos en las películas, en las series y que tanto éxito ha tenido en ciertos estratos sociales. ¿pero no habíamos quedado en que los hombres son detestables? ¿Por qué imitarles?
En realidad estas dos posturas de género, el macho que vigila el móvil de su novia o la chica que inmoviliza a su novio dejándole sin movimiento como la Gorgona, son dos posturas extremas de lo que estoy contando. Ninguna masculinidad podrá ser transformada a partir de los deseos de la mujer, ni ninguna femineidad podrá ser controlada a partir del deseo del hombre. Hay que dejar de contemplar la transformación de la masculinidad (las nuevas masculinidades) desde el punto de vista femenino., al servicio de la mujer. Y si eres hombre lo mejor es que busques una mujer que se situe bajo la campana de Gauss y no esté aun demasiado contaminada por ideas extremas.
Y esto es lo que puede resolver la dialéctica. De lo que se trata es de repensar conjuntamente, debatir sobre cómo queremos los hombres ser y cómo quieren las mujeres ser, pero a distancia de los maximalismos. No se trata de noquear al adversario, sino entenderle y sobre todo respetar la idiosincrasia del otro y lo que no interesa no interesa.
Insistir en la polarización de los sexos es favorecer la violencia sexual, no se trata de poner más policías, se trata de enseñar dónde están los riesgos de una manera realista. Y favorecer que se cumplan los deseos femeninos más profundos, la protección, que se deje de buscar en entornos feminizados que solo podrán ser sucedáneos de un padre, un hermano o de un marido.
La mala noticia es que la identidad y los mas importantes aprendizajes sociales se adquieren en la familia. Y en la medida en que esta se debilite habrá más anhelo por encontrar protección en otro lado. Y a más pánico moral más delitos sexuales.
No sólo he disfrutado con el interesante análisis, sino también he aprendido más del significado de la dialéctica hegeliana… y reconozco que la explicación para dummies me llevó a leer el otro artículo de la aufheben hegeliana. Un placer.
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