El pánico moral y el terror politico

Pánico moral es un concepto sociológico que debemos a Stanley Cohen que en su libro de 1972 «Folk Devils and Moral Panics» aborda la reacción de un grupo de personas, basada en la percepción falsa o exagerada de algún comportamiento cultural o de grupo, frecuentemente de un grupo minoritario o de una subcultura, como peligrosamente desviado y que representa una amenaza para la sociedad.

Estas reacciones son a menudo, estimuladas por cobertura mediáticas o propaganda en torno a un asunto social, aunque algunos pánicos morales semi-espontáneos pueden ocurrir. La histeria colectiva puede ser un elemento en estos movimientos, pero el pánico moral se diferencia de la histeria en masa porque está específicamente enmarcado en términos de moralidad y es usualmente expresado más como un atentado que como un miedo. Es decir no se vivencia como una fobia o temor sino como un asunto moral que es necesario atajar de algún modo. Cohen estudia en su libro el pánico moral en la sociedad británica y USA contra el rock, los rockeros de los sesenta y posteriormente las drogas que se asociaban a estos movimientos.

En realidad hay pocos grupos o fenómenos sociales que hayan escapado a este escrutinio de modo que voy a citar a algunos para que el lector entienda que el término «caza de brujas» tiene mucho que ver con el pánico moral, pues efectivamente las llamadas «brujas», nombre mediante el que fueron perseguidas algunas personas en la Edad media y en la America puritana son buenos ejemplos de pánico moral, contra aquellos que en realidad eran disidentes, enfermos mentales, minusválidos o personas sospechosas de algún tipo de culto prohibido.

Efectivamente los enfermos mentales son uno de esos grupos secularmente perseguidos al entender que podían ser amenazantes para la mayoría, aun hoy lo son, si bien ahora se conoce este fenómeno como estigma, al haber perdido parte de su magia transformadora. La estigmatización es una consecuencia del pánico moral que otrora sufrieran, los cristianos en época romana, las prostitutas, los homosexuales, los leprosos, los albinos, los herejes, los portadores del virus del SIDA, los judíos en Rusia o en la Alemania del III Reich, los comunistas durante la presidencia de Mc Carthy, los negros en la USA sureña o los gitanos en casi toda Europa, las mujeres adulteras, el movimiento psicodélico en los sesenta (recordar que la prohibición y persecución de las drogas procede de ese movimiento llamado hippye) y vale la pena recordar que Timothy Leary abanderado en favor de las drogas fue catalogado como el hombre más peligroso de America.

Como el lector sagaz habrá ya observado parte de estos grupos estigmatizados lo son de modo semi-espontáneo, o por supersticiones, es decir lo son en cualquier sociedad y lo son por parte de las mayorías sociales pero están contaminados por la persecución de los poderes públicos, es decir es el Estado quien declara la guerra a las drogas, los que ejecutan homosexuales en ciertos países, o los que castigan a las mujeres díscolas, pero en otro orden de cosas es la sociedad civil la que persigue a los negros en Alabama a través de sociedades semisecretas racistas como el Ku Klux Clan, los que tienen cierta prevención con los gitanos o los inmigrantes y los que pretenden terminar con la prostitución.

Lo importante en este momento es retener que las sociedades humanas han evolucionado -cada una de ellas- en distintos entornos ambientales (las sociedades del desierto no tienen nada que ver con las sociedades fluviales), bajo el cobijo de distintas religiones y con distintos deseos de crecer, o de hacerse más potentes e importantes. Por ejemplo el pueblo hebreo se considera a sí mismo como el «pueblo elegido» por Dios, nada menos y sabemos por la Torah, el tipo de ley que acataron y acatan. De lo que se trataba era de construir un pueblo políticamente homogéneo, cohesionado en torno a la religión y a la raza. No es de extrañar que el principal mandato fuera reproducirse a la mayor velocidad posible y con la mayor intensidad. Para ello se favorecía que los hombres tuvieran cuantos más hijos mejor, la poligamia estuvo permitida hasta la llegada del cristianismo, esposas y esclavas podían ser madres de hijos del mismo patriarca y con los mismos derechos que se heredaban de forma patriarcal. Es fácil entender que en esa sociedad la homosexualidad estuviera estigmatizada, prohibida e incluso penada. Más aun: los judíos carecían de una palabra para estas prácticas homosexuales, le llamaban sodomía. La sodomía puede practicarse tanto con un hombre como con una mujer pero tiene un mismo resultado: no es una práctica reproductiva . De manera que la reproducción es el bien a proteger en la prohibición de la homosexualidad y no tanto el placer -como piensan algunos autores- que creen que el placer de los otros es amenazante para el estado de las cosas realmente existentes. La homosexualidad era en aquellas sociedades primitivas subversiva en tanto que no contribuía a sostener el valor social más importante en aquellas culturas, que no era otro sino la reproducción.

Las religiones monoteístas han contribuido sin ninguna duda a prolongar esta estigmatización de ciertas conductas sexuales a pesar de que ya no son necesarias. Hoy ya no es necesario aumentar la población si atendemos al crecimiento de la población en el mundo, por tanto estas obligaciones han pasado a mejor vida y sin embargo ciertas conductas siguen estando estigmatizadas. No cabe duda de que los homosexuales están mal vistos si bien ya no es el Estado, ni la religión quién lo hace sino una especie de miedo o fobia que ha quedado como resto en la población heterosexual mayoritaria. Digo una especie de fobia porque ese resto ha de convivir con otra cuestión: la tolerancia. la mayor parte de nosotros ha de convivir con esos dos extremos que se manifiestan en lo siguiente: «Cada cual que se acueste con quien quiera» o «Yo no me meto ni me importa en lo que hacen en la cama» y al mismo tiempo una cierta incomodidad, un cierto desasosiego ante la idea obsesiva que tienen algunos con «¿Soy homosexual?» o dicho de otro modo: el miedo a serlo. Ser homosexual sigue estando estigmatizado a pesar de que el discurso oficial o particular lo niegue e imponga leyes para desfavorecer la homofobia.

La homofobia no es una incomodidad o un prejuicio sobre los homosexuales. se trata de algo más profundo: un odio. Un odio que tiene sus grados, algunos incluso matan homosexuales, otros les violan, les maltratan, les excluyen o les amenazan para que vuelvan a su armario. Pero no solo pasa con los homosexuales, sino que la fobia es el resultado final de un señalamiento que en algunas personas induce conductas muy agresivas, ataques de ferocidad histérica o incluso atentados terroristas. recordemos el atentado del noruego Breizic contra jóvenes socialdemócratas. Recordemos también a Unabomber que estaba convencido de que la tecnología era el problema que estaba llevando al mundo a un desastre apocalíptico y que por tanto estaba justificada su lucha, a bombazos, contra esos poderes.

La secuencia parece ser la siguiente: un grupo humano siente miedo por las razones que sea, proyecta ese miedo a una minoría que puede o no tener relación con ese miedo. Con el tiempo ese grupo es perseguido y señalado con la bandera del pánico moral y desde esa plataforma social emergerán odios feroces que sostendrán algunos de sus miembros, afortunadamente no todos, sino solo los más fanáticos de entre ellos, el resto se comporta con indiferencia. Hemos pasado del miedo informe o inespecífico al odio. Y de ahí al asesinato o al genocidio.

Ahora bien, los ingenieros sociales conocen muy bien estos mecanismos y han logrado darle la vuelta en una especie de inversión del pánico. Ahora ya no existe pánico moral hacia los homosexuales sino pánico a que te tachen de homofóbico si haces algunas critica al colectivo LGTBi lo mismo sucede con la ideología oficial como el feminismo, o la ideología de género (un nuevo dogma) intocable de palabra y actitudes y en general pánico a discrepar con eso que la izquierda considera fruto del progresismo y la globalización, como el «cambio climático» otro de de los dogmas del progresismo en la idea de que es generado por el hombre y por tanto puede ser atajado por el hombre, dejando de comer carne o de viajar en avión u olvidándose del automóvil familiar. Dicho de otro modo el Estado profundo a través de sus gobiernos sucedáneos son capaces de utilizar en su propio beneficio este principio del pánico moral subvirtiendo cualquier lógica y suplantándola por una doctrina a su medida. Aun recuerdo el llamamiento a la movilización general, -una alerta antifascista- ante el grito de Pablo Iglesias respecto a la victoria de Vox en ya no recuerdo qué elecciones. El pánico moral ahora está en el sitio de la derecha -una amenaza fascista- según el profesor Iglesias que es el peligro más importante que tiene la civilización occidental en este momento.

No es un error conceptual, es una estrategia tan burda que ni siquiera ha conseguido influir en esa España que se sitúa entre el PSOE y el OPUS Dei, y que representa a una mayoría que no tiene representación.

Pero soy muy optimista y aunque el 2023 se presenta con muy serias amenazas para el sentido común y la democracia, estoy seguro de que prevalecerán los valores que esa mayoría de españoles defendemos y que sin duda emergerá con mayor fuerza a medida de que seamos capaces de descifrar los trucos que nos prepara el Gobierno y que he llamado terror político, un derivado artefactado del pánico moral, un simulacro que con frecuencia se transforma en risa.

El libre albedrío según #carrymeback (2)

Soy uno de los que me presenté como voluntario para un experimento que la empresa #carrymeback llevó a cabo para viajar en el tiempo, y cuyo slogan es «Solo se vive dos veces» que utiliza para su publicidad una canción que Nancy Sinatra cantaba en una pelicula del agente 007. Las condiciones generales vinieron descritas en el post anterior. Pero lo importante es que para ser aceptado como voluntario -al que nos presentamos unas 40 personas de todo el país-, hay que pasar una serie de filtros. Se trata de descartar a personas que pretendan algo más allá de lo que el viaje mágico puede ofrecerles. Se trata de despistar a aquellos que han sufrido abusos importantes, han tenido o tienen enfermedades intratables o simplemente presentan alguna discapacidad cognitiva que les impida comprender qué pueden y qué no pueden esperar de su viaje. Adversidades que en cualquier caso vinieron de afuera.

Conocí a Igor, nuestro instructor que fue el que hizo la elección de los viajeros, que después de varios cuestionarios y entrevistas personales nos dio el visto bueno a 12 viajeros, 6 hombres y 6 mujeres , los que fuimos elegidos para completar el curso que Igor nos impartió a lo largo de tres meses.

El curso obligatorio.-

El primer tema que abordó Igor fue el del libre albedrío. ¿Podemos elegir cualquier cosa o ya venimos de serie determinados? ¿pudimos hacer otra cosa bien distinta a la que hicimos en nuestra primera vida? Para comprender en qué consiste el libre albedrío Igor nos puso un ejemplo fácil de entender: cuando vamos a un restaurante elegimos qué vamos a comer según un menú donde se encuentran las especialidades de la casa. Esto es un ejemplo simple y sencillo de nuestra capacidad de elegir, sin embargo no aborda el filosófico problema del libre albedrío que es más profundo.

El tema del libre albedrío sirve para entender qué podemos y qué no podemos cambiar en esta segunda oportunidad que #carrymeback nos ofrece. ¿Qué significa elegir? ¿Qué cosas nos vienen de serie obligatoriamente y qué cosas podemos elegir? ¿Qué consecuencias tienen nuestros actos de elección?

Creemos en el libre albedrío porque sabemos que nosotros los humanos tenemos deseos y tenemos ademas facultades criticas para revertir las decisiones que en su día tomamos y que hoy no pasarían una critica racional. Es verdad que muchas veces no somos conscientes de que hayamos tomado una decisión pero esta inconsciencia no quita ni un gramo de responsabilidad en su gestión. Para ellos necesitamos saber que:

En #carrymeback tenemos una filosofia que tiene en cuenta al inconsciente: la mayor parte de nuestras decisiones no son racionales, es decir no proceden de nuestro raciocinio ni de nuestra voluntad. El problema es que hasta que no apareció la palabra «saliencia» no disponíamos de un verbo para sustituir al de «elegir» que suponemos siempre un acto consciente y voluntario. Y las cosas que suceden por fuera de nuestro control siguen siendo nuestras (del mismo modo que sucede en los sueños). Podemos ser agentes de algo sin ser conscientes de sus resultados pero eso no nos irresponsabiliza de nuestros actos. Y más aun: un acto inconsciente puede ser intencional sin ser consciente ni voluntario. Un ejemplo de ello puede ser un síntoma conversivo: es intencional (dice algo a alguien), pero es inconsciente (de su motivo) y es involuntario  (el síntoma no puede ser dirigido a voluntad). Elegir no es solo una cuestión de voluntad sino un problema de agencia.

En cualquier tipo de conducta hay tres ejes, el eje voluntario-involuntario, el eje consciente-inconsciente y el eje intencional-no intencional, en el siguiente cuadro puede el lector observar las diferencias entre un síntoma conversivo, un síntoma psicosomático, un síntoma facticio como el síndrome de Munchausen  y la simulación simple.

cubo

De manera que tenemos al menos cuatro formas de disimular que algo que hemos hecho no nos pertenece en realidad, como si alguien lo hubiera puesto ahí.

Nosotros en #carrymeback somos compatibilistas, es decir reconocemos que el determinismo causal es cierto (o puede serlo) pero creemos también que el libre albedrío es compatible con un Universo donde las leyes son deterministas. Lo cierto es que solo el pasado es determinista pero en el futuro se abren todas las posibilidades.

Creemos que el libre albedrío existe y no existe. No se trata de un ejercicio de equidistancia o de simple compatibilismo. Se trata de que tenemos un concepto bien distinto de la causalidad que se maneja como referencia. ¿Qué significa determinismo?

El determinismo puede existir en ciertos sistemas lineales pero no significan nada en relación con la vida que se rige por leyes bien distintas: se trata de sistemas no lineales dónde la determinación carece de contenido. Es cierto que toda conducta humana necesita un soporte biológico (no hay conducta, ni pensamiento ni subjetividad) sin un soporte pero el soporte es condición necesaria pero no suficiente, quien habla o piensa es una persona en una totalidad y no un trozo de su cerebro. Usualmente confundimos reaccionar (una célula puede hacerlo) con responder solo una persona puede responder a un otro que pregunta.

En mi opinión -explicaba Igor- es imposible defender la no-creencia en el libre albedrío y prescindir del inconsciente, si quitamos al inconsciente de esta ecuación y solo admitimos la racionalidad como motor de nuestro psiquismo entonces si existe el libre albedrío: podemos elegir, lo que nos conviene, la mejor opción o la que tiene menos riesgos, también podríamos elegir de quién nos enamoramos o nuestra orientación sexual, pero ¿cómo explicar la continua caída en decisiones estúpidas o peligrosas?, ¿cómo explicar que a veces decimos cosas que no creemos o que no quisimos decir, que cometemos estupideces que sabemos que no nos traerán nada bueno?, ¿cómo explicar los síntomas neuróticos que suceden siempre más allá de la voluntad?¿Por qué no podemos dejar de fumar usando la voluntad o la razón? ¿Por qué caemos siempre en el mismo patrón que ya sabemos -por experiencia- que nos lleva al fracaso? ¿Por qué tenemos actos fallidos?

Es en la clínica donde vamos a encontrar cientos de ejemplos que demuestran que los síntomas neuróticos no están ahí porque los hayamos elegido y la vida cotidiana nos da ejemplos bien conocidos que parecen apoyar esa idea.

Ahora bien, el debate entre el libre albedrío sufre en mi opinión de varios adyacentes que superan el problema filosófico en sí mismo. Algunos autores plantean el tema de la libertad pero lo llevan a extremos metafísicos cuando se preguntan ¿Podemos elegir dónde nacemos? ¿Pedimos acaso nacer? Obviamente no, se trata de una pregunta absurda, ningún feto puede tomar decisiones y nos llevaría demasiado lejos en los planes de la vida si es que la vida tiene planes después de todo. Más enjundia tiene cuando se plantea si somos libres para elegir haber nacido en este o aquel país, en un barrio determinado, en un tiempo determinado.

Somos una empresa española y nuestro director general es español, pero no somos españoles por azar, nuestro director nació en Castellón y tampoco lo fue por azar, sus padres y sus abuelos y hasta donde yo se eran españoles y es el producto de una fusión de gametos que se dio en Castellón y no en el Congo. Es imposible que cualquiera de nosotros naciera en el Congo, imposible.Dicho de otro modo, somos el producto de la regeneración de una estirpe concreta, algo que está en otro lugar bien distinto a la libertad individual.

Mezclar el libre albedrío con esa concepción inalcanzable de libertad me parece que no aporta nada al debate sobre si somos o no libres para elegir. Y ahora me gustaría decir algo más sobre la determinación.

¿Qué es determinación y en qué soporte se encuentra tal cosa?¿Es algo biológico, genético, psicológico, social, metafísico?

Supongamos que eso que llamamos inconsciente es la determinación, hay algo en nuestro inconsciente individual que habla en nosotros (por ejemplo en los actos fallidos o en las alucinaciones auditivas), hay algo que nos impulsa a hacer lo que no queremos hacer (por ejemplo lavarnos las manos compulsivamente) o algo que nos impulsa a hacer algo que no queremos hacer (por ejemplo dañar a otro). ¿Por què lo hacemos entonces?. ¿Puede un terrorista no hacer estallar la bomba que llevaba incrustada en el cuerpo?¿Puede ese tirador de Kansas que se llevó por delante a tanta gente haber tomado otra determinación?

Para eso tenemos que saber más de los síntomas, un síntoma es un significante (S) y un significante puede ser una palabra, un objeto pero también un síntoma neurótico, psicopático o psicótico. Un síntoma es en cualquier caso algo forzado, algo que aparece como impostado, algo sin sentido. «No pude hacer otra cosa», suelen decir los asesinos apragmáticos y también dicen la verdad cuando afirman «No se por qué lo hice» o «No puedo hacer nada por detenerlo» dicen los obsesivo-compulsivos». O «no puedo dejar de amarle» dicen las histéricas maltratadas.

De manera que para hablar de determinismo necesitamos meter en la ecuación ese significante vacío: un determinismo vacío. Necesitamos cambiar nuestro punto de vista sobre el determinismo, no hay una teleología para lo determinado sino que se encuentra sobredeterminado y por eso los síntomas son diferentes en las distintos personas. Si el significante tuviera un significado único todos tendríamos el mismo síntoma neurótico o el mismo acto fallido, eso que habla en el lugar del hablante:

Yo quiero (lo que digo) decir.

Yo quiero decir algo pero digo otra cosa ¿pero qué culpa tengo yo de que «ternura» y «ternera» se distingan por una letra? Yo quise decir que eres una persona muy tierna pero lo que dije es que eres una ternera.

Pues el lenguaje nos atraviesa desde antes de nacer, tiene más años que nosotros y necesitamos usarlo para formular nuestras demandas, siempre a través de un código (lengua con sus leyes gramaticales) dirigido a alguien , un otro que lee nuestro mensaje y nos atiende en nuestro pedido (en el mejor de los casos) pero que también formula las prohibiciones pertinentes. El receptor del mensaje puede o no satisfacernos pero en la necesidad existe algo que siempre cae fuera del campo semántico, así:

Necesidad- Demanda=Deseo

Hay algo pues del deseo que queda como un significante vacío en el inconsciente, como un fisura, un agujero, sin contenido, sin significado.

Ya sabemos pues algo más: el soporte de la determinación no es biológica, ni psicológica sino lingüistica. Estamos determinados por campos semánticos.

Es por eso que el debate entre si el libre albedrío existe o no carece de solución sin meter al inconsciente en la ecuación. Ese que habla en nosotros.

Y de ahí viene mi idea de que el libre albedrío existe y no existe como el gato de Schrodinger, depende del observador.

En #carrymeback creemos en el cambio, es decir sí creemos en cierto potencial para elegir. Y parece que no hay mas remedio porque El libre albedrío parece necesitar del determinismo, porque de lo contrario el agente y la acción no estarían conectados. 

¿Cuantos de ustedes después de hoy siguen apostando por el viaje?

Publicidad de «Carry me back»o «vivir dos veces»

«Carry me back» es el nombre de una empresa de mi propiedad que promete un viaje al pasado, a su pasado, con ciertas condiciones.

Su regresión será hasta los 7 años, no más atrás.

Usted nacerá en el seno de la misma familia, en el mismo lugar, irá la misma escuela, tendrá los mismos compañeros y maestros. hermanos y las mismas circunstancias económicas que rodearon su vida anterior. Todos los personajes de su vida volverán a estar ahí, incluso los que ya han muerto.

Usted podrá cambiar algunas decisiones de su vida anterior, pero no podrá tomar ninguna que afecte a la vida de las personas que ahora viven. Por ejemplo si usted ha tenido hijos con una determinada pareja, no podrá dejar de tenerlos, pero podrá sin embargo divorciarse si ese cree que es la decisión que tomaría ahora. También podrá tener otros hijos, pero no puede dejar de tener los que ya tienen vida propia y ajena a su voluntad.

A cambio podrá modificar algunas de sus decisiones. Podrá elegir otra profesión. Podrá cambiar de amistades y obviar a aquellas que tuvieron una mala influencia para usted, según su visión de hoy. Podrá tener hijos nonatos hoy con otras parejas que antaño se perdieron o al menos recobrar la pasión que quedó agazapada en algún lugar de su memoria. Podrá, en fin, aprobar esas asignaturas pendientes que la vida, la estupidez, o la ignorancia nos hicieron perder. Podrá ensayar nuevos errores y ver dónde le conducen.

Usted regresará a esa edad de 7 años pero tendrá toda la sabiduría que haya acumulado hasta hoy, de modo que podrá influir sobre las circunstancias de un modo más eficaz que las que llevó a cabo durante su vida anterior. Podrá convencer mejor a sus padres, pelear mejor con sus compañeros de clase y granjearse una mejor reputación que la que tuvo cuando entonces.

Volver atrás no es una metáfora de la ensoñación ni una catamnesia provocada por algún tipo de droga, sino una vuelta atrás real que le permitirá vivir una segunda oportunidad a través de un agujero de gusano, con una enorme ventaja: la que le da su experiencia de hoy y todas las reflexiones introspectivas que ha llevado a cabo en su vida.

Antes de ingresar en esta experiencia para lo cual debe consultar nuestro catálogo de precios, que fluctuará dependiendo de su edad actual y de otras circunstancias, deberá hacer un cursillo para comprender bien de qué se trata y qué dificultades puede encontrar.

Por ejemplo es posible que usted tuviera un accidente en su vida anterior y que se haya planteado las circunstancias en que se produjo. Es posible que haya quedado usted malparado y que sueñe con modificar de modo retrospectivo esa experiencia, reescribir la historia de su mala suerte. A través de #carrymeback, solo es posible modificar aquellos eventos en los que hubo una decisión por su parte, dicho de otra manera si usted tuvo un accidente azaroso que no implicó ninguna decisión por su parte no podrá modificarlo. «estar en el sitio equivocado» no es modificable, lo que es modificable es aquello que sucedió por medio de una decisión clara tomada por usted.

Quizá en este momento usted se plantee -y por eso es necesario hacer el curso- qué es y qué no es una decisión. ¿Fue una decisión que aquel dia infausto decidiera ir en coche a tal sitio donde había quedado con mis amigos?. Sí, eso es una decisión, por más dramáticas que sean sus consecuencias. Por tanto usted podrá cambiar esa decisión pero no sabe qué le espera al otro lado del decorado, pues #carrymeback no es una plataforma de libre elección (o libre albedrío) sino un lugar donde el azar convive con la elegibilidad del mismo modo que sucede en la vida real. Solo que contiene una ventaja: procurar una segunda oportunidad a una vida que ya se ha consumado en errores de planteamiento o dificultades de comprensión de esa misma realidad.

Dicho de otro modo, el mágico viaje que le proponemos no le asegura estar libre de todo tipo de incidentes, adversidades o accidentes pues usted seguirá tomando decisiones y cada decisión abre una espectro de opciones que naturalmente nadie puede predecir. La ventaja que le ofrece #carrymeback es que tome estas decisiones con un monto mayor de experiencia y conocimientos que la primera vez.

Usted se va a encontrar con las mismas personas que encontró en su vida anterior, pero ahora tiene la oportunidad de saber las ventajas e inconvenientes de una determinada amistad o amorío. Por ejemplo, usted pudo elegir a sus amigos en la adolescencia por ser rebeldes, o insólitos o raros o bien por su contrario: personas bien adaptadas o convencionales. Pero usted tiene ahora y guarda la experiencia de haber conocido mejor a esas personas de modo que tendrá la oportunidad de dejarles pasar de largo y no intimar con ellos. Y a la inversa, podrá recomponer y fortalecer amistades que usted abandonó, desechó, traicionó o no tuvo demasiado en cuenta por no ajustarse a lo que entonces se esperaba de un amigo: afinidad y admiración. Los planes truncados pueden ahora recomponerse, pero cuidado, porque tu nueva elección puede llevarle hacia un sendero equivocado. ¿Qué sucedería si sus nuevos amigos le iniciaran en la droga? y #carrymeback no se hace responsable de esos nuevos derroteros por dónde puede discurrir tu nueva vida. Durante el curso que impartimos hacemos hincapié en que se valoren bien las decisiones que implican optar por un camino bien diferente al que se tomó: desviar el curso de una vida puede tener implicaciones impredecibles en una trayectoria completa. Lo que solemos aconsejar a nuestros clientes es que sean muy parcos en las decisiones que impliquen abandonos totales y por el contrario aconsejamos fortalecer vínculos que quedaron desconectados por unas causas u otras.

La elección de una profesión es también uno de los hitos en los que nuestros clientes suelen hacer mucho hincapié. Es curioso que hayamos detectado que muchas personas se sienten disconformes con la elección que tomaron, muchas veces dictada por las circunstancias y otras por errores de cálculo. Si usted no pudo entonces estudiar una carrera universitaria porque tuvo que ponerse a trabajar o porque las circunstancias familiares se lo impidieron no va a poder reconstruir este devenir pues #carrymeback no puede modificar esas circunstancias, pero si usted dudaba entre estudiar derecho o medicina y cree que se equivocó ahora tiene la oportunidad de modificar esa decisión. También es frecuente que uno elija una profesión para la que no está bien dotado o bien una profesión sin salidas profesionales si usted eligió con el corazón más que con la cabeza.

Una de las cuestiones que abordamos en el curso obligatorio, es que significa la palabra «equivocarse». Solemos considerar “a posteriori” que nos equivocamos cuando lo que elegimos no se adapta a nuestras expectativas que casi siempre son irrazonables. Hay que considerar muy de cerca qué queremos decir cuando hablamos de equivocaciones, pues muchas veces podemos volver a equivocarnos si nos dejamos guiar por fantasías o por planes poco razonables.

Es importante que sepan que durante su viaje estarán siempre acompañados, por una especie de angel de la guarda de nuestra empresa que se moverá en su entorno, como una especie de doble de lo que usted ha sido en su primera vida. No intervendrá para nada pero seguramente le dará algunos consejos. En nuestro argot le llamamos #destino.

Con el amor pasa un poco lo mismo y éste es un capitulo muy importante del curso de preparación a esta segunda vida que nuestra empresa le propone. Mucha gente supone retrospectivamente que con otra persona hubiera sido más feliz de lo que ahora es. Es muy posible pero usted no podrá volver atrás en la decisión de ser padre o madre, eso es para siempre y vale para las dos vidas. Una de las razones por las que nuestra técnica funciona es precisamente la capacidad de mantener vivos a los que están vivos. No podemos volver atrás y desprendernos de vidas ajenas que engendramos. Pero en la vida real existe el divorcio y en #carrymeback le damos la oportunidad de volver a empezar con aquel o aquella persona que dejamos atrás y que seguramente nos hubiera hecho felices. Pero cuidado con las decisiones laterales porque hay algo en la vida que se repite inexorablemente cuando no ha sido procesado con criterio racional. Por eso existe el #destino.

Por último, les propongo dejar en los comentarios sus sugerencias y qué cosas les gustaría cambiar si deciden viajar con nosotros. les prometo aclarar sus dudas y adelantarles ciertas condiciones del viaje.

Pero recuerden lo más importante: solo se vive dos veces. Lo que significa que si deciden viajar con nosotros solo podrán hacerlo una vez. No hay nuevas oportunidades.

Y recuerde, el carácter no se puede cambiar.