Guerras dialécticas y guerras por otros medios

Ayer estuve haciendo dos cosas: una de ellas por la tarde y la otra por la noche. Por la tarde vi el debate en youtube entre UTBH (Un tío blanco hetero) y Clara Serra sobre el feminismo. Por la noche vi un capitulo de esa serie británica que se titula «La corona vacía» que va de «la guerra de las dos rosas», aquella guerra eterna entre los Lancaster y los York que asoló Inglaterra en el siglo XV, pero no se trata de una reedición de «juego de tronos» sino de la puesta en escena de un relato histórico del mismísimo Shakespeare.

Y esta mañana mientras pensaba en las escenas y los argumentos que barajaban unos y otros en ese turmix que es mi cerebro, me preguntaba, ¿Qué hay de común en ambos casos? Qué tiene en común UTBH con Enrique VI o con Ricardo Plantagenet? ¿Qué tienen en común Clara Serra y Margarita de Anjou?

Pues que todos quieren mandar.

La guerra de las dos rosas entre los Lancaster y los York es uno de esos episodios (que tanto se repiten en la historia) ignominiosos. Dos casas de nobles pugnan por la corona en base a probables ofensas anteriores, así Ricardo Plantagenet se cree con derecho a disputar la corona a su rey Enrique VI en base a antiguas pendencias. La guerra es un empate infinito entre ambos contendientes que se van sucediendo en el tiempo, ahora con un rey y después con otro. Es imposible contar los muertos que costó esa guerra incluyendo venganzas, asesinatos y calabozos a los que sometieron y fueron sometidos tanto reyes, nobles y pueblo llano. Inglaterra, que salía de una guerra anterior (la guerra de los cien años) se vio metida de nuevo por una guerra de sucesión que solo se resolvió cuando los Tudor (emparentados con los Lancaster) entraron en contacto con Maria de York, por medio de eso que aun llamamos matrimonio. Un casamiento que puso fin a la guerra de las dos rosas. Es interesante atisbar un corolario interesante sobre esta cuestión: ni Margarita de Anjou, ni su marido Enrique VI, ni su hijo que murió en combate pudieron gozar de una victoria definitiva sobre sus rivales, tampoco Ricardo Plantagenet ni sus hijos vivieron lo suficiente para ver el fin de esta guerra, fue precisamente una hija de Eduardo IV (un York) el que puso fin al despropósito de una guerra perpetua con su matrimonio con un Tudor. Ni para ti ni para mi.

Dicho de otro modo la guerra es una cuestión dialéctica, los York y los Lancaster tenían posiciones distintas sobre la cuestión de la legitimidad real y se enzarzaron en una guerra ante la imposibilidad de alcanzar un pacto, una síntesis sobre este problema a falta de un poder judicial independiente y robusto. Pero la guerra no es nunca una síntesis sino la evidencia de la imposibilidad de alcanzarla, aunque lo cierto es que las guerras son a veces la única manera de llegar a un acuerdo, pero lo más frecuente es que haya victorias y guerras pírricas en el sentido de que no alcanzan a plantear con claridad quien es el vencedor y quien es el perdedor. Pues en una visión dialéctica uno puede llegar a una síntesis pero en una cuestión clarifinante como la eliminación del adversario («muerto el perro se acabó la rabia), no hay síntesis posible, es decir no se alcanza ese nuevo nivel de definición que llamamos «síntesis» y cuyo destino -al convertirse de nuevo en tesis- es pronto entrar en contradicción con otra cosa.

vaca

Alguien dijo que existen dos únicas razas en el mundo y es verdad que hombres y mujeres tenemos distintos tipos de rasgos conductuales, morales, cognitivos,  emocionales y hasta neurofisiológicos. No es de extrañar que las relaciones entre ambos estén presididas por el conflicto. Piense usted por un momento qué sucedería si no hubiéramos desarrollado paralelamente un sentimiento tan sofisticado como el amor. ¿Cree usted que solo con la pulsión sexual hubiéramos podido construir algo parecido a una cultura? No, la pulsión sexual por si misma es incapaz de asegurar una cultura humana pues los intereses de hombres y mujeres divergen continua e inexorablemente. El amor en este sentido es un relé, es decir un colchón que atempera las reacciones del determinismo puro. Dicho de otra manera, las relaciones entre hombres y mujeres son dialécticas y lo que uno gana lo pierde el otro, solo el amor es capaz de dulcificar las perdidas y atemperar las ganancias puesto que sólo el amor es capaz de expandir las contradicciones en una nueva síntesis abarcativa. El «nosotros» abarca al «tu» y al «Yo» y mucho mejor si hay otros (hijos) que se incluyen en el «nosotros».

Así como el amor y la familia son relés que amortiguan las contradicciones de los elementos en guerra dialéctica hay otros operadores que trabajan en sentido contrario: el más conocido de ellos es el feminismo.

El feminismo es la estrategia moderna de inversión dialéctica del poder. las feministas no buscan la igualdad, del mismo modo que los York y los Lancaster no guerreaban para conseguir la igualdad de ambas familias sino imponer cada uno de ellos su versión de desigualdad y salirse con la suya. Obtener prebendas, dinero, ventajas y poder social. De forma que el feminismo -como gremio- no opera buscando la igualdad -que es algo que cada pareja ha de construir en su intimidad-, sino polarizar las actitudes entre hombres y mujeres a fin de deconstruir a la masculinidad. Deconstruir es eliminar y no tiene nada que ver con la igualdad.

 

Aquí os dejo el debate sobre feminismo entre UTBH y Clara Serra:

Clara Serra no es una de esas histéricas exaltadas que salen en TV, sin embargo persigue sus mismos fines. Así hay un grupo de exaltadas y otro grupo de ilustradas que legitiman el movimiento en sí, sin nombrar nunca la verdad: y la verdad es que las relaciones entre los géneros son dialécticas y están sometidas a tensiones constantes y permanentes llegando a alcanzar (cuando se puede) estados de síntesis que a su vez vuelven a generar estados dialécticos y así ad infinitum. Las contradicciones de intereses que se manifiestan en estas relaciones son inconmensurables, es decir no pueden resolverse de una manera satisfactoria para ambos contendientes, por eso existe el divorcio y el «ahí te quedas». Dicho de otra manera no pueden resolverse con debates puesto que no se busca la ilusoria igualdad sino el sometimiento de la otra parte y la dominancia y el reparto de prebendas entre los sexos. Eso es lo que eché de menos en el debate de ambos, no se llega a la verdad, no se llega a ninguna parte.

Consentimientos

Es muy obvio que la violación es una de las peores afrentas que un ser humano puede llegar a recibir, tanto si es hombre como mujer. Es comparable a la tortura cuya acción psíquica se identifica por el hecho de destruir la «confianza básica» en nuestros semejantes, una especie de atentado a nuestra humanidad. La tortura como la violación genera un auto-repudio, un auto-odio y la perdida del auto-respeto, pues el respeto que cada uno tenemos con nosotros mismos procede de la soberanía que ostentamos con respecto a nuestro cuerpo.

Todo el mundo además estará de acuerdo en que la linea que divide la violación del sexo consensuado es eso que jurídicamente se llama «consentimiento». Uno ha de consentir en tener relaciones sexuales con algún otro, si no hay consentimiento entonces hablamos de «violación». En un post anterior ya hablé de este concepto desde el punto de vista naturalístico, pero aquí y en este voy a explorar otras características de lo que entendemos como violación a raíz del visionado de un video que cuelgo más abajo de Pablo de Lora que aborda el tema desde el área en que es experto: el Derecho.

El problema es definir qué es y qué no es consentimiento pues aunque parece un término muy intuitivo, la verdad es que muchas veces -como siempre sucede en la vida- los hechos superan a los planteamientos generales del código penal o al menos presentan grietas interpretativas muy evidentes y groseras.

Desde el punto de vista médico-legal la violación es un método coercitivo mediante el cual el perpetrador accede a copular con alguien contra su voluntad. Implica además la penetración, via vaginal, anal o bucal. Y la manera en que se produce esta coerción está relacionada con el despliegue de cierta violencia y/o intimidación. Dicho de una manera más jurídica para que exista violación es necesario que no exista “consentimiento”. El consentimiento anula la violación, sin embargo la reacción de la mujer ante un intento de violación puede asimilarse a la congelación de la que hablé aqui, y esa congelación no implica consentimiento sino una reacción extrema al miedo.

De manera que ha de haber coerción o intimidación, pero qué significan estas palabras, ¿puede existir coerción o intimidación sin violencia?

Hoy los juristas hablan de coerción o intimidación ambiental, sucede en esos casos que se denominan «manadas» y aluden al sexo en grupo. Se supone que la intimidación procede del numero de participantes en la agresión sexual, como hemos visto recientemente en ciertas sentencias donde los jueces dan por demostrada esta capacidad del grupo de operar como intimidación. Dicho de otra manera, el sexo en grupo puede ser visto siempre como una coerción aunque no hubiera violencia pues la víctima podría no disponer de capacidad de reacción si se enfrenta a un numeroso grupo de personas.

Pero existen otras posibilidades que complican el término «consentimiento».

  1. Una persona no puede dar su consentimiento si está embriagada, bien por alcohol o bien por alguna droga administrada con o sin intención de provocarle una disminución de su conciencia. Tampoco puede si está inconsciente o durmiendo profundamente.
  2. Un menor no puede dar su consentimiento por definición. No importa la edad en que pongamos el limite, siempre será arbitrario. Lo importante es saber que el perpetrador si es otro menor, carece de responsabilidad penal, es decir solo si el perpetrador es un adulto recae sobre él el castigo pertinente.
  3. Un deficiente mental no puede dar tampoco su consentimiento por lo que cualquier trato con él es delito.
  4. Una persona puede engañar a otra haciéndole creer que accede a mantener relaciones sexuales pero arrepentirse cuando es demasiado tarde. O dicho de otra forma en nosotros los humanos decir SI y decir No pueden darse simultáneamente.
  5. ¿Es el silencio una forma de consentimiento? ¿Es verdad que quien calla otorga?

El sexo como delito.-

Con respecto al sexo existen dos posturas morales muy claras según tomen en cuenta la sacralidad del mismo: así o bien creemos que el sexo es una actividad sagrada, o en el otro lado la postura profana que da por hecho la desacralización completa de las actividades sexuales. Es por eso que los «sacralistas» defienden que el sexo solo es permisible en el matrimonio, o en el amor, con el fin de la reproducción y con la preservación del feto como objeto natural de las relaciones sexuales. Naturalmente los sacralistas están en contra de cualquier tipo de sexualidad que no sea la heterosexual y que no esté encaminada a la reproducción.

Por su parte los «profanos» opinan que el sexo se lleva a cabo por placer entre dos personas que acceden al mismo de modo consensuado y que todas las sexualidades entre adultos son permisibles atendiendo  ala subjetividad de cada cual, no es necesario el amor solo el pacto puntual. No están interesados solamente en el sexo reproductivo sino también en la experiencia sexual como comunicación, diversión o juego y por supuesto no ponen trabas a las presumibles variantes que aparecen en la escena actual con respecto al sexo en grupo por ejemplo, las practicas bdsm, el intercambio de parejas o el gang bang. 

Lo cierto es que ambos están equivocados. Me refiero a que están equivocados naturalísticamente pues moralmente pueden sostener las opiniones que quieran.

¿Pero es verdad que el sexo se ha desacralizado?

Lo cierto es que ni la comida ni el sexo se han desacralizado: la prueba de que la comida sigue siendo blanco de muchas restricciones la tenéis en este post y no voy a repetir la idea de que existe un ética de la divinidad (tal y como dice J. Haidt) que impone restricciones a lo que comemos y que ciertos alimentos están moralizados, como observamos hoy con el veganismo. Existe pues una moral alimentaria, como existe una moral sexual y no existe una moral digestiva ni una moral de la defecación o la respiración, aunque podríamos hablar de una higiene de estas actividades. Y existe una moral alimentaria y una moral sexual porque tanto la comida como el sexo son peligrosos y pueden hacer mucho daño a según qué participantes y en qué condiciones, por ejemplo el sexo puede ser muy dañino en una persona cuya madurez para integrar las reglas y limites sexuales no existan en absoluto. Y es peligroso porque hay algo en él que se resiste a ser desacralizado del todo y arrastra en su desarrollo emociones y sentimientos muy profundos que pueden llevar a la violencia o el marasmo.

Paradójicamente en nuestra sociedad actual existen bolsas de puritanismo que pretenden hacer del consentimiento un papel administrativo que rompe el juego de la seducción. El encuentro sexual ha de ser enigmático, sorpresivo, improvisado y contener ciertos riesgos para que sea placentero, sabiendo que la seducción es casi siempre un engaño. ¿Es violación el coito entre un jefe y su subordinado/a cuando hay una ganancia por parte de la misma? ¿Es un abuso de poder? ¿De quién, del que pone el señuelo o del supuestamente poderoso?

Os dejo aquí el video de la conferencia de Pablo de Lora -recientemente escracheado- en quién me he inspirado para repensar el tema.

Desaferentizados

Un nervio o un grupo neuronal es como un río, lleva agua hasta un determinado lugar, sea otro río o hacia el mar. El destino del agua es mezclarse con otra agua. Eso mismo le pasa a la corriente eléctrica que circula por un nervio: su destino es el mar, siendo en este caso el mar una metáfora de otra cosa, otra estructura nerviosa de mayor solvencia.

Cuando un nervio se desaferentiza, cosa que sucede cuando el nervio se secciona, el nervio duele, entonces hablamos de causalgia. La causalgia es un dolor por desaferentización.

Pero no siempre -cuando hablamos de desaferentización- hablamos de nervios, en ocasiones hablamos de grupos neuronales, sucede en capas profundas como por ejemplo el cerebro limbico o el cerebro profundo el reptiliano. Es sabido que nuestro cerebro tiene tres sub-cerebros, uno el más antiguo (de abajo-arriba) el reptiliano soporte de procesos vitales necesarios para la supervivencia, el tallo cerebral, luego el cerebro límbico (mamifero) soporte de emociones y por último el cortex (la corteza cerebral donde reside la razón y la capacidad de planear.

Estos tres subcerebros son en realidad el soporte neuroanatómico de lo que Lacan llamó lo Real, lo imaginario y lo simbólico y que doy por seguro que el lector ya conoce. Lo importante es saber que la ontogenia del ser recorre a través de circuitos neuronales estos tres cerebros, los atraviesa a lo largo de los años hasta que por fin estos circuitos alcanzan la corteza cerebral y los humanos nos convertimos en seres racionales, esto es capaces de simbolizar. El neurodesarrollo es pues el proceso que construye ríos (sinapsis) entre lo más profundo de nuestro cerebro y la superficie.

Observen ahora este tuit:

Algunos lectores de este tuit pueden pensar que la autora de tal despropósito está loca o bien tiene suspendida la asignatura de ciencias naturales o bien su CI no da para más, pero los que así piensan están equivocados, no es necesario apelar al delirio o la psicopatología para entender sus razones, ni siquiera no haber ido a clase el día que explicaron que el sexo no se elige sino que nos viene de serie. Por otra parte no conozco a ningún subnormal que no sepa distinguir entre un hombre y una mujer. ¿Entonces qué es?

Se trata de una desaferentización semántica, lo que Gustavo Bueno ha llamado «tercer mundo semántico», El tercer mundo semántico es un concepto muy interesante y que viene a explicar el porqué ciertas personas constituidas en gremios y rodeados de información y conocimiento viven en la ignorancia o la impotencia para interpretar esa información y ese conocimiento.

Es importante comprender que ese tercer mundo semántico no está constituido por individuos concretos sino por gremios, es decir por grupos de personas que comparten una misma identidad y es por eso que no son pacientes psiquiátricos sino colectivos minoritarios que tratan de imponer su concepción del mundo al resto de la sociedad que comparten con ellos y a la que de algún modo parasitan y la combaten, es lo que sucede con el feminismo o el nacionalismo. Gremios son las multinacionales, la universidad, los lobbies, los grupos de presión, los homosexuales, los animalistas, los seguidores de eso que se denomina cambio climático, etc. Se trata de una minoría combativa y totalitaria que a pesar de vivir en un lugar preñado de conocimiento no lo saben utilizar. Viven en otro lugar:

Ese lugar en el que habitan y que Gustavo Bueno ha llamado tercer mundo semántico y Lacan ha llamado «lo imaginario» es en realidad el cerebro mamífero, es decir el cerebro subcortical o límbico. Un lugar donde suceden algunas cosas extraordinarias.

Y donde todo es posible. Donde deseo y realidad se confunden.

Por ejemplo la ausencia de contradicción.

Una cosa es A idéntica a otra A y diferente a otra B.

Si A lleva a B, no siempre se cumplirá que No A lleva a B.

La ausencia de contradicción quiere decir que algo y su contrario son posibles a la vez.

Lacan lo matematizó así, en una formula que llamó losagne o rombo en castellano:

A<>B

Significa que A incluye y excluye a B.

Una formula que Lacan utilizó para esquematizar el fantasma, es decir esa grieta que queda abierta entre el inconsciente y el significante, lo que asoma en esa grieta es el deseo y es obvio que el deseo que apunta la autora de este tuit es el de tener un pene. Pero ya no se trata tan solo de alumbrar un pene como hacían las histéricas antiguas, sino más que eso identificar el deseo con la realidad. es por eso que hoy el sentimiento ha tomado el mando de la racionalidad, ya no se trata de tener o no genitales masculinos o femeninos. «Si yo creo que los tengo los tengo». Naturalmente el deseo no hace crecer los genitales pero hay una trampa semántica que es precisamente la que enuncia la tuitera de más arriba: si alguna mujer se siente hombre entonces la vagina -al estar en un cuerpo de un hombre- es un órgano genital de hombre.

Dicho de otra manera: hay una hegemonía del significante o dicho de una forma más clara: nada se opone al sentimiento propio, a la subjetividad, el supremo Amo.

Vivimos en un mundo de hiperrealidad que es precisamente el objetivo de este blog.

Simulacros dentro de simulacros.

No se trata de que esta mujer esté desaferentizada a causa de un accidente o alguna enfermedad, no se trata de una secuela cerebral sino de una consecuencia directa del mundo en el que vivimos, presidido por las condiciones que la postmodernidad nos ha traído y al parecer para quedarse durante algún tiempo. El socavamiento del principio de la realidad y la legitimación de todos los goces hace aparecer a nuestros conciudadanos como orates y mucho más desde que las redes sociales han dado la voz a todo el mundo, pero nada más lejos de la psiquiatría para explicar este fenómeno, se trata de algo político, algo que alguien ha inoculado para modificar los cimientos de una sociedad opulenta que ya no tiene más enemigos que ella misma para seguir viva

Sobrevivir a la democracia

Gustavo Bueno ha sido uno de esos talentos españoles que precisamente por serlo y oponerse al idealismo alemán y sus secuelas en el pensamiento contemporáneo y también por su criticismo con la satrapía globalizadora preñada de lugares comunes, comenzó a ser atendido tardíamente por la opinión publica. Gracias al análisis de mitos que tomamos como hechos como el mito de la cultura o el mito de las nacionalidades y de conceptualizaciones jibarizadas muchos de nosotros le tenemos como modelo -merced a su pedagogía filosófica- que es a diferencia de la filosofía académica algo muy próximo a la realidad, de uso cotidiano diría yo.

Algo que nos ayuda a pensar pues pensar es sobre todo clasificar conceptos, hacer inteligible aquello que es también sensible pero que transformamos en conocimiento gracias a la racionalidad. Gustavo Bueno y su filosofía llamada «materialismo filosófico» creó escuela en Oviedo y en toda España y ha dado lugar a discípulos brillantes como Jesus G. Maestro en el campo de la literatura o de Paloma Hernandez a la que podeís seguir en su canal Fortunata y Jacinta, ideal para no perderse en la jerga de los políticos actuales. Clasificadores esenciales de ideas que expanden el conocimiento hasta hacerlo inteligible y operativo, listo no ya para consumir sino para orientarse en el caos de este siglo.(He nombrado solo a dos de sus discipulos que son mis preferidos, aunque el número excede al propósito de este post y podeís visitar en el catobleplas)

En este video que cuelgo del canal de Jesus G. Maestro, aborda cuatro de los grandes relatos de la postmodernidad, falacias que van a estar presentes durante mucho tiempo en la opinión publica y en el imaginario de nuestros conciudadanos, el propio Maestro es pesimista respecto a ello y aconseja retirarse de la contienda no ya porque no podamos  refutarlos individualmente sino porque se han desactivado los mecanismos colectivos para que esa refutación pueda conducir a neutralizar sus mentiras. Sin embargo no es absolutamente pesimista pues el mismo advierte que estos cuatro relatos: feminismo, nacionalismo, animalismo , utopía climática, contienen en sí mismos los gérmenes de su destrucción, ninguna feminista, nacionalista, redentor del planeta o animalista sobrevivirá  civilmente a estas ideologías que representan la degeneración. el embrutecimiento de la democracia realmente existente.