Hace pocos días se cumplió el XV aniversario de los atentados del 11-M y hemos vuelto a desempolvar teorías conspirativas que parecía que se habían debilitado con el tiempo. Sin embargo en este aniversario han vuelto a salir las teorías de Luis del Pino y de Jimenez Losantos que son -al parecer- los periodistas que han investigado más en esta linea o al menos los que han mantenido una idea bien contraria a la versión oficial.
Lo que faltó para acabar de calentar el ambiente fue unas declaraciones del comisario Villarejo que como todo el mundo sabe está en prisión y mantiene con ciertos periódicos digitales una continuo goteo de noticias escandalosas que usualmente publica en moncloa.com. Es en ese periódico donde se apuntaba a la idea de que el 11-M fue pensado. dirigido, planeado y sufragado por ciertos servicios secretos.
Pero este post no va del 11-M y sus secretos, si los hubiere, sino de la conspiranoia en sí misma. ¿Por qué existe la conspiranoia, por qué existen conspiranoicos?¿ Por qué no creemos lo que el gobierno de turno nos dice sobre cómo ocurrieron las cosas?¿Por qué desconfiamos de las noticias oficiales?
Mi opinión personal es que ni son fiables las noticias oficiales ni tampoco las versiones conspiranoicas y no lo son por motivos obvios: ambos relatos pueden proceder de un mismo autor, sin contar con las noticias falsas o la intoxicación. Siempre que existe un magnicidio (pensemos ahora en el caso de Kennedy) o cuando existe una masacre como el 11-S o el 11-M siempre se termina por coger a un culpable o a varios a veces sospechosamente temprano.
Se enseña algo para ocultar algo más grande, es como si el chivo expiatorio fuera necesario precisamente para ocultar a los culpables intelectuales y es bastante probable que este chivo expiatorio ya estuviera elegido antes de que sucediera todo. Lee Harvey Oswald y Jamal Zougan fueron elegidos antes de que cometieran el crimen, pero es obvio y resulta un insulto a la inteligencia media de los ciudadanos suponer que un atentado tan complejo como el de Dallas o el de Atocha fueron llevados a cabo por una persona solitaria disparando desde una ventana o de un grupo de árabes que al parecer eran expertos en montar bombas con móviles. Ni los balazos que recibió John F. Kennedy procedían de una única carabina, ni debe ser tan fácil montar explosivos para que exploten a través de una llamada móvil. De ser tan fácil los terroristas estarían atentando más asiduamente con ese método. No es nada fácil.
Las versiones oficiales son poco fiables y lo son probablemente porque la verdad ha de permanecer en secreto, no puede divulgarse cuando esa verdad afecta a la seguridad nacional o a otros intereses espúreos o no. Es por eso que existen versiones conspiranoicas para casi cualquier acontecimiento pues la conspiranoia es un nuevo género literario que ha venido a reemplazar a las versiones oficiales casi siempre falsas o incompletas.
Y también por otra razón: la realidad que percibimos nos viene decodificada por intermediarios y no es una realidad que podamos percibir directamente. Baudrillard llamó a ese fenómeno hiperrealidad y este blog nació precisamente a través de esa idea. (Aqui hay una selección de post de este blog con esta etiqueta).
Dicho de otra manera: si las noticias oficiales nos vienen filtradas por el poder mediático-oficial que es por definición poco fiable y mentiroso surge como reacción otro contrapoder youtuber o bloguero de sentido contrario que tampoco puede librarse de la exageración o del simulacro.
Los conspiranoicos que conozco son muy buenos relatores e interpretes de sucesos poco claros, con sus ideas contribuyen a profundizar en la manera de pensar la realidad, no son paranoicos ni están locos aunque la mayor parte de las veces defiendan certezas falsas (errores tipo I).
Un error tipo I es ver algo allí donde no hay nada, mientras que un error tipo II es no ver algo obvio que está delante de nuestra narices. La gente por lo general comete más errores tipo II que tipo I. Sucede porque la mayor parte de la gente no ve (es ciega), no quiere ver (es cobarde) o cobra para mirar hacia otro lado (es corrupta). La gente que comete más errores tipo I es naturalmente aquella que construye enlaces entre las cosas que aparentemente no están relacionadas entre sí. Son precisamente estas personas que practican este pensamiento lateral los que cometen más errores o los que mantienen más creencias falsas. Son estas personas precisamente los conspiranoicos habituales.
A mi la conspiranoia como género literario e interpretativo me gusta mucho y amplía mi punto de vista sobre las cosas, mucho más que los aburridos informativos que de tan predecibles ya sabemos de qué nos van a hablar. Y de entre los conspiradores que pueblan youtube, uno de los que mas me gusta es Pedro Bustamante, que incluso tiene una web que él mismo califica como delirante. Y es uno de los que más me gusta porque sabe mucho de casi todo, es un talento renacentista, sabe de simbología, de cine (es un experto en Kubrick) y ha escrito libros bastante difíciles de leer como el que preside este post.
La dificultad en la lectura de estos exploradores de lo remoto y lo inverosímil es que requiere un enorme esfuerzo de epoché, es decir de suspensión del juicio: hay que entrenar mucho para seguir adelante leyendo cuando se afirma que «Diana Quer es una hija secreta de Diana de Gales» o cuando se relacionan ciertos crímenes o desapariciones con planes secretos de no se qué poderes en la sombra que siempre son o sionistas o jesuitas.
Sin embargo esos poderes existen no son una invención de los conspiranoicos si bien por hallarse bien escondidos detrás de montañas de capas de cebolla que les sirven de disfraz no es posible detectarlos y mucho menos ponerles nombre, tampoco están en todos los crímenes, atentados o planes malévolos de la humanidad. La humanidad tiene suficientes malvados que van a la suya y no siguen instrucciones de nadie.
Si no fuera por el enorme trabajo que supone separar el grano de la paja, los conspiranoicos podrían llegar a despertar a más gente y traernos alguna gota de verdad desde afuera de Matrix, de esas que no aparecen nunca en entornos académicos y ni siquiera son pensadas por la gente común. Por ejemplo ¿alguien ha pensado alguna vez que existe un plan de feminización del mundo con el fin de hacer infértil a la humanidad? Cuando digo humanidad estoy pensando en Europa y su crisis demográfica. ¿Alguien ha pensado que el capitalismo global busca federalizar es decir separar y fragmentar las naciones a fin de robar su soberanía para hacerlas más débiles?
Bueno estoy seguro de que mucha gente suscribiría esta ultima hipótesis, no tanto la primera y lo que es casi seguro es que pocos habrán pensado que la hipótesis de la androginización y la hipótesis de la federalización proceden del mismo autor o forman parte de la misma agenda. Algunos le han llamado agenda transhumana y yo mismo me he referido a ella en algunos post.
El problema de los conspiranoicos es que no controlan su furor conspiranoico y junto a verdades que intuyen y construyen de forma coherente desbarran a continuación tratando de extender su raciocinio hasta lugares inverosímiles incluso imposibles. Diríamos que hay algunas verdades escondidas en mucha paja irracional.
Lo que me ha llevado a pensar si no habrá alguien que trate de -a través de la conspiranoia- a desacreditar las versiones no oficiales-alternativas o disidentes de las cosas.
Pero así y todo vale la pena seguir a algunos de ellos, uno aprende muchas cosas que no sabía y se desintoxica de tanta vacuidad. Y sobre todo robustece su principio de realidad.
Existan o no los Iluminati es en cualquier caso una idea bella.
Si nuestra realidad subyacente estuviera unificada y, desde la cual todo emerge para volver de nuevo a su fuente «Unus Mundus», ciertas psiques individuales por alguna razón que desconozco, tengan la gracia de intuir, captar, observar ciertos patrones en los acontecimientos, lo que provoca que acaben produciendo su propio delirio circunscrito. Un psique con esa cercanía al inconsciente colectivo ya de por si predispone a una mayor actividad de la imaginación, a la creatividad simbólica, al auto delirio, a la auto psicosis. Personas sensitivas por tanto, exaltadas y de elevada aprensividad, sin mucha contención, donde la razón, la reflexión no sea su punto fuerte.
Lo llamativo es donde ponen la atención, es decir tenemos el lado cómico de la vida, el oscuro y el luminoso por llamarlos de alguna manera y, eso creo estaría muy relacionado con las experiencias en su pasado biográfico. Cuando el acento esta puesto en la conspiración, la suspicacia y el miedo, ello puede ser intenso e incluso entretenidamente potente; sin embargo a pesar de que pueden ser expertos en algunas materias, estas tiene como único fin defenderse, intentando encontrar un relato que les de algo de control. Aquí el miedo y la disociación parecen que también bailan, pero eso nadie mejor que usted profesor para seguir dando puntadas al hilo.
Me gustaMe gusta
Del mismo modo que existe ‘la conspiración’, -a veces demostrada-, de que en muchas manifestaciones se infiltran provocadores, -a sueldo de los poderes del estado profundo-, con el fin de sabotearlas; es muy probable que también existan conspiraciones, creadas específicamente, para desarrollar un ruido que oculte a otras conspiraciones por aquello de que: ‘A rio revuelto, ganancia de pescadores’.
Si bien para Sexto Empírico, la epojé era «el estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos», -una especie de estado contemplativo-, para la fenomenología de Edmund Husser, la epoché, consiste en la «puesta entre paréntesis (parentetización) no sólo de las doctrinas (o doxas) sobre la realidad, sino también de la realidad misma». En este sentido, recientemente un experimento de laboratorio ha demostrado que a nivel cuántico no existen los «hechos objetivos», y que la realidad depende de quien la mire. Esto se refiere a que un mismo hecho no es visto de la misma manera para dos observadores. Esto parece intuitivamente bastante lógico y evidente, pues podríamos traducirlo como que un hecho depende del punto de vista, pero sobre todo, también ‘del color del cristal’ con que se mire.
El punto vista depende de la localización física, que nos proporcionará unas informaciones visuales y auditivas distintas dependiendo de la ubicación; mientras que ‘el color del cristal con que se mira’, se refiere a los sesgos cognitivos según los cuales se interpreta la información.
De este modo un hecho observado desde un punto de vista similar, puede llegar a ser interpretada de manera totalmente antagónica por dos observadores ubicados lado a lado.
El problema de los intermediarios es que decodifican la información de los hechos, ya sea inconscientemente, para adaptarla a su sesgo cognitivo preestablecido y evitar una disonancia cognitiva, o voluntariamente y de manera intencionada, para adaptarla a su relato establecido de antemano.
Aquí entramos ya en el delirio de la relatividad de la posmodernidad gaseosa, donde lo que denominamos socialmente realidad, sería tan solo una creencia consensuada.
Entonces quienes practican el pensamiento lateral, estos son los conspiranoicos habituales, serian sencillamente disidentes de la realidad social consensuada –locos si se quiere-, que mantendrían unas creencias, o la posibilidad de ellas, consideradas falsas por la creencia social consensuada.
La creencia de suponer la existencia de una realidad subyacente unificada bien pudiera ser un error de tipo I, tan solo comparable a dudar de la existencia de la realidad, cometiendo, quizás entonces, un error de tipo II, como los que comete la mayoría de la gente para evitarse disonancias cognitivas respecto a las creencias sociales consensuadas.
Me gustaMe gusta
Pues iba a escribí un post sobre conspiranoias y te has adelantado en algunas ideas
Me gustaMe gusta