El «Quatrocento» valenciano

El verano es un magnifico lugar para leer Historia y es por eso que todos los años me distraigo leyendo algún texto, esos que en invierno pasan a formar parte de una lista de espera para mejores tiempos.

Este año ha llegado a mis manos un libro de un compañero mío, Juan Barea Espin, psicólogo clínico de mi equipo que es un experto en historia o al menos un enamorado de ella.

El libro analiza sobre todo tres dinastías de la corona de Aragón: la templaria, la de los Trastámaras y deja en suspenso a sus herederos: los Austrias o Habsburgos. El interés del libro está relacionado con el uso que hace Barea de los tiempos, un análisis secuencial y diacrónico se entremezcla con otro sincrónico de tal manera que el lector puede dejar y retomar a un determinado personaje histórico en tres o más momentos a lo largo de la narración. Una narración que está destinada sobre todo a mostrar las visicitudes de la corona de Aragón (recordemos que Cataluña, Valencia, Sicilia , Nápoles y Cerdeña pertenecían a la corona de Aragón) lo que la hacía una de las potencias a tener en cuenta en su época. Sus enemigos naturales: Francia y el Sacroimperio, los vecinos. Más alejados pero siempre hostiles, el Imperio otomano e Inglaterra. Las entidades supranacionales como la Iglesia a veces a favor y a veces en contra, favoreciendo y desfavoreciendo nuestros intereses según las influencias que cada cual pudiera esgrimir.

Valencia fue durante el reinado de la dinastía templaria (la que iba desde Jaime I el Conquistador hasta Martin el Humano) el centro del mundo. La influencia de la Corona de Aragón no solo era territorial y política sino que se debía a la posesión del Santo Grial (Santo Cáliz) que hoy está en la catedral de Valencia. Al parecer la posesión de esta pieza daba una legitimidad añadida a su poseedor. Hay que recordar que fueron los templarios (aquellos medio monjes medio soldados) los guardianes de este tesoro y que fue su fuerza militar precisamente la que dio al reino de Aragón su hegemonía. Todo fue bien mientras duró puesto que como todo el mundo sabe los templarios fueron aniquilados por el rey de Francia Felipe IV y su compinche el papa Clemente V.

El declive de los templarios fue el principio del declive gradual del «Quatrocento» valenciano que se distinguió precisamente por reyes humanistas que cultivaron las artes, la medicina y la poesía a partes iguales integrando saberes que procedían tanto de los sufíes como los de la Cábala judía. No en vano el «Quatrocento» es el siglo de oro valenciano (el siglo de oro castellano fue en el barroco, en el siglo XVI) hasta su extinción paulatina en los siguientes siglos y que culminó con la expulsión de los judíos por Isabel y Fernando, los reyes católicos.

Destacaré tres personajes que me parecen clave para comprender la época:

Martin el Humano.-

Hijo de Pedro el ceremonioso y de Leonor de Sicilia, estaba casado con Maria de Luna, con la que tuvo cuatro hijos, ninguno de ellos le sobrevivieron. Su hijo, rey de Sicilia, Martin el joven -a su vez. murió sin descendencia aunque con un hijo natural: D. Fadrique Luna.

Martin el Humano, llamado así precisamente porque llevó a cabo múltiples proyectos humanísticos, es entre otras muchas cosas el responsable de construir el primer manicomio del mundo a costa de un fraile mercedario llamado Jofré. Probablemente la idea de financiar dicha institución procede del mundo árabe y de sus madrasas, pero se considera hoy, la primera institución de ese estilo levantada en Occidente.

Su muerte acarreó un problema a la Corona, porque no había descendencia y hubo que improvisar un monarca, para el que licitaban al menos dos candidatos emparentados con el linaje aragonés. Uno era Fernando de Antequera que era, además de sobrino del rey, un Trastámara y que procedía de Castilla. Otro el Señor de Urgel que era catalán y que conspiró hasta ultima hora para suceder al Humano. La elección se decidió por votos en el Compromiso de Caspe, al que acudió con voz y voto San Vicente Ferrer, otro de los prohombres de la época. Con la elección final de Fernando se comenzó a anudar la unidad entre Aragón y Castilla que no tendría efectividad hasta la unión de los Reyes católicos, los últimos de la dinastía Trastamara y que también estaban emparentados genéticamente (eran primos)

Lo interesante de Martin el Humano me parece sin duda su abstención a la hora de nombrar sucesor, a pesar de comprender que se hubiera inclinado por D. Fadrique de Luna que era hijo natural de su hijo y por tanto su nieto. Fue ejemplar su resistencia a las ambiciones y conspiraciones del Sr de Urgel a través de su esposa, que acosó al rey hasta en su lecho de muerte para conseguir el trono para su marido. Ejemplar fue su frase «Elegid al mejor». Martin sabia que no podía proponer a su nieto natural para esa Corona sin generar conflictos muy importantes en sus reinos, quizá una guerra civil. Un rey renacentista que hizo honor a su apodo el Humano y probablemente uno de los últimos reyes que creyó en la convivencia de las tres culturas.

San Vicente Ferrer.-

San Vicente Ferrer es probablemente el personaje más importante de su época, no solo por sus dotes como predicador sino también como embajador y en suma como político, siempre al servicio de la Corona de Aragón. Fue uno de los compromisarios de Caspe (que podeis ver aqui).

Hoy sabemos que fue uno de los que votaron por Fernando de Antequera.

Mientras tanto se desarrollaba en el mundo otro conflicto no menos importante: me refiero al Cisma de Occidente con la convivencia de dos papas al principio y tres mas tarde que desestabilizó la Cristiandad durante muchos años y que tuvo en Benedicto XIII, el papa Luna a uno de los perdedores en ese conflicto. Benedicto se tuvo que enfrentar a distintas alianzas politicas que acabaron por encerrarlo en Pañiscola, siendo como era el papa legitimo de Avignon. En aquel tiempo había dos papas uno en Avignon y otro en Roma, Urbano VI. Como el lector podrá adivinar cada nación apoyaba al papa que mejor convenía a sus intereses. Y es bueno recordar que el papa Luna estaba emparentado con Maria de Luna, señora de Segorbe y esposa de Martin el Humano y que naturalmente era el preferido de Aragón que quedó prácticamente solo en su defensa.

Benedicto XIII.-

Benedicto XIII fue sin duda el personaje eclesiástico y político más importante de este quatrocento valenciano, de esa entidad supranacional que ha sido siempre la Iglesia Católica. Lo que interesa destacar es su convicción legitimista, la idea de que era el papa legal de la Iglesia católica, hasta ser declarado antipapa por su misma Iglesia y su resistencia en el exilio de Peñiscola hasta edad muy avanzada.

Interesante es sin duda los manejos de San Vicente Ferrer para acabar con el Cisma que dividia Occidente en dos y hasta comprensible que al final optará por una solución que diera satisfacción al SacroImperio y al emperador Segismundo que se negaba a aceptar un papa francés o un papa aragonés. Asi fue como en el concilio de Constanza se aceptó al  papa Martin V. (Cisma de Occidente)

Personalmente, lo que me llama la atención de estos personajes es su grandeza moral, el elegir siempre contraviniendo las propias expectativas en función de un proyecto mayor. La corona, el Cisma siempre fueron mas importantes que los intereses personales. Del mismo modo los valores morales siempre se situaron por encima de las conveniencias, si bien este estilo de reinar y de dialogar pronto tendría contestación en los siglos siguientes donde los escenarios cambiaron muy poco pero mucho los metodos. Los enemigos de Aragón fueron a la postre los enemigos del Imperio y Isabel y Fernando a pesar del error de la expulsión de los judíos para contentar al Sacroimperio y dárselas de más papistas que el papa, fueron los reyes que construyeron eso que llamamos España.

Naturalmente el Sacroimperio nunca estuvo conforme y nos la preparó en forma de Reforma, con un sacerdote enloquecido llamado Lutero que favoreció los intereses feudales más oscuros y reaccionarios de su tiempo.

¿Hemos aprendido algo? Si, no apaciguarás a tu enemigo