El mundo en la actualidad tiene dos corrientes, una que se llama globalización y otra que se llama soberanismo.
El capital como es natural es partidario de la globalización y su mayor beneficiario, consiste en no pagar tasas, fronteras, peajes, tarifas o aranceles para la libre circulación de personas y de productos . El euro por ejemplo es el símbolo que tenemos más a mano para entender el hecho de que un español puede estar en Grecia e incluso en países que están fuera de la Unión y que tanto valor tiene esta moneda aquí como allí. Es verdad que eso tiene ciertas ventajas sobre todo para los que venden y compran cosas, también para aquellos que viajan por negocios, se instalan en otros países por falta de trabajo en los suyos o simplemente se van de vacaciones o hacen escapadas puntuales.
Pero el capital no es sólo ese billete de 50 euros que llevamos en el bolsillo, el Capital tiene planes expansionistas y de beneficios rápidos y uno de los planes más peligrosos que quiere llevar a cabo es el abaratamiento de la mano de obra que obviamente llenaría los bolsillos a las empresas. Le llaman competitividad y consiste en fabricar más barato un artefacto que compita de este modo con sus similares en el mercado. El Capital quiere además cercenar los derechos sociales de los europeos y su estado de bienestar. No hay ninguna posibilidad de hacer negocios en estados donde hay que pagar las costosas facturas de una sanidad y una educación universales.
El Capital sólo tiene una lógica: el beneficio, cuanto más rápido mejor, el problema es que el capital beneficia sólo a determinadas élites y perjudica a otras clases cuando se plantea en términos de globalización, por otra parte es obvio que la globalización ha dejado afuera a continentes enteros como Africa. Mientras fue un fenómeno local todo parecía estar bajo control: la lucha de clases estaba vigilada de cerca por sindicatos y gobiernos y aunque estas relaciones siempre estuvieron sometidas a cierta tensión, los equilibrios entre empresarios y trabajadores -no terminaron nunca en Europa-de generar revoluciones marxistas tal y como los comunistas de postguerra profetizaban.
Antes al contrario, las democracias se fortalecieron cuando ese equilibrio de fuerzas se consolidó y grandes capas de la población pudieron mejorar sus vidas y sus salarios gracias a la revolución industrial que en España llegó tarde y bajo el régimen franquista, de entonces para acá, todos llegamos a pensar que no podíamos sino mejorar.
Pero todo comenzó a ir mal cuando ese proyecto que conocemos con el nombre de Unión Europea dejó de ser un simple mercado común y se consolidó como una especie de Confederación de estados soberanos bajo el mandato de una Alemania que pretende desde entonces germanizar Europa a golpe de decretos llegados desde ese lugar lleno de burócratas que llamamos Bruselas y con un banco central que nos dice a cada cual lo que podemos gastar.
Vigilar y castigar, al decir de Foucault.
El asunto comenzó a oscurecerse con la llegada del euro, una llegada intempestiva que se llevó a cabo de prisa y corriendo sin consolidar la unión política y fiscal de Europa y no atender a los diferentes niveles de renta de cada uno de estos estados asociados. Aun hoy hay paises que pertenecen a la Unión europea pero no están en el euro (por ejemplo Dinamarca o el reino Unido), y otros que no firmaron el tratado de Shengen que aseguraba la libre circulación de personas.
No se puede comprender demasiado bien que hace Grecia o Hungría en la UE y por qué otros países están fuera del euro -pero dentro de la UE- como Gran Bretaña hasta hoy dia de San Juan del 2016. Todo parece indicar que la decisión fue extender el dominio de la UE hasta donde fuera posible sin atender a estas diferencias entre los estados de la union. El resultado ha sido una gran heterogeneidad en las políticas fiscales y un encarecimiento de la vida sin que los salarios hayan subido en lo más mínimo.
El problema que tiene planteado Europa hoy es la decepción que ha generado entre los llamados euroescépticos y tambien las diferencias entre norte-sur. El euroescepticismo ha generado movimientos politicos paradójicos que tambien pueden denominarse como populistas.
Una extraña confluencia de ideologías políticas extremas que recorren todo el arco parlamentario desde la ultraderecha hasta la extrema izquierda. Para saber más sobre el populismo vale la pena leer al que inventó este término: el argentino Ernesto Laclau.
El populismo es un fenomeno político de disconformidad con el statu quo de la globalización. Existe en la extrema derecha y existe en la extrema izquierda. El fenómeno de le Pen en Francia o el fenómeno de Podemos en España son ejemplos consistentes.
El problema del populismo es que no es un fenómeno unitario: alli donde hay un tumulto, una reivindicación, una injusticia o un valor que derrocar alli habitará una idea populista a rescatar que pasará a formar parte de un programa de gobierno. El populismo de izquierdas se caracteriza por su heterogeneidad y de momento se limita a captar el descontento y las ganas de cambiar de la mayor parte de la población.
En este sentido, tiene razón Laclau cuando dice que el populismo representa una revivificación de las democracias. En sus palabras, el populismo es: «la construcción imaginaria de un nosotros».
La idea de Laclau (que es la misma idea de Errejón entre nosotros) es que el populismo de Podemos deberia de ser transversal, es decir debería alcanzar a todas las clases sociales comprometidas con el cambio. Iglesias sin embargo ha optado por una estrategia bien diferente: su defensa de ETA, de las repúblicas bolivarianas y su defensa de los separatismos ibéricos contrasta con su escaso compromiso con ese otro soberanismo que llamamos España y los españoles.
El soberanismo de las naciones europeas ha quedado en manos de la extrema derecha, que son los que en Francia, Polonia, Hungría y Austria, junto con otros lideres emergentes, han copado estos tres elementos que definen estos movimientos: el soberanismo pero tambien la familia, la defensa de las clases medias y su oposición a la inmigración ilegal.
Ni que decir tiene que en España no existe nigún partido politico (salvo quizá Vox que es extraparlamentario) que defienda esos mismos ideales que en otros lugares ganan tantos sufragios.
Considero paradigmático lo que ha sucedido en Austria recientemente. Un casi empate técnico deshecho por el voto por correo in extremis. Vale la pena echar un vistazo a este gráfico:
Como puede observarse ese estrecho margen de empate ha sido deshecho por jóvenes universitarias: la brecha entre géneros es ostensible. Es precisamente ahi donde anidan los ideales buenistas de la socialdemocracia, en ese segmento de población femenina. Pero la amenaza que percibe la UE está precisamente en el lado contrario: en la ultraderecha que es precisamente el partido que apoyan los trabajadores austríacos.
No deja de ser paradójico que la clase obrera apoye las tesis de Hofer y le haya dado la espalda a Van der Bellen que es el socialdemócrata austríaco (el equivalente al PSOE aqui). Y lo es por una razón:
Las élites se guían por sus ideales y la clase obrera por la supervivencia y la seguridad de sus barrios, invadidos por inmigrantes que compiten por sus mismos recursos. La disminución de la seguridad en paises y ciudades europeas y ciertas barriadas de ciudades tan europeas como Paris o Bruselas son bien notorias, asi como pueblos enteros en la Alemania profunda o en Suecia han sido tomados por «extranjeros». Pero la UE está más preocupada en negar este hecho -dicen que para desfavorecer explosiones de xenofobia- que en atajar el problema en su raíz. Otra vez los ideales de compasividad y de altruismo socialdemócrata se impone a las clases más desfavorecidas que son los que en definitiva viven en esos peligrosos barrios.
Dicho de otra manera: toda Europa es socialdemócrata, en España hasta el PP lo es. Los partidos españoles son todos europeístas y lo más probable es que el éxito de Podemos esté relacionado con el hecho de que la mayor parte de los españoles somos soberanistas y antieuropeos, no queremos que nos dicten las politicas sociales desde Europa y desde luego que no nos quiten la semana santa ni el Jabugo.
Pero Podemos no lo sabe y probablemente el que menos lo sepa es Iglesias.
Iglesias sabe mucho más de lo que parece o pudiera parecer; y además sabe cómo conquistar el Poder en su particular y planificada ‘mi lucha’. En cuanto a Europa, veamos qué ocurre en breve tras el Brexit, se produzca o no se produzca.
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De una manera clara y sencilla he logrado entender no sólo que pasa en Europa. Tu post explica la situación mundial por la que atravesamos. Un post que agradezco.
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