Lo que el dinero no puede comprar

Sandel3

 

Decían «The Beatles» que no podían comprar su amor en aquella celebre canción titulada Can´t buy me love, aquí:

 

También Joan Manuel Serrat en una de sus baladas nos enseñó que no era lo mismo el valor de algo que su precio. Casi todo el mundo estará de acuerdo en que hay cosas que no se pueden comprar. ¿Pero cuales son esas cosas?

Michael Sandel es un filósofo muy renombrado cuando estamos hablando de dilemas éticos y ya hablé de él precisamente cuando hablé del aborto  y de la selección de embriones en un post anterior. Recientemente ha publicado un libro donde aborda precisamente este tema y pone varios ejemplos para ponernos en el brete de dudar de esa idea de que el dinero no puede comprarlo todo. Habla del tráfico de órganos y de los niños asiáticos que son comprados por familias europeas deseosas de tener hijos, habla de celdas en una cárcel que pueden cambiarse por otras mejores y de los menús carceleros que pueden canjearse con dinero, habla de pobres haciendo la cola para los ricos y habla sobre todo de las cosas que tenemos que hacer para mejorar al mercado y sobre todo para evitar que una economía de mercado acabe convirtiéndose en una sociedad de mercado, donde todo tiene un precio y que no hace sino incrementar las diferencias entre pobres y ricos.

Si hasta la guerra puede estar sometida a subcontratas entonces hemos de concluir que el mercado ha invadido zonas de la vida donde el dinero no hace sino corromperlo todo. Sandel nos vuelve a poner delante los valores en que una sociedad ha de sostener para seguir siendo una sociedad digna de vivir en ella, sabiendo de antemano que la democracia no es perfecta y que la igualdad radical nunca podrá ser conseguida. De lo que se trata es que la vida entre unos y otros con independencia de la clase social a la que se pertenezca pueda ser compartida, pueda ser vivida y no segregada en guettos.

A mi me ha parecido una conferencia extraordinaria y la dejo aquí para que podas verla completa. Su intervención en TED: no podemos confiar nuestra vida cívica a los mercados

5 comentarios en “Lo que el dinero no puede comprar

  1. La conferencia es una reflexión bienhumorada, a lo ‘show man’, sobre la interactuación de las diferencias socioeconómicas en la sociedad norteamericana actual y sus repercusiones culturales y económicas en la totalidad. No es que el dinero, en puridad, lo corrompa todo, sino que lo subordina, lo somete todo a su poder. Pero esto es tan viejo como el mundo. Si las leyes de mercado lo han invadido todo y esto no puede consentirse más, la pregunta es: ¿cómo, si no de forma traumática, será posible cambiar? Sorprenden (retóricamente hablando) los ¡ohhhs! de la audiencia al oír que hay pobres que guardan cola en el lugar de los «ricos», como si esto fuese una extraordinaria novedad… Desconocen que es práctica frecuentísima en lo que hasta ahora se ha llamado tercer mundo, por lo que no es sino un hábito exportado a sociedades donde «conviven» poblaciones llegadas de ese tercer mundo con los naturales…, sometido a la ley de la oferta y la demanda. Lo de incentivar la lectura en los niños a cambio de unas monedas responde, claro, a la imposibilidad de lograrla por otros medios. Lee y te pago por tu servicio a mi candidez. Nuestra «vida cívica» está sometida por el mercado y esa es la única realidad. No es posible ni una vuelta atrás ni una alternativa que no presuponga la eliminación de las leyes de mercado, que dicta el propio mercado. El valor intrínseco y no-comprable de la cultura sólo se aprecia y respeta en sociedades emergentes o en vías de desarrollo; en sociedades occidentales decadentes se rige, en diferentes grados de degeneración, por las leyes de la oferta y la demanda.

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  2. Y todavía hay algo mucho más nocivo, más letal que el ‘Diktat’ de los mercados: la dictadura de los necios, sean o no adictos a las leyes del mercado.

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  3. Pues no estoy de acuerdo contigo, los mercados se pervierten precisamente cuando ocupan el lugar que la vida cívica dejó vacío. Un ejemplo es el tema de los trasplantes de órganos. ¿Sabes que España es uno de los países donde mejor funciona este programa?
    Es precisamente porque funciona bien por lo que no existe tráfico de órgamos en nuestro país, al contrario de China o USA. Aquí el mercado negro de órganos no puede penetrar porque todo está bien organizado en una red que va desde la donación, la búsqueda de donantes, la extracción de órganos, el transporte y el posterior injerto en las personas que esperan en una lista donde nadie puede colarse.
    El mercado se adapta a las normas que cada país organiza en su estado de derecho y es por eso que si un país no tiene condiciones laborales y permite la explotación de sus trabajadores, el dinero allí se organiza y adapta como puede, y si es aquí el mercado tiene que adaptarse a las leyes laborales y a las leyes de nuestro medio ambiente.
    Es por eso que en los países donde no hay estado sino tribus diseminadas que guerrean entre si, es el mejor lugar para el pasteleo del dinero. Pero no hay que atribuir este defecto a la economía de mercado sino a la ausencia de controles estatales.

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  4. Obvio que en los países-tribus y en los que pueden considerarse como estados muy deficientes o incluso fallidos, el dinero se mueve con mucha más fluidez y libertad y somete con mayor facilidad. Una de las características de las sociedades occidentales en decadencia es el escaso control estatal, y es por eso por lo que se convierten en sociedades mercantilistas, sujetas a la ley de la oferta y de la demanda. Lo que no quiere decir que no haya sectores excepcionales —como el de los trasplantes de órganos en España— que, por otra parte, como excepcionales que son, cumplen la regla. Otro ejemplo es el de Italia, donde determinados «controles» por parte del gremio no permiten a los chinos hacerse con el mercado hortofrutícola e imponer sus reglas. En todo caso, entre el control por parte del estado y el llamado libre comercio anda el juego; pero las reglas cambian y se transforman y siguen las pautas de la oferta y la demanda. Los mercados están siempre al acecho, ojo avizor para rellenar los vacíos que se originan en cualquier aspecto social, por dejación del estado o por lo que sea, siempre que exista la posibilidad de ganancias.

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