Nosaltres els valencians

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Si la disforia nacional -de la que hablé en el post anterior- afecta al menos a la mitad de los catalanes, a los valencianos les pasa un poco lo mismo: la mayor parte de la población valenciana no quieren ser catalanes.

Cuando yo era un joven adolescente estudiante de medicina en Valencia tuve oportunidad de conocer bien los entornos culturales donde Joan Fuster era una especie de gurú del valencianismo. Su tesis es bien conocida: el valenciano es la misma lengua que el catalán, su bandera la del reino de Aragón y su denominación de origen, el Pais Valenciano que junto a les  Illes (islas Baleares) y el Principat (Catalunya) formaban parte de una realidad supranacional llamada «Països Catalans».

Fuster, afirmaba en su archinocido ensayo y parafraseando a Jaume Vicens i Vives, «no haber encontrado nunca una reflexión realmente seria sobre la identidad del pueblo valenciano y que por ese motivo se consideraba obligado a descifrarla», rompía con el valencianismo precedente, al considerarlo provinciano y sucursalista, y rompía también con el trabajo histórico y sociológico realizado hasta ese momento, acusándolo de padecer de una «deplorable e indecorosa miopía ‘nacional'»..

Esto sucedía en la década de los sesenta pero en 1978 ya en plena vorágine democrática y mientras se estaba componiendo la Constitución y diseñándose las autonomías, vino una polémica que se centró, cómo no, en la bandera, la denominación y la lengua. Cosa de simbolos y de identidades , otra vez disfóricas.

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Se conocían a los anticatalanistas con el nombre de blaveros (azules) o «barraqueros» o bien «los del bunker» demostrando que las guerras carlistas no habian terminado y que «maulets i botiflers» seguian existiendo -aunque procedían de otra época- bajo otras máscaras.

Els blaveros eran aquellos que defendian la bandera conocida como la Senyera que al parecer fue la que usó Jaime I durante la conquista de Valencia allá por 1200 y pico, que nada tenia que ver con los Borbones y sus pleitos. Como el lector puede observar en la imagen de arriba, los valencianos, o al menos las élites valencianas no querian ser catalanes de ninguna manera. Fueron años de mucha crispación politica y sobre todo lingüistica. Los valencianos de»soca»sostenian que el valenciano era un idioma distinto del catalán, incluso algunos pensaban que era anterior al catalán y que en cualquier caso la denominación que imponían era de «Regne de Valencia».

Los partidos politicos de entonces, sobre todo UCD y PSOE tenian que tomar una decisión con tal de no perder el tren de la Autonomia que era el gran chollo del poder politico regional, de modo que después de algunas idas, venidas y calentones se llegó a una conclusión salomónica: la bandera, la de Jaime I, la denominación, «Comunidad valenciana», ni para mi ni para ti y el valenciano era un catalán si pero no.

Dicho de otro modo se trató de mantener la ambigüedad sobre este espinoso asunto de la lengua que irritaba a la mayor parte de los valencianos de Valencia, mientras que dejaba indiferentes al resto que ya hablaba el valenciano en su casa o en su pueblo. Y la mejor forma de sustraer ese debate era nombrando una especie de academia de la lengua (AVL), una academia tutelada, claro está.

Asi fue que hubo escisiones, retiradas y deserciones, las nuevas élites pasaron por el aro de las prebendas y el PSPV se convirtió a la verdad oficial, los valencianos en la otra trinchera alimentaron varios partidos «blaveros» de raigamabre hasta que Gonzalez Lizondo se pasó con armas y bagajes al PP contribuyendo a la pacificación de la lengua y quedando de paso la «barraca» sin dueño, puesto que ya habia penetrado lo suficiente en las instituciones para que hubiera necesidad de un partido politico especialmente dedicado a ello.

Desde entonces Valencia es -en palabras de Fuster- una franquicia de Madrid (tal y como era antes) y todo por culpa de ese «complejo de criollo» que el propio Fuster acuñó para designar a los valencianos que querian ser antes «moros» que catalanes.

Han pasado casi 30 años desde aquello y la situación nacionalista en Valencia se ha desactivado totalmente. Los partidos que aun hoy mantienen alguna idea sobre el valencianismo son minoritarios, quiero decir eran minoritarios hasta las ultimas eleccione smunicipales pues ahora Monica Oltra, lider de Compromís es la «lideresa» de un gobierno bipartito entre el PSOE y Compromís que es una coalición de partidos donde el Bloc, -unico representante del catalanismo politico- mantiene su representación.

Dicho de otra manera el pancatalanismo parece que tiene pocas opciones en la Comunidad valenciana y que los valencianos no hemos hecho los deberes en cuanto a nuestra propia identidad como pueblo. La Comunidad Valenciana está muy dividida haciendo honor a su origen occitano-catalano-aragonés. El fusterismo parece que murió en la Transición y no se le espera en la Valencia actual.

Pero no se puede profetizar nada y menos en politica.

Pues las cosas han cambiado, ya no tenemos a ETA envenenando el debate sobre las nacionalidades ni tenemos a los cuarteles en pie de guerra. Entonces «no tocaba», pero es muy posible que ahora si toque.

La disforia nacional (II)

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Llamamos disforia de género a cierta condición clínica que sucede cuando el sexo anatómico y el cerebral no coinciden en un individuo concreto de tal modo que el individuo -si es un hombre- no se identifica con su sexo anatómico y sostiene subjetivamente que «es una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre». Pero no se trata tan solo de una experiencia subjetiva sino que lleva enredada una conducta de busqueda de cambio de sexo. Asi este tipo de personas se someten a tratamientos hormonales, psicológicos y finalmente quirúrgicos a fin de modificar (amputar) sus genitales y construirse una vagina artificial.

Este tipo de personas pueden mejorar después de la intervención quirúrgica. Es por eso que antes de acometer el tratamiento hay que descartar ciertas patologías psiquátricas que podrian complicar y mucho la evolución a largo plazo de estos pacientes.

A los catalanes les pasa un poco este mismo proceso: no quieren ser españoles -al menos la mitad de ellos- pero resulta que lo son. ¿Puede uno dejar de ser lo que es?

De los transexuales hemos aprendido que se puede hacer aunque es necesaria una cierta preparación pero los resultados no pueden preverse, lo cierto es que no sabemos que clase de disonancia sufren estas personas, aunque sabemos que sufren a consecuencia de ello y que también mejoran con su nueva identidad sexual. También sabemos que no tienen ninguna perturbación psiquiátrica conocida.

Y a los catalanes les pasa lo mismo, no padecen ningún tipo de perturbación psiquiátrica colectiva (que sepamos), lo único que sabemos es que no nos «ajuntan» a nosotros los españoles y eso también produce en nosotros una cierta disforia patriótica.

Pues la disforia no es sino un sentimiento a medio camino entre la ansiedad y la depresión que se caracteriza por irritabilidad, intranquilidad, desazón y desubicación. No es ethos como dice Borrell sino un problema de identidad.

Estamos metidos pues en una disforia patriótica, tanto los catalanes como nosotros.Lo cierto es que no sabemos cual es la causa de la disforia de género y mucho menos de la disforia patriotica pues aun no hemos identificado biológicamente el soporte de esa disonancia. De manera que no podemos hacer otra cosa sino creerles. Si dicen que son mujeres atrapadas en un cuerpo de hombre debe ser verdad.

Y si dicen que no se sienten españoles como Fernando Trueba pues tambien debe ser verdad, aunque semejante afirmación no se puede falsar ni demostrar, es como la existencia de Dios.

Pero sabemos algunas cosas que proceden más de la historia que de la Psicología y los que leyeron el post anterior ya saben a estas horas cuales son los antecedentes-agravios que pueden explicar la situación actual.

Como estamos en clave electoral y hasta el Domingo no veremos los resultados, lo que me gustaria decir en este momento es que las estrategias politicas frentistas, no van a servir para nada, ni los bancos con sus corralitos, ni los empresarios con sus temores, ni la prima de riesgo, ni la Merkel u Obama van a hacer cambiar de idea a esos catalanes que van a votar «Junts per el si» el día 27. Y lo harán a sabiendas de que el dia 28 no será independientes, ni el año próximo tampoco. De ahi la paradoja:

«Votaré independencia a sabiendas de que no seremos independientes».

Porque lo que no puede ser no puede ser.

¿Qué lectura podemos hacer de esta paradoja democrática?¿Como hay que leer esta especie de órdago catalán? ¿Alguien vota sabiendo que va a perder?

De lo que se trata, efectivamente es de darles-darnos en las narices.

Pero el gobierno español y los medios de comunicación afines tambien se han equivocado de estrategia movidos por el vertigo disfórico y el ridiculo internacional que se avecina, ¿pero si la independencia es imposible a qué vienen tantas amenazas de supuestos escenarios que nunca se darán?.

Tal y como dice Arcadi Espada, se trata de una torpe estrategia que ha terminado por instalar en lo real (antes sólo estuvo en lo imaginario) la posibilidad de la independencia.

Pero seamos fieles a la verdad y prosigamos con nuestro análisis psicológico-disfórico del caso catalán:

-Cataluña es rica, España es pobre (exceptuando Madrid y las Vascongadas)

-Cataluña es innovadora, España rutinaria.

-Cataluña es culta, España inculta.

-Cataluña es industriosa, España agrícola y de secano.

-Cataluña no tiene hacienda propia el Pais vasco y Navarra sí.

-Barcelona es cosmopolita y con un urbanismo bello, Madrid es provinciano y polvoriento, al decir del archiduque Carlos que eligió Barcelona como sede de su corte.

-Madrid es el centro pero no tiene puerto.

Casi que de lo anterior se podría proponer que Barcelona fuera la capital de España e instalar alli la corte como hizo por cierto el archiduque Carlos que no fue nada bien recibido en Madrid.

Dicho de otra forma: las diferencias en España entre comunidades son muy notorias. España se caracteriza por su desigualdad e invertebración. No es lo mismo vivir en Barcelona que en Almeria o dicho de otra manera: el centralismo no ha sido nada bueno ni para la periferia ni para el resto de España.

La solución a este dilema es la reforma de la Constitución y dar un paso decidido hacia el federalismo no para contentar a los catalanes sino a los espeñoles en su conjunto. No sólo existen bolsas de descontento ciudadano en Cataluña sino tambien en la Comunidad valenciana de cuyo caso particular hablaré en mi próximo post.

Qué es el federalismo.-

El federalismo es un sistema politico que es el opuesto al jacobino o centralizado y se inventó para proteger a las minorias, que casi siempre son barridas por la democracia, por el rodillo democrático que privilegia a las mayorias frente a las minorias.

Aqui hay un articulo muy bueno de Roger Senserich sobre este asunto y que recomiendo encarecidamente leer para entender que en nuestro pais aunque la estructura de las Autonomias es cuasifederal existen no pocas instituciones que no lo son, y que en puridad son democráticas esto es no-federales.

El ejemplo más notorio es el Tribunal Constitucional (TC) tan amiguete de los politicos de turno que nadie puede creerse su independencia. El TC es muy democrático pues es designado por las mayorias en el Parlamento pero no defiende a las minorias, por lo que no es federal. En realidad un tribunal de estas caracteristicas no debe responder a un reparto de cargos democráticos beneficiando a las mayorias sino responder a criterios profesionales de elección siempre con la mirada puesta en las minorías.

La otra clave para entender el funcionamiento no-federal de nuestras autonomias es el problema de la financiación de las comunidades. Se trata de un criterio tambien democrático, el Gobierno vencedor es quien impone a las comunidades el dinero que han de percibir, lo que deja sin efectos la autonomia que un sistema federal garantizaría.

No queda otra más que federalizar una vez ya descontadas las intentonas de Cataluña de catalanizar España. La ultima se zanjó en un fracaso sonoro. ¿Recordais la operación Roca?

Los españoles no le creyeron y apostaron (grave error) por Adolfo Suarez y su CDS. España siguió atrasada e inculta y Cataluña siguió engordando en su decepción de influir en el resto de España.

Y de ahi la disforia.

Y será para bien, porque España y sus gobernantes tendrán que ponerse las pilas y avanzar en la invención de un Estado nuevo y moderno e innovar instituciones y suprimir lo obsoleto, no es posible tener un pais a tres velocidades, y tendrán que hacerlo porque la disforia no parará de crecer y habrá complicaciones incluso psiquiátricas sino no intervenimos con cirugía mayor.

¿Qué sucederá cuando el 80% de la población de Cataluña sea independentista?

Los bucles melancólicos de España (I)

felipe V

España fue federal antes de que se inventara el federalismo.Y dejó de serlo en tiempos de Felipe V,, el de Anjou. Ese que se encuentra boca abajo en Játiva.

Para hacerse una idea, esta era España en tiempos de Carlomagno, obsérvese la frontera, la marca Hispánica que dividía (por encima del Ebro) la Europa carolingia de la España árabe.

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Y ahora obervese la hegemonia de Castilla en tiempos de Isabel I. Y la extensión del reino de Aragón por la misma época.

mapa aragon

La reconquista ya había terminado y los árabes habían sido desplazados el reino de Granada que más tarde seria conquistado por los Reyes Católicos.

Lo interesante es observar que eso que ha venido en llamarse España fue el producto de una estrategia política de enorme calado. Una idea de Castilla y más concretamente de Isabel I.

La unión -por matrimonio-  de los reinos de Aragón y Castilla, así como la de Castilla y Portugal fue una obsesión para varias generaciones de monarcas y no fue hasta el matrimonio de Isabel y Fernando que aquello terminó por cuajar. A medias, porque Portugal a pesar de múltiples bodas reales y diversos compromisos nunca llegó a pertenecer a Castilla y dejó a la estirpe de Isabel I una maldición. La maldición de la consanguineidad que acabaría por constelarse en Carlos II el Hechizado, el último monarca de la casa Austria.

Lo cierto es que España aun después de la unión entre Castilla y Aragón siguió siendo federal, pues cada reino tenia sus propias leyes, sus instituciones y sus costumbres. Pero Aragón tenia un problema sobreañadido: el problema catalán.

Los catalanes, pero también los valencianos tenían sus propias instituciones forales, algo así como las Autonomías actuales. Barcelona y Valencia tenían sus delegados monárquicos, vireyes o condes en Barcelona y algo similar en Valencia. Barcelona era un condado dependiente de la corona de Aragón igual que Aragón había sido condado de Navarra y ahora se enseñoreaba por el Mediterráneo lo que multiplicaba sus problemas, pues no sólo había un enemigo francés por el Norte -el Rosellón- que andaba siempre empujando a los aragoneses más acá de los Pirineos, sino que aseguraba también conflictos permanentes con la nomenclatura catalana, muy especializada en el comercio y que contaba con instituciones propias muy avanzadas para la época que continuamente entraban en conflicto con los intereses de la Corona aragonesa.

Mal que bien la cosa funcionó hasta que vino la debacle personificada en Felipe V y la llamada guerra de sucesión.

El último rey de la casa de los Austrias fue Carlos II llamado el Hechizado porque era estéril y enfermizo. Murió sin dejar sucesor, lo que aseguraba un conflicto que no era solo español sino europeo. Las potencias se dividieron entre el candidato borbónico, Felipe de Anjou (propuesto por Francia) y el archiduque Carlos heredero por parte austríaca. Ambos se declararon reyes y dieron comienzo asi a una guerra que hundiría a España en la miseria.

La guerra de sucesión tuvo muchas idas y venidas pero lo importante es retener sus consecuencias: El ganador fue Felipe el Borbón y el perdedor el archiduque Carlos que renunció a sus derechos en Viena en 1725.

  • España no pudo conservar sus posesiones más allá de la península: se perdió Cerdeña, Sicilia y Nápoles. Se perdió Menorca y Gibraltar a manos inglesas.
  • Los territorios forales perdieron su derecho y sus instituciones, salvo Navarra y Vascongadas que habían permanecido fieles a Felipe V. Valencia y Cataluña perdieron su autonomía y no la recuperaron hasta 1978, en la constitución actual.
  • Hubo muchas venganzas contra los que habían manifestado su lealtad al archiduque Carlos, la más importante de las cuales fue la perdida de los bienes de los carlistas (partidarios del archiduque, no conviene confundirlos con los otros carlistas, del siglo XIX).
  • El ganador se lo lleva todo y eso fue lo que ganó Inglaterra, no sólo por Gibraltar, un punto estratégico de dominio del mediterráneo (que aun sigue siendo inglés) sino las ventajas que obtuvo en su comercio con las Indias y para su Armada.
  • España dejó de ser federal y se convirtió en un Estado centralizado, absolutista y debilitado.

Una debilidad que arrastraría durante todo el siglo XIX hasta la definitiva perdida del resto del Imperio: Cuba y Filipinas.

España se desangró no obstante antes, durante un siglo XIX «horribilis» para nuestros intereses, pero me interesa destacar en este momento una cuestión interesante: las tres guerras carlistas que tuvieron lugar durante el siglo XIX, son como fractales, repeticiones de la guerra de Sucesión que había tenido lugar un siglo antes y que tuvieron como escenario Cataluña y Valencia, las dos comunidades agraviadas por la perdida de los derechos forales. Curiosamente hubo otro Carlos (Carlos Maria Isidro de Borbón) que pugnaba por el trono con Isabel II.

Decía Carlos Marx que la historia se repite casi siempre dos veces y tenía razón.

Como siempre parece suceder en la historia de España, ganó la peor opción, la que apostaba por la centralización, la tiranía y el poder omnímodo de los reyes castellanos que ya no lo eran sino afrancesados borbones con vestidos liberales pero hábitos absolutistas..Lo cierto es que desde Felipe V han ido sucediéndose gobernantes cada vez peores en nuestro país.

Las guerras carlistas volvieron a dejar a Cataluña y Valencia arruinadas y sin instituciones propias, pero Navarra y las Vascongadas pudieron sobrevivir, igual que había sucedido 100 años antes. Hubo un abrazo de Vergara, antes y después.

La Cataluña actual.-

Una de las cuestiones clave que aparecen en la prensa en la actualidad es la siguiente pregunta.. ¿Pero qué quieren los catalanes? ¿Es que no tienen ya suficiente grado de autonomía? ¿No es Cataluña la región más autónoma del mundo?

¿Por qué quiere ser independiente Cataluña si ha recuperado las instituciones que perdió durante la guerra de sucesión?

Para contestar esta pregunta no sirve solamente la profesión de historiador, es necesario ser psiquiatra.

Ser psiquiatra o ser Borrell puesto que aquí en esta entrevista nos da alguna clave:

«Esto no va de euros, esto va de ethos. Esto no es un problema que se pueda arreglar con unos miles de millones más. Esto va de identidades. En Baviera, el 25% de la población preferiría un país independiente. Con un 25% se puede subsistir, con un 40% no. Hay que reducir la parte de la población que se siente tan agraviada que quiere irse de España sí o sí, aunque fuera haga mucho frío».

Efectivamente esto ha ido de euros durante mucho tiempo, toda la era Pujol se ha caracterizado por un intercambio de cromos y de cesiones por parte de los sucesivos gobiernos del PP o del PSOE. Y nunca han terminado de contentar a los catalanes. Y ahora viene el psiquiatra,

Pero no es eso, no es eso.

¿Si el problema no se ha resuelto devolviendo las instituciones forales, ni se ha resuelto con dinero, entonces qué es?

Es muy sencillo: los catalanes no quieren ser españoles, al menos la mitad de ellos. Es un problema de ethos, como dice Borrell.

El problema es que no pueden dejar de serlo, quieran o no, lo son.

¿Y ahora qué?

Continuará……

Los axiomas ocultos de la corrección politica

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No cabe duda de que vivimos en una especie de Matrix social donde la pertenencia al rebaño humano viene determinada por las creencias. Y dentro de ellas existen creencias que tienen más poder de persuasión y que convocan sentimientos de pertenencia más agudos mientras que otras han sufrido un proceso de erosión tal que creer en ellas es sinónimo de exclusión.

De esta escisión entre lo recomendable y lo no recomendable no se ha salvado nadie, ni siquiera la ciencia ha podido  excluirse de este fenómeno buenista que practica como paradigma la falacia moralista y mucho menos las ciencias sociales. Esta escisión política de las ciencias sociales puede ser la razón por la cual la investigación neurobiológica le ha ganado la partida a la investigación social en las ciencias de la mente, pues la ciencias sociales aparecen cada día más cargadas de sesgos visibles de carácter político en sus conclusiones. Tan es así que recientemente ciertos especialistas han concluido que cerca del 90% de los científicos sociales son de izquierdas y se ha generalizado este eslogan:

Si eres psicólogo, sociólogo o antropólogo es casi seguro que eres de izquierdas.

Es por eso que hay que celebrar cuando logramos acceder a alguna investigación que vaya contracorriente y por eso traigo aquí las ideas de Thilo Sarrazin cuya obra «la destrucción de Alemania»  no está traducida al español pero puedes seguir en este post de Eduardo Zugasti y que habla de esos temas que hoy tanto preocupan a los europeos, la inmigración, la baja demografía, el colapso de Europa y cosas asi que parece que son tabú en la ciencia (social) ortodoxa. Un fenómeno del que sólo pueden hablar aquellos socialdemócratas que -infiltrados por la falacia moralista- poseen por definición la verdad. Pues todo hecho que ha llegado a moralizarse no puede discutirse sin asistir a las conocidas descalificaciones de xenofobia con que suelen ser catalogados los que como Sarrazin creen que  el fenómeno de la inmigración es el germen que socavará Europa y nuestros valores en dos o tres generaciones.

Lo politicamente correcto  no sólo afecta a las ideas, sino también al lenguaje (hay un neolenguaje), a la manera en que conceptualizamos las cosas, ya no podemos hablar de invasores ni de inmigrantes sino de «migrantes» o «refugiados». En medicina ya no hablamos de «oligofrenias» sino de discapacidades psíquicas y lo hacemos de tal modo que recientemente se ha proscrito el conocido «mongolismo» por el más neutral «síndrome de Down» y no es seguro que la trisomía no sea dentro de poco un tema tabú. Sarrazin desglosa la correción política en las siguientes ideas:

1. La desigualdad es mala, la igualdad es buena.

2. Virtudes secundarias como la laboriosidad, la precisión y la puntualidad no tienen un valor particular. La competencia es moralmente cuestionable (excepto en los deportes) porque promueve la desigualdad.

3. Los ricos deben sentirse culpables. Excepción: gente rica que ha ganado su dinero como atletas o artistas del pop.

4. Los diferentes episodios de la vida no tienen nada que ver las elecciones de las personas sino con las circunstancias.

5. Todas las culturas son de igual valor y rango. Especialmente los valores y modos de vida del cristianismo occidental y de las naciones occidentales industrializadas no debería disfrutar de preferencia alguna. Los que piensan otra cosa son provincianos y xenófobos.

6. El Islam es una religión de paz. Aquellos que ven algún problema en la inmigración de países islámicos son culpables de islamofobia. Algo casi tan malo como el antisemitismo.

7. Las naciones occidentales industrializadas corren con la mayor responsabilidad en la pobreza y el atraso de otras partes del mundo.

8. Los hombres y las mujeres no poseen diferencias naturales, excepto en los signos físicos de su sexo.

9. Las capacidades humanas dependen principalmente del entrenamiento y la educación. Las diferencias heredables apenas importan.

10. No hay diferencias entre pueblos y razas, excepto en su apariencia física.

11. El estado-nación es un modelo pasado de moda. Las identidades y peculiaridades nacionales no tienen ningún valor especial. El elemento nacional como tal es bastante malo, y no merece la pena ser conservado. El futuro pertenece a una sociedad mundial.

12. Todos los pueblos del mundo no sólo poseen los mismos derechos. De hecho son iguales. Y deberían beneficiarse del estado de bienestar alemán.

13. Los hijos son un tema totalmente privado. La inmigración sirve para resolver los problemas con el mercado del trabajo y cualquier otro problema demográfico.

Como la mayor parte de la gente no quieren ser excluidos del rebaño y no tienen tiempo ni ganas para ocuparse de problemas que les superan, el resultado es que carecen de una opinión informada sobre la mayor parte de problemas que perturban nuestro mundo, y así optan por la aquiescencia, se ponen de parte de la mayoría  y sin saberlo pasan a engordar la masa critica de opiniones que terminan por establecerse como verdades compartidas por toda la población.

Y que no son sino falsedades.

A los herejes se les ningunea o simplemente se les expulsa del rebaño.

Y Matriz sigue impermeable.

Bibliografía.-

La supuesta superioridad moral de la izquierda en las ciencias sociales.

Las conclusiones de las ciencias sociales tienen más que ver con la ideología que con los datos

Victoria y Hildegart

Ser para El sólo ojos

Verso sufí

chien

Fotograma del «Perro andaluz» obra cumbre del surrealismo. de Buñuel- Dali

Victoria Cirlot es una medievalista interesada en el misticismo y las experiencias visionarias y una experta en Hildegarda de Bingen uno de los personajes más atractivos del cristianismo medieval y que muy pronto será canonizada.

Llegué hasta ella a través de una recomendación de algunos amigos de Facebook que me pusieron en contacto con este video que cuelgo más abajo a partir de algunos de mis post donde abordaba la necesaria revisión del estatuto epistemológico de la alucinación. Una especie de sincronicidad.

Como ya conté aquí, para nosotros los psiquiatras, la alucinación ha sido siempre un fenómeno patológico y aunque muchos de nosotros ya sabíamos que cierto tipo de alucinaciones, como las que se producen al despertar (hipnopómpicas) y al dormirse (hipnagógicas) eran fisiológicas y muy frecuentes en los niños, lo cierto es que la alucinación -y me estoy refiriendo ahora a las visuales- siempre han estado impregnadas de una sospecha de patología y/o intoxicación y es cierto que en muchas ocasiones lo son. Lo que yo aprendí durante mi formación sobre esta cuestión es la siguiente idea:

«Las alucinaciones visuales o son orgánicas o son histéricas».

Ni que decir tiene que las otras alucinaciones, las auditivas por ejemplo siempre se han considerado patognomónicas de la esquizofrenia paranoide. Bien pues parece que ni siquiera esta idea es correcta después de las investigaciones de Jim Van Os de las que hablé aquí. Oír voces es más frecuente de lo que pensábamos, mantener conversaciones con ellas también y sabemos además otra cosa muy importante: la psicosis no es solo un estado sino un continuo en la población general. Todos podemos enloquecer y lo más curioso: la alucinación es en sí misma enloquecedora. Y más: la privación de sueño puede producir alucinaciones.

Una de las cuestiones que la Cirlot aborda en su conferencia es la diferencia entre alucinación y visión. En efecto alucinar es algo que le sucede a la percepción visual, una especie de avería de la misma. Lo que el alucinado percibe lo percibe en el exterior a si mismo, allí donde hay objetos visibles, en ese espacio conceptual que llamamos realidad, mientras que las visiones se perciben con el ojo interior.

Otra de las características que discriminan lo alucinatorio de lo visionario es el contenido de lo «visto». las alucinaciones son casi siempre terroríficas, con contenidos amenazantes, animales, parásitos, monstruos, muertos, una imagenería muy personal o personas con intenciones más que sospechosas, a veces son también «ingenuas» pues se limitan a reproducir un recuerdo, o una presencia deseada o una escena banal, una reminiscencia como decía Freud. Por el contrario las visiones siempre tienen un contenido noético, aportan algún tipo de conocimiento, a veces una conocimiento súbito y total de todos los misterios del universo. Una comprensión total, como una hipermnesia o mejor una hipercognición, un fenómeno quizá conectado con esas experiencias cercanas a la muerte y que tienen en común una intensa luminosidad, una especie de iluminación pentecostal que se describe como una lengua de fuego que calienta pero no quema.

El ojo interior.-

Las visiones se ven pues a través del ojo interior y no con los ojos (dos) que tenemos en la cara. Y es por eso que se muestran en sueños o en ensoñaciones, a través del éxtasis o directamente en estado de vigilia. Las visiones de Hildegarda pertenecían a este ultimo tipo, estando bien despierta.

El ojo interior es un concepto interesante, pues aunque es equivalente a lo que nosotros entendemos como imaginación, no se solapa con ella del todo. Para empezar «imaginación» no es lo mismo que fantasía, o lo que los psicoanalistas llaman «fantasma». Una de las características del fantasma es que es inconsciente y determina nuestro pensamiento y nuestros sesgos cognitivos pero no tenemos acceso a él, sin embargo la fantasia puede ser consciente y autodirigida. Sus contenidos son sin embargo de baja definición, no es lo mismo comer en nuestra fantasia que comer en la realidad. Los contenidos de la fantasia son casi siempre desdibujados y en cierta manera son controlados por la voluntad excepto en ciertas patologias donde se imponen en forma de compulsiones u obsesiones.

Lo que caracteriza al ojo interior es que realmente percibe imágenes (como sucede en los sueños) y no se limita a una recreación más o menos voluntaria de las mismas como sucede en la fantasía sino que nos viene impuesta «como si» se tratara de una alucinación invertida, hacia dentro y posee además una enorme definición. Se trataría de un proceso inverso al de la alucinación donde el contenido se expulsa al exterior. En la visión no habría expulsión del contenido «imaginado» sino que se trataría de un contenido que -proceda de donde proceda- se vive como de afuera adentro y de arriba abajo.

Os dejo aqui la conferencia de Victoria Cirlot en la catedra Edith Stein y espero que os cambie  la idea estereotipada de que las experiencias inusuales de la conciencia son siempre sospechosas de patología.