La ablación de España

España rota

Si una civilización no puede defenderse de la barbarie, no merece vivirse en ella

La ablación es una práctica que consiste en mutilar genitalmente a las niñas  de tal manera que se les priva de clítoris y de labios mayores. Se trata de una práctica legal o alegal -pero tradicional- en ciertos estados del Africa subsahariana y cuyo sentido antropológico está relacionado con la fidelidad. Así estas culturas se aseguran que estas niñas al ser mayores encontrarán un marido (cosa difícil si no están infibulizadas) y que serán por así decir de fiar al carecer de placer sexual.

Naturalmente se trata de una práctica bárbara que aun se sigue haciendo e incluso se sigue haciendo con niñas que viven en nuestro país, si bien -por miedo a las represalias- los padres se aseguran de hacerlo en sus paises de origen, una práctica que llevan a cabo las abuelas, maternas claro está. El asunto es que recientemente ha saltado a la prensa el caso de cuatro hermanas que han ido de vacaciones a su país Mali, para llevar a cabo tan estúpida y bárbara práctica. Si ha saltado a la prensa es porque una de las hermanas le contó el asunto a una trabajadora social de su escuela quien a su vez puso el tema en conocimiento del fiscal de Euskadi, pues al parecer esta familia vive en Vitoria.

Me ha hecho mucha gracia la declaración del fiscal porque según nos cuenta, los autores del hecho no viven en España (son sus abuelos) y no podemos perseguir un delito que sucedió en un país donde la ablación no es un ilegal. De manera que el fiscal puede hacer solo dos cosas: procesar a los padres por complicidad (segura) en el citado asunto o bien quitarles la patria potestad, lo que según él no haría sino agravar el problema porque las niñas tendrían una doble victimización.

Y el fiscal tiene razón, con las leyes en la mano lo único que podemos hacer es agravar el problema: ¿separar a las niñas de sus padres para criarlas dónde? ¿En un orfanato publico?. ¿Meter a los padres en prisión para qué? ¿Para dejarlas huérfanas?. Hágase lo que se haga efectivamente no hará sino empeorar las cosas. Tal y como tenemos hechas nuestras leyes lo más probable es que nadie salga castigado y que se haga la vista gorda frente a este problema. Una vez más los niños serán las víctimas de legislaciones bienintencionadas, de tradiciones sanguinarias y de la impersonal tutela que los Estados ejercen sobre sus miembros menores de edad.

Sin embargo nadie ha pensado en una solución intermedia. ¿Por qué no devolver, (en realidad expulsar) a esta familia a su lugar de origen? ¿Por qué no extraditarlos? ¿No existe esta figura en nuestro ordenamiento jurídico? ¿Qué barrabasada hace falta cometer para que a uno le metan en un avión y le devuelvan a su pueblo?

Yo no se nada de leyes pero estoy seguro de que meter a esta familia en un avión debe ser mas complicado que ir al cielo para un pecador. Y es por eso que nos la envainamos y miramos hacia otro lugar. ¿Qué dirían los bienpensantes buenistas de este país?

En realidad este país nuestro antes llamado España también ha sido clitoriectomizado. Ni labios mayores tiene pues ya no encuentra ningún placer en su esencia: la de ser español. Y no ha hecho falta recurrir a Mali ni a las abuelas. Ha bastado con fraccionarlo en 17 españitas para que se quede mutilado genitalmente. Nuestras tradiciones ya no se respetan por nadie sin embargo todos están adoctrinados para respetar las ajenas. Se trata del auto-odio, de un instinto de destrucción que ha penetrado todas las estructuras de nuestro imaginario buenista. De la difusión de la culpa.

La ultima broma de nuestras españitas es la de desobedecer las directrices del ministerio de sanidad que ordenan de acuerdo con las directrices europeas no extender la tarjeta de asistencia sanitaria (SIP) a los inmigrantes ilegales. La Comunidad valenciana fue la primera (ahora ya no tenemos Conselleria de Sanidad sino Sanidad universal) y la Comunidad de Madrid la ultima en desobedecer. Y encima se quejan de que el Ministerio les amenaza con multarles. ¿Pero no es el Ministerio de sanidad la autoridad sanitaria competente?

En realidad esta situación no solo envilecerá aun más nuestra sanidad sino que la hará más precaria y distinta en según que territorio español. Unos extenderán la tarjeta a todo el mundo y otros no, con lo que las prestaciones entre españoles ya no dependerán de serlo 8español) sino de la Comunidad autónoma en que nos toque vivir. Se ha roto la equidad entre españoles.

Pero hay más.

Cristina Cifuentes, esa socialdemócrata del PP dice que ella extenderá la tarjeta a todos los ilegales porque se trata de una cuestión moral. Con lo cual lo que nos está diciendo es que ella es moral y los que nos oponemos a esta medida somos inmorales. Cifuentes ignora que la mayor parte de los crímenes se realizan por cuestiones morales, más del 80% según el estudio de Donald Black del que hablé aquí

Donald Black sostiene que sólo el 10% de los homicidios son producidos por rapiña como los que suceden en un robo o hurto, dicho de otra manera: los homicidios que se cometen por incentivos económicos directos son una minoria. El otro 90 por ciento son moralistas, una forma de pena capital en el que los autores son jueces y verdugos de una víctima que perciben que les han hecho daño de alguna manera y son merecedores de la pena de muerte. Ejemplos inquietantes:

Un hombre que “mató a su esposa después de que ella” se atreviera a llevarle la contraria en una discusión,” una mujer que “mató a su marido durante una pelea en la que el hombre golpeó a su hija,” un hombre que “mató a su hermano durante una acalorada discusión sobre los escarceos sexuales de este último hacia sus hermanas menores”, “una mujer que” mató a su 21 años de edad a su hijo hijo, porque él había sido “tonteando con los homosexuales y las drogas ‘”, por no hablar de las discusiones de tráfico, etc.

Dicho en otras palabras: la mayor parte de los homicidios se cometen durante situaciones de ira, situaciones comunes y banales, donde los individuos parecen no tener control sobre sus emociones pero que paradójicamente se perpetran siguiendo una siniestra inspiración de que el “otro” -la víctima- se lo merecía. Y dónde el agresor no tiene nada que ganar.

De manera que la moralidad así en bruto es muy sospechosa de inmoral.

Los idealismos morales son muy peligrosos.

Y lo son en este caso porque los incentivos (los recursos) no sólo son escasos sino que además de eso han sido recortados en los últimos tiempos, de tal forma que nuestras plantillas sanitarias son hoy menores que en 2011. ¿Cómo compatibilizar la sanidad gratuita, universal y equitativa con este nuevo escenario de recortes y avalanchas de ilegales que se nos vienen encima?

Y no me estoy refiriendo a los que huyen de la guerra de Siria, sino a los otros.

¿Quienes son los otros?.-

En esto de la sanidad hay desde luego mucha hipocresía y mucho politiqueo. En mis 36 años de ejercicio médico nunca en mi vida he exigido a nadie ningún papel, sobre todo cuando he estado en urgencias. ¿Qué creen ustedes que sucede cuando a Urgencias nos llega un enfermo intoxicado, drogado, agitado, esquizofrénico o con una urgencia medica cualquiera?

¿Creen ustedes que le pedimos la tarjeta?

Antes no había tarjeta, ni ordenadores, de manera que les asístíamos primero y luego preguntábamos y mucho más si la policía nos trae a un paciente psiquiátrico. Se le asiste o se le ingresa involuntariamente si así se considera oportuno aunque no tenga papeles. recuerdo ahora un caso de una mujer que estuvo ingresada durante casi un año sin que se supiera su identidad.

De manera que eso de atender a los sin papeles, se ha hecho siempre, no se trata de ninguna novedad..

¿Entonces de qué estamos hablando?

Estamos hablando de otra cosa. hablamos de partos, de operaciones de cataratas, prótesis de cadera o de rodilla. hablamos de intervenciones programadas que conllevan gastos más allá del propio acto médico. Hablamos de dinero, de fármacos caros como esos que se usan ahora para tratar la hepatitis C, de tratamientos oncológicos, de tecnologías de la imagen que cuestan un potosí, hablamos de eso cuando decimos que no podemos extender la sanidad gratuita a todo el mundo que la demande con el hecho consumado de ya «estar aquí»o bien de turismo sanitario, empadronarme aquí y vivir allí.

Y no podemos hablar de eso simultáneamente con esa política de recortes que los sucesivos gobiernos han llevado a cabo en nuestro país, los últimos años. Es sencillamente imposible asumir esos gastos y ese volumen de trabajo sin que se resienta la calidad.

Claro que si yo fuera político y lo que quisiera fuera romper España, no convocaría unas elecciones plebiscitarias, lo que haría es traerme unos 100.000 inmigrantes y darles papeles a todos. Eso rompería todos los equilibrios, la Sanidad que ahora tenemos se resintiría y la población bien dirigida y adoctrinada por la publicidad reclamaría la independencia o salirse del euro.

Y eso me daría la oportunidad de convertirme en un héroe para algunos. Yo fui aquel que me enfrenté a la amenaza del Estado. ¡Viva Cartagena!