Probablemente ustedes no lo saben pero España es un país muy protocolizado. Para cualquier cosa que implique gasto hay un protocolo a seguir, por ejemplo para recetar algunos medicamentos, hay -lo que se dice ahora- un algoritmo que consiste en que el médico no pueda recetar lo que quiere sino lo que aconseja el algoritmo. Los ordenadores que usamos los médicos y que no nos permiten casi ni mirar a nuestros pacientes son el Gran Hermano de la Administración, desde ahí nos vigilan, nos proponen y nos impiden recetar lo que quisiéramos. Un protocolo es algo diseñado para que todo el mundo haga lo mismo, gracias a Dios que los protocolos no suelen funcionar.
Un protocolo es lo contrario de la innovación.
Son demasiados, demasiado complicados de seguir y aun: diseñados para fastidiar. Un protocolo es un simulacro que no suele funcionar cuando la cosa va en serio.
Otra de las funciones de un protocolo es que todos los implicados sepan que hacer en un caso determinado: por ejemplo un incendio. Hay un protocolo establecido en todos los Hospitales de tal manera que cualquier trabajador sepa qué hacer cuando detecta un incendio. Otra cosa es que funcione cuando hace falta, cuando la cosa arde, claro.
El problema del protocolo del Ebola es que no existía y aunque todo el mundo hable del protocolo, «que no se ha seguido el protocolo» o «que habrá que cambiar el protocolo»lo cierto es que nadie sabia nada de tal protocolo.
Como no sea ese documento que el ministerio remite a todos los Hospitales cuando viene la gripe.
Lo cierto es que aquí ha habido mucha improvisación. Un buen día alguien desde la Conferencia Episcopal descolgó el teléfono y pidió el favor: había un misionero en un país africano contagiado y había que repatriarlo. Así se hizo. ¿Pero cómo se repatría a un contagiado por Ebola?
Un contagiado por Ebola no es un griposo común, sino un enfermo con una de las infecciones mas virulentas que se conocen y de la que aun no lo sabemos todo. Lo que sabemos es que suele ser mortal en un 50% de los casos. La ministra hizo el favor pero aun no había protocolo, ni Hospital adecuado para ese fin, ni formación para los sanitarios, no trajes de astronauta, ni casi nada. Lo único que tiene España son especialistas y expertos en la materia, virólogos que apenas fueron consultados como casi siempre sucede en esa dialéctica continua entre expertos, que saben lo que hay que hacer y políticos que pastelean favores o se sientan a dialogar.
Desde entonces todo ha sido improvisación, personal sin información ni formación suficiente para atender estos casos, sueldos miserables que no han sido revisados debido a los recortes. Turnos de 8 horas sin que ningún sindicato haya propuesto un recorte de los horarios para este personal, salas de aislamiento sin cámaras de seguridad, etc.
Y lo peor: la auxiliar de clínica susodicha y que en estos momentos se debate entre la vida y la muerte, no fue advertida de algunas cosas:
1.- Si se encontraba mal no debería ir a ningún otro Hospital sino recurrir al suyo, al Carlos III y no pulular por Madrid en ambulancias convencionales como se ha hecho.
2.- Por supuesto no debería haberse ido de vacaciones, ni mucho menos depilarse las piernas. ¿Pero alguien se lo advirtió?
3.- Y en caso de comenzar un cuadro febril pseudogripal debería comentarle a su médico que era una de las que atendieron el caso del misionero.
Nada de esto sucedió sino que se cruzaron todas las lineas rojas y en mi opinión estos errores no son culpa de la auxiliar sino culpa de los que no formaron a ese personal en las medidas no solo de autoprotección para no contagiarse sino qué hacer en el caso de haberse contagiado.
Este es el protocolo que nunca existió.
¿Y qué decir del perro?
No sabemos si los perros padecen o transmiten esta enfermedad pero esta hubiera sido una buena oportunidad para saberlo.
¿No hubiéramos podido aislar al perro y tenerlo en observación?
Dicen que es caro, ¿pero no fue más caro fletar un avión para traer al misionero?
¿Qué se hace cuando un perro es sospechoso de tener la rabia? ¿No hay un protocolo para la rabia?
No es que el protocolo haya fallado es que nunca existió.
El resto es política e histeria de España.
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