Violencia sexual antártica

foca
Que el sexo es un engorro, ya lo dije yo en un post anterior (vease Sexo sin cópula), pero ahora ya no soy yo solamente quien sostiene tal teoría. Al parecer los etólogos andan preguntándoselo y escribiendo libros como éste de Garcia Leal titulado «El sexo de las lagartijas«, en él el autor hace un recorrido sobre los aspectos evolutivos del sexo y la sexualidad a la espera de encontrar una respuesta a la gran pregunta ¿si el sexo consume tan gran cantidad de recursos, por qué la evolución optó por la reproducción sexual en dos individuos distintos y portadores de planes divergentes segun su género?
De la primera pregunta ya sabemos la respuesta: la evolución optó por la reproducción sexual para asegurar la variedad, sin embargo la segunda pregunta no tiene una contestación fácil, es el caso de los caracoles, hermafroditas ellos que se apañan bien consigo mismos sin necesidad de construir nidos, cantar dulces trinos o defender un harén de los intrusos.Claro que la cópula tiene sus defensores, y esta semana nos hemos enterado de que en la lejana Antártida, una foca se ha cepillado a un pingüino, un hecho insólito porque hasta ahora no se conocia el trato carnal entre mamiferos y aves.
La prensa amarilla se ha apresurado a rotular el caso como una «violación», una especie de violencia sexual ejercida por una foca enorme sobre un escuálido e indefenso pajarillo. Sin embargo, lo cierto es que no sabemos el sexo del autor de la agresión y aunque todo el mundo supone que era un foco, en realidad los investigadores no lo han podido comprobar. Tampoco se sabe el sexo del pingüino, pero de lo que si están seguros es que la cópula no pudo ser consumada por impericia de la foca (o foco) que no encontró orificio, si es que los pingüinos tiene orificio o cloaca que tampoco lo sé.

El caso dará mucho que hablar porque en mi opinión evidencia que la naturaleza cada vez más se parece a la cultura humana por aquello de la violencia contra las mujeres, aunque he de repetir que nadie averiguó el sexo del pingüino que en cualquier caso era la víctima. No cabe duda de que se trató de un intento de violación, pues en todo caso la foca se entretuvo con esos movimientos coordinados innatos que llamamo coito unos tres cuartos de hora. Y digo yo que hay que tener aguante, aunque seguramente la foca no pudo introducir nada y todo quedó en un simulacro de coito.
Y esta es la cuestión.Porque hay simulacros de coito tambien en la naturaleza cosa que ya saben los etólogos de todo el mundo y que los homosexuales interpretan como que la homosexualidad existe en la naturaleza.Pues también la agresión sexual tal y como ya expliqué en este post.

Hasta las focas han descubierto ya que pueden acceder a los coitos virtuales y que todo está en fingir los movimientos sin que haya motivación alguna reproductiva, entonces ya ni la especie importa demasiado, la foca va al bulto. Los biólogos están convencidos de que la foca o el foco estaba frustrado/a tal y como les pasa a algunos violadores en serie, que no encuentran pareja para desfogarse, a veces de su pasión amorosa y a veces de otras pasiones que usualmente buscan su descarga a través del orgasmo.

¿Intento de coito, juego o confusión de identidad?

La foca era seguramente una foca perversa, tanto le daba o una foca disidente si es que entre los mamiferos marinos antárticos existe la disidencia politica.