Habia oido hablar de un programa que dan por la Cuatro y que se llama Supernany. Alguna vez haciendo zapping habia visto alguna de las escenas que discurren en esos reportajes donde una psicóloga con sentido común lleva a cabo un trabajo de campo en el propio domicilio de padres victimizados y tiranizados por sus hijos.
El programa es bastante interesante para los legos en psicología pero banal para un profesional salvo por algunos aspectos que me propongo reelaborar ahora. Quizá por eso habia pasado casi por encima de las recomendaciones de la nany, pero esta vez me detuve un poco más a reflexionar sobre algunas cuestiones que he tratado aqui o en otro lugar: me refiero a lo conflictos educativos y a la incompetencia de los padres para poner límites y reglas de convivencia a sus hijos.
Lo cierto es que los niños de hoy no son como los de antes. Lo dijo Flynn: que el CI va creciendo cada vez más en la población y yo mismo escribí hace poco un post donde hablé precisamente de esa asimetria entre inteligencia cognitiva y emocional. Una grieta que se manifiesta en continuos conflictos domésticos y en pequeñas guerras y desafíos cotidianos entre padres e hijos.
Por de pronto me parece interesante indagar sobre el cambio del encuadre: pasar del despacho al domicilio de los clientes me parece una buena idea y es comparable a lo que hacen los etólogos en comparación con los zoólogos con sus especímenes enjaulados: se colocan una serie de cámaras en el hogar de los susodichos papás y se graban algunas interacciones, sobre todo a las horas conflictivas, comidas, deberes, llegada del papá a casa, bajar la inevitable mascota a la calle o la dramática hora de ir a dormir. La psicóloga asiste en principio como espectadora y sin intervenir en las sucesivas escenas que van dándose en su presencia y tomando notas sobre los comportamientos y las interacciones de la familia malcriadora.
Viendo este cambio de encuadre recordé esa polémica tan actual sobre Uber o BlaBlaCar, ya saben ese servicio de transporte que se lleva a cabo a través de Internet y que está llamado a convertirse en una economia cooperativa que dejará sin trabajo a los taxistas y sin licencias a los ayuntamientos. Es imparable.
Como imparable será que los psicólogos abandonen sus despachos y comiencen a meterse en la arena y la harina que no está en otro lugar sino en el domicilio de los sufridores. Aquí hay un articulo que dice algo parecido «lo que los psicólogos deberian aprender de Uber»
Pero sin duda lo que más me impresionó del último reportaje de supernany es la paciencia y la enorme tolerancia que los papás han desarrollado frente a las barrabasadas casi continuas de los niños. Hay como una inversión de roles: los niños imponen su ley, gritan, desordenan, juegan cuando quieren, no atienden, lloran, berrean y no siguen ninguna pauta asignada por parte de la atribulada mamá que sale en en documental con cara jesuitica y rostro impasible.
Los niños ya no son lo que eran porque están muy estimulados, bien alimentados pasan casi todo el tiempo enjaulados en pisos, y su CI crece dia a dia casi al mismo tiempo que sus recursos emocionales decrecen. Pero esto no es lo peor. Lo peor es que los papás han dejado de ser papás y juegan con ellos a la wii, con tanta pasión que uno se pregunta quién es en realidad el niño y quien el papá.
Dicen que los papás actuales malcrian a sus hijos porque se sienten culpables por prestarles tan poca atención. Es posible que en algunos casos sea verdad pero lo cierto es que a nosotros tampoco nos hacian demasiado caso y nuestros padres no mostraban ninguna culpabilidad. Al contrario los padres actuales -al menos los que vi en supernany- son padres comprometidos en la crianza de sus hijos -demasiado quizá- , padres normales por así decir que invierten prácticamente todo su tiempo en estar en casa con sus hijos, tomarles los deberes e intentar poner disciplina y predictibilidad en su hogar.
Pero no lo consiguen.
Y no lo consiguen porque ellos mismos han abdicado de su papel normativo y como no saben que las normas han de imponerse se empeñan en negociarlas continuamente. Se han convertido en hiperpadres, en padres perfectos, colegas de sus hijos. Un neoperfeccionismo se ha instalado entre nosotros, un perfeccionismo extendido e hiperreal propiciado por el discurso de la ciencia y lo politicamente correcto.
Necesitamos recuperar a los padres imperfectos de antaño. Aquellos que frustraban a sus hijos, ¿les recuerdan?
Y lo cierto es que a veces es muy dificil saber imponerse:
Me gustaba mucho el programa de Santi, aprendí más con él que con la supernany.
El jefe de la manada es el jefe «y punto en boca» … 🙂
Si se abdica de serlo, pues pasa como con los perros que llegan a Santi Millán, que ellos son el amo y dirigen el paso, o sea, que se te suben a la chepa y no «huelen» que en esto y como en casi todo hay jerarquías … Es el resultado, otra arista más que va surgiendo de malentender los postulados de la democracia, que nivela por abajo, y así, pues … no paran de crecer los enanos …
Un saludo, Sr. Traver! 🙂
Me gustaMe gusta
[…] Padres aniñados […]
Me gustaMe gusta
Siempre lo repito tanto en el consultorio como en charlas serias: si los padres se vuelven amigos de sus hijos, los dejan huérfanos. La cercanía, la convivencia y la participación conjunta en juegos y demás actividades no tiene por qué invertir los roles. Por el contrario, los niños que carecen de límites, se sienten desprotegidos, necesitan saber y sentir que tras y junto a ellos hay personas capaces de cuidarlos.
Me gustaMe gusta
Buenas, HOY por casualidad descubro este post que veo escribiste hace unos años y me ha dado por reír con tu «me parece interesante indagar sobre el cambio del encuadre: pasar del despacho al domicilio de los clientes me parece una buena idea y es comparable a lo que hacen los etólogos en comparación con los zoólogos con sus especímenes enjaulados» porque, aunque a las familias a las que atiendo no se les ocurre compararme a la Nany de Cuatro, ese es en parte mi trabajo aunque a diferencia de su enfoque conductista, el mío tiene una perspectiva más psicoanalítica que se centra más en comprender el fondo que la forma para propiciar los cambios y dejar de ser «padres aniñados» para crecer como adultos. Pero si te sirve mi experiencia y mi evolución en este campo, te diré que los domicilios presenciales se están convirtiendo en domicilio virtuales y que la asistencia «in situ» cada vez más la realizo a través del messenger. Así que ya ves como va el Úber en eso de la maternidad jejejeeeeee…
Yolanda Salvatierra Ferrón
Me gustaMe gusta