El vínculo epistemofílico

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Esta pareja representa un vinculo epistemofílico, se trata de Jorge Luis Borges y Maria Kodama. ¿Cual cree que es el cemento que unía al genio con su jovencísima pareja? ¿El amor, el dinero, las ganas de medrar de ella, el sexo, los pectorales de Borges?

Quizá usted haya ya recurrido a la wikipedia para buscar esa palabreja que es en realidad un invento de W. Bion, un psicoanalista británico muy interesante y poco conocido.

Lo que ata a esta pareja es el deseo de saber. El deseo de saber de ella claro. Ella ama y él se deja querer.

Y es que hay gente que se enamora (filia) por la sabiduría, por el genio artístico o por cualquier clase de talento. Y cuando el que se enamora es una mujer heterosexual entonces pasan estas cosas, esta especie de milagro que hace que un hombre mayor comparta su vida intelectual -y también la otra- con una jovencita que aspira sobre todo a infiltrarse de divinidad. Pues eso es en última instancia el amor.

El amor es en realidad una pulsión, no un afecto o una emoción. Un sentimiento -si le queremos llamar así- o un psicopompo como Hermes o el mismo Eros en su versión griega, un ser (en realidad una entelequia) alada que atraviesa lo corpóreo y asoma su hocico al psíquismo hasta llegar a su objetivo. Nótese que el amor es profundamente anti-instintivo. ¿Pues que clase de instinto llevaría a una mujer fértil y joven a amar a un vejestorio como Borges?.

La pulsión tal y como comenté en este otro post ha de cumplir ciertos criterios para ser considerada como tal:

1.- Ha de sufrir una transformación desde lo instintivo. Vemos aquí como el instinto reproductivo (la fitness de los etólogos) ha sido suplantada por una sublimación: el saber de Borges, su literatura o su obra. No cabe duda de que esta primera condición se cumple a la perfección. Y no cabe duda de que en Maria Kodama hay una renuncia: algo tangible a cambio de algo intangible.

2.- Ha de añadir placer al placer aun infiltrándose de lo tanático pues los extremos siempre se tocan.

3.- La pulsión puede oponerse al instinto: lo inconveniente a lo conveniente.

4.- Ha de ser parcial: esto y sólo esto. Ha de ser así.

Recordemos ahora qué es la sublimación, al decir de Freud: La pulsión sexual -mejor dicho: las pulsiones sexuales, pues una indagación analítica enseña que está compuesta por muchas pulsiones parciales- es probablemente de más vigorosa plasmación en el hombre que en la mayoría de los animales superiores; en todo caso es más continua, puesto que ha superado casi por completo la periodicidad a que está ligada en los animales. Pone a disposición del trabajo cultural unos volúmenes de fuerza enormemente grandes, y esto sin ninguna duda se debe a la peculiaridad, que ella presenta con particular relieve, de poder desplazar su meta sin sufrir menoscabo esencial en cuanto a intensidad. A esta facultad de permutar la meta sexual originaria por otra, ya no sexual, pero psíquicamente emparentada con ella, se le llama la facultad para la sublimación.

Nótese la frase «emparentada con ella». Meta sexual es en la pareja convencional, las hipotecas, los gastos compartidos, los hijos y las broncas. Ese es el peaje que pagamos los humanos por ser tan sexuales, pero algunos tienen -tenemos- la facultad de sublimar, es decir transformar ese destino por otro relacionado con el saber . Y no hay nada más emparentado con lo sexual que el saber.

Es por eso que ahora existen los «sapiosexuales» que no conocen a Bion.

Obviamente la sapiosexualidad es una condición de las mujeres, los hombres estamos poco fascinados por la inteligencia femenina. No es que no nos interese como dicen las feministas es que nos fijamos más en otros atributos.

En realidad la sapiosexualidad es la fascinación por el saber de un hombre, no por su inteligencia tomada así en bruto como dicen aquí sino por un intangible que se llama carisma. Y el carisma es algo así como la capacidad de algunas personas para empoderar a otros a partir de su propia soberanía intelectual. Algo fascinante para las mujeres. Para las mujeres sapiosexuales que no son todas claro, sino una minoría. Observen ahora esta otra pareja. ¿Creen que ella es sapiosexual? ¿O una simple trepa?

 

Cuando-ellas-los-prefieren-viejitos-Carla-Bruni-y-Nicolas-Sarkozy

20 comentarios en “El vínculo epistemofílico

  1. Si atendemos a sus propias palabras, las de Bruni, estaríamos ante otro caso de mujer «sapiosexual»:

    «El flechazo «fue inmediato. No me esperaba alguien tan divertido, tan vivo. Su físico, su encanto, su inteligencia me sedujeron. Tiene cinco o seis cerebros increíblemente irrigados», explica Carla en un fragmento reproducido por el semanario «Le Point» y el diario «Le Parisien».

    … ¿?

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  2. Lo sé, y aunque me parece dudoso que dos personas tan manifiestamente «alfas» como parece ser este caso, se den acoplado sin «escornarse» por largo tiempo, sus palabras me parecen hablar más de «caída» ante el narcisismo-carisma de Sarkozy que de otra cosa. Y el poderoso aunque no tenga carisma propio rapidamente se le pinta . Otra cosa es que a otros y otras nos repatee ese tipo de «carisma» del que haca gala el pequeño emperador, mas lo significativo aquí es que ella se sintió atraída.

    Para referir sus «cinco o seis cerebros» pone el ejemplo (maravillada) de que su marido pudiera estar leyendo un libro y atendiendo por igual conversaciones que se desarrollaban a su alrededor. Este detalle me sugiere un cerebro hiperactivo e hipervigilante más que otra cosa pero me resulta muy curioso e interesante que para ella resulte una muestra de inteligencia otorgándole por ello no un cerebro sino cinco o seis!!!

    No creo que sea una trepa, es millonaria gracias a su carrera de modelo y a los contratos suculentos que sigue firmando como la última campaña de Bulgari. Que le gusta figurar, sí, que le gustan las fotos y la exposición continua y controlada más que a un tonto un lápiz, pues también. Espejos y espejitos.

    Si nos atenemos a su trayectoria sentimental siempre ha estado ligada a hombres demasiado «alfa», y sus parejas anteriores al pequeño napoleón fueron en este orden el filósofo Jean Paul Enthoven y seguidamente su hijo Raphael también filósofo con quien tuvo un hijo. Esto sí me parece más inquietante, estar con el padre y después con el hijo (y hacer abuelo al primero) que casarse con Sarkozy.

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  3. El vínculo entre el genio y la «jovencísima pareja», por parte de ella, no es otro sino el conjunto informe de cuanto sugieres, sumado a cuanto no sugieres: o sea: un TODO. La pareja primera, un ejemplo de los estadísticamente escasos en que se da esa «extraña concurrencia». La segunda pareja es mucho más corriente: las del poderoso -en lo económico, en lo político- y la «bella» -en su belleza estriba la «fuerza». A la primera pareja la ata, sí, «el deseo de saber. El deseo de saber de ella, claro». Pero esa clase de «amor» -el epistemofílico- no es, en todos los casos, antiinstintivo. Aún más: es, en lo profundo, puro instinto. El instinto que lleva a una mujer núbil -y a más joven sea, con más vigor- a amar a un genio -«vejestorio» o no tanto…- no es otro que el empuje (la «pulsión» en tu lenguaje) producido por el «genio de la especie»: esa entelequia metafísica que quiere nacer y patalea con vigor para lograrlo. Que se den o no las condiciones idóneas para que triunfe el «genio de la especie» es ya otra cosa. Y quizá la mayor dificultad que se le opone al «genio de la especie» para generar vida sea, en el primero de los casos, el egoísmo de ella, el de él o, lo más probable: el de ambos. Y sí: «no hay nada más emparentado con lo sexual que el saber». Podríamos dialogar sobre su porqué, aunque intuyo que no es necesario…, por evidente.

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  4. ¿Por qué te parece «inquietante» que la Bruni anduviese primero con el filósofo y luego con el hijo del filósofo, que convirtió a su padre en abuelo y a la Bruni en madre de su hijo?

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  5. Siguen juntos. En «petit comité» le gusta bromear con que es ella quien mantiene a Sarkozy según las conversaciones que les fueron grabadas y que han sido publicadas en la prensa hace unas semanas.

    Por otra parte, y rescatando el tema principal del post, la «coniunctio» que aquí se daría, la de Borges y María, no es nueva, estaría formada por una pareja en la que ambos responderían a los arquetipos, el Mago/Anciano Sabio y la Hetaira sagrada.

    La Hetaira, como todo arquetipo, posee dos polaridades extremas. En su aspecto más diáfano se emparenta casi con la «Pistis Sophia» y constituye la compañera indispensable del hombre, puesto que este transmite y vivencia el mundo a través de ella. Se trata de un estilo femenino que vuelca toda su calidez y sensualidad en la relación con el hombre. La Hetaira carece de interés maternal en la generación de una familia.

    El aspecto inferior de esta constelación, lo representa la mujer «femme fatale», una versión femenina de Peter Pan que sólo es capaz de mimetizarse con el deseo del otro, con tal de conseguir la aprobación de una figura masculina (estadio de Casandra), en quien reforzar su yo (hipertrofia del sí-mismo)

    En su polaridad más obscura, casi lindante con Lilith, utiliza sus encantos para transformarse en una femme fatale. Son las denominadas vampiresas (en una marcada alusión a las lamias).

    Yo percibo a Bruni, felina y depredadora, y ante personalidades depredadoras yo me inquieto, Sannio …

    «Dios está hasta en el tigre, pero no por ello debes abrazar al tigre».

    Ramakrishna.

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  6. Ocurrió en Madrid. Ocurrió. Estaban María Kodama y Borges esperando que alguien los recogiera para cenar. Siempre se alojaban en el mismo hotel, el Westin Palace, el Palace para ellos y para todos. A Borges le gustaban su Jardín de Invierno y su cúpula, donde decía que “veía colores”. Estando allí sentados, viendo colores, se acercó un chico que admiraba su obra. Era Mick Jagger, que también dormía en el hotel. Se arrodilló y le dijo:

    – Maestro, le admiro mucho. Leí toda su obra.

    Y Borges, que no podía verle la cara, ni los morritos, ni el cuerpo fibroso ni le identificó por la voz y preguntó: “¿Y usted quien és?” Se le arrodillaban muchos. Respondió el inglés: “Me llamo Mick Jagger”. Y Borges, que casi todo lo sabía, respondió: “Ah, Mick Jagger, de los Rolling Stones“. Jagger se sorprendió y le tuvo que decir: “Pero, maestro, ¿usted me conoce?”. Y Borges le aclaró: “Claro, conozco lo que hace gracias a María, que fue quien me permitió descubrirlo”.

    Esta conversación tuvo lugar. Fue real. No hay fotografías de este encuentro, ni micrófonos. Lo ha contado María Kodama y ahora está registrado en un precioso libro titulado ‘De Madrid al Palace’ que ha editado el Westin Palace con motivo de su centenario.

    *»Mick Jagger fue pareja de Carla Bruni. Jagger gustaba de fijarse en las parejas de sus amigos para convertirlas en sus nuevas conquistas. Fue el caso de Eric Clapton que en el 1991 salía con la entonces modelo, de 23 años, Carla Bruni».

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  7. Pues porque es una relación incestuosa seriada o sucesiva. El tabó del incesto alcanza al hijo del filosofo aunque no sea suyo, lo es politicamente por asi decir. Se trata de una transgresión del tabú bien cogido por los pelos.

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  8. Sí, yo también pensé en la palabra «incesto» pero no sabía formular la idea pues al no ser consanguíneos. no sabía cómo enlazarlo. Gracias, Paco, me quedo con eso de incesto «seriado o sucesivo».

    Acerca de la perdición … es lo que conllevan lo que yo llamo «los hijos de la niebla», con ellos sucede como un «caer», como si se abriera con ellos y ante nosotros un abismo de hondos ecos y profundísimo «tirón». Subrayo el efecto que provoca la perdición: Fas-ci-na-ción …

    «A veces nos sentimos “fascinados”, atraídos, impresionados, tocados (touché en francés) al enterarnos del origen de una palabra, como si al correr la cortina observáramos lo que había detrás o sepultado en el fondo del valle. Esa es la fuerza de la etimología de las palabras, cuyo conocimiento nos aporta una información básica sobre la que se asienta su significado ampliado posteriormente.
    Pues bien “fascinar”, según el Diccionario de la Real Academia Española, deriva del latín “fascinare” y tiene tres acepciones: 1. Engañar, alucinar, ofuscar. / 2. Atraer irresistiblemente. / 3. Hacer mal de ojo.
    “Fascinare” en latín significa: causar o producir mal de ojo, maleficiar, encantar, hechizar. Para Plinio los “fascinantes” son los hechiceros. “Fascinatio” es la acción de fascinar, de hechizar, la fascinación, encantamiento, hechizo, encanto.

    Pues bien, “fascinare” es un verbo de acción formado a partir de la palabra “fascinum o fascinus” que significa “encanto, maleficio, hechizo”. El término latino se correspondería con el griego βάσκανον “baskanon”, según Aulo Gelio 16, 12,4:

    βάσκανον “baskanon significa fascinador, hechicero, envidioso, fisgón, calumniador, malicioso.

    Pero también significa miembro viril, falo, aunque los latinos tienen otro término (entre otros muchos de sentido figurado o metafórico de los que quizás en otra ocasión trataré) para designar al falo, pene o miembro viril: mentula, por lo que “fascinus” parece referirse más bien al miembro en erección.

    Así lo emplea Horacio en Epodos, 8, 15-20
    quid? quod libelli Stoici inter Sericos
    iacere puluillos amant,
    inlitterati num minus nerui rigent
    minusue languet fascinum?
    quod ut superbo prouoces ab inguine,
    ore adlaborandum est tibi.
    ¿Y qué? Porque a los libritos de los estoicos
    les guste descansar sobre cojines de seda,
    ¿acaso los músculos de los iletrados tienen menos vigor
    o su miembro es menos lánguido?
    Si lo quieres hacer salir desde mi orgullosa ingle,
    me lo tienes que trabajar con la boca.

    Porfirio en su “Ad Horatii epodon 8,18” explica por qué Horacio empleo este término:“puso “fascinum” en lugar de parte viril porque se suele colocar la deformidad del miembro junto a las cosas que nos pueden fascinar”
    “fascinum pro virili parte posuit, quoniam praefascinandis rebus haec membri deformitas apponi solet”

    Fascinante, no?

    🙂

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  9. «Escudriñad la lengua, porque la lengua lleva, a

    presión de atmósferas seculares, el sedimento de

    los siglos, el más rico aluvión del espíritu colectivo;

    escudriñad la lengua.»

    Unamuno.

    ENGATUSAR, 1732. En este vocablo del habla actual vinieron a confundirse los antinguos encantusar ídem, hacia 1534 (derivado de encantar ‘engañar con brujerías’), engatar ‘engañar con arrumacos’, 1601 (derivado de gato) y engaratusar ‘engañar con halagos’, 1732, derivado de garatusa ‘carantoña’ (‘máscara fea de cartón’ y en plural ‘halagos y caricias’), 1509, que parece haberse tomado del occitano antiguo gratuza ‘almohaza’ (derivado de gratar ‘rascar’). Engatusar parece resultar de engaratusar bajo el influjo de engatar.

    ENGATUSAR es una curiosa palabra: en primer lugar, se usa en lenguaje coloquial con el doble significado de «ganarse a uno con halagos y arrumacos», y también de «engañar con buenas palabras o bonitas apariencias»; luego, en su formación han entrado varios términos diferentes,pues se han confundido en ella
    encantusar (de encantar,pero con un matiz despectivo):engañar con encantos;
    engatar (derivado de gato): engañar con arrumacos, y engaratusar (de garatusa: halago, caricia interesada): engañar con halagos y carantoñas.

    Así puede decirse que engatusar es precisamente lo que hacen los gatos,que nos
    encantan con garatusas para ganarse nuestras atenciones y aun nuestro cariño, pero sin dejarse ganar ellos, o al menos mostrándonos una actitud distante e independiente.

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  10. LO QUE YO NECESITO URGENTEMENTE
    es una María Kodama
    que se haga cargo de la biblioteca
    alguien que quiera fotografiarse conmigo para pasar a la posteridad
    una mujer de sexo femenino sueño dorado de todo gran creador
    es decir una rubia despampanante que no le tenga asco a las arrugas en lo posible de primera mano cero kilómetro para ser + preciso
    o en su defecto una mulata de fuego no sé si me explico:
    honor y gloria a los veteranos del 69! con una viuda joven en el horizonte el tiempo no transcurre
    ¡se resolvieron todos los problemas!
    el ataúd se ve color de rosa
    hasta los dolores de guata
    provocados x los académicos de Estocolmo desaparecen como x encanto

    Nicanor Parra

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